Bachiller XXI - Tocado y ¿hundido?

Alberto a recibido algo en su movil, algo que ha hecho que Oscar sienta un miedo atroz

Hola a todos, me habría gustado poder subir antes este capítulo, pero me ha sido al final imposible, aunque bueno, tampoco ha sido mucho la espera.

En este se acaban estos tres capítulos tan tensos, y este en concreto tiene un final más cerrado, cosa que necesito ya que los siguientes quiero darles un buen repaso antes de publicarlo.

He visto que en el ultimo capitulo, Oscar ha salido mal parado, el pobre es tonto no lo negare, pero bueno, la verdad que la situación en la que esta ha sido muy complicada, y la absenta, es una mala opción, espero que en los próximos capítulos que se irá sabiendo mas su imagen mejore.

Y como siempre, muchísimas gracias a todos por vuestros comentarios, vuestras valoraciones, vuestros mails, y por dedicar vuestro tiempo a leer esta historia.


Alberto

-          ¡¡¡OSCAR!!!  ¿Qué-coño-es-esto?

El mensaje era desde un número privado. Al abrirlo se empezaba a reproducir un video, un video en el que salía Oscar ¡¡¡¡¡¡FOLLÁNDOSE A OTRO TIO!!!!!! No se ve quien es, el video estaba recortado pero a Oscar se le reconoce perfectamente, y no es un video antiguo, allí se aprecia el tatuaje que se hizo este verano.

Podría llegar a pensar que fuera un montaje mal intencionado, pero cuando se lo enseñe, su cara lo dijo todo, y las lagrimas que empezaron a aflorar en sus ojos fueron muestra suficiente para saber que era autentico.

-          ¿¿¿¿¿Qué pasa????? No vas a contestar.

Notaba mi sangre hervir y una rabia que crecía dentro de mí, Oscar, mi Oscar follando con otro tío.

-          Lo… sie…ento – balbuceo-

-          ¿¿¿¿Que lo sientes???? ¿¡¿¡¿¡QUE LO SIENTES!?!?!?

-          Siiiii, lo siento, lo siento, lo siento, no sabía lo que haciaaaaa

-          Pues perdona que te diga guapo, pero en el video se ve que controlas muy bien lo que estás haciendo.

-          Noooooo, no, no, no, yo estaba muy borracho no sabía lo que hacía, estaba totalmente ido, la absenta me….

-          ¿¿COMOOO?? ¿Así que es de este fin de semana? jodeer chaval, no pierdes una, me bajo un fin de semana y tardas en ir corriendo a follarte a otro.

Empecé a vestirme, quería salir de allí, me estaba ahogando en ese sitio, no quería ver a Oscar, no podía creer lo que había hecho, me dolía, me dolía como si fueran mil puñales, pensé que algo dentro de mi iba a estallar, apreté los dientes, para no echarme a llorar.

-          Eso noooo… no es así – Oscar estaba poniéndose histérico – no, yo estaba muy mal, esa mierda me volvió loco….

-          Y que ibas a hacer, callártelo ¿¿¿¿no???? claro el gilipollas de Alberto no se entera de nada, como es imbécil, se le puede poner los cuernos sin problema, cada fin de semana si quieres.

-          Noooo, eso no es cierto… yo nunca te hariaaaa esto… yo te quiero – se acerco para abrazarme, pero le agarre por las muñecas y lo separe, en ese momento no quería que me tocara-

-          Pues tienes una forma muy extraña de demostrarlo, yo… - no pude aguantar y más me puse a llorar- yo nunca le habría hecho esto a alguien a quien se supone que quiero tanto.

-          Lo seeee, lo sé mi amor, ni yo, fue un error, el peor de mi vida – intento agarrarme de nuevo la cara, no lo retuve, simplemente me aparte – déjame demostrarte que te quiero, pídeme lo que quieras.

-          No quiero nada, ahora no, de verdad Oscar, esto… esto – mi rabia se iba mutando en dolor, solo dolor- joder, Oscar, estábamos genial,  como… ¡¡¡ mierda !!! como has podido hacerme esto.

-          Lo siento, lo siento con toda mi alma, yo… esa cosa, esa cosa asquerosa, la absenta esa de mierda me nublo totalmente la cabeza y yo solo quería hablar con él, pero mi mente…

Espera ¿Cómo ha dicho? ¿Qué quería hablar con él? un escalofrió recorrió todo mi cuerpo, no por favor, eso no, con él no.

-          Oscar – señale el móvil aun con el puto video reproduciéndose –  Dime, ¿Quién es este tío?

No dijo nada, pero en su cara se dibujo una mueca de miedo, casi de pánico, mientras que la rabia volvía, volvía de una forma como yo jamás había sentido en toda mi vida.

-          Oscar – dije mirándole directamente a los ojos - dime que no es él, por lo que más quieras, dime que no es el

No dijo nada, solo bajo la cabeza, sin dejar de llorar

-          ¡¡¡¡OSCAR!!!! MIRAME A LA CARA Y DIME QUE NO ES ÉL

Levanto la cabeza, las lágrimas caían sin parar por su cara

-          No puedo

-          ¡¡¡¡¡¡¡JODER!!!!!!!

Cogí el móvil y lo estrelle con todas mis fuerzas contra la pared, haciéndolo saltar en mil pedazos, mi rabia había estallado como un volcán, me gire para salir de allí.

-          Alberto no te vayas, por favor – me agarro del brazo –

-          ¡¡¡¡¡NO ME TOQUES!!!!! ¡¡¡¡¡NO VUELVAS A TOCARME EN LA PUTA VIDA!!!!!!

Salí de allí con una rabia incontrolable, una rabia que me cegaba, cuando me di cuenta estaba sentado en el suelo de mi habitación, con ambos nudillos ensangrentados, de haber golpeado el suelo.

Isaac, me lo advirtió me dijo que habría guerra, lo odiaba, deseaba matarlo, me jure que esto no quedaría así, aunque sé que partirnos de nuevo la cara no serviría de nada, pero se lo haría pagar, sin embargo lo que me dolía de verdad era lo que había hecho Oscar. Aunque Isaac y yo nos diéramos de ostias hasta matarnos,  eso no cambiaria que Oscar se lo hubiera follado.

Oscar, maldita sea.

Solo pensar en él, hacia que me ardiera la sangre de una forma mucho peor que cuando pensaba en Isaac, ahora mismo le odiaba, le odiaba con toda mi alma, por el daño que me había hecho, por haberme traicionado de esta manera. Volví a golpear el suelo con los nudillos, se despellejaron más y salió un poco de sangre, pero ya no sentía nada.

Dicen que del odio al amor hay un paso, pero del amor al odio también.

Oscar

No puedo creerlo, no puedo creerlo, lo he perdido, lo he perdido en un momento, solo hace unos minutos estaba en el cielo abrazado a él, recibiendo sus besos y ahora estaba solo, completamente solo.

Lo peor fueron sus últimas palabras, destilaban un odio, un odio envenenado, que jamás le había visto, solo sentía desprecio y odio hacia mí. Diooos, esa mirada que me echo... se me clavaba como mil espadas al rojo.

Isaac, maldito hijo de mil putas, no sé como lo hare, puede que tarde mil años pero lo matare, juro por lo más sagrado que lo matare.

Las lágrimas seguían rodando por mi cara, no había dejado de llorar desde que todo esto empezó, he había llevado los índices a la boca y me mordía compulsivamente los nudillos de ambos dedos.

No tengo ni idea de cuánto tiempo había pasado, cuando se abrió la puerta del baño, era Germán, había usado la llave que tenia para emergencias. Le veía y no lo veía, estaba como en shock, solo era yo y mis sombríos pensamiento, lo que había hecho, lo que había pasado y las últimas palabras de Alberto.

Germán cerró la puerta y se acerco a mí. Ohh Germán, mira que me advertiste, mira que me lo dijiste, siempre has sido más listo que yo en estas cosas, bueno en todo en realidad, y yo ¿qué he hecho?, despreciarte y enfadarme contigo, merezco tus reproches.

Se agacho, me agarro fuertemente las manos y me saco los índices de la boca, en ambos había sangre de tanto morderme. Me bajo las manos, me dio un abrazo y apoye mi cabeza sobre su hombro. Yo seguía llorando, pero se agradece que sea sobre un hombro amigo, coloco su mano sobre mi cabeza y me acuno, haciéndome sentir algo mejor, me recordó a mi madre cuando de niño me abrazaba si tenía miedo y ahora, tenía tanto miedo.

Se separo de mí, y me miro a los ojos.

-          Tomate esto Oscar – me enseño dos pastillas – no te preocupes, es un concentrado de valeriana, te ayudara a relajarte.

Me tome mansamente  las pastillas y bebí un poco de agua. Germán me llevo a la cama, me puso el pijama y me acostó, luego se tumbo a mi lado y me abrazo. Me pasaba sus manos por el pelo suavemente y tarareaba una nana, poco a poco me fui durmiendo.

-          Tranquilo Oscar, estoy aquí, sabes que siempre estaré aquí para ayudarte.

Germán

Isaac de Meren: llámese a una enfermedad virulenta y asquerosa, que emponzoña todo lo que toca, aprovechándose de organismos estúpidos e ingenuos como por ejemplo Oscar Antúnez.

Sabía que esto iba a acabar así. Había llegado pronto a la habitación, no serian ni las 23:30, estaba tumbado un rato leyendo cuando empecé a oír los gritos en la habitación de Oscar, me acerque para oír, escuche trozos sueltos pero no había duda de que hablaban, pude entender la palabra video, y eso me hizo entender completamente el enfado tan sumamente grande de Alberto.

El cabrón de Isaac lo había gravado y le había mandado un video a Alberto. En ese momento habría arrancado la piel a tiras a ese grandísimo hijo de puta.

Sentí un fuerte golpe contra la pared, y oí como Alberto se iba de la habitación. Espere unos minutos, fui a por la llave que guardo para emergencia, y esta sin duda lo era. Oscar estaba en shock nervioso, me hice cargo de él, le di unos relajantes, lo metí en la cama y me acosté con él, hasta que se durmió.

Eran las 7 de la mañana cuando me desperté, Oscar por suerte seguía dormido. Tenía que hacer algo, la noche anterior había dado muchas vueltas a la cabeza antes de dormirme, y sabia que debía hacer, pero después de cómo vi a Oscar, me daba miedo dejarlo solo.

Me vestí y fui a la habitación de Dani, tuve que llamar un buen rato para que me abriera, se que estaba dormido pero necesitaba su ayuda, le dije que viniera a mi habitación. Estuve hablando con él y le conté lo que paso. Joder, no esperaba ese derrumbe por su parte. Se volvió a culpar de todo, de que sin él, esto no hubiera pasado. Tuve que pedirle que se tranquilizara, cuando lo logre le dije que se quedara con Oscar.

Salí de la habitación, había otra persona que necesitaba ayuda, por mucho que fuera más fuerte que Oscar, le habían metido un palazo.

Llegue y llame a la puerta de Alberto, nada, seguí llamando, nada, iba llamar al móvil, cuando… mierda, si es que soy tonto, si lo reventó anoche. Llame más fuerte.

-          Alberto abre, soy Germán.

Por fin se oyó algo y se abrió un poco, la puerta

-          ¿Qué quieres?

-          Hablar contigo Alberto

-          No quiero hablar con nadie – intento cerrar la puerta, pero puse mi pie para evitarlo.

-          Por favor Alberto -use el tono más suave que pude- solo quiero ayudarte, sabes que puedes confiar en mí.

Finalmente se abrió la puerta, para que entrara.

La habitación estaba en penumbra, pero aun permitía ver, bufff, la cara de Alberto era un poema, sus ojos estaban rojos, rojísimos y con unas grandes ojeras, creo que se había pasado la noche llorando, llevaba aun la ropa puesta, y jodeeeer.

-          ¡¡¡Pero que te has hecho en las manos!!!

Alberto se miro las manos como si tal cosa, llevaba los nudillos despellejados, con sangre y algo hinchado, estaba claro que había estado golpeando con ellos.

-          Ven conmigo

Lo lleve al baño, llene el lavabo de agua fría, le obligue a meter las manos en el agua.

-          Donde tienes el botiquín o algo para curarte esto.

-          En el segundo cajón del armario.

Salí y subí las persianas, ufff, vi unas pequeñas marcas de sangre en el suelo, seguramente en donde había golpeado. Saque el botiquín. Traje a Alberto a la cama para que se sentara, saque algodón y alcohol y empecé a limpiarle las heridas. Dios mío, excepto los pulgares, no se salvaba ni un dedo. Cuando ya estaban limpios, empecé a vendárselos.

-          Muchas gracias Germán, eres muy bueno.

-          Soy tu amigo, ¿cómo puedes creer que te voy a dejar en un momento así?

-          ¿Ya te has enterado?

-          Estaba en la habitación, escuche casi todo.

Alberto empezó a llorar, apoyo su cabeza contra mi hombro, deje que se desahogara un rato, cuando paró un poco, le agarre por las mejillas.

-          Venga Albertillo, que siempre hay luz al final del túnel, además hay que acabar de vendar esto o acabaras teniendo que comer sopa con pajita.

Logro que esbozara una tímida sonrisa, por favor, no me extraña que Oscar se enamorara de él que guapo es el condenado, hasta con lagrimas en los ojos, parece que cualquier añadido lo mejora, de verdad, no entiendo como Oscar ha hecho esto, bueno si lo sé, Isaac.

Seguí con el vendaje.

-          Germán, tú lo sabías ¿verdad?

-          Si, lo sabía, pero… pero no era yo quien tenía que decírtelo.

-          Cuéntamelo por favor

-          No puedo, yo no estaba allí, te lo tendrán que contar las personas que estaban allí, pero te puedo decir, quién fue el autor de todo esto, aunque creo que ya lo sabes.

No dijo nada, una de las mejoras cosas de Alberto es que de normal era muy lógico y entendía las posiciones de los otros, y las respetaba.

-          Ya esta, ahora quiero que me prometas una cosa, que no vuelvas a hacer esto, tú no eres así Alberto y lo sabes.

-          Germán… estoy… estoy muy mal

Volvió a llorar y me abrazo, joder, el llanto de Alberto me dolía más que el de Oscar, será la falta de costumbre, o el sentirlo la victima de algo que él no ha tenido nada que ver.

-          Ehhhh, vamos, vamos, no puedes derrumbarte, tu eres un tío muy fuerte, no puedes permitirte estar así.

-          Todo se ha venido abajo.

-          Eso lo ves ahora, pero sabes que el tiempo todo lo cura.

-          Oscar era mi mundo y ahora todo se hecho trizas.

-          No, eso es lo ves ahora, pero las cosas siguen ahí, solo has recibido un fuerte golpe y ahora has de curar las heridas, y cuando lo hagas las cosas se verán de otro modo.

-          No, no se verán, amaba a Oscar con toda mi alma, ahora solo siento… siento por el odio y asco.

-          El dolor nubla las cosas y hace que veamos todo de forma torcida, no te puedo decir como acabara esto, pero no será odiando, creo conocerte y el odio no está en tu naturaleza, créeme soy muy perspicaz.

-          Demasiado – esbozo una pequeña sonrisa-

-          Ves así mejor, ahora lo que necesitas es dormir.

-          Si, será lo mejor pero…. –alzo las manos vendadas – me vas a tener que ayudar.

Le ayude a desvestirse, y a ponerse el pijama, intentaba mantener la mente en blanco, pero ufff, yo nunca había visto el cuerpo de Alberto tan en detalle, estaba claro que debía ser el sueño de todo escultor griego, este chico era perfecto por dentro y por fuera. Pero en ese momento sentí una punzada de dolor, mientras le ayudaba a abrocharse los botones, no solo entendía a Oscar, sino también a Dani, el que se hubiera enamorado de él, como podía yo pretender competir contra Alberto, era ridículo.

Finalmente ya vestido se metió en la cama, baje las persianas, y la habitación se quedo casi a oscuras.

-          Germán, ¿te puedes quedar conmigo hasta que me quede dormido?

Me senté en el borde de la cama

-          Claro que si, y esta tarde me pasare, y si quieres te traeré la comida.

-          De verdad, vales tu peso en oro, Germán

Cerró los ojos mientras le acariciaba la frente, para tranquilizarlo.

-          Germán – el sueño le vencía – no soy ciego y se quien es el culpable de todo esto y se lo voy a hacer pagar, pero no puedo evitar odiar a Oscar por haber ayudado a ello, y por romperme el corazón.

Cuando se quedo dormido, me fui silenciosamente de la habitación.

No volví a mi cuarto ni al de Oscar, salí corriendo hasta el jardín y me senté en un banco, necesitaba tomar el aire y relajar mis nervios, que con todo esto se habían crispado. Las cosas pintaban mal, Oscar, por los suelos, Alberto igual, Dani con su desproporcionado complejo de culpabilidad, y  para rematar yo mismo, me sumo este sentimiento de desigual comparación con Alberto. Madre mía, lo difícil que iban a ser las cosas, y encima ahora Dani y Alberto, se tendrían mutuamente para animarse mutuamente. Uffff, lleve mis manos a la cara

-          Cualquiera de los resultados a los que lleve esto hará que alguien sufra irremediablemente – me dije a mi mismo -

Y por último el ingrediente final, Isaac, había dado muchas vueltas y me he dado cuenta de una cosa, esto ha sido un ataque brutal, pero el objetivo no era Oscar, si no el instrumento, el objetivo es Alberto, si no ¿Por qué no ha usado el video para retener y chantajear a Oscar? No, quería hacer daño a Alberto y sabiendo que no puede un ataque frontal, se aprovecha de las personas débiles que lo rodean. Isaac, siempre he sabido que era extremadamente listo, pero si es capaz de romper una pareja que se quiere tanto, y por dos veces, y llegando a usar armas como esta última, ¿que será capaz de hacer? Por primera vez tuve realmente miedo de él.

Isaac

Otro entrenamiento, otra mierda de entrenamiento, a este paso la liga va a ser un desastre. El entrenador se ha pasado hablando conmigo, más de tres cuartos de hora tras los entrenamientos para ver que podíamos hacer para mejorar la temporada y la verdad, que no hemos sacado nada en claro.

Pero hoy, no hay nada que pueda estropearme el lunes, no después de haber visto la cara de Oscar esta mañana, pero sobretodo al ver la de Alberto, estaba totalmente destrozado, le había dado un golpe demoledor ¿Es posible que ya haya ganado?, no creí que fuera tan fácil, pero si ya he ganado, aaaaaaaa, la de cosas que tenia pensadas para disfrutar de mi victoria.

Me fui a dar una ducha. Mientras el agua recorría mi cuerpo vinieron a mi mente imágenes de lo del sábado con Oscar, ufff aun me ponía cachondo solo de pensarlo, la verdad que fue increíble. Mi polla empezó a ponerse dura de pensarlo. Era muy poco probable que alguien viniera a estas horas, así que empecé a pajearme lentamente, disfrutando el momento, recordando cuando Oscar me follaba con esa furia animal, aun no me puedo creer que disfrutara tanto.

Apoyaba la mano izquierda en la pared, me pajeaba con la derecha mientras el agua caída por mi cuerpo, la paja estaba siendo intensa, como el polvo de esa noche, retire la mano de la pared y la lleve a mis pezones y los comencé a pellizcar, haciendo aumentar el placer que sentía, sin embargo poco a poco los recuerdos de esa noche empezaron a esfumarse y mi imaginación empezó a volar… verde… unos ojos verdes… y un cuerpo desconocido para mi, algo que a medida que pasaba el tiempo, deseaba más conocer y poseer, tenerlo a mi merced de rodillas, y el primer paso estaba dado, mío, solo mío.

Con esas fantasías impregnando mi mente, no aguante mas y me corrí como un semental, soltando lefa sobre la pared de las duchas, mientras yo no dejaba de jadear, uffff, que bien, si esto son solo pajas, no me quiero imaginar… buaaaaaa.

Salí de la ducha, totalmente relajado, me seque y me empecé a vestir, ya me había puesto los vaqueros y las deportivas cuando abrieron la puerta, me sorprendí, aunque bien pensado era de esperar y no negare que me encanto verlo. Fue mirarle a los ojos un segundo, para saber que aun no estaba derrotado y saber lo que venía a continuación.

-          ¿Que se le ofrece al señor?

-          Te-dije-que-no-te-acercaras-a-Oscar

Destilaba rabia en cada una de sus palabras, sus ojos lanzaban destellos de odio, me fije que tenía los dedos vendados, pero eso no impedía que apretara los puños

-          Tampoco se puede decir que él pusiera muchas pegas.

-          Tuuuu, esto no ha sido una casualidad, lo has tramado todo, para joderme, solo para eso.

-          ¿Yoooo? ¿pero no has visto el video? Si tu muñeco estaba totalmente entregado, tal vez es que no le das lo que necesita.

Esto le hizo estallar. Vino hacia mí con la cara llena de odio, directo a darme un puñetazo en la cara, lo esquive, pero cuando fui a agarrar su brazo para reducirlo, lo aparto, ¡¡¡Mierda!!! Se aprovecharme de cuando la gente pierde el control, poro aunque esta cabreado, no va a ciegas, intento golpearle en la cara, pero lo esquiva, joder es rápido.

Gire sobre mí mismo y salte, ahora había dos bancas entre él y yo

-          ¿¿¿CREES QUE ASI VAS A LOGRAR ALGO VAN BUREN???

-          NOOOO, PERO ME SENTIRE MEJOR CUANDO TE HABRA LA CABEZA

Empujo las dos bancas con la pierna, salte a tiempo y menos mal, si no me destrozaba las  espinillas. Ahora estaba sobre las bancas, e intente aprovecharme de mi mejor posición y darle una patada en el hombro, ¡¡¡Cabrón!!! Además de rápido es ágil, lo logro evitarla agachándose, así que me lance contra su espalda y me agarre de su cuello, pero no caía, era increíblemente fuerte, el condenado.

Se lanzo para atrás y me empotro contra la pared, note como todo el aire de mis pulmones salía de golpe, y tuve que soltarlo, se separo de mi y se giro para estar cara a cara, se preparaba volver a atacar, si era lo que quería, era lo que tendría, venia hacia mí apretando el puño derecho y yo fui hacia él, alzando el mío.

PLAAAAAAAAAF

Note un terrible dolor en el estomago, un dolor tremendo, casi me hace vomitar, salí hacia atrás, hasta golpearme de nuevo contra la pared, las piernas no me lograban sostener y acabe sentado en el suelo. Sin embargo Alberto tampoco había salido indemne, le había golpeado en toda la cara y sangraba por la boca, y estaba también en el suelo apoyado en la pared lateral a la mía.

Ninguno de los dos teníamos intención de seguir, si no simplemente recuperar el aliento, pero su cara seguía lanzando odio hacia mí.

-          Con… esto… - poco a poco recuperaba el aire pero me dolía horrores – no conseguirás… nada… somos parejos… en fuerza… y… y… no me da miedo pelear, si… crees que así me detendras, estas muy muy… equivocado.

Escupió sangre al suelo, mientras se iba incorporando, no sabía si volvería a cargar a sí que me fui incorporando también.

-          Algún día Isaac… algún día te hare pagar todo esto, te lo juro, acabaras llorando sangre por esto.

-          Para eso tendrás que vencerme, y no podrás… porque no tienes formas de atacarme y lo sabes, más que de esta manera así no me… derrotaras, por lo que el único resultado es que yo acabe venciendote.

-          Eso jamás ocurrirá, me oyes, JAMAS.

-          Jajajaja, acabaras viniendo a mí de rodillas y suplicando que pare.

-          No lo lograras, y te aseguro que esto me lo pagaras.

Cogió la puerta y se fue, tras esperar un poco y comprobar que no iba a volver, volví a sentarme, uffff, que animal, pero eso no hace más que esta lucha me atraiga mas, es un espécimen increíble y un premio tan bueno me hace ansiar la victoria de una manera, casi obsesiva.

Veía el golpe de mi abdomen, se me acabaría poniendo morado, lo toque, y una sensación de dolor recorrió mi cuerpo, pero a su vez sentía una especie de extraño placer, porque me recordaba la lucha con Alberto, lo fuerte que era, lo guapo que era, que cuando lo derrotara lo tendría a mis pies, ufffff, note como mi polla se empezaba a endurecer solo con pensar en ese momento, creo que esta noche me tendría que volver a tocar.

Oscar

El domingo fui como un zombi, de hecho no recuerdo apenas ese día. Solo que al despertarme estaba con Dani, pero el también estaba como ido, y la verdad sus tonterías, hoy me importaban poco. También estuve un rato Germán que me trajo algo de comer pero no tenía hambre, la mayor parte del tiempo estuve en una especie de estado catatónico, metido en la cama, y solo pensando en que había perdido a Alberto.

Pero el lunes sería peor, por un lado quería que llegara, para poder ocupar mi cabeza en otras cosas, pero sabía que tendría que ver a Alberto de nuevo, algo que me daba un miedo atroz, no me atrevía a mirarlo a la cara.

Llegue pronto a clase, pase de desayunar, y fui directamente, y espere a que llegara Alberto, nos sentábamos juntos y pensé que de esa manera podría intentar hablar, pero Germán tiene razón, soy tonto. Llego con Dani, me miro un segundo, no con su mirada tierna o dulce de siempre, ni siquiera era de indiferencia, era de claro resentimiento, de... de asco, bien pensado era lo que me merecía.  No se sentó donde siempre. Nosotros nos sentábamos en la última fila, ahora se sentó en la fila de delante pero en el lado contrario donde estaba yo.

Dani se acerco a mi me hizo una caricia en la cabeza y me susurro al oído que tuviera paciencia, que todo se arreglaría.

No me entere de nada de la clase, solo me centraba en Alberto al que no deje de mirarlo en toda la mañana, vi sus dedos vendados, me sentía la persona más monstruosa del mundo y tuve que hacer acopio de todas mis fueras para no llorar en clase. En todo este rato, él ni siquiera se giro, cuando acabo las clases, salió sin mirarme.

En las comidas se sentaba lo mas lejos de mí, Dani se sentaba normalmente, con él y Germán conmigo, pero también se turnaban, menudo mareo les estábamos dando a los dos.

Al día siguiente cuando entro en clase lo vi con la mejilla hinchada, y supuse lo que había pasado y quien fue el autor, habría ido a hablarle, pero cuando me levante para acercarme, salió a toda prisa y no me atreví a seguirlo.

Así fue pasando la peor semana de mi vida, torturándome por las mañanas en clase, viendo a Alberto, y torturándome por las tardes yo mismo en mi habitación pensando en él, hasta que el jueves no pude mas.

Me acerque en el momento del descanso a hablar con él mientras recogía las cosas

-          Alberto, podemos hablar.

Ni contesto, ni me miro

-          Por favor, Alberto, por favor – mi voz se estaba quebrando – no me ignores así por favor.

Puse mi mano en su hombro, se giro y me miro con una mirada, no, ese no era Alberto, el no tenía esa mirada llena de odio.

-          Te dije que no volvieras a tocarme.

Se separo de mí, y salió rápido de clase, dejándome allí solo,

Yo empecé a llorar, saque un pañuelo para enjugarme las lágrimas, no quería que nadie me viera. Así no podía ir al resto de clases

Iba a ir a hablar con mi tutor, para pedirle permiso, cuando lo vi, estaba entrando en un baño y le seguí,  presa de una terrible rabia, una vez dentro ni me pare a ver si había alguien más, cerré mi puño y con toda mi fuerza concentrada allí, lo estampe contra la cara de Isaac, este trastabillo y se tuvo que apoyar en un lavabo, para no caer.

Yo respiraba entrecortadamente, y me dolía la mano, nunca había dado un puñetazo en mi vida. Isaac me miro aturdido, con un poco de sangre que le caía desde el labio. Pensé que me atacaría, que me haría pedazos aunque me daba igual, pero me equivoque, enseguida una sonrisa se dibujo en su rostro, no su sonrisa de los últimos días, si no la de siempre, esa sonrisa de suficiencia.

-          Buen golpe enano, entiendo que no te gusto el video.

-          ¿Cómo pudiste ser tan HIJO DE PUTA? ¿COMO?

-          No te lo tomes a mal, no es algo personal, solo me eras de utilidad, nada más.

Se miraba al labio en el espejo, le salía sangre, yo seguía llorando, de dolor y de rabia.

-          Y no te preocupes por esto, no habrá consecuencias, he tenido muchos de estos, son símbolo de impotencia, de derrota, es lo único que puede hacer alguien que se ha venido abajo – enfilo hacia la puerta- porque eso es lo que tu estas, hundido y solo.

Salió y me quede allí, casi hubiera preferido que me golpeara, como siempre la lengua de Isaac era más afilada que sus muños. Caí de rodillas presa de un ataque de llanto.