Bachiller XX - El hada verde

Oscar lleva una borrachera como nunca, se le va la cabeza, y justo en ese momento aparece Isaac

Buenas a todos, siento no haber traído esta parte antes, se que deje el capitulo anterior un poco en el aire, pero aquí llega el desenlace, aunque más bien es un punto medio, el anterior y el siguiente forman digamos una unidad, por lo que ya que mañana es Sábado lo subiré lo antes que pueda.

Y como siempre, muchas gracias a todos los que leéis mi historia, a todos lo que comentáis, valoráis y me mandáis mail. Muchas gracias a todos.


Oscar

Isaac se acercaba a nosotros con paso tranquilo, con esa sonrisa que lucía últimamente.

-          Gueeee haces aquiii, monton de… mierda – dijo Dani –

-          No estoy hablando contigo quiero hablar con Oscar.

-          Oscar no guiere ha...hablar conti...go, vamos Oscar

-          ¿Pero qué es esto? ¿todos decidís con quien tiene que hablar?

-          Ya le jodiste bastante, no e…

-          Baaaaasta – grite- soo…soy mayorcito, greo que… que sé si tengo...con guien hablar.

-          Gracias Oscar –dijo Isaac –

-          No me dees naaa, no gue...ro de ti ni las gaaacias..

-          Por favor Oscar, podemos hablarlo a solas

Le mire a los ojos aunque no lograba enfocar bien, le notaba diferente, además cuando me habla su cara parece compungida, ¿es posible que se haya arrepentido? La verdad es que no pierdo nada, ya no tengo miedo de Isaac como antes, no hay nada que me pueda hacer, y… siento curiosidad.

-          Dani, dejaaame un momento, moemeto pequeño, ahogaaa… voy

Dani, le dirigió una mirada de odio desproporcionado a Isaac, hasta con mi megaborrachera de absenta lo note. Se acerco a mi oído.

-          Por favo no te guedes con él, por favor – miraba con una cara de autentica suplica –

-          No te peocupes, gandullon, yo… me guiiiito a eso, y voy.

Dani se quedo un segundo mirándome, su cara era un poema, como si librara una terrible lucha interna, miro una vez más a Isaac, giro sus talones y se fue.

-          Bueno… tienes 5 miutooos.

-          Ufff pero como vas ¿cuánto has bebido?

-          Pogooo, pero egaa fuerte.

-          ¿Que era?

-          Ab… absenta.

-          Oscar, eso es muy fuerte, no deberías beberlo.

Vi preocupación en su cara, lo que faltaba ¿ahora se ponía en plan paternalista?

-          Basta de cho…chorradas, ¿gue quieresss?

-          Podemos pasear.

-          Buevale

Empezamos a pasear sin un rumbo fijo, yo intente mantenerme sereno pero la cabeza se me iba en mil direcciones, me costaba enfocar, no era realmente consiente de la situación, y que calor.

-          Como te dije el otro día, quería pedirte perdón, sé que no me lo merezco, ni esper…

-          Nooo, no esperes, eresss un cabooon y un gggggipollas

-          Lo sé y sé que no lo merezco, pero quiero que lo sepas.

A pesar del lio alcohólico de mi cabeza me estaba sorprendido, centre mi mirada en su rostro, tenía la cara realmente compungida, incluso los ojos vidriosos.

-          No te greeeo, ¿poooor que es…este gam… cambio?

-          Porque yo he cambiado, a finales de este verano ocurrieron cosas que me hicieron cambiar. Te voy a ser sincero, tras lo del incidente en el campo, yo solo destilaba odio, odio hacia vosotros dos, incluso pensé mil maneras de joderos, pero me di cuenta que ese no era el camino, el odio solo engendra odio y denigra al que lo inicia. Me di cuenta del daño que te hice, de lo que fui, y que si alguien tenía que odiar eras tú a mí.

Uní todas mis fuerzas para poder entender lo que me estaba diciendo y a pesar de todo lo logre entender, y que me quede alucinado seria decir poco, tanto que no sé como lo hice pero  tropecé y caí al suelo de cabeza, si no llega a ser porque caí en césped, me habría quedado sin cara, y aun así me pegue un buen raspado.

-          ¡¡¡¡Oscar!!!!, ¡¡¡¡Oscar!!!! – grito Isaac alarmado - ¿estás bien? ¿te has hecho daño?

-          Ayyy, me duele

-          Venga, agárrate a mi cuello

Así me fue llevando en volandas, la verdad que físicamente me encontraba bien, aunque dolorido, pero la cabeza, uffff, la cabeza me daba vueltas, los colores se cambiaban, y creo que veía hasta estrellitas. Maldita absenta. Isaac abrió una puerta, y en medio de la oscuridad me dejo apoyado en un banco con la espalda contra la pared. Encendió la luz.

-          Aaaaaa, ¿dondeee estoy?

Tarde un poco en logre enfocar, y un poco más en reconocerlo, eran los vestuarios del campo de futbol.

-          ¡¡¡¡¡¡Mieeeerda!!!!!!, ereesss, un mierdaaaa, coomo  te ateeeeves ha metemeee aquí. – yo en ese momento tenia aun estos pequeños momentos de lucidez en medio de mi bloqueo mental -

-          Nada más lejos el querer traerte aquí, se lo mal que me comporte, yo también me siento mal solo de pensarlo, pero te has hecho una herida en la cara y he de limpiarla.

Logre a duras penas verlo, todo estaba borroso. Estaba mojando una toalla en los lavabos. Uffff, apoye la cabeza en la pared, cada vez se movía todo mas, notaba que mi cuerpo actuaba por inercia. Isaac se sentó en frente mío, llevaba la toalla a la herida de mi cara, note un escozor que me hizo revolverme.

-          ¿Te duele?

-          Poco

-          Tranquilo, enseguida acabo.

Abrí los ojos a duras penas logre enfocar a Isaac, a sus ojos, esos ojos azules, que una vez me enamoraron, sentía una terrible animadversión por Isaac, pero en ese momento estaba muy embotado, y notar como me acariciaba, producía en mi… uffff, que calor. Tuve un pequeño momento de lucidez, y pregunte.

-          Isaac, ¿poque… fuiste así…? ¿te gueria?

-          Porque era un cabrón, lo he sido toda la vida, solo me he guiado por mis deseos, sin tener en cuenta los sentimientos de nadie.

-          ¿Y… ahogaa?

-          Intento cambiar eso.

-          Me u…usaste… , me tataste gooomo un trapo.

-          Y lo lamentare toda mi vida.

-          ¿Po queee?

-          Por lo que he perdido

Cuando logre enfocar de nuevo, su cara estaba a solo unos centímetros de la mía, notaba su respiración en mi rostro. Estiro el cuello, y sus labios se pegaron a los míos, esos labios que durante tanto tiempo desee, que durante tanto tiempo tuve y que tanto daño me habían hecho, eran besos dulces y tierno, eran suaves, y en el estado de calentura y borrachera que llevaba, no lo rechace, hasta que un nuevo flash de lucidez, paso por mi mente

-          ¡¡¡¡¡¡¡NOOOOOO!!!!!!, paraaaa, no, esto no.

Me separe rápidamente de él y me levante para ir, medio a trompicones, hacia la salida.

-          Esperaaaaaa

Vino hacia mí y me agarro por la cintura, no era un agarrón era un abrazo.

-          Por favor no te vayas, siento tanto lo que te hice.

Estaba llorando, ¡¡¡¡¡Isaac llorando!!!!! , quería separarme de él, pero mi mente se iba ahogando en la absenta y mi cuerpo actuaba por su cuenta y no quería separase.

-          Si pudiera volverá  a tras, a hace un año en este mismo sitio.

-          No, no,no,no, suéltame Isaac, por faaavor.

Mi cuerpo era en ese momento el que mandaba, mi mente se hundía cada vez más, mi cabeza daba vueltas y el sentir los brazos de Isaac alrededor de mi cuerpo, hacia que mi sangre ardiera.

-          No te puedes hacer una idea de lo que te he echado de menos – llevo sus labios a mi cuello  –

-          Paraaaaa , te odioooo

Eran las palabras de mi mente, pero mi cuerpo ya no reaccionaba, tenía cada vez menos control sobre mí, y esos besos hicieron que empezara a arder por dentro, mis instintos animales iban desatándose, cada vez me revolvía con menor fuerza.

-          Yo también te odie, pero en realidad era a mi mismo – metió su mano por dentro de mi camisa, haciendo erizarme la miel – por perder lo mejor que había tenido.

-          Noooo - mis últimos rayos de mi mente se ahogaban -me usaste, fui una gooosa.

Mi corazón latía a cien por hora, lo poco que quedaba de dominio de mi mismo se hundía en un mar de brumas, los besos y caricias de Isaac, me produjeron muy a mi pesar una gran erección, la calentura se había hecho dueña de mí.

-          Lo sé y eso lo voy a arreglar – bajo su mano a mi entrepierna, metió su lengua en mi oído y susurro – a partir de ahora me usaras tu, soy tuyo. – Me giro la cabeza y volvió a besarme -

El remolino se desato, mi mente desapareció completamente, no era en absoluto consciente de mis actos, solo me controlo el deseo y la calentura, como un animal. Isaac, me agarro por el cuello, y me beso con pasión, de la misma forma que yo, aunque creo que no era realmente consciente de que fuera Isaac.

Ni me di cuenta que me había tumbado sobre la banca y me bajaba los pantalones. Entonces note una sensación cálida y húmeda alrededor de mi capullo. Isaac me la estaba chupando y lo hacía como un autentico profesional, con deseo, con locura, yo no podía hablar, mi mente no controlaba nada.

Subió hasta mi y empezó a besarme de nuevo, como si no hubiera mañana, abrió de golpe mi camisa, haciendo saltar los botones, me decía cosas al oído que yo ya ni entendía, notaba su lengua sobre mi pecho, lamiendo hasta el último rincón, mientras agarraba mi polla con la mano y la pajeaba. Ahhhhhhh, mi cuerpo se estremecía como tantas veces había hecho con Isaac.

Volvió a bajar y volvió a tragarse mi rabo, hasta el fondo, mientras su mano me pellizcaba los pezones, primero uno y luego el otro. Empezó a lamer las ingles y los huevos. Mis gemidos se iban acelerando, mi corazón iba a mil por hora, placer, solo sentía placer y era lo único que me guiaba.  Cuando se detuvo y se puso de pie, gemí descontento, hasta que se empezó a quitar la ropa, quedándose desnudo. Dios, el cuerpo de Isaac no era normal era un regalo del cielo, un adonis, con la polla toda dura. Me levanto y hasta él y comenzó a besarme, mientras nuestra pollas chocaban, la mía brillante por su saliva y la suya por el liquido preseminal

A continuación se separo de mi y se puso a cuatro patas sobre la banca, dejando su culo a mi merced, era… perfecto, dos perfectos montañas, redondas, duras, suaves, con un ano rosadito. En ese momento, mi  subconsciente hizo su aparición, recordando como estuve yo hace unos meses, a su merced. No la vi, pero mi cara debía ser una perfecta mezcla de lujuria y malicia, todo controlado por el deseo. Empecé a acariciar sus perfectas nalgas, mientras que con otra mano me pajeaba.

-          Oscar, haz lo que quieras con él, es todo tuyo.

Lleve el índice a mi boca y lo chupe bien, fui a la entrada de su culo y de un golpe se lo metí, soltó un pequeño grito, pero cuando empecé a moverlo en el interior Isaac pasó a gemir. Saque el dedo y lo lleve a su boca, lamia con gula, le metí dos dedos en la boca. Los saque y de nuevo los introduje de golpe en su culo, esta vez solo se le escapo un ligero chillido, volviendo enseguida a gemir y a retorcerse. Un demonio de lujuria se estaba apoderando de mí. Pero no solo lujuria, subconscientemente, deseaba someter a Isaac, en venganza por lo que me hizo. Aunque claro en ese momento yo no me enteraba de nada, mi mente estaba, muy muy lejos

-          Te gutaaaa ehhh, así tendría que habete tenidooo desde el principio.

-          Ahhhh si…., me gusta quiero mas, maaaaas.

-          ¿¿¿¿¿Quereees mas ????? Pueeees suplica.

-          Por….aaaaa… Oscaaaar, follameeeee, párteme en doooos

Le saque los dedos, y coloque la punta de mi polla en la entrada de su culo, y empecé a penetrarlo, note como Isaac se tensaba, apoyo su cabeza en el banco, elevando mas su culo y separando sus nalgas con las manos, fue entrando, lo tenía muy prieto, aunque la verdad no tuve muchos miramientos, al final la mitad la hundí de golpe. Isaac, soltó un fuerte grito, pero no dijo que se la sacara. Enseguida cuando comencé la follada, sus gritos cambiaron a gemidos, jadeos y chillidos de placer, le penetraba como un demonio, y  él se la meneaba como un loco.

Isaac se alzo apoyándose en sus manos, adoptando de nuevo la postura de a cuatro. Se irguió mas, pegando su espalda contra mi pecho, para poder besarme. Yo le seguí follando como un animal, rato y rato y rato, hasta que vi que empezó a correrse sobre la banca, hecho que hizo que su culo de por si prieto, se apretara, palpitara, moviera sus caderas, lo que hizo que yo me descargara dentro de él.

Estuve así un rato, dentro de él, penetrándolo un poco más, hasta que se la saque, me deleite viendo su culo abierto y chorreando mi propio semen, oyendo como Isaac seguía jadeando intentando recuperar el resuello, ese demonio de lujuria y malicia seguía poseyéndome. Le metí un dedo en el culo y lleve mi polla a la altura de su boca, y mansamente fue limpiándola, pero mis fuerzas me abandonaban y caí sobre la banca vecina, respirando entrecortadamente.

-          ¿Te ha gustado Oscar? ¿Lo he hecho bien?

-          Si, vales pagaaaa…e te follen.

Me sonrió con cara de corderito, se arrodillo a mi lado y comenzó a darme besos por el pecho, pero yo ya no me daba cuenta de mucho, ya que en un segundo el sueño me vencio.

Isaac

Madre que subidón, quien podía imaginar que ser follado, era tan increíble y además de esa manera, tan brutal, tan animal, Dioooooos.

Y vaya con Oscar, menos mal que me había preparado el culo estos días, que si no me lo rompe, y aun así no creo que hoy pueda sentarme, que animal, que bendito animal, pero compenso, compenso con creces, jodeeer, ¡¡¡como me corrí!!! , si no hubiera ido como una cuba por la absenta le habría hecho repetir, uffff.

Bueno centrémonos… pero como centrarme ha ido todo de puuuuta madre, con Oscar ha sido genial y de sorpresa uno de los mejores polvos de mi vida, si es que no puedo pedir más.

Oscar

Jodeeeeeeeeeeeer, mi cabeza ayyyy que mareo. Los rallos del sol me daban en la cara y era como si tuviera cien taladros dentro de la cabeza.

Enfocaba con dificultad, sentía arcadas, cuando me centre vi que estaba en los vestuarios del campo de futbol ¿qué coño hacia allí?, tenía la camisa abrochada solo con dos botones, principalmente porque no tenía más, la cabeza húmeda, tenía una toalla doblada y mojada como almohada. Joder, pero que paso a noche, intente recordad, pero eso hizo que me mareara, que me viniera una arcada y fui corriendo a un váter a vomitar. La boca me sabía a esa maldita mierda, que no recuerdo su nombre.

Me sentí algo mejor, lo que quiere decir que seguía fatal, tenía que centrar mi cabeza, las 6:13, uffff, que es lo último que recuerdo, recuerdo a Dani, su mierda de bebida esa, que me dijo que era gay, y luego nada, no recuerdo nada, absolutamente nada, mi memoria es una mancha oscura.

Germán, necesito a Germán.

Germán

-          ¿Pero qué coño?

Mire el reloj, eran las 6:30, quien llamaba a la puerta a estas horas.

Fui a abrir, y entro Oscar, corriendo directamente al baño a vomitar, fui corriendo, presentaba un aspecto horrible, el pelo revuelto, ojeras, la camisa arrugada y sin la mitad de los botones, esto no pintaba bien.

Espere a que acabara de vomitar, se lavara un poco la cara y lo lleve a la cama.

-          ¿Pero que te ha pasado?

-          Ayyyyyy, no lo sé Germán, me he despertado así, tirado en un banco de los vestuarios y no recuerdo nada mas, lo último que recuerdo es el estar con Dani anoche.

-          Quédate aquí descansando, ahora vengo.

Salí de la habitación, corriendo a la habitación de Dani, el hecho de que Oscar apareciera en los vestuarios y esos botones que faltaban me preocupaba y me ponía en lo peor.

Llegue a la habitación de Dani, empecé a golpear, nada, volví a golpear, estuve casi diez minutos hasta que oí ruidos.

Dani abrió la puerta, estaba ya vestido pero con la ropa totalmente arrugada, estaba claro que se había acostado con ella, los ojos rojos y legañosos, y las marcas de la almohada en la cama.

-          ¿Qué ocurre Germán?

-          Tienes que venir conmigo.

Lo cogí de su mano, y sumisamente se dejo guiar hasta mi habitación.

Cuando llegamos allí estaba Oscar en la cama apoyado en la pared en un estado catatónico. Fui a la nevera y saque unas coca-colas.

-          Bueno ahora nos vamos a centrar para ver qué ha pasado

-          Que ha pasado de que –Dijo Dani, estaba también como ausente –

-          Oscar se ha despertado en los vestuarios y no recuerda nada, ¿que hicisteis anoche? ¿Cuánto bebisteis?

-          Tampoco tanto, pero… era… era un poco fuerte –dijo Dani -

-          ¿Que era? –pregunte –

-          Absenta – hablo Oscar-

Mierda, conozco la absenta, la probé en la playa, y es muy fuerte, pero ese no es el problema, no sé que me dijeron que lleva, pero si tomas mucho provoca alucinaciones, entre otras cosas, por eso es que está prohibida en muchos países.

-          Oscar, ¿cuánto bebiste?

-          Ufff, no sé, ¿cuántos fueron Dani? ¿diez chupitos?...

-          …. – Dani permanecía callado-

-          Oscar por Dios eso es mucha absenta, bueno a ver vamos a céntranos, recuerdas que estabas con Dani, lo que hay que hacer es recordar, Dani tu ¿qué recuerdas?

-          Poco, no sé como llegue a mi habitación.

-          A ver, hacer memoria, ¿en qué momento os separasteis?

Los dos empezaron a estrujarse la sesera

-          Recuerdo – dijo Dani – recuerdo contarte que era gay y lo del chico este.

-          Si – continuo Oscar – y que nos íbamos a la habitación después , y…. y…. - Oscar se apretaba la sien intentando recordar –

-          Y entonces llego Isaac – dijo Dani con una voz sin expresión –

Me senté en la silla, si aparecía Isaac, no se presagiaba nada nuevo, Oscar se tapo la cara con las manos, se hizo un silencio, rezaba porque los acontecimientos no fueran por los derroteros que me temía.

-          Mierda, mierda, MIERDAAAAA – empezó a soltar Oscar ente sollozos – no, no, no, no puede ser- retiro sus manos, tenía la cara llena de lagrimas – creo… creo que me acosté con Isaac.

Joder, joder, me lo temía, en cuanto oí la palabra “Isaac”, Dani hundía cada vez más la cabeza entre sus rodillas.

-          Oscar, ¿lo vas recordando? ¿Cómo fue? ¿Te obligo? ¿Te amenazo?

-          …. – negó con la cabeza, mientras lloraba a lagrima viva – No, eso es seguro, recuerdo…recuerdo que me lo folle yo a él, y no… no me amenazo … no se no me pude controlar, no lo entiendo, no es que quisiera pero no me pude controla, era como... solo fuego  - Oscar cada vez lloraba mas -

Estaba ardiendo, de rabia, no lo entendía como podía ser tan tonto.

-          Oscar de verdad… ERES IMBECIL, Isaac es malo en todo los aspectos que puedes imaginar, ¿cómo se te ocurre quedarte con él yendo borracho perdido?, si ya eres presa fácil de normal, imagínate así, borracho y encima de absenta.

-          Porfa … Germán no me riñas

-          Si, si te riño, porque me parece que después de todo, sigues sin darte cuenta porque patrón está cortado ese tío, si es que parece que las buscas adrede.

-          Germán – dijo Dani – Él no tiene la culpa, yo… yo no debí dejarle solo.

-          Tú no eres su guardián ni su padre, de todos modos, como se os ocurre poneros a beber absenta como locos, ¿qué pasa? ¿que los músculos te han atrofiado el cerebro?

Dani hinco la cabeza entre las rodillas y empezó a llorar. El enfado se me desinflo, me senté en la cama, agarre la mano de Oscar y acaricie el pelo de Dani.

-          Venga – dije en un tono calmado – con lamentarnos no vamos hacer nada, tenemos que pensar.

-          ¿Qué voy a hacer? ¿qué quieres que haga? joder – dijo Oscar sin dejar de sollozar.

-          Pues está claro ¿no? Tienes que contárselo a Alberto.

-          ¿¿¿¿QUEEEEEE???? ¿Estás loco? Como quieres que se lo cuente, lo perderé, me dejara, no quiero perderlo, es lo que más quiero del mundo, es… no...no, no, no.

Me dieron ganas de soltarle un tortazo, eso lo tendría que haber pensado ayer, antes de ponerse a beber absenta como un cosaco, antes de quedarse a solas con Isaac, pero me contuve. En el fondo sabía los efectos de una borrachera de absenta, y se como es Oscar y como es Isaac y aunque no quitaba que había metido la pata hasta el fondo, la situación era peliaguda.

-          Oscar, si no se lo cuentas tú, se acabara enterando, Isaac se encargara de ello.

-          No… no lo hará, ayer… estos días… no, no es el Isaac de siempre…

-          Un lobo con piel de cordero sigue siendo un lobo.

-          La he cagado, la he cagado pero bien – volvió a llorar de nuevo -

-          Si, las has cagado pero bien, y contra eso no se puede hacer nada, solo afrontarlo como un hombre, da la cara y habla con Alberto, no se merece esto, así que por lo menos se sincero.

-          Estoy muy cansado, ahora no puedo pensar, necesito dormir.

-          Si será lo mejor, te aclararas más con la cabeza despejada.

Al levantarse se tambaleaba un poco, así que lo acompañe, le ayude a ponerse el pijama, baje las persianas y le deje durmiendo.

Al volver me encontré a Dani hecho un ovillo en mi cama, seguía llorando, ufff menudo complejo de culpabilidad llevaba, me parecía un exagerado, pero me sentí mal por haberle gritado, me acerque a él.

-          Dani, perdóname, no pretendía gritarte, es que estaba muy nervioso…

-          No, si tienes razón, soy un imbécil, toda la culpa es mía.

-          Nooo, no es tu culpa, si alguien tiene la culpa es Isaac.

-          German…. ¿Me puedo quedar aquí contigo?

-          Claro, que si, e intenta dormir, que a ti también te vendrá bien.

Me acosté a su lado, yo lo notaba temblar, y oía algún que otro sollozo, así que decidí abrazarlo, sentí como se relajaba, le acaricie el cuello y al poco vi que se había quedado dormido.

No pude evitar y le di un par de besos en el cuello. Antes de quedarme dormido pensé en Alberto, y la que se le venía encima al pobre chaval sin comerlo ni beberlo.

Oscar

Son las 16:00, llevo dos horas despierto  y no pienso moverme de la cama, y no solo por la resaca de mil demonios, si no por lo deprimido que estoy. Que he hecho, como he podido ser tan cabrón, traicionando a alguien como Alberto. Solo en pensar en perderlo, me dan ganas de llorar.

No tenía ni idea que hacer, se que Germán es listo, y que su consejo es correcto, pero me da tanto miedo perder a mi nene, ¿cómo he podido hacer esto? ¿COMOOO?

No serian ni las 16:15 cuando golpearon la puerta, al principio lo ignore, pero como seguían llamando, al final abrí.

Allí estaba  Alberto con su preciosa sonrisa y sus ojos alegres, entro y cerré la puerta.

-          Chiquitín -dijo mientras me abrazaba suavemente- Que me han contado que estas málico, ayyy como se te ocurre ponerte a beber absenta.

-          Es que soy tonto – dije hundiendo mi cabeza en su pecho.

-          Un poco tontico, pero así eres tú, y te quiero como eres.

Tuve que separarme, o me iba aponer a llorar, me tumbe en la cama.

-          Uyyyy, estas peor de lo que me imaginaba, menos mal que he venido preparado, mira – abrió su mochila- bebida isotónica, a mi me viene muy bien, antiácidos, un par de pelis, por si te apetecen, hasta he traído un tupper con arroz que han puesto para comer, no creo que tengas el estomago para muchos trotes.

Maldita sea, porque es tan jodidamente maravilloso, si fuera un capullo seria más fácil, pero eso es imposible, es simplemente Alberto, mi chico perfecto y al que he traicionado. Me estaba costando esfuerzo no echarme a llorar.

-          Gracias, nene, no me merezco tanto, y menos por ser un capullo.

-          ¿Qué dices? – se echo detrás de mí en la cama – te mereces esto y más, me encanta cuidarte.

Le hice abrazarme, me acurruque lo mas que pude, como si intentara hundirme en él y hacernos uno.

-          Gracias mi amor, no sabes cuánto te quiero.

-          Pero de nada, chiquitín – y empezó a darme dulces besos por el cuello-

-          ¿Qué tal esta Carmina? – quería hablar de algo que me distrajese la culpa se me clavaba como mil puñales –

-          Al final, no era nada, le han escayolado el brazo, pero nada grave, lo peor es que como no puede hacer mucho esta de los nervios.

-          Te he echado mucho de menos.

-          Y yo guapetón, tenía muchas ganas de estar así contigo otra vez – volvió a besarme por el cuello – y ahora ¿quieres que durmamos un rato? Te noto el cansancio.

-          Siii, pero por favor…. No dejes de abrazarme.

Cuando me desperté aun no eran ni las 6, notaba la respiración de Alberto en mi nuca, me gire, dormía tan relajado sin una sola preocupación. Volví a mi posición, no iba a permitir, por nada del mundo perderlo, jamás, lo sentía pero no iba a seguir el consejo de Germán, lo que tenía que hacer era hablar con Isaac, sí, eso y cuanto antes mejor, está claro que no es el mismo, y creo que se podrá razonar.

Poco a poco los recuerdos, aunque borrosos e inconexos volvían a mi mente, recordaba que disfrute, disfrute mucho, pero eso solo eran los recuerdos, no fue más que cuando lo hago con mi chico, y los de la noche anterior, lejos de provocarme excitación, solo me producían desazón, repulsión y asco.

Alberto se revolvió en sueños y me apretó contra él, note su respiración en mi espalda y su brazo alrededor de mi pecho. Como he podido ser tan gilipollas. No pude evitarlo y las lágrimas empezaron a brotar de mis ojos. En el fondo sigo teniendo miedos, pero ahora se reducen a uno, miedo a perderle.


Cuando el lunes le conté mi decisión a Germán no se lo tomo nada, nada bien, me dijo que la iba a cagar más de lo que la había cagado ya, que Alberto no se merecía eso, que le estaba haciendo el trabajo a Isaac. No puedo evitar enojarme con Germán, él no a sentido los cálidos abrazos de Alberto y por lo tano no sabe lo que me supondría perderlo, ni se ha percatado del cambio en Isaac, no, mi opción es por ahora la mejor.

Y por suerte no tuve mucho que esperar, el mismo lunes me encontré con Isaac, me regalo una sonrisa radiante, le pedí hablar y nos metimos en un baño, tras comprobar si estaba vacio

-          Que quieres contarme guapetón

Me dio una caricia en la mejilla, definitivamente este no era Isaac

-          Pues… veras es por lo del sábado, estooo… fue un error, un gravísimo error.

-          Vaya – vi un poco de tristeza en sus ojos – yo pensé… que estuvo bien.

-          No, no estuvo, bueno, si, nooo, que no tuvo que pasar, yo estoy con Alberto lo quiero con todo mi corazón y no quiero perderlo.

-          Está bien, te entiendo, se que perdí mi oportunidad, no me cae bien Alberto, lo detesto, pero lo acepto por ti, quiero que me perdones y que estés feliz.

No me lo puedo creer, tiene los ojos vidriosos.

-          Mira Isaac, realmente veo que has cambiado, ojala hubiera sido hace un año, pero ahora no hay nada que hacer, pero si te sirve de algo yo también te perdono.

Se acerco a mí y me dio un abrazo, un abrazo de amigo, que yo aun sin creerlo se lo devolví sinceramente.

-          Esto quedara como un bonito recuerdo entre los dos – me dijo –

-          Gracias Isaac

Esto supuso una autentica mejora, me quiete prácticamente el miedo a que se enterara Alberto, evidentemente había sido la mejor opción, aunque el tocahuevos de Germán estaba allí para hacer la puñeta.

-          No sé si te das cuenta, pero ahora estas en manos de Isaac, tiene una soga en tu cuello y cuando quiera solo tiene que tirar.

Que pesado, sus prejuicios no le permiten ver el cambio en Isaac, ahora cuando le veo siempre me saluda, y me pregunta que tal, excepto si estoy con Alberto, en esos casos no se acerca y si se miran, es con tensión.

A medida que avanzaba la semana mi miedo a que se supiera todo descendía, sin embargo mis remordimientos y sentimiento de culpa seguían atosigándome, y los mitigaba con una entrega total a Alberto. Quería demostrarle por todos los medios que podía cuanto le quería y lo importante que era para mí, que no me quería separar de él jamás y por supuesto el estaba encantado. El sábado le pedí que no bajáramos al pueblo y nos quedáramos todo el día en la habitación.

Germán y Dani saldrían, Dani lo necesitaba, si yo tenía mi sentimiento de culpa, Dani no estaba mejor, tenía un desproporcionado sentimiento de culpa, y mira que ya le he dicho mil veces que él no tiene culpa de nada. Cuando estaba Alberto delante lo disimulaba, pero si no, era como un fantasma.

Germán, estaba un poco tenso conmigo, se que muchas veces se mordía la lengua pero no siempre, cuando le dije el sábado que me quedaba con Alberto, no protesto pero solo añadió:

-          Lo que sientes solo lo lograras quitártelo, siendo sincero, no follando como conejos.

Maldito listillo, es que no se le escapa una, lo odio.

Así que el sábado después de comer Alberto se vino a mi habitación. No nos pensábamos mover de allí hasta el día siguiente, así que trajo comida para cenar unos bocadillos y un buen surtido de pelis.

Aunque la verdad es que solo vimos dos, el resto del día estuvimos como dijo Germán “follando como conejos”.

Justo cuando llego lo lance sobre la cama, le desabroche los pantalones y le hice la mamada de su vida, quería darlo todo, quería hacerle disfrutar como nunca, que sintiera lo mucho que lo quería y por los gemidos que soltó lo logre bastante bien.

Luego cayeron dos más. El primero fue antes de cenar, nos metimos en la ducha, aprovechando que Germán ya se había ido, fue uno de estos polvos con furia que tanto me gusta, apoyado contra la pared de la ducha, mientras el agua caía sobre nosotros.

Luego de cenar vimos otra peli más y entonces cayó otro, me senté sobre él y le cabalgue sin dejar casi de besarle.

Puede que la culpa moviera a este estado de pasión, pero disfrutaba sin medida, Alberto era el mejor amante posible, nunca se cansaba, nunca decepcionaba y era tan fácil amarle, que la verdad si el sentimiento de culpa desaparece, no sé si podría volver al ritmo anterior.

Eran ya más de las 12 y ya nos estaba entrando sueño de tanto trajín, estábamos los dos desnudos sobre la cama, hablando, cuando sonó su móvil.

-          Qué raro, ¿un mensaje a estas horas? – dijo-

-          Serán estos, por hacer la puñeta

-          O puede ser algo importante.

Estaba trasteando su móvil, cuando los ojos se le abrieron como platos, la boca también, incluso a la luz del móvil pude ver que palidecía.

-          ¿Nene que pasa? – estaba preocupado-

-          O…Oscar… ¿qué es esto?

Giro la pantalla del móvil para que lo viera, creo que jamás había sentido un miedo tan grande en mi vida.