Bachiller XVIII - Fantasmas de otro tiempo
Alberto se ha quedado muy tocado, ve todo negro, aunque... siempre hay algo que ilumina el camino.
Traigo ente nuevo capítulo, que espero que os guste.
Os comento que el próximo, seguramente no lo suba hasta el lunes, mañana tengo un día muy ocupado y el fin de semana seguramente no pueda hacer nada, y es un capitulo complicado, porque los pequeños cambios que he añadido, me obligan a cambiar muchas cosas en este, así que agradezco vuestra paciencia.
Como siempre agradeceros a todos por vuestros comentarios, vuestros mails y vuestras valoraciones.
Alberto
Este chico es idiota, joder no entiende nada de nada, solo ve desde su punto de vista y se la suda lo que sintamos los demás.
La sangre me hervía, salí corriendo del pub y me fui a otro, me pedí un chupito de tequila, iba a pedir el siguiente cuando vi entrar a Isaac con sus amigotes. Lo que me faltaba. Decidí irme, ahora mismo lo último que quería es estar cerca de él. Me lo cruce dándole un pequeño empujón, me gire para mirarlo, vio mi cara rabiosa, el cabrón me sonrió, sabiéndose que seguía ganado.
Decidí salir de la zona de bares, no quería encontrarme con nadie, así que me fui al sur del pueblo, era una zona más tranquila, nuevos barrios residenciales con bloques de 2 o 3 pisos, sabía que allí había un bar tipo pub irlandés al que no solían ir los estudiantes, estaría más tranquilo.
Entre, el sitio estaba bien, y no había mucha gente así que me senté en la barra.
- ¿Me pone un bourbon?
- ¿Tienes los dieciocho cariño? – me dijo una camarera muy guapa, que tendría uno veinticinco años-
- Toma – le deje el carnet y me sirvió el bourbon-
- Es raro ver a estudiantes por aquí, a este sitio suelen venir mas vuestros profes que vosotros
- Quería un lugar tranquilo, ¿hasta qué hora estáis abiertos?
- Hasta las tres, tres y media, depende de la gente que haya.
La camarera al verme solo, de vez en cuando hablaba conmigo, creo que en realidad me estaba tirando los tejos, pero no me importaba, era simpática, y a pesar de haber ido allí para alejarme de todo me sentía triste y solo.
A las 12 había ya bastante gente y no podía venir hablar conmigo, así que pedí un cubata de bourbon y seguí bebiendo mientras pensaba en mis cosas. Nunca había peleado así con Oscar por una tonteria, entiendo que esta frustrado, tal vez… tal vez sea verdad que soy un poco exagerado, pero no me veo capaz de actuar de otra manera, no me sale y eso me duele, porque lo quiera tanto a pesar de todo. Joder esto no es más que otra muestra de la mala semilla plantada por Isaac.
Maldito Isaac. Sé que mientras este en guerra conmigo, torpedeara la relación con Oscar. Estas semanas he intentado saber más de él, pero no he encontrado nada que no sepan todos. Que es rico, mucho menos que yo, pero lo es bastante, tiene una hermana, y sus padres son de la alta sociedad. En principio la única crítica hacia él es que es un poco soberbio, pero nada más, solo sé lo que es su coraza, su máscara, sé que el verdadero Isaac que está bajo ella, es un ser mezquino y amoral, pero esa cara nadie la conoce y no sé cómo saber más de ella y encontrar alguna debilidad, que las tiene que tener.
Lo que si me he fijado es que se lleva bien, o por lo menos controla a la gente que tiene influencias, delegados de curso, los chicos del periódico del instituto, de la web, etc.
Uffff, todo esto me supera, me siento tan agotado por todo, agotado y solo.
Bebí y bebí, joder para rematar me iba a acabar volviendo alcohólico, bueno, no sería el primer Van Buren que el alcohol terminaba con él.
Las 2:00, tendría que haberme ido al colegio hace ya rato, pero me daba igual, me daba igual que me abrieran expediente, me daba igual dormir en un banco. Llevaba ya una borrachera más que considerable así que fui a aclararme la cara, me mire al espejo, la imagen estaba desenfocada, borrosa, como se había convertido mi vida, en algo borroso. La luz reflejo la esclava, el regalo de Oscar por mi cumpleaños, me la acerque a los ojos y me quede mirándola, apreté los dientes y se me empezaron a humedecer los ojos. Me senté en el suelo, y comencé a llorar.
No debía llevar en el suelo ni un minuto cuando se oyó la puerta del baño.
- ¿Estás bien? – me pregunto una voz
Gire la cabeza, solo veía una imagen desenfocada por el alcohol y las lagrimas
- ¡¡¡¡ALBERTOOOO!!!!
Note como me ayudaba a levantarme, y me apoyo en el lavabo
- ¿Pero qué haces aquí a estas horas? – dijo agarrándome la cara, yo seguía sin verlo - y en este estado, espera aquí un momento.
Me quede esperando a que volviera, fuera quien fuera me conocía. Me volví a echar agua en la cara, cuando se abrió la puerta.
- Vamos Alberto
Entonces lo reconocí, era David, era la primera vez que lo veía fuera del colegio, llevaba un polo azul a rayas negras de manga larga, unos vaqueros y el pelo peinado diferente. Estaba guapísimo
- Señor… que hace usted aq… - Casi me caí, pero él me agarro –
- La pregunta es qué haces tú aquí y borracho perdido
- Ha sido un mal día.
Coloco mi brazo, sobre su hombro y me ayudo a caminar hasta salir del pub. Fue un camino muy corto, hasta un portal.
- ¿Donde… vamos?
- Te voy a llevar a mi casa, como vayas así y a estas horas al colegio te la cargas.
Entramos en el portal y subimos al ascensor, la cabeza me daba vueltas. Era el primero y entramos en su casa.
- Da… David… ¿puedo ir al baño?
- Si claro, es esa puerta.
Salí corriendo, y me agarre al váter para vomitar, puaaaaj sentía el asqueroso sabor del bourbon y la bilis en mi boca. David de agacho a mi lado puso una mano sobre mi espalda y otra sobre mi cabeza.
- Tranquilo, echa todo, te sentirás mejor.
Cierto, cuando mi estomago quedo vacio me sentí mejor, por lo menos algo mejor.
- Toma, es enjuague, te quitara el mal sabor de boca.
Yo aun no me tenía bien en pie. Me agarro por la cintura y me llevo a una habitación, con una cama en la que me sentó, desde ella se veía el pub del que acabábamos de salir. Abrió un cajón y me entrego un pijama. Salió un momento mientras a duras penas me desnudaba y me lo ponía. Volvió con una taza en tus sus manos.
- Te he preparado una manzanilla, te sentara bien para el estomago.
- Mu… muchas gracias David
Me la fui tomando lentamente, mientras que el se sentaba a mi lado.
- ¿Qué ha pasado Alberto?
- Las cosas cada vez van peor, ya no… ya no sé si todavía queda algo que hacer, hace aguas por todas partes.
Un par de lágrimas cayeron por mis ojos, David puso sus manos en mi cara y me las limpio.
- Siempre hay algo que se pueda hacer, además un chico como tú, no pienses eso, estas muy bebido, y así se suelen ver las cosas torcidas.
Me abrazo, que tranquilidad sentía en esos brazos, hundí mi cabeza en su pecho. Con David me sentía protegido, sentía que no me harían daño, note como el peso de mi corazón se rebajaba, que mis problemas desaparecían, y que no me tenía que preocupar por nada.
Me separe de él, me miraba con preocupación, con esos ojos tan negros y profundos.
- ¿¿¿Mejor???
Yo asentí con la cabeza, el sonrió con esos labios carnosos que me resultaban tan sensuales. Estire mi cuello y le bese, fue solo un segundo, pero él se aparto, como si hubiera recibido una descarga.
- ¡¿¡¿¡¿¡Que haces Alberto!?!?!?!
Yo volví a besarle, quería esa sensación de seguridad y protección que me transmitía, pero él siguió separándome.
- Alberto, para, de verdad para.
- David, me siento tan solo, tan herido y tan cansado, me da igual todo, tú me haces sentir seguro, me siento tan a gusto a tu lado.
Notaba los esfuerzos que hacía para separarse cada vez que intentaba besarlo, esta vez logre pegar mis labios a los suyos, pero no me devolvía el beso, note como agarraba suavemente mi cara, y la separo de la suya.
- Alberto – lo dijo en un tono tiernamente paternal – para, este no eres tú, es el alcohol, te arrepentirás mañana por la mañana, si sigues así.
- David, me siento tan seguro a tu lado, me siento que a tu lado los problemas se alejan y que no me tengo que preocupar de nada.
- Pero no es verdad que se alejen, es una ilusión.
- Lo sé, pero durante unos momentos es agradable esa sensación.
- Pero no deja de ser una ilusión, ahora acuéstate y descansa, mañana te sentirás mejor.
Me recosté en la cama, David iba a salir de la habitación, cuando:
- David, yo… ¿yo te gusto?
Se quedo quieto, vi como agarraba el pomo de la puerta con fuerte tension.
- Si Alberto, me gustas, pero… también es una ilusión.
No entendía muy bien lo que quería decir, pero ya tenía la cabeza demasiado embotada, me recosté y al poco me quede dormido en un segundo.
Debía llevar un buen rato durmiendo, cuando note que había alguien en mi habitación, gire mi cabeza y vi a David, estaba de pie a mi lado, con solo unos bóxer.
Tenía unas espaldas anchas y pecho musculoso, al igual que sus abdominales, cubierto todo su tórax de vello, pero lo que más me gusto eran sus piernas, que piernas, eran perfectas, me miraba de manera lujuriosa y se mordía esos preciosos labios.
- David ¿que… ocurre?
No dijo nada, fue andado hasta los pies de la cama, fue subiendo a ella y se sentó sobre mí, se inclino, colocando sus manos a ambos lados de mi cabeza, acerco su cara y me beso. No pude ni reaccionar, pero su lengua recorría mi boca a una velocidad de vértigo, yo enseguida respondí, pero me costaba seguir su frenético ritmo, sus manos bajaron por mi pecho, mi abdomen hasta llegar a mi entrepierna, que agarro con fuerza, tras un momento, las empezó a introducir debajo de mi y agarro mis nalgas, haciéndome dar un respingo. Aaaaa me estaba poniendo a mil.
Se separo y vi una cara que era solo lujuria, lujuria en estado puro, pero yo me quede mirando esos ojos negros, un negro profundo que hacia hundirme en ellos
Descendió besándome el pecho, el abdomen hasta llegar a mi cintura y me empezó a bajar los pantalones junto con los calzoncillos hasta las rodillas, me lanzo una mirada de lascivia mientras agarraba mi polla con la mano y la empezaba a masajear, lo hacía suavemente pero con firmeza. De pronto se la metió en la boca de golpe y hasta el fondo y empezó con una espectacular mamada, uffff llevaba tantos meses sin sexo, que me supo a gloria, coloque mi mano en su pelo para dirigir el ritmo.
- Aaaaaaa, David, la chupas increíble.
Estuvo así hasta que casi me corro, momento en que paro. Me quito del todo los pantalones y los bóxer y elevo mis piernas. Empezó a pasar la lengua por mis nalgas hasta llegar a mi ano, empezó a ensalivarlo, haciéndome escapar gemidos de placer, poco a poco fue introduciendo su lengua en mi culo, que se abría con suma facilidad, cada vez más caliente.
Yo me retorcía, no podía esperar mas, quería que me follara ya, y como si me leyera la mente se puso de pie y se quito los bóxer, dejando al aire su polla, que era exactamente como me la había imaginado, grande, gorda, morena y con bastante vello. Coloco mis piernas en sus hombros, poniendo el capullo en mi entrada, y de un solo golpe lo metió hasta el fondo. Increíblemente no me dolió, lo mas mínimo, solo sentí placer un placer tremendo, mientras empezó a meterla y sacarla de mí, yo me retorcía de placer, notaba como mi camiseta se empapaba de sudor, agarraba con fuerza la sabana y no paraba de gemir.
Fue en ese momento cuando note unos labios contra los míos, besaban con ternura, con dulzura, con tanto amor, abrí los ojos y allí estaba mirándome con una preciosa sonrisa, la cara más bonita del mundo
- Oscar mi amor, como me alegra que estés aquí.
- Perdóname Alberto, siento tanto haberte mentido, el no haber entendido como te sentías.
- Claro que te perdono, pero no me vuelvas a mentir por favor.
- Jamás lo volveré a hacer.
Le volví a besar con toda la fuerza del mundo, poniendo mi mano en su cuello, para asegúrame que no se separaría de mi, David desapareció y Oscar se sentó sobre mí, no le permití dejar de besarme, le rodeé la espalda con mis brazos y note como mi polla rozaba su entrada.
- No sabes cómo te he echado de menos mi amor, no quiero que te separes nunca de mi Oscar.
- No lo hare, tu eres mi vida.
Poco a poco note como Oscar se unía a mí, entrando mi polla en su culo, haciéndonos uno y fue el mayor placer que haya sentido en mi vida, mientras le penetraba de forma maravillosa, me susurraba cosas preciosas al oído, habría deseado estar así toda la vida.
Pero de pronto Oscar se separo de mí, abrí los ojos y allí estaba
Detrás de Oscar estaba Isaac, tenía una mano en su cintura y otra en su cuello, volviéndole la cabeza para besarlo.
- TUUUUUU, MALDITO HIJO DE PUTAAAAA
Vi como la mano en el cuello de Oscar se apretaba y empezaba a faltarle el aire.
- No Isaac, para.
- Ya sabes lo que tienes que hacer
La cara de Oscar se estaba poniendo cada vez más roja
- Isaac, lo vas a matar
- Suplica, Alberto, suplica
Todo su cuerpo temblaba, los ojos se le abrían como platos
- Nooooooo, paraaaaaa
- RINDETEEEEEE
- Por favor Isaac, hare lo que quieras, pero suéltalo
Desperté con el corazón a cien por hora, la cabeza me daba vueltas, un sudor frio me bajaba por la frente, y el regusto amargo de cuando vomite seguía en mi boca.
Mire la hora, aun no eran las 5, me volví a tumbar pero no me dormí en un rato, dando vueltas al sueño tan extraño que acababa de tener.
- Eyyyy, arriba chavalín
Abrí los ojos y allí estaba David mirándome y sonriéndome.
- Ayyyy ¿¿¿¿qué hora es????
- Casi las 10:30, vamos te he preparado un desayuno rico.
Cuando salí, vi que era cierto, tostadas con mantequillas, bollos, leche con cereales, zumo de naranja y notaba el olor del café que era lo que más iba a gradecer.
- Jooo, muchas gracias David, no… no hacía falta, con un café me basta.
- Tonterías, después de anoche tendrás el estomago vacio y esto te sentara bien, lo pase muy mal viéndote así, no lo vuelvas a hacer, eso no arregla nada.
- Lo siento, y… - ahora que los efectos del alcohol se me habían pasado, sentía una terrible vergüenza – y siento muchísimo como me comporto anoche, yo…
- No pasa nada Alberto, no paso nada en realidad, ibas muy borracho y estabas muy deprimido, por mi parte está olvidado.
- Muchas gracias de verdad, me sentía fatal por… por haberte hecho sentir violento, la verdad que no debo beber, pero cuando estoy depre no puedo evitarlo.
- No hay nada peor que beber cuando se está deprimido, así que no lo hagas Alberto.
El desayuno estaba delicioso, ataque unas tostadas y un vaso de leche, mientras David tomaba otro café.
- Ehhhh David, ¿te puedo hacer una pregunta?
- Ya la has hecho, pero puedes hacerme otra
- ¿Por qué… por que te preocupas tanto por mí?
- Porque eres mi alumno, y no te quiero ver mal.
- Y… porque te gusto, ¿verdad?
- Ehhhh, si, por eso también.
- Pero anoche dijiste que solo era una ilusión ¿que querías decir?
- Pues eso, que no es real
Seguí comiendo una magdalena con la leche en silencio, notaba como David me miraba con ojos melancólicos y entonces caí en la cuenta.
- Te gusto… porque… porque me parezco al chico de la foto, al de la foto de la playa.
David dibujo una sonrisa, la sonrisa más triste que uno pueda imaginar
- ¿Qui…quien es, David?
Se levanto de la silla y se quedo mirando, por la ventana, luego hablo.
- ¿Cuántos años crees que tengo, Alberto?
- No sé, ¿unos 33?
- Jajajajaja, me alagas Alberto, no, no soy tan joven, tengo 41
Me quede de piedra, ¡¡¡¡¡41!!!! , y no aparenta poco mas de 30, impresionante.
- Actualmente la percepción y aceptación de la homosexualidad en este país ha cambiado, muchísimo y para mejor, ahora cada vez hay menos problemas para decirlo, los hay, no lo negare, pero nada comparado con mediados de los ochenta.
Yo nací en Cartagena, era el pequeño de la casa, dos hermanas mayores mi madre y mi padre, el era guardia civil, era muy estricto y de ideas muy anticuadas, pero…. era un buen hombre. Cuando tenía 11 años le destinaron a Tarragona, empecé en un nuevo colegio y allí … allí conocí a Gillem, era un año mayor que yo, era, bueno ya has visto como era, creo que me enamore de él en el primer momento que el vi, el no era buen estudiante y había repetido, no había tenido una vida fácil, su padre los abandono a él y a su madre cuando era pequeño, en esa época sacar una mujer sola a un hijo, no era tampoco como ahora, eso le hizo ser un poco tarambana, pero era simpático y con buen fondo así que nos hicimos amigos enseguida, y en poco éramos inseparables.
David dejo de mirar por la ventana, se giro sus ojos estaban… estaba ahora mismo muy muy lejos.
- Cuando teníamos 14 años, en las fiestas del barrio probé la cerveza por primera vez, bueno… fue él quien me hizo probarla, ya te he dicho que era un poco tarambana. Nos emborrachamos y nos acercamos a la playa, no… no me acuerdo de que hablamos, pero sí recuerdo estas palabras “David, me alegro mucho de estar aquí contigo, cuando estamos juntos soy muy feliz” fue entonces cuando me beso, fue mi primer beso y hoy 27 años después sigo recordando hasta el último detalle de ese beso – note como sus ojos se humedecían – durante dos años mantuvimos la relación en secreto, yo era feliz, tan feliz como se puede llegar a ser amando y siendo amado por una persona, perdí la cuenta de las veces que le bese, las veces que hice el amor con él, las veces que lo tuve entre mis brazos, y aun así me parece una cantidad ridícula en comparación a lo que me gustaría haberlo tenido.
David se sentó en la silla, abrió un cajón y saco un paquete de tabaco
- ¿Te importa? – me pregunto-
- No, para nada, sigue por favor
- Bien una tarde de Abril, yo volví a casa, cuando entre el salón mi padre me metió una bofetada, que me hizo caer al suelo. Sé que ahora me ves fuerte y musculoso, pero con 16 años era bastante enclenque aun. Me levanto como un trapo y me lanzo contra el sofá, me habría pegado mas si mi madre y mis hermanas no se hubieran interpuesto, alguien, le había contado que me había visto besándome con Guillem, y que no era la primera vez, a pesar de mis hermanas, me agarro por la pechera, y me empotro contra la pared, mis hermanas lloraban, le pedían que parara, mi madre intento separarlo, pero cayó al suelo de un golpe, empezó a preguntarme si era cierto, yo estaba muerto de miedo y confesé, recibí bofetada tras bofetada, notaba el sabor a sangre en mi boca, pero… sus palabras “la deshonra de mi familia”, ”que lastima ya no os metan en la cárcel”, “asco, me das asco”… , lo peor fue al final, cuando me dijo que si me volvía a ver con ese chico aunque solo fuera hablando le metía un tiro. Esa noche no deje de llorar, esa la siguiente, la otra, la otra… ya que en una semana no me dejo volver al colegio. Mi padre no dejo ni que mi madre o hermanas me consolaran, y tenía que oír incesantes charlas sobre que estaba enfermo, que era un degenerado, aunque… no me volvió a poner la mano encima.
Se encendió un segundo cigarrillo, y vi sus ojos húmedos, pero en su voz no había ningún cambio de tono.
- Por supuesto a Guillem lo deje totalmente de lado, sin darle ninguna explicación, deje de sentarme con él, de hablarle, no me acercaba a él, notaba lo mal que estaba, pero temía lo que nos haría mi padre. Un día al salir de la escuela, me agarro, estaba llorando y me pedía que le explicara que me pasaba, le dije que no me tocara, que yo no era como el – dibujo una sonrisa amarga – que me daba asco, y que no quería saber de él en mi vida. Mi… mi padre solía ir a buscarme esos días, al verme, se acerco agarro a Gillem y lo lanzo volando al suelo, le grito que no se volviera a acercar a su hijo, que era un pervertido y un degenerado, y que como le volviera a ver cerca de mi le metía un tiro en la cabeza. Yo… yo me mantuve callado todo ese rato, mirando sin hacer absolutamente nada. Durante los siguientes días Guillem no apareció por clase, me moría por dentro, deseaba ir a su casa y preguntar por él, pero mi padre me vigilaba de cerca, y… la verdad es que le tenía muchísimo miedo. Fue a la semana siguiente cuando me entere de todo, la misma tarde de la pelea Guillem se fue de su casa, y no a pareció hasta una semana después… flotando boca abajo en el mar, si se tiro o fue un accidente, eso… eso… no lo sabré nunca.
Yo no pude evitar que los ojos también se me humedecieran.
- Creo que cuando me enteré, no he sentido un dolor más grande en toda mi vida, pensé en saltar por la ventana, y lo habría hecho, si no llega a ser por mi madre y mis hermanas que no se separaron en todo momento de mí, se habían enterado al igual que gran parte del barrio. Durante esos terribles días, cuando me entere de lo de Guillem, algo dentro de mí también murió. Con el tiempo, ese dolor se fue convirtiendo en odio, odio hacia mi padre, el solo hecho de compartir techo me asqueaba. Busque un trabajo, para después del instituto y también trabaje en verano. Cuanto termine el instituti ya tenía los 18 y bastante dinero ahorrado. Justo al día siguiente de acabar las clases, me fui de casa, cogí un tren y me instale en Barcelona. Allí trabajando me pude sacar la carrera de magisterio, mi madre y mis hermanas intentaron ayudarme y me mandaban dinero, pero siempre se lo devolvía, sabía que era de mi padre y no quería absolutamente nada de él. Tras sacarme el magisterio, comencé a trabajar en un colegio y a la vez me saque la carrera de historia. Hace doce años mi madre me llamo, con ella y con mis hermanas nunca perdí el contacto. Me llamaba para decirme que mi padre se moría, cuando le vi en el hospital estaba fatal, una sombra de lo que fue, destruido por el cáncer. Me pidió hablar conmigo, con dificultad, pudo articular, unas palabras “David, estoy orgulloso de ti”, y yo… las primeras palabras que le dije desde el día que supe de la muerte de Guillem fueron “me alegro de estar aquí, porque no hay nada que me alegre tanto como verte morir”, fue la venganza contra mi padre, en esas palabras solté todo el odio contra él que llevaba 12 años rumiando, y no te puedes imaginar cuanto me arrepiento de ello, porque no me aporto nada… amargue los últimos momentos de vida de mi padre y… y no me devolvió a Guillem.
Acababa de apagar un cigarrillo, cuando casi al instante encendió un tercero
- Por eso cuando llegaste el año pasado, con tus ojos verdes, tu alegría, rebosando vida, me recordaste tanto a él que no pude evitar sentir debilidad por ti desde el principio, pero es una ilusión, tu eres Alberto Van Buren, no Guillem Serolls, el lleva 25 años muerto y enterrado, y solo tengo su recuerdo, y sabes, es un recuerdo que sigo amando tanto, como ese día cuando me beso en la playa.
Yo… yo no sabía que decir, estaba boquiabierto, pero me acerque y le di un abrazo, un abrazo de amigo, que note que agradecía, por otra parte me sentí mal, muy mal y me eche a llorar.
- Lo siento, David lo siento muchísimo, anoche fui un insensible, yo… no… perdóname, por favor perdóname.
- No hay nada que perdonar, tu no sabias nada, además, fue el alcohol.
- Lo siento, lo siento de verdad.
- Venga ya esta, pero por eso intente la ultima vez aconsejarte, nunca dejes de lado lo que es lo que deseas realmente, lo que realmente es lo importante, ¿sigues opinando lo mismo?
- Si, totalmente, pero… el problema es la gente que lo intenta dinamitar todo y… ya sabes a quien me refiero.
- Pues en ese caso, tendrás que enfrentarte a ello, pero nunca enfrentarte buscando venganza, sino enfrentarte como método de llegar a tu objetivo. En mi caso esa persona fue mi padre, no lo enfrente cuando tuve que enfrentarlo, cuando tendría que haber luchado por Guillem, sin embargo estuve años pensando una venganza, y la lleve a cabo ¿y que conseguí? Nada, absolutamente nada.
Volví abrazarlo con fuerza, y el también me abrazo de nuevo.
- Alberto eres un chico fuerte, bueno e inteligente, se que lo lograras, no seas como yo lucha hasta el final por lo que quieres, mientras te quede un aliento
- Dum spiro, spero
- ¿Mientras respiro, espero?
- Jajajaja, si es el lema de mi familia.
- Pues ya tienes una preocupación menos, lo llevas en la sangre entonces.
- Bueno, espero que sí.
La conversación se volvió más distendida, mientras terminábamos de desayunar.
- Por cierto, ahora iremos al ambulatorio, Alberto.
- Tranquilo David, me siento ya bien
- Ya, pero no es muy ortodoxo que un alumno se quede en casa de un profesor, sobretodo, si ese alumno no va a recibir ninguna falta por estar borracho a las dos de la mañana, y tiene un enemigo inteligente e implacable con el que enfrentarse.
- Tienes razón, ¿cuál es el plan?
- Nos encontramos en el bar, te sentiste fatal del estomago y te lleve a mi casa para darte algo, eso contaras al médico y dejare constancia.
- Gracias, David, muchas gracias.
A la una estaba en mi habitación, parecía increíble todo lo que había pasado en apenas 16 horas, la discusión con Oscar, la borrachera, el beso con David, ese extraño sueño, la historia de David y Guillem.
Ahora me veía con fuerzas y con la cabeza aclarada, tenía que luchar por Oscar y lo iba a hacer, y para eso tenía que enfrentarme a Isaac y derrotarlo, aun no sabía cómo, pero lo haría.
Isaac
Bueno, pues ahora que estamos de vacaciones, no es escusa para dejar las cosas paradas y hay que preparar nuevos movimientos en esta partida de ajedrez, pero creo que el camino Oscar está bastante exprimido por ahora, además ya he conseguido alejarlos de nuevo, que era mi objetivo, así que hay que buscar nuevos frentes, por eso estoy aquí en una tienda de móviles, jajajaja ya es el tercer móvil que compro para esta aventura.
La verdad que podría hacer las cosas más rápido, pero me gusta hacerlo bien, y para que nos vamos a engañar, la preparación del plan me gusta a veces más que los propios resultados.
Bueno ya tengo mi móvil, uno prepago, ahora a meter los números de teléfono necesarios, con estos 6 alcahuetes será suficiente, pero aun no, las mieles del éxito hay que saborearlas en primera fila.
Oscar
No se puede decir que las vacaciones hayan sido una autentica pérdida de tiempo, de hecho al final han ido mucho mejor de lo que esperaba.
Como todos los años, la semana santa propiamente dicha la pase en Teruel con mis abuelos. Estaba allí cuando recibí un mensaje de Marcos, me preguntaba si estaba en la ciudad y si me apetecía quedar, hacía casi mes y medio desde su último mensaje, así que no negare que me sorprendió.
Le conteste y le dije que lo sentía mucho y que mejor era que no. Había decidido ser totalmente sincero con Alberto, y si le decía que Marcos no era nada, pero luego quedaba con él, pues…
Al final no volví a casa hasta el miércoles siguiente, ¿para qué?, no había nada que hacer, pero resulta que sí. El viernes recibí un whatsapp de Alberto por si quería quedar al día siguiente. Desde la bronca que tuve con él, no habíamos hablado así que por supuesto que le dije que sí.
Ese noche, cuando discutimos, estaba frustrado con su actitud y por eso cuando empezamos a discutir me salió toda esa rabia, pero al día siguiente me sentía fatal y recapacite (con la ayuda de Germán claro), y me di cuenta que había metido la pata con Alberto, otra vez, me sentí terriblemente mal, intente hablar con él antes de vacaciones, pero me fue imposible encontrar un momento tranquilo, y el martes él ya se fue. Yo estos días había pensado mucho en el tema, y logre comprender, que la forma en que lo viera yo, no era la misma que la de Alberto, así que iba a enmendar las cosas.
Quedamos el sábado por la mañana y por cosas de la vida acabamos en la misma cafetería donde fuimos cuando volví de Inglaterra, pero que situación tan diferente. Yo me puse bien guapo para él, el no sabría decirlo, porque a mí siempre me parece deslumbrante. Nos sentamos en una mesa, uno frente a otro y nos pedimos un café.
- Bueno ¿qué tal las vacaciones? -me dijo-
- Pues un aburrimiento la verdad, con mis abuelos, menos mal que me lleve el portátil que si no ¿y tú?
- Pues todo el día con el coche, esta mañana he tenido el examen.
- ¿¿¿¿Comooooooooooo???? ¿Y no avisas de eso? Eres un capullo.
- Ehhhh como que capullo, que la última vez que hablamos me llamaste imbécil – decía eso, pero sonreía –
- Bueno y tú me mandaste a la mierda – yo también sonreía-
- Jajajajaja, bueno culpa de los dos.
- Pero bueno, entonces ¿qué tal? ¿qué tal?
- Pueeees, que ya soy conductor.
Me dio una alegría inmensa, me levante y me lance a sus brazos, durante un segundo nos quedamos mirando y no reaccionamos, así abrazados, pero al final nos separamos.
- Pues ahora nos tendrás que llevar en coche.
- Para, para que no tengo aun ni coche.
- Serás mentiroso, si tienes por lo menos tres en tu casa.
- Esos no son míos, bueno… si lo son, pero quiero uno de verdad para mí.
- Bueno pero ¿me llevaras a pasear?
- Jajajajaja, claro que sí.
Nos quedamos en silencio los dos, bueno la cosa estaba yendo bien, y tenía que hacer que fuera mejor
- Oye Alberto, yo quería, disculparme de lo que paso el último día, fui un poco capullo.
- Sí que lo fuiste, pero yo también así que ¿por qué no lo olvidamos?
- Si, por mi parte también está olvidado
- Gracias, por eso quería quedar contigo, no quiero que nos enfademos mas, ya están las cosas muy tirantes, no lo estropeemos mas.
- Pues sí, si queremos arreglar algo, mejor no discutir.
- Es lo que pienso yo
Bieeen, lance la pregunta al aire, como de tanteo, pero ya me ha contestado, quiere que las cosas se arreglen.
- Oscar quiero que entiendas, que lo nuestro esta difícil, que yo he sufrido muchas decepciones, y algunas no por los hechos, sino por las mentiras, no quiero nada de eso entre nosotros.
- Yo… te prometo que nunca más, te juro por mi madre que no te volveré a mentir.
- Eso es lo que más deseo creer, yo no te he ocultado nunca nada… por eso… mira tras la bronca me quede bastante tocado, me emborrache y… no te voy a mentir, intente besar a alguien, no fue más que un beso de un segundo, pero le bese. Ya te digo que no paso de un pico, pero ocurrió, a pesar de sus reticencias y de que me separo.
Eso fue un jarro de agua fría, no me lo esperaba, aunque Alberto y yo no éramos novios ya, y nos habíamos vuelto a distanciar.
- Y ¿por qué me lo cuentas?
- Por la misma razón que te lo cuento siempre, porque no te quiero ocultarte nada, aun a riesgo de que te enfades.
- Y con quien… ¿con quién fue?
- Fue con alguien del colegio, si quieres te lo contare cuando llegue el momento, pero por ahora no te puedo decir quién es, él… no me dejo besarle, fue él quien me separo, si te tienes que enfadar con alguien es conmigo.
- ¿Te gusta?
- No, hubo algún momento que pensé que si, pero no, fue fruto del alcohol y la desesperación, si hay una cosa que tengo clara en todos estos líos que llevamos, es… es que yo te quiero a ti.
Ayyyy por fin eso es lo que necesitaba oír, el resto ya me da igual.
- Alberto yo también te quiero.
- Pero por desgracia han pasado demasiadas cosas, son muchas heridas que se tienen que cerrar, además hay gente dispuesta a reventarlo todo, y mientras este allí, no sé si podremos arreglar esto.
Isaac, maldito hijo de puta, pero tenía razón, siempre está allí para joder, la verdad no sé cómo detenerlo.
- Entonces ¿qué es lo que quieres Alberto?
- Quiero algo de tiempo para que esto se serene, sé que te lo pedí una vez y no tengo derecho a volver a hacerlo, pero es lo que te pido.
- Y como te dije esa vez, mi tiempo es tuyo
Cogió mi mano y la apretó con fuerza, yo le devolví el apretón
Bueno por lo que se ve, el trimestre empezaba mejor de cómo había terminado el anterior. Si bien Alberto y yo seguíamos separados, estábamos en la misma situación de primeros de año, con la posibilidad de arreglarlo, ahora lo único que por mi parte podía hacer era no dar ninguna posibilidad a Isaac de jodernos y ayudar a Alberto a curar sus heridas.
Por su parte, Germán y Dani, seguían con esa relación extraña, se liaban, pero poco mas según me conto Germán, no eran pareja, no se acostaban, la verdad que no los entendía, él decía que no querían joder la amistad, pero bueno. La cuestión que estaban contentos y eso es lo que me importaba.
Así que la semana empezó bien, se puede decir que los cuatro a nuestra manera, estábamos contentos.
El sábado, Alberto se tuvo que bajar a la ciudad, pero dijo que por la tarde quedábamos en la cafetería de siempre.
Estábamos allí, Germán, Dani y yo, cuando un coche apareció, era un coche muy elegante, un Audí blanco, de esos de niños ricos, no es raro ver coches de ese tipo en Sahú, pero entonces vi quien bajaba y se acercaba a nosotros.
- Chicos – dijo Alberto – acabaos el café que hoy nos vamos a cenar por ahí.
Subimos al coche, joooo, la verdad es que por dentro era tan impresionante como por fuera.
- ¿Te gusta Oscar?
- Eres un niño rico increíblemente repelente, ¿lo sabías? – dije riéndome –
- Ueee, a que te quedas en tierra
- ¿No serás capaz?
- No, sabes que no.
Íbamos a arrancar, cuando vi a Isaac, estaba mirando con cara de… no sé, no era la habitual, Alberto le hizo un gesto amistoso desde el coche, que en realidad no tenía nada de amistad.
Arrancamos y fuimos a la ciudad, no podíamos correr mucho, porque Alberto aun era novato, pero en una hora llegamos, allí quedamos con Estela, que estaba ya en la ciudad, y con las dos amigas que conocí en la fiesta en su casa.
También estaba Cristian, al principio fue un poco incomodo, para mí y para Germán, para mí porque sabía que se había acostado con Alberto en Año Nuevo, y para Germán porque se había acostado con él en verano, y habíamos venido con Dani, aunque creo que Dani no sabía nada, si no… jajajaja, se le notaria en la cara, conociéndolo.
Nos fuimos a un restaurante japonés, esta vez, increíble, ya todos supimos usar palillos, hasta Dani había aprendido, Cristian estuvo muy simpático conmigo, era el mejor amigo de Alberto, saber que no me guardaba rencor después lo que hice me hizo sentir bien, así que ya en el segundo plato, habían desaparecido mis recelos por lo de año nuevo, era imposible llevarse mal con Cristian.
A las 22:30 nos volvimos para Sahú, esta vez un poco mas apretados, porque Estela subía con nosotros, pero Alberto me puso igualmente de copiloto, eso me pareció muy buena señal, me gustaba verlo conducir, me quede como un tonto mirándole, hasta que me di cuenta que Estela me miraba sonriendo por el retrovisor, no pude evitar ponerme rojo y a ella entrarle la risa.
Al día siguiente por la mañana estaba en la habitación de Germán y con él y con Dani, este estaba con la cabeza apoyada en las piernas de Germán, mira, dirán lo que quieran pero parecen una pareja, yo no sé porque siguen con esta tontería. Era aun pronto para bajar a comer, así que estábamos hablando sobre la noche anterior cuando llamaron a la puerta.
Abrió Germán y entro Alberto, su cara reflejaba preocupación.
- Alberto ¿qué pasa? – pregunte –
- Eeeeee chicos, mi hermana, me ha…. enviado… bueno esta rulando por el whatsapp de medio colegio… y… bueno…
- ¿¿¿Pero qué es???
Alberto giro su móvil, me quede blanco, mire a Germán, que frunció el ceño, pero Dani, su cara era de autentico pavor.