Bachiller XVIII - Baile de gala

El verano continua, días en la playa, noches de fiesta, y retos que ponen a prueba.

Traigo el segundo capítulo, del verano, en el siguiente la vuelta al cole. Este capítulo es similar al anterior, hay bastante sexo, conocemos mas a los chicos y nos encontramos alguna sorpresa. Espero que os guste.

Y como siempre daros las gracias por vuestros comentarios tanto aquí como por mail. Y os a niño a que sigáis valorando y comentando.

Muchas gracias a todos


Oscar

Que buenos han sido estos días en la playa, mis primeras vacaciones con Alberto.

La verdad es que fuimos comedidos, ya que estábamos con Germán y aunque nuestra confianza con él es muy grande no queríamos hacerle sentir incomodo, ya por las noches nos dedicábamos el uno al otro, por lo menos hasta que llegaron los padres de Germán, allí ya tuvimos que dormir cada uno en una habitación en plan casto.

Pero la verdad, no negare, que esos ratos en los que éramos como si solo fuéramos amigos eran también geniales, jugar en el agua, en la arena, salir de marcha,… pero a veces era difícil resistirnos. Como la noche que hicimos fiesta en la playa.

Como otros años, vinieron también los amigos de Germán, en este caso Santi con unos cuantos amigos. Yo ya los conocía, Alberto no, pero se cayeron bien enseguida, tiene una facilidad para caer bien a la gente, que me sorprende.

Una noche estábamos en una fiesta en la playa, con ellos, y unas chicas que habían conocido esta mañana, una se había perdido con uno de los amigos de Santi y otra, creo que se llamaba Sara, no dejaba de hablar y ponerle ojitos a Alberto.

Yo me reía, no soy para nada celoso, pero a medida que bebía cerveza, me estaba poniendo tontorrón.  Cogí a Germán que hablaba con Santi, y le pregunte una cosa. Fui a por Alberto y le dije que me acompañara a algún sitio y pillábamos algo de comer.

Nos fuimos, él iba a subir al paseo, pero yo le lleve por otro sitio.

-          Ummmm, me da a mí que por aquí no vamos a encontrar de comer – me dijo sonriendo- ¿A dónde me llevas?

-          Ahora lo veras

Llegamos a una zona apartada, detrás de un chiringuito, era muy discreto, sería muy difícil que nos pillaran, lleve mis manos a tu cuello, y comencé a besarle.

-          Uffff, que ganas tenía de tenerte para mi Alberto.

-          Y yo, ¿Cómo encontraste este sitio?

-          Germán

-          Jajajajaja, se las sabe todas

Me rodeo con sus brazos y me elevo un poco poniendo mi cara a su altura. Note  como nuestros paquetes rozaban y poco a poco se iban poniendo duros. Me bajo y sin dejar de besarme, agarre con mi mano su paquete que estaba ya como una roca bajo su bañador. Me separe de él y me agache.

-          Oscar, que nos pueden pillar.

-          Que no, que Germán me ha dicho que es seguro.

Se callo, en el fondo lo estaba deseando, deshice el nudo del bañador y se lo baje. Se alegraba de verme y la iba tratar como se merecía. Me metí la punta en la boca, Alberto gimió, estaba buenísima, toda húmeda, recorrí todo el capullo con mi lengua, fui bajando por su mástil hasta llegar a los huevos, y tras lamerlos un poco, me los metí en la boca. La primera vez que se lo había hecho, he de reconocer que le hice un poco de daño, pero ahora sabia hacerlo y le encantaba. Pero luego pase a lo que se que más le gustaba, que me la comiera entera, primero le di besos en su punta que le produjo una risita. Abrí mi boca y me la empecé  a tragar.

-          Ahhhhh… como me gusta… eres el mejor.

Mientras me la comía, acariciaba sus fuertes piernas, hasta llegar a sus firmes nalgas, como me gustaba su cuerpo, y era mío.

Deje de chupársela, y me alce para besarle, me baje también el bañador, nuestras pollas se apretaban una contra la otra, bajo sus manos a mi culo apretándolo con fuerza, haciéndome dar un respingo. Sus besos empezaron a bajar por mi barbilla, note que empezaba a agacharse.

-          No, no -me di la vuelta, apoye mis manos en la pared de madera del chiringuito, y separe mis piernas – quiero hacerlo ya.

-          Así, sin…

-          Si, así, venga mi nene.

Se coloco detrás de mí con su enorme arma, encajada en mi raja. Llevo sus dedos a mi boca para que los llenara de saliva, para luego llevarlos a mi culo, introdujo un dedo, mientras acercaba su boca a mi oído.

-          Sabes chiquitín, te has vuelto un cochino.

-          Aaaaa… es culpa tuya.

-          Me gusta.

Saco el dedo, y coloco su polla en su lugar, empezó a empujar, entro muy fácilmente, hasta que la note completamente dentro.

-          Uffff, me gustaría estar así siempre, con tu polla dentro de mí.

Empezó a penetrarme, con bastante fuerza, menos mal que el chiringuito era de madera, si no, hubiera hecho mucho ruido, aunque mis jadeos tampoco eran mucho menores, pero Alberto los ahogo haciéndome girar la cabeza y besándome, mientras su polla no dejaba de entrar y salir, Alberto movía sus caderas de una forma magistral, sus manos agarraban la mía, y yo me pajeaba al mismo ritmo.

Cada vez, me penetraba mas rápido, lo conocía bien, eso significaba que no iba a tardar en correrse.

-          Nene…  - le dije- para…

-          Que… que pasa…

Paro y me la saque, tras lo que me di la vuelta y me arrodille ante él.

-          Pero que … aaaaaa… jodeeer

Me la metí en la boca no quería que se corriera hoy en mi culo, quería algo diferente, quería que se corriera en mi boca, notar su sabor en mi lengua. Coloque mi mano en la base y me la metía a toda velocidad, a la vez que él ponía su mano en mi cabeza.  Soltó un gemido, note como su polla se hinchaba, y me llenaba la boca con su lefa, bufff me encantaba notar el semen de mi chico en la boca, ummm, seguí chupándola un rato, hasta que subí a su cara y nos besamos.

-          Ay chiquitín, ha sido tremendo, pero ahora me toca a mi

Se arrodillo, y ahora fue el que se metió mi polla en su boca, y aaaaa, Alberto era una maquina con las mamadas, me ponía a cien, cuando presionaba sus labios alrededor de mi capullo, uffffff, que pasada, no iba a durar mucho, iba a explotar, note como me iba correr y Alberto también, pero hizo algo que no me esperaba, se la saco, cerró los ojos, y me pajeo haciéndome correr en su cara, salpicando su mejilla, sus labios y su barbilla, me temblaron las piernas al verlo.  Me la estuvo chupando un poco mas hasta que saco un pañuelo, se limpio la cara y se acerco a mí.

-          Buaaaaa, - dije - ¿y me llamas a mi cochino?

-          Siempre había querido hacer eso.

-          ¿Y qué tal?

-          Me ha gustado, tendré que repetirlo.

Nos besamos un rato antes de volver, por suerte fuimos rápidos. Dijimos que estuvimos en un puesto que esta paseo abajo y nos comimos unas papas bravas, aunque Germán me miro con cara de “sí, claro”, no pude evitar sonreírle.

La verdad que algo como esto hace algún tiempo ni se me habría ocurrido, pero todos los hechos de los últimos meses, me han ayudado, me veo más fuerte, más seguro, ya no tengo tanto miedo a las cosas, gracias principalmente a Alberto. Y estas son las muestras externas de este cambio, pero no son las únicas.

Por ejemplo, este verano en la playa, he hecho algo, que bueno, cuando se entere mi padre creo que me meteré en un lio, me he hecho un tatuaje.

Siempre me han gustado, no los grandes si no los pequeños. Pero mi antiguo yo jamás se habría atrevido a hacerse uno, pero ahora es diferente, Alberto me infunde una seguridad que antes no tenía.

Es pequeño, son tres estrellas, una más grande y dos más pequeñas, me lo hice en la parte alta lateral de la nalga izquierda y creo que me queda bien. Por lo menos a Alberto le gusta, aunque al principio me dijo que estaba loco, pero más que nada por algo que descubrí, que me hizo mucha gracia, el pobre le tiene pánico a las agujas, desde niño, lo pasa fatal en los análisis de sangre.

Fue razón para burlarme un rato de él

-          Que tonto, te da miedo una aguja de nada, con las cosas que te han clavado.

Fue la señal para que me diera una pequeña colleja y estar un rato riéndonos. Pero ya digo al final el tatuaje le gusto, sobre todo cuando le dije que ya tenía marcado el lugar para darme azotes.

Pero también fue estupendo poder estar tanto con Germán, sin los malos rollos de este curso. Ahora que las cosas estaban bien, nos conto todo lo concerniente a su amigo Martín, yo sabía que se había acabado, pero no que le afecto bastante, aunque ahora ya lo había superado.

Me sentí mal, yo inmerso en mis propios problemas deje de lado completamente los de mi amigo, cosa que él no hizo, me prometí a mi mismo no volverlo a permitir.

Y claro en el tema de amigos con problemas, fue inevitable que saliera Dani, aunque las veces que hable con el este verano lo notaba mejor, y Germán me confirmo que así era, yo no podía evitar sentir que no le había apoyado, como hice con Germán.

También estuvimos hablando del próximo curso. Este año había una cosa que me daba pena, y era que Germán no iría conmigo en clase seguro. En 1º las clases son mixtas, pero en segundo se dividen por itinerarios. Alberto, Dani y yo estamos en el de ciencias sociales y económicas, Germán en ciencias de la salud.

Evidentemente siendo nuestro último curso, el tema de la universidad fue inevitable.

Yo sabía lo que haría, estudiaría empresariales en mi ciudad, para luego poder trabajar con mi padre y ayudarle con los restaurantes. Alberto estudiaría administración y dirección de empresas. Su tío quería que fuera a hacerlo a Estados Unidos, pero él me conto que no piensa hacerlo, ya estuvo muchos años fuera y no le gusto, además quiere estar conmigo, cuando me lo dijo, no pude evitar abrazarlo con todas mis fuerzas.

Germán por su parte, quería estudiar farmacia, pero lo que realmente le gustaba era el tema de la investigación. Eso llevo a que una tarde entera se pasaran hablando ellos dos. La empresa de Alberto además de ser una farmacéutica, es puntera en sector de la investigación, con lo que Germán como su amigo, no tendría problemas en poder entrar, le animó a que realizara sus estudios en nuestra ciudad, para estar más cerca, lo cual Germán se lo tomo muy en serio.

El tener a mi mejor amigo en mi ciudad después de acabar el colegio seria de verdad genial.


Bueno los días en la playa se acabaron y volvimos a casa, pero había convencido a Germán para que pasara unos días conmigo, del jueves al domingo.

El sábado haríamos una cena en el atico de Alberto así Germán conocería a sus amigos, bueno a su amigo Cristian, porque la otra persona seria Estela que ya la conocía.

La cena fue estupenda, Germán y yo pasamos mucho rato hablando con Estela, que no lo había logrado ver en todo el verano, ya que había estado casi todo agosto fuera, primero en la playa y luego en Francia.

Nos quedamos muy sorprendidos cuando nos conto que ya no estaba con Alex, que estuvieron juntos en la playa este verano, y que habían decidido dejarlo. Mire a Alberto, reprochándole que no me lo hubiera contado, pero por su mirada él estaba tan sorprendido como yo, me conto que Estela era así con su vida amorosa, no contaba nada y luego lo soltaba así de golpe.

Cristian hizo buenas migas con Germán, al que no escatimaba miradas furtivas, y por lo que veía, a Germán no le molestaban. Ese chico me caía bien, pero tenía un… no sé cómo decirlo, sexualidad rebosante, por explicarlo de alguna manera, que a veces me hacía sentir cohibido.

Luego salimos por ahí, y Cristian insistió en ir a una discoteca de ambiente y Germán secundo la moción. Estela había quedado con sus amigas así que se tuvo que ir. A Alberto no le pareció mal, sin embargo yo nunca había estado en un bar de ambiente y me daba un poco de reparo, pero Alberto me convenció, diciendo que sería genial poder estar en un bar sin preocuparnos de las miradas.

Llegamos a allí, y me sentí un poco intimidado, tantos tíos bailando entre ellos y besándose sin complejos, pero fue un segundo, hasta que Alberto me abrazo por detrás y empezó a besarme el cuello. El hecho de estar ahí y no preocuparme por el que dirán, me hizo sentir a gusto al momento.

Fuimos a la barra y nos pedimos algo, Cristian dijo que fuéramos a bailar, pero yo estaba, muy a gusto ahí con Alberto y no me quería mover, así que se fueron él y Germán.

-          Oye chiquitín, hay una cosa que quiero preguntarte, pero no sé si querrás, yo te lo propongo, pero no tengas miedo en decirme que no.

-          Ayyyy, ¿qué me quieres hacer?, sabes que no puedo negarte nada.

-          Jajajaja, no, no van por ahí los tiros. Veras, de siempre para estas fechas, mis padres hacían una gran fiesta, ya que cumplían los años los dos ahora. – se hizo un silencio por unos segundos – Aunque ellos ya no estén, la seguimos organizando, y bueno, me haría mucha ilusión que tu vinieras.

Es cierto que ya no le daba tanta importancia a ese tema como lo hacía antes, sin embargo, en una fiesta de alto postín con toda la alta sociedad, era como tener mis miedos, delante de mí. Noooo, esos miedos hicieron que esto se fuera a pique una vez y no iba a dejar que lo volvieran hacer.

-          Pues claro que iré, no me lo perdería.

-          ¿De verdad? – se le dibujo una sonrisa tan radiante que me flaquearon las piernas – Ay mi niño como te quiero – me dio un fuerte abrazo -

-          Jaja… mi am…r qu… me ahog..s

-          Uyyy perdona, pero me he puesto muy contento

-          Y allí ¿cómo me presentaras? ¿cómo tu novio o como tu amigo?

-          Como tú quieras.

-          Casi como tu amigo mejor, estaré más cómodo.

-          Como prefieras, aunque a mi tío y a Carmina tendrá que ser como mi novio, les he hablado mucho de ti ya quieren conocerte.

-          Y ¿cuándo es?

-          El sábado que viene, además, Estela también estará, y Cristian y para mi tú serás la prioridad.

-          Bueno, espero no sentirme fuera de lugar.

-          No lo harás, de hecho serán el resto los que estén fuera de lugar, son amigos de mis padres y gente invitada por compromiso, no me significan nada, por cierto, díselo a tu padre, también quiero que venga.

-          Ummm eso será difícil, se va una semana a Pamplona, ¿sabes que vamos a abrir un nuevo restaurante allí?

-          ¿En serio?

-          Si mi padre está pensando en montar una franquicia.

-          Jo me alegro, tu padre me cae muy bien, me da pena que no pueda venir.

-          Tu también le caes bien, pero porque eres un pelota con él.

-          ¿Soy un pelota? – dijo haciendo un mohín-

-          Si un pelota redoma…

-          Jajajaja, lo sabía, lo sabía desde hace rato.

-          ¿Que…que pasa?

Cogió mi cabeza y la hizo girar.

Vi a Cristian y a Germán, se estaban liando en medio de la pista. Cristian metía la mano un poco por debajo de la camiseta de Germán, y este agarraba fuertemente el culo de Cristian.

Germán

No serian ni las 2:00, cuando llegamos a la casa de Cristian, sus padres no estaban así que no había problema en ir, además hubo suerte de que Alberto y Oscar vinieran también, ya que yo estaba en casa de Oscar, si él se hubiera ido para casa, me tendría que haber ido yo también, y la verdad, necesito esto como agüita de Mayo.

La casa de Cristian era bastante grande, un enorme piso en la planta 22. Alberto y Oscar se fueron para una habitación, y yo fui con él a la suya.

Era enorme, con una cama de matrimonio, pero lo que más me gustaba era el ventanal con unas vistas increíbles de la ciudad. Pero bueno, eso dejo de importarme cuando Cristian me rodeo, y empezó a chupar mi oreja.

Alberto ya me había hablado de él, pero en verdad que me atrajo en cuanto lo vi, y a quien no, que pasada de ojos, jamás había conocido a nadie con ojos de dos colores. Y bueno era evidente que el también se fijaba en mi, era descarado, pero no porque no supiera disimular como Oscar, si no porque iba a las claras, cosa que me gusta.

Cuando dijo de ir a un bar de ambiente, acepte en un segundo, veía claramente que había tema y llevaba demasiado tiempo en dique seco.

Ya allí, Alberto y Oscar, se quedaron en la barra dándose arrumacos, y yo me fui a bailar con él al centro del bar, la verdad que bailaba bien, mejor que yo. Cuando me paso la mano por la cintura, yo le sonreí, pegue mí frente a la suya y me bese. Joder el tío no iba con preámbulos, me metió la lengua hasta el fondo, pero besaba bien, muy muy bien.

Introdujo su mano bajo mi camiseta, acariciando la parte baja de mi espalda, yo lleve mis manos a su culo, tenía un buen culo el chico. Estuvimos, un rato allí besándonos

-          Oye, ¿te apetece que vayamos a mi casa?

-          Por mi sí, pero… estoy en casa de Oscar, tengo que ir con él.

-          Bueno pues les decimos que se vengan

Y la verdad que no hubo problema, Cristian les dijo de ir a su casa, Oscar hablo con su padre y no hubo mucho problema en convencerle.

Y ahora estoy aquí con este chico, besándome la oreja y el cuello, y sobándome el paquete y ufff que bien besa.

-          La tienes como una piedra, Germán.

-          Y tú no la tienes menos, que la noto contra el culo

Me dio la vuelta para besarme y caímos sobre la cama, este chico desprendía una sexualidad animal que me ponía burro. Lleve mis manos a su culo, y lo agarre con fuerza, era estupendo.

Se sentó sobre mí y empezó a quitarse la camisa. Aun me parecía raro que este chico tuviera mi edad, de hecho era unos meses más joven que yo, era tan masculino, con esa marca de la barba en su cara, y ese cuerpo tan musculoso, con vello, que le quedaba perfecto, en los lugares justos.

Me eleve y empecé a besar y lamer todo su pecho, mientras él me quitaba la camiseta. Estuve un rato así, nunca había estado con nadie con tanto pelo en el pecho y me gustaba. Se separo, y se puso de pie para acabar de desnudarse, yo hice lo mismo. Me quede mirando su polla, era parecida a la mía de larga, pero más gruesa. Me arrodille ante él, su capullo brillaba de tanto liquido que salía, me la metí en la boca, bufff que bien sabia, como necesitaba tener una polla en la boca. Fui bajando metiéndomela más y mas, repasaba con mi lengua, cada una de sus venas, no me bastaba con su polla, me la sacaba y me puse también a lamerle los huevos.

-          Uffff que bien lo haces

Seguí lamiendo sin parar, haciendo que toda su entrepierna brillara por mi saliva, fui subiendo besando los pelos de su pubis, sus abdominales marcados, sus pectorales, arrfff, antes no me ponían tanto los musculitos.

Nos besamos de nuevo, me gustaba como pinchaba su barba, sus manos recorrían mi espalda, yo lleve mi mano de nuevo a su culo, tenía vello, sobretodo en la raja, mis manos se dirigieron allí, hasta su entrada. La acaricie suavemente, pero no pase de allí. Él se separo y me sonrió.

-          Venga no seas tímido, lo estas deseando y yo también.

Me lo metí en la boca y se lo introduje, note que entro fácilmente, comencé a moverlo y encontré el punto que le gustaba que tocara, él se arqueo, nuestros pechos se pegaron con fuerza al igual que nuestras pollas, besaba su cuello y el jadeaba.

-          German, aaaaaa… méteme otro

A sus órdenes, me gustaba lo directo que era en este tema, le introduje un segundo dedo. Se notaba que Cristian tenía experiencia, entraban muy fácil.

-          Jodeeeer, tienes unos dedos maestro

-          Bueno, tu culo los merece

Movía la cadera para que entrara más hondo, me besaba con pasión, mordía mis labios, hasta que nos separamos, saque mis dedos y me tumbo sobre la cama. Él me siguió, pero solo hasta mi entrepierna, acerco mi polla a su cara.

-          Vaya, es cosa mía o te has echado perfume por aquí.

-          Jajajaja, nunca se sabe donde te van a oler

Comenzó a chupármela, ufff el amigo se la metía hasta el fondo, era tremendo, se la tragaba un rato, para luego sacarla y lamerla hasta los huevos, y volver. Yo coloque la mano en su pelo corto.

Paro y saco su lengua, y me lamio desde mis ingles, hasta mi boca, ufff, este chico sabio como poner a uno cachondo. Me beso mientras su polla se apretaba contra mi abdomen y la mi rozaba con su culo.

-          Germán, fóllame ya.

Se separo y se puso a cuatro patas en la cama, yo me situé detrás. Tenía un culo estupendo, muy fuerte, con un agujero sonrosado, me acerque a lamérselo, lo tenía ya algo dilatado, y mi lengua entraba fácilmente. Así que en nada metí dos dedos, que entraron sin ningún problema. Me encantaba ver como se arqueaba.

-          Venga, Germán…. uffff…. métemela ya

Me acerque  a mi pantalón y saque un condón de la cartera, no tenia lubricante pero creo que con el del condón bastaría. Me lo puse, y lo coloque en su entrada, y como imagine entraba sin muchos problemas, aun así fui poco a poco. Cuando la metí entera, Cristian soltó aire, a pesar de haber entrado tan fácilmente, notaba como su culo apretaba, notaba su calor, y empecé a meterla y a sacarla.

Cristian movía sus caderas a la par que las mías, chocando cuando se la metía, jodeeeeer, que rico estaba.

Miraba la espalda de Cristian, sus músculos se tensaban y remarcaban, formando pequeños surcos, tenía una espalda increíble. En ese momento mi mente viajo por unos instantes, mientras miraba su musculosa espalda. Baje un poco las revoluciones, para volver con unas fuerzas renovadas, penetrándolo sin piedad.

Me incline besando y mordiendo esa espalda que me había vuelto loco, le daba pequeños mordiscos, agarraba sus caderas con fuerza, volví su cabeza para besarlo, le penetraba a un ritmo frenético, el gemía y jadeaba sin parar. Le agarre la polla, para pajearle, con mucha fuerza, pero le gustaba, movía las caderas como un demonio. No paso mucho hasta que se empezó a correr llenándome la mano de lefa.  Apretó entonces el culo de una manera que no pude mas y me descargue como un toro, si no llego a tener el condón puffff… madre mía pensé que me daba algo, había sido increíble.

Sea la saque y caí a su lado, boca arriba y él se derrumbo boca abajo, también estaba recuperando el aliento.

-          Ostras Germán, con la cara de niño bueno que tienes, uaaaaa, menuda maquina estas hecho.

-          Jajajaja, tengo una caja de sorpresas en el pantalón.

Nos limpiamos y así desnudos nos acostamos, y en pocos minutos Cristian estaba roncando, yo sin embargo no me dormía. Mi cabeza estaba embotada, y eso que no soy de dar vueltas a la cabeza, y menos después de un polvo como este, pero cuando me estaba follando a Cristian, y miraba su espalda, la reacción que tuve me turbaba.

Me levante y me acerque a la ventana, guao, la vista era espectacular.

Durante el mes de julio, le había dado vueltas a un tema, a un beso. Me decía a mi mismo que era una tontería, pero durante semanas no se me fue de la cabeza, de hecho, sustituyo totalmente a Martin en mis pensamientos.

Luego poco a poco se me fue pasando, aunque los pensamientos no desaparecían del todo, por eso cuando vi que Cristian estaba por la labor de echar un polvo, me pareció una estupenda idea. Pero cuando miraba su musculosa espalda, me imagine la de otra persona, y…  por eso me lo folle con esa fiereza, porque me imaginaba que era él. Dioooos, que lio.

Volví a mirar, por la ventana. A 22 pisos de altura era como tener el mundo a tus pies. Se veían preciosas las torres de la catedral y la basílica, iluminadas como agujas cortando el cielo.

-          Germán, asúmelo – di voz a mis propios pensamientos – te gusta Dani.

Daniel

Pasar unas semanas en el pueblo me sienta bien, desconecto de todo lo demás, estoy en una burbuja que me recarga. Lo único que no me ha gustado este año es que… bueno me lie con una amiga, por un lado fue un intento de volver a mis viejas costumbres, pero más que nada fue por aparentar, fue un desastre, por un lado no sentí nada al liarme con ella, y por otro sentí que la estaba utilizando. Aun así me lo he pasado muy bien y he podido pensar.

Aunque en este caso no necesitaba pensar, lo tenía claro desde hace semanas.

Sería un mentiroso si dijera que Alberto ya me da igual, en absoluto, lo sigo queriendo, pero el tiempo y la distancia ayuda, creo que ahora podre enfrentarme de mejor manera al principio de curso, intentar ver a Alberto solo como amigo, no será fácil, pero he de hacer el esfuerzo por él y por mi, y también por Oscar, que aunque sigo sintiendo las punzadas de los celos, es mi amigo, una buena persona, y sé que está preocupado por mí, me lo ha demostrado este verano cuando hemos hablado, y no se merece esto en absoluto

Haber seguido el camino de Isaac, habría sido rebajarme a ser un cabrón de la peor especie, jodiendo a dos personas que se quieren y que las quiero, si a eso sumamos que son dos de mis mejores amigos, no se palabras para describirme.

Por eso en cuanto llegue a casa, cogí el móvil y le mande un whatsapp.

-          Isaac, ya he vuelto, y sigo pensando lo mismo, no quiero saber nada del tema, ni de tus tejemanejes, olvídate de mí.

Oscar

Esta noche es la fiesta en casa de Alberto y aunque lo disimule estoy como un flan. No empieza hasta las 7 de la tarde, pero después de comer, me vino a buscar. Quería que fuéramos antes para poder enseñarme tranquilamente la casa, y presentarme a su familia. Ufff ojala estuviera Germán, estaría más tranquilo, pero ya se fue el lunes.

A las 4 Alberto pasó a recogerme, en un coche lujoso y con chofer. Aquí aun pude disimular mi impresión, pero cuando llegamos a su casa, ya me fue imposible.

Creo que no podía cerrar la boca, era realmente enorme, toda de piedra blanca, menos el tejado que era  oscuro, contaba con dos pisos con grandes ventanales enmarcados en piedra gris y no sé cuantas chimeneas. Tenía tres salientes, dos a los extremos, donde solo tenían un piso y se veían dos terrazas, y en la parte central, allí era donde más imponía. Una escalinata llevaba a una serie de columnas de mármol, que ascendían hasta un friso triangular, con un escudo sujetado por dos estatuas. Todo rematado con una gran fuente con surtidores justo en medio de la rotonda frente a ella.

-          No te preocupes, chiquitín, - dijo Alberto sintiendo mi reacción y pasándome una mano por el hombro – solo es una casa.

-          No, no es una casa es un palacio – dije no muy animado.

El recibidor era una estancia enorme, con suelos de mármol, una gran araña de cristal y dos escaleras que llevaban al segundo piso.

-          Ven, te quiero enseñar mi habitación.

Me cogió de la mano y me llevo al segundo piso, recorría pasillos con grandes ventanales a la derecha, y puertas a la izquierda.

Cuando vi su habitación se rebajo el nudo de mi pecho, era grande, pero normal, como podría ser la mía, eso me traía de vuelta a mi querido Alberto, el que no tiene chofer ni un palacio para vivir.

-          Gracias, por venir Oscar, significa mucho para mí.

Me abrazo y me dio un beso en el mejor momento ayudándome a reducir mi desazón.

Me empezó a enseñar la casa, una sucesión de salones y a cual más impresiónate, algunos eran clásicos, otros más modernos, pero todos increíbles. La sala de baile donde seria la fiesta, ocupaba gran parte del ala oeste de la planta baja y era sin duda tan grande como mi casa. Me estaba volviendo a poner nervioso.

Finalmente llegamos a un pequeño jardín en la terraza del ala este, desde allí se veían los jardines que rodeaban la “casa”, eran casi un parque, se veía una piscina gigantesca, una cancha de tenis, y una amplia extensión de césped tachonada con árboles, pero ese jardincito me gustaba era, muy tranquilo sin ostentaciones, como… como si estuviera hecho con mucho mimo, a diferencia del resto.

-          Este jardín lo hizo mi madre, era su lugar favorito, y la verdad que también es el mío, me gusta venir aquí a desconectar.

-          Es muy bonito, es mas… no se…

-          Mas humano, a mi esta casa, aunque fue donde me crie siempre me ha parecido fría, y desde… desde hace un tiempo… me parece muerta.

Vimos entrar un coche en el jardín.

-          Ya han llegado, ven que quiero que conozcas a mi familia.

Cuando bajamos Estela vino a abrazarme.

-          Guapetón, que alegría que vengas, la verdad que estas fiestas es una sucesión de gente rancia, da gusto que haya gente que realmente queremos.

-          Niña que nosotros también estamos en la fiesta.

La que hablaba era una señora bajita algo regordeta, de unos sesentaitantos, pelo canoso y mirada y sonrisas muy dulces, resultaba muy maternal.

-          Oscar esta es Carmina

-          Encantado señora

Me dio un fuerte abrazo y dos besos.

-          Ay que chico tan guapo, Alberto nos había hablado de ti pero se había quedado , corto

-          Mu…muchas gracias – dije poniéndome rojo como un tomate, pero agradeciendo su cercanía –

-          Uyyy cariño, no te pongas rojo, - me pellizco un moflete – estas en familia, tu siéntete como en casa.

Se acerco entonces un hombre alto, con un cigarro en la mano, con barriga prominente, poblado bigote, calvicie incipiente, y cara bonachona, y los ojos…. eran los ojos de Alberto, con ese verde claro, estaba claro que los ojos de Alberto y Estela venían de su madre.

-          Y este es mi tío Enrique.

Me dio un fuerte apretón de manos.

-          Mucho gusto señor

-          Jajajajaja – tenía una risa sincera y profunda, un poco tomada por el tabaco – nada de señor, Enrique, encantado chico, nos había hablado tanto Alberto de ti que ya es como si te conociéramos.

Nos fuimos a tomar un café, la verdad que su familia me caía muy bien, eran encantadores, Carmina era tan maternal y Enrique tan campechano, que me ayudo a relajarme.

A las 5:30 empezó a llegar el servicio de catering para preparar todo, Alberto me llevo a una habitación para que me pudiera duchar y vestirme. Me había traído un traje gris oscuro, camisa rosa pálido y corbata color vino. Tras ducharme y vestirme me mire al espejo, me vi guapo y quería que Alberto también me viera guapo. Llamaron a la puerta

-          ¿Ya estás?

Por favor, yo lo había visto ya en traje, pero hoy estaba deslúmbrate, con un traje azul oscuro, con corbata y chaleco a juego y camisa blanca. Estaba claro que era un traje a medida, porque le quedaba perfecto. Pero lo que más me gustaba era su pelo, siempre lo llevaba lacio, pero hoy lo tenía hacia atrás con gomina.

-          Madre mía – dijo estas guapísimo-

-          Ni de cerca tanto como tú.

Se acerco para besarme, llevo sus manos a mi cuello mientras yo se los devolvía poniendo mis manos en la cintura.

-          Uffff – dije- me encantaría quitarte la ropa una por una.

-          No te preocupes – me susurro al oído – ya te digo que lo harás, pero todo a su tiempo, ahora hay que bajar.

Al bajar vi que había mucho movimiento preparando todo aunque aun no había ningún invitado. Estela estaba radiante con un vestido azul vaporoso, que enseñaba bastante espalda. Estaba discutiendo con Carmina.

-          Niña, sube y ponte otra cosa ahora mismo.

-          Que no nana, este vestido me gusta, era de mama y a ella no le decías nada.

-          Tu madre era una mujer hecha y derecha, tú eres una niña.

-          Tengo 17 años ya …

-          Una niña.

La escena me pareció graciosa, una escena hogareña, en medio de esa fría “casa”.

Vi que ya había llegado Cristian, me saludo afectuosamente, iba en cierta manera informal, eso me gusto.

-          Cuando empiecen a llegar todos los estirados, tu y yo nos vamos a tomar unas copas – dijo –

La verdad que se lo agradecí, me sentiría más cómodo con él. Había también dos chicas, las dos morenas y muy guapas.

-          Ven Oscar – dijo Estela, cogiéndome del brazo – te presento, ellas son Alicia y Natalia, mis mejores amigas, el es Oscar, el novio de Alberto.

Me dieron sendos besos, me quede un poco parado, no esperaba que me presentaran como el novio de Alberto ante nadie más.

-          Oscar –dijo Natalia – eres guapísimo, haces una pareja preciosa con Alberto.

Me puse rojo como un tomate por las palabras de esa chica, mientras veía alejarse a hablar con Cristian. Estela puso los ojos en blanco y su otra amiga, Alicia se reía.

-          No te sorprendas Oscar – dijo Estela – si Nati te tira un poco los tejos, tiene una obsesión con los chicos gais.

-          Razón por la cual se nos va a quedar para vestir santos – añadió Alicia -

A las 6:30 empezaron a llegar los invitados, una larga sucesión de lo más florido de la sociedad de mi ciudad, a algunos los reconocí, el alcalde, el presidente del equipo de futbol, el jugador estrella, un rico banquero.

Alberto cuando podía se acercaba a mí, pero como anfitrión no podía estar mucho con él. Cristian estaba todo el rato conmigo e intentaba entretenerme, también venían Alicia y Nati pero claro ellos conocían a mucha más gente que yo y aunque me los presentaban yo no podía evitar sentirme totalmente fuera de lugar, este era el mundo de Alberto, no el mío.

Carmina también venia con regularidad, era una mujer perspicaz y a pesar de mi disimulo, notaba mi incomodidad, y hacia todo lo posible porque me sintiera cómodo, era un encanto de mujer, no me extraña que Alberto la quisiera tanto.

También hable con su tío Enrique, me confesó que las primeras veces que venía estas fiestas se sentía como un pez fuera del agua, pero que ahora se habían convertido en una rutina, y que esperaba que lo pasara bien, que en realidad yo era el invitado de honor. La verdad que sus palabras me animaron…. durante un rato.

Al rato Cristian se puso a hablar con un chico, creo que era el hijo de no sé qué… buen no sé, de alguien importante, era algo mas mayor que nosotros, y por los ojitos que se ponían, considere que era mejor retirarme.

Veía a Alberto hablando con unos y otros casi siempre al lado de su hermana, jolín así los dos juntos, eran realmente deslumbrantes, lo vi un momento hablando con tanta familiaridad con el alcalde que no pude evitar sentirme lo mas descolocado de la tierra.

La música pasaba una tras otra, la gente bailaba y yo bebía champagne, entonces sonó un tango, vi a Estela y a Alberto mirarse y sonreír, comenzaron a bailar, y como bailaban, no sabía que también bailaba tango, me recordó en parte a la escena del principio de la película de “Mentiras arriesgadas”,  y es que es lo que ocurría, desde hacia un rato lo veía todo como una película, y yo solo era el espectador.

Necesitaba tomar aire y desconectar de esto, así que salí y empecé a dar vueltas por ese frio palacio, sin rumbo fijo hasta que caí en una cosa.

Me encamine hacia allí y llegue al pequeño jardín que me había enseñado Alberto, era muy agradable, olía a flores en medio de la noche, allí me sentía más cómodo. Pensé en su madre, y si ella se sentiría tan sumamente descolocada como yo.

La brisa del verano me acunaba, y la música se oía a la lejanía. Me apoye en la barandilla y deje que pasara el tiempo.

-          Imaginaba que estarías aquí

Me gire y vi a Alberto mirándome, no llevaba la chaqueta pero seguía estando arrebatador.

-          Eyyy – dije intentando parecer tranquilo – me estaba agobiando y quería tomar un poco el aire.

-          Siento haber estado tan poco contigo, no me dejaban tranquilo – fue acercándose poco a poco – pero cuando vi que no estabas me preocupe y vine a buscarte, esta tarde me di cuenta que este rincón te gusto.

-          Tranquilo, tú tienes tus responsabilidades, es tu mundo, yo… yo allí no pintaba nada.

-          Oscar no es así, ese no es mi mundo – me rodeo con sus brazos – este es mi mundo.

Le apreté con fuerza contra mí apoyando la cabeza contra su pecho.

-          Lo siento, cuando te vi bailando con Estela, los dos tan preciosos, tan admirados, tan… no se me sentí tan descolocado.

Cogió su móvil y empezó a tocar cosas, yo me estaba perdiendo.

-          ¿Que… que haces?

Dejo el móvil, en una mesa

-          ¿Crees que necesito que me admiren mientras bailo? Lo que realmente me importa es con quien bailo.

Empezó a sonar una música, era una canción de Elvis Presley  ( http://www.youtube.com/watch?v=nTc0i6urtYk )

Wise men say only fools rush in

Agarró mi mano izquierda con su derecha, puso la otra en mi cintura y yo la mía en su hombro, y empezamos a bailar.

If I can't help falling in love with you

Bailaba tan bien que me deje llevar completamente, mientras él me miraba y sonreía con toda la ternura del mundo.

Some things are meant to be

Las preocupaciones y los miedos se desacían como el humo, solo éramos él, yo y la música.

Take my hand, take my whole life too

Acerque mis labios a los suyos, y entonces me di cuenta, no tenía nada que temer, que nunca me sentiría fuera de lugar mientras Alberto estuviera a mi lado, porque mi sitio estaba allí, a su lado.

For I can't help falling in love with you

Daniel

Ay creo que me voy a echar a dormir, después de una buena paja… bueno de dos, tras haber recorrido varias páginas de porno gay. La verdad que me siento mucho mejor, antes me pajeaba, sin dejar de pensar en Alberto y la noche que pase con él, ahora, pues lo seguía haciendo pero no con tanta regularidad.

Antes revise el facebook, y el correo y me fije en un nuevo mail, no conocía esa dirección, pero el asunto me escamo.

Piénsalo mejor

Lo abrí y note como la sangre en las venas se me helaba, pensé que el corazón me dejaba de latir, y un miedo atroz se apodero de mí.

Cogí el móvil y llame, dándome igual la hora.

-          Siiii – dijo una voz medio dormida –

-          ¡¡¡¡¡¡¡¡ERES UN HIJO DE PUTA!!!!!!!!!

-          ¿Ehhhhhh?

-          ¡¡¡¡¡¡¡¡TE VOY A MATAR CABRON!!!!!!!

-          Ahhhh, jajajajajaja, vaya hora de mirar el correo.

-          ¡¡¡¡¡¡¡¡CUANDO TE PILLE TE VOY A ARRANCAR LOS HUEVOS, HIJO DE PUTA!!!!!!!!!

-          Dani, Dani, Dani, me parece que en las actuales circunstancias, soy yo el que dice lo que se debe o no se debe hacer.