Bachiller XVII - Cumpleaños Feliz

Tras un curso mu ajetreado, Oscar ha pasado un mes en Irlanda y vuelve para pasar un estupendo verano con su querido Alberto

Hola, os traigo el nuevo capítulo, el primero del verano. Este capítulo es más relajado que los anteriores, y cargado de sexo, para compensar la sequia de los anteriores. Espero que os guste.

Como siempre agradecer vuestros comentarios y valoraciones y animaros a seguir haciéndolo.

Un fuerte abrazo


Oscar

Ayyy Dios, lo primero que voy a hacer en cuanto llegue es comerme una tortilla de patatas entera.

La verdad que el este mes ha sido estupendo, pero la comida no será lo que más recuerde de la isla Esmeralda, no me ha gustado nada.

Eso sí, he mejorado mi inglés una barbaridad. En si el curso consistía en un mes de clases del idiomas, pero a lo bestia, en una universidad al norte de Dublín. Cada día dábamos 6 horas de inglés, 4 por las mañanas y 2 por la tarde, con un examen al final, que nos concedía un título oficial de la universidad.

La zona donde vivía estaba muy bien, me gustaba, eran unos apartamentos de la universidad y éramos muchos extranjeros. Compartía piso con un chico danés y uno griego, y la verdad nos caímos muy bien, espero seguir teniendo contacto con ellos por internet.

Era la primera vez que pasaba tanto tiempo viviendo solo, bueno, está el colegio, pero esto de ir a compra, hacerme la comida, poner la lavadora, pues la verdad que me ha sentado bastante bien.

Me fui bastante de fiesta, para lo que suelo salir yo, aunque debo de reconocer que esa cerveza negra que beben por allí, pues… pues como que no, prefiero la normal de toda la vida. Esta gente salía muchísimos días, pero yo solo salía los sábados y algún viernes.  Jajajaja, había una compañera austriaca que me tiraba los tejos de forma descarada, pero yo lo zanje diciendo que tenia novia en casa.

Callejee también mucho, es algo que siempre me ha gustado mucho y me moví mucho por Dublín y debo decir que me sorprendió, me encanta, quiero volver, pero la próxima vez quiero que sea con lo que más he añorado este mes. Con Alberto.

Alberto era la razón por la que salía mucho menos que mis compañeros, hablábamos mucho por whatsapp, y después de cenar, nos poníamos a hablar por skype y nos llegábamos a pasar horas y horas.

También me dio un poco de pena celebrar tan lejos mi cumpleaños. Es la primera vez  que lo celebro lejos de casa y me dio un poco de pena. Recibí mensajes de todos mis amigos, de Germán, Dani, Alex, Esteban, de mi padre y por supuesto de Alberto. Ese día, el estaba pasando un par de semana con su familia en la montaña, pero eso no impidió que me hiciera un show privado por la cam que me dejo caliente varios días.

Pero finalmente mi periplo irlandés se termino. Hoy es el último lunes de julio son las 9:00 y mi padre ha venido a buscarme al aeropuerto, hoy pasaría el día con él, le había extrañado también mucho, quería ver que tal llevaba mi inglés y que le contara todo lo que había hecho en Irlanda, además, debía descansar después del viaje, aun no me había recuperado de la fiesta de despedida de este sábado. Pero no podía esperar al día siguiente, que ya había quedado a primera hora con Alberto.


Quedamos en la puerta de un centro comercial del centro. Cuando llegué ya estaba allí, siempre es puntual. Puede que fuera porque hacía casi un mes que no lo veía, pero me pareció que estaba guapísimo, con una camiseta morada, que marcaba sus músculos, unos pantalones vaqueros azules, y unas gafas de sol. Cuando me vio se quito las gafas y me dibujo una radiante sonrisa, bueno creo que como la que se me dibujo a mí. Le iba a dar un fuerte abrazo, pero no pude, me agarro por la cara y me dio un beso que me dejo sin aire, yo al principio me quede sorprendido pero enseguida le correspondí, le había echado tanto de menos.

Dejo de besarme y me dio un abrazo de oso que me levanto del suelo

-          Ayyyyyy, que ganas tenía de verte chiquitín.

-          Y yo, pero como sigas así me vas a ahogar.

-          Perdona – dijo soltándome – pero es que te he echado tanto de menos

-          Jooo y yo a ti, mucho.

-          Vamos a tomarnos algo, que quiero que me cuentes todo.

-          ¿Qué quieres que te cuente? si estábamos todo el día hablando.

Fuimos a una cafetería y nos sentamos en una mesa de un rincón que tenía un sillón haciendo esquina y podíamos sentarnos juntos. Estuvimos hablando de muchas cosas, de lo que habíamos hecho, tanto yo en Irlanda, como él en la montaña y aquí, aunque ya sabíamos casi todo.

-          Te he traído una cosa – le dije –

Saque su regalo, era una figurita de un leprechaun con una olla con monedas, y una banderita de Irlanda.

-          Me encanta Oscar, es muy gracioso, le hare un lugar de honor en casa para ella – y me dio un beso –

-          Me alegro que te guste, la verdad que no soy muy bueno haciendo regalos, no sabía si acertaría.

-          Pues has acertado, me encanta, yo también tengo uno para ti por tu cumple, pero tendrás que esperar ¿me has reservado el viernes verdad?

-          Sí, todo el finde lo he reservado para ti.

Pedimos un segundo café

-          ¿Has hablado con Germán? – le pregunte-

-          Si, el otro día, por lo de la playa.

Germán nos había invitado unos días a la playa.

-          ¿Y te parece bien?

-          A mí me parece estupendo, además me hace ilusión pasar unas vacaciones junticos – me contesto pasando su mano por mi hombro -

-          Pobre Germán, le va a tocar de aguantavelas, porque Dani no viene.

-          Ya, se va a su pueblo.

-          Me da pena, el último mes de clase lo note muy distante, pero cuando hable con el por el móvil para mi cumpleaños, lo note... no sé, bastante mejor.

-          Sí, yo he hablado con él un par de veces y también lo he notado mejor.

Acabamos el café

-          Oye qué hora es – pregunté-

-          No son ni las 11:30, aun es pronto, no querrás irte ya ¿no?

-          No, quería preguntarte … – jajajaja, me sonroje, aun no entiendo cómo puedo sonrojarme con Alberto- si …

-          Jajajaja, anda dime tonto.

-          Que si podríamos ir a tu ático.

-          Vaya – puso cara de inocente – ¿y para que quieres ir?

-          Pues bueno… para…

-          ¿Para darte una bienvenida como te mereces?

-          Si -sonreí- para eso.

-          Pues vamos.

Pagamos y nos dirigimos hacia allí, por suerte no estaba lejos, yo la verdad que lo había pensado antes de quedar, pero el beso que me dio al encontrarnos, me decidió totalmente.

Llegamos y nada más entrar en el ascensor empecé a besarle con furia, ahora ya sin miradas de curiosos podía dar rienda suelta a mi pasión.

Llegamos al piso, a duras penas logro abrir, no dejaba de abrazarle y besarle el cuello. Fue entrar y agarrarme a su cuello, el me elevo y enrosque mis piernas en sus caderas, note todo su fuerte cuerpo tensándose por mi peso. Me fue llevando, hasta sentarme en la barra americana que separaba la cocina del salón, sin dejar de besarme. Sus besos empiezan a bajar por mi cuello, me quita la camiseta y empieza a recorre todo mi pecho, mis pezones, mis abdominales, hasta llegar a la entrepierna, dándome suaves mordiscos sobre el pantalón. Desabrochó los pantalones, me quito las deportivas y me bajo los pantalones y los calzoncillos para dejarme totalmente desnudo en la encimera.

-          Jodeeeer, esta mas bueno que nunca.

Me beso y me abrazo, pasándome las manos por la espalda, me encantaban las manos de Alberto recorriendo mi cuerpo. Me gustaba sentir sus dedos hasta en mi último rincón. Se agacho lentamente sin separar su boca de mi piel, dejando un rastro de saliva a su paso hasta quedar a la altura de mi polla, que estaba ya totalmente dura y sin preámbulos se metió toda en la boca, uffff, como añoraba la maestra boca de Alberto y el estaba desbocado, pensé que me la iba arrancar, de su pasión, pero eso me volvía loco, cuando le notaba perder el control.

Volvió de nuevo a mis labios, notaba el sabor de mi polla en su boca, joder que calientes estábamos, nos faltaba el aire. Me bajo de la encimera y me dio la vuelta. Fue bajando su lengua por mi espalda, haciéndome arquear, hasta llegar a mi culo, lanzándose con autentica hambre a mi agujero. Yo estaba tan caliente que su lengua me penetraba sin ninguna dificultad. Luego empezó a jugar con un dedo, que entro como si nada.

-          Ahhhhh, joder Alberto eres un genio.

Dejo mi culo y volvió a mi cuello, yo gire mi cabeza para poderle besar, note como se bajaba los pantalones y los calzoncillos. Su rabo como una roca, quedaba encajado a mi culo, uffff no podía más, el notarlo allí duro y caliente era demasiado, creo que podría echar humo.

-          Espera – dijo a mi oído- voy a por u…

-          Ni se te ocurra, la quiero ya, métemela ahora.

Dicho y hecho, note su polla en la entrada de mi culo, empezando a penetrarme, poco a poco, hasta estar metida por completo. Empezó un bombeo fuerte desde el principio que a mí me hacia gemir y jadear.

-          Jodeeeeer, siii... aaaa, como la he echado de…. ummmm… menos.

-          ¿Te gusta?…- dijo jadeando en mi oído-

-          Dame mas… mas fuerte

Yo antes era más comedio cuando follaba, pero poco a poco me he ido soltando y por alguna razón el oírme gemir, jadear y decir cosas, hace que Alberto se ponga como un verraco y a mí me encanta.

Me empezó a penetrar de forma animal, ufffff que maravilla, acerco un banqueta y subió mi pierna, logrando penetrarme aun más hondo, jodeeer, y encima empezó a pajearme, aaaaaaa, habría deseado estar así siempre, sin embargo a este ritmo no iba a tardar mucho en explotar.

-          Me voy aaaaaaa, me corroooo – dije entre gemidos

-          Hazoooo arggg, correte mi semental.

Su paja aumento la velocidad, hasta que empecé a correrme sin medida, tantos días esperándolo, regando el suelo, la pared y la mano de Alberto. El bajo un poco las revoluciones, para enseguida volver a pillar velocidad, notaba que se iba a correr también.

-          Quiero que me llenes, quiero sentir correrte dentro.

La metió hasta el fondo y note como se corría en mi interior y qué cantidad, estaba tan deseoso de esto como yo.

Agotados se acuesta sobre mi apoyando su pecho en mi espalda, besando y mordiendo suavemente mi oreja. Sentí como sacaba su polla, y su semen escurría fuera de mí, mientras acariciaba mi ano.

-          Como te quiero mi amor, como te he echado de menos.

-          Yo más, que ganas tenía de volver a estar contigo.

Me llevo hasta la cama y allí nos quedamos tirados un buen rato, recuperando el aire. Alberto me rodeo con sus brazos mientras me besaba en la mejilla.

-          ¿Quieres quedarte a comer? Me he traído la Wii y podríamos jugar un rato después.

-          Ojala, pero hoy como en casa con mi padre, volví ayer y apenas lo he visto.

-          Ahhhh, a ver cuando me lo presentas.

-          De eso te quería hablar

-          ….

-          ¿Te gustaría mañana venir a cenar a mi casa? Ya le he había hablado de ti, pero… bueno le he dicho ya que eres mi novio y así os conocéis.

-          Jajajajaja, así que presentación oficial del yerno, claro que si, además nunca me llevas a tu casa.

Estuvimos un poco más en su cama hasta que me vestí para ir a mi casa, le estaba dando el último beso antes de irnos.

-          Sabes me ha gustado mucho el café de hoy

-          ¿A si? – puso una sonrisa picara- pues este mes podemos quedar si quieres todos los días a tomar café.

-          Jajajaja, por mi encantado.


Eran las siete y media del miercoles, le había dicho a Alberto que viniera a las 8 para cenar, mi padre estaba nervioso, le había contado quien era y a diferencia de mi él sí que sabía muy bien quienes eran los Van Buren, se quedo con los ojos como platos, de que yo estuviera saliendo con uno de los chicos más ricos de la ciudad y realmente estaba un poco nervioso, en eso nos parecemos, pero ya le dije que en cuanto lo conociera vería que es un chico genial.

A las ocho llego Alberto, puntual como siempre, iba muy majo con unos pantalones negros  y una camisa blanca, traía una botella de vino.

Nos saludamos dándonos la mano, no quería que mi padre se sintiera incomodo, tiempo al tiempo. Le acompañe al salón. Mi padre salió de la cocina.

-          Papa, mira te presento a Alberto, Alberto, este es mi padre, Francisco – vaya creo que nunca había dicho el nombre de mi padre, pues es este, Francisco.

-          En placer señor – dijo Alberto-

-          Nada de formalidades, llámame Francisco, o Paco, lo que prefieras, me alegro mucho de que hayas venido a cenar, tenía muchas ganas de conocerte.

-          Yo también Francisco, y para mi es un placer venir a cenar – Alberto dibujo esa sonrisa encantadora, como solo él sabe hacer – He traído un vino, espero que le guste.

-          Vaya muchas gracias Alberto, no tenias que haberte molestado.

-          No es una molestia en absoluto.

-          Aun tardaremos un rato en cenar, Oscar ¿Por qué no le enseñas la casa?

Mi casa, no está mal, es un piso grande, con un comedor y una sala de estar, cocina, cuatro habitaciones y un par de baños, lo que más me gusta es que es muy luminosa. Se la fui enseñando hasta que por ultimo llegamos a mi cuarto. La verdad es que como vivo todo el año en el colegio mi habitación no ha cambiado en exceso desde los 12 años.

-          Jajajajaja, parece la habitación de un niño.

-          Oyeeee, es que yo apenas vivo aquí desde los doce

-          A mí me gusta, es como tu chiquitín, trasmite inocencia – paso sus manos desde atrás por mi cintura, me encanta que me abrace de esta forma – es una de las cosas que hace que te quiera con locura.

Comenzó unos dulces besos por el cuello, que hacían derretirme cada vez que sus labios tocaban mi piel.

-          Para, para – me volví para quedar frente el – que mi padre está en casa y si empiezas no paro.

-          Jajajajaja, de acuerdo, pero un día que no esté, me tienes que traer, y demostrarme que no es una habitación de niño – me dio un beso –

-          Vaya, ¿el martes acaso no te lo demostré?

-          Me gustaría asegurarme.

A las nueve empezamos a cenar, mi padre se lo había currado, he de decir que mi padre es un cocinero excelente. No en vano el llevaba la cocina de su primer restaurante, ahora con dos, pronto tres, se dedicaba mas al tema de la gestión y dejaba el arte culinario para casa y hoy se había esperado hasta para él.

Alberto no pudo evitar sentirse impresionado, a él también le encantaba la cocina, por lo que se lo comento a mi padre y antes que me diera cuenta se enfrascaron en una conversación, sobre los restaurantes y la cocina. Yo me quede como si no estuviera, pero no podía caber en mí de felicidad, ver a las dos personas más importantes para mí congeniar tan bien, no tenía precio.

Tras una cena estupenda nos sentamos en el sofá y mi padre preparo café, en este rato le pregunto mas sobre él, sobre su empresa y sobre que tenía pensado cuando acabara el colegio, me di cuenta que en mi padre, habían desaparecido todos los nervios que tenia por el joven heredero Van Buren, ahora había conocido a Alberto y se le veía encantado.

Como si nada se hicieron las 12:30. Alberto se tenía que ir, pero insistió en ayudar a recoger, llamamos a un taxi, pero le pedí que llamáramos desde mi cuarto. Cuando llegamos le agarre por el cuello y me puse a besarle, había estado genial y no cabía en mi de gozo.

-          Has estado genial

-          Es que soy genial – dijo riendo –

-          Eres un creído – le di otro beso – pero si, eres genial.

-          Ufff como sigas así, no me voy a querer ir

-          Ojala te quedaras, pero aún es pronto para eso, nada de forzar las cosas.

-          Claro que no, además mañana no te olvides, que tenemos una cita muy especial.

-          Que noooooo, pesado

-          Jajajajaja, por cierto tu padre me ha caído genial.

-          Y tú a él – le di un fuerte abrazo - estoy más contento.

Nos volvimos a besar pero tuve que parar, si no…

Cuando se fue Alberto estuve un rato hablando con mi padre

-          Tenias razón es un chico encantador, y además muy guapo.

-          Papaaa – me puse rojo, pero sonreía –

-          ¿Qué pasa? Es la verdad, cuando me dijiste quien era, pues me imaginaba que sería un chico estirado, pero es un verdadero encanto, me gusta, además se nota que te quiere, y eso es lo que importa.

-          Gracias – me acerque y le di un abrazo – Gracias papa.

Esa noche cuando me acosté, no podía sentirme más feliz, y con unas terribles ganas de que llegara mañana por la noche.

Alberto

Bueno la cena esta ya preparada, solo falta que llegue Oscar, aunque bueno, aun no son las ocho y le dije a esa hora. La cena huele muy bien, aunque no es tan elegante como la de nuestra primera cita, bueno, lo que importa es que este buena, pero claro, ese día quería impresionar a Oscar, hoy espero impresionarlo de otra manera.

Diiiiiiiiiiiiing Dooooooong

Bien, todo limpio, ordenado, mesa puesta, bien vestido, abrí la puerta.

-          Adelante caballero

-          Jajajajaja, pero ¿de qué vas vestido?

Me había vestido de camarero con pantalones y zapatos negros, camisa blanca, chaleco negro y pajarita negra, creo que estaba bastante guapo.

-          ¿No le gusta al señor? – pregunte sonriendo –

-          Que dices, me encanta, estas guapísimo – me dio un tierno beso – te comería entero.

-          Pues primero la cena que ya está preparada.

-          Jooo, esta precioso.

Había puesto algunas velas en la casa y una rosa en la mesa, será un poco cursi pero es que mi Oscar, me hace ser así, estoy muy tontico con él, que le voy a hacer.

-          De primero caballero tenemos tallarines a la carbonara, y de segundo si le place ternera a la pimienta.

-          Oaaaa me encantan la pasta a la carbonara, y deja de hablar así – se rio y me dio un suave azote en el culo-

-          Jajajajaja, vale y de beber ¿qué quieres?, vino, coca-cola, cerveza o agua.

-          Prefiero coca-cola.

La verdad es que nunca controlo la cantidad con la pasta, así que nos hinchamos de tallarines y la carne apenas la probamos. Ahora tocaba el postre.

-          Cierra los ojos – le dije –

Saque la tarta, era una tarta de queso de estas que se hacen rápido, ya dije que la repostería no es lo mío, pero esta vez quería prepararla yo. Puse dos velas con el 1 y el 7, y la lleve a la mesa.

-          ¡¡¡¡¡Feliz cumpleaños!!!!! aun que siento que sea con un mes de retraso.

-          Alaaaaaaaa, gracias, ¿la has hecho tu?

-          Con estas manitas

-          Esta genial, muchísimas gracias nene.

Soplo las velas y comimos tarta, pero poca, seguíamos hinchados de los tallarines. Pasamos del café, así que nos fuimos para el sofá y serví dos copas, había comprado un licor de avellana que había probado una vez y estaba muy bueno.

-          Ayyyyy, como tenga muchas cenas de estas me voy a poner gordo – dijo Oscar –

-          Si quieres, mañana nos vamos a correr un rato por la ribera.

-          Pues sí, echo de menos salir a correr contigo.

-          Bueno pero eso mañana, primero lo primero.

Fui corriendo al armario a por los regalos, tenía muchas ganas de dárselos.

-          Toma este el primero.

-          Pero Alberto, no hacía falta que me regalaras nada.

-          Calla y ábrelo, a ver si te gusta – siempre he preferido dar regalos a que me los den y me hace mucha ilusión –

-          Ostraaaaas, Danza de Dragones, el que me falta, muchas gracias.

-          ¿Te gusta?

-          Muchísimo, veo que me escuchas cuando te doy la tabarra con estos libros.

-          Jajajajaja, pues espero que este también te guste

-          Joder, me vas a malacostumbrar

-          Me encanta hacerlo.

-          ¡¡¡¡¡Alaaaaaaaaaaaaa!!!!! la camiseta oficias de la selección para el próximo mundial, me encanta.

-          Me alegro haber acertado, ya sabes que yo con el futbol no soy muy que te allá.

-          Has acertado de lleno

Se acerco y me empezó a besar estaba tan contento, como un niño, me gustaba tanto hacerle feliz.

-          Pruébatela a ver cómo te queda.

Se quito la camisa que llevaba, y no pude evitar deleitarme con ese precioso cuerpo que tiene, hasta que se puso la camiseta, le quedaba genial, tal vez un pelín ajustada, pero mejor, le marcaba.

-          Uffff, te esta estupenda.

Le tendí la mano para que se acercara y empezamos a besarnos con más pasión que antes, nos movimos y me puse a horcajadas sobre él. Los besos aumentaron en intensidad, sus manos recorrían mi espalda, mientras yo acariciaba sus orejas y las bajaba hasta su cuello, siempre me ha gustado la suavidad de su cuello, y sé que le gusta que se lo toque y se lo bese. Su entrepierna se iba poniendo dura y apretando contra mi culo, mientras que la mía también empezaba a crecer.

-          Y dime guapetón – me dijo poniendo cara de pícaro – hoy ¿qué me quieres  hacer?

-          ¿¿¿Yo??? No, no, no, yo no te voy a hacer nada de nada

-          ¿¿No?? – puso cara de pucheros – ¿y porque no?

-          Porque hoy me lo vas a hacer tu a mí.

Jajajajaja, por la cara que puso, estaba claro que no se lo esperaba. Iba a ser mi primera vez.

Voy a ser franco, yo cuando empecé a tener relaciones, me considere únicamente activo, no me planteaba el papel de pasivo, por alguna razón incluso al principio con Oscar tampoco, pero poco a poco en mi mente me atraía cada vez la posibilidad de probarlo, se fue convirtiendo en un deseo cada vez más fuerte de ser penetrado por Oscar, de que fuera él primero y de que me hiciera sentir como yo le hago sentir a él.

-          Que pasa ¿no te apetece? – cogí sus manos y las fui bajando hacia mi culo y las apreté contra el – que yo recuerde, te gustaba mucho – moví mis caderas sobre él, note su polla totalmente dura – y por aquí alguien parece que también le gusta la idea.

-          Claro que me apetece, muchísimo, pero…es que… yo… yo nunca lo he hecho.

Me acerque a él para besarle

-          Yo tampoco, así que será la primera vez para los dos, y lo que tengo claro es que quiero que sea contigo.

Seguía con la cara de sorprendido, pero se mordía el labio inferior, en una decima de segundo se lanzo hacia mí a besarme con una furia que pocas veces le había visto, me agarraba el culo con mucha fuerza.

Le quite la camiseta, y empecé a desabrochar mi chaleco y mi camisa.

-          Por favor – dijo – no te quites la pajarita, me pone mucho.

No sé porque pero esa tontería, me puso aun más caliente, de hecho me estaba poniendo muy caliente, seria por el hecho de que iba a experimentar algo nuevo con Oscar y que iba a ser nuevo para los dos.

Me la deje como me pidió y se lanzo a devorar mi pecho, sentía su lengua y sus labios en mis pectorales, hasta que llego a mis pezones, les daba pequeños mordiscos, que eran el punto perfecto entre dolor y placer, yo coloque las manos es su cabeza acariciándole el pelo.

Me desabrocho mi pantalón, y así más fácilmente metió su mano por mi bóxer para agarrar de nuevo mi culo. Uffff que fuerte lo apretaba, creo que mañana tendré marcas pero me encantaba, producía placer y dolor a partes iguales. Saco una de sus manos y la llevo a mi polla que asomaba la punta por fuera del bóxer, la saco del todo y empezó a masajearla, mientras con la otra empezaba acariciar tímidamente mi ano virgen.

Saque su mano del pantalón y puso cara de “he metido la pata” pero le sonreí con lujuria y lleve su dedo a mi boca para chuparlo, mientras me miraba con deleite, baje un poco el pantalón por detrás y la devolví a su sitio, siguió acariciándolo, pero con timidez. Yo le mire y con los ojos le dije “adelante” y empezó a meterlo, dolía un poco pero yo me relaje, quería que entrara todo y que Oscar dejara atrás su timidez. Una vez dentro empezó a entrar y salir y era…

-          Uffff…

-          ¿Te duele?

-          No, me gusta… es… diferente.

Le vi sonreír y empezó a meterlo a mayor velocidad. Me encantaba que se desinhibiera. Tras un rato así, le hice señales para levantarnos, así que suavemente saco su dedo de mí. Le di la mano, lo lleve hacia la cama y lo senté.

Me quite el resto de la ropa, quedando solo con la pajarita. Me acerque a él, mi polla estaba totalmente tiesa, y a la altura de su cara, Oscar se lanzo a devorarla con autentico frenesí, vi como desabrochaba su pantalón, sin dejar de chupármela, empezó a bajárselo junto con los calzoncillos, hasta que quedaron en sus tobillos y comenzaba a pajearse.

Aaaaaa, la mamada era increíble, me encantaba cuando se la comía entera, sin dejar de mover la lengua, me sorprendía como podía hacerlo, con mi polla entera en su boca, era un genio. Enterraba mi mano en su pelo y miraba como se pajeaba. Le hice parar y me puse de rodillas para besarle, me encantaba el sabor de su boca tras chuparla. Le quite los zapatos, agarre los pantalones y los calzoncillos, saque todo dejándolo también totalmente desnudo, lo tumbe de lado en la cama y yo me puse a su lado pero en dirección contraria, colocando nuestras pollas frente a nuestras boca, yo me lance a por ella y el hizo lo mismo, si él me la chupa como si quisiera devorarla yo no era menos, quería repasar con mi lengua hasta el último detalle de su miembro, impregnarme con su sabor, con su olor, era maravilloso sentir su miembro en la boca mientras te chupan el tuyo, él coloco su mano en mi culo apretándolo fuertemente.

-          Jodeeeeer – dijo entre jadeos - lo haces como los ángeles… te tendría así todo el día.

Ufffff esas cosas me pusieron aun más caliente si cabe, y aumente la velocidad de la mamada, yo también me la tragaba entera, me encantaba notar los pelos de Oscar haciéndome cosquillas en la nariz. Tras un rato así nos separamos.

-          Si seguías así me iba a correr – me beso hasta la campanilla – y no, ahora quiero follarte, quiero hacerlo hasta reventar.

Arrrfffffffff, se había desinhibido, y estaba en plan guarrón, no sé que me pasaba pero decirme esas cosas no hacía más que calentarme, creo que me encantaba oír guarradas. Abrí el cajón de la mesilla y saque un condón y lubricante. Los deje en la cama, y me acerque a él besándole el oído. Le susurre.

-          ¿Cómo quieres que me ponga?

-          Como tú prefieras.

-          Quiero que me folles a cuatro patas.

Me puse a gatas en la cama y él se coloco detrás de mí.

-          Joder, no me equivoque, cuando lo vi por primera vez, tienes un culo de película –dio un cachete- grande, duro y perfecto.

-          Pues a ver si sabes utilizarlo

-          Ya te digo yo que sí.

Jajajajaja, me hizo gracia, me gustaba la confianza que había cogido Oscar en este rato. Empezó a pasar su lengua por mis nalgas hasta llegar a mi agujero a lamer con gula, de tal forma, que de vez en cuando notaba sus dientes rozándolo, sentí un cosquilleo desde mi ano de recorría mi cuerpo.  La lengua de Oscar intentaba penetrar, yo me relaje para hacerlo mas fácil. Luego pasó a un dedo, volvió a sentir un poco de dolor, a pesar de la cantidad de saliva, pero cuando lo movió dentro volvió a sentir esa rara sensación cuando tocaba en ciertos puntos, era nueva y placentera. Oscar vio que me gustaba y poco a poco fue metiendo un segundo dedo, sentí cierto escozor pero el placer se incremento.

-          Aaaaa, como me gusta.

-          Quiero que te guste, y quiero que lo disfrutes mi nene.

Mientras seguía trabajándome con sus dedos, fue dando pequeños besos por todas mis nalgas.

-          Chiquitin – dije jadeando – estoy listo, lo quiero ya.

Saco los dedos y se empezó a poner el condon, se unto la polla con el lubricante y luego me echo una buena cantidad en el culo. Oscar me abrazo por la espalda gire la cabeza y le bese, hasta que me dijo.

-          Tienes un culo muy prieto, nene, te he puesto mucho lubricante pero si te duele dímelo y paro.

Yo asentí y note, como Oscar colocaba su polla en mi ano y empezó a empujar.

¡¡¡¡LEEECHEEES!!!!! Como dolía no esperaba que fuera así, apreté el edredón con todas mis fuerzas, notaba como todo mi cuerpo se perlaba de sudor y como mi cara se iba poniendo roja.

-          Te duele mucho mi amor, si quieres paro.

-          No…. No…. Pero despacio…. Porfa.

Era como un taladro penetrando dentro de mí, no sé como Oscar podía con la mía que era bastante más grande, pero finalmente note como su cuerpo chocaba con mi culo. Se quedo quieto mientras dejaba que mi recto se fuera amoldando y me acariciaba dulcemente la espalda y las nalgas.

-          Ya esta, has aguantado como un machote, ahora empezaras a pasarlo bien.

Muy lentamente empezó a meterla y sacarla. El dolor seguía allí, pero llego entonces el placer un placer nuevo, un placer diferente, pero también estupendo, que se extendía por todo mi cuerpo, yo empecé a acompañar su bombeo, moviendo mis caderas, cada vez me gustaba más.

-          Dale…. aaaa… dale más fuerte.

Oscar al ver que disfrutaba empezó un mete-saca mucho mas fuerte, y yo pensaba que me iba a prender fuego, lleve mi mano a mi polla y empecé a pajearme de forma frenética. Alargo su mano, aparto la mía y empezó a pajearme él, estaba totalmente bajo su control, y me encantaba.

-          ¿Te gusta Alberto? – decía con deleite –

-          Siiii, ahhh…. Dame mas fuerte… maaaas.

Yo en ese momento estaba fuera de mi, no podía mas, en cada arremetida notaba como si me fuera a venir, hasta que al final no aguante mas, me arquee y me empecé a correr como un poseso llenando de lefa mi abdomen, pecho, la colcha, la mano de Oscar, eso parecía un surtidor. Oscar había parado sus envestidas para centrarse en mi polla que no soltaba, y seguía masajeando.

-          Que rico que se siente tu culito cuando te has corrido.

Llevo sus dedos manchados con mi semen a mi boca y yo los chupes con si no hubiera mañana, eso le puso tremendamente cachondo porque empezó a penetrarme sin piedad, hasta que al poco note como se vencía sobre mí, jadeando y mordiendo mi espalda, señal de que se corría, aunque no lo note por el condón. Descargo su peso sobre mí y yo agotado caí sobre la cama, mientras Oscar no dejaba de besarme la espalda y el cuello.

Estibamos así un buen rato, notaba como su polla salía poco a poco de mi culo, y como íbamos recuperando el aliento. Finalmente Oscar se levantó y fue a por papel para limpiarnos, bueno para limpiarse él, y luego limpiarme a mí, con mucho mimo. Nos tumbamos los dos en la cama, uno frente al otro.

-          Buaaaaahhh, ha sido increíble – dije -

-          ¿Te ha gustado entonces?

-          Uffff no veas, no sabría decirte como me gusta más, creo que a partir de ahora me puedo considerar  100% versátil.

-          Pues yo también lo tengo claro, me gusta más que me penetres tú, pero esto también me ha gustado, me ha gustado mucho, como lo llamaría ¿versátil-pasivo?

-          Y chiquitín – empecé a juguetear con su pezón – ¿cómo te gusta más que te lo haga?

-          Jajajajaja ¿y esa pregunta?

-          Pues no sé, lo hacemos mucho pero nunca me he parado realmente a preguntarte.

-          Pues… creo que me gustan que me lo hagas de todas las maneras posibles, pero – se puso un poco rojo – cuando estoy muy tonto, me gusta de pie y de espaldas, como… como el otro día.

-          Jajajajaja, te gusta que te empotre, eh

-          Pues… si, la verdad para que lo voy a negar, y a ti, ¿cómo te gusta más?

-          Depende

-          ¿Cómo?

-          Si eres tu el que me lo haces te lo diré en un tiempo, por ahora solo conozco una forma, pero si no… me gusta verte la cara, y poder besarte, pero lo que más me gusta … - ahora fui yo el que se puso rojo –

-          Jajajajaja, ahora eres tu al que le da vergüenza, venga dime.

-          Me…me gusta mucho cuando jadeas y gimes, porque sé que disfrutas y eso me gusta

Se acerco y se abrazo a mí apoyando su cabeza en mi pecho.

-          Que tonto, eso ya lo sabia

-          ¿¿Si??

-          Claro, anda que no se nota lo burro que te pones, y me encanta, no puedo resistirme.

Le bese dulcemente, era maravilloso, le amaba tanto.

-          Sabes que Oscar, cuando te hago el amor, siento que eres mío, esa sensación me embriaga y por eso deseaba tanto lo de hoy, quería que tu sintieras lo mismo, que soy completamente tuyo.

Ahora fue él quien me beso, imprimió tanto amor en esos besos, que durante más de 15 minutos no despegamos nuestros labios.

-          Prométeme una cosa Alberto.

-          Lo que quieras mi amor

-          Prométeme que siempre me querrás, que siempre estarás a mi lado, y que nunca me abandonaras.

-          Nunca podría hacerlo, eres lo más importante para mí.

Me abrazo fuertemente y poco a poco, nos fuimos quedando dormidos.

Isaac

Me gusta Madrid, siempre me ha gustado, desde niño he venido a ella y me hace sentir cómodo. Mi padre tiene aquí un piso, y no es raro que venga a trabajar con su “secretaria” de turno, pero cuando esta libre, lo puedo usar, así que eso he hecho, me he bajado una semana, aunque no sé si mis padres se habrán dado cuenta siquiera de que estoy aquí.

Anoche quede con Pablo, uno de los compañeros del equipo, persona totalmente estúpida, pero util, me presento a varias de sus amigas, y a una me la pude llevar a casa, una chica espectacular, pero con más entusiasmo que técnica, el resultado fue… mediocre.

Fue precisamente ayer por la tarde cuando Dani, me mando un mensaje, que quería hablar y que le llamara. Yo se que él es de aquí, así que le dije de quedar directamente a tomar algo y hablar.

Eran las 11:30 y habíamos quedado en una terraza cerca de la plaza de Oriente. Cuando llegue estaba ya esperándome, la verdad que estaba guapo, con el sol reflejándole el pelo haciéndolo parecer casi rubio. Aunque claro, Dani, no llega a mi nivel ,ni al de Alberto.

Me senté y pedí un cortado con hielo.

-          Nunca imaginaria que quedaría de propio contigo – me dijo –

-          Nunca habíamos tenido nada en común.

-          De eso quería hablarte, he estado pensando mucho este mes, y quiero replanteármelo.

No me sorprendió en absoluto, sabía que los escrúpulos de Dani acabarían imponiéndose, pero reconozco que me sorprende que haya tardado tanto.

-          ¿Y eso?

-          Veras la verdad es que la distancia ha sido mano de santo, el estar alejado de Alberto, el no verle todos los días me ha ayudado y mucho, pero además me ha servido para pensar con más claridad. El es mi amigo, al igual que Oscar, y esto lo mires por donde lo mires es una canallada, yo…yo no puedo hacerles esto.

-          Dani, tu nobleza es asombrosa, antepones tu felicidad a la de los demás.

-          Ya, supongo que te sorprenderá, siendo como eres.

-          No te equivoques, no era un alago, de todas formas te comprometiste y eso de dejar a la gente en la estacada no está nada bien.

-          No me comprometí, solo que estaba interesado, solo hemos hablado un par de veces, nada más.

-          Lo suficiente para haberte convertido en una pieza fundamental.

-          Pues vas a tener que buscarte otra pieza.

Dani, Dani, Dani, para que una mosca escape de una telaraña, el primer paso es no caer en ella.

-          Dime Dani, ¿qué haces este verano?

-          En un par de días me voy a mi pueblo, estaré allí hasta finales de mes.

-          Bien, bien, nada como el ambiente rural, para relajarse y estar tranquilo, aprovecha esos días para pensar esto mas calmadamente y cuando vuelvas, me avisas y me das tu decisión.

-          Joder es que no me entiendes, paso, no quiero hacer esto, no soy como tú y no pienso rebajarme a tu nivel.

Uyyy sí que lo harás, te rebajaras y más de lo que piensas.

-          Solo te pido que lo pienses, y que me vuelvas a decir algo cuando vuelvas del pueblo.

-          De acuerdo – acabo su bebida y se levanto con gesto hosco – pero que sepas que no voy a cambiar mi opinión.

Observe como se alejaba. Las moscas que caen en una tela de araña, y permanecen sumisas, son simplemente devoradas, las que se retuercen e intentan escapar, sufren lo indecible, se enredan mas y mas, se ahogan, se agotan, ¿para al final qué? Ser igualmente devoradas.

De verdad, cuanto hay que aprender de la naturaleza.