Bachiller XVI - Guerra y paz

El curso llega a su fin y las cartas quedan sobre la mesa

Este capítulo he tardado un poco más, pero es que es más largo de lo habitual, pero espero que os guste, va cargadito.

Este capítulo, no tiene sexo, por lo menos explicito, pero lo compensare en los dos siguientes, los capítulos del verano, aunque puede que a partir de ahora tarde un poco más con los capítulos, estoy un poco hasta arriba de trabajo.

Como siempre agradecer vuestros comentarios, valoraciones, y mails, muchas gracias a todos.


Oscar

A las 5:30 llegué e Isaac ya estaba allí esperándome, solo su presencia hacia que las tripas se me revolvieran.

-          Uffff, como me pone verte en uniforme, gírate.

-          ¿Ahora eres fetichista? – dije mientras, me giraba –

-          Desde luego, hay cosas que con un poco de sal están mejor – hizo una pausa – como las heridas.

Sentí un escalofrió, siempre me pasa con estos comentarios de Isaac.

-          Y… y ¿cuál es la sorpresa?

-          ¿Lo has hecho alguna vez al aire libre?

Otro escalofrió, pero este fue peor.

-          No… no… ¿no pretenderás hacerlo aquí? ¿Verdad?

-          Jajajajaja, ¿tú eres tonto o qué? y arriesgarme a que me relacionen contigo, no, no, no, pero aquí tenemos este precioso bosque, que por cierto conozco bien y algunos lugares más que seguros.

No era una idea que me atrajera, pero por lo menos no quería follarme aquí en medio del campo, se acerco hacia mí y me agarro por la nuca, me hacia un poco de daño.

-          Y hoy espero tenerte más colaborador que ayer.

-          No… - estaba empezando a temblar – no haces mucho en ese sentido.

-          Ohhhh ¿¿qué quieres?? ¿¿¿¿que sea más cariñoso????

¿Era lo que quería? no la verdad, no había nada absolutamente que pudiera hacer Isaac por mí para sentirme mejor, si no dejarme en paz y sé que eso solo sucedería cuando él quisiera.

-          Sinceramente, creo que no hay nada que puedas hacer, solo me das asco.

Apretó con más fuerza clavando sus uñas en mi cuello, y empujándome hacia abajo.

-          Ay, ay, aaaa…

-          Oscar, últimamente estas soltando much…

¡¡¡¡¡¡HIJO DE PUTAAAAAAAAA!!!!!!

Todo ocurrió en una decima de segundo, Isaac se separo de mi de golpe, haciéndome un arañazo con las uñas en el cuello, para acto seguido pasar delante mío tambaleándose sangrando por la boca, pero no cayó, se mantuvo en pie y se estabilizo y como si fuera un toro lleno de rabia embisto contra ¡¡¡¡¡¡¡¡ALBERTO!!!!!!!, mi Alberto, el golpe fue tan fuerte que cayó al suelo, donde Isaac empezó a darle patadas en el estomago, fui corriendo a agarrar a Isaac, pero se volvió dándome un codazo en el pecho que me dejo sin aire por unos momentos.

Alberto lo aprovecho, agarro a Isaac por la pierna y cayó de espaldas con un golpe seco, para recibir un codazo en el estomago, luego otro, iba a recibir un tercero, pero rodo y fue Alberto el que recibió una patada en la cara. Se estaba levantando cuando, Isaac se arrojo sobre su espalda pero se mantuvo en pie, le agarraba con fuerza por el cuello. Fui corriendo para intentar separarlos, yo no soy tan fuerte como ellos, pero podría haber hecho más en situación normal, pero ahora una furia descontrolada los poseía, agarre a Isaac, por el cuello, para que soltara a Alberto. Estaba consiguiéndolo, cuando Isaac me dio un cabezazo que mi hizo retroceder aturdido, no veía, notaba la sangre bajando desde mi ceja, por lo que no lo vi bien, pero creo que Alberto golpeo también, con su cabeza la cara de Isaac, haciéndolo retroceder.

Se giro quedando uno frente a otro, ahora se miraban mutuamente, solo destilaban odio uno hacia otro, se iban a matar de eso me daba cuenta. Corrí para interponerme entre ellos, agarre a Alberto y lo detuve, no sé como logre hacerlo, pero entonces me di cuenta.

No solo lo estaba agarrando yo, Germán también lo estaba agarrando, y aun si entre los dos a duras penas lo podíamos sujetar.  Isaac estaba rodeado por los brazos de Dani, que a pesar de ser mas corpulento que él casi no lograba sujetarlo.

-          SOLTARMEEE, LO VOY A MATAR VOY A MATAR A ESE MONTON DE MIERDA – gritaba Alberto

-          SIIIII, VEN CABRON, QUE NI SIQUIERA HE EMPEZADO CONTIGO, TE VOY A  ARRANCAR EL ALMA.

-          CALLATEEE – Grito Dani intentando reducir a Isaac, pero no lo conseguía-

-          COMO PUDISTE, COMO PUDISTE PONER LA MANO ENCIMA A OSCAR, COMO HAS PODIDO AMARGARLE ASI.

-          JAJAJAJA, QUEDATELO, TE LO REGALO, YA COMPROVARAS LO QUE ES, SOLO SIRVE PARA UNA COSA.

Ni entre Germán y yo pudimos detener a Alberto, iba a por Isaac de nuevo. Dani que a duras penas lo retenía lo lanzo a un lado, aunque no cayó, para girarse y agarrar a Alberto.

-          ¡¡¡¡¡ALBERTOOOOO, REACCIONA!!!!!

-          NO SE MERECE NI EL AIRE QUE RESPIRA.

-          Venga tranquilo por favor, no quiero verte así, vuelve a ser tú, por favor – no estoy seguro, pero juraría que vi lagrimas en los ojos de Dani-

Germán y yo fuimos corriendo, yo al lado de Alberto y Germán entre nosotros e Isaac por si volvía.

Cogí y puse las manos en la cara de Alberto

-          Ya mi amor, por favor cálmate, vuelve en ti.

Le bese, me daba igual que Dani estuviera delante, no quería ver ese odio en sus ojos, quería ver ese amor que siempre destilaban. Me separe y apoye mi frente en la suya, su mirada ya se iba limpiando.

-          Oscar…

Me dio un abrazo tan fuerte que pensé que me rompería, me daba igual, añoraba tanto sus abrazos que aunque lo hiciera sería feliz, y la única razón por lo que no hice lo mismo fue porque sabía que el pobrecito tendrá el cuerpo todo magullado.

-          Venga vámonos de aquí – dijo Germán –

Pero antes de irnos Alberto se giro hacia Isaac gritándole

-          Como vuelvas a acercarte a Oscar, TE MATO.

Cuando nos íbamos me gire para mirar a Isaac y un escalofrió recorrió mi cuerpo de arriba a abajo. Tenía el labio hinchado y sangrando, al igual que la nariz, el jersey rasgado y con gotas de sangre, pero aun así se mantenía erguido, desafiante y orgulloso, hasta me pareció que una pequeña sonrisa se dibujaba en su rostro, pero no me miraba a mí.

Menos mal que Germán se ocupo de todo, porque yo estaba ido, y Alberto aun más, nos llevo por pasillos secundarios, para que nadie nos viera, sobre todo a mí, ya que aunque Alberto estaba peor, mi herida llamaba mucho más la atención, por suerte llegamos a mi habitación sin problemas.

Alberto se sentó en la cama, aun respiraba acelerado, y estaba totalmente ido, yo me senté a su lado muy preocupado. Dani se quedo apoyado en la pared, en silencio y con rostro serio. Germán se acerco a nosotros.

-          Oscar, tienes en un buen golpe en la ceja, pero no creo que haga falta puntos, y tu Alberto tienes todo el pómulo hinchado, la marca de una patada y una herida sangrante, eso será difícil disimularlo.

Salió corriendo de la habitación y volvió con un botiquín, saco algodón y alcohol y empezó a curarnos las heridas.

-          Bien, lo primero es cómo vamos a justificar esto, porque lo de tu ceja se puede disimular, tenemos suerte de que tengas las cejas pobladas, pero Alberto, tu mañana tendrás la cara morada y se verá a las claras que es una patada, cuando los profesores lo vean te puedes meter en un lio. ¿Hay algún profesor con el que te lleves bien? ¿con el que tengas así confianza?

-          …  - Alberto no contestaba-

-          Eyyyy, Alberto vuelve.

-          El… El señor Blasco, el de historia.

-          Bien, es nuestro tutor, es un tío majo, mañana por la mañana, antes de las clases, iras a su despacho, hablaras con él y le contaras…. Le contaras – la mente de Germán maquinaba – vale, le contaras que esta tarde fuimos a Sahú, que te embroncaste, con unos chicos del pueblo.  Me pesa pero tendrás que decir que tú empezaste, si no, se empeñaran en saber quien fueron y eso solo traerá líos. Lo peor que te ocurrirá es que te quedes sin salidas durante el resto del curso, pero eso es mejor que una falta grave en tu expediente, además queda menos de un mes para que acabe el curso. Nosotros fuimos testigos, ¿entendido?

Asentimos los tres

-          Ocurrió a las 5:30, en el parque de la Ribera, ellos eran 6, de nuestra edad aunque posiblemente más mayores. Ellos estaban en el césped y tiraste una lata a la papelera que no entro y le diste a uno, el te pidió que le pidieras disculpas, y tú te pusiste bravo, no casa contigo, pero estoy seguro que hasta los profesores se han dado cuenta como estas estos días. La bronca fue solo de vosotros dos, y tu Oscar, intentaste separarles y recibiste un golpe, lo digo por si se dan cuenta. Los tres fuimos testigos, es muy importante, no creo que Isaac cuente lo que paso, seguramente estará rumiando su propia historia, pero por si acaso es su palabra contra cuatro.

Cogió los algodones empapados en sangre y los tiró al váter, dejando el botiquín.

-          Ahora Dani y yo nos vamos, no bajéis a cenar, a las 10 vendré y os traeré algo de comer. Vámonos Dani, que tenemos que hablar.

Este seguía con su rostro serio, Germán lo agarro y salieron por la puerta.

Nos quedamos solos.  Alberto seguía así como en su mundo, me acerque a él para abrazarle pero dio un respingo de dolor

-          Lo siento – dije –

Le quite el jersey y empecé a desabrocharle la camisa. Vi los moratones, dos en la parte alta de los abdominales y uno en el pectoral derecho.

-          Mi pobre amor

Empecé a darle suaves besos en los golpes, pero me separo.

-          Oscar, ¿porque paso esto? ¿qué te hizo? ¿por qué lo permitiste, y por qué no me lo contaste?

-          No Alberto, ahora no

Me agarro por los hombros

-          Por favor lo necesito saber, necesito entenderlo.

Comencé a contarle todo, todo el chantaje de Isaac, primero para perjudicarme a mí y luego para perjudicarle a él, a medida que contaba las lagrimas me iban cayendo por las mejillas,  Cuando acabe Alberto se levanto, me miro enfadado, pero era un enfado muy diferente al de hace un rato.

-          Joder Oscar, como te has dejado hacer todo esto por semejante tontería, ¿es que no me conoces? ¿Es que no confías en mi?, ¿Por qué no me lo contaste en cuanto ocurrió?

-          Tenía tanto miedo de que Isaac te hiciera daño, mucho más de que me hiciera a mí.

-          COÑO OSCAR, pero que te crees ¿que no se me defender de alguien como ese mierdas de Isaac? ¿o defenderte a ti?, pero no te puedo ayudar si tienes tanto miedo a las cosas, se un poco mas fuerte joder.

-          Yo… yo nunca he sido fuerte, e Isaac es demasiado listo, sabe llegar al miedo de las personas, y más con imbéciles como yo.

-          Sé que no eres valiente, pero ¿y yo?, yo te habría ayudado, te habría defendido, ¿¡¿¡Por qué no confiaste en mi!?

-           Desde que empezamos, era increíblemente feliz pero también no podía evitar sentir que era poco para ti, que no estaba a tu nivel, él se aprovecho de eso, y a medida que me hundía, era más efectivo, por eso me plegue,  porque en el fondo acabe pensando que también seria… sería lo mejor para ti

Cogió y se sentó a mi lado agarrándome los hombros.

-          Oscar, ¿has visto como he estado estos días? ¿has visto como estabas tú? ¿De verdad llegaste a pensar que era lo mejor?

-          Lo… lo siento, soy imbécil

-          Mira, yo te puedo proteger de cosas que puedan hacerte daño, pero no puedo protegerte de ti mismo, no de tus miedos, tienes que ser mas fuerte Oscar. – Llevo sus manos a mi cuello y me miro directamente a los ojos – Escucha, no quiero volverte a oír que eres poco para mi, nunca, para mi vales más que nada.

Le abrace con más fuerza, creo que le estaría haciendo daño pero no pude evitarlo, también me abrazo, Dios mío, como había echado de menos estos abrazos.

-          Sabes mi madre no era rica, pero ella y mi padre se enamoraron, mi abuelo estaba en contra pero no les importo, mi padre estaba dispuesto a aceptar las amenazas de desheredarle de mi abuelo con tal de estar con mi madre y no le importaba. Al final mi abuelo cedió, y esa mujer a la que mi abuelo consideraba tan poco, logro que una empresa en decadencia se convirtiera en lo que es ahora. Mis padres me enseñaron que las personas valen lo que son, no lo que tienen, y es una de las cosas agradezco de mis padres.

Me cogió por la barbilla y acerco su cara a la mía

-          No me importante el dinero ni lo que piensen los demás, sería feliz contigo en una en un palacio o en una cabaña de troncos,  no me importa que la gente sepa que soy gay, mientras tu estés conmigo, no lo ves, tu eres lo que realmente me importa.

Me dio un beso, el beso más tierno que me hubieran dado jamás y logro que todas mis preocupaciones desaparecieran completamente, ¿cómo pude pensar eso de él?, ¿como pude ser tan estúpido?, ¿como no me di cuenta que él compensaba cualquier miedo, cualquier duda?

Nos tumbamos en la cama, abrazados, yo con la cabeza en su pecho, dándome algún beso en el pelo, no hablamos, solo disfrutamos del momento.

Tras casi una hora así le propuse darnos una ducha, le vendría bien para su cuerpo adolorido. Quería que se sintiera mejor. Enjabone suavemente su cuerpo, imprimiendo mucho mimo al rozar los moratones de su torso, mientras cubría su cuerpo de besos. Cada vez me daba cuenta de lo increíblemente estúpido que había sido.

-          Alberto, ¿podrás perdonarme por todo esto?

-          Ya estas perdonado, pero prométeme que serás mas fuerte, que cuando tengas miedo contaras conmigo.

-          Te lo prometo, no sabía lo fuerte que eras, siempre has sido tan tierno tan dulce, que pensé que ese monstruo te podría dañar de la misma manera que a mí.

-          Pues ya ves que no, a partir de ahora no nos volverá a hacer daño.

Nos besamos mientras el agua resbalaba por nuestros cuerpos.

Al acabar caí en que el no tenia ropa para él, mis pijamas no le quedaban bien, pero le deje unos bóxer, que le iban superajustados, pero no negare que le marcaban de forma increíble.

Al poco llego Germán, nos traía una bandeja con comida, nos pregunto qué tal aunque ya se veía que estábamos mucho mejor. También lanzo una mirada a Alberto y se ofreció a por ir por ropa a su habitación. Volvió con un bóxer y un pijama y se despidió hasta mañana.

Se estaba vistiendo cuando caí en algo

-          Oye, ¿cómo supiste que yo iba a ir al campo pequeño?

-          Me lo dijiste tu – dijo sonriendo –

-          ¿¿¿¿Yo????, no, eso no es po…

-          En el baño. Estaba echándome un cigarro, cuando entraste, temí que fuera un profesor y subí las piernas para que no me pillaran, por eso no me viste, en esa conversación dijiste todo lo que necesitaba. Cuando fui no estaba seguro de lo que iba a encontrar, pero cuando vi a Isaac, agarrándote por el cuello, y haciéndote daño… perdí… perdí el control.

Me quede un momento sorprendido, es increíble como las casualidades se presentan ante nosotros.

-          Me alegro que estuvieras allí… pero no me gusta que fumes, yo eso no lo sabía.

-          Jajajajaja, tranquilo, eso se acabo.

Ya los dos en pijama nos tumbamos en la cama abrazados.

-          Te quiero Alberto, te quiero con todo mi corazón, siento muchísimo todo lo que he hecho, estos días han sido un verdadero infierno sin estar contigo.

-          No te preocupes mi vida, ahora ya está todo bien, nunca me volveré a separa de ti, ni dejare que te vuelvan hacer daño.

Y así, abrazados, estuvimos besándonos mientras nos íbamos quedando dormidos.

Germán

Bueno las cosas volvían a estar en orden, Alberto y Oscar estaban de nuevo juntos, y era inevitable alegrarse de la felicidad que tenían, aunque a veces eran un poco empalagosos, pero que les voy a hacer, son mis amigos y están enamorados y de hecho los prefiero así que como estaban hace apenas dos semanas.

Esto permitía centrarme más en mis propias cosas. La verdad es que echaba de menos a Martín, no estoy seguro de haberme enamorado de él, pero el verlo en la cafetería hablar con él y no poder hacer más me causa desazón. Bueno supongo que en cuanto acaben las clases y me vaya todo irá mejor, y dejare de pensar en él de una vez.

De todas formas aun queda una cosa, Dani. El día de la pelea me di cuenta de muchas cosas, el chico es casi tan transparente como Oscar. Pero no tome decisiones precipitadas, así que lo observe los días posteriores, y al final me di cuenta de todo completamente. Sentí gran pena por él, aunque no puedo negar que me sorprendió muchísimo al principio. Ahora intentaba pasar más tiempo con él. Alberto tenía prohibidas las salidas del colegio y Oscar se quedaba con él, así que me iba con Dani. Sonreía e intentaba estar hablador, pero notaba su pena que le carcomía.

No era raro verlo pasear solo por los jardines, sin rumbo fijo, solo perdido en sus pensamientos.

Una tarde estaba yo también paseando por una zona apartada, ya muy cerca del bosque, oyendo música cuando lo vi sentado en el césped junto al bosque, solo como estaba últimamente.

-          Hola Dani, que solito te veo.

-          Hola Germán, ¿qué haces?

-          Nada dar un paseo y oír música.

-          ¿Algo bueno?

-          Escúchalo

Le deje un casco y le puse una de mis canciones favoritas.

-          Es bonita, ¿cómo se llama?

-          The reason.

-          Me gusta la música en ingles, es una de las pocas asignaturas que se me da bien.

-          No digas eso, te valoras muy poco, y vales mucho más de lo que te crees.

-          Si, muchísimo.

Le pase una mano por el hombro

-          Dani, no puedes estar así, te estás consumiendo, no me gusta, prefiero al grandote alegre que eres siempre

-          Ojala, pero es muy complicado.

-          Lo se

-          No Germán, no lo sabes, no te haces ni idea.

-          Si lo sé, lo sé desde el día de la pelea.

Se separo de mí y abrió los ojos como platos, destilaban miedo, estaba asustado.

-          Se a quien quieres y se como están las cosas.

-          ….

-          Y sabes que soy tu amigo y te ayudare en lo que haga falta, las cosas que se guardan se enquistan – volví a pasar mi mano por sus hombros, temblaba -  y eso no trae nada bueno. Así que no te las guardes dentro.

Recostó su cabeza sobre mi hombro.

-          Gracias Germán, eres un tío grande, pero en esto no puedes hacer nada, yo… se lo dije, el día que él me conto… lo suyo con Oscar, y… bueno me quedo claro que no hay nada que hacer, y está claro viéndolos juntos, no… no hay nada que puedas hacer.

-          Puedo estar a tu lado, y hacer que no te sientas solo.

Paso su brazo por mi cintura.

-          Gracias, porque me siento muy solo, cuando estoy con Alberto o con Oscar para mi es una tortura, y con Alex y Esteban, no les puedo contar nada, me… me siento tan mal.

Cogí su cara e hice que me mirara directamente.

-          Escucha Dani, no estás solo, hay muchísima gente que te quiere y no dejara de quererte, aunque ahora no lo veas, no estás solo, eres genial, tienes un gran corazón uno de los mejores que conozco y serás feliz, te lo mereces y hasta ese momento estaré a tu lado.

Vi sus ojos llorosos, estaba pasándolo tan mal, y yo... yo también, echaba de menos a Martín No sé por qué lo hice, de verdad, no tengo ni idea, no fue por aprovecharme el momento, puede que yo estuviera también necesitado, puede que su mirada tan triste me llegara al corazón, pero no puede evitar besarle. Me devolvió el beso, notaba lo necesitado de cariño que estaba, y esos besos eran para él un placebo y para mí también.

Estuvimos solo un par de minutos, no más, hasta que Dani se separo de golpe, y me miro con autentico pavor.

-          ¿Que estamos haciendo Germán?

-          No lo sé – y era verdad, no sabía porque le había besado –

-          No, no está bien – empezó a levantarse, era un autentico mar de nervios – esto no lleva a nada bueno, ade… además pueden habernos visto, ¡¡¡¡que hemos hecho!!!! – estaba ya casi histérico –

-          Venga, tranquilo, no pas...

-          No, no, no, me voy Germán, adiós.

No intente detenerlo, mientras veía como se alejaba, sentí una gran pena por Dani, que mal lo estaba pasando, lo note al besarlo, ansiaba desesperadamente que lo besaran, pero no yo.

Isaac

Bueno dentro de lo que cabe, no había quedado tan mal, el golpe en el labio y en la nariz, parecían mismamente un golpe sufrido accidentalmente y así lo explique cuando fui a la enfermería, evidentemente no iba a permitir que se supiera que me habían pegado, ya que si bien no era la primera vez que me pegaban si era de las primeras derrotas que había sufrido.

Porque ese cabrón de Alberto me había derrotado, no con los golpes, si no recuperando a mi juguetito. Lo más inteligente era retirarse. Alguien dijo que una retirada a tiempo es una victoria. Eso es una tontería, es una derrota lo mires por donde lo mires, pero te permite luchar otro día.

Cartago derroto Roma varias veces, Alemania a la Unión Soviética y Alberto a mí, y de igual manera que Cartago y Alemania así acabara Alberto.

Pero necesito tiempo, la verdad es que debo de reconocer mis fallos, me confié y fui poco cuidadoso, era inevitable que de alguna forma el principito de Oscar se enteraria y a él lo infravalore, por lo menos en parte.

He de ser más sutil, este no es como Oscar, ni como a ninguno de los que me he enfrentado, este aguantara mucho mas y no le doblegaran los golpes tan fácilmente, pero el muy estúpido me ha mostrado su punto débil en bandeja de plata, y si mi intuición no me engaña es más amplio de lo que he visto, aunque  aguantara, esto va a ser largo, pero no puedo evitar sentir satisfacción ante una pelea de verdad. Que le den a Oscar, ya no me interesa.

Y los primeros hilos de mi plan ya se están tejiendo, jajajaja, no me puedo creer que haya tenido tanta suerte, son las casualidades de la vida, estar en el lugar y en el momento preciso, yo iba con una intención totalmente diferente, pero esto fue un regalo.

Pero bueno por ahora debo centrarme en los exámenes, la mayoría de cosas estúpidas que no aportan nada para la vida, pero con tal de tener libertad durante este verano, me vale la pena, además siempre me ha gustado venir a estudiar a la biblioteca del colegio, sus altas columnas y su artesonado arabesco le dan un toque distinguido tal como deben ser las cosas.

-          ¿Isaac? – dijo una voz cortante como el hielo-

No me lo puedo creer, el príncipe salvador, aparece a mi lado.

-          Vaya, que sorpresa tan desagradable.

Me puse de pie para estar frente a frente, aun tenía el pómulo hinchado, pero a pesar de ello he de reconocer que era rematadamente guapo, no pude evitar un pinchazo de deseo, que recorrió todo mi cuerpo. Sus ojos verdes, tan expresivos, solo irradiaban desprecio.

-          ¿Podemos hablar? – me dijo-

-          No seré yo quien te lo impida.

-          Te seré sincero, sigo pensando que eres basura que no vale la pena ni la saliva que gasto hablándote, pero lo hago por alguien importante.

-          No te preocupes, tu muñeco es todo tuyo para que hagas con él lo que quieras, ya me demostraste que el coste supera a los beneficios – señale mi labio y mi nariz -

-          Eso te lo dije claramente, y las consecuencias si no lo hacías, lo que quiero es otra cosa.

-          Uyyy, me muero de curiosidad.

-          No quiero una guerra entre nosotros, quiero que nos dejes en paz.

-          Yo no empecé esta guerra

-          Te equivocas, si lo hiciste.

-          Pero no contra ti.

-          No directamente

-          Bueno, es cierto que empezar una guerra es como una bola de nieve, que va cogiendo a más y más y más, y nadie se acuerda quien dio el primer golpe, aunque, realmente lo que importa es quien da el ultimo, y yo en estos casos soy de la opinión que solo hay dos opciones aut vincere aut mori.

-          No vas a recuperar a Oscar, antes te arrancare la cabeza

-          Ya te lo he dicho, Oscar es toooodo tuyo

-          Entonces cual sería tu victoria

-          Hacer que vengas a mi suplicando y de rodillas para que pare – dije en un tono claro de amenaza -

La tensión era tan alta que se podía cortar con un cuchillo, me miro entornando sus preciosos ojos verdes.

-          También puedes morir – contesto-

-          Siempre me han gustado los retos

-          Ten cuidado Isaac, te crees muy seguro de ti mismo, pero ten cuidado a quien eliges de contrincante, conmigo no se juega.

-          Eso ya lo veremos.

Cogió y se marcho. En el fondo sentía respeto, era valiente y no iba a ser un rival fácil, de hecho iba a ser el rival más cercano a mi nivel con el que me había enfrentado, pero eso solo hacía que fuera todo más interesante.

La guerra ha empezado.

Oscar

Viendo así a Alberto leyendo tranquilamente, apoyando su cabeza en mi regazo, no puedo entender como pude ser tan cobarde, como pude tener tanto miedo y por cosas que ahora me parecen superfluas, estuve a punto de perder lo mejor que tengo y perderme a mí mismo. Pero claro es fácil pensar esto, con sus fuertes espaldas sirviéndome de apoyo a mis debilidades.

Porque en estas semanas Alberto no ha escatimado esfuerzos en demostrarme lo importante que soy para él e infundirme confianza en mí mismo.

Al día siguiente de la pelea, el jueves, pasamos la tarde en mi habitación, hablando sobre el tema. Yo le conté toda mi historia sobre Isaac desde que nos encontramos en las duchas hasta la pelea del día anterior. Un par de veces, tuve que pararlo para que no fuera a enganchar a Isaac de nuevo. Me aterraba un nuevo enfrentamiento con Isaac, no quería que se enfrentara con él. Yo la verdad que a Alberto, no lo consideraba tan fuerte, hasta ahora siempre lo había visto tierno, dulce y cariñoso, por eso temía que Isaac podía hacerle polvo, pero me había equivocado, era muy fuerte y me transmitía esa seguridad. Pero la idea de una guerra con Isaac me aterraba y se lo dije.

Por su parte el me confeso, que en esos días se acostó con un chico, pero que no significo nada. Yo note que me decía la verdad y no quise saber más, con lo que había hecho no tenía derecho a exigir nada, a pesar de ello, me pidió perdón varias veces, perdón que no necesitaba.

Fue duro tener que dejar el equipo, pero no quería ver a Isaac ni en pintura. El mismo viernes después de las clases fui a hablar con el entrenador y le presente mi renuencia al equipo. Primero intento persuadirme, con palabras amables y alabando mi juego, cuando vio que no había manera, se enojo, diciendo que era vergonzoso que les abandonara justo antes del último partido, me hizo sentir mal, pero la verdad, con tal de perder a  Isaac de vista, valía la pena.

Sustituí el futbol en ir a correr con Alberto, con lo que pasábamos muchísimo tiempo juntos. Tras la pelea con Isaac, a se le prohibieron las salidas del recinto escolar, por lo que en vez de salir nos encerrábamos en mi habitación y aunque sería estupendo decir que ese tiempo lo dedicábamos a nosotros seria falso, gran parte de él lo dedicábamos a estudiar, los exámenes estaban a la vuelta de la esquina.

Aunque el tiempo que dedicábamos a nosotros era estupendo. La tarde del viernes, tras dejar el equipo, estaba un poco triste, por las palabras del entrenador. Fui a su habitación. El estaba sentado en la cama y me senté en su regazo.

-          Venga chiquitín, nos iremos a correr todas las mañanas, y si hace falta hasta aprenderé a jugar al futbol.

Me empezó a besar las mejillas, hasta llegar a mis labios, al principio eran besos tiernos, pero se fueron volviendo más pasionales, yo me moví, y me senté a horcajadas sobre él, sin dejar de besarlo.

-          Alberto, quiero que me hagas el amor.

Me rodeo con sus brazos y me volvió a besar, con esa pasión a la vez que ese amor, que solo Alberto me hacía sentir. Estábamos tan deseosos, de volverlo hacer, que solo nos desnudamos de cintura para abajo, y sin condón ni lubricante, yo sentado sobre él y sin dejar de besarnos, lo volvimos a hacer, y fue realmente maravilloso.

Germán venia a menudo a estudiar, y quedaba mucho mas tiempo con él. Era mi mejor amigo así que le conté toda la historia de lo que había pasado. La verdad que al principio se cabreo, se cabreo bastante, él pensaba que cuando le dije que no contara nada era por algo mucho mucho más serio.

-          No me lo puedo creer, de verdad, Oscar, como puedes ser tan sumamente TONTO.

-          Lo sé, lo sé, me lo repito mil veces.

-          Pues repítetelo mil veces más, mira yo al final, cuando vi el golpe, se lo iba a contar a Alberto, pero si llego a saber que esta era la razón, no le habría tenido que decir nada, directamente te habría dado un capón, para ver si espabilas.

-          Gracias por estar siempre a mi lado Germán.

-          Anda, ven aquí tontorrón, a ver si Alberto te espabila un poco, que si no las cosas te van a ir muy mal.

Nos dimos un fuerte abrazo, como me alegro de poder contar siempre con Germán.

Y luego estaba Dani.

Ahora solo lo veía en el comedor, y aunque ese rato técnicamente estaba como siempre, alegre y sonriente, hasta yo lo notaba más lejano. Alberto ya me conto que sabia nuestra historia, que él se lo había contado, y que no tenía ningún problema con ello y Germán insistió en que estaba muy agobiado con los exámenes.

Un día intente hablar con él me conto eso que estaba agobiado por los exámenes, y fue tan alegre y simpático como es siempre Dani, me confirmo, que Alberto le había contado, que yo era gay, que también lo sabía de Germán, y que no tenía ningún problema, y se alegraba mucho de que estuviéramos juntos. Eso me dejo más tranquilo.

Tras esa primera semana, con todo hablado, la cosa fue como la seda, a pesar de los estudios, despues de ese viernes que hicimos el amor, nos arreglábamos para los fines de semana pasar la noche juntos, y cuando los exámenes empezaron, como nos quedábamos hasta tarde, las noches que pasábamos juntos se multiplicaron, y sinceramente, no hay nada como hacer el amor, con la persona a la que quieres, para ir relajado a un examen.

Pero poco antes de empezarlos, tuve que confesarle algo que estaba retrasando porque en su momento me pareció una gran idea, pero ahora me pesaba, mi mes en Irlanda. Pensé que le sentaría mal o que se pondría triste, pero como siempre Alberto fue un sol. Me dijo que en cuanto volviera celebraríamos mi cumpleaños y que pasaríamos el mejor agosto de nuestras vidas.

Iba a ser duro ansiaba tanto estar a su lado que estar un mes sin sus abrazos, sus besos y su cariño se mi iba a hacer cuesta arriba.

Dani

Pensé que sería más fácil, pero no lo es, ver a Alberto tan feliz con Oscar, me duele, sé que es un pensamiento mezquino y no cuadra con mi carácter pero no puedo evitarlo, deseo tanto ser yo el que tenga las atenciones de Alberto, ser yo el que ansié estar a su lado, deseo más de una vez que a Oscar le parta un rayo, y eso me duele, porque es mi amigo y lo quiero.

En todos los aspectos Alberto ha sido un encanto, ha hablado conmigo muchas veces, intenta animarme, se preocupa sinceramente por mí, se ha ofrecido a hacer todo lo que esté en su mano por ayudarme, me ha pedido perdón mil veces por lo que paso, incluso me dijo que le iba a contar a Oscar que estuvo con alguien estos días, no podía ocultárselo, pero que intentaría no tener que decir que era yo. Por suerte Oscar, no quiso saber más, pero por otra parte no puedo evitar que esta sea otra cosa por la que me siento mal con Oscar.

Yo cuando hablo con él, siempre le digo que no pasa nada que todo está bien, pero no es así, y él no es tonto, se da cuenta, por eso no deja de intentar animarme.

Germán también se dio cuenta, y ha sido como un bálsamo para mí, intenta que mantenga la cabeza ocupada, y con el no tengo los remordimientos que tengo cuando estoy con Oscar, o el dolor de estar con Alberto, por lo que es, con quien me siento más a gusto y si no llega ser por el de seguro mis notas habrían sido un cataclismo.

Cometí con él un error, nos besamos un día, yo me asuste mucho, ¡¡¡además en público!!!, menos mal que nadie nos vio. El me explico porque lo hizo, por un chico con el que había estado ese año y que lo echaba de menos. Yo lo tenía claro, cuando sentí sus labios pensé en Alberto.

Así que por lo menos con Germán, tenía un amigo, con el que no tenía que comerme la cabeza.

También pasaba mucho tiempo con Alex y Esteban, ellos ni sabían nada, y eran ajenos a todo esto, por lo que por esta parte estoy tranquilo, pero de la misma manera, tenía que fingir ante ellos, me aterraba que ellos se enteraran de algo, y aun así a veces notaban que algo me pasaba.

Lo de estar tanto Germán, Alex y Esteban era para intentar alejarme de Alberto pero en eso también he fallado, y aquí estoy como siempre en un banco viendo desde la lejanía correr a Alberto y a Oscar. Hacen buena pareja, aunque tal vez sea por el amor que rebosan, que aunque no sea evidente si no lo sabes, se ve cuando se ríen juntos o cuando Alberto se lo sube a la espalda de broma. Se mezclan en mí unos sentimientos de rabia, celos, y asco a mí mismo. Desearía con todas mis fuerzas verlos separados y a la vez cuanto me odio por mi mezquindad.

-          Duele ¿verdad?

Me gire y lo vi, la persona que menos quería ver

-          ¿Qué coño quieres tú?

-          Tranquilo, solo quería hablar contigo.

-          Mira, por suerte se han acabado los entrenamientos, por lo que no tenemos ninguna razón para hablar.

Germán el mismo día de la pelea, me lo explico todo, porque la verdad, no entendí mucho, solo que Alberto e Isaac se estaban dando de ostias. Me conto que Isaac, por lo que se ve es bisexual, algo que creo me sorprendió más que lo de Alberto, Isaac era famoso pos sus conquistas femeninas, pero ¿chicos también?, me conto como trato a Oscar durante meses, como Oscar lo dejo y empezó como Alberto y como Isaac, hizo algo para que rompieran. Días después Germán me conto lo que hizo.

Me levante para irme, no quería estar cerca de este saco de mierda, si no lo aguantaba antes, el saber toda la historia, me daba ganas de vomitar.

-          ¿Seguro que no tenemos nada de que hablar?

Pero este de que va

-          Seguro, a no ser que sea el porqué no te retorcí el cuello como un pollo el día de la pelea, se lo que has hecho, no eres más que basura.

-          Jajajajaja, que lastima y yo que pensaba que teníamos en común a nuestra pareja de tortolitos.

-          ¿Qué quieres decir? – escupía las palabras

-          Que los dos deseamos para nosotros una de las mitades de esa pareja.

Casi me meo encima, como podía ser, mieeeeerda, la persona que menos soporto del colegio, y tras saber lo que se, de las que más miedo me da, lo sabe, esto es malo muy malo.

-          ¡¡¡¡PERO QUE COÑO DICES!!!!

-          Jajajajaja, gritando no lo ocultaras mejor, crees que somos tan tontos como tú, no hace falta ser un genio, solo buen observador, para darse cuenta.

-          Isaaaaac, te estás pasando y te la vas a ganar, como sigas soltando mentiras.

-          Incluso golpeado, no me paso desapercibido tu extraña reacción de miedo y dolor que tuviste al ver a Alberto en ese estado, era para enmarcarla, solo te falto darle un beso como Oscar, aunque claro, me da a mí que no tenías nada que hacer. Luego solo tuve que observarte un poco más para confirmarlo.

-          CAAAALLAATEEEEE

Lo cogí y lo agarre por la pechera, quería abrirle la cabeza, sin embargo el no borraba esa maldita sonrisa de suficiencia. Era odioso.

-          Venga, pégame, con eso no conseguirás que Alberto deje de amar con todo el corazón a Oscar y que tu no seas para él, únicamente el amigo por el que siente lastima.

Lo solté, y las lágrimas empezaron a agolparse en mis ojos, este cabrón sabía como hacer daño, pero por mucho que lo odiara, tenía razón en todo lo que decía.

-          Mira Dani, yo no pretendo que seamos amigos, pero tenemos objetivos comunes.

-          Yo no tengo nada en común contigo – dije lleno de rabia – por mucho que me duela son mis amigos y yo nunca les haría daño.

-          No, claro que no, pero cuanto tiempo seguirán siendo tus amigos, cuanto tardara Oscar en cansarse de tu aspereza, de tu silencio y de tu mal humor y de tu tristeza, y más ahora que está en una nube y cuanto tardara en seguirlo tu amado Alberto, de seguro que le preocupas, pero cuando Oscar se aleje, ¿crees que tendrá en duda a quien seguir? No se lo pensara ni un segundo.

-          Yo…. yo… yo no les deseo ningún mal… yo les quiero a los dos, ante todo son mis amigo.

-          Ante todo eres tú, y por ellos vas a dejar consumirte, amargarte, convertirte en un fantasma. Me conoces, no te caigo bien, me odias, pero sabes que soy listo, los logre separar una vez y yo solo, imagínate con tu ayuda.

-          No, no, no….

-          Y eso sin contar la recompensa, un tierno Alberto necesitado de cariño, arropado por su querido amigo Dani. Solo es cuestión de tiempo para que empiece a valorarte como tal, para empezar a recibir sus caricias, sus abrazos, sus besos, su amor.

Recordé la noche que pase con él, recordé sus labios contra los míos, el roce de su lengua, la sensación de tenerlo dentro de mí, era lo que deseaba de nuevo, era lo único que deseaba. Me limpie las lágrimas.

-          Muy bien Isaac, que es lo que has pensado.

Oscar

Los exámenes fueron francamente bien, la verdad que estudiar con Alberto había sido un acierto. Seamos sinceros, el mal trago con Isaac, fueron poco más de dos semanas y no llego a afectar seriamente las notas, y luego los exámenes fueron de cine. Excepto el bien de filosofía, y el notable de lengua castellana, el resto sobresalientes. Eran estupendas notas hasta para mí.

El jueves acabaron las clases, esa tarde nos fuimos a tomar algo por Sahú, Alberto, Germán, Dani, Alex y Esteban, los amigos que mejor nos llevamos.  A Dani y a Esteban no creo que los viera hasta Septiembre, a Alex seguramente sí. El es de Valladolid, pero como seguía con Estela la hermana de Alberto, prometió este verano venir a mi ciudad y nos podríamos ir de fiesta. Con Germán nos veríamos seguro, ya que me dijo que este verano estábamos invitados, tanto yo como Alberto a la playa.

El viernes por la mañana volví a casa y tuve que repartirme. Ese día y casi todo el sábado lo pase con mi padre, pero me fui a cenar y a dormir con Alberto a su ático. Cenamos unas pizzas, y luego le pedí que me hiciera el amor, quería llevarme ese recuerdo de él al viaje, y jodo, me dejo planchado, le recordare, lo recordare.

Hoy lunes estoy en un taxi camino del aeropuerto, para coger el avión de las 19:00 a Dublín.

Había comido en casa con mi padre, y esperaba que viniera, en el aeropuerto había quedado con Alberto. Yo solo le había hablado de él como amigo y se lo quería presentar como mi novio. Pero desgraciadamente tenía que trabajar.

Cuando llegué, Alberto me esperaba. Me hizo gracia verlo, siempre solía ir muy pijillo, pero hoy iba con una camiseta verde caqui, unos vaqueros gastados y unas deportivas.

-          Jajajajajaja, que has hecho con el pijillo que eres siempre.

-          En verano va al armario, no me gusta el calor y prefiero ir cómodo.

-          Vas muy guapo, me alegra que esta sea la imagen que me lleve de recuerdo.

-          Como que no te dado imágenes para que tengas de recuerdo, ¿y tu padre?

-          Pues al final no ha podido venir.

-          Vaya, yo que tenia ilusión de conocer a mi suegro.

Aun era pronto, así que nos fuimos a tomar algo a una cafetería, estuve casi todo el rato pidiéndole consejo, el estudio 4 años en el extranjero, y yo era la primera vez que iba fuera. Cuando vi que se acercaba la hora, nos dirigimos hacia la puerta de la terminal, yo no estaba muy seguro de cómo despedirme, tanta gente me cohibía, pero Alberto actuó por mí, y me dio un abrazo.

-          Te voy a echar mucho de menos Oscar

-          Y yo a ti nene

-          No me cambies por un irlandés guapo y cachas

-          Jajajaja, lo mismo te digo yo a ti.

-          Imposible, ya tengo lo mejor de lo mejor

-          Te quiero mucho Alberto

-          Y yo a ti Oscar.

Me beso, un beso tierno de despedida y me dio igual las caras o que la gente nos miraba, fue precioso.

-          Cuídate mucho chiquitín.

-          Y tú… joder aun no me he separado de ti y ya empiezo a echarte de menos.

-          Jajajajaja – y me acaricio la nariz.

Fui a la cola de pasajeros, entregué mi billete y pase por el detector, ya en la terminal me gire, aun estaba allí, alce los brazos y me despedí.

Ufff, espero que este mes se pasara rápido.