Bachiller XIII - El miedo es nuestro peor enemigo

Nuestros miedos, son el arma perfecta para que nos hagan daño, y para su desgracia Oscar tiene demasiados

Buenas de nuevo a todos, al final, he podido traer hoy un capitulo, ya que por desgracia para mí, me he quedado sin plan este sábado. Jajajajaja.

Bueno, os comento, en este capítulo ya nos movemos más entre los personajes, el tercer trimestre empieza movidito y las cosas van bastante rápidas, espero que os guste.

Y como siempre agradeceros, vuestros comentarios, tanto aquí como por mail, así como vuestras valoraciones. Os animo tanto a valorar como a comentar, a trama empieza a complicarse y no os imagináis como me ayudáis con vuestros consejos y comentarios.

Un fuerte abrazo


Oscar

Ya hace un mes que volví al colegio, un mes desde que empecé a salir con Alberto, un mes maravilloso.

Era el novio perfecto, me amaba, mimaba, cuidaba y adoraba, no podía pedir más y cada día yo lo quería más y quería demostrárselo.

Como cuando estuve con Isaac, o lo que fuera, quedábamos varios días por la tarde y también los domingos, pero allí acaban las similitudes.

Con Isaac era follar y adiós, con Alberto veía películas, jugaba al ordenador, íbamos al pueblo, salíamos por ahí con los amigos (aunque solo Germán sabia lo nuestro),  hablábamos de cualquier chorrada, o simplemente nos tumbábamos abrazados en la cama.

Claro que también hacíamos el amor y mucho, y era la leche, Alberto era una verdadera máquina y a la vez era tan tierno y dulce, se preocupaba tanto en hacerme disfrutar, era mucho mejor que cuando lo hacía con Isaac, porque yo a Alberto lo amaba, pero el también me amaba a mí. Nos preocupábamos del disfrute del otro y así cada vez era mejor. Y qué coño, era mucho mejor que Isaac en la cama.

Ya el primer día de clase, las dudas, de si me ignoraría en público, se disiparon, estaba conmigo, hablábamos, me hacia alguna caricia disimuladamente y si no había nadie me besaba.

Poco a poco cambie mis hábitos. Isaac me había vuelto totalmente sumiso, las cosas eran como él quería, cuando él quería y donde él quería.

Alberto me animo a tener iniciativa, a que las cosas también salieran de mí, decir yo como quedar, cuando quedar y que querer hacer. Había algo que quería hacer, en realidad ya lo había hecho, pero tenía su regusto amargo. Sabía que con Alberto seria una pasada, y sería otra forma de eliminar mis fantasmas

Llevábamos tres semanas y le mande un mensaje.

-          A las 12:00, en los baños laboratorio viejo, es muy importante.

Estaba esperando, en el baño, cuando llego.

-          ¿¿¿Oscar???

-          Nene, estoy aquí.

Entro en el baño, y me dio un beso

-          ¿Qué pasa chiquitín? me he preocupado

-          Yo… te tengo que pedir un favor – puse cara de triste, pero realmente estaba ardiendo por dentro-

-          Lo que quieras

-          Quiero hacerlo

-          ¿Qué quieres hacer? - Me miro con cara de confundido -

-          Quiero que me folles -desabroche mis pantalones- aquí y ahora - los deje caer- como si no hubiera mañana.

Abrió los ojos como platos y durante un segundo no supo reaccionar, hasta que se lanzo hacia mí, y jodeeer, sin duda uno de las mejores veces de mi vida, no sé si fue, la sorpresa, el sitio, o lo que fuera, pero Alberto se puso como un toro en celo.

Me dio la vuelta, apoyando yo las manos en la cisterna del váter, me bajo los bóxer y empezó a devorar mi culo, movía su lengua a mil por hora, pero eso no me iba a bajar la calentura. Se bajo los pantalones y me empezó a penetrar, lento pero firme con su enorme herramienta, no recuerdo siquiera dolor, solo fuego recorriéndome el cuerpo a medida que entraba.

Me monto con una furia que yo no le conocía, pensé que me partía en dos, y sinceramente disfrute sin medida, acabo corriéndose dentro de mí y yo en la taza del váter.  Acabamos los dos sudorosos,  despeinados y jadeando. Me daba besos en el cuello y en el oído, yo pensaba que me iba a dar algo de la velocidad que me latía el corazón.

-          Mi amor…. – le dije- … mi amor… ha sido increíble

-          Esto… esto te pasaaa, aaaa… por provocarme.

-          Ummmm, pues te tendré que provocar más a menudo

Así que las cosas, con mi chico iban mejor que bien.

Con Germán las cosas eran excelentes, era mi mejor amigo y se llevaba muy bien con Alberto, y con el no debíamos ocultarnos. Hasta el punto que Germán le conto que era gay, y Alberto como prometió, se sorprendió.

Sin embargo con Dani la cosa era diferente. El era muy amigo mío y de Alberto. Siempre había sido una persona muy alegre y jovial, sin embargo últimamente lo veía algo taciturno, estaba menos rato con nosotros, y a veces nos miraba con semblante serio hasta desagradable, más de una vez tuve la impresión que Dani sospechaba que había algo entre Alberto y yo y no le gustaba, eso me preocupaba, ya que Dani siempre me ha parecido un chipo, un poco chapado a la antigua. Que la gente que me daba igual me rechazara era una cosa, pero que lo hiciera quien me importaba era muy distinto.

Las clases igualmente iban muy bien, estudiar con Alberto era genial, era muy listo además de aplicado, y con él era imposible no llevar las cosas al día.

En el futbol lo daba todo, si bien el último partido lo perdimos jugué muy bien, estaba muy satisfecho. Sin embargo en el futbol era también donde tenía otra espina, ya que tenía que ver a Isaac.

La verdad que no tenía ninguna queja con él, su comportamiento era exactamente como antes de nuestra relación, cordial y distante, por un lado lo agradecía, pero desgraciadamente para mí, lo que ocurrió no fue algo vano, y no podía evitar cierta incomodidad.

Aunque ultimadamente cada vez siento menos, de hecho hoy me felicito por el último partido y me pidió que habláramos después del entrenamiento.

La verdad que excepto por lo taciturno que esta Dani, mi vida está siendo redonda, y sobre todo gracias a mi chico, a mi Alberto.

Isaac

-          Hola Isaac, de que querías hablar conmigo.

Sigue siendo una monada, la verdad que he extrañado mucho disfrutar de ese cuerpo pequeño y marcado y ese culo perfecto, pero bueno, las esperas tienen su final, había quedado aquí detrás del campo junto al bosque, es una zona discreta.

-          Que ocurre, ¿tan raro te parece que quiera hablar contigo?

-          La verdad es que si, apenas hemos cruzado palabras desde que lo dejamos.

Jajajajaja, pobre “lo dejamos”, como si hubiéramos tenido algo, el único que tuvo algo fui yo, le tenía a él, y lo voy a recuperar.

-          ¿Y qué tal todo? Te veo bien

-          La verdad que estoy bien – me contesto -

No me extraña, serás un imbécil, pero no eliges mal a los chicos que te dejan contento.

-          ¿Y qué tal las vacaciones?

-          Bien, pero mira Isaac, no creo que me hayas traído aquí para hablar de esto.

Vaya, está más seguro de sí mismo, bueno, será interesante ver cuánto aguanta.

-          Evidentemente, muy bien, quería quedar contigo, para decirte que te echo de menos, y quiero que vuelvas.

La cara de sorpresa era un poema

-          ¿Pero qué estás diciendo? no puedo creerlo, tuviste meses para cambiar tu actitud, y ahora que me he librado de ti, quieres cambiar.

-          Espera, espera, quien ha dicho que quiera cambiar, yo quiero volver a lo que estábamos.

-          ¿¿¿¿Queeeeeeeeeee????– estaba gritando – tú o no tienes moral o es que eres imbécil

-          NO-ME-INSULTES

No soporto que nadie se atreva a insultarme, y menos un mindundi que no me llega a la suela del zapato, le agarre por el cuello, no muy fuerte, pero lo justo para que le doliera un poco. Vi una chispa de miedo en sus ojos.

-          Claro que tengo moral, tengo mi propia moral, que me atrevería decir que es más avanzada que la de la mayoría. – le solté el cuello -

-          ¿Y porque yo tendría que volver? – su voz ya no era tan segura –

-          ¿Te acuerdas en nuestros encuentros? ¿cuándo te decía, que eras mío y tú contestabas que era tuyo?

-          Eso son solo palabras, no significan nada ya.

-          Para mi tienen su valor totalmente intacto, pero claro eso es razón para que yo quiera que vuelvas, para ti las razones son diferentes.

-          ¿Y cuáles son?

-          Que no te queda más remedio, eres incapaz de luchar contra mí.

-          No lo creo.

-          Jajajajajajaja, mira, cuando disfrutaba de ti, varias veces quisiste dejarlo, y ya ves unos calzoncillos, una camiseta, una mamada a tiempo y tus intenciones por los suelos.

-          Las cosas han cambiado, yo ya no …

-          Lo sé, lo sé, tu ya no me quieres, pero eso no es un problema, solo hace falta cambiar la estrategia, para que vuelvas a ser...

-          ¿Tu puta?

-          Por favor Oscar, no te denigres así, llámalo, un amigo que se lo pasa bien con otro.

Empezaba a estar rabioso y dolido, veía como apretaba los puños.

-          ¿Y cuál es tu brillante estrategia?

-          Bien, ¿tú sabes quién eres?

-          Yo… pues… yo…

-          Tú no eres nadie, tienes unos cuantos amigos tan don nadie como tú, la gente te ve y es como si mirara una piedra. Sin embargo ¿quién soy yo?

-          ¿Y quién eres tú? – escupía las palabras-

-          Soy la persona más popular de este lugar, capitán del equipo, la gente me adora o me teme, pero todos querrían ser yo. Te imaginas, si señalara a alguien y dijera, “oh mira, ese es el chico que le gusta que le monten como a una perra en celo en las duchas”, que horror, la gente señalándolo, hablando de él en las esquinas, y eso sin contar las posibles repercusiones académicas. Cierto es que este colegio es de orientación liberal, pero también muy prestigioso, no le gustan los escándalos.

Estaba rojo de rabia, iba por buen camino

-          No lo puedes demostrar

-          No, pero las palabras valen más según de quien vienen, y no creo que me sea difícil convencer a uno o dos, para que cuenten como te les insinuaste en los baños. Además, jajajaja, no sabes disimular.

-          Eres un… eres un….

Los ojos se le empezaban a humedecer ¿Rabia? ¿Miedo? ¿Dolor?, tanto da

-          No me vas a intimidar, no te tengo miedo Isaac, puedes contar lo que quieras, me da igual

Imaginaba que no caería en el primer asalto, sabía que su principito le habría dado seguridad, no problema, tenia mejores cartas preparadas.

-          Sabes, es valiente por tu parte, me siento orgulloso de ti, y espero que tu novio opine lo mismo.

Abrió los ojos como platos, jajajaja, voy por buen camino.

-          ¿De qué hablas?

-          Jajajajaja, que te crees que si te hago caer a ti, no le hare caer a él, lo hare y sufrirá lo indecible.

-          No, no, noooo, ¡¡¡¡NOOOOO!!!!

Vino hacia mí lleno de rabia, por Dios es tan fácil dominar a alguien que ni siquiera se domina a sí mismo, lo esquive, agarre su brazo y lo coloque en su espalda.

-          Estate quieto –tense su brazo-

-          Aaaaaaaaaaaaaaa

Lo empuje contra el suelo, y lo solté, las lagrimas bañaban sus ojos.

-          Ay pobre niño rico, ¿te imaginas el escándalo?

-          No, no, no, no – sus lagrimas caían como un torrente-

-          Tú no eres nadie, un cero a la izquierda, pero él, el heredero de oro, de una de las mayores fortunas de la región, destinado a dirigir una gran empresa…

-          PARAAAAAAAAA…, paraaa por favor….

Bien la bala alcanzo su objetivo, ahora la sal

-          Imagínate, en revistas, programas del cotilleo, blogs de internet, uno de los herederos más cotizados, es maricón, y no solo eso, atrapado por un muerto de hambre cazafortunas, porque evidentemente no fue su primer objetivo, antes lo intento con el hijo de un rico banquero de Gijón, pero su ambición no tenia limite.

-          BASTAAAAAAAAAA….- no paraba de llorar- no, no, el me quiere, me quiere, el nunca pensaría eso.

-          Oh pequeño, no lo dudo, pero cuanto tardara en convertirse en rencor, en ahogar vuestro amor, sabiendo que eres el culpable de exponerlo en público de esa forma, porque la única razón de ello serás tu, es el haber estado contigo, oyendo constantemente que esta con un cazafortunas, con un retaco, con muerto de hambre, con….

-          NOOOOOOO – Callo de rodillas llorando desconsolado –

-          Y esto solo sería el principio, sabes que puedo hacer mucho más a él y a ti, sabrá todas las cosas que hacías conmigo, con qué facilidad te plegabas a mí, siempre tendrá la duda de si le amas, o aun me amas a mí, de eso me encargare yo.

-          Paraaaa – sus lagrimas nublaban su rostro - hare lo que quieras, pero para, no le hagas nada, déjalo en paz, por favor, por favor, hare todo lo que quieras.

Dios, que fácil es aterrar a la gente insegura y estúpida, es una suerte que sea él, seguramente con su chico, no habría funcionado. Me acerque a él, estaba totalmente derrotado, me encantaba ver a la gente que se me enfrentaba, así, era el momento de recoger los beneficios. Vae Victis.

Empecé a pasar la mano a su espalda, bajando poco a poco, hasta llegar a su culo, lo apreté, ohhh como lo había echado de menos y como lo iba a disfrutar. Me acerque a su oído, con mi otra mano agarre su cuello, soltó un pequeño gemido de dolor y le dije susurrando.

-          Como se lo cuentes a alguien o alguien se entere, acabare contigo y con él, sabes que puedo y sabes que lo hare.

-          Noooooo, déjalo en paz, hare lo que quieras.

Lloraba a mares, creo que hasta llego a darme un punto de pena, pero no, yo tenía mi objetivo marcado, además no va conmigo sentir pena por los débiles.

-          Pues lo primero que quiero que hagas es que dejes a tu noviete.

Alberto

No puede ser, no puede ser, esto es una broma o una pesadilla. Qué coño me está diciendo.

-          Lo siento Alberto, de verdad, pero creo… que es mejor que vayamos cada uno por su lado, yo me he dado cuenta de que esta relación no has sido, más que un paso para olvidar una anterior.

Estábamos en los baños del viejo laboratorio, me llevaba unos días notándolo, raro, distante, sabía que algo le preocupaba.

-          Pero ¿a que ha venido esto? ¿he hecho algo?, algo que te haya molestado, dímelo, lo arreglare, hare lo que quieras.

No podía dejar de llorar, Oscar era lo mejor que he encontrado en el mudo, y ahora me dejaba ¿Porque? ¿Porque?

-          Alberto, no has hecho nada, solo que me he dado cuenta, que… que no siento por ti lo que yo pensaba …

-          OSCAAAAR, por lo menos no me mientas, veo tus ojos, sé que eso no es verdad.

Lo sabía, veía ese brillo en sus ojos que he visto tantas veces durante estos días, y aunque tuviera los ojos arrasados de lagrimas también, se lo seguía viendo.

-          Puedes creer, lo que quieras.

-          ¿Es él, verdad?

-          No sé de que hablas

-          ¡¡¡¡¡¡¡DEL HIJO DE PUTA CABRON DE TU EX!!!!!!! tienes la misma cara que cuando volviste, por lo menos si es así, se un hombre y dímelo, ¿Has vuelto con él?

-          Ya te he dicho, puedes creer lo que quieras.

Se giro, para salir de los baños, no podía dejar que se fuera.

-          Perdona, mi amor, perdóname, no quería gritarte, pero no te vayas, no sé qué hacer sin ti.

Fui a abrazarlo, pero se desembarazo de mí.

-          Por favor Alberto, no me lo hagas más difícil.

Vi el dolor marcando claramente su cara, pero me dejo allí, se fue.

No pude contenerme y con todas mis fuerzas golpee la puerta de unos de los baños. Note como la madera saltaba, como las astillas se clavaban en mi mano y como la sangre salía por mis nudillos, pero no sentía dolor, no más allá del dolor que tenía en el pecho.

Germán

Esta semana de mayo se estaba convirtiendo en una autentica mierda.

Alberto y Oscar lo habían dejado, y estaban los dos hechos polvo. Oscar no me había contado porque, aunque me imagino quien es el causante. Le dije que tenía que contárselo a Alberto y si no se lo decía él se lo diría yo. Jamás he visto a Oscar tan fuera de sí, que era cosa suya que no me metiera en el tema y que como dijera algo se acabo nuestra amistad.

Yo reconozco que me asuste, no era propio de Oscar reaccionar así, tenía que ser algo muy muy gordo, yo creo que si Alberto lo supiera serviría de ayuda, pero ¿y si le metía en un verdadero lio por contárselo?, la verdad no sabía qué hacer.

Pero veía a Oscar tan hundido, que no me atreví a preguntarle más. Estaba mal. Más de una noche me echaba a dormir con él, y se agarraba, arrastrado por un dolor silencioso. Se me rompía el corazón de ver a mi amigo así. Sin poder y sin dejarme hacer nada.

Alberto tampoco estaba mejor, siempre me había parecido que su rostro y sobretodo sus ojos eran increíblemente expresivos y ahora solo expresaban dolor.

Unos días después de la ruptura, vino a hablar conmigo, llorando, pidiéndome que le ayudara. Le intente ayudar de todo corazón, pero Oscar se había convertido en un muro impenetrable, deseaba decirle que el culpable era sin duda Isaac, pero tras la reacción de Oscar no me atreví , cada vez que me callaba, sentía la bilis en mi garganta. Me sentía una mierda.

En esta situación, tampoco hablaba apenas con Dani, el era el mejor amigo de Alberto y pasaba mucho tiempo con él, ellos iban por su lado y yo con Oscar. Pero Dani es un buen tío, se que en los entrenamientos de futbol, animaba y cuidaba a Oscar. Lo sé, más de un día iba a buscarlo tras el entrenamiento y veía a su lado a Dani.

Y también veía, argggg, apretaba los puños solo con verlo, al causante hijo de puta de todo esto, al maldito Isaac. No sé que habrá hecho, pero con lo tontico que es Oscar, y con lo desalmado e inteligente (la mayoría de la gente los pasa por alto, pero lo es, es rematadamente inteligente, esa es su mejor baza), tampoco creo que le costara mucho. Es como la historia que me conto Martín de esa chica.

Martín, esa es otra

Estaba con él, hace unos días, en la parte trasera de la cafetería donde trabajaba.

-          ¿Cómo que te vas?

-          Sí, me voy – dijo un poco cabizbajo – en poco más de un mes termino el bachiller, y la universidad no entra en mis planes, un amigo me ha ofrecido currar con él en un tema de coches en Alicante, ya sabes cómo me gustan, y he aceptado. En junio me iré.

Fue un golpe, yo no estaba enamorado de él, pero le apreciaba mucho, creo… creo que si había empezado a quererlo.

-          ¿Y quieres acabar lo nuestro?

-          Quiero que seamos amigos, pero solo eso, yo me voy a ir, eso es seguro, te tengo muchísimo cariño, no quiero que vaya a más para luego irme.

En el fondo le entendía, no quería ponerle las cosas difíciles, así que me aguante un poco algunos sentimientos que me rondaban y le di un abrazo.

-          Bueno, por lo menos aun tengo un mes para que me sirva cafés el camarero más sexi del pueblo.

-          Jajajajaja, mira que eres majo.

-          Te echare de menos

-          Y yo a ti rubiales

Joder, que mas mierda puede pasar.

Oscar

Me estaba consumiendo lo notaba. Y solo han pasado ni dos semanas.

Cada vez que veía a Alberto mi corazón se rompía, por como lo veía, por el daño que le había hecho, por no poder correr hacia él y besarle. Pero no, prefería sufrir yo a que las consecuencias cayeran sobre él.

Ver a Isaac, me causaba un asco descontrolado, y a la vez un miedo terrible, era un maldito pelele en sus manos, me daba asco a mí mismo. Sin embargo no lo lograba entender, me hizo jurarle mil veces que era suyo, y sabia que solo me quería para el sexo, pero en estas dos semanas solo lo ha hecho conmigo una vez, es como si en realidad fuera tenerme como una posesión. Creo que algo en su cabeza no funciona, y eso me da más miedo aun.

La vez que tuve sexo con él hace una semana, aun me produce dolor. Ya me ha dejado claro que nada de habitaciones, me hizo quedar en el entrenamiento más rato y luego lo hicimos en las duchas. Lo peor no fue el sexo en sí, al principio solo el hecho de que Isaac me tocara me producía asco, pero al final acabe disfrutando, me hacía sentir mal, como si traicionara a Alberto, eso fue lo más duro.

Menos mal que esa noche estaba Germán a mi lado. Germán, es un amigo que no me lo merezco, hace todo lo posible por ayudarme y yo no puedo contarle nada, ni a él ni a nadie, Isaac lo dejo muy claro, si alguien se enteraba, usaría todas sus fuerzas para destruirme  a mí, a Alberto y a quien fuera, y yo para entonces ya me había dado cuenta de que sus armas eran muchas.

Dani es otro gran amigo, él es quien más me anima en los entrenamientos. Estaba tan mal que intente dejar el equipo, si tenía que ver a Isaac, que fuera lo menos posible, pero este también me lo prohibió, estaba anulando mi voluntad poco a poco y cada vez le resultaba más fácil hacerme plegar a él. Pero si algo le agradecía a Dani era el apoyo que sé que prestaba a Alberto.

Este fin de semana, vi algo en el tablón de la escuela, que me pareció una gran idea, unos cursos intensivos de ingles durante el mes de Julio en Irlanda, hable con mi padre y le pareció bien, así que ya tengo todos los trámites para pasar Julio allí. La única razón fue la de alejarme lo más posible, desconectar, poder olvidar a Isaac, y también a Alberto que era lo que más me dolía.

Germán me dijo que no le parecía mal, pero que le daba pena que no pudiéramos celebrar mi cumpleaños, que es el 11 de Julio. Si, para cumpleaños estoy yo.

Este sábado baje a Sahú a tomar algo, no quería pero Germán insistió.

Estaba tomando algo en la cafetería cuando oí una voz.

-          Hola Oscar, ¿como estas?

Yo me quede sorprendido era Estela, la hermana de Alberto, iba de la mano con Alex el portero de mi equipo.

-          Hola Estela, me alegro de verte.

Me dolía mirarla a los ojos eran tan parecidos a los de Alberto.

-          ¿Podríamos hablar un momento?

Me levante y Alejandro se quedo con Germán.

-          Veras Oscar, sé que me estoy metiendo donde no me llaman, pero… estoy preocupada por mi hermano, está mal, no sé si ha hecho algo malo, pero le conozco y sé que daría su vida porque tu le perdonaras.

-          No es culpa suya, Alberto es la mejor persona del mundo, infinitamente mejor que yo, creo que es la mejor decisión y que a la larga nos evitara a ambos muchos sin sabores.

-          Bueno yo te considero un chico listo, se que tus razones serán de peso, pero por favor, intenta no dejar a Alberto de lado, te quiere tanto. – Me dio un beso en la mejilla – Y tu cuídate mucho, se que también lo estas pasando mal, me alegro mucho de verte.

Maldita sea, habría preferido que me odiara, que me insultara, que viera la mierda que soy, no me merezco nada.

Alberto

-          Venga no seas remolón, es bueno que salgas, que te dé un poco el aire.

-          Que le den por culo al aire.

Daniel llevaba todo el sábado intentando intentándome convencer, de que saliera a dar una vuelta esta noche pero no me apetecía nada, solo quería quedarme en la cama olvidando la mierda en que se había convertido mi vida. Habían pasado ya casi dos semanas, y no me sentía mejor de cuando Oscar me dejo en ese baño, ni después de las dos veces que hable con él y me dijo que le dejara en paz, sabia de el por Germán y por Daniel, sabía que estaba mal y eso me deprimía.

-          Como me llamo Daniel Santos que hoy mueves el culo de la cama.

Lanzo su casi 1,90 de musculo sobre mi

-          Uaaaaaaaaaaa, cabrón que me aplastas.

-          ¿Vas a venir?

-          Vale, daré una vuelta pero solo para que me dejes respirar.

Salí con Dani, Esteban y un par mas de mi clase, sobre las 8 estábamos en uno de los pub bebiendo cerveza cuando vi a Estela con Alejandro y otra pareja. Fui a saludarla

-          Ayyyy, ¿Como esta mi hermanito pequeño?

-          Por diez minutos solo.

-          Pero el pequeño, ¿como estas?

-          Pues como te he dicho esta mañana, mal, estoy tan deprimido, le hecho tanto de menos.

-          Alberto, tienes que sobreponerte, sé que es muy duro, mira tenemos que hablar con Cristian y organizar algo majo para el verano.

-          Estela no me apetece nada, de verdad.

De repente me tiro del brazo y me llevo a un lado para hablarme en voz baja.

-          Mira, no sé si debería contarte esto, pero bueno, esta tarde he hablado con Oscar.

-          ¿Siiii? ¿qué te ha dicho? ¿como esta? ¿te pregunto por mí? ¿com….

-          Shhhh, calla, mira cuando digo que tienes que sobreponerte, te lo digo no solo por ti sino también por él, si no estuvieras tan dolido lo verías. Esta mal por haberte dejado, pero creo que verte como estas le está hundiendo aun mas, no sé qué le pasa, pero le noto el doble dolor que a ti, el de la perdida, el del remordimiento y … algo mas, no sé el que.

-          ¿Y qué me quieres decir?

-          Que si le quieres, se fuerte por él, tal vez si le ayudas a aligerar el peso que lleva encima, podáis arreglar las cosas.

-          No puedo, es verlo y me duele.

-          Bueno solo era un consejo – me dio un beso – y hoy intenta divertirte.

Lo que me había dicho Estela me turbo, tenía que intentar ser, no mejor dicho, aparentar ser feliz, no, eso era demasiado, pero de todas formas, el hecho de saber que Oscar estaba tan mal, me hundió. No volví con mis amigos, sino que me fui del bar.

Fui a una pequeña tienda de Sahú que vendían alcohol, conseguí que unos de segundo del instituto del pueblo me sacaran una botella de vodka, una de limón, un par de litros y me dieron un par de cigarros. No fumo de normal, pero el dolor me volvía imbécil.

Empecé a beber, sentado solo en un banco, me bebí un litro entero de vodka con limón y me fume uno de los cigarros. No hacía más que darle vueltas a la cabeza. Dicen que el tiempo todo lo cura, pero a mí me dolía igual, es cierto, que no hace ni dos semanas, pero es como si hubiera sido ayer. Me estaba subiendo rápidamente, ya iba por el segundo litro. Me encendí el segundo cigarrillo y seguí pensando, las lágrimas empezaron a caer.

-          ¡¡¡¡Pero qué cojones haces!!!!

Me gire, veía ya borroso, pero reconocí la voz

-          Te has ido, no avisas, te he llamado varias veces, y no contestabas, llevo más de media hora dando vueltas buscándote.

-          Nooo te peogupes… yo no necesito a... a nadie.

-          Joder, pero cuanto has bebido, mierda pero sabes la cantidad de vodka que te has tragado.

-          No, y me da iguuual

-          Y que ibas a hacer, ¿seguir bebiendo? ¡¡¡Quieres que te de un puto coma o que¡¡¡¡¡

Yo estaba muy borracho y muy deprimido, volví a llorar.

-          Pofa, Danieel, no me riñas

-          Eeeee – su tono se volvió sosegado – venga, no pasa nada, pero ahora vamos para la habitación, yo te llevo.

-          Vale, ga...gracias

Me deje guiar mansamente, me indico que disimulara al pasar las puertas, llegamos a la habitación y me tire en la cama.

-          Te he traído a mi habitación que está más cerca.

-          Gacias, pego no… no lo necesitaba

-          Y que ibas a hacer beber hasta reventar.

-          Si

-          Joder Alberto, estoy hasta los huevos ya, quiero ayudarte, pero no me dejas, así que me vas a contar de una puta vez que te pasa con Oscar.

Oír su nombre en boca de Daniel hizo que volviera a llorar, se acerco y puso su mano sobre mi hombro, yo no tengo problema en decir lo que soy, no sé porque no se lo conté a Dani, aunque ahora era diferente porque afectaba también a terceras personas, pero en ese momento estaba muy hundido, deprimido y borracho.

-          Oscar ma… dejado.

Note como se hacía el silencio y separaba su brazo.

-          ¿Co…como que te ha dejado?

-          Pos eso, que ma dejado, ega mi novio, si… me gustan los… los rabos.

Se hizo un silencio incomodo en la habitación

-          Cleo que mejor, me voy, no… no quero incomodarte.

-          No espera, perdona es que me has pillado por sorpresa, coño.

Me cogió y me volvió a sentar en la cama

-          Perdona, a ver a mi me sorprendía lo juntos que estabais siempre, de Oscar, la verdad es que lo había pensado alguna vez, pero de ti, es que, me dejas a cuadros

-          Pos ya ves, sin las pla… platafomas, y la purpuguina no se me nota

-          Y entonces tú ¿Estabas con Oscar?

-          Si, estuvimos, así como un mes, pego luego deguepente, hace dieeez dias, puffff, me dejo – empecé a llorar esta vez a lagrima viva – y le hecho tanto de menos.

Daniel me cogió para qué apoyara la cabeza en su hombro mientras lloraba

-          Me siento tan deprimido, y tan solo.

-          Ehhhhh, venga – me miro a los ojos y me agarro por la barbilla – no llores – hablaba en un tono tranquilizador – no estás solo, me tienes a mí.

Entonces sentí sus labios contra los míos.