Bachiller VII - Alberto

Os invito a conocer a Alberto, el chico al que Oscar ha robado el corazón

Bueno, logre traer el capitulo este hoy, si no hasta mañana por la noche no habría podido subirlo.  Este capítulo es similar al de Germán, pero aquí conocemos a Alberto.

Como siempre daros muchísimas gracias por vuestros comentarios y por la cantidad de mails que he recibido, sinceramente me he quedado realmente sorprendido.


Alberto

Odio la navidad, bueno miento, siempre me ha gustado, odio esta navidad en concreto, que es la primera sin mis padres.

Mis padres murieron hace casi un año, pero aun me duele, sobre todo en las fechas como esta que se nota más su ausencia.

Me llamo Alberto Van Buren y tengo 16 años. A pesar de mi apellido ni soy holandés, ni hijo de holandeses. Mi tatarabuelo lo era, así que solo tengo 1/16 parte holandesa, solo que de generación en generación, el apellido se ha mantenido. Vino a este país y creo las empresas Van Buren, la actual FarVan.

Mi padre fue el único heredero de una empresa en decadencia, pero podríamos decir que seguían siendo de la aristocracia de mi ciudad. Mi madre era todo lo contrario. Mis abuelos maternos tenían una pequeña tienda de barrio, y trabajaron muy duro para que mi madre pudiera ir a la universidad.

Allí conoció a mi padre y se enamoraron. Tuvieron problemas, muchos problemas, mi abuelo no quería que su hijo se casara con una “plebeya” como él decía, mi padre no cedió, incluso ante la amenaza de desheredarle.

Al final fue mi abuelo quien tuvo que ceder, y mi padre no consiguió solo a la mujer de su vida, si no a una mujer inteligente, que le ayudo tanto en el plano personal como en el profesional y que trajo con ella a un hermano que era un genio empresarial, mi tío Enrique. Entre los tres convirtieron las moribundas empresas Van Buren, en una importante empresa farmacéutica.

Pero ¿por qué cuento esto?, para que se entienda un poco mi carácter, porque su historia me enseño, que el dinero, aunque es importante, no es ni mucho menos lo principal y que hay que valorar a las personas por lo que son, no por lo que tienen.

Mis padres tuvieron problemas para tener hijos, fueron a muchos sitios, médicos, las mejores clínicas y ya cuando casi tenían cuarenta años, su sueño se cumplió, y por partida doble, mellizos, mi hermana Estela y yo.

Estela es actualmente la persona más importante de mi vida.

Nos parecemos mucho físicamente. En el carácter tenemos puntos en común, como el valorar a las buenas personas, ser cariñosos y amables, pero ella es una persona mucho más alegre, activa, vive mucho más intensamente, el pasado lo olvida y el futuro no le preocupa. Yo por mi parte, soy una persona más sosegada, le doy más vueltas a las cosas, soy mucho más orgulloso que ella, de hecho, ese orgullo no siempre me viene bien, porque hace que me cueste perdonar, aunque al final siempre lo hago, además soy tenaz, cuando me propongo algo, siempre lucho por ello. A pesar de estas diferencias, estamos muy unidos, ella es mi debilidad, haría cualquier cosa por ella y sé que ella por mí.

Nunca he tenido muchos amigos, no por falta de sociabilidad, si no porque considero que los amigos de verdad se cuentan con los dedos de la mano, aunque tengo muchos conocidos. Realmente mis únicos y verdaderos amigos son Estela y Cristian

Cristian fue compañero mío del colegio desde niños, pero además, su padre llevaba y lleva todo el tema legal de la empresa familiar, por lo que Cristian y o teníamos mucha relación, y acabamos haciéndonos muy muy amigos. Nunca me ha fallado y siempre está allí cuando lo necesito, aunque no nos parecemos, es un cabeza loca, se parece más en carácter a mi hermana que a mí.

A los 12 años me mandaron a un colegio a Inglaterra.

No fue placentero, añoraba a mi familia, a mi hermana, mis amigos, mi tierra, la verdad yo no estaba muy gusto.

Eso no quería decir que fuera un asocial, tenía a un grupo de amigos con los que me llevaba muy bien, sobre todo con Andrew, que se convirtió en mi mejor amigo en mi periplo británico.

Era pelirrojo, con muchas pecas, alto para su edad y delgado, no se lo podía considerar como una belleza, excepto por unos ojos grises, preciosos.

Teníamos 14 años, cuando nos emborrachamos por primera vez, bueno si a eso se le puede llamar borrachera. Estábamos en su habitación jugando a la Play, (no soy un adicto a ella, pero me gusta bastante).  Cuando era ya tarde saco una petaca, tenía ginebra, la había conseguido de extranjis y me invito a probarla.

No dimos muchos tragos, pero enseguida se nos subieron los colores y empezó la risa tonta, al final acabamos hablando de chicas.

-          Alberto tienes mucha suerte ya te has besado con dos chicas.

-          Ehhh, bueno… con tres.

-          ¡¿¡¿Tres?!?!

-          Si, la semana pasada, en el pueblo, con… con Beatrice.

-          Jooooo, qué envidia, yo aun no he besado a ninguna, aunque no me extraña.

-          ¿Por qué?

-          Míranos, ¿tú te has visto? eres rematadamente guapo, con esa cara de niño adorable, y yo, ¿me has visto a mi?, soy feo.

Se le veía tan triste, me dio mucha pena, no creía que eso fuera verdad, además yo llevaba la tontuna del alcohol, así que coloque mi mano en su mejilla.

-          No digas eso Andrew, no eres feo, eres guapo, tienes los ojos más bonitos que he visto.

Sonrió un poco y agarro mi mano con la suya.

-          Gracias Alberto, se que lo dices porque eres mi amigo.

-          No, lo digo porque es la verdad, yo no miento.

Coloco su mano en mi mejilla.

-          Tú sí que eres guapo Alberto, eres la persona más maravillosa del mundo.

Fue entonces cuando me besó, me quede sorprendido, y tal vez si no hubiera bebido, me habría separado, pero el contacto con sus labios era tan agradable, mucho más que el de cualquiera de las chicas a las que había besado.

Yo reconozco que hasta ese momento, no me había planteado que realmente fuera gay. Cierto que me fijaba en más de lo normal en algún chico, pero también en muchas chica, de hecho ese año me había besado con varias y me resulto muy placentero. Pero nada que ver con este beso, ese beso era infinitamente mejor, me deje llevar, y durante casi una hora no dejamos de besarnos.

Nunca aclaramos lo que éramos, es mas ni siquiera hablábamos demasiado de ello, simplemente disfrutábamos, iba a su habitación, nos besábamos y abrazábamos, como máximo alguna caricia por encima del pantalón.

Viéndolo ahora, se que nunca estuve enamorado de él, pero sí que le tenía mucho cariño, me encantaba su compañía, me sentía muy a gusto a su lado.

Ese verano, hablamos mucho por el móvil o por el ordenador, le echaba de menos. Pero ya para finales de agosto empezó a estar más distante.

Al inicio del curso, volví a  quedar con él para nuestras tardes de besos, pero por alguna razón el estaba diferente. Finalmente me confeso, que a finales del verano había conocido a una chica, se habían liado y le había pedido que fueran novios.

Yo me sentí dolido y traicionado, no éramos nada, es cierto, pero, no sé, nos habíamos estado besando durante meses, me había hecho descubrir lo que era, y me sentí en ese momento utilizado por el, aunque ahora con la ventaja del tiempo, yo en parte también lo utilice, pero en ese momento no lo vi, me sentí engañado, y es una de las cosas que menos soporto, las dobleces y las mentiras, tal vez porque yo soy muy sincero.

Me enfade muchísimo, yo suelo ser una persona sosegada, pero cuando me enfado tengo mal pronto. Él me pidió perdón de mil maneras, que no era su intención hacerme daño, que él no podía evitar sentir algo por esa chica, pero me daba igual cualquier cosa que dijera, yo no quería ni verle.

Tras esto, me aparte de Andrew y de mis amigos. Tuve una mala época. Fue entonces cuando empecé a hacer deporte, salía a correr todas las mañanas, me di cuenta que me serenaba, así que también me puse con las pesas, e iba al gimnasio del colegio, y me gustaba darle al saco de boxeo. Me relajaba y me ayudaba a pensar más claramente.

Gracias al deporte, mi cuerpo se empezó a trabajar. Yo, es cierto que siempre había sido guapo de cara, destacando mis ojos verdes, pero mi cuerpo… bueno… era demasiado enclenque, pero entonces conseguí musculatura. Ahora no soy una montaña de musculo, eso no me gustaría, pero estoy fuerte y muy bien definido.

También me ayudo mucho el piano, podía pasarme horas tocando y mejore muchísimo con él, y al tocar, mis problemas y mis penas se mitigaban.

Poco a poco se me fue pasando, ya he dicho que tardo en perdonar, pero lo hago, siempre. Además me di cuenta, que Andrew, solo había pasado por las mismas dudas que yo, y yo le había culpado, no solo de cosas de las que era culpable, si no de muchas que no eran más que rayadas en mi cabeza, había sido injusto con él.

Volvía tener más relación con mis amigos, y el día de mi 15º cumpleaños, hable con Andrew, le explique cómo me sentí, y porque paso eso, el casi llorando me pidió perdón, que no era su intención. Nos dimos un fuerte abrazo y volvimos  a ser amigos, aunque no tan cercanos como antes.

Mi estancia en Inglaterra pasó desde entonces de forma insípida, me dedicaba a mis estudios, al deporte y al piano, solo de vez en cuando quedaba con los amigos.

De un curso paso otro y se acercaba mi 16º cumpleaños, cuando recibí el peor golpe de mi vida.

En febrero de este año, mis padres murieron, en un accidente de tráfico, nadie tuvo la culpa fue mala suerte, un día de niebla, con un pavimento demasiado resbaladizo, no fue culpa de nadie.

Recuerdo el entierro, a mi hermana se la tuvieron que llevar presa de un ataque histeria, yo no hable, solo derramaba lágrimas silenciosas pero por dentro estaba roto.

Mis padres siempre quisieron ser incinerados y que sus cenizas fueran arrojadas al rio de mi ciudad. Aunque mi tío me quiso evitar el mal trago, me encargue personalmente de ello.

-          Adiós mama, adiós papa.

Cuando las vi alejarse, flotando en las perezosas aguas del río, sentí como si una parte de mi alma se fuera con ellos.

Mi tío se convirtió en nuestro tutor, era lógico, estaba muy cercano a nosotros, el se encargaría de llevar el timón de la empresa en nuestro nombre y administrar nuestra fortuna, (aunque yo la habría dado toda, por estar un día mas con mis padres), además, él era nuestra única familia, junto con Carmina. Ella técnicamente, no era de la familia, era nuestra niñera desde que nacimos. Pero ese título no le hace justicia, era nuestra otra madre, era de las personas que más quería en el mundo, junto a mi tío y a mi hermana.

Nuestro tío decidió inteligentemente que acabáramos el curso en España, para contar con su compañía, con Carmina y, Estela y yo entre nosotros. Fue un bálsamo, que ayudo a mejorar, estar rodeado de la gente que quería.

Aun así, el primer mes estuve fatal. Mi hermana se recupero antes, ella era una persona de sentía el dolor con una intensidad brutal, pero era como una explosión, luego se recuperaba mucho más rápido. Yo en cambio soy de las que se le enquistan más en el corazón.

Allí hizo su aparición Cristian, me ayudo sin cortapisas, no se separaba de mi y siempre estaba animándome. Yo lo consideraba mi mejor amigo, pero desde entonces, para mí es como mi hermano.

Así que salí del hoyo, en el fondo no me habría dejado hundir, no va conmigo, pero entre todos me ayudaron a salir mucho antes, y como una persona mucho más fuerte.

Ya en mayo una tarde estaba con mi hermana y Cristian, y decidí contarles que era gay, ya después de lo que había pasado, tenía mucho menos miedo a las cosas.

Mi hermana salto de alegría, le hizo mucha ilusión, y me dio un fuerte abrazo, yo sinceramente imaginaba que no se lo tomaría mal, pero tampoco esperaba que saltara de alegría

-          Ayyyy que bien, mi hermanito gay, aunque alguna de mis amigas se les romperá el corazón.

-          Estela cariño, estás loca – dije intentando zafármela -

-          Es que me hace mucha ilusión, además ahora los tres podremos hablar de chicos.

Yo eleve las cejas y me gire a Cristian, que miraba a Estela con mirada asesina, me di cuenta que ella se puso roja, como un tomate.

-          Bueno – dijo Cristian – parece que tu hermanita me ha sacado también del armario.

-          ¿Tu?

-          Si Alberto, yo también soy gay

-          ¿Porque no me lo contaste? – pregunte-

-          ¿Porque no me lo contaste tú? – contesto-

-          ¿Y porque si se lo contaste a esta?

-          Porque soy encantadora y maravillosa, y Cristian lo sabe.

Nos echamos a reír y Cristian y yo nos dimos un fuerte abrazo, al que se unió Estela.

La verdad que a los dos temíamos en secreto el miedo a como se lo tomaría el otro, Cristian se lo conto a Estela, porque son también amigos, y porque quería tantear el terreno para contármelo, pero me adelante.

Sinceramente no se cual de los dos se sorprendió mas, de que el otro fuera gay. Cristian se podría decir que tiene pintas de ligon. Es más bajo que yo pero más musculoso, de espaldas anchas. Moreno tanto de piel como de pelo, que siempre ha llevado bastante corto. Le salió pronto barba y aunque se afeite se le nota, si a eso le sumamos, sus facciones marcadas, parece más mayor de lo que es, nadie diría que tiene 16 años. Sin embargo su característica principal son los ojos. Cristian tiene heterocromia, su ojo derecho es marrón, pero el izquierdo es verde oscuro. Puede gustar o no gustar, pero no deja indiferente. A mi personalmente me parece que el queda genial.

Cuando se lo conté a Carmina me dio un abrazo, y me dijo que algo se había imaginado, yo me sorprendí, le pregunte que si se me notaba, ella se rio, me dijo que para nada, pero que le parecía raro, que con lo guapo que soy, me interesara tan poco por chicas, que le hizo sospechar, y que lo que le importaba es que fuera feliz. Me abrace a ella agradecido, a la madre que aun me quedaba.

Con mi tío me preocupaba más, pero no me lo iba a callar. Se lo conté en una cena en casa. Cuando lo dije se quedo callado, durante un momento me preocupe de verdad, pero luego se echo a reír y se alegro de que se lo hubiera contado, que era el hijo que nunca había tenido, que podía contar con él para todo lo que necesitara y que con esos ojazos iba a hacer sufrir a muchos chicos.

Y ya está, las personas que me importaban lo sabían, y me aceptaban, el resto me importaba poco.

Ese verano lo pase en mi ciudad de fiesta en fiesta, excepto alguna escapada con mi hermana a la playa o a la montaña. Esto de las fiestas fue cosa de Cristian, es un fiestero empedernido, pero a mí me venía bien. Ya estaba mejor, pero de vez en cuando me daban bajones, así que de esta forma estaba entretenido, además Cristian me mostro otros entretenimientos.

Como ya he dicho, mi relación con Andrew fue bastante inocente, éramos muy jóvenes. Cristian a pesar de tener mi misma edad, sabía latín. Un día de mediados de Julio llegamos a mi casa los dos un poco tocados por culpa de varios cubatas de ron.

-          Uffff, Cristian no deberíamos haber bebido tanto.

Me tumbe en mi cama

-          Tampoco ha sido tanto.

-          Pues yo no me acuerdo ni cuantos hemos tomado

Se tumbo a mi lado

-          Pues yo me habría quedado un poco mas, además había chicos guapos.

-          Si claro, tírale los tejos a alguno del bar y te arriesgas a que te parta la cara, y no te quejes -le abrace en plan juego – te has llevado al chico más guapo del bar.

-          Jajajaja, te lo tienes muy creído, pero no negare que eres de lo mejorcito – paso un dedo por mi pecho –

Yo sonreí, la verdad que cuando bebo me pongo retozón.

-          Cristian, para de hacer eso que me pongo tonto.

-          Es que tienes que rebajar tensiones, yo no sé porque no quieres que vayamos a algún bar de ambiente, conozco a gente, podríamos entrar sin problemas.

-          Ayyy, ya te he dicho que así de sopetón, me parece muy frio.

-          Jajajajaja, es verdad, que eres una tierna virgen, que solo ha tenido castos besitos.

-          Chico, no todos podemos llegar a tu nivel.

-          ¿De golfo?

-          De golfa

Riéndonos, empezamos a forcejear en la cama, al final Cristian gano, acabo sentado sobre mí, agarrándome los brazos por las muñecas.

-          ¿Pues sabes que Albertito?

-          No me llames Albertito, lo odio.

-          Jajajaja, había pensado una cosa – empezó a mover su cadera sobre mi paquete – que si te da vergüenza ir a sitios a ligar, yo como buen amigo, me sacrificaría para enseñarte cosas nuevas.

-          Jajajaja, jajajaja, si, menudo sacrificio seria para ti.

Acerco su cara a la mía, estábamos a pocos centímetros uno de otro.

-          ¿Qué me dices?

Ya he dicho que el alcohol, me ponía retozón, y en esos momentos me es difícil decir que no (dentro de un límite claro), aunque creo, que si hubiera estado sereno habría hecho lo mismo. Cristian era transparente para mí y yo para él, sabíamos que solo había amistad entre nosotros, así que alargue mi cuello y lo bese.

Hacía casi dos años que no besaba a un chico, y Cristian era un experto, movía su lengua maravillosamente, y yo me adapte a su ritmo. Me soltó las muñecas y empezó a meter las manos bajo mi camiseta y yo lleve las mías a su culo, ummm tenía un buen culo.

Cogió y me quito la camiseta.

-          De verdad Alberto, no sé qué has hecho con el chico ese delgaducho que se fue a Inglaterra.

Se lanzo a devorar mi pecho, deteniéndose en mis pezones, los acariciaba con su lengua, los absorbía, les daba mordiscos. Mi polla iba reventar dentro de mi pantalón. Note como Cristian se separaba de mi pecho y llevaba la mano a mi entrepierna.

-          Vaya con esto habrá que hacer algo también.

Se levanto hasta llegar a mis vaqueros y empezó a desabrocharlos, me quito la zapatillas y los calcetines y me saco los pantalones y los calzoncillos, dejándome desnudo.

-          Alberto, estas increíble

-          Jajajaja

Me senté en la cama mientras él se desnudaba, Cristian tenía un buen cuerpo, muy musculoso, con bastante vello, yo en cambio no tenía prácticamente pelo, más que en el pubis y una suave línea hasta mi ombligo.

Se agacho, y empezó a besar mi polla, produciéndome un agradable cosquilleo. Luego hizo lo mismo con su lengua, hasta que finalmente, se metió mi capullo en su boca, lo apretaba con sus labios, y lo acariciaba con su lengua. Era una sensación deliciosa, me encantaba. Coloque mi mano en la cabeza de Cristian y le acaricie suavemente el pelo. Empezó a tragarse mi polla hasta llegar al final. Notaba su nariz en mi pubis, y no podía parar de gemir.

-          Crist…ia… es… Aaaaaa… es

Tras un rato, paro y volvió a besar mi torso hasta llegar a mi boca. Agarre su polla, yo la única que había tocado era la de Andrew por encima del pantalón, y no había color en poder agarrarla así. Estuve un rato así pajeándole mientras nos besábamos hasta que se irguió ante mí. Yo acerque mi cara a su polla, estaba bien, unos 18 cm calculo, mas morena que el resto de su piel, aspire su olor. Hice como él, la bese suavemente, notando su textura, una vena que recorría su tronco, y la suavidad del capullo, luego pase a la lengua, note su sabor, era…, no, no sabría describirlo, sabia a polla. Tras estar un rato lamiendo su capullo intente hacer como él y tragármela entera y…

-          Cof, cof, cof… ayyy que me ahogo…

-          Pero como puedes ser tan bruto, trágatele hasta donde puedas, tu tranquilo.

-          Ayyyy- notaba una lágrima rodando por mi mejilla– de acuerdo.

Esta vez me la metí hasta algo más de la mitad más o menos, hasta donde note que me ahogaba, y así sin forzar era estupendo, la polla de Cristian, palpitaba en mi boca, y me encantaba notar mis labios contra ella.

Así estuve hasta que Cristian, se separó y se sentó a horcajadas sobre mis piernas, besándonos de nuevo.

-          Alberto, tu no tendrás lubricante ¿verdad?

-          No, pero tengo una crema hidratante, ¿te vale?

-          Servirá

Fui a buscarlo, al volver Cristian tenía un condón en la mano. Me pidió que me tumbara en la cama me puso el condón y untó crema por encima, luego se puso en su culo y se me sentó encima, note su culo apretando mi polla, yo en ese momento estaba un poco nervioso, Cristian lo noto y me dio un beso en la frente.

-          Tranquilo Alberto, ahora empieza lo bueno, yo me encargo

Cogió mi polla y la guio hacia su agujero, movió el culo para que entrara, vi un pequeño gesto de dolor en su rostro.

-          Cristian, no…

No me dejo seguir, puso su mano en mi boca. Note como poco a poco iba entrando, a medida que Cristian se echaba para atrás. Era increíble la sensación de su culo apretando sobre mi polla, era… era… buaaaaa, increíble. Finalmente entro hasta al final, y note como Cristian se relajo.

-          Buffff, me ha costado, y eso que no soy novato

Empezó entonces lentamente a mover sus caderas, y mi polla empezó a entrar y salir. Uaaaa, cerré los ojos y me concentre en esa sensación, era maravilloso, no podría describirlo, todo mi cuerpo cosquilleaba, mis jadeos aumentaban de la misma manera que los gemidos de Cristian.

Abrí los ojos, y fue aun mejor, Cristian, se arqueaba, echando su cabeza para atrás, haciendo tensarse los músculos de su torso, con la mano derecha se pajeaba y con la izquierda se agarraba los pezones.

Lleve mis manos a su cintura y moví las caderas para una penetración más profunda, Cristian gemía cada vez más fuerte. Se movía cada vez más rápido.

-          Aaaaaa… me corrooo… jodeeeeee….

Se empezó a correr sobre mí, su semen me lleno el pecho y el abdomen, esa sensación de las gotitas salpicando todo mi torso y la presión del culo Cristian al correrse hizo que yo también me corriera, y fue… guaaaaoooo, que pasada, creo que todos los músculos de mi cuerpo se tensaron en ese momento, para luego relajarse como nunca.

Cristian, se inclino para besarme aun con mi polla dentro de él. Finalmente se movió que quedo a mi lado.

-          Buaaaaaa, Alberto ha sido increíble…

-          Uffff, si… - yo aun estaba recuperando el aire, y miraba al vacio –

-          Lo sabía, sabía que tenias que ser una maquina en la cama

-          Jajajajaja, ¿ya tenias pensado esto?

-          Desde hace días guapetón, pero esperaba a que tu también quisieras

-          Pues podrías haberlo dicho antes, uffff ¿entonces bien?

-          Genial, de verdad, vas a volver loco a más de uno, aunque a mí me has dejado todo el culo escocido, con ese bicho.

-          Jajajaja, luego te doy pomada

-          No te rías, que lo vas a tener que hacer

Esa fue la primera de varias veces este verano que me acosté con Cristian, y la verdad que lo pasábamos muy bien, no suponía problema entre nosotros, y además aprendí muchísimo, y me quito los miedos. Hasta acabe yendo con él a un bar de ambiente y ligamos con unos chicos universitarios, aunque yo solo me lie con uno de ellos, Cristian evidentemente se acostó con el otro, a su lado quede como el amigo puritano.

No negare que el sexo me gusta, me encanta, pero de forma diferente a Cristian, a este le apasiona, para mí solo era una distracción una distracción muy placentera es verdad, pero una cosa era con Cristian, mi mejor amigo, cuya confianza era total y otra era con alguien que apenas conozco.

En septiembre, Estela y yo empezamos en unos colegios muy prestigiosos a unos 100 km de la ciudad. No estaba lejos pero no era como estar en casa, me había acostumbrado a estar en casa y el volver a alejarme no me convencía en absoluto, pero mi tío insistió.

Al principio, yo no me interese mucho por hacer amigos, alejado de mi casa, volví a ponerme un poco mas tristón, pero un chico de mi clase, Daniel, empezó a hablar conmigo, era así grandote y muy campechano, se le veía buena gente y  a pesar de mi desinterés inicia, insistió, y poco a poco empecé a trabar a mistad con él y con otros de la clase, creo que a Daniel, le empiezo a considerar ya un amigo.

Sin embargo la persona que ha hecho que este curso se haya convertido en algo muy especial, apareció de golpe, literalmente, se choco conmigo.

Se llama Oscar, es chiquitín, pero esta genial, lo he comprobado cuando le veo jugar a futbol, pero lo que me atrajo de él fue su cara. Cuando le ayude a levantarse pude ver en él, una cara y unos ojos oscuros, que destilaban ternura y bondad. Se podía mirar a través de él.

No creo en los flechazos, y esto no lo fue, pero reconozco que cuando le vi sonrojarse, me llego al corazón, me sentí terriblemente atraído por él, algo que nunca me había pasado.

Pero tampoco fui con prisas, investigue un poco de él. Por suerte era buen amigo de Daniel y me hice una buena idea de cómo era, y la verdad que cada vez me gustaba más.

Le observaba sin que él se diera cuenta, y de vez en cuando hablaba con él, y me derretía al verle sonrojar, poco a poco me di cuenta que me estaba enamorando, una sensación nueva para mí. Soñaba con poder abrazar ese cuerpecito tan majo, poder cubrirle de besos y que él me besara a mí.

Aunque claro yo al principio no sabía si ni siquiera era gay, no tengo el famoso sexto sentido, del que se habla tanto, pero Cristian me enseño a observar, a fijarme en detalles concretos, y me fije que Oscar, lanzaba miraditas, más que sospechosas, de hecho juraría que alguna vez fui yo el destinatario de esas miradas. Pero a pesar de ello no podía asegurarlo.

A principios de noviembre le empecé a ver cabizbajo, me daba pena, muchísima, tenía en mi interior una necesidad imperiosa de cuidarlo, de protegerlo, de hacerle sonreír y de evitar que nada le hiciera daño.

Por eso un día, mientras corría lo vi de lejos, me desvié para encontrármelo y me puse hablar con él, ya no se le veía triste, pero si pesaroso, le intente animar, vi que lo conseguía, eso me hacía muy feliz.  Hubo un momento en que su mano se apoyo en la mía, pero tuve que separarme, porque si no, me habría lanzado a besarle y no quería cagarla.

Aun así note que se había abierto más a mí por lo que decidí dar un paso. Había una fiesta la semana siguiente, nunca había ido con el de fiesta, y me pareció una oportunidad perfecta para conocernos más.

Pero estaba allí Estela, ya he dicho que es mi debilidad, y cuando nos encontramos, me llevo con ella, estuvimos con sus amigas, y bailando, algo que nos apasiona a los dos, cuando volví, ya se había ido, la verdad que me quede bastante chafado.

Solo quedaban cuatro días de clase y yo estaba taciturno, así que el miércoles fui a tocar el piano. No puedo evitarlo, me encanta, además, me anima y me relaja. Hable con el profesor de música hace tiempo, le mostré como toco y no me dio problemas para que alguna tarde si esta libre, use el aula de música.

Estaba tocando tranquilamente cuando apareció la persona que más ganas tenia de ver, Oscar estaba allí de pie escuchando. Cuando se sonrojo, pero me lo habría comido.

Le anime a que tocara el piano, y pobrecito, que mal lo hacía, pero le veía sonreír y eso me derretía.

Me ofrecí a ayudarle, me coloque detrás de él, notando su espalda contra mi pecho, deseaba abrazarle, pegarlo a mí, sentir toda esa ternura que desprendía y darle todo el cariño que fuera capaz, y se lo tuve que decir, no lo pude evitar, toda la situación me llevo a ello, mi corazón tomo el control.

-          Te quiero Oscar

Y le bese, y fue el mejor beso que hubiera sentido, porque fue el primero que di estando enamorado, porque fue la primera vez que había dicho te quiero, porque a la persona que besaba era la que hacía que se me acelerar el corazón.

Por eso cuando se separo, de mí y me dijo que ya había alguien sentí un dolor agudo en el pecho.

Y aquí estoy volviendo a casa con mi hermana, en el coche que ha mandado mi tío, es una de las pocas cosas en las que me alegro de tener tanto dinero, los coches, en cuanto me saque el carnet me comprare una bueno, pero para llevarlo yo, no como ahora, con chofer.

-          ¡¿¡¿¡Así que os besasteis!?!?!

-          Bueno en realidad creo que le bese yo

El sábado en la fiesta, Estela noto que me había quedado tristón y decidí hablarle de Oscar

-          Pero os besasteis, y ahora sabes que es gay, un problema menos, podría haber sido un desastre si no lo llega a ser y al final te ha salido bien.

-          Odio tu maldito optimismo, no ha salido nada bien, tiene novio, así que estoy en las mismas, no, peor, porque encima me estoy metiendo en una pareja.

-          Ummmm, por lo que cuentas, creo que no está del todo bien con su novio.

-          ¿Y eso porque?

-          Porque si estuviera perfecto con el no se habría dejado besar.

-          Si estuvieran mal no habría salido corriendo.

-          Eso no tiene nada que ver

-          Lo tiene que ver todo, metí la pata y no hay nada más que decir.

-          Albertito, desde cuando eres tan negativo.

-          No soy negativo, soy realista, y no me llames Albertito

-          Pues ya verás Sr. Realista, cuando hablemos con Cristian, veras que opina como yo.

-          Porque los dos estáis igual de mal de la cabeza.

-          Bueeeeeeeno, entonces que vas a hacer

-          No tengo ni idea, pero una cosa tengo clara, si Oscar esta con alguien y eso le hace feliz, quiero que sea feliz, aunque no sea conmigo.