Bachiller IX - Isaac

Todo sobre Isaac, el chico mas popular del colegio

Buenas a todos, os traigo un nuevo capítulo, que espero que os guste, para mí ha sido uno de los más difíciles de escribir ya que creo que Isaac es el personaje más complicado de esta historia y quería que quedara bien.

Siempre aprecio muchísimo vuestros comentarios y consejos, pero esta vez mas que nunca.

Un fuerte saludo a todos


Isaac

Ayyyy, como necesitaba este polvo, y el enano se aportado, era puro fuego, jajajaja, que estúpida es la gente enamorada, de verdad

Me llamo Isaac de Meren, y soy, como decirlo, soy una maravilla, no voy a ser modesto, eso no va conmigo. Tengo 16 años, casi 17, soy guapo a rabiar, tengo un cuerpo que sería la envidia de cualquiera y el deseo lascivo del resto, además tengo muchísimo dinero, pero realmente todo esto son simplezas, lo que mas vale de mi esta bajo este pelo rubio oscuro, soy inteligente, pero no del tipo, “mira que buenas notas saca”, que también, soy inteligente con ganas, en todos los aspectos que os plantéis, y lo he sido desde siempre, pero claro esa no es una característica que se aprecie a simple vista, ni yo la muestro abiertamente, es mejor guardar los ases en la manga. Que todos esos mediocres se queden con el cascaron.

Mi padre en un conocido banquero de Gijón y mi madre proviene de una rica familia de León. Son dos personas banas y superficiales, paras las cuales el dinero y las apariencias es lo que más importa. Por dinero se casaron y por apariencias siguen. Ni nos queremos ni nos odiamos, yo para ellos solo soy una posesión más de la que presumir. Están allí para proporcionarme todo lo que quiero, no recuerdo ni una palabra de cariño ni una de reproche por su parte y nunca se han metido en mis asuntos, algo que me resulta ventajoso.

Tengo una hermana dos años menor que yo Patricia, no nos llevamos bien, de hecho ella me odia. Estudia en Alemania, se negó en redondo a ir al Petronila y estar cerca de mí. En parte la comprendo, debe ser frustrante sentirse tan inferior a mí.

Desde niño mis padres fueron personas ausentes, de hecho creo que sumando todo el tiempo que he pasado con ellos, no llegue a más de medio año. El con sus negocios y ella con sus reuniones de sociedad. Era curioso, porque mi madre si pasaba tiempo en casa, pero vivimos en una casa lo suficientemente grande como para no tener que vernos. Siempre he pensado, que mi madre tuvo hijos, solo, porque era lo que esperaban de ella.

Por supuesto fui criado por una tras otra niñera, nunca solían durar más de seis meses, mi madre nunca estaba contenta con ellas, es curioso que exigiera tanto por algo en lo que ella era totalmente nula, es su hipocresía habitual, pero no os engañéis, eso fue una lección no un problema. Mi padre aun era más difícil de ver, y cuando venia siempre lo hacía con su nueva “secretaria”, nunca vi a nadie que cambiara tanto de “secretaria” como mi padre, otra lección que aprendí.

Muy en su línea, esta falta de atencion la compensaban concediéndome todos los caprichos que quería, fuera lo que fuera, esto me enseño que podía conseguir lo que quisiera, sin pensar en los limites.

Sin embargo las lecciones más importantes, las aprendí yo solo. Si podía poseer objetos porque no podía poseer a personas, no en el sentido físico, (eso vino después), si no en el sentido de controlarlos, para que hicieran lo que quisieran, y para conseguir lo que quisiera, porque ya desde niño y hasta ahora, si quiero algo lo consigo, sea como sea.

Mi hermana fue una cobaya estupenda, durante años la manipule y asuste todo lo quise. Lograba que hiciera lo que yo quisiera aunque la perjudicara o ella no estuviera de acuerdo. He de reconocer que mi hermana no era una presa difícil, nunca pego con mi familia, es una chica cariñosa, amable, alegre, ósea estúpida, pero fue un buen rodaje.

Fue en un incidente con mi hermana que aprendí la lección más importante, sin la cual, habría acabado muy mal.

Yo tendría 9 años, y teníamos la nana de turno. Por lo general las lograba encandilar con mi actitud de niño bueno y encantador, pero esta era perro viejo, muy lista me tenia calado, protegía muchísimo a mi hermana, principalmente de mi, así que me quería librar de ella.

Mi hermana, desde niña le tenía pavor al fuego, por una quemadura que tuvo en la playa, en una barbacoa, ni siquiera podían poner velas a las tartas de cumpleaños.

Una tarde fui al cuarto de Patricia

-          Hola hermanita

Solo mi presencia la ponía tensa

-          ¿Qué quieres?

-          Quiero hablar de la nana, no me gusta, me cae mal

-          A mí me gusta, me lee cuentos y la quiero mucho.

-          Es mala, no me gusta.

-          Tú eres más malo.

-          Tenemos que decirle a la mama que no queremos a esta nana.

-          Nooooo, yo la quiero mucho.

-          Tú se lo dirás o me enfadare

Saque  de mi bolsillo una caja de cerillas, Patricia se tenso y se apoyo en el armario.

-          Le diremos a la mama que la nana es mala

-          Nooooo

Encendí una cerilla ante mí, notaba el miedo en los ojos de Patricia

-          El fuego hace pupa, duele. Le diremos a mama que la nana es mala

-          No, no, no – Patricia lloraba.

Encendí un segundo fosforo, y lo acerque, no la iba a quemar claro, pero sabía que la misma imagen del fuego la aterraba.

-          Patricia, se lo v…

-          ¡¡¡¡PERO QUE HACES ISAAC!!!!

La maldita nana me pillo, agarro las cerillas y me las quito, y me llevo ante mi madre, le conto como estaba torturando a mi hermana, yo estaba realmente asustado, nunca me habían renegado de esa forma y no sabía cómo reaccionaría mi madre, ni las consecuencias que acarrearían mis actos.

Pero lo zanjo con dos escuetos “son cosas de niños” y “has de querer a tu hermana”, aun así la nana, me castigo, creo que fue el primer castigo que tuve.

Ahora en retrospectiva, me alegro, ese incidente me enseño mucho. Me enseño a ser mucho más sutil y reflexivo, no ser como un toro envistiendo, si no como una araña que teje hilos, para conseguir lo que quiere. Ese incidente me empezó a volver lo que soy.

También en esa época deje en paz a mi hermana, era una persona demasiado cercana a mí, y había corrido mucho peligro, no quería tentar a mi suerte, por primera vez me marque limites, algo que me ha servido de mucho, para poder actuar.

Ya con 11 era un experto en conseguir lo que quería, llevar las cosas a mi terreno y en el arte de la manipulación y del engaño.

Era el cabeza del colegio, y lograba tener a la gente en la palma de mi mano, unos por admiración, otros por temor. Sabía como hacerlo, pero no solo eso, de cara a la galería daba una nueva vuelta de tuerca, dando una imagen encantadora. Que había gente que sabia como era, evidentemente, pero ya me encargaba yo que tener todo atado, no hay nada como hacer y que la otra parte no pueda responder. Usaba todos los métodos a mi alcance, y al final conseguía lo que quería.

Cuando cumplí 12 años empecé en el colegio Ramiro I, para mí era un nuevo campo de operaciones. Allí hubo dos cambios, el primero que no tenía que esforzarme por todo el mundo, ya que estaba lejos de casa, solo por los que sirvieran de algo, el segundo es que entro en juego el sexo.

El ver a mi padre con tantas “secretarias”, me enseño que se puede disfrutar sin te preocuparte por cosas caducas como la moral o los sentimientos. Pero con mis capacidades, sabía que lo iba  poder llevar mucho más lejos que él.

Siempre me he sabido guapo, y no he tenido problemas en usarlo, a medida que crecí, mi cuerpo empezó a cambiar, siempre me ha gustado el deporte, y que mejor que una cara bonita con un cuerpo de infarto.

Desde antes de ir al nuevo colegio, notaba la atracción sexual que me generaban ya otras personas, y también vi que esa sensación, me la generaban tanto chicas como chicos. Lejos de preocuparme, para mí fue un campo de operaciones más grande y por lo tanto con un botín mucho mayor. Evidentemente mi atracción por los chicos, no la aireaba abiertamente, no tenía problema conmigo mismo, pero da a cada borrego lo que quiere ver y serán más felices.

Ya a partir de los 13 empecé a usar mis armas y conseguí todo lo que quise, ya he perdido la cuenta, Marta, Elisa, Arturo, Blanca, Andrea, Paloma, Román, Sandra…

Al principio solo era con chicas, necesitaba rodaje, lo de los chicos era más complicado, pero todo llegaría.

Perdí mi virginidad en el verano de 2º a 3º, aunque reconozco que ya había besado a muchas chicas.

Yo veraneo en Ribadesella desde niño, ese verano conocí a Marta, una chica de mi edad, pero que estaba increíble. La chica no era precisamente fácil, pero saque a relucir todas mis interminables dotes de dulzura u cariño. Podría haberlo intentado con algunas de las más facilonas, pero me gustan los retos, probarme, superarme y la verdad me atrae una buena lucha. Al final logre acostarme con ella, fue una pasada. Yo pensaba usarla solo para esa vez y ya, pero repetí varias veces, hasta logre que me la chupara. Evidentemente, en cuanto me fui del pueblo, si te he visto no me acuerdo, y la verdad no se lo tomo muy bien. Aun cuando la veo me mira con ojos de odio, pero se contiene, sigue siendo una chica modosa y no creo que quiera que se aireen los detalles de ese verano.

Ese año en el colegio no iba a dejar de tener sexo. No solía tener problemas para conseguir a las chicas, aunque si no venían a mí, daba rienda suelta a toda mi dulzura y las conseguía. Cuando ya eran mías analizaban su carácter, detectaba sus miedos, sus puntos débiles, no me costaba, siempre he sido muy perspicaz. Esto lo hacía porque cuando consigo algo, es hasta que yo quiero. De algunas me cansaba rápidamente, pero luego estaban las que eran ellas las que se querían ir, a veces no valía la pena ni el esfuerzo, lo dejaba pasar, pero si quería, las retenía, usaba tanto el palo como la zanahoria, el uso de sus miedos es mi arma preferida y al final siempre ganaba.

Pero tenía un problema, aunque consiguiera muchas chicas, estaba en el colegio, y allí solo éramos chicos, solo podía conseguir chicas para los fines de semana por la tarde, y no me bastaba. Y por suerte como ya he dicho me atraían igualmente los chicos. Eso llevo a desarrollar una nueva habilidad a mis ya muchas habilidades, una mirada penetrante, tenía que fijarme hasta en el último detalle que pudiera notar, y aquí apareció Román.

Esto ocurrió para el final del segundo trimestre de 3º. Yo estaba en uno de los grupos junior de futbol y al año que viene empezaría en el equipo. Nuestro entrenador era Román, un chico de 2º de bachiller, no era muy alto, pero si fuerte, bien marcado, con un pelo negro muy muy oscuro, ojos marrones, unos labios carnosos, y una piel muy blanca el chico estaba muy bien.

Cuando yo me empecé a buscar posibles chicos, no me imagine que él entraría en ese grupo, pero si. Me di cuenta de las miradas que dedicaba a algunos, y a mí no era una excepción.

Yo era alto para mi edad, mi cuerpo se estaba empezando a marcar. Ya tenía una posible presa, ahora a actuar.

Me encargue de estar siempre cerca de él, que viera mi cuerpo, y notaba como sus ojos se centraban cada vez más en mí, yo use mis dotes de niño dulce siempre que hablaba con él, y notaba un pequeño nerviosismo pero a su vez un brillo en sus ojos.

Un domingo entrenando por la mañana, mi cuerpo pareció decidir el siguiente paso, me dio un terrible tirón en el muslo.

Caí al suelo y Román vino a ayudarme, me agarro el muslo, empezó  a masajearlo para que bajara el musculo, pero sentía como a la vez tocaba más de la cuenta. Veía en sus ojos la chispa del deseo, jajajaja, ya estaba donde quería.  Esa misma tarde fui a su habitación.

-          Isaac, ¿qué tal estas?

-          Pues no muy bien, después de comer me empezó a doler el muslo mucho, ¿me puedes ayudar?

-          Claro que si, pasa.

Entre en su habitación, yo llevaba unos vaqueros, y ohhhh tendría que quitármelos, me quede en unos calzoncillos ajustado y me tumbe en la cama y el empezó masajear el muslo, lo notaba nervioso, pero cada vez su masaje llegaba más arriba y sus dedos llegaban hasta el calzoncillo. Román estaba en pantalón de pijama y estaba notando como se le formaba una erección.

-          Ayyyyy- dije –

-          ¿Qué te pasa Isaac?

-          Son los tirones, me suben hasta el culo

Basto eso para que las manos de Román se internaran dentro de mi calzoncillo, notaba las yemas de sus dedos en mis ingles y en mis nalgas, su erección era ya evidente y la mía también estaba poniéndose dura. Sus ojos estaban fijos en los míos, yo le devolvía una mirada cargada de lujuria. Cada vez se acercaba más a mí, hasta que acabo besándome.

Nunca había besado a un chico, sus besos eran diferentes al de las chicas, eran más enérgicos, y estaba la sensación de la incipiente barba, era diferente, pero me encantaba.

Román aunque se había lanzado se le notaba nervios, así que agarre su nuca y tome yo la iniciativa, mi lengua se metía en su boca, recorría toda su cavidad y el poco a poco empezó a mover su lengua con la mía.

Mientras lleve mi mano a su paquete, y note esa polla toda dura, estaría nervioso pero la tenía como una piedra, agarre su mano y la lleve a la mía, no iba hacerle nada, por nada. Estábamos así besándonos y sobándonos, me di cuenta que tenia totalmente el control, me separe, me di cuenta que a Román se lo comían los nervios, pero a la vez ardía de deseo.

Me quite la camiseta y el calzoncillos, me tumbe en la cama y abrí las piernas, con mi polla erecta ante él, le regale una cara de deseo, a la vez que de inocencia.

Román, se acerco con timidez, pero al final se la metió en su boca, al principio solo la punta, pero poco a poco se la fue metiendo hasta el fondo, he de decir que en esa época, aunque no la tenía como ahora, si era de buen tamaño, y Román se la tragaba entera y el cabrón lo hacía bien, mentiría si dijera que fue la mejor mamada hasta entonces, pero era estupenda, además sentía una especie de placer extraño al tener a un chico así, bajo mi control.

Le hice seguir chupando poniendo mi mano en su cabeza y marcando el ritmo. Finalmente al notar que me venía, le avise, el aparto su boca y empezó a pajearme hasta que me corrí por todo mi pecho y abdomen.

-          ¿Te ha gustado Isaac? – Román dibujaba una tímida sonrisa –

-          Ha sido estupendo, ahora quiero probar yo.

Le tumbe sobre la cama y le baje el pantalón del pijama, lo anterior ya lo había experimentado, pero hacer una mamada no, eso sería algo nuevo.

Tenía una polla grande, unos 19 cm. blanca como su piel, un poco torcida a la derecha, la analice, la verdad que ahora viéndola, me resultaba más apetecible que un coño. La lamí con mi lengua, quería notar su textura, su olor, su sabor. Mi lengua empezó a dedicarse a su capullo sonrosado, y él empezó a jadear, me lo metí en la boca y lo chupe como si fuera un polo, poco a poco pase a metérmela en la boca, no sé si seria habilidad natural o algo pero me la trague hasta el fondo.

-          Oaaaaa, Isaac, que bien lo haces joder, me encanta.

Era un dato importante, lo hacía bien, cuando fuera necesario, podía convertirse en una buena arma. Seguí así metiéndola y sacándola, hasta que me anuncio que se venía. Yo nunca he tenido muchos escrúpulos en este tema, bueno, en ninguno,  así que apreté mis labios y me trague hasta la última gota, literalmente, el sabor no me entusiasmo, pero la sensación de notar cómo salía su leche dentro de mi boca, me encanto. Luego fui a sus labios y nos estuvimos un rato besando hasta que me fui.

Había sido mi primera experiencia con un chico, y había estado más que bien. Tenía unas ganas terribles de ir a más.

Esa semana en los entrenamientos note a Román, muy distante y ausente, era evidente que se sentía mal por lo ocurrido, pero no me importaba, tenía intención de experimentar con él, y nada me lo iba a impedir. Siempre consigo lo que quiero.

El jueves por la tarde me acerque a su habitación.

-          Ho…hola Isaac, ¿Qué quieres?

-          Pues venia a verte.

-          Mira Isaac, será mejor que no.

-          ¿Puedo pasar?

Me dejo pasar de mala gana, él se sentó en la cama y yo me quede apoyado en la puerta.

-          ¿Cómo que mejor que no? – pregunte -

-          Pues eso, que no, que no está bien, que soy tu entrenador, además soy mayor, se mas de esto que tú y es mejor cortarlo aquí

-          Pero ¿no te gustó? – di mi mejor cara de niño acongojado –

-          Isaac, me encanto, pero no es buena idea, es peligroso, es mejor dejarlo así.

-          Eres un cabrón – le grite – te divertiste conmigo y ahora me mandas a la mierda.

-          No Isaac, no es eso.

-          ¡¡¡¡Si que lo es!!!!, eres un mierdas

-          Isaac, yo…

-          Debería contarle a todos lo que haces a la gente, para que no vuelvas a tratar mal a nadie.

-          Ni se te ocurra – se había levantado de golpe y me gritaba –

-          Sí, sí que lo hare, no tienes derecho de tratar a la gente así.

-          Como abras la boca – me agarro por la pechera de la camisa – te puedes arrepentir.

Desapareció el niño asustado y apareció Isaac, el verdadero Isaac.

-          Venga, hazlo – dibuje mi autentica sonrisa – solo necesito un puñetazo para joderte bien la vida maricón de mierda.

Abrió muchos los ojos, se le veía realmente asustado, mi reacción le había pillado por sorpresa, se aparto de mí, toda su soberbia se había venido abajo. No fue difícil usar su punto débil, ya en nuestro anterior encuentro note que aunque le gustara,  por otro lado se sentía incomodo ¿reparos morales? ¿Miedo a que se supiera?, creo que un poco de ambas.

-          ¿Que… que quieres entonces?

-          Muy fácil, tengo 15 años y claro estoy descubriendo mi sexualidad y tú me puedes ayudar.

-          ¿Qué quieres?

-          Quiero follarte.

Se sentó en la cama, agarraba con fuerza las sabanas, en sus ojos el miedo se mezclaba con la rabia.

-          No… no puedes hacer eso.

-          Jajajaja, claro que puedo, puedo hacer lo que quiera, a no ser que quieres que sepan, que me llevaste a la habitación para abusar de mi.

-          ¡¡¡¡¡ESO ES MENTIRA!!!!!

-          Sí, pero es solo un tecnicismo, a quien crees que creerán, ¿piensas que soy el único chico que se ha fijado en tus miraditas? ¿Cuánto crees que me costara convencer a otros para que digan lo mismo?

Román comenzó a llorar, era patético.

-          Tranquilo, solo será una vez, y te prometo que seré cuidadoso – agarre el pomo de la puerta- El sábado en el entrenamiento quiero una respuesta.

Y si, ese sábado tuve la respuesta, estaba haciendo unas flexiones, cuando él se acerco

-          ¿Solo una vez?

-          Te lo prometo, solo una, y nada raro, quiero solo probar, y te juro que seré muy cuidadoso.

-          De acuerdo, ¿cuándo?

-          Mañana, en tu habitación, a las 5

El domingo a las cinco, estaba en su habitación, llevaba una camiseta y un pantalón de chándal, tenía mala cara, no creo que hubiera dormido bien.

-          Vaya, tienes mala cara ¿te preocupa algo?

Me miro con cara de odio, pero también note que estaba totalmente derrotado, haría lo que quisiera.

-          Mira Román, para que veas que soy bueno – abrí mi mochila- condones, seguridad ante todo, yyyyy crema lubricante, no quiero hacerte pupita en el culito.

Vi como apretó los puños, yo me senté en la silla y él en la cama.

-          Antes de empezar con la clase, una pregunta ¿tienes el culo virgen?

Vi como se ponía rojo como un tomate y la rabia se dibujaba en su rostro

-          Si

-          Ohhhh, ¿no te parece romántico?, va a ser nuestra primera vez

Me quede un momento contemplando su impotencia, me di cuenta que estaba disfrutando como nunca.

-          Bueno, fuera de coñas, supongo que querrás acabar cuanto antes.

-          Sí… que quieres que haga

-          Pues creo… que podrías desnudarte y ponerte a cuatro patas.

Se empezó a quitar la ropa y observe su cuerpo musculoso y blanco, se dio la vuelta, se levanto y se puso a cuatro patas, con el culo en pompa, era la primera vez que veía el culo de un chico así. El de Román era estupendo, era grande y duro, blanco, como toda su piel, con unos pelillos en su raja y un ojete rosado. Me levante hacia él, pase mi mano por sus nalgas, eran muy suaves, toque las estrías de su ano, y note tensarse.

Yo estaba increíblemente excitado, no solo por el hecho del sexo, si no por tener a ese chico subyugado, cierto que había tenido a alguna chica así, pero la excitación en este caso era mayor, algo que he vuelto a comprobar en otras ocasiones.

Me arrodille, y empecé a recorrer sus nalgas con mi lengua, a la vez daba pequeños besos. Mientras, baje la mano a mi entrepierna, la que ya estaba como el acero. Seguí hasta su ano, pase mi lengua por las arrugas de su esfínter, llenándolo de saliva. Intente meter mi lengua, pero estaba totalmente cerrado, Román era un manojo de nervios. Me moví y le mire a la cara.

-          Mira Román, yo no quiero hacerte daño, de verdad, me gustaría que disfrutaras, pero ten en cuenta que es mi primera vez y si no te relajas, no irá bien.

Le bese, al principio se resistió, pero luego empezó a devolverlos. Yo no estaba mintiendo. Ya lo sabía y lo he comprobado mil veces después, que si las dos partes disfrutan es muchísimo mejor, por eso me esfuerzo en el tema del sexo. Aunque a veces ni con eso.

Volví a su culo, y se le notaba más relajado, esta vez sí que pude introducir un poco mi lengua. Al ver eso pensé que podía pasar a mas, metí mi dedo en la boca, para ensalivarlo, y lo coloque en su entrada, empecé a  empujar, note como Román se tensaba, sin embargo entro sin muchos problemas. Comenzó a moverlo dentro de él, no sabía muy bien como, pero, sus gemidos quedos, me ayudaron a saber donde tocar, hasta que me centre en su punto exacto.

Saque el dedo, y le puse bastante lubricante en su ano. Esta vez introduje dos dedos, y volví al punto que había descubierto que le gustaba. Aun así notaba o eso me parecía, su culo muy prieto, así que introduje un tercer dedo. Román estaba cada vez menos tenso, una fina película de sudor le cubría la piel, y sus gemidos eran evidentes. A su pesar, o no tan a su pesar, estaba empezando a disfrutar. Considere que ya era el momento.

Me desnude, la tenía ya dura, pero me pajee un poco mirando el culo de Román. El se giro y me miro, note en sus ojos ese punto de deseo que vi hace unos días Me coloque el condón, y muchísimo lubricante. Lo mismo hice en su culo. Metí primero dos dedos, que entraron con facilidad. Se los saque, le golpee un par de veces con mi polla en las nalgas, dejándole marcas del lubrigante, pase la punta por su raja, de arriba abajo, hasta colocarla en su entrada. El soltó un suave jadeo.

-          Iré lento ¿vale?

El asintió con la cabeza. Empecé a empujar. Costaba, pero aun así entraba más fácilmente de lo que pensé, creo que lo había dilatado bien, aun así vi como la nuca de Román se tornaba roja, aunque no le oí quejarse, ni soltar un gemido.

Mi polla, fue penetrando su culo, era diferente a un coño, era mucho más apretado, se agarraba mas a mi miembro, no lo negare, me gustaba más meterla allí. Finalmente entro completamente. Román, soltó aire, dibuje círculos en sus nalgas y en su espalda para relajarlo, estaba deseando empezar.

Comencé a meter y a sacarla, lentamente. Uaaaaa, como se apretaba el culo contra mi polla, me hacia volver loco, ya sin condón debía ser la hostia. Román no emitía queja, así que aumente la velocidad. Ya este no podía disimular sus jadeos y gemidos, oírlo así, me estaba poniendo a mil, quería verlo disfrutar, porque me ponía. Agarre su polla con mi mano, y le pajee. Mientras yo me lo follaba, el se follaba mi mano.

Creo que sin ni siquiera darse cuenta, empezó a mover sus caderas, logrando una follada, más fuerte. No me di cuenta, pero de repente, mi mano se empezó a llenar de la lefa de Román, su culo se apretó como un condenado, yo aumente mi bombeo y lleve mi mano a su cara, llenándola de su propio semen, mientras el sacaba la lengua y lo lamia, estaba desatado.

Uyuyuy, como me puso eso, di dos fuertes embestidas, y me vine como nunca lo había hecho, sentí que soltaba litros de lefa en el condón, fue realmente increíble.

Sin sacarla, me doble, para besar su espalda, notando el sabor salado del sudor. El seguía respirando entre cortadamente.

Cuando se la saque, fui para el baño, tire el condón por el váter y me lave la cara y las manos, ya me ducharía en mi habitación.

Al salir Román estaba sentado en la cama, y se había puesto el pantalón, y su cara estaba roja.

-          ¿Ya está? – dijo-

-          Si, y ha sido estupendo

-          Habrá sido para ti.

-          Jajajajaja, no mientas Román, no se te da bien, has gozado un montón.

-          ¿Puedes irte Isaac?

-          Si, ya me voy y tranquilo, que como prometí, era lo único que quería, una vez

Y eso hice, no tenía intención de alargar las cosas, por entonces, aun mis habilidades no habían llegado al nivel actual, no quería tensar la cuerda. Cuando veía a Román, desviaba la cara y notaba su rubor, en los entrenamientos, se mantenía lejos de mí. Por lo menos hasta un sábado dos semanas después.

Estaba haciendo estiramientos, cuando se acerco, y se ofreció a ayudarme.

-          Isaac…

-          Dime Román

-          Quería hablar contigo… sobre lo del … sobre eso – notaba como los colores le subían sin control -

-          Tranquilo Román, ya lo deje claro, solo una vez, y soy una tumba en ese tema, no te preocupes.

-          Qu… quiero repetirlo

Por un lado me sorprendió, pero por otro no, sabía que el cabrón había disfrutado y mucho. Así que durante más o menos, dos meses, hasta que acabo el curso, me folle a Román sin parar, era totalmente sumiso, no decía a nada que no y se entregaba sin reservas. Disfrute sin parar, aunque no creo que tanto como él. Pero sobretodo me volví un experto en el sexo con chicos, y no tengo problemas en disfrutarlo ni en usarlo para mis intereses.

No he vuelto a saber de Román, no trabamos ningún tipo de amistad, de hecho apenas hablábamos, fue un quid pro quo, el disfrutaba, yo aprendía… y disfrutaba también, se que volvió a su Barcelona natal, y se metió a estudiar derecho. Supongo que seguirá follando como un loco.

Desde entonces he estado con varios chicos y muchas chicas, en ocasiones a la vez. Si tuviera que elegir, me gusta más enrollarme con chicas, pero prefiero el sexo con chicos. A todos los he tenido en mis manos, y los he tenido hasta el momento que he querido. Muchos intentan escapar y al final es siempre igual, acaban a mis pies, nunca me achanto ante una buena lucha, de hecho contra más dura es, más dulces son los resultados, aunque desgraciadamente aun no he vivido una lucha de verdad.

Sé que pensáis que soy un cabrón sin moral, bueno es posible, puede que la lejanía de mis padres y la concesión de todo sin mesura, hayan hecho lo que soy, pero sinceramente, yo tengo un código moral muy estricto, mi propio código, la única cosa es que es diferente al de la mayoría.

En el mundo hay fuertes y débiles, y los fuertes están para mandar y los débiles para obedecer. Yo me considero de los fuertes y no veo nada reprobable en ejercer como tal, si soy capaz de derrotarlos es una clara muestra de mi superioridad, y eso es algo que me encanta y cuanto más fuerte es el contrario, más dulce es la victoria, y si alguien es derrotado, es porque merecía ser derrotado. Qué gran cosa el darwinismo social.

Creo que esta es la razón de no tener amigos. Bueno muchos creen que son mis amigos, pero solo los veo como simples peones y útiles para conseguir mis objetivos, partes de la red que tejo, para conseguir lo que quiero, la cual es mi mayor orgullo, además el amor me parece una debilidad, ya que se convierte en una grieta atreves de la cual te pueden destruir, y evidentemente es una de las cosas de las que más me aprovecho. Ayyy cuanta gente realmente fuerte ha caído por culpa del amor.

Mi última presa ha sido un encanto llamado Oscar, la verdad es que lo estoy alargando más de lo normal, pero es que folla como los ángeles, sin duda los tres mejores polvos de mi vida han sido con Oscar, es pura pasión, creo que a veces me ha dado pena aprovecharme de su amor de forma tan descarada, jajajajajaja, ni de coña.

Juega en mi equipo de futbol, y aunque no es muy alto, tiene un cuerpo estupendo, y un culo para partir piedras y una carita que dice “déjame chupártela”. Yo le conozco de vista desde hace años, pero hasta hará un año, no dio el cambio que lo empezó ponerle un cuerpo tan majo. El curso pasado ya me di cuenta de sus miradas, que malo es disimulando, aunque me vino bien, ya que le había echado el ojo, me atraía una barbaridad, creo que no me he hecho tantas pajas pensando en alguien como en él. Pero antes de nada había que tejer los hilos.

Una tarde de Septiembre decidí tender la trampa. Sabía que se quedaba entrenando mas rato, así que fui a las duchas, cuando llego el decidí darle un buen espectáculo, él se escondió para mirarme, yo lo sabía, y me empecé a pajearme, para que lo viera. Me lo habría tirado ese mismo día, pero hizo un ruido, se puso nervioso y salió corriendo.

Pero bueno ya lo tenía donde quería.

Solo tuve que esperar a la semana siguiente, y Diooooos, era mucho mejor de lo que esperaba, una mezcla entre modoso y vicioso, que me volvía loco, nunca había follado tan a gusto como con él.

Pero claro el muy imbécil estaba enamorado, eso sirvió mejor a mis propósitos. El primer día le  dije que solo lo quería de follamigo, no hacía falta fingir para atraerlo, y le di a la elegir, eso o nada, fue una apuesta sobre seguro, sabía que no diría que no, y de esa forma, siempre podría volver contra él sus ataques.

Ese amor que me profesa lo uso sin ambages. Cuando tenía dudas y le entraba el desasosiego, bastaba un pequeño gesto calculado, de ternura o de autoridad para rendirlo.

Me encantaba ver apagarse en sus ojos esa muestra de rebeldía, y pasaba a una sumisión y pasión desbocada.

Ya llevo con esto cerca de cuatro meses, y cada vez me gusta más. La verdad que estoy disfrutando como nunca y sinceramente no se va a ir tan fácilmente mi nuevo juguetito, a menos que yo quiera.