Bachiller IV - Razones del corazón

Oscar, esta exultante, su sueño tanto tiempo ansiado se ha cumplido, y no puede ni creérselo.

Os traigo ya la tercera parte de esta historia. La verdad es que estoy muy ilusionado, gracias a todos por vuestros comentarios, y por los mensajes por mail. Valoro mucho vuestros consejos, me están ayudando mucho a mejorar la historia, así que en parte la historia también es vuestra.

El próximo capítulo me temo que va a tardar un poco más, porque tengo que pulirlo bastante, no me gusta nada como esta.


Oscar

Me desperté pletórico, me veía con fuerzas para comerme el mundo y no podía esperar a que empezara el partido, quería darlo todo.  Empezaba a las 11, así que me daba tiempo de ir a desayunar con Germán.

-          ¿Qué te pasa?, ¿Estas exultante?

-          Nada, que estoy muy contento, por jugar el primer partido – si tu supieras-

Luego a las 10 fuimos hacia el campo. Yo ya he dicho que soy una persona insegura y nerviosa, pero en el terreno de juego, soy totalmente diferente, me siento como pez en el agua, y eso que se suele llenar con casi tres mil personas.

Cuando llegue, allí estaba mi ángel,  vestido con el uniforme del equipo que le queda tan bien, con esos ojos azules, y esa sonrisa, todo él era perfecto. Me estremecí de arriba abajo solo con recordar la noche anterior.

El entrenador nos dio las indicaciones, jugábamos contra el equipo de San Javier, el campeón del año pasado, y su táctica era el ataque sin cuartel, aunque reconozco que no le hice mucho caso, mi atención estaba en mi capitán, en mi Isaac.

A las 11 comenzó el partido, y los de San Javier vinieron a por todas, pero no se lo íbamos a poner tan fácil, yo logre evitar una jugada que podría haber sido muy peligrosa, evolucionando a un contraataque que por mala suerte no fue un gol.

Pero en ese primer tiempo fueron los de San Javier los que llevaban la iniciativa de los ataques y en esto se lució el que más Alex, nuestro portero, hizo tres paradones increíbles. San Javier era un equipo atacante muy duro, pero su debilidad, estaba en la defensa, allí había que aprovecharse, y casi al final del primer tiempo, Sergio el hizo un pase a Isaac y…

¡¡¡¡Gooooool!!!!

El primero de la mañana. Nos fuimos al descanso con el ánimo por las nubes.

El entrenador, nos bajo a la tierra, diciendo que ahora reforzarían su defensa, sabiéndose que la habíamos superado, aun a costa de reducir sus ataques.

Empezó la segunda parte, y cierto, San Javier mejoro sus defensas, pero aun así el gol en contra les ponía nerviosos, es el problema de un equipo, que está demasiado acostumbrado a ganar.

Esteban se la paso a Dani, que avanzo a toda velocidad por la banda derecha, sorteo aun defensa  y… y…

¡¡¡¡Goooooool ¡¡¡¡

Madre mía que chutada, si lo llega el portero a parar se hace daño seguro, corrí a celebrarlo con mi amigo, que nos levanto a mí y a Esteban a puro pulso de alegría.

Tras esto los de San Javier empezaron ataques sin cuartel, pero en el fondo era una muestra de que estaban muy nerviosos, nuestra defensa era buena y Alex no flaqueaba, en una nueva intentona le arrebate a uno el balón y avance a toda velocidad, vi a Isaac estaba en perfecta posición, me arriesgue con un pase largo, llego bien, remató…

¡¡¡¡Goooooool !!!!

Fui corriendo al lado de él y me le subí encima cayendo los dos, mientras nuestros compañeros se nos echaban encima. Allí abrazado a él, sentí una felicidad increible, le habría besado sin parar.

Al poco acabo, 3-0, era un resultado mejor que excelente y contra uno de los mejores, la fiesta en las duchas fue apoteósica, me abrace un par de veces a Isaac, pero mantuvimos las distancias, fue lo mejor, ya que allí recordaba vivamente la escena de la tarde anterior y tuve que hacer acopio de todas mis fuerzas para no tener una erección frente a todo el equipo.

Esta noche habría fiesta, los días de partido, podíamos bajar más rato al pueblo y toda la gente estaba emocionada y se preparaba para arreglarse, con la intención de ligar, aunque bueno, yo no lo necesitaba, jejejeje. Le pregunte a Isaac que si quedaríamos para ir pero me dijo que iría con sus amigos y nos veríamos por el botellón.

Yo decidí ponerme guapo, con un pantalón vaquero ajustado, una camisa blanca de manga larga, por fuera del pantalón, y una americana a juego con el pantalón. Germán estaba deslumbrante con una camisa azul que resaltaba sus ojos.

-          ¿Cómo es que te pones tan guapo? – le pregunte

-          ¿Y tú? También vas muy guapo

-          Pues para lucir un poco

-          Pues lo mismo que yo

Nos fuimos sobre las 6, tomaríamos algo en un bar, ya que a las siete habíamos quedado casi todo el colegio en el parque para hacer botellón, incluido las estrellas de esa noche, el equipo de futbol.

Nos juntamos con Dani y sus amigos en el bar, estaba también muy guapo, con una camiseta de manga larga que realzaba sus músculos.

A las 7 estábamos ya bebiendo en el parque, no suelo beber, pero hoy estaba tan contento. Hable con muchísima gente, muchos nos felicitaban, intente un par de veces acercarme a Isaac, pero tenía a tanta gente con él, que decidí no agobiarle, estuve también con gente de mi clase, incluso con chicas del Petronilia, jajajaja, creo que una me tiro los trastos. La verdad me lo estaba pasando muy bien, decidí volver donde estaba Dani, había mucha gente también con él, vi que unas chicas le ponían ojitos.

-          Gran partido Oscar

Me gire, no me había dado cuenta de que estaba entre ellos, era Alberto, el guapísimo amigo de Dani.

-          Gra…gracias  - dije un poco cortado -

-          Decías que no eras tan bueno, pero a mí me pareciste de los mejores, y eso que no entiendo de futbol, jugando así ganareis la copa seguro.

-          Calla, que me vas a poner rojo – y era verdad , me estaba sonrojando –

-          Jajajajaja, eres sensible a los halagos, pues asume que te va a tocar recibir muchos, jugando tan bien – me toco el hombro y se fue junto a un grupo de chicas, distinguí a la guapa chica castaña de la otra vez-

Me quede unos segundos mirándolo, era realmente guapo, aunque no tanto como mi Isaac

A las 10 fuimos todos en tropel a la discoteca, aunque no se qué paso que Germán había desaparecido, le mande un mensaje y contesto solo con un escueto, “luego acudo allí”.

La fiesta estaba genial, yo baile con un par de chicas, y bebí varias cervezas que logramos pasar a escondidas. Tras un rato, vi a Isaac estaba con sus amigos y con un grupo de chicas, se le veía menos solicitado así que me acerque, quería estar un rato con él.

-          Hola  Isaac, cómo va la noche – dije alegremente –

-          Hola Oscar – su tono era neutro-, va bien.

Estuve así, hablando con él, bueno intentando entablar conversación mejor dicho, pero él era muy escueto en sus respuestas, para mi gusto.

-          ¿Me acompañas a pedir algo?

Ya en la barra, alejados de sus amigos, comenzó a hablar a mi oído para que nadie nos escuchara

-          Mira Oscar, lo de ayer estuvo genial, pero de cara a la gente no quiero que se vea ningún cambio – me dijo en tono de que no admitía discusión –  y quiero que seas discreto.

-          Creo que no he hecho nada malo – me había quedado cortado, me parecía injusto ese comentario –

-          Bueno, crees que no me he dado cuenta como babeabas mirándome esta mañana, antes del partido, no me hizo ni puñetera gracia, si por lo menos tuvieras un mínimo de disimulo...

Me sentaron mal sus palabras, yo en ningún momento quería hacer nada que pudiera sentarle mal, o causarle ningún daño, no pude evitar avergonzarme y bajar la cabeza, la estaba cagando nada más empezar. Él lo noto mi pesar.

-          No te pongas así Oscar – me susurro al oído- mañana por la tarde ven a mi habitación, a eso de las 5 y me compensas – se iba alejar cuando añadió – y por cierto, que no te vea nadie.

Se fue, y yo me quede algo más animado, por el hecho de que no estuviera ya enfadado aunque sus palabras me retumbaban en mi cabeza, me habían dejado un mal sabor de boca, yo no lo hice con mala intención, no puedo evitarlo, lo amo. Pero bueno, hoy era noche de fiesta y había que aprovecharla, mañana todo se aclararía.


Al día siguiente me desperté tarde, serian casi las 12:00, fui ver a Germán que había vuelto antes que yo.

-          ¿Qué hiciste anoche? – le pregunte- no estuviste apenas con nosotros

-          La verdad es que me encontré un poco mal, pero ahora ya estoy mejor, que tal os fue la fiesta.

-          Muy bien, pero no debí beber tanto tengo el estomago revuelto.

-          Bueno luego comemos, y te sentirás mejor.

Tras comer yo solo esperaba que dieran las cinco, me invente una escusa con mis amigos y me dirige a la habitación de Isaac, estaba en el pasillo superior al nuestro y no tarde en encontrarla, era la última. Estaba nervioso, por lo de la noche anterior, y mi intención era subsanarlo por todos los medios. Llame.

-          Pasa Oscar.

Entre, era parecida a la mía, solo que la puerta del baño a la derecha, y mucho mejor equipada, se notaba que a Isaac no le faltaba el dinero.

-          Mira Isaac siento mucho lo de ayer, yo no qu…

No me dejo continuar, sus labios sellaron mis palabras, con una pasión como en las duchas, me agarro fuertemente atrayéndome a él y elevándome, me besaba como si no hubiera mañana, su lengua recorría hasta el último rincón de mi boca, y yo no quería que dejara de hacerlo nunca, en nuestro énfasis caímos sobre la cama, el sobre mí.

-          Que ganas tenia de esto – me dijo al oído-

-          ¿De verdad? – no pude evitar sonreír como un tonto –

-          Desde que te me subiste encima en el partido no he pensado en otra cosa.

Me siguió besando con pasión, y de mis labios, paso a mi cuello, haciéndome estremecer. Se separo y me quito el jersey y empezó a desbrochar mi camisa, se lanzo con gula a mis pezones, que lamia, chupaba, mordía, pensé que me los quería arrancar. Su trabajo a mis pezones me la había puesto ya toda dura, me daba cuenta que encantaba dejarme hacer por Isaac, sentirme en sus manos.

Se separo de mí, yo seguía tumbado en la cama y el de rodillas en el suelo, empezó a desabrocharme los pantalones, me los bajo hasta la las rodillas junto con al bóxer, y elevo mis piernas. Se lanzo a devorar mi culo. Era un maestro, su lengua parecía fuego, y los pequeños mordiscos que daba me volvían loco. Coloco dos dedos y los empezó a meter, hasta llegar a mi próstata que empezó a masajear. Yo no paraba de gemir y de arquearme, y él me miraba con lujuria viéndome retorcerme de placer, como siguiera así, me iba a dar un algo.

-          Para por favor, si no me da un ataque – dije casi sin aire-

-          Nada de eso aun queda lo mejor

Se alejo y volvió con un condón y lubricante, yo me quite la camisa, el pantalón y el bóxer, y me quede tumbado en la cama a la espera de que mi querido Isaac hiciera conmigo lo que quisiera.

Se fue quitando poco a poco su camiseta, luego de un solo tirón se quito el pantalón corto y los calzoncillos dejando al aire esa polla erecta que ya era el centro de mis fantasías.

Se arrodillo y unto con lubricante mi culo y volvió a meter los dos dedos, que casi se deslizaron, mientras se pajeaba, yo volví a estremecerme, sus dedos eran mágicos.

-          Uaaammm… ahhh… Isaaaaaac….

-          ¿Quieres que te folle? – sus ojos azules y su sonrisa transmitían olas de lujuria-

-          Siiii… uhhh

-          Suplícalo

-          Poor favor, follameee… ufff…follamé.

Se puso de pie y se coloco el condón, subió mis piernas y las coloco en mis hombros, y empezó a meterme su polla, primero lenta, y cuando iba a mitad la hundió de un golpe.

No pude evitar un pequeño grito de dolor, pero cuando Isaac empezó a bombear, el dolor no importaba, empezó rápido desde el principio, me quería empalar, y yo no dejaba de disfrutar, me doblo un poco y llevo sus dedos a mi boca, que chupe como si estuviera desesperado.

-          Te encanta que te folle ¿verdad?

Siguió cada vez más fuerte. Yo empecé a pajearme, como un poseso. Tras un rato detuvo esa brutal penetración, me la sacaba lentamente, y la hundía de un fuerte golpe, haciéndome gemir de placer y una pizca de dolor, pero como siguiera así me iba a correr ya. Volvió de nuevo  a las envestidas más fuertes, cada vez más, note como su respiración era más rápida y vi que se iba a correr, yo quería que disfrutara y apreté mi culo todo lo que pude, el me empezó a besar como un poseso, mientras se corría, solo de verlo así me corrí en mi pecho y el suyo.

Se dejo caer sobre mi, me daba pequeños mordiscos en el cuello, mientras yo besaba su pelo.

Tras un rato de descanso se levanto, me paso papel para limpiarme y se limpio él, fue al baño y tiro el condón al váter.

-          ¿¿¿No tenias la puerta cerrada con llave??? – pregunte sorprendido, sabia la importancia que daba Isaac a la discreción, y la verdad tampoco me hacía a mi ilusión que me pillaran -

-          No hace falta cuando la habitación contigua esta vacía, ¿crees que si hubiera alguien que pudiera oírnos te habría traído aquí?

No sé porque pero no me gusto del todo ese tono, pero eso se esfumo deleitándome al verle desnudo caminando por su habitación, no pude evitar sonreír como un tonto.

Abrió la ventana y se sentó en la silla, abrió el cajón, y saco ¿¿¿un cigarro???

-          ¿Pero tú fumas?

-          Solo en ocasiones, como tras un buen polvo – me miro todo serio – pero que de esto nadie se entere.

-          Tranquilo

Se hizo un silencio mientras daba caladas al pitillo.

-          Mira Oscar, quería hablar contigo – lo dijo en un tono neutro, pero de nuevo sospeche que no me iba a gustar- me lo paso muy bien contigo, de hecho lo de estos dos días ha sido genial, pero no quiero que pienses que somos novios, ni ninguna mariconada de esas – dijo de forma tajante-, porque ni lo somos ni lo seremos.

Eso hizo que me sintiera mal, realmente no esperaba que callera a mis pies alabando nuestro amor (bueno tal vez un poco), pero dejarlo tan claro y de un modo tan tajante….

-          ¿Entonces que somos? – pregunte tímidamente-

-          No lo sé, no me gusta ponerles nombres a las cosas, dejémoslo en amigos que lo pasan bien, o que quedan para follar, si lo prefieres.

Sus palabras me estaban haciendo daño, describía como una situación tan fría, algo que para mi representaba tanto, yo no quería eso, yo le amaba, era el hombre de mi vida.

-          Pero, pero, es que… yo… te quiero.

-          Jajajajaja – esa risa se me clavo en el corazón- jajajajaja,  que tontería, si ni siquiera me conoces, perdona pero eso es una estupidez, propia de un niño, yo solo pienso en disfrutar, tanto con chicos como con chicas, no me pongo etiquetas pero se podría decir que soy bisexual, y evidentemente no me pienso atar a nadie.

El esfuerzo por contener las lágrimas era superior a mí y note como una corría por mi mejilla, como podía decirme esto, tras lo pasado estos días, que… que solo había sido un polvo y ya, me había ilusionado de tal manera, de imaginarme estando con Isaac, que esto era un mazazo.

Me miro, pero parecía más molesto que acongojado, por mis lagrimas.

-          Lo siento Oscar, pero es lo que hay, si te parece bien seguimos y lo pasamos bien, si no, ahí tienes la puerta, tu por tu lado y yo por el mío.

Era el momento de decidir

Lo lógico habría sido que, me hubiera vestido, y haberme marchado, pero no hay nada mas ilógico que un corazón enamorado. Y yo estaba totalmente enamorado de Isaac, estos dos días había tocado el cielo con él, y la imagen de su perfecto cuerpo desnudo, sentado en la silla enfrente de mí, no ayudaba.

La opción de solo tener, esa especie de sucedáneo de amor se me antojo, mil veces mejor a no tener nada. Sin embargo mi mente no lo aceptaba, gritaba, que me fuera, que algo así, solo causaba daño a la larga, pero  mi corazón, prevalecía, tenía esperanzas, se agarraba a ellas, y gritaba que las cosas no son estáticas, que Isaac podía acabar sintiendo algo por mí, que de esta forma podría estar a su lado, esa es la idea que se me gravo a fuego ahogando cualquier razón de mi mente, que ahora Isaac pensaba eso, pero que podían cambiar, si yo me portaba bien, era cariñoso, podría ir poco a poco acercándome, hacer que se abriera y así llegara amarme.

Qué gran verdad es esa frase que dice “El corazón tiene razones que la razón desconoce”

Por lo que cuando hable, lo hice con total determinación.

-          Vale, me parece bien, acepto que sea así – dije-

-          Así me gusta.


Durante el mes de octubre disfrute todo lo que pude, y en cierta forma me sentía feliz.

No puedo negar que el sexo con Isaac era espectacular. Yo hasta entonces la única persona con la que había tenido sexo era con Germán, pero con Isaac era una pasada, sabia como hacerlo para hacerme volver loco, además estaba el simple hecho de ser Isaac, eso ya de por si era maravilloso.

Pero no me engañaba, para él era follar, para mí era hacer el amor. Eso no podía ignorarlo, y hacia que nuestros encuentros tuvieran un regusto amargo al final (para mi claro), pero ya digo, disfrutaba y a eso me agarraba, era como una especie de sucedáneo de amor, que por el momento me bastaba, se podía decir que estaba contento.

Tras el primer partido me reuní con el entrenador, dijo que mi forma había mejorado y que ya no necesitaba quedarme después de los entrenamientos, pero yo decidí que me quedaría un poco más para mejorar, pero mi intención era esperar en las duchas a que llegara Isaac, cuando notaba sus brazos rodeándome por detrás, sentía como mi vello se erizaba y mi corazón se aceleraba, cuando me poseía yo me imaginaba que me quería, que lo hacía por amor a mí, hacia oír en mi cabezas palabras dulces, de esa forma lo hacía estupendo, pero al final, cuando acabábamos y él se iba por su lado, sin apenas comentarme nada, volvía  a la realidad y sentía un gran vacío en mi interior.

Lo mismo que ocurría cuando iba a su habitación los domingos, siempre iba con el corazón acelerado y cuando lo hacíamos me sentía arder de pasión, pero al terminar, la misma sensación de vacío.

Durante ese tiempo intentaba acercarme a él, hablar con él, conocerlo mejor o que él me conociera a mí, intentaba ser cariñoso, para… no se para ver si lograba prender algo en el, pero nada, cuando quedábamos en las duchas no había muchas posibilidades de conversar, era sexo, sexo animal y ya. En su habitación, pues… algún día lográbamos hablar algo pero no era muy conversador.

El ponerme cariñoso tenía mayor efecto, hacía que me dejara acercarse mas a él, o eso pensé yo, hasta que me di cuenta que lo que pasaba es que se calentaba, simple y llanamente.

Fuera de nuestros encuentros, nuestra relación era exactamente igual que antes, cordial pero fría, para él podría ser fácil, pero yo, el no poder hablar con él cosas que me apetecen, no acercarme más de lo estrictamente necesario, y tal, y tal, pues que queréis, me deprimía.

Por todas estas cosas ya entrando noviembre empezaba a sentirme incomodo, los encuentros me sabían cada vez mas insípidos, no es que ya no le quisiera, ni que los disfrutara, le quería con locura, pero eso de sentirle tan próximo físicamente  y no poder acercarme más a su corazón, me torturaba, ansiaba su cariño y ternura, no solo su fogosidad.

Eso sin contar que siempre era según sus condiciones. El domingo quedábamos a la hora que el quería, si había quedado con sus amigos, quedábamos a una, si no a otra. Tenía que vigilar que no me vieran, hasta empezó hacerme salir por la puerta de la habitación contigua, que no sé cómo, tenía las llaves.

En mi desasosiego creciente, empecé a intentar presionar las cosas con Isaac, llevarlo a mi terreno, y la verdad con funestas consecuencias.

Un día le mande un mensaje diciéndole que si quería que el domingo antes de quedar fuéramos a tomar algo al pueblo. No me contesto, cuando fui a la habitación a la hora de siempre, estaba con el ceño fruncido:

-          ¿Porque me has escrito un mensaje?

-          Bueno era por ver si queríamos que dieram…

-          No quiero que me vuelvas a mandar mensajes – levanto un poco la voz- si quieres hablar conmigo me lo comentas en los entrenamientos, pero nada de mensajes por el móvil, entendido.

Yo me quede con la cabeza gacha, tenía ganas de llorar, se acerco a mí y me dio un abrazo, siempre después de estos rapapolvos, cada vez más habituales, me daba alguna muestra de ternura, a las que me agarraba como si fuera un clavo ardiendo.

Pero a la larga notaba que me estaba haciendo daño, y me estaba afectando, en todos los aspectos.

Para esas fechas teníamos que hacer un trabajo de filosofía sobre Friedrich Nietzsche. Más raro que un perro verde el señor, pero vi una frase curiosa:

“En el amor siempre hay algo de locura, mas en la locura siempre hay algo de razón”

Me sentí tan identificado, empezaba a ver que a lo que me había llevado mi amor por Isaac, tenía mucho de locura, pero que esa locura, no era gratuita, era guiada por el intentar que Isaac me quisiera como yo le quería a él.

Y hablando de las clases, ese mes de noviembre, empezaba a rendir menos, aun no teníamos mucho que estudiar pero si muchos deberes, que no solía llevarlos al día, ya que habitualmente, me quedaba perdido en mis pensamientos, con lo que tuviera que hacer delante, sin mover un dedo. Más de un profesor me dio un toque de atención.

En el segundo partido de la temporada, era en pueblo cerca de Pamplona, estuvo bien eso de hacer una escapada durante un día, o lo hubiera sido, si Isaac, me hubiera hablado más o se hubiera acercado más a mí. Ganamos 0-1, por lo que nos poníamos los primeros en la liguilla, pero yo no tenía nada que celebrar

Aunque no lo había hecho fatal, no había jugado bien, el entrenador se reunió conmigo, y me pregunto qué pasaba, estaba en buena forma, pero me veía distraído. Yo le dije que llevaba mucho estrés y el entrenador, me dijo que se acabaron los entrenamientos extra que me auto imponía.

Eso ya fue “perfecto”

Nuestros encuentros en las duchas se acabaron, yo me lo tome relativamente bien, prefería en la habitación, en las duchas se me antojaban ya, demasiado fríos, sin embargo Isaac, no se lo tomo tan bien, como capitán tenía las llaves del lugar, y además siendo los dos del equipo, existía una justificación para estar allí. La verdad es que se cabreo bastante.

Germán también se dio cuenta de que algo me pasaba y me lo intento sonsacar, primero le di largas, un día me enfade y le dije que no era asunto suyo. No me volvió a preguntar por un tiempo, pero puso todo su empeño en intentar animarme, y en ayudarme en los estudios, que se me hacían tan cuesta arriba, dando muestras de ser un amigo de verdad, aunque claro en las asignaturas que no daba con Germán, la verdad que mi rendimiento estaba cada vez peor.

A mí me dolía mucho no poder contárselo, pero solo pensar la reacción de Isaac, me hacía sentir escalofríos.

De todas formas, Germán se ausentaba últimamente muchísimo, cuando íbamos los sábados al pueblo, desaparecía algunas veces, y los domingos por la tarde igual, por lo que era una ventaja, así no tenía que poner escusas sobre Isaac. Cuando le preguntaba, sus respuestas también eran vagas así que en ese sentido podríamos hablar de un empate.

Ya era la última semana de noviembre, cuando Isaac me paro a mitad del pasillo diciéndome en voz baja.

-          A las 11:00 en los baños del laboratorio viejo, no me falles.

Eso supondría saltarme una clase, ya iba retrasado en los en los estudios y eso no sería bueno, una falta injustificada me puede dar problemas, le habría pedido mejor a las 12, que tenemos el descanso, pero Isaac ya se había ido. Siempre era igual, si quería decirme algo, me paraba, me decía donde y cuando en un segundo, y se iba.

Bueno de todas formas sería una buena oportunidad de hablar con él, la situación empezaba a superarme, no me acostumbraba, me empezaba a sentir un objeto en sus manos, solo para su deleite. Si, mejor que fuera, siempre puedo ir a la enfermería y decir que me encuentro mal y me den un justificante, tengo buen historial, no habría problemas para creerme.

A las once llegue, eran unos baños a los que nunca iba nadie, no tenían lavabos, o estaban rotos, y los váteres no funcionaban, por ello supuse que los había elegido Isaac, además de por la seguridad de que estuviera todo el mundo en clase.

-          ¿¿¿Isaac???

-          Sí, estoy aquí

Estaba en uno de los baños y lo abrió para que entrara

Fue entrar y empezó a besarme con pasión mientras agarraba mi culo con fuerza.

-          Jodeeeer, ahora que no podemos quedar tras los entrenamientos… ahhhh, me tienes toda la semana cachondo

-          Isa... Isaa... Isaa...

-          Uffff, me tienes loco

-          Isaaaaac, ¡¡¡Para!!! – hice fuerza y lo separe -

-          Qué coño te pasa – dijo sorprendido y enfadado-

No sabía cómo empezar

-          Pasa que estoy empezando a estar incomodo– mentía, llevaba así mucho tiempo, y lo de incomodo… bueno era un eufemismo - , es todo como tú quieres, quieres un polvo, pues un polvo, que te la chupe y te la chupo, es siempre lo que tú quieres, cuando tú quieres y como tú quieres.

-          Sabias cómo funcionaba esto – dijo entornando los ojos y de forma gélida –

-          No, Isaac no lo sabía, sabía que querías que folláramos, pero pensé que los dos tendríamos voz en esto, no que sería un cero a la izquierda, sinceramente, sincer…– las lagrimas empezaron a agolparse en mis ojos pero no quería derrumbarme – me siento como un objeto que solo usas para rebajar tu calentón.

-          ¿Puedo hablar?

-          Si

-          Mira Oscar – hablaba tranquilo pero estaba cabreado – yo podría tener a quien quisiera, no eres el único culito aquí, y en el pueblo hay guarras de sobra, pero tú no eres simplemente eso, si fueras simplemente un polvo, no llevaríamos con esto ya más de un mes.

-          No sé si creerte

-          Créete lo que quieras, pero por eso quería quedar hoy aquí contigo, toma

Me planto una bolsa en la mano, dentro había un regalo envuelto, que contenía unos calzoncillos chulísimos de D&G, que no eran precisamente baratos. Me quede a cuadros.

-          ¿Son para mí?

-          Si –seguía con su tono gélido -por enfadarme contigo por lo de las duchas, quédatelos y haz con ellos lo que quieras, como si te los comes.

Hizo amago de salir del baño

-          Isaac, Isaac, espera por favor, perdóname – me eche a sus brazos - perdóname por favor, lo siento, es que estoy tan agobiado, las clases, los entrenamientos, todo…

Al principio no se movió, pero finalmente me rodeo con sus brazos

-          Venga no pasa nada – dijo con voz más dulce - ¿te han gustado?

-          ¿Qué si me han gustado? ¿Qué si me han gustado?...

Me lance a sus labios besándole con toda mi alma. El me abrazo con furia me acaricio la espalda y bajo a mi culo, la parte que le volvía loco. Yo quería hacerle disfrutar como nunca. Me agache y le empecé a desbrochar el pantalón. Debía reconocer que Isaac no tenia mesura, su polla estaba ya dura como una roca, y empecé una mamada en la que quería dar lo mejor de mí, quería darle todo el placer posible.

Di todo de mí, los gemidos de Isaac no podían complacerme más. Tras un rato me levanto y me miro con ojos lujuriosos.

-          Te voy a follar como nunca, cabrón.

Me puso de espaldas me desabrocho , el pantalón y me lo bajo de golpe y empezó a morder mis glúteos sobre la fina tela del bóxer, al momento me los bajo y empezó a devorar mi culo y llenar de saliva mi ano, cuando lo considero suficiente lubricado se puso de pie, colocando su polla en mi entrada y empezó a empujar, me había acostumbrado a hacerlo con lubricante de algún tipo y así a pelo, solo con saliva me dolió mas de lo habitual, pero, me dio igual, estaba tan feliz por este gesto de Isaac, que pensé que las cosas por fin estaba cambiando por lo que el dolor me supo a gloria y luego a placer.

Yo estaba desaforado, respiraba con la cara pegada a la madera, mientras mi saliva se pegaba a ella, y el también lo estaba, sus envestidas eran tan vigorosas que pensé que desmontaríamos el baño, me puse a pajearme con mucha energía, al ritmo de esas envestidas. Tras un largo rato, que se me hizo corto, me anuncio que se corría. Note sus trallazos dentro de mí, yo no necesite pajearme mucho más, me ponía a cien notar a Isaac llenando mi interior, y me corrí contra la pared.

Me sentí rebosante de felicidad, notando el aliento de Isaac en mi cuello, como cuando lo hicimos por primera vez en las duchas.

La verdad que cuando ansias algo con tanto fervor, una ínfima cantidad puede parecer tanto.

Mee mordisqueo la oreja, mientras que yo de forma entrecortada solo podía decir.

-          Isaac, te amo...te amo.

-          Siempre estarás conmigo Oscar – me beso el cuello – siempre serás mío.

-          Ahhh… te amo…