Azul intenso
Algunos autores de TR nos hemos animado a escribir relatos sobre crímenes. "Azul intenso" de MIKSEX. ¿Qué estaba haciendo yo en un hospital? ¿Cómo había llegado hasta allí?
Al abrir pesadamente los ojos quedé enceguecido
¿Por qué hay tanta luz? ¿Por qué brilla tanto? ¿Será luz de neón?...
Desvié la mirada de la luz hacía un lado y me mareé, por un instante me sentí menos enceguecido, pero casi de inmediato vi nítidamente las 4 líneas blancas y resplandecientes, tan blancas .
Bajé la vista con lentitud y vi con más detalle unas cortinas de color verde claro que cubrían un perímetro alrededor de mí, casi de inmediato vi un tubo estriado y dos mangueras lisas de color rojo que parecían colgar de algo a mi derecha y desaparecían debajo de mi costado derecho, había una vía intravenosa colgando a mi lado, estaba completamente desnudo bajo una sabana blanca que parecía no existir ya que no la sentía y algo me impedía moverme o levantar los brazos, ni siquiera una pierna podía mover, ni siquiera sentir, lo extraño es que no sentía dolor alguno.
Me sentía como si estuviera en el peor estado de la ebriedad, sólo que no era divertido.
Intenté mover mi cabeza y mirar hacía otra parte, pero en vez de sentirla moverse, sentí que era el cuarto que se movía y giraba alrededor mió, esto me hizo sentir mareado, por un momento logré ver unas lucecitas verdes y luego oscuridad total.
Nuevamente abrí los ojos, sentí que había pasado mucho tiempo, y lo primero que vi era una de esas maquinas que uno ve en las terapias intensivas de las clínicas, hospitales y en las películas, un número 52 parpadeaba al ritmo de un pitido que coincidencialmente estaban a la par de un corazón pequeño que parpadeaba en la pantalla negra, y al lado de este un pulmón dibujado marcaba 36, u otras maquinas que nunca en mi vida había visto, estaba en un hospital, sentí la boca muy seca y solo allí caí en cuenta que tenía un tubo en la boca que sentí hasta la garganta, con una manguera más pequeña hacía la izquierda y que me hacía respirar, y varios cablecitos salían de bajo de la sabana e iban a parar a tras de mi, luego pensé en cuanto tiempo tenía allí y si habrá sido unos segundos o unos minutos desde que me dormí o me desmayé?
Sólo entonces me esforcé por recordar cómo había llegado allí, cerré los ojos y dejé que estos se movieran debajo de mis parpados buscando entre la selva de recuerdos que empezaba a inundar mi mente.
Tres meses atrás.
Había tardado 4 horas más de la cuenta en el viaje en autobús a aquella nueva ciudad, donde empezaría un nuevo trabajo. Había sido contratado hace dos días como el nuevo Director del Colegio San Lucas, el más grande y prestigioso centro de educación básica y media de aquella ciudad. Su antiguo Director había fallecido repentinamente por causas naturales, y a mitad de año escolar necesitaban a alguien urgente.
A pesar de mis 35 años, tenía un buen curriculum, graduado de Licenciado en Educación a los 22 había ejercido como profesor donde tenía varias horas repartidas en tres liceos distintos por 4 años, luego fui Sub-Director de un colegio público de educación básica y a la vez Director de un liceo nocturno para adultos por 5 años en ambos, luego hice un Post-Grado especializado en Educación Informal Moderna y a la vez hacía varias horas en una escuela privada durante 2 años. A finalizar la especialización trabajaba desde entonces como Sub-director de un colegio hermano al que me estaba contratando en ese momento.
Llegué al Terminal a las 12 y media de la noche, nadie me estaba esperando, así que tomé mis maletas y fui a tomar un taxi a la salida, me dirigí al hotel más cercano al Colegio y allí me registré, pagué por adelantado dos semanas mientras buscaba una residencia, me dirigí a mi habitación que era 304 en el piso tres al lado del viejo ascensor.
La habitación tenía un viejo papel tapiz un poco roído por el tiempo y restaurado varias veces, en su tiempo debió ser bonito, por que aun así hacía ver elegante a la habitación, tenía un televisor con acceso a cable, una bañera bien cómoda y una pequeña nevera ejecutiva, vacía por cierto.
La ventana daba a un callejón sin salida, por donde el hotel sacaba la basura y un portón grande suficiente para que entren los carros, probablemente el hotel tenía un estacionamiento. y el restaurante del otro lado también y está la salida de emergencia y de la cocina. Abrí un poco la ventana para que el aire frió de la noche entrara en aquella habitación. Y caí como un plomo en la cama.
Me levanté como de costumbre a las 6 de la mañana, a pesar de haber dormido un poco menos de lo normal, me sentía recuperado completamente, así que después de un baño y colocarme mi más serio traje salí al Colegio San Lucas.
Caminé tres cuadras y luego me encontré con la parte trasera del campo de fútbol del colegio al cual me dirigía, allí ya estaban entrenando algunos jóvenes en uniforme de franela azul índigo y short blanco, de un lado del campo algunas chicas en uniforme con la misma combinación de colores de los chicos, estaban sentadas en el césped oyendo a un profesor que les hablaba.
Me costó 10 minutos caminando darle la vuelta al campo y luego un bosquecillo para llegar al área de estacionamiento y encontrarme el edificio principal de frente, lo conocía por fotografías pero estar en frente te hace pensar que estas ante una universidad y no un colegio.
Ya la hora de entrada acababa de terminar, eran las 7:20 de la mañana cuando entré por la puerta principal, aun estaban llegando algunos chicos, el pasillo era como de 5 metros de ancho y se dividía en "T" a 10 metros de la entrada, justo en el medio hay un gran nicho de vidrio donde esta una imagen tamaño natural de San Lucas, y a cada lado hay dos vitrinas de más de 10 metros cada una con muchos trofeos, placas, premios, medallas y fotografías deportivas y chicas coronadas de reinas, personalidades famosas del ámbito político, artístico, deportivo y social.
Estaba embelesado viendo las fotografías y los premios cuando tras de mi una voz muy dulce y madura me preguntó si deseaba algo, me presente y le dije quien era, con una amplia sonrisa me dio la bienvenida y que me estaban esperando, era una señora muy elegante, diría que con unos 50 años a cuesta aunque aparentaba poco más de los 45, no era difícil imaginárselo era una mujer con maquillaje sutilmente puesto que trataban de disimular unas ligeras patas de gallo, un peinado corto, para hacerse ver más joven y caramente vestida, tenía una chaqueta azul índigo ceñida al cuerpo y una falda del mismo color que apenas llegaba a la rodilla y muy linda por cierto, pero lo que más llamó mi atención fue el color azul intenso de sus ojos .
Amablemente me guió por el pasillo derecho a la imagen de San Lucas, mientras me explicaba algunos pormenores sobre como cumplir las funciones de mi puesto, cosa que me cayó muy mal, pero la dejé hacer, quería ver hasta donde llegaba. Nos cruzamos con varios alumnos en la caminata algunos pequeños otros más grandes llegando un poco tarde.
Llegamos a una puerta donde decía en el vidrio Sala de Profesores, ella abrió y pasó primero a la vez que anunciaba a los presentes mi llegada, todos se pusieron de pie y me dieron la bienvenida uno a uno a la vez que nos presentábamos mutuamente, luego de las presentaciones ella me guió fuera de esa sala y me llevó a la de al lado la de Maestros y repetimos la operación y sin ningún contratiempo me llevó a la Sub-dirección donde un señor de aproximadamente 50 años y con mala cara o muy seria, me dio la bienvenida de mala gana y me llevó junto con mi secretaria, cosa que supe en ese momento a mi despacho, ubicado frente a su puerta.
Martina mi secretaria me puso al día referente algunas actividades típicas de fechas cercanas, me dejó un calendario de exámenes, uno de actividades extraordinarias, actividades deportivas, fiestas y se ofreció a hacerme un recorrido por las instalaciones y decliné, le dije que me mostrara los casos por resolver con más urgencia y luego haría el recorrido y pasamos la mañana viendo algunos casos y preparando unas actividades.
Luego de las presentaciones y la bienvenida por los alumnos en el auditórium, procedí a ponerme al día y trabajar en algunos casos, entregué todos los requisitos pedidos por el colegio: copias certificadas, títulos, fondos negros, certificado de salud y otros exámenes etc., para hacer efectivo mi entrada al colegio a la secretaria, y al final de la tarde decidí dar un recorrido por mi propia cuenta por todo. Bastante grande por cierto. Salí casi de noche y caminando me dirigí al hotel, tenía mucha hambre ya que solo había almorzado y eran casi las 7 de la noche. Al lado del hotel hay un restaurante que había visto desde la ventana la noche anterior, al pasar en frente decidí comer allí, era un elegante restaurante italiano con variedades internacionales.
Me senté y ordené un te bien frió que me tomé de un solo trago cuando me lo trajeron y ordené otro mientras ojeaba la carta.
Estaba viendo la carta cuando unas risas llamaron mi atención, busqué sobre el menú y mis ojos se toparon con una rubia cabellera que danzaba detrás del bar de aquel restaurante, muy alegremente la chica jugaba con una chinita de pelo muy largo y muy liso además de muy negro, estaban lanzándose hielo, de inmediato el bartender les llamó la atención muy sutilmente y la rubia le lanzó un chorro de soda con una de las mangueras surtidoras de refrescos, de inmediato hizo su presencia una señor alto de rostro estoico y muy italiano de rasgos, pelo blanco quien llamó más severamente la atención de las chicas, estas muy sonrientemente y con cara de perritos mimosos se alejaron de la barra.
Al momento de salir de la barra se dirigieron a la puerta principal y pasaron entre varias mesas y en un momento frente a mi, en ese instante la rubia de pecas en la cara y unos ojos azules impresionantes por un momento me parecieron familiares, me saludó muy sonrientemente, a la que le sonreí devolviéndole el saludo, la chinita solo al verme se sorprendió un poco y rápidamente desvió mi mirada.
Muy lindas pensé y seguí mirando mi menú.
Luego de dos semanas de mucho trabajo poniéndome al día, se me había olvidado buscar habitación así que para evitar molestias arrendé por un mes más, comía con frecuencia en el restaurante de al lado y más frecuentemente veía a las chicas de la barra, a veces una tercera y hasta una cuarta. A veces salía muy tarde del colegio y terminaba en el restaurante. El viernes de la segunda semana decidí sentarme en la barra y tomarme un escocés.
Eran las 9 y media cuando iba por mi segundo Etiqueta Negra cuando detrás de la barra apareció la joven rubia que había visto varias veces, con sus hermosas pecas en la cara y sus dientes perfectos dentro de una sonrisa amplia, esta vez noté que era alta, más del metro setenta y cinco casi los ochenta, ella pasó de largo por la barra desde la parte donde el personal tiene acceso hasta la caja que está en el extremo opuesto.
Ella no reparó en mí, yo si lo había hecho ¿como no hacerlo? Me empujé el trago que quedaba y pedí uno nuevo a Germán el bartender, un hombre blanco, pulcro de pelo negro y rasgos fuertes y gestos sutiles poco agraciado y de fácil conversación, pero esta vez realcé solo un poco la voz, sin embargo ella pareció no darse cuenta.
Al rato ella pasó apurada dentro de la barra en la dirección contraria, esta vez ella reparó en mí, me sonrió por un instante y continuó su camino, no sin antes voltear a mirarme nuevamente mientras terminaba de salir de la barra y dirigirse a la salida del restaurante.
Me di cuenta que había estado pendiente de esta niña más de lo normal, me reproché un poco por eso, terminé de golpe mi trago y pagué la cuenta.
En la cama del hotel me puse a hacer un breve recuento de mi vida sentimental. Con 35 años había tenido algunas novias y muchas amigas, sin embargo en estos momentos no tenía una pareja estable, realmente estaba casado con mi trabajo me gustaba y no le daba la importancia a la responsabilidad para con otra persona y esto terminaba siempre la relación, simplemente creo que no me había enamorado. Aun así había tenido hasta entonces una vida sexual bastante agitada, media 1.86 y pesaba cerca de 100 kilos, siempre hice ciclismo de montaña y me mantenía en muy buena forma. Lo peor de todo es que siempre en los liceos fui piropeado muchas veces por las alumnas y muchas se me insinuaron abiertamente, pero siempre había mantenido una actitud parca ante tales ataques y nunca pasó más allá de eso.
Pasaron varios días y el viernes siguiente se presenta mi secretaria con un caso, una joven estudiante del 5° año de 17 años llamada Isabella Donnatti Verona, había sido encontrada fumando detrás de los depósitos de herramientas y productos de limpieza del Colegio y era su tercera incursión en este "delito" escolar, y me recomendó la expulsión definitiva del colegio con citación de sus padres, nuevamente esto me cayó de la patada, como cree ella que me va a dar indicaciones de cómo hacer mi trabajo. Llevaba dos.
Le dije que hiciera pasar la chica y que me dejará solo con ella, mayúscula sorpresa me llevé al entrar la chica, era la chica del restaurante en el uniforme del colegio.
Ella tenía una sonrisa de niña pícara al entrar y me miraba retadoramente, le dije que por favor tomara siento mientras leía el expediente que martina me había dejado en el escritorio, mientras abría la carpeta para leerlo, pude notar que en el asiento cruzaba las piernas y con las manos se jalaba la falda dejando sus macizos muslos casi por completo al descubierto.
Traté de mantener la vista fija en las hojas que tenía a la mano.
-Señorita Donnatti, por lo que veo no es la primera vez que comete esta falta y sabe lo que esto puede significar?
-Si me lo dijeron la segunda vez que estuve aquí por eso.
-Entonces, ¿esta conciente de que su expulsión sería justificada?
En ese momento mientras la miraba esperando una respuesta, la niña descruzó las piernas de manera descarada, sin voltear a ver hacía abajo, una tanga blanca muy pequeña fue tomada en cuenta por mi vista periférica, pensé por un momento que esta niña me estaba provocando abiertamente, al igual que sus piernas que literalmente estaban abiertas en un ángulo de más o menos 45°.
-Señorita por favor acomódese la falda
En vez de bajar su falda a las rodillas, con ambas manos la levantó dejando descubiertas sus piernas y su diminuta tanga, en ese momento fue imposible no ver, por unas milésimas de segundos miré lo suficiente para ver que era un triangulito blanco con un lazo azul pequeño en el medio, unido a un par de hilos en sus vértices superiores que se perdían en los pliegues de sus caderas, una ligera hendidura me indicó donde empezaba su ranura vaginal y sus piernas mostraban una fina vellosidad que las hacía ver espectaculares, además un lunar de forma muy irregular parecida a una gota acostada en la parte interna a medio muslo en la pierna izquierda.
Inmediatamente puse cara de molesto y mirándola a los ojos, mientras mi sexo empezaba a palpitar violentamente
-No le gusta lo que ve?...
-Señorita por favor bájese la falda, esto no es un juego, esta jugando con fuego y su expulsión puede ser definitiva
-Si me la bajo, no me suspende?
-ESTO NO ES UN JUEGO!!!. Grité a la vez que le daba al escritorio un sonoro golpe con la palma abierta.
Ella dio un salto en el asiento dejando caer la falda, pero con la misma se quedó estática mirándome a los ojos, no había dejo de rabia o desilusión, ni sorpresa o susto, su mirada era retadora y había deseo en sus ojos azules intensos, una leve y torcida sonrisa se dibujó en su rostro.
-No tiene por que ponerse así, fue solo una pregunta con una simple respuesta.
-Señorita no sé que trama, pero se ha ganado una suspensión por dos semanas.
Su rostro por un momento se transformó, pensativa y muy seria me miró por casi un minuto.
-Se puede retirar. Le dije y cerré la carpeta colocándola a un lado en el escritorio, mirándola firmemente.
Ella se levantó, y me miró de reojo con su sonrisa picara y se dirigió a la puerta.
-Usted se lo pierde. A la vez que tomaba su falda desde atrás y la levantaba mostrándome sus redondas, perfectas, blancas, y duras nalgas, donde un hilo se perdía en el mismo sitio en que la división nacía separándolas. Antes de llegar a la puerta me miró por última vez, me sonrió, me picó un ojo, soltó la falda y salió.
Me quedé perplejo, ninguna alumna había llegado tan lejos. Por un momento no supe que pensar. Inmediatamente entró Martina con una nota para que la firmara y me preguntaba que había decidido, le dije que estaba suspendida por dos semanas, me pegué al escritorio lo más posible para evitar que mi secretaria viera mi muy evidente erección, mal día para usar boxers pensé.
-Debió expulsarla, era su tercera vez incurriendo el la misma falta, ya estaba advertida.
-No me parece correcto, merece una nueva oportunidad
-¿Otra más? Ya se le habían dado dos.
-Y se le darán todas las que sea necesarias, a ella y al alumno que las necesite. Además le faltan 4 meses para que se gradúe de bachiller, creo que no sería nada justo para ella ni para cualquier otro alumno.
Le firmé la nota con la suspensión y salió a entregársela a la alumna al salón donde se encontraría en ese momento, y a llamar a los padres para una reunión el día lunes, sentí que mi erección ya no existía en su lugar una gran humedad se hizo notar.
La tarde entera procuré estar ocupado, revisé todos los casos que pude, las actividades, planes, la graduación, etc. Al terminar estaba muy cansado y con hambre, terminé de trabajar como a las 7, el colegio estaba vacío solo quedaban los de seguridad.
Caminé hacía el hotel no quise entrar en el restaurante, así que pasé de largo, ya en el hotel llamé y pedí pizza a domicilio. La espera se me hizo eterna me puse a mirar tv mientras para no pensar en lo ocurrido.
Luego de comer me di un baño y me dispuse a dormir, cosa que no pude hacer hasta muy entrada la noche, al cerrar los ojos lo primero que venia a mi mente era el triangulito de tela, luego de mucho tratar de pensar en otras cosas decidí dar rienda suelta a mi imaginación, fue lo peor que pude haber echo, la erección que se produjo fue muy potente y tuve que masturbarme violentamente. A la final solo así me pude dormir.
El sábado desperté con su la imagen de su trasero en mi mente, así que decidí salir dar una vuelta conocer un poco más la ciudad, al pasar frente al restaurante no pude evitar mirar dentro, mi vista se topó con la del señor que siempre veía en la caja y este rápidamente me hizo señas con la mano de que entrara, pensé en ignorarlo y seguí caminando, pero al dar dos pasos me detuve, no podía comportarme de tal manera y regresé a la entrada del restaurante, intente entrar pero la puerta estaba cerrada con llave. El señor tras la caja salio rápidamente y me abrió invitándome a pasar.
-Por favor pase
-Gracias. mientras nos dirigíamos a una mesa cercana a la puerta.
-Por favore tome asiento.
-Gracias. Dije nuevamente-
-Mucho gusto, soy Salvatore Donnatti, padre de Isabella.
-Mucho gusto, Marcos Guevara, El Director.
-Señor Director
-Llámeme Marcos por favor.
-Marcos realmente me siento muy agradecido y a la vez muy apenado, por o sucedido con mi hija en el colegio
-No tiene por que estarlo, usted no tiene la culpa
-Ma´cuesto, como que no. Debí imponerle más mano dura, siempre fui muy condescendiente con ella por ser mi única filia la complazco en todo.
-Disculpe Señor Donnatti
-Le toca usted llamarme Don Salvatore.
-Esta bien Don Salvatore, disculpe pero usted no tiene la culpa, ella a su edad sabe bien lo que es malo y lo que no lo es, ella estaba advertida y aun así volvió a incurrir en la falta, y debe pagar las consecuencia.
-No, se equivoca Marcos, verá ante los ojos de todo el mundo los actos de los hijos son reflejo de la educación en casa, y si le digo que fue mi culpa es por que no puse más atención a sus actos, me he entregado a este negocio toda la vida para darle a Isabella lo mejor empezando por su educación y para evitar rebeldías le he dado lo que me ha pedido.
-Aun así Don Salvatore, ella esta conciente de sus actos y déjeme que le diga algo, su falta no es tan grave como aparenta, por eso solo la suspendí por dos semanas, a estas alturas sería una irresponsabilidad de mi parte o de parte del colegio expulsarla cuando esta por salir de bachiller. Las decisiones que de allí en adelante ella tome dictaminaran su futuro en la vida y en la sociedad.
-Por eso le estoy muy agradecido señor Marcos, no sé como agradecerle por ahora
-No tiene que agradecerme nada Don Salvatore, es mi trabajo es hacer todo lo que esté a mi alcance para enseñarle a los chicos los medios necesarios para defenderse en un futuro y otorgarle las oportunidades necesarias para que lo logren en una de las etapas más difíciles de su juventud.
-Como guste Marcos, pero déjeme invitarle al menos un trago
-¿No es como muy temprano para eso Don Salvatore?
-No tiene por que ser ahorita, en cualquier momento, si quiere pase por aquí en la noche y continuamos hablando. A la vez que se ponía de pie y me extendía su mano, -No lo detengo más Marcos.
-No sé preocupe Don Salvatore que mi trabajo es solo en la semana. Le prometo que me seguirá viendo por aquí.
Me acompaño en la salida y me marché caminando hacía el centro de la ciudad, sentí un gran alivio, como si me hubieran quitado un peso de encima, pero las imágenes de la chica aparecían de forma intermitente en mi mente.
Ese fin de semana no pasé por el restaurante, la verdad no quería toparme con Isabella suficiente tenía ya con sus imágenes en mi mente siguiéndome a todas partes, viendo su cara en cuanta rubia miraba y viendo ese triangulito de tela en cuanta falda se me atravesaba en la vía. En las noches tenía que hacerme una paja para poder dormir tranquilo ya estaba por empezar a comprar pastillas para dormir, pero había descubierto algo más, los sueños eróticos.
Más de una vez desperté con erecciones monstruosas y dolorosas, todo mojado y con eyaculaciones nocturnas, sacando cálculos ya tenía como 4 semanas que no estaba con alguien así que debía buscar la manera de encontrar una pareja temporal.
La primera semana pasó sin mucho que contar, buscaba hacer mucho trabajo extra para quitarme los pensamientos de Isabella que abrumaban cada vez más mi atormentada cabeza, y la segunda semana fue terrible, no veía la hora de que terminara el castigo de la niña y cuando me sorprendía con este pensamiento me recriminaba mucho por eso.
Un día muy cansado del trabajo y bastante despejado entré en el restaurante, tenía mucha hambre y era tarde, cerca de las 10 de la noche pensé que ella no estaría allí así que no habría problemas.
Me senté en una de las mesas más alejadas de la barra y pedí una cerveza y la carta.
En vez de una cerveza vino un whiskey en las rocas, según el mesonero mandado por Don Salvatore, levanté la cabeza buscando la caja y allí estaba asentando con la cabeza y respondí de la misma manera levantando el vaso.
Estaba comiendo una rica Pasta Al´Filetto cuando alguien súbitamente se sentó en la silla de en frente, era ella, casi me atraganto con un bocado.
Allí estaba hermosa con sus intensos ojos azules y sus pecas sonriendo maliciosamente, tenía una blusa blanca bastante escotada en forma de V donde muchas pecas se dejaban ver, en el vértice inferior de la blusa se podía ver la unión de su blanco brassiere, y supe que un nuevo elemento iba a atormentarme las noches, sus senos. Eran medianos y tenía los pezones erectos y fácilmente se marcaban en su blusa
-Hola director.
-Buenas noches señorita.
-Hace días que no lo veía por aquí, ¿mucho trabajo en el colegio?
-Si bastante.
-No me ha extrañado?
-No. le dije, agachando la cabeza para seguir comiendo.
-En serio?
-Señorita por favor, no empiece con su juego
-Cual juego dijo ella interrumpiéndome.
No quise responder y dar a entender algo que no debía, luego de unos segundos un movimiento de ella llamó mi atención, se había recostado con un codo en la mesa dejando que su cabellera rubia cayera sobre su brazo izquierdo, miré. Ella me miraba con su cabeza apoyada en su mano izquierda y con un dedo de la mano derecha se había jalado la blusa y el sostén lo suficiente como para que el rozado y excitado pezón quedara al descubierto.
Casi me atraganto con la comida y tosí muy fuerte, toda la comida que tenía en la boca fue a parar por toda la mesa y sobre ella, su cara, cabello, pecho, blusa en fin la bañé en comida. Ella estalló de risa soltando su blusa mientras me llevaba a la boca una copa de agua para aliviar mi tos.
Con los ojos aguados sentía que la cara me hervía, me tragué la copa de agua de un solo trago, por un momento me provocó reírme, pero no podía hacerlo, no debía. Miré hacía todos lados y una que otra personas nos daba una mirada pasajera, y justo me topé con Don Salvatore que se acercaba a mi mesa en ese instante.
-Buenas noches Marcos.
-Buenas noches, -le dije con voz muy ronca producto del atragantamiento que acababa de tener y sonándome la garganta forzando a sacar algún resto de comida alojada en mi traquea.
-Ya le pido un poco de agua. A la vez que se volteaba y llamaba a un mesonero para que trajera más agua.
En ese momento volteo a ver a Isabella con una mirada de rabia y quien aprovechando que su padre esta mirando en otra dirección, toma un poco de la comida que había caído en su pecho con uno de sus dedos y se la lleva a su boca, se mete el dedo entero con resto de comida y lo chupa de manera muy insinuante, tanto que me sorprendí por el brinco que pegó mi sexo, que en menos de 5 segundos estaba duro como una piedra y nuevamente maldije estar usando los boxers.
Don Salvatore se sienta con nosotros en la mesa y empieza a hablar de los días que no me veía por el restaurante y de su hija, de lo bella que es y de lo mucho que lo ayuda, también habla de que ella no ha dejado de estudiar pese a no asistir a clase, las amigas le traen los deberes y el material que han venido dando.
Justo cuando empiezo a beber agua que trajo el mesonero, ella coloca no uno, si no los dos pies sobre mi sexo debajo de la mesa, nuevamente vuelvo a toser, pero esta vez salpico a todos en la mesa con el agua. Ella estalla en risas otra vez y Don Salvatore me dice que beba más despacio.
Se me quitó el hambre del tiro, Don Salvatore hablándome de su hija, yo tratando de no mirarla mientras sus dos pies me dan un masaje sobre mi sexo, pensaba en el grado de locura en lo que se estaba convirtiendo aquella situación sobre la mesa, y agradecí por un momento el mantel de las mesas.
No le estaba prestando atención a lo que el Don me decía, desee por un momento que algo se empezara a quemar en aquel restaurante, para poder salir corriendo con la gente y sin que esta se diera cuenta de mi erección.
Estaba sudando, tenía la cara roja y Don Salvatore Mandó a que bajaran más la temperatura del aire. Una risa nerviosa se dibujaba en mi rostro a veces, y responder con "aja", "si", "le entiendo" a el Don, por un momento pensé que este viejo o se hacía el tonto o era tremendo guevón que no sé daba cuenta de lo que bajo la mesa pasaba.
Aquella niña me estaba haciendo un masaje impresionante con sus pies en mi sexo, podía sentir incluso que me estaba pajeando sobre el suave pantalón y la débil tela del boxers y en cualquier momento iba a explotar.
Pensado y hecho, tuve que toser nuevamente para disimular los espasmos de mi orgasmo a manos o mejor dicho pies de esta niña, era el colmo, y ella lo estaba disfrutando con su sonrisa.
Don salvatore me pregunta si me siento bien, muy bien diría yo, le digo que no y que por favor me traiga la cuenta, debía irme antes de que mi corrida impregnara el pantalón y sea más que evidente la mancha húmeda, Don Salvatore me dice que la comida va por la casa, apenadamente le agradecí, no me iba aponer a discutir su deseo en ese momento y al sentir que mi erección desaparecía me levanté, y de pie me despedí cortésmente de Don salvatore y de la "niña" quien tenía una cara de satisfacción de puta madre.
Salí casi corriendo del restaurante directo a el hotel, pensando en como es posible que esta niña me ponga en tales aprietos, sentía que estaba perdiendo el control y eso no puede suceder, no entendía como era posible. En mi habitación vi el desastre en mis pantalones y mi boxers, mi acabada había sido abundante, pensé que al menos no tendría que masturbarme nuevamente esa noche.
Pero cuan equivocado estaba, aquella noche un nuevo elemento había invadido mi mente, un pezón pequeño, rosado, erecto y rodeado de pecas en un seno blanco y firme no me dejaron dormir tranquilo y una nueva paja ayudó nuevamente a conciliar el sueño.
El domingo no salí de la habitación, mirando tv pasé el día y pidiendo comida a domicilio y pesando en la niña, el próximo fin de semana no me quedaría, iría a mi ciudad el viernes en la noche y regresaría el domingo en la noche, no podía permitir que otro incidente así se presentara.
La semana siguiente fue una tortura, no podía quitarme esa niña y "sus partes" de mi mente, evitaba pasar por la acera del restaurante, pero el día jueves salí un poco más temprano, me sorprendió ver aun a la secretaria en su escritorio, me dijo que tenía que organizar unas cosas y me fui, como venia haciendo una cuadra antes del hotel crucé la acera y así evitar el restaurante, para mi sorpresa Don Salvatore estaba en la puerta y me llamó a toda voz, lo saludé con la mano pretendiendo continuar, pero él intento cruzar la calle para alcanzarme, así que no me quedó más remedio que ir con él hasta el restaurante.
Allí en la puerta me invitó a tomarme un trago, y le dije solo si no me lo daba gratis, el no insistió y entramos, esta vez me dirigí a la barra y me senté en el banco más cercano a la caja, le ordenó a Germán que me sirviera un Etiqueta Negra mientras el atendía un momento la caja. Luego hablé con el y con Germán sobre trivialidades, me contaron unos chistes sobre casos ocurrido en el restaurante muy cómicos, otros trágicos y de cómo había sobrevivido a una época muy dura.
Eran casi las 9 de la noche y los tragos hace rato me tenía al borde de la borrachera, estaba bastante ebrio cuando ella hizo acto de presencia, me alegré como un niño al verla, ella se me acercó y me saludó con un beso en la mejilla muy cerca de los labios a la vez que me agarraba una de las nalgas y me la apretaba con fuerza, eso me pareció solo osado, pero me gustó, tanto que mi sexo dio un brinco violento y no pude más que reírme nerviosamente.
Los demás rieron pero yo no sabía por qué, así que me contagie de la risa y terminamos casi todos con sendas carcajadas que retumbaban en el restaurante, un minuto de lucidez me dijo que no debía quedarme, en mi estado y menos con ella allí.
Le pedí a Germán la cuenta y me dijo que esta vez iba por su cuenta, miré a Don Salvatore con cara de pocos amigos y este riendo me dijo que no me lo estaba dejando gratis que Germán estaba pagando, sabia que no era así pero necesitaba irme cuanto antes.
Don Salvatore le dijo a su hija que me acompañara al hotel, le dije que no había ningún problema que podía llegar, que el hotel estaba al lado cruzando el callejón, el viejo terco como una mula insistió y no me quedó más remedio que aceptar, aunque gran parte de mi así lo quería, ella me tomó del brazo como si estuviera guiándome y procedimos a salir.
Ya fuera del restaurante ella se pegó más a mí y no pude evitar pasar un brazo detrás de ella y tomarla por la cintura, en menos de 20 segundos estábamos entrando al hotel, ella saludó muy alegremente a la señora que estaba detrás de la recepción y entramos en el viejo elevador que tenía las puertas abiertas.
Apenas se cerraron las puertas, ella se me pegó de frente y me plantó un beso salvaje, pude sentir su larga lengua hurgando dentro de mi boca y la mía respondiendo a la vez que trataba de separarla de mi diciéndole que no, que parara. Ella se separó de mi y mirándome me dijo tu dices que no, pero esto dice que si, a la vez que tomaba mi sexo erecto sobre el pantalón.
Salimos del ascensor y ella casi que me arrastró a la habitación, yo no quería entrar, pero ella buscó las llaves en mis bolsillos abrió la puerta y me empujó dentro, recordé esos "no, pero si" de las mujeres, pues así me estaba comportando, en mi débil lucidez solo atinaba a decir no.
Ella cerró tras de si la puerta y me llevó a la cama, me sentó y ella se quedó de pie frente a mí dejando su ombligo a la altura de mis ojos, solo en ese momento reparé en lo que tenía puesto, una blusita corta de color rojo que dejaba su ombligo afuera y una falda blanca de jeans pegadita, vaya tetas que se le veían pensé y me sorprendí por mi pensamiento vulgar y morboso, pero solo atiné a reír a la vez que ella empezaba a moverse cadenciosamente.
Al diablo pensé por un momento y colocando los brazos hacía atrás me apoyé en ello y me dispuse a ver el show que se avecinaba, ella se acercó a mí y apoyando sus rodillas a cada lado de mis piernas sobre la cama procedió a besarme, me dejé caer sobre la cama y llevé mis manos a sus duras nalgas sin pensarlo dos veces.
Nuestras bocas, se enredaron en un beso húmedo y salvaje, mis manos me estaban llevando a la locura colándose bajo la falda pude sentir lo duro y firme que tenía las nalgas, mi sexo estaba cincelando el suyo sobre la ropa y ella se movía al ritmo que yo le imponía con mis manos.
No sé cuanto tiempo estuvimos así, pero al momento de tocar su sexo sobre la empapada tela ella pegó un brinco y levantándose, me dijo que su papa la estaba esperando, se acomodó el cabello con las manos y se fue dejándome, perplejo, agitado y excitado con el tronco tieso mirando como se cerraba la puerta tras de si.
Por un momento pensé y dije gracias a dios fue lo mejor y me quedé acostado en la cama de ese mismo modo, no me importó la erección y así me dormí.
Ese viernes me desperté como últimamente lo venia haciendo, con una erección. Ir al baño a orinar se estaba convirtiendo en una tortura y terminaba orinando forzadamente en la bañera, y luego así bajaba la erección, mi día fue patético, no quería ver a nadie, aun así tuve a varios chicos de tercer año que le habían hecho una travesura a una alumna y fui duro con ellos al suspenderlos por una semana.
Ese día me quedé más tarde que nunca, se me había olvidado la resolución de irme ese día en la noche a mi ciudad, en autobús y pensaba traerme el carro, pero aun no tenía una habitación fija así que me prometí la semana siguiente buscar una para poder traérmelo.
Llamé un servicio de taxi, a pesar de que estaba a unos 15 minutos caminado, no quería pasar frente al restaurante esa noche.
A los tres minutos estaba entrando al hotel, la recepcionista no estaba en su puesto en ese momento, así que entré a la recepción y tomé la llave de mi habitación que la había dejado por ser día de limpieza. al entrar en mi habitación encendí la luz ¿y cual es mi sorpresa? Isabella estaba sentada en la cama.
-Tú estas loca o qué?
-Si, tú me traes loca.
-Por dios Isabella, sabes muy bien que esto no puede pasar. mientras me asomaba por la ventana a ver si alguien en los edificios aledaños estaban viendo hacía acá, paso mi mirada por el restaurante y allí esta Don Salvatore, hablando con alguien, y cerré la ventana.
-Por que?
-Como que por qué?, simplemente no está bien soy tu director, eres una alumna del colegio que dirijo, eres menor de edad, te doblo la edad, puedo ir preso
-Yo no pienso decir nada, y tu?
-No si No , dios! No sé trata de decirlo, es que no puede pasar, si alguien se entera se acabó mi carrera y mi vida en libertad. Por un momento me pareció como que lo estaba considerando y me pareció una locura. Entiende Isabella, esto no puede pasar.- le dije más calmado.
Ella notó mi debilidad, se puso de pie y se acercó a mí, tenía una franela azul claro y un pantalón de algodón tipo deportivo, sus ojos estaban fijos en mi boca que quedaban al mismo nivel, se detuvo al sentir sus senos tocar mi pecho y acercar lo más posible su boca a la mía, a solo milímetros, podía sentir su calor en mis labios.
-Aquí me tienes muy cerca, estoy excitada y te deseo, desde que te vi en el auditórium del colegio me gustaste, te miré cada día en tus recorridos por el Colegio, y muchas veces pasé frente a ti, pero era ignorada por completo, nunca pusiste un ojo sobre mi y eso me hizo desearte más. Aun después de habernos visto en el restaurante varias veces, seguí siendo ignorada por ti en el colegio, entonces decidí tomar las riendas y por eso cometí la tercera falta. El resto lo sabes entonces aquí estamos puede pasar lo que quieras o queramos, nadie tiene por que saberlo, yo no lo pienso decir, dentro de tres meses me gradúo y voy a viajar al extranjero a estudiar, no me verás más. Tú seguirás siendo el director del colegio y guardaras esta traviesa aventura solo para ti, así como yo la guardaré para mí, así que tenemos tres meses para hacer lo que deseamos.
Entonces pasó su lengua sobre mis labios, y allí mandé todo al carajo, la tomé entre mis brazos y la abracé fuertemente mientras nos comíamos literalmente a besos, mis manos fueron directo a sus duras nalgas y ella también a las mías, nuestra respiración nasal era violenta y empujaba su sexo contra el mío, y ella se hincaba más mi sexo sobre el suyo.
Nos fuimos caminando hasta la cama y allí de pie empecé a desnudarla, ella hacía lo mismo conmigo, parecíamos un par de locos desesperados, yo terminé arrancándome la camisa haciendo volar los botones mientras ella abría mi pantalón y dejarlo caer en el piso. Yo termine de bajarme el boxers a la vez que ella se deshacía de su bra y su tanga.
Vaya preciosura, llena de pecas y cubierta de una fina vellosidad por casi todo su cuerpo que la hacían verse espectacular, sus senos se veían espectaculares y su sexo cubierto de finos y escasos pelitos amarillos, era para alucinar nunca había tenido algo tan bello a mi merced, nos volvimos a besar como locos, mis manos fueron directo a sus nalgas donde apreté con fuerza sacándole gemidos a su boca en mi boca.
Mi mano hurgó su ano y la otra su sexo desde atrás, estaba empapada en jugos, sus manos me recorrían la espalda y mi sexo se hacía presión sobre su pubis y parte de su abdomen, me separé por un momento y la recosté en la cama, aun en mi mente había una pequeña lucha con mi conciencia, pero era insignificante.
En la cama me comí sus senos, duros y suaves, los pezones los apretaba con ambas manos a la vez que los chupaba, lamía y mordisqueaba, ella me fue empujando hacía abajo, hacía su sexo, lamí sus pelitos, besé sus piernas, mordisqueé la parte interna de sus muslos donde estaba el lunar y lamí sus pliegues, y saboreé sus jugos y me los bebí.
Mi lengua invadió esa estrecha gruta, algo más estrecha de lo normal pensé, acerqué mi mano y metí un dedo lentamente y me topé con un himen aun intacto.
-Eres virgen! ¿Por que no me lo dijiste?
-Por que hubieras puesto más peros. A vez que con sus manos tomaba mi cabeza y la empujaba contra su sexo.
Seguí lamiendo y chupando su sexo, tenía los labios menores muy finos y pequeños casi inexistentes y un diminuto clítoris, procedí a chuparlo mientras un dedo entraba y salir de su gruta y otro dedo hurgaba la entrada de su ano empapado en los flujos que bajaban de su vagina.
La sentí retorcerse alcanzando un violento orgasmo que del tiro se sentó con espasmos en sus piernas, ella me jaló por los cabellos y me besó fúricamente lamiendo todos los jugos de mi boca.
Ella me hizo girar en la cama y quedé boca arriba ella se acomodó sobre mí y me empezó a besar el cuello, lamió un poco mis tetillas, deseaba que me las chupara fuertemente y me las mordiera, pero aceptando su supuesta inexperiencia la dejé seguir.
Ella llegó rápidamente a mi sexo, y sin mucho preámbulo procedió a metérselo en la boca, tomé una de sus manos y se la coloqué sobre el tallo, para que la siguieran en la mamada sobre mi sexo, obviamente era novata pero las ganas que le estaba poniendo me estaba llevando rápidamente al orgasmo.
La visión de su culo en pompa aceleró mi acabada, no le quise decir que estaba a punto y poniendo mi mano sobre su cabeza la hice que se la metiera un poco más adentro, justo a tiempo para acabar dentro de su boca más específicamente en su garganta, ella al sentir mis disparos cerró con fuerza sus ojos y aguantó hasta la última gota.
Ella me vio con mala cara por un momento, pero siguió chupando y lamiendo mi ya no tan erecto miembro.
Jugando con su mano con mi flácido miembro, me sonreía maliciosamente. Entonces se puso de pie y se dirigió a la neverita de donde sacó dos copas que antes no estaban allí, y una botella de vino champáñizado que tampoco existía antes, la visión de sus nalgas desnudas, su cinturita, sus musculosas y torneadas piernas y su rubia cabellera sobre su desnuda espalda mientras servía las copas, hicieron que mi sexo se pusiera en pie de guerra nuevamente.
Ella me dio una copa y sentándose a mi lado brindamos por lo que se avecinaba, me jalé la copa de una vez, no quería esperar mucho, mientras ella bebía lentamente sonriendo y mirándome con esos profundos ojos azules, luego que ella terminó, puso las copas en la mesita de noche y se acostó sobre mi besándome apasionadamente, se restregaba sobre mi cuerpo con mucha cadencia.
No sé cuanto tiempo teníamos besándonos pero algo no estaba bien, me empecé a sentir somnoliento, muy somnoliento entonces ella se dio cuenta de mi actitud y se paró de la cama, tomó su ropa y se fue al baño, quise moverme y decir algo pero me fui quedando dormido casi inmediatamente.
Desperté en una habitación blanca, estaba amarrado a una cama de hospital y algo que parecía una pelota puesto en la boca no me dejaba hablar, aun me sentía con sueño pero ya estaba bien despierto, miré a los lados y vi que la habitación era muy pulcra, había una mesa de un lado con cosas encima y tapadas por una tela blanca, al lado habían unas cavas, del otro lado de la habitación una tina estaba llena de hielo, habían unas batas colgadas en la pared, entonces alguien entró en la habitación, era un doctor, en bata verde con la cara cubierta con el tapaboca y el gorro. Empecé a gritar pero mis gritos no salían de mi boca y a moverme en la cama, el me miró y se acercó a mi sacando una inyectadora en de uno de sus bolsillos, al ver la aguja gotear empecé a agitarme fuertemente en la cama, si no me quedaba quieto no me podría inyectar pensé y así ganaría algo de tiempo, para que? No sé, pero sentía que tenía que hacerlo.
Entonces tomó una vía intravenosa que ya tenía colocada en el brazo derecho y procedió a inyectarme, me quedé quieto resignado y mirando al doctor preguntándole con los ojos ¿por qué?, él evitó mirarme a la vez que retiraba la jeringa vacía de la vía.
En eso entró Martina mi secretaria vestida de enfermera, la miré con los mismos ojos, no pude expresar sorpresa por más que la sentía, y me fui quedando dormido inmediatamente a la vez que todo me daba vueltas.
Nuevamente en la habitación de hospital trate de pensar ¿qué me habían hecho?, ¿por que estaba así?, ¿desde cuando estaba allí? Y sobre todo ¿que tenían Martina e Isabella que ver en eso?, nuevamente me dio sueño.
Ruido de gente caminando me hizo despertar, había más claridad tras las cortinas, escuchaba más claro otros pitidos parecidos al de la maquina a mi lado, cosas que se movían carritos rodando con objetos, intenté moverme pero no pude, no sentía nada no podía mover la cabeza solo los ojos, el cubo atravesado en la garganta no me dejaba decir nada, miré hacía mi lado derecho y vi que la botella de suero que colgaba estaba vacía, luego de un rato sin que nadie se acercara me volví a quedar dormido.
Nuevamente despierto por que escucho ruidos cerca de mí, una enfermera estaba cambiando la botella de suero, al ver que yo estaba despierto y mirándola me sonrió y salió dejando parte de la cortina abierta, por un rato pude ver la gente que pasaba de un lado para otros, generalmente enfermeras.
Al rato volvió la misma enfermera con un doctor. El doctor me dio una leve sonrisa, y se presentó:
-Soy el doctor Alberto Obreman, y soy quien esta a cargo de usted desde que fue traído hace aproximadamente 44 días, si me entiende parpadee una vez, entendido.
-Si,-fue mi respuesta con mis parpados.
-Bien, usted se llama Marcos Guevara?
-Si.
-Ok, le voy a explicar su estado y como llegó hasta aquí, le voy a hablar claro y en términos que usted pueda entender y luego en la tarde vendrá un oficial de la policía a hablar con usted para que le pueda aclarar que fue lo que pasó antes.
-Si.
-Bien, señor Marcos, usted llegó en estado de coma al hospital el 9 de abril hace 44 días y como le dije anteriormente tenía un coma diabético, que estaba complicado por infección en la sangre e infección en su zona abdominal, debido a que varios de sus órganos le fueron extraídos, a usted se le extrajo más de la mitad de los intestinos tanto grueso como delgado, los dos riñones, el páncreas y el 70% de su hígado, le fue removido, su condición era muy critica y aun lo es, es sorprendente como es que ha sobrevivido al coma diabético, al momento de ingresar sus niveles de glucosa superaban los 700UI en casi todos los casos es mortal, otro en su estado no hubiera llegado vivo al hospital. De inmediato procedimos a bajar el azúcar de su cuerpo para poder operarlo, logrado esto procedimos a operarlo, para quitar órganos infectados y proceder a colocarles los tubos para la Diálisis y ahora esta siendo constantemente dializado, ya su hígado ha mejorado en un 40% aproximadamente y esta produciendo azúcar y a falta de páncreas se le ha estado suministrando insulina en pequeñas cantidades continuamente, el coma diabético parece haber afectado varias zonas del cerebro, por eso no debe sentir los brazos y las piernas, ya que lo he estado pinchando y no he notado reacción alguna desde que llegué confirmando nuestras sospechas, pese a que parte de su medula ósea en los fémures les fue extraída casi por completo los fémures presentan infartos, pero para ser sincero no los va a necesitar más, si usted sobrevive al menos un mes más podrá salir pero en silla de ruedas, irá perdiendo paulatinamente la vista a causa de la diabetes y su circulación se irá deteriorando, además será completamente dependiente de una maquina de diálisis hasta que alguien done un riñón y/o un páncreas y en su caso es muy difícil, verá, usted tiene un tipo sanguíneo difícil, usted puede donar a todo el mundo, pero a usted solo le puede donar alguien con su mismo tipo de sangre y de todo los tipos sanguíneos el suyo representa solo el uno por ciento, esto supongo que ya lo sabía, pues bien, igual pasa con los órganos solo podrá donarle alguien con su mismo tipo de sangre, mientras, estamos haciendo todo lo posible por su recuperación, el coma también afectó la actividad pulmonar, al momento de su llegada difícilmente respiraba y durante la operación sufrió un paro pulmonar del que no sé pudo recuperar, por eso el respirador, al salir de aquí me temo que también dependerá de un respirador artificial ya que sus pulmones tampoco funcionaran, el corazón se encuentra en perfecto estado, al igual que el resto de los demás órganos que aun presentan funciones normales, incluidos los intestinos restantes, su sistema digestivo esta bien por ahora, así que podrá comer cuando salga de aquí, ya que las funciones de su cabeza están en perfecto estado, podrá hablar, pero solo hasta que le hagamos una traqueotomía para que pueda respirar, comer pero sin el tubo en la boca, y no podrá hablar y eso lo haremos al estar seguros de que su recuperación ha sido suficiente como para salir de aquí de hospital. ¿Ha entendido usted todo lo que le he dicho?
No pude expresar más que las lagrimas que desde hace rato corrían por mis mejillas.
-Ya mandé a llamar algunos familiares que aun están en la ciudad y deben estar llegando en media hora o una hora cuando mucho, estaré pasando por aquí cada hora y en las noches el doctor de turno hará lo mismo, lo dejo por ahora y no vemos en un rato para prepararlo para una tomografía ahora que esta despierto y ver como ha reaccionado su cerebro, vendrá un neurocirujano a hablar con usted antes de prepararlo para la tomografía. Hasta luego señor Marcos.
Lloré por un rato, y en mi mente no dejaba de pensar en como era posible, ¿Por que yo? ¿Todo por que? Necesitaba una explicación, lo que más me dolía era la vida que ya no tendría, no podría imaginarme la vida en una silla de ruedas sin poder mover alguno de mis miembros, eso no seria vida, pensé en mi madre que seguro estaba en la ciudad y en lo mal que debe estar pasando.
La explicación llegaría más rápido de lo que esperaba, alguien llegó y corrió las cortinas era una enfermera de ojos azules muy profundo, con un tapaboca, ella debió entender mi expresión de terror en los ojos, así que rápidamente se acercó a mí y me dijo:
-¿Quiere una explicación verdad? Pues se la voy a dar y luego usted decidirá si quiere seguir vivo, ¿me entiende?
Era mi secretaria nuevamente, y mi pavor fue tal, que lo pensé unos segundos antes de afirmar con la respectiva señal de los parpados, necesitaba saber porqué.
-Bien Director, mi nombre completo es Martina Verona, soy hermana de la madre de Isabella, hace 4 meses ella sufrió un atraco y al resistirse los delincuente le dieron varios tiros en su abdomen, dañando severamente varios órganos, pero en vista de su extraño grupo sanguíneo, no era posible recibir órganos al menos en un año y únicamente si corría con suerte, su salud se estaba deteriorando rápidamente, así que necesitábamos un donante inmediatamente, coincidencialmente el director anterior a usted poseía ese mismo tipo de sangre, pero al morir nos dimos cuenta no era posible usar sus órganos ya que era donante voluntario, y por mala suerte estaba presentando metástasis por el cáncer en los pulmones que lo había matado, entonces llegó usted como enviado del cielo, el día que me dio todos sus recaudos pude ver coincidencialmente que era del mismo tipo de sangre y tres años menor que ella, y nuevamente las esperanzas aumentaron considerablemente, ya que usted era evidentemente más joven y no fuma y por lo que veo muy fuerte ya que ha sobrevivido. Como le decía, se hicieron nuevamente los preparativos para operar la mi hermana y volvimos a traer de Brasil al doctor que antes había intentado operar al otro director, y entonces llevamos a cabo un plan que incluía a mi sobrina como protagonista, los pormenores con ella creo que los recuerda muy bien. Después que usted se "durmió" ese día con ella, Salvatore, Germán, Carmen la recepcionista que por cierto es la esposa de Germán, Isabella y yo lo sacamos por la puerta del estacionamiento del hotel y lo llevamos a casa de Salvatore donde iba a ser operado y donde inmediatamente se haría el transplante. Luego de operarlo a usted lo dejamos en su habitación en el hotel nuevamente en la bañera con mucho hielo para que el frío lo mantuviera vivo por lo menos un día más gracias a la hipotermia, pero Isabella no soportó dejarlo así allí a que muriera, parece que siente algo por usted y desde un teléfono público realizó una llamada anónima donde anunciaba el estado en el que se encontraba y donde se encontraba, poniendo en peligro a Carmen, pero luego de muchos días de investigación policial ella ha quedado libre de sospechas, al fin y al cabo que nunca estuvo ese día en su habitación y solo nos proporcionó copias de las llaves del portón del estacionamiento. Por ahora mi hermana esta en rápida recuperación, hasta ahora su organismo a aceptado muy bien sus riñones, su páncreas, hígado y sus intestinos, se preguntará que pasó con la medula ósea, que extrajimos de sus fémures, pues fue un regalo para el doctor quien las necesitaba. Como verá esas fueron las razones de por que hicimos lo que hicimos, no fue fácil tomar esa decisión pero se tomó y la tomaríamos nuevamente de volver a presentarse algo así en nuestra familia. Ahora como le dijo el doctor hace rato, pese a lo que pueda suceder en su recuperación, usted dirá si quiere seguir viviendo en las condiciones que el Dr. le dijo viviría si lograba salir de aquí o lo libero de una sola vez de ese sufrimiento?
Nuevamente estaba llorando y asentí lentamente, ya nada podía hacer, y creo que aunque hubiera dicho no ella iba dispuesta a matarme, y realmente no soportaría esa vida que me esperaba si salía del hospital, siendo una carga para mi madre, ella no esta en condiciones de cuidarme y sería altamente costoso, para ella. Al morir yo la única beneficiaria de mi seguro de vida sería ella.
-Bien, le voy a inyectar Spieghelina en la vía intravenosa, es una sustancia Alcaloide extraída de una planta de Panamá, suministrada por el Dr. Brasilero y que causará parálisis muscular, 4 gotas son suficientes para matar a una persona completamente sana en unos segundos, y en la autopsia si no sé busca específicamente esa sustancia no sé encuentra, así que es invisible, no sentirá dolor alguno y será rápido.
Ella introdujo su mano en uno de sus bolsillos y sacó un pequeña inyectadora, tomó la vía por donde se me suministraba el suero y procedió a inyectarme el veneno que acabaría con mi vida, mirándola fijamente el intenso azul de sus ojos y recordar a Isabella no pude más que soltar nuevas lagrimas, y en pocos momento empecé a sentir letargo muy rápidamente, ella procedió a secarme las lagrimas mientras cerraba los ojos, pero no pude cerrarlos más, quedando una fina hendidura, ella salió rápidamente por un lado de la cortina, no por donde entran todos y no la vi más, solo pude escuchar el continuo pitido de la maquina que monitoreaba mi corazón, luego pude escuchar y ver por la ranura de los ojos como algunas enfermeras llegaron y hacían todo lo posible por mantenerme con vida, de repente todo se fue escuchando cada vez más lejos hasta que no escuché nada más y lo último que recordé fue la cara de mi madre en un momento de mi infancia.