Azotada en una boda II

- Esclava, tienes un buen cuerpo para ser azotada.- Le dijo con autoridad- ahora vamos a palparlo antes que lo haga el látigo.

Azotada en una boda ( III)

La puerta se cerró tras Rosa. Escuchó girar la llave. Ella no podía ver pero  era un gran salón con chimenea, espejos, dos grandes llámparas , alfombras y tapices. Luis echó una mirada de complicidad con el encargado del hotel y este asintió. La soltaron las ataduras que mantenían unidas sus muñecas a la espalda y pasaron  a atarla a una de las argollas que sujetaba la lámpara. Estaba con los brazos estirados hacia arriba, tenía que mantenerse d e puntillas.

Luis fue el primero en examinarla adecuadamente, le paso los dedos de una mano por sus labios, luego por su espalda apenas en un roce llegando hasta sus nalgas, dibujo con el dedo círculos en ellas, luego pasó a la parte delantera rozando el cuello, el canalillo, los pechos, llegando hasta el ombligo, luego siguió por los muslos. Ella se retorcía apenas con el roce y se calentaba y excitaba más.

-          Esclava, tienes un buen cuerpo para ser azotada.- Le dijo con autoridad- ahora vamos a palparlo antes que lo haga el látigo.

Volvió a hacer el recorrido por su cuerpo, ya con las manos y sin tanta suavidad, magreando sus pechos, pellizcandolos, palpando y amasando su culo, dando sonoras palmadas en sus nalgas semidesnudas que se  oyeron en todo el recinto y arrancaron un pequeño gritito y respingo de la mujer. Cuando llegó al coño lo palpó descaradamente por fuera del tanga tomándolo con toda la mano, y haciendo presión con sus dedos. Comprobó con satisfacción que su víctima estaba chorreando.

Cedió su turno al resto de los asistentes que ordenadamente recorrieron al antojo de cada cual, el cuerpo exhibido y atado de aquella hembra deseable, de pechos cada vez más duros y turgentes y  un trasero espectacular. Fue lamida, sus pechos fueron chupados y mordidos sin la menor protesta de aquella mujer casada cada vez más metida en su papel de esclava que iba a ser azotada.

Luego empezó la flagelación,. El instrumento utilizado un látigo corto para perros, empezó a descargar sus mordeduras sobre el culo soberano de aquella señora. Aunque intentó no gritar , al poco se le escaparon los primeros chillidos porque el castigo se le aplicaba con dureza y sin contemplaciones.  Luis decidió que aunque era un sitio cerrado si continuaban los gritos podrían oirse desde el exterior y decidió que sería conveniente amordazarla. El marido de María decidió que nada mejor que introducirse su propio tanga en la boca y cerrarlo después con un esparadrapo.

El unico rastro de tela que le quedaba a la indefensa esclava le fue retirado e introducido en su boca, estaba empapado, olia y sabía a ella, a una perra caliente y en celo.

A pesar de lo poco que cubría aquella tela, la conciencia de su desnudez en ella y en los asistentes se hizo evidente. Su coño quedo al aire, apenas tapado por su vello rizado castaño. Siguieron azotes con la mano en su culo ya desnudo para anunciar que el castigo proseguiría y Luis en un arranque de maldad antes de continuar con el látigo la masturbó delante de todos hasta que de forma clamorosa se corrió ante todos los presentes. Fue el momento elegido para retirarle la venda y  hacerle más evidente su vergüenza y su condición, reflejada en el espejo, desnuda, con síntomas en el rostro de haber tenido un orgamo reciente , atada y ofrecida al cuero que iba a marcarle su cuerpo de zorra caliente desnuda.

Continuará.