Azhar
De como una joven se sacrifica por su madre llegando a formar un trio
AZAHAR
Soy una mujer de 49 años, y vivo en un país del golfo pérsico, y esta es mi historia.
Yo nací en Europa, mi madre, una joven guapa, de ojos azules y pelo rojizo, tonteaba con un muchacho de su pueblo, las tonterías y caricias del que creía su amor y la dejo embarazada con 15 años. A mi padre no lo conocí, cuando supo que mi madre estaba embarazada, desapareció. Para sus padres era una deshonra y tras dar a luz, la mandaron a la capital dándole un dinero para que pudiese vivir durante un tiempo, mientras no encontraba trabajo.
Alquilo un cuarto, donde poder cobijarnos, pidió trabajo en todas las puertas, trabajaba en lo que fuese, fregando escaleras, limpiando casas, en el mercado, en bares como camarera o pinche de cocina, céntimo que entraba en su bolsillo céntimo que ahorraba para estudiar, siempre estaba cargando con migo, ya que no le alcanzaba el dinero para pagar una guardería donde dejarme mientras trabajaba. Mi alimentación lo solucionaba con lo que conseguía de las propinas y de los comedores sociales.
Con mucho esfuerzo y sacrificio, consiguió, entrar en un Hotel de lujo en la capital, allí empezó como ayudante de cocina, después la ascendieron a camarera de planta y tras ocho años en el hotel fue ascendida a recepcionista, minuto que tenia libre, me lo dedicaba a mí, había conseguido que pudiese entrar en un colegio público, ya no vivíamos en el cuartucho que había alquilado, consiguió un pequeño apartamento de dos dormitorios con un comedor y baño, la cocina casi no la utilizábamos, ya que ella comía en el hotel y yo en el colegio o en comedores sociales, por las noches, me contaba historias inventadas de las personas que llegaban al hotel, de millonarios con sus grandes coches, de políticos, artistas, de señores de negocios de China o de países muy lejanos que llegaban con su sequito y le daban buenas propinas.
Un día me dijo que había llegado al hotel un señor muy rico de un país donde tienen mucho petróleo, y que iba vestido con unas túnicas muy bonitas y un pañuelo en la cabeza, que era muy guapo como si fuese un príncipe de los cuentos de Las Mil y una Noche. Y que al marcharse le dio una propina para ella sola de 500€, esa cantidad era la mitad de su sueldo, con ese dinero me compro unos vestidos y unos zapatos nuevos. El domingo que descansaba me llevo al parque a lucir mi vestido nuevo, nos divertimos mucho. Por aquel entonces yo ya tenía 7 años.
Habían transcurrido, dos años desde que me había comprado aquel vestido y un día, me trajo un nuevo vestido y un abrigo, le pregunte como había podido comprarme esa ropa, ya que el dinero que teníamos no era muy abundante que digamos, y me dijo:
- Te acuerdas de aquel señor que hace dos años vino, que era de un país árabe?
- Si, mamá, que te dio una propina y con ella me compraste el vestido y los zapatos.
- Pues ha vuelto, y cuando me vio en el hotel, me saludo muy atentamente, le di la suite, como la vez anterior, y al cabo de un rato de subir a su habitación, su secretario me entrego un sobre con 1.500€ y me dijo que era una gratificación para mí por mi buen hacer en el trabajo. Me quede con la boca abierta, no sabía que decir y cuando bajo, me dirigí a él para darle las gracias pero su secretario me dijo que no podía hablar con él si él no hablaba antes conmigo, le indique que lo único que quería era darle las gracias por su generosidad comunicándome que le trasladaría mis agradecimientos.
Durante ese mismo año, aquel señor, viajo en varias ocasiones a mi país, y siempre se hospedaba en el mismo hotel y siempre le dejaba un sobre a mi madre en agradecimiento de su buen hacer en su trabajo.
Al año siguiente, en uno de esos viajes, llamo a mi madre a su habitación, ella estaba temblando, no sabía para que le había llamado, cuando entro en la suite el estaba sentado en un sofá, mi madre se quedo de pie esperando las preguntas que le hiciese y poder contestarlas.
- Me llamo Kamil, y una de mis posesiones es este hotel soy el dueño y por lo tanto tu jefe.
Inmediatamente mi madre pensó que la iba a despedir, sus manos empezaron a sudar y su rostro palideció.
- Durante mis viajes he visto que eres una trabajadora muy eficiente y por eso te he estado premiando por ello, se que tienes una hija y que no estás casada, que vives en un pequeño apartamento y que a duras penas y con sacrificio llegas a fin de mes, se toda tu vida, y lo que has hecho por tu hija.
- A partir de mañana, te mudaras a una nueva vivienda con tu hija ya está todo dispuesto, no tienes que llevarte nada, únicamente aquellos objetos muy personales. Por el costo del piso no tienes que pagar nada es mío, tu recibirás un aumento de sueldo del 200% y cada vez que yo venga, tu estarás disponible como mi secretaria particular, acompañando a la persona que se te asigne, acompañándola en las compras y visitas por la ciudad, tu hija cambiara de colegio se te darán las instrucciones mas tardes con la llaves del piso, y tienes una semana de vacaciones para que reorganices tu nueva casa.
Mi madre según le iba indicando las variaciones en su vida, se echaba las manos a la boca, como queriendo tapar los gritos de alegría y los ojos comenzaban a tener un brillo especial motivado a las lagrimas que querían salir.
- Señor Kamil, yo no merezco todo eso, lo único que hice es cumplir con mi trabajo como mejor he podido, haciéndolo todo con alegría, por tener un trabajo y una hija, no sé cómo expresarle mi agradecimiento.
- No tienes que agradecerme nada, yo sé recompensar a mis trabajadores, ya te llamare si te necesito.
Salió de la suite llorando de alegría, no sabía a quién contárselo, esa nueva situación solamente la sabían el Sr. Kamil, ella y el director y gerente del hotel. Y sin pensarlo dos veces fue a verlo.
Llamo a la puerta de su despacho y tras oír la autorización para pasar entro.
- Sr. Thompson, acabo de estar con el Sr. Kamil y me dijo que...
- Se lo que te dijo, y mi en hora buena, ningún empleado de este hotel ha llegado tan alto en tan poco tiempo, el Sr. Kamil se fijo en ti el primer día que llego, mando averiguar todo sobre tu vida y esa es la recompensa por tu trabajo y esfuerzo, aquí tienes las llaves de tu nueva casa, la dirección del colegio para tu hija y tu nueva nomina con el aumento ordenado. Ahora, vete a buscar a tu hija y cuéntale lo que te ha pasado.
Cuando vi llegar a mi madre a buscarme al colegio, cosa que nunca hacia, por causa de su trabajo, me asuste, en un principio pensé que la habían despedido y que no quería asustarme, pero según se acercaba, note en su rostro más iluminado, lleno de alegría y sus bonitos ojos azules más brillantes, cuando llego a mi lado, me abrazo y se puso a llorar, me cogió de la mano y nos alejamos del colegio en dirección a un parque cercano, tras sentarnos en un banco me dijo:
- Azahar, se acabaron nuestras penas y estrecheces, me has subido el sueldo un 200%, me han dado un piso para vivir y no tendremos que pagar nada.
- Pero mamá, que ha pasado, porque todo eso.
- El Sr. Kamil, ese señor que siempre que viene me entregan un sobre, te acuerdas?
- Sí, que pasa.
- Ese señor es el dueño del hotel, desde el primer día que llego, se intereso por el personal y en especial por mí, por mi trabajo, como lo hacía y siempre con alegría, pues como premio me ha subido el sueldo, me manda a vivir a un piso que es suyo, sin pagar nada, me ha nombrado su secretaria particular para atender a la persona que me indiquen cada vez que venga y además a escogido un nuevo colegio para ti, dejas este colegio y entras en uno nuevo.
- Pero mamá, yo estoy contenta con este colegio, mis amigas vienen a este, allí no tengo amigas.
- No te preocupes hija, ya verás como pronto tendrás amigas, si quieres ahora vamos a comer a un restaurante y después vamos a ver el nuevo piso, tengo las llaves.
- Bueno, por un día que salgamos de la rutina comeremos las dos juntas.
Entramos en un restaurante, no era de 4 tenedores, no estábamos acostumbradas a muchos lujos, fuimos a uno más normal almorzamos una pizza para las dos y después yo tome una carne y mi madre un pescado, y de postre helado de chocolate.
Seguidamente fuimos a ver el piso, era en un barrio de clase media pero con unas comodidades que no teníamos, tres dormitorios, un amplio salón, una cocina con todos los electrodomésticos calefacción y agua caliente, teléfono TV, al abrir los armarios de las habitaciones, estaban llenos de ropa, en el dormitorio principal, ropa nueva para mi madre y en el segundo ropa para mi, toda la ropa era de su talla y la mía era un poco grande, pero muy bonita. Las estrecheces desaparecían de nuestras vidas, prometi a mi madre que cuando pudiese quería darle las gracias personalmente al Sr. Kamil