Azafata despechada IV
Bea empieza su vida sin Antonio.
Iberia me propuso empezar a hacer vuelos internacionales. Lo cierto es que era una ventaja ya que en vez de volar 4 días. Volando transoceánicamente solo hacia dos vuelos pero muy largos. Ganaba más por horas de vuelo trabajadas y en tres días o menos estaba de vuelta en casa.
Andrés consiguió que nuestro primer vuelo fuese juntos. Él había cambiado a este tipo de vuelo hacia un par de meses y la verdad es que estaba muy contento. Mi primer vuelo tenía como destino Panamá, una ciudad que solo había visitado de turista y por muy poco tiempo.
El vuelo fue muy tranquilo, la sobrecargo me situó en cola y aparte de servir bebidas a la gente que se pasaba por el galley a reclamarlas y de pasar le carrito con los auriculares, comida y cena, la cosa fue muy tranquila.
Aterrizamos en el Aeropuerto Internacional de Tocumen con 15 minutos de adelanto. Eran las nueve de la mañana en el país. Teníamos todo el día libre y el día siguiente salíamos a las 9 de la noche, por lo que iban a ser dos días tranquilos. La tripulación en vez de ser los seis de los vuelos en Europa, estaba compuesta por diez personas. Dos pilotos, una sobrecargo y siete azafatas.
Según las instrucciones de la compañía, en vez de ir a dormir como nos apetecía las chicas nos fuimos a la piscina del hotel. La media de las chicas en este tipo de viajes somos más mayores que en los vuelos nacionales. Hay que estar en la compañía por lo menos 10 años para este tipo de vuelo por lo que la mas joven suele tener 30 o 32 años. Andrés y su segundo fueron a la ciudad a hacer unas gestiones. A la hora de comer nos encontramos todos para comer en el restaurante del hotel. Todos volvimos a la piscina luchando contra el sueño, algo que es casi imposible. Andrés y yo salimos esa noche a cenar. Él quería que celebrásemos mi cambio de flota, me lo habían ofrecido el tema muchas veces pero finalmente me había decidido, tener a mi cargo tres críos hacia que las cosas cambiasen mucho.
El cansancio es algo extraño o te mata o desaparece y en esos momento y con unas copas dentro el cansancio había volado.
Bebimos como posesos y cambiando de bar en bar nos encontramos con su segundo. Roberto había salido con dos de la azafatas que se acababan de ir de vuelta al hotel. El chico tenia el cuerpo de jota y no quería volver a dormir. Se quedo con nosotros un buen rato. La verdad es que lo pasamos de fabula, conocía a Roberto de cuando entramos casi a la vez en la compañía. Reconozco que hace más de 10 años habíamos follado un par de veces en mi época loca. De eso ya muchos años.
- ¿cuál de los dos te apetece que te monte esta noche? - me dijo Andrés fruto del alcohol.
- ¡¡¡Tu!!!, ¿qué te has creído?
- Bueno, el chico esta por la labor, se le nota.
- Y a ti también se te nota.
- Ya, pero bueno, no es la primera vez que te veo cambiar de opinión sobre quien te la endiña en el último momento.
- Ya, pero eso siempre ha sido en el club de intercambios.
- Bueno, no me niegues que no te pone pensar que tienes a Roberto con ella morcillona.
- Claro que me pone, pero también me pone pensar que la tienes tu morcillona por mi.
Salimos del último bar y nos metimos en un taxi. Ambos se sentaron a cada lado mía en el asiento de atrás. Andrés empezó a tocarme la pierna y poco a poco fue subiendo su mano, Roberto con una borrachera que si le pillan en la empresa le ponen en la calle le imito. No sabía si quitársela a uno, a los dos o dejarme hacer. Cuando las dos manos se encontraron en mi coño abrir las piernas lo que me dejaba de espacio el coche y eche mi cabeza hacia detrás. Mis pezones se pusieron duros como una roca y ambos empezaron a masturbarme a dos manos. Era la típica escena en la que ambos se deberían reír, pero allí nadie se reía, todo el mundo estaba a lo que estaba. Incluido el taxista que de mirar por el retrovisor no se como nos deposito en el hotel sanos y salvos.
- A mi habitación – acerté a decir mientras me bajaba y colocaba mi vestido.
Entre la primera, me puse a cuatro patas sobre la camas y Andrés que ya era un experto en el tema puso su cara sobre mi coño y empezó a lamer. Roberto no se corto un pelo, se subió a la cama, saco su polla y sin ningún cuidado me la metió hasta las amígdalas.
No tardo mucho Andrés en sacarse su polla y metérmela de golpe en el culo. Manía que tenían últimamente mis amantes de ni siquiera dilatármelo, aunque he de reconocer que desde que Andrés me lo rompiera aquella noche con Juan se dilataba bastante sola al ver una polla cerca.
Roberto se había dejado caer hasta quedar tumbado debajo mío, lo que aproveche yo para dejar de chupar y pidiéndole permiso a Andrés endiñarme aquella gorda polla que hasta hace un momento había vibrado en mi boca. Roberto no se sorprendió cuando Andrés me la volvió a meter por el culo, se ve que los sándwiches son más habituales en esta compañía que lo que una puede pensar. Estaba empalada por los dos únicos hombres de la tripulación y me sentía triunfal al saber que yo había sido elegida por ellos dos para pasar la noche pudiendo seguro follarse a cualquiera de las otras 7 chicas.
Nos corrimos los tres a la vez entre gritos y lamentos de placer.
Como es habitual, tanto Roberto como Andrés recogieron sus ropas y se fueron a sus habitaciones. Dormí como una bendita.
El día pasó tranquilo. Salimos hacia el aeropuerto a las siete de la tarde después de un día de sol y baños. En esta ocasión yo iba en business con la sobrecargo. Llevábamos cuatro horas de vuelo cuando la sobrecargo me pidió que acudiese a la cabina pues el segundo iba a ir al baño.
- que fuerte lo de ayer ¿no? – le dije a Andrés.
- No me digas que no te gustó.
- Me encanto, y lo sabes, pero no lo esperaba.
- No me digas que no, se te veían unas ganas tremendas.
- Si, pero no quería ofenderte Andrés tu siempre serás mi primera opción por que yo se que yo soy la tuya.
- ¿Y única?
- Bueno tan única como yo a ti.
- ¿Has follado alguna vez en una cabina?.
- ¿En una cabina?, no. Si he follado en un baño de un avión cuando era jovencita y volvíamos de vacío después de dejar a un equipo de futbol en Londres, pero en la cabina no. Eso es una azaña – le dije mientras Roberto volvía a su puesto.
- Me dice Bea que nunca ha follado en una cabina – le dije Andrés a Roberto.
- Yo tampoco – dijo Roberto.
- ¿Tu tampoco? Joder, pensaba que todo piloto hecho y derecho había colado a una azafata en la cabina mientras el copi salía fuera a esperar.
- Creo Andrés que los 10 años anteriores a que yo entrase en la compañía debieron ser Sodoma y Gomorra j aja ja – le dije yo.
- Bueno, pues hoy va a ser tu día de suerte - dijo Andrés.
- Luz, perdona – contacto Roberto por el intertelefono dirigiéndose a la sobrecargo - ¿Estáis muy liados por ahí?
- No, toda mi clase duerme – se oyó a Luz comentar por el intercomunicador.
- Ok, estamos aquí de cháchara Andrés, Bea y yo. Si te hace falta la moza danos un toque – Luz no podía dejar su sección sola por lo que con esa llamada conseguía que no se preocupase por mi ausencia y se aseguraba que no se movía de allí y venia a buscarme.
Cuando me quise dar cuenta estaba a cuatro patas chupándole la polla a Andrés mientras Roberto intentaba soltarme el matapasiones para acceder a mi coño. No se si os habéis follado alguna vez a alguna de nosotras pero el uniforme de iberia incluye una camisa que se sujeta a modo de body con unos botones literalmente en el coño para que no se nos salga la camisa por fuera. Un coñazo para mear y un coñazo por lo que estaba viendo para follar en un espacio tan reducido.
Roberto soltó mi camisa por abajo y yo me solté los botones del pecho. Mientras se la chupaba y Roberto hurgaba en mi zona rosada Andrés me quito la camisa y yo me solté el sujetador para me lo sacase también. Roberto tiro de mi falda para abajo, bragas y media y así me quede a mis 42 años en pelotas por primera vez en la cabina de un avión.
Follamos de mil manera, me apoyaban contra el respaldo del asiento, contra la puerta contra el panel de mandos que afortunadamente iban en automático. No pudieron follarme a la vez pues no había sitio, pero me jodieron sin pausa durante más de tres horas cambiando uno y otro y descansando mientras el otro perforaba mis agujeros. El amanecer me sorprendió con la polla de Roberto en mi culo y yo apoyada sobre el tablero de mandos y mirando las estrellas. NO fue aquel el mejor orgasmo de mi vida, pero sin duda el más original.
Me arregle como pude, aunque olía a sexo que echaba para atrás, al salir Luz, que de tonta no tenia un pelo me dijo – vete al baño y aséate un poco que nos van a poner en la calle a todos como alguno de estos pijos sospeche algo - me dejo cortada pero seguí su consejo. El matapasiones, bragas y medias evitaban que mi coño y culo soltasen el olor a lefa que evidentemente tenia. Me lave la boca, manos cara, en fin, me deje bastante decente para haber sido follada como una adolescente por dos hombres en celo. Luz no volvió a comentar nada durante las dos horas que faltaban de vuelo.
En una de mis visitas a la cabina para llevar café a mis dos maños les dije
– luz se ha dado cuenta de todo
– Nos ha jodido, ¿te crees que es tonta? - me dijo Andrés.
– Que vergüenza dios, además como pase un parte nos pueden poner a los tres en la calle.
– Como pase un parte nos han jodido a los tres y seguramente a ella por como sobrecargo no pararlo, pero no te preocupes, buena ha sido la amiga Luz como para decir algo.
– ¿Luz?, pero si tiene pinta de reprimida.
– ¿Reprimida?, no dirías eso si hubiese oído chillar mientras veía amanecer en el mismo sitio y de las misma forma que lo has visto tu – aquello inundo mi coño no solo imaginando a Luz estampada contra el tablero sino que recordando como me había corrido yo con esa vista única.
Llegue a casa muerta descubriendo cual era el problema de esos viajes transoceánicos. Debía de pasar otro día de perros sin dormir para evitar el temible insomnio el resto de la semana.
Pase la mayoría del día masturbándome para matar el tiempo. Roberto me llamo para ver como estaba después de mi primer vuelo. Hablamos un rato en el que le di las gracias por todo. Le tuve que colgar por que Andrés estaba en ese momento comiéndome el coño y mis espasmos ya no dejaban que hablase con mucha congruencia. Roberto lo entendió.
Después de seis meses en la nueva flota y a punto de irme de vacaciones de verano me toco un vuelo a Miami. De nuevo todos en la tripulación nos conocíamos de otros viajes, pero realmente no habíamos intimado demasiado. A mi me toco en business en esta ocasión.
Como de costumbre y una vez los pasajeros se acomodaron en el avión procedimos a darles una copa de champán de bienvenida.
- ¿Bea?, ¿eres Bea la mujer de Antonio?
- Bueno, la exmujer.
- Ah vaya lo siento.
- Disculpa que no caiga como te llamas, me suena tu cara pero no te localizo realmente.
- Ja ja ja, no te preocupes, la verdad es que hace años que Antonio y yo no nos vemos, fuimos juntos a los jesuitas y además de el día de vuestra boda no se si nos hemos visto alguna vez más. Me imagino que no por que me acordaría. Me llamo Braulio
- Ah pues es de eso. Ya decía yo que te conocía de algo. ¿Y que haces?, ¿Vas a Miami de compras?, ¿Vacaciones?
- Bueno la verdad es que voy de negocios. Mañana tengo una reunión y vuelvo al día siguiente.
- Ósea que volvemos juntos. Me alegro mucho – la sobrecargo me estaba fulminando con la vista por pasar tanto tiempo con un solo pasajero.
Despegamos y pasamos a ofrecer bebidas. LA verdad es que primera y business son menos gente por lo que dan menos trabajo pero hay que atenderles muchas más veces. Cuando acabamos con las bebidas me senté con Maria, la sobrecargo en el galley.
- Ósea que conoces al director general.
- ¿Perdona?
- Si, ese cabrón acaba de ser contratado para darle una vuelta a la empresa y claro nunca se sabe que va a ser de nosotras, bueno de nosotras, los cabrones de los pilotos, la gente de handling, mostradores… en fin. Lio a la vista.
- ¿Braulio?, ¿Director general?, por lo visto es amigo de mi exmarido.
- Pues chica no se si eso es bueno o malo.
- Pues si son muy amigos que no lo sé. Malo.
Les dimos de cenar y cuando los pasajeros se dispusieron a ver un peli o dormir unas horas. Braulio apareció por el Galley donde yo leía un libro a la luz de una lámpara.
- Hola. ¿Molesto?
- Hombre, el director general – conteste.
- Joder, no se puede guardar un secreto en esta compañía por lo que veo.
- Ya ves. Según me han dicho te han contratado para darle una vuelta a todo eso.
- Bueno, ya veremos, por ahora no tengo ni idea. Te aseguro que no va a ser como lo que paso hace tres años en el que por lo visto hubo una sandría. Ya verás.
- ¿Y a que vas a Miami?. Si se puede preguntar.
- Claro que se puede. Tengo una reunión con la dirección del aeropuerto para negociar slots, precios, etc. Un rollo.
- ¿En que hotel te quedas?
- En el mismo que vosotros. Es el que usa la compañía.
- ¿En el mismo que nosotros?, pensé que la alta dirección iréis a hoteles mucho mejores.
- Bueno Bea, un hotel de 4 estrellas esta muy bien para quedarse. Cualquier compañía normal manda a sus directivos a dormir a hoteles de 4 estrellas muy justitas, bastante más baratos que los que os manda Iberia a vosotros que son siempre hoteles muy buenos y de baratos nada. Ir a hoteles de cinco estrellas debería estar solo reservados a quien se lo paga de sus propio bolsillo.
- Bueno, nosotros no dormimos en casa y tenemos que tener por lo menos lo que tenemos en casa.
- No me jodas, en un hotel de 4 estrellas tenéis cosas que no tenéis en vuestra casa. Generalmente en vuestras reclamaciones sobre hoteles suelen ser chorradas de personal mal acostumbrado. Pregunta en compañías americanas si les dan las chorradas que vosotros elegís.
- Bueno, ¿qué es de tu vida?.
- Pues poca cosa, currando currando y currando. Ahora por primera vez estoy en España en más de 15 años y aunque Iberia me esta matando estoy disfrutando mucho.
- ¿Y estas casado?
- J aja ja, no que va. No me ha dado tiempo. A estas cosas hay que ponerle corazón y yo se lo he puesto en otras cosas. ¿Y tu? ¿Qué pasó con Antonio?
- Bueno, que pille a tu amigo Antoñito con la polla dentro de la boca de su secretaria.
- ¡¡Antonio!!, ¿mi Antonio?, ¿el nuestro?. Pero si nunca se había comido un rosco. Se follaba a su secretaria… ¿de verdad?... impresionante – dijo alucinando.
- Pues si chico, no se si las ausencias, las compañías o yo que se, pero a estas alturas el tío se lo esta follando todo.
- Me dejas impresionando. En fin, un placer hablar contigo. A ver si nos vemos antes de volver - me dijo Braulio dirigiéndose a su asiento para dormir un poco.
Llegamos a Miami con el calor habitual pero con el cielo encapotado. La tripulación bajamos del avión y en una furgoneta nos llevaron al hotel. En la recepción cuando llegamos vi a Braulio dejar el check-in. Había llegado en taxi antes que nosotros – mira el pijo este, tanto venir a recortar gastos y se viene en taxi y no en la furgoneta junto a nosotros – dijo el comandante.
Como no hacia de piscina, cada uno de la tripulación hizo cosas por su cuenta. Yo me fui con una chica al Shopping Mall Dolphin donde nos pusimos hasta arriba de compras. Estuvimos todo el día hasta casi la hora de cenar. Vanessa era una chica muy simpática. Solterona tal y como se definía ella, pero yo creo que más bien soltera por gusto, lo digo por la ropa que se compró, los comentarios que hacían y lo que insistió en que entrásemos en un supersexshop. La verdad es que no es que haya entrado mucho en estos sitios en Madrid, pero aquello era sencillamente increíble.
- lo jodido de esto de ser azafata es que no puedes viajar con tus toys, y claro aunque aquí están muy bien de precio, no vas a comprar uno a cada sitio al que vas para luego dejarlas en el hotel.
- Ja j aja, imagínate si pudieses dejarlo en recepción para cuando vuelvas en un par de meses.
Llegamos al hotel y después de dejar las bolsas nos unimos a cenar con el resto de la tripulación. Braulio cenaba solo en otra mesa mientras leía unos papeles seguramente de trabajo. Nadie de nuestra mesa dijo nada aunque Vanessa me susurro – tiene un polvo- yo sonreí.
Después del café todo el mundo se retiro menos Vanessa y yo que no parábamos de rajar.
- ¿os puedo invitar a una copa? – nos dijo Braulio que se había acercado a nuestra mesa.
- Bueno, en teoría nosotras hoy no podemos beber, ya sabes 24 horas antes de volar.
- No os preocupéis, me parece que mañana puede haber sorpresas según me han dicho desde Madrid, aun así no os creáis que sois las primeras azafatas que conozco.
Nos tomamos una copa con él. La verdad es que Braulio explicaba sus ideas de una manera muy inteligente. Me imagino que si alguien normal comentase esas ideas cualquier progre o hubiese fulminado con la mirada, pero Braulio se explicaba con tanta corrección que hasta la idea más alejada de las mías se hacían lógicas.
- Pues no estoy de acuerdo que Grecia deba de pagar la deuda. Esa deuda fue asumida por partidos de derechas y socialistas pero no son deuda de Syriza ni de Tsipras – dijo Vanessa cuando ya llevaba dos copas.
- Bueno, te en cuenta que Franco cuando acabo la guerra civil se negó a pagar la deuda de la republica.
- Pero es que Paquito era un dictador – dije yo.
- Da igual – contesto - la deuda la asumió en su día el estado español, independientemente del régimen que había y por lo tanto es el estado español quien debe de pagar la deuda. Lo mismo pasa con Grecia, que tienen que pagar y no hacerse los suecos, griegos en este caso, no tiene discusión. Sobre los módicos plazos, esa es otra historia.
- Pero a Alemania se le perdono la deuda de la segunda guerra mundial.
- Cierto, desde luego, pero tenemos que pensar que todos los países ganadores, entre ellos España y no se por que España estaba en el grupo, perdono la deuda para evitar que volviese a pasar lo que genero la segunda guerra mundial, esto es el que Alemania, ósea el motor económico de Europa se veía aprisionada por las condiciones económicas que se le impusieron. Son casos distintos.
Bebimos seguramente más de la cuenta, pero no en exceso. Nos dirigimos los tres hacia el ascensor. Braulio se bajo en la segunda planta, nosotras seguimos hasta la cuarta planta.
- estoy por llamar a recepción para pedir su numero de habitación e ir y hacerle un favor – me dijo Vanessa chispeada.
- No digas tonterías Vane, que es el director general – le dije mirándole fijamente.
La verdad es que el chico no estaba mal, era guapo, culto y además era el jefe. Esa noche cuando me pasaba la ducha para lavarme el coño me paso por la cabeza el que me poseía con fuerza. La cosa quedo ahí pues estaba muerta.
A la mañana siguiente, llego la noticia. Había aviso de huracán por lo que el vuelo se suspendía. A media mañana llego la tripulación del vuelo que llegaba ese día, que era de los últimos aviones que entraban en el aeropuerto. Nos pasamos todo el día mirando por la ventana viendo como el mundo se caía sobre nuestras cabezas y como las palmeras de retorcían victimas del viento.
Cenamos las dos tripulaciones juntas. Braulio llego al restaurante cuando estábamos acabando. Cenó solo y leyendo de nuevo papeles de trabajo.
Vanessa y yo nos acercamos a su mesa.
- Ósea que ayer ya lo sabias.
- ¿El que?
- Lo del huracán.
- Si, me habían avisado desde Madrid.
- Bueno, ¿te podemos invitar a una copa nosotras esta noche?
- Si claro.
Estuvimos bebiendo un par de horas. A Vanessa le sonó el móvil. Miró la pantalla y se despidió de nosotros.
- joder ¿a quien conoce esta aquí?.
- Bueno, j aja ja, la chica creo que conoce a un piloto de la otra tripulación y me imagino que le habrá ofrecido una copa.
- Ya. ¿Es algo habitual?
- Bueno, es su tiempo libre.
- No, si no lo veo mal. Vanessa es una chica monísima y veo más que lógico que se de una alegría para el cuerpo de ve en cuando.
- Ayer, la tía quería pedir tu numero de habitación en recepción para hacerte una visita, pero le quite la idea de la cabeza.
- J aja, me hubiese quedado de piedra.
- Bueno, te aseguro que te hubiese quitado el tedio.
- Y ¿eso?, ¿la conoces tanto?
- No, realmente la he conocido en este viaje, pero ayer estando de compras visitamos un sexshop y la chica debe de ser de cuidado.
- ¿Un sexshop?. ¿Vas muchos a esos sitios?
- He ido pocas veces, pero lo de ayer me dejo boquiabierta. ¿Y tu has ido mucho?.
- ¿Yo?, bueno, tuve una novia a la que le ponían estas cosas y fuimos en su día mucho.
- Si, ¿y que le gustaba a la buena mujer? - le pregunte un poco victima de las copas.
- ¿A Ana?, bueno a Ana le gustaba ser atada a la cama o esposada mientras me la follaba por el culo o el coño pasándole un vibrador por el clítoris. Evidentemente también le gustaba usar vibradores, plugs anales y pinzas en los pezones – me dijo también victima de las copas.
- ¡¡Jesús!! ¿y ella sabe que cuentas esos detalles de ella? – le pregunte sorprendida.
- Me imagino que no, pero tu has preguntado y además nunca conocerás a una chica danesa que vivía en Nueva York y que le gustaba hacer tríos.
- Tríos… y ¿a ti te gusta hacer tríos?
- Bueno, alguno he hecho. ¿Y tu?.
- Espera que llamó a Vanessa – y nos reímos los dos.
Nos tomamos dos rondas más y nos levantamos.
Subimos al ascensor.
- no sabes como me ha puesto que me contases la historia de tu novia Ana – le dije.
- No sabes lo que me ha puesto que te haya puesto que te lo contase – un evidentemente bulto en el pantalón demostraba que así era.
Se bajo del ascensor mientras nos mirábamos a los ojos. Las puertas se cerraron. Entre en mi habitación, me desnude, me metí en la ducha y cuando de nuevo el agua volvía a golpear mi chocho sencillamente salí de la ducha, cogí un albornoz, llame a recepción, conseguí el numero de su habitación, bajé por las escaleras, Braulio me abría y yo abrí mi albornoz dejando al descubierto mi cuerpo desnudo. Braulio simplemente puso su mano en mi coño, yo entre en la habitación dejando caer el pedazo de tela que casi no cubría mi cuerpo. Puse mi espalda contra la pared, abrir mis piernas y deje que Braulio pasase la palma de su mano por mi coño. No me había besado pero a medio paso mía y todavía vestido me flotaba el coño con maestría.
- creí que no vendrías – me dijo
- creí que no me invitarías – conteste
- no lo hice
- lo hicieron tus ojos
- es un error Bea, eres la mujer de Antonio.
- Soy la ex mujer de Antonio y ahora mismo solo soy una mujer con ganas de sexo – le dije mordiéndome el labio inferior y a punto de correrme.
- Eres deliciosa.
- ¿Llamo a Vane?
- TU amiga Vanessa tiene que estar ahora mismo empalada.
- Pues no sabe lo que se pierde
Braulio me dio la vuelta, sencillamente metió su polla en mi coño y con ello empezó una follada que me dejo el resto del viaje con el coño dolorido. Mientras en la calle el viento pegaba en las ventanas yo era poseída por un macho en plena forma que me estaba llevando al séptimo cielo muy por encima de la lluvia y nubes que cubrían el cielo de Miami.
Braulio me hizo ponerme a cuatro pata y mientras sobaba mis tetas como podía me comió el coño. Fue la mayor gozada de los últimos meses, el chico sabia como comer coños. La tal Ana era una chica afortunada, o bueno más bien lo era yo, pues la tal Ana debía de estar machacandose el coño con el dedo y yo recibiendo una maravillosa polla.
Braulio no estaba nada mal dotado. Tenia una polla larga y gorda. Mientras me penetraba metía su dedo en mi culo lo cual sabia que me daba mucho más placer que con su polla sola. Yo me tocaba el clítoris y era un mar de gritos.
Por alguna razón Braulio me daba una seguridad que mis otros amantes no me daban. Me estaba encantando y lo demostraba con mis gritos de placer.
Braulio se corrió en silencio mientras yo me corría a gritos de placer, por si no me había quedado del todo satisfecha acabo comiéndome el coño.
Braulio no era de la tripulación por lo que me quede a dormir con él. Al día siguiente le pediría a Vane que me trajese ropa o bien contaría a quien me cruzase que venia del spa.
Vimos en la tele las novedades del huracán, hablamos de la vida, quedamos para cenar en Madrid, nos besamos, nos tocamos y a las 4 de la mañana nos quedamos dormidos abrazados.