Azafata despechada III
Beatriz tiene su crio y decide cambiar de vida.
Quede con Antonio en una cafetería.
- Antonio, estoy embarazada.
- Joder, pues poco has tardado desde que nos divorciamos – me quede pasmada, se cree el ladrón que todos son de su condición.
- El bebe es tuyo, no hay otro hombre – le mentí – solo he estado contigo desde que nos separamos.
- ¿Mio?, y ¿de cuando si se puede saber?.
- De la cantidad de veces que te has corrido dentro de mi cuando por una u otra razón has venido a casa y me has follado como si no hubiese un mañana.
- La verdad es que no recuerdo ninguna, pero si tu lo dices…
- Antonio, vamos a tener un tercer hijo y creo que deberíamos pensar en volver a vivir juntos por el bien de nuestros hijos.
- Mira Bea, asumiendo que es mío, que ya veremos cuando nazca, la convivencia contigo es imposible. Tus viajes, tu carácter sumiso y que poco me motiva, tu orden y mil cosas lo hace imposible. Ya tenemos dos hijos y un tercero no va a cambiar nada el status quo de nuestra vida. Cuenta conmigo para lo que sea, pero de volver contigo no, ni en broma.
- ¿Cómo puedes ser tan irresponsable?, no lo entiendo. De verdad.
Visto que Antonio no era lo que se podía decir un apoyo para ese momento, me dirigí a casa de Andrés a contarle mis penas.
- No se que voy a hacer de mi vida Andrés. Estoy embarazada del cabrón de mi ex.
- ¿Pero te acuestas con tu ex?
- Si, Andrés solo me acuesto contigo y con él. No es realmente algo premeditado por mi parte pero al menos una vez al mes acabo recibiendo una buena sesión de sexo, algo que no tenia cuando estábamos casados. No sé como lo consigue pero muchas veces cuando viene a dejar a los niños, sobre todo si es tarde acaba conmigo a su disposición y toma mi cuerpo como si siguiese siendo de su propiedad.
- ¿No será mío? - me preguntó.
- Pues como no sea por que antes de llover chispea, lo veo jodido. Tu siempre te has corrido fuera de mi cuando cuerpo cuando me has follado vaginalmente.
- Bueno, ya sabes que puedes contar conmigo para lo que quieras.
Aquella noche dormí en su cama, hicimos el amor antes de él salir hacia el aeropuerto. Fue algo tierno y bonito. Necesitaba sentirme amada y Andrés me dio esa mañana el amor que requería.
Ese día comunique a Iberia que estaba embarazada por lo que no podría volar en casi un año. Primero por la baja ya que no se nos permite volar en estado y después por los 4 meses de baja maternal.
MI cuerpo iba creciendo. Mi barriga empezaba a sobresalir, mi culo crecía y se echaba para atrás y mis pechos se ponían como cantaros. Los meses iban pasando y me transforme de una mujer inapetente a nivel sexual a estar salida como una esquina a partir de los 5 meses. A mi ginecólogo le pregunte directamente si podía masturbarme usando una polla de goma, a lo que me dijo que no teniendo pareja era incluso hasta recomendable. El feto no se vería afectado y yo tendría un embarazo mucho más relajado y sin tensiones.
Una tarde estaba masturbándome con fuerza en mi cama pues los niños habían ido a un campamento de verano cuando sonó el timbre de la puerta, me saque con todo el dolor de mi corazón el latex del coño y dejándolo sobre la cama pues pensaba volver a acabar lo empezado, fui hacia la puerta. Al abrir me encontré de cruces con Antonio, al cual solo veía desde nuestro café aparte de cuando dejaba o recogía a los niños.
- Hola Bea, perdona que te moleste, necesito algo del altillo del armario de nuestra habitación.
- Mi habitación.
- Si vale, lo que quieras, de tu habitación, pero lo necesito – me dijo mientras me hacia a un lado y se dirigía a mi cuarto.
- Espera – le dije mientras entraba en la habitación.
- Vaya hombre, ¿a que se dedicaba la embarazada? - me dijo señalando el aun caliente vibrador.
- Lo estaba limpiando.
- Ya – me dijo mientras metía una mano por debajo de mi falda y accedía directamente a mi encharcada raja - esto también necesita una limpieza por lo que veo – yo gemí al sentir su mano en mi sobreexcitado sexo.
No se como lo permití pero para cuando me di cuenta estaba siendo montada por Antonio que me apretaba las tetas con fuerza mientras me poseía sin miramientos.
- con cuidado Antonio, piensa en tu hijo.
- Calla zorra ya veremos si es mío o no.
Yo le di una torta, pero eso le encendió poniéndose su polla aun más dura y penetrándome más fuertemente. No estuvo más de media hora dándome, pero fue media hora maravillosa. Estaba en la gloria y mis hormonas aplaudían aquel mango que entraba y salía de mi. Me corrí a gritos mientras Antonio se corría en mi coño.
Cuando Antonio se fue, por cierto sin la “cosa” del altillo, estaba encendida. Necesitaba más polla y después de masturbarme durante toda la tarde acabe llamando a Andrés.
- Salgo de Londres a las 8, llego a casa a casi las 12 de la noche. Pásate si quieres y tomamos algo.
¿Algo?, yo solo quería polla, y vive dios que me la dio. Andrés con su viagra recién tomada, me follo por todos mis agujeros, me dio sin fin, me machaco el culo, coño, tetas, clítoris, boca corriéndose después de múltiples orgasmos míos envueltos en gritos de pasión y placer.
Andrés tenia 4 días libres y los aprovechamos al máximo. No paramos de follar en todo esos días.
Todo el tiempo que duro mi embarazo Andrés fue un gran apoyo. No solo a nivel sexual, que lo fue sino a nivel amistad. Reconozco que Antonio se metió en mi cama un par de veces más, según me decía mientras me follaba le ponía verme oronda y con unas tetas de escandalo y yo me corría como una posesa oyendo a semejante gilipollas.
La última vez que me folló había recogido a los niños, me dijo un par de chorradas sobre lo guapa que estaba con el embarazo. Salió con los niños pero media hora después volvió a sonar el telefonillo.
- si
- Bea , abre que soy yo.
- ¿Te has olvidado algo? ¿Los niños?
- Con mi madre abre - a mi se me mojaron las bragas en ese momento.
Antonio entro y según lo hizo me dio la vuelta apoyo mis manos sobre la mesa del salón y puso una mano en mi mojado coño apartando las bragas y metiéndome un dedo sin ningún tipo de cuidado. Abrió mis piernas, se saco la polla y de un solo estacazo me penetro con fuerza.
- como me pones furcia.
- Dame cabrón que solo vienes aquí por mi coño
- Y no parece que te joda demasiado.
Estaba gritando de placer, la polla de Antonio aunque corta seguía siendo un mana para mi entrepierna. Me dio la vuelta y volvió a penetrarme, el placer esa máximo, desde luego sabia como hacerme vibrar. Me corrí un par de veces y sacándole la polla de mi coño lo cogí de la mano y le lleve hasta la cama. Lo tumbe en ella y como pude me subí encima de él. Se quedo de piedra cuando cogí su polla y me la metí de un golpe en mi culo. Se me había ido la cabeza con el gusto que me había dado, pero necesitaba sentirme enculada y esa polla rompiendo mis intestinos satisfacían del todo mis anhelos. Antonio se quedo de piedra.
- ósea que no te han follado otros hombres. Jamás le he dado por el culo a ninguna mujer y le ha entrado tan fácilmente como a ti.
- Me meto la polla de goma que me regalaste por el culo todos los días, calla y follame maricón.
Insultar a Antonio en la cama era la mejor forma de conseguir que su polla se pusiese dura como una roca y su cadera se moviese a máxima velocidad. No paraba de gritar de gusto. Yo ya estaba de 7 meses y ese era uno de mis últimos polvos con algo de movilidad. Lo disfrute como una zorra, me gusto un monton que Antonio ante su asombro se corriese dentro de mi. Se la chupe un poco antes de irse para que no se quejase de su polla con olor a mi culo.
Estando de 8 meses y con un barrigón que no me podía ni mover volvimos a visitar el club al que me llevo por Juan. Quería ser la reina de la noche por un día. No me podía quejar de los polvos que me echaba Andrés, su polla y su morbo unido a mis hormonas que daban votes me llevaban una y otra vez a la gloria. Era la segunda vez que iba y no me veía yo mucho, tenia ganas pero miedo de no dar el do de pecho. Desde luego fue aparecer desnuda en la sala de follar y todos hicieron cola para poseerme ante la atenta mirada de Andrés que intercambiaba mi coño con el de alguna mujer sumisa que por allí andaba dejando que otros me reventasen a pollazos. Me encantaba estar a cuatro patas y sentir como mis grandes tetas y mi barriga rozaban el suelo mientras un desconocido me jodía duro como a mi me gustaba.
El último mes de embarazo solo se la podía chupar a Andrés mientras él o yo masturbábamos mi clítoris y lamiamos mis pezones. Era frustrante no poder ser penetrada pero ya no lo recomendaban, sobre todo con el sexo que me daba Andrés. Aun así mis orgasmos era largos, placenteros y llenos de morbo, claro esta Andrés no se podía quejar pues mi boca mano eran una autentica joya para el.
Rompí aguas estando él de viaje en Nueva York por lo que tuve que dar a luz sola. Antonio no apareció ni siquiera a conocer a su hijo y después de hacerle unas pruebas de ADN y demostrar en un 99,99% que era hijo suyo Antonio interpuso una demanda en el juzgado para que el tercer hijo en común tuviese el mismo régimen de custodia que sus hermanos. Afortunadamente el juez dictamino que hasta que me reincorporase al trabajo esto no se daría. Solo vino dos veces durante esos cuatro meses a ver al niño a casa, en realidad a follar conmigo. LA primera vez al estar con la cuarentena tuve que chupársela pues no se iba a ir sin descargar, según me dijo. De aquellas aun esperaba que el hijo de puta se hiciese cargo de su familia, ya no solo a nivel económico sino a nivel afectivo
La segunda vez que vino a casa y cuando estaba dándome de lo lindo analmente y llevándome al séptimo cielo sexual cuando nuestro pequeño empezó a llorar.
- Para Antonio, voy a ver que pasa con el niño.
- Quita zorra – me dijo entre jadeos – primero me corro y después miras que pasa.
Yo me intenté levantar, pero cogiéndome fuertemente por mis muñecas y acelerando el ritmo se corrió 10 minutos después sin importarle los lloros de su hijo ni los míos.
Esa tarde decidí que Antonio se había acabado y que todo iba a cambiar mucho.
Me reincorpore un 10 de abril. Ese día dormíamos en Atenas, al día siguiente en Mallorca, el siguiente en Ámsterdam y por ultimo en Madrid.
La tripulación era nueva para mi, todas salvo Rosa, aquella chica con la que me acosté en mi primer vuelo. Rosa tenia un par de años más que yo, como yo estaba divorciada y como yo había tenido unos inicios en la compañía locos. Habíamos coincido unas cuantas veces juntas a lo largos de los años y la verdad es que siempre nos habíamos tenido un buen rollo mutuo especial.
Llegamos a Atenas después de visitar Vigo y Palma. El viaje hasta Grecia es más largo de lo habitual por lo que llegamos todos cansados. Cenamos en el hotel pues los restaurantes debido a la crisis no tenían de nada y nos quedamos de charleta un par de horas.
- Ósea, que mamá de nuevo – me dijo Rosa.
- Ni me cuentes – dije – cometí el error de liarme con mi ex y ya ves, madre de dos no, madre de tres.
- Ja j aja. Eso le puede pasar a cualquiera. Yo también nada mas divorciarme me folle a todo lo que se movía, después un par de años de sequia y ahora vuelvo a las andadas.
- ¿Si?, volando o de civil.
- J aja de civil, que gracia. Bueno las dos cosas, tengo un par de fijos discontinuos y me follo de vez en cuando a algún niñato. Por ejemplo. ¿Tu te has fijado en el segundo?.
- Pero Rosa, no tiene ni 25 años.
- 27 para ser exactos. Ese me monta antes de volver a Madrid como que me llamo Rosa Antúnez Figuera.
- Ja j aja ja, eres incorregible.
Partimos de Atenas a Madrid muy temprano y después de visitar Bilbao, Jerez y Lisboa nos encaminamos hacia Palma. Esa noche salimos toda la tripulación juntos. Acabamos en un bar muy jipi bebiendo y bailando. Rubén, el segundo estuvo metiendo fichas conmigo toda la noche, Rosa metía fichas a su vez con el segundo y yo dejaba ver como iba la cosa. Al día siguiente salíamos tarde por lo que la noche se iba a prolongar.
- ¿Cuánto tiempo hace que no follas con un piloto? - me soltó al oído.
- Con un segundo muchos años, con un comandante hace dos días – me miro extrañado.
- Bueno eso hay que arreglarlo hoy mismo.
- Mi amiga se mosqueara – le dije señalando a Rosa.
- Pues que se venga – me contesto con una sonrisa.
Me descojone de risa.
- Rosa, me dice el pipiolo que hace cuanto que no follo con un piloto, le digo que con un segundo años me dice que eso tiene solución le digo que a ti te va a parecer mal y me dice que te unas a nosotros– le dije a Rosa a gritos entre risas.
- ¿Podrás con dos? – le dijo Rosa muerta de risa y envidia.
- Hombre, si Juanito pudo, este esta en mejor forma – el chico nos miraba sin saber donde meterse.
La cosa quedo ahí, pero cuando Rubén estaba dándome por el culo en mi habitación, la puerta de mi habitación se abrió.
- Hoooooooola – dijo Rosa con una borrachera de agárrate y no te menees - no paréis, no paréis – nos dijo – a lo vuestro, como antes me invitasteis pues me vine.
Rubén la miraba con asombro pero no bajaba el ritmo, era una gozada disfrutar de una polla joven y dura y aunque no podía ver mucho pues estaba a cuatro patas recibiendo lo mío.
- Permíteme – dijo Rosa poniéndose detrás de mi semental y empezando a lamerle el culo, el chico puso cara de circunstancias pero no paro el ritmo que me estaba matando.
Rosa le chupaba el culo con fuerza y ganas y desde luego que se notaba en la dureza de las polla del chico que le estaba gustando, yo apoye mi cabeza en la almohada y empecé a pellizcarme los pezones.
- Dame a mi, dame a mi – dio Rosa dejando de chupar y poniéndose a cuatro al lado mía, no podía creer la falta de educación sexual que tenia esta borracha, pero gracia tenia toda. Tenia que esperarse a que yo me corriese pero sin embargo reclamaba polla para ella.
Rubén abandono mi ano, dio un paso con las rodillas hacia la izquierda y de un solo golpe empalo a Rosa que empezó a chillar de gusto. Yo que me vi sola me di la vuelta y me senté delante de la cara de mi sustituta, a lo que ella respondió lamiendo mi almeja con suma maestría. Se veía que Rosa no había dejado de tener escarceos con mujeres y hacer, lo hacia de maravilla.
Me estaba maravillando y mis gemidos se debían oír en recepción. Los gritos de placer de Rosa hicieron que se empezasen a oír golpes en la pared y mas tarde que sonase el teléfono de la habitación. Era obvio que llamaban de recepción para que nos calmásemos, pero allí no había nadie con ganas de calmarse ni mucho menos.
Rosa y yo nos corrimos a la vez. Tuve me masturbarme los últimos minutos antes de irme pues Rosa estaba tan ida que no le daba para chupar. Rubén era un fuera de serie y acabo corriéndose en nuestras caras cuando ambos se la chupamos a la vez.
Ya por la mañana y en recepción el comandante se dirigió a mi.
- Menuda noche me has dado.
- ¿Perdón?
- Yo era el de la habitación de al lado.
- Vaya, lo lamento – dije colorada.
- Como se vuelva a repetir, me uno, pero por favor avisarme antes de ponerme a dormir, por que estaba en el séptimo cielo.
Aterrizamos en Ámsterdam a las 8 de la tarde después de un par de escalas, saltos como le llamamos nosotros. Rubén, Rosa y yo estábamos rotos. Cenamos en la barrio rojo, nos tomamos unas copas y a la vuelta al hotel, cuando Rubén y Rosa entraban en la habitación de Rosa yo me dirigí a la habitación del comandante.
- luego si tal me uno a vosotros.
Llame a la puerta y cuando me abrió deje caer mi vestido hasta el suelo quedándome en tanga y tetas. El comandante, Rafael, no pudo más que cogerme de la cintura besarme y llevarme a la cama.
Ya me estaba follando a lo misiones cuando empezó a hablar.
- ¿Como es que te has pasado?
- Para pedir disculpas por lo de ayer.
- Podías habérmelas pedido por teléfono.
- Bueno, para pedir disculpas y explicarte lo caliente que me dejaste esta mañana.
- ¿Y tus amigos de anoche que van a pensar? – me decía entre gemidos.
- A estas horas no pueden decir mucho. Tu segundo tiene que estar dándole de los lindo a Rosa.
- Si, ya me contó esta mañana en la cabina que sois dos leonas en la cama.
- Vaya, un caballero, dame más fuerte cielo.
- Ósea que Rosita esta dale que te pego ahora.
- ¿La conoces mucho?
- Ya sabes, aquí en realidad nos conocemos todos, y si, hace 20 años a Rosa nos la follábamos unos cuantos. Gran mujer.
- ¿Te gustaría ver como se la follan?
- Tu estas loca.
- No, en serio ven - me desmonte de él, le cogí de la mano, y desnudos salimos los dos de la habitación. Cogí mi bolso y mi vestido que aun estaban aun tirados en medio del pasillo y con la llave de Rosa me dirigí a su habitación (en nuestros viajes solemos dar una copia de nuestras llaves al colega de turno por si la perdemos) . Entramos y vimos a Rubén debajo de Rosa y a esta moviendo la cadera duramente mientras se derretía de gusto a gritos.
- Métesela – le dije al oído.
- ¿No le importara? – me contesto Rafael
- A esta a estas alturas no le importa nada – y bien que se la metió. La cogió de las caderas y poco a poco fue metiéndosela en el ano. Yo mientras me masturbaba con fuerza sentada en el único sofá de la habitación. Rosa no paraba de gemir y gritar, serenata a la que nos unimos Rafael y yo en pocos segundos. Viendo que me quedaba sola y aun quería tener un orgasmo provocado por alguien me metí en el barullo de cuerpos y me senté en la cara de Rubén. El chico al igual que la pirola, sabia usar la lengua lo que hizo que me corriese en un par de lametadas.
Rafael y Rubén nos follaron a las dos hasta el amanecer y para las 9 de la mañana que habíamos quedado en el lobby del hotel, los cuatro estábamos muertos, pero muy bien follados.
Volví a casa muerta. Andrés me llamo pero me excuse diciendo que estaba muerta y necesitaba descansar. No vi a Andrés en la siguiente semana, estaba un poco cortada por haber abierto mi circulo de amistades, pero con el coño más que satisfecha.
Antonio vino un domingo como de costumbre tarde y con los niños dormidos. Baje al coche con él y cogí a la niña para que no se despertase, el subió a los dos niños en dos viajes. Los metimos en la cama y cuando Antonio se disponía a atacarme le dije que no, le hice sentarse en el sillón enfrente del sofá
- ¿Qué es esto? – me dijo – me estas poniendo mucho Bea.
- Calla y mira – conteste.
Fui a la habitación, volví con el vibrador en la mano que deje en el sofá. Me senté en el sofá, puse mis pies en la mesita y abrí las piernas. No llevaba bragas. Empecé a frotar mi sexo primero con un dedo, después con la palma de la mano. Rápidamente mi coño se empapo y un sonido de chapoteo envolvió el salón. Yo saque mis tetas por encima del vestido y empecé a pellizcarme los pezones que estaba duros como una piedra.
- ¿A que viene esto Bea?
- Quiero que veas bien esto, por que es la última vez que vas a ver mi coño.
- Ja
- No te rías cabrón. Has tenido esto a huevo durante dos años y solo lo has usado para darte placer. Ahora solo te lo vas a tener que imaginar.
Metí dos dedos en mi coño. Antonio me veía ya con su polla en su mano. Cogí el vibrador y de un golpe me lo clave en mi culo. Gracias a mi excitación y el flujo que había caído desde mi culo, simplemente entró. Con el bicho en el culo cambié de postura y me puse a cuatro patas mostrándole a Antonio mi raja y culo reventado por un pollón de goma y mis tetas colgando. Antonio se levanto con su polla en su mano.
- ni se te ocurra hijo de puta – Antonio paró en seco – y yo empecé a correrme, no deje de mover el vibrador en mi culo en todo mi orgasmo. Me corrí clitorianamente y analmente a la vez, de reojo vi a Antonio eyacular con abundancia sin perder ojo de mi cuerpo.
- Aggg aggg aggga – solo alcanzaba a articular.
Quede reventada sobre el sofá. Antonio se recomponía del tremendo pajote que se acababa de hacer.
- Fuera de mi casa, vete. No vuelvas a subir. A partir de hoy bajo a buscar a mis hijos – Antonio se levantó y salió.