Ayudo a mi amigo a depilarse

La confianza lleva a que pasen situaciones como esta.

Yo siempre he sido muy lampiño, apenas me crece pelo en el cuerpo, no tengo nada de pelo en el pecho, ni en la espalda, ni en el culo, eso hace que me guste llevar el vello púbico muy corto, casi afeitado, y los huevos también.

Mi mejor amigo por el contrario es muy peludo, y aunque lo lleva con orgullo, le apetecía un cambio. Era la primera vez que se depilaba, y apreció en mi casa con varios tubos de crema depilatoria. Yo sabía que no se aclararía, así que decidí ayudarlo, y acabamos los dos metidos en el cuarto de baño. Se quedó en calzoncillos y yo abrí el primer tubo y empecé a repartírselo por el pecho y la espalda.

-Pareces un muñeco de nieve- le dije riendo. Deberías quitarte también los calzoncillos, porque se va a ver muy raro con la parte de arriba depilada y los bajos peludos. -Tu lo que quieres es verme el rabo- me dijo riendo. -Ya te he visto el rabo muchas veces, no sería nada nuevo- le dije. -Yo lo digo por tí, quedará mejor y tu novia estará encantada de tenerte suavecito-sonreí. Él no muy convencido dijo -entonces, me depilo todo todo?- dudó. -Créeme, quedará mucho mejor. Sin darle opción le bajé los calzoncillos hasta el suelo, quedando su polla a la altura de mi cara unos segundos.

Olía muy bien. La verdad, él siempre olía así, a limpio, y al perfume en spray que le gustaba ponerse, y he de reconocer que pese a ser mi mejor amigo, me volvía loco. Paré unos segundos a observar su pene circuncidado y sus pelotas peludas, y él se dio cuenta. -Me vas a desgastar el rabo-dijo. -Ya te gustaría que te lo desgastara-le contesté yo. -Ya sabes que los gays la comemos mucho mejor que las tías-le dije. Él no contestó pero noté que su polla reaccionaba. Sin decir nada más embadurné el resto de la crema por las piernas y el culo, dejando sus huevos sin embadurnar. -Esta zona es mejor hacerla con cuchilla, con crema a lo mejor se irrita- le dije. Él se asustó -ni loco me paso una cuchilla de afeitar por ahí!- yo me reí y le dije -Tranquilo, yo lo hago siempre, y no pasa nada, mira- y le enseñé que yo iba completamente afeitado. -Y no te cortas?- me dijo. -Si lo haces bien no, luego te enseño. Ahora hay que esperar diez minutos a que la crema depilatoria actue, Olaf- y le di un palmetazo en su rabo que estaba medio empalmado. -Te pone cachondo que te depile señor hetero?- me burlé -No soy de piedra y unas manos son unas manos. Notarte magreándome me ha excitado un poco.- dijo sin darle importancia. -Pues espera a que te depile los huevos y el culo, suele dar gustito- le dije. -El culo también?- dudó. -A ver, si te depilas te depilas, no vas a dejar la raja del culo peluda, queda fatal- mientras decía esto iba preparando la espuma de afeitar y la cuchilla. Pasaron 10 minutos y le dije que se duchara para sacar la crema depilatoria. Yo me esperé viendo como se enjabonaba detrás de la mampara, la silueta de su cuerpo fuerte y mojado me excitaba, suerte que mis calzoncillos retenían mi polla. Abrió la mampara y allí estaba, con su cuerpo antes peludo totalmente lampiño, se definía mucho mejor y se podía ver que estaba en forma, ahora podía comprobar que me gustaba igual peludo que depilado. -Anda ven, date la vuelta, empezaré por el culo mejor- él obedeció y se inclinó hacia delante, dejando ver esos glúteos ahora lampiños con la raja peluda.

Pasé un poco de espuma con los dedos, silueteando bien su ano, y pude notar un respingo de placer mientras lo hacía. Sus huevos se estremecieron y noté un gemido ahogado. -No te muevas vale?- le dije mientras cogía la cuchilla. Era muy fácil depilar a otro, cuando te lo haces a ti mismo tienes que hacer posturas de contorsionista, pero con él enseguida dejé ver su ano rosado y totalmente pulcro libre de pelo. Parecía una escultura griega, tenía unos glúteos grandes y bonitos, y se notaba que su culo jamás había sido penetrado, se veía estrecho y cerrado. Para comprobar que no había dejado pelos sueltos, pasé mis dedos resiguiendo su culo, acariciando la entrada de su esfínter, y noté que volvía a jadear. -Te gusta, guarrillo?- le dije de broma. -Nunca me han tocado así, me gusta- dijo. Yo lascivamente repetí el movimiento con mis dedos húmedos, metiendo un poco más adentro las yemas de mis dedos, entrando levemente dentro de su ojo rosado. -Ah! Quieto!No te pases- dijo incómodo. -Tranquilo, estaba comprobando que he hecho bien el trabajo, ahora tu novia podrá hacerte beso negro- dije. -Las tias no hacen eso, solamente en las pelis porno- me contestó. -Bueno, así sin pelo le apetecerá más, tu díselo- le dije. -Va, date la vuelta- al girarse pude ver su polla totalmente dura, que rezumaba líquido preseminal, estaba totalmente erguida hacia su abdomen, con las venas marcadas y el glande rosado. -Vaya, mister palote, casi me sacas un ojo-

Bromeé, dandole un golpecito a su polla- Bueno, tanto toqueteo en el culo me ha puesto a mil, que le voy a hacer- dijo un poco sonrojado. -Nada, no te preocupes, mientras no me lefes en un ojo al depilarte los huevos me conformo- dije. -Va, si te encantaria que me corriese en tu cara, lo estás deseando- me dijo él con picardía. -No te digo que no, tienes un polvazo así como estás, pero primero acabemos esto, que queda raro así tan peludo- le tiré del vello púbico, que llevaba largo y rizado. Él se dejó hacer, y volví a poner espuma de afeitar en sus huevos y perineo, y también en su pubis. -Listo?-dije con la cuchilla en la mano y cara de psicopata. Él sonrió no muy convencido y me invitó a seguir. Agarré su polla con firmeza y empecé a depilar su pubis, continuando por sus huevos. A comparación con los míos eran enormes, y los dejé impresionantemente bonitos y suaves, igual que su perineo. Ahora todo su cuerpo estaba mojado, brillante y suave, a excepción de sus axilas y su barba no había un milímetro de pelo en ese cuerpo. Era precioso y ahora era yo que notaba mi polla empapada. -Va enjuágate y date crema corporal, porque sino cuando el pelo empiece a crecer te picará. La crema la tienes que dar cada día, por las pelotas y el culo sobretodo.- Se dio un agua y me miró como cachorrito abandonado -Me enseñas lo de la crema?- me acercó el body milk que tenía en el estante del baño. -Va vente- le dije y me fui a mi habitación poniendo una toalla sobre la cama. -depilación y masaje, como en los centros de belleza- le dije. Y empecé a recorrer con mis manos su cuerpo boca abajo, mientras lo embadurnaba en crema, me encantaba hacer masajes, y disfrutaba teniendo un cuerpo a mi disposición para practicar. Le relajé la espalda y las piernas, hasta que llegué a su culo virgen, que pedía a gritos ser devorado.

Pese a eso me contuve, y le di crema por fuera, obviando que en la raja no estaba  poniendo. Él se dio cuenta y abrió los cachetes con sus manos, invitándome a ponerle en esa zona. Mis dedos pasaron por su raja y él jadeó, con lo que mi conciencia se apartó a un lado y empecé un masaje anal, haciendo que mis dedos aceitosos por la crema cada vez ganaran un centímetro más adentro, hasta que casi la mitad de mis dedos entraban y salían de su culo. Él levantaba la cadera inconscientemente por el placer que le estaba proporcionando. Mi conciencia volvió y, viendo que se me iba de las manos, le dije que se diera la vuelta. Yo tenía mis calzoncillos negros empapados de la excitación y mi polla se marcaba totalmente dura, imposible de disimular. Él al girarse tenía la polla durísima, chorreando líquido preseminal sobre su ombligo, pero yo ignoré ese hecho y continué el masaje, intentando no mirar su sonrisa de placer.

Él permanecía con los ojos cerrados, como invitándome a hacer lo que quisiera. Puse más crema sobre su pecho y masajeé su torso, sus pezones estaban duros y invitaban a ser mordidos, bajé por su pectoral, su abdomen respiraba entrecortado sabiendo que otra zona más abajo anhelaba mis manos. Bajé hasta el pubis, agarrando su polla y usando la crema en sus huevos que ahora brillaban suaves y hinchados. Metí mis dedos por su perineo y volví a acariciar la entrada de su culo, abierto de placer, que engullía ahora mis dedos enteros una y otra vez. Su polla palpitaba y no pude evitar metérmela en la boca, sientiendo por sus gemidos que hacía tiempo que lo deseaba. Mamé aquel rabo con ansia mientras mis dedos expertos buscaban su punto g, seguramente jamás le habían masajeado la próstata y eso hizo que diera un respingo de placer, gimiendo más alto. -Me corro!- dijo sin dejarme reaccionar, y agarró mi cabeza ensartando su polla hasta mi garganta y llenándome de lefa. Seguí mamando muy excitado mientras notaba en la yema de mis dedos su próstata palpitando en cada lefada. Seguí mamando hasta que su rabo se relajaba y me levanté a secarme la crema con la toalla. -Te ha gustado el masaje?-le dije. -Lo mejor el final feliz- me contestó con esa sonrisa infinita, que me hacía sentir el hombre más feliz del mundo por unos instantes, y entonces yo también sonreí.