Ayudando a mi vecina
Lucía, siempre tendra mi ayuda cuando la necesite
Vivo en un bloque de pisos de un barrio a las afueras de la ciudad. Es un barrio de gente trabajadora, cada uno se ocupa de lo suyo. Yo vivia solo. El piso lo compramos mi exnovia y yo, pero despues de 3 años de juntos y unos meses antes de casarnos decidimos que lo mejor era dejar la relación. Teniamos carácteres totalmente incompatibles. Pagué la parte que le tocaba del piso y me lo quedé yo. Lo pasé mal, pero la vida tenia que continuar, mejor darse cuenta a tiempo.
En el piso de al lado vivía una mujer de unos 55 años, Era agradable y muy simpática, delgada, pelo largo castaño claro siempre llevaba ropa muy ajustada y provocativa, lo que hacia resaltar su figura y sus pechos, bastante grandes por lo delgada que estaba. Un dia me paró en el rellano y me pregunto por mi ex. Yo como siempre iba del trabajo a casa y de casa al trabajo, prácticamente no coincidía con nadie. Se ve que le extrañó no oirla ni verla desde hacía un tiempo. Le contesté que lo habiamos dejado, que era mejor una retirada a tiempo que luego los problemas son mas grandes y que el piso me lo había quedado yo. Se apenó por nosotros y me dijo que cualquier cosa que necesitara, no dudara en pedirsela, agarrandomé la mano. Después de un par de meses sin ningún tipo de relación, ese había sido el acercamiento más intimo que había tenido con una mujer y mi pene se puso rápidamente en guardia. Tenía unas manos finas y bien cuidadas. No se dió cuenta de mi excitación. Seguimos hablando y mis ojos no dejaban de admirar aquellos pechos . Llevaba una fina camisa blanca que dejaba entre ver un sujetador blanco de puntilla y unas mayas negras que redondeaban aún más su pequeñito culo. Ella me ´hablaba y yo habían momentos que casi ni la escuchaba mientras mi mente cabilaba como poder entrarle de una manera sútil y que no se lo tomara a mal, pero mi timidez hizo que al final se fuera, no sin antes darme un beso en la mejilla y con una sonrisa muy picarona, recordarme otra vez que estaba para lo que quisiera. Una vez nos despedimos y entre en casa mi polla estaba bien parada. Me fui directo al lavabo y empecé a masturbarme. Estaba tan excitado que no tardé mucho en descargar y así aliviar un poco mi entrepierna.
Lucía, que así se llamaba, había enviudado hacía un par de años y los fines de semana, bueno más bien los sabados noche se montaba unas fiestas con sus amigas que más de una vez estube tentado de llamarle la atención , pero, para que?, la pobre también tenía derecho a divertirse. Se reunían tres o cuatro amigas y ponían el volumen de la música un poco fuerte mientras reían y hablaban en tono elevado, supongo que un poco perjudicadas por el alcohol.
Un día estaba haciéndome la cena , cuando de repente sonó el timbre de la puerta. Fuí a abrir y allí estaba ella, llevaba un jersey como siempre muy ajustado y una minifalda muy mini, estaba increíble. Después del repaso visual y de que mi pene empezara a reaccionar, le pregunté que qué queria. Con una sonrisa que hubiera encantado hasta una serpiente, me dijo que queria poner unos cuadros en el salón y que si le podía hacer el favor de colocarselos yo. Le conteste que ningún problema . pero que era un poco tarde para ponerse a hacer agujaeros en la pared y que no quería molestar a los vecinos, que al dia siguiente cuando volviera del trabajo me pasaría. Quedamos sobre las 7 y cerré la puerta. Esa noche casi no pude dormir, me hice un par de pajas en su honor, estaba que echaba humo. Al dia siguiente tube que disimular en el trabajo , en varias ocasiones el bulto que tenía en el pantalón y que pedía entrar en combate , ya. Solo de pensar que aquella tarde, era la tarde y que era la oportunidad perfecta para entrarle a Lucía me excitaba soberanamente. La diferencia de edad no era un problema para mi, yo tenía 31 ,medía, 1'80cm. y era de complexión delgada, ojos marrones y pelo castaño, esperaba que para ella tampoco.
Cuando llegué del trabajo, pasé por mi casa y cogí más o menos lo que me haría falta para la faena que tenía que hacer. Estaba nervioso, pero cuando me abrió la puerta, aún me puse más. Me quedé prendado de aquella mujer. Iba un poco maquillada, no exageradamente, tampoco lo necesitaba y llevaba una bata rosa muy sugerente que le quedaba por encima de la rodilla con unas zapatillas de estar por casa a juego con la bata. Esa inagén hizó que mi polla se hinchara. Me pareció que se había dado cuenta , porque coloqué rápidamente las herramientas que llevaba delante de mi , intentando disimular mis 20 cm. Me dijo que pasara , sonriendome y hechando una mirada hacía mi entrepierna, me enseño donde quería que le colocara los cuadros. Fué fácil y en diez minutos ya había acabado. Cuando finalicé mi "obra", me ofreció una cerveza, la cuál no desprecié y nos sentamos a hablar en el sofá del comedor. Se sento a mi lado y empezamos a hablar de todo un poco, era una gran conversadora. Me acabé la cerveza y me dijo si quería otra. Cuando se levantó para ir a la cocina a por otra cerveza mis ojos no perdían detalle de su esbelta figura . Cuando volvió segimos charlando. En un momento dado, le comenté lo de las fiestas de los sábados por la noche. Pareció sobresaltarse, me cogió la mano y me dijo que la perdonara si habían hecho demasiado ruido que no era su intención molestar. En ese momento se le abrió un poco la bata y mis ojos fueron directos a sus pechos, que al no llevar sujetador se podían ver perfectamente. Eran grandes, un poco caidos por la edad , pero que me moría por llevarmelos a la boca. Ella se dió cuenta para donde se fueron mis ojos y bajó un poco la mirada, como avergonzada. Me acerqué un poco más y le dije que no se preocupara por lo de las fiestas. Lucía volvió a levantar aquellos ojos avellanados que tenía y se clavaron en los míos. Me acerqué aún más y sin mediar palabra, la besé. Fue un más que un piquito que duro unos segundos. Pensé que me iba a abofetear, pero cuál fue mi sorpresa que me cogió por la nuca y me beso con deseo. Nuestras lenguas no tardaron en empezar a juguetear, mientras con mi mano le abría por completo la bata. No llevaba nada debajo. Mientras nos besabamos mis manos amasaban aquellos pechos que tantas veces imaginé. Sus rosados pezones empezaron a crecer entre mis dedos mientras los pellizcaba y ella empezó a gemir. Estabamos excitadisimos. Su mano fue bajando lentamente haasta llegar a mi entrepierna que ya estaba pidiendo salir fuera. Sin dejar de besarnos me deabrochó con destreza el pantalón y metió la mano dentro acariciando mi pene super hinchado. Nuestras respiraciones estaban disparadas. Me bajo el calzón y por fin salió mi polla la cuál empezó a masturbar con movimientos lentos pero efectivos. Mi mano fue bajando lentamente hacia su coño. A medida que me iba acercando sus piernas se iban abriendo, dejandome a merced su tesoro. Estaba tan mojado que mis dedos resbalaban con facilidad entre sus labios vaginales. Lucía empezó a besar mi cuello, mis pezones e iba bajando hacía el que era su objetivo. Beso mi pene para luego pasar su lengua por mi tronco venoso, mientras me acariciaba mis testiculos. Yo metí mis dedos dentro de su humeante vagina, primero lentamente y luego dandolé un ritmo que hizo que su cuerpo se tensara. Estaba teniendo un orgasmo de campeonato, ahogo sus gemidos introduciendose la polla hasta llegarle a la campanilla. Sus succiones eran las mejores que habían dado en toda mi vida, sabía que si seguía de esa manera no tardaría en correrme y ella también. Así que se la saco de su boca y la empezó a lamer como si fuera un helado, mientras mis dedos jugaban con su clítoris . Me dijo- no pares por favor, sigue, sigue, sigueeee....volviendose a correr . Me cogió de la mano y me llevo a su habitación. Cuando llegamos me acabe de sacar la camiseta y nos tiramos encima de cama. Queria poseerla, ya. Me puse entre sus piernas mientras nuestras traviesas lenguas se volvíana buscar y puse mi pene entre los labios de su coño mojado.
L: Metela ya por favor, no puedo más
Empecé a pasar mi glande entre sus labios sin acabar de penetrarla.
L: No me hagas sufrfir más. Soy tuya, mi vida. Necesito tu polla dentro de mi
Quería ver su cara mientras poco a poco iba entrando en sus entrañas. La cogí por las muñecas y sin dejar de mirarnos mi polla fue entrando lentamente dentro de su estrecha vagina, mientras ella se mordia los labios loca de pasión. Ahora si que ya era mía. Fui poco a poco hasta que por fin la tenía toda dentro, entonces la saqué hasta casi salirse, ella protesto y con sus piernas ,que rodeaban mi cintura intentaba impedir que la sacara. Nada más lejos de lo que yo quería. Di un fuerte empujón y entre violentamente dentro de su preciosa cueva, haciendole dar un grito placer. Me cogió fuerte con sus manos la espalda y con voz entrecortada dijo - me vuelves loca, cariño-. Estabamos gozando como nunca. Mis fuertes embestidas hicieron que al poco rato de estar bombeando dentro de ella y dando un fuerte alarido, tuviera otro orgasmo , mojando hasta las sabanas. Yo estaba a punto de descargar toda mi esencia, ya no podía más y así se lo hice saber. Lucía entre jadeo y jadeo me dijo - soy tuya, mi amor. Correte dentro, lo quiero todo de ti-. Eso me excito aún más y aceleré el ritmo de penetración. Los movimientos cada vez eran más rápidos hasta que un escalofrío recorrió todo mi cuerpo. Me corrí, llenando su vagina con mi caliente esperma. No salí de ella hasta que se me puso flacida, saliendo un buen chorro de mi leche.
CONTINUARA..........