Ayúdame a recordar 7

Fue como si me echaran un gran cubo de agua fría encima. No bastaba con tener que aguantarlo por las tardes estando cariñoso con Alicia, si no que ahora tenía que soportarlo hasta en el instituto.

Ella me sonrió y siguió cocinando. Al cabo de pocos minutos me dio dinero para coger un taxi y volver a casa. Cuando llegué Antonio y Lucía me acribillaron a preguntas, no me quedó más remedio que contestar hasta que se quedaron tranquilos. Después de leer y escribir un poco comí y vi la tele. Pasé la tarde en mi casa, seguí leyendo y escribiendo y estuve un rato en mi portátil. Cuando llegó la hora cené, me cambié y fui a dormir.


Lo que quedaba de semana me dediqué a ojear mis libros del instituto por encima, me costaba un poco pero lograba entender algo. Nuestra alegría fue inmensa al yo recordar gran parte de las lecciones de casi todos los libros, eso me animó mucho ya que así no tendría tantas dificultades. Pero no todo lo bueno duraba, el domingo pasó y cuando quise darme cuenta ya me encontraba apagando el despertador.

Yo: Oh lunes, creo que tu y yo no nos vamos a llevar bien- susurré después de bostezar.

Me levanté de la cama mientras me moría de sueño y me metí en la ducha, después me vestí y fui a desayunar.

Yo: Buenos días- saludé mientras les daba un beso a Lucía y a Antonio. Seguía sin llamarles por mis padres pero los besos por la mañana me nacían darlos.

Lucía: Buenos días ¿Preparada para tu primer día de clase?- me preguntó.

Yo: Bueno, estoy emocionada no voy a mentir, pero tengo un poco de miedo- admití.

Antonio: ¿Miedo a qué?- preguntó el.

Yo: Pues miedo a todo, a la gente, a los profesores, al instituto...lo que se me viene encima es muy grande para mi- contesté cogiendo la mermelada y restregándola en un trozo de pan.

Antonio: Pero te has acordado de las lecciones ¿No?

Yo: Sí, pero no de todas, me va a costar mucho coger el ritmo y adaptarme- contesté comiendo.

Lucía: Eso no quiere decir que sea imposible cariño. Vale has perdido la memoria, apenas saber leer y escribir pero ¿qué has echo? Has afrontado esos problemas y has empezado a aprender esas dos cosas de nuevo- me reconfortó.

Yo: Ya, pero me sigue asustando.

Lucía: Tú no te preocupes, ya verás que no será nada- dijo.

Le sonreí y seguí desayunando, a los pocos minutos llegó Marta ya que se había ofrecido para llevarme.

Marta: ¡Buenos días familia!- exclamó saludando a Antonio y a Lucía.

Antonio: Menos mal, alguien que se toma la vuelta al instituto con un poco más de entusiasmo- comentó el sonriendo.

Marta: ¿No te apetece empezar las clases?- me preguntó mirándome.

Yo: No es que no me apetezca, tan solo tengo un poco de miedo- le contesté.

Marta: No tienes que tener miedo, los primeros días no hacemos nada, así que puedes estar tranquila que te va a dar tiempo a conocer a todos los compañeros y a los profesores. Además todo el mundo está enterado de lo que te ha pasado, no creo que sean duros contigo- me contestó para aliviarme.

Yo: Genial, encima soy la noticia del instituto- respondí fastidiada.

Marta: Hay de verdad, que negativa que eres hija mía. Tú relájate y sé tú misma- me aconsejó.

Yo: Está bien.

Terminé de desayunar y, después de que me desearan buena suerte nos metimos en el coche de Marta y nos encaminamos hacia el instituto.

Marta: ¿Quieres tranquilizarte? No es para tanto- me dijo cuando vio que no paraba de mover la pierna en un acto claro de nerviosismo.

Yo: ¡No puedo! Es como si fuera mi primer día de instituto- le contesté.

Marta: ¿Y qué? Tuviste tú primer día de instituto hace cinco años y mírate, estás viva ¿no?- me dijo.

Yo: Ya, pero teniendo memoria- contesté moviendo la cabeza.

Marta: ¿Ya estamos de nuevo con lo mismo? ¡Te juro que cada vez que menciones eso te daré una colleja! Sigues siendo la misma persona, y más de la mitad de las lecciones te las sabes, no te preocupes por nada- contestó acercándose al cristal para ver si venía algún coche.

Opté por callarme ya que en el tiempo que la conocía ya sabía que era muy cabezota cuando quería. En menos de 15 minutos aparcó y me enseñó el instituto.

Marta: Hogar, dulce hogar- dijo irónicamente mirando el edificio.

Yo: Parece muy antiguo. ¿Cuántos años tiene?- le pregunté.

Marta: Tendrá alrededor de cien años, es muy viejo ya- contestó sentándose en un banco que había en una especie de plaza.

Yo: Madre mía, me extraña que no se caiga a cachos- comenté asombrada sentándome junto a ella.

Marta: Por fuera no, pero por dentro si que hay algunas zonas que están volviendo a construir- contestó.

Le sonó el móvil y lo cogió.

Marta: ¿Alicia?- al escuchar su nombre mi corazón empezó a palpitar rápidamente.

Tranquilízate chica, tan solo es Alicia, tú amiga” Empezaba a odiar esa voz interna, me volvía loca. “Tendrás que aguantarte, hasta que no la palmes no me separaré de ti, así que más vale que nos llevemos bien” Intenté desconectar mi mente de mi mente (cosas irónicas de la vida) y me concentré en escuchar la conversación de Marta.

Marta: ¿Te falta mucho?...Nosotras estamos en la plaza del tubo...Venga va, te esperamos aquí...Hasta luego- colgó.

Yo: ¿Viene hacia aquí?- le pregunté.

Marta: Si, no tardará mucho en llegar- me contestó guardando el móvil.

Yo: ¿No tendría que estar en la universidad o en un FP?- pregunté mirándola.

Marta: Si, tendría que estarlo si la pava no hubiera echado a perder cuarto de eso, os conocísteis ahí- me contestó.

Yo: ¿Se debe a algo en especial que esta plaza se llame plaza del tubo?- le pregunté al acordarme.

Ella se giró y me señaló un gran tubo rojo que atravesaba casi toda la plaza sostenido por unas columnas.

Yo: Anda que se han esforzado en ponerle nombre- dije riendo, ella se unió a mi.

Pasaron unos minutos en los que de cada vez estaba más tensa sin saber por qué hasta que Marta habló.

Marta: Mírala ahí llega- me anunció.

Inmediatamente sentí como mi corazón palpitaba frenéticamente sustituyendo a la tensión anterior. La vi salir de su moto con unos jeans grises junto con unas botas negras con un poco de tacón, una camisa de manga corta azul y una chaqueta negra que acababa en su codo, todo esto adornada por su preciosa sonrisa que siempre lucía en su cara.

Se acercó a nosotras y primero saludó a Marta que era la que más se había adelantado, después se acercó a mi y me saludó con dos besos que, junto con su fragancia, me dejaron embobada.

Alicia: ¿Preparada para tú primer día de clase?- me preguntó sonriendo.

Yo:-suspirando- Creo que sobreviviré- contesté haciéndola reír, me encantaba hacerlo.

A nuestro alrededor ya se había formado un gran barullo así que nos metimos dentro del instituto, descargamos peso poniendo algunos libros en nuestras taquillas y esperamos pacientemente a que sonara el timbre. Cuando lo hizo toda la gente que había fuera empezó a entrar formando un gran escándalo.

Alicia: Venga vamos- nos dijo señalándonos las escaleras con la cabeza.

Marta y yo asentimos y fuimos escaleras arriba. Era verdad que era bastante viejo y por dentro más incluso, aún así estaba bastante bien. Nos paramos en la puerta que nos tocaba, bueno, en la puerta que le tocaba a todo el mundo ya que aún tenían que decir quién iba con quién. Alicia y Marta entraron, yo dudé un poco.

Chico: ¿Vas a entrar o te vas a quedar ahí?- me preguntó un chico amablemente mientras sonreía.

Yo: Claro claro- contesté sonriendo también.

Chico: Me llamo Sebastián, pero todos aquí me llaman Sebas- me dijo mientras entrábamos dentro.

Intenté sentarme lo más cerca posible de Alicia y Marta sin interrumpir la conversación, por suerte Sebas me siguió y lo conseguí, ellas me hicieron señas que interpreté como ''¿Quién es ese?''

Yo: Yo me llamo Ainhoa- le dije una vez me hube sentado.

Sebas: ¿Ainhoa? ¿Tú eres la chica que perdió la memoria?- me preguntó sorprendido.

En un instante mi sonrisa se desvaneció y agaché un poco la cabeza.

Yo: Estaba segura de que iba a pasar esto. ''Ainhoa, la chica de la memoria''- indiqué visiblemente fastidiada.

Sebas: Lo siento, no era mi intención molestarte. Es verdad, aquí todo el mundo habla de ti pero no te reconocen como ''La chica de la memoria''- contestó en un intento de volverme a hacerme sonreír.

Yo: ¿Y como me conocen?- le pregunté entrecerrando los ojos.

Sebas: Muchos te llaman ''La chica de la memoria'', bueno, realmente todos te llaman así, pero yo te llamo la chica más preciosa que han visto mis ojos- me coqueteó sonriendo.

No pude evitar reír un poco y le respondí la sonrisa.

Yo: Muchas gracias- contesté un poco avergonzada.

Sebas: De nada, no cuesta decir la verdad- respondió guiñándome un ojo.

Volví a sonreír, entonces entraron unos cuantos profesores y pusieron orden en la gran sala.

Hombre: Bienvenidos todos de nuevo a este instituto, como ya tenéis más que sabido soy el director de este centro, Paco Ruíz, lo repito porque veo alguna que otra cara nueva, a los demás ya os tengo demasiado aborrecidos- dijo sonriendo- Ha pasado un año más, y un año es lo que os queda para decidir que haréis con vuestro futuro, pensadlo bien ya que es realmente importante, segundo de bachiller no es para tomarlo a la ligera, es uno de los cursos más importantes.

Siguió con una larga charla sobre las normas y comportamiento que dejaron a todos bien aburridos, a mi como me pillaba de nuevo me interesé bastante. Cuando acabaron todos los profesores de volverse a presentar Paco fue llamando uno a uno indicando que clase le había tocado.

Director: Montoya, clase A. Oh, la señorita Alicia Ferrer, le ha tocado la clase B. No haga más estupideces como el año pasado y acabe de una vez bachiller ¡Me vuelve loco!- exclamó serio aunque se notaba como lo decía cariñosamente, Alicia pasó por su lado y le contestó.

Alicia: Oh vamos dire si a usted le encanto ¿Qué será de su vida sin mi? Tendrá que dimitir para poder soportar el dolor- contestó sonriendo.

Paco se giró y le dio en la cabeza suavemente con su agenda.

Director: ¡Váyase ya y deje de incordiar!- exclamó sonriendo.

Alicia le sonrió y finalmente abandonó la clase entre un coro de risas.

Director: Javier Álvarez, clase B. Alejandro Sellés, clase A. Sebastián Muñoz clase B. Julia Moreno, clase D. Marta Lozano, clase B. Ainhoa Salazar, clase B, espere en la puerta que tengo que hablar con usted- me indicó.

Me levanté y tal y como dijo le esperé en la puerta. Cuando terminó de llamar a todos, unos cinco minutos, se acercó a mi.

Director: Hola Ainhoa, mira yo soy Paco Ruíz, su madre ya me ha indicado el incidente que ha tenido usted este verano, lo siento mucho- me dijo.

Yo: Gracias.

Director: Su madre me ha comunicado que no reconoce a nadie y que apenas sabe escribir y leer, pero algunas lecciones como sumar, restar, multiplicar, dividir y parte del temario de años anteriores está intacto ¿Verdad?- me preguntó.

Yo: Si, la gran mayoría lo recuerdo- le contesté mirándolo.

Director: Bien. Pero este año las cosas se complican, y sintiéndolo mucho no vamos a poder darle un nivel más fácil ya que ni sería justo para sus compañeros ni tampoco nos lo aprueban, así que tendrá que esforzarse el doble- me advirtió.

Yo: Bueno, contaba con ello, estaba segura de que no podría ser más fácil para mi que para los demás- admití.

Director: Es muy buena estudiante Ainhoa, aproveche eso y consiga dar el máximo posible de si misma, es difícil pero no imposible, ánimo- me dijo antes de marcharse.

Cogí mi horario y miré la clase que me tocaba, psicología. Caminé unos minutos ya que me perdí, el instituto era muy grande, hasta que finalmente encontré la clase.

Yo: Disculpe, me he perdido- dije mientras entraba rápidamente.

Profesora: Venga Ainhoa, siéntate- me pidió.

Yo la obedecí y me senté en el único sitio que había sitio: al lado de Alicia.

Alicia: ¿Qué te ha dicho el director?- me preguntó susurrando mientras la profesora hacía una pequeña presentación.

Yo: Que ya está al tanto de mi accidente y que lo siente mucho, y que por más que lo ha intentado no puede conseguir rebajarme el nivel, por lo tanto me tendré que esforzar el doble- le contesté.

Alicia: Vaya mierda...- dijo quejándose.

La hora pasó muy rápidamente, y las dos siguientes también. Antes de que pudiera darme cuenta ya estábamos en el patio. Estábamos Alicia, Marta y yo hablando, más bien era un interrogatorio sobre Sebas.

Marta: ¿Te gusta? Mira que es guapo- me decía ella.

Alicia: Eso ¿te gusta?- preguntó muy interesada.

Yo: No, haber es muy guapo hay que admitirlo, pero lo he conocido hoy, no puedo sacar conclusiones- contesté.

Pasó algo muy raro, a Marta pareció que mi respuesta la sacó de sus casillas ya que estaba segura de que si fuera ella se lo liaría, y a Alicia parecía que mi respuesta la había aliviado. De repente unos brazos abrazaron con fuerza a Alicia sacándola completamente de la conversación.

Andrés: Hola mi amor, ya te echaba de menos- le dijo mientras le besaba la mejilla.

No podía ser, no podía creerlo ¿qué hacía Andrés ahí?. Recé mentalmente para que no fuera lo que estaba pensando.

Alicia: ¿Te han cogido en el turno diurno?- le preguntó mirándolo.

Andrés: Si, pasaba una pena de que me cogieran por la tarde, no podríamos pasar tiempo juntos- le contestó meloso.

Yo: ¿Estudias aquí?- le pregunté.

Andrés: Bueno, estoy haciendo un FP- contestó.

Fue como si me echaran un gran cubo de agua fría encima. No bastaba con tener que aguantarlo por las tardes estando cariñoso con Alicia, si no que ahora tenía que soportarlo hasta en el instituto. 'Dios ¿Qué te he echo?' me dije a mi misma “Se supone que no debería importarte ya que Alicia es solo tú amiga...palabras tuyas” 'Te juro que te odio' “Yo también te quiero Ainhoa” ¿Podría tener más mala suerte?


¡Hola a todos! ¿Qué tal? Bueno, os dejo ya por fin el cap. Sé que es un poco corto y que no compensa con el tiempo que he tardado en subirlo, os prometo que el suigiente será más largo y no tardaré tanto en publicarlo. Gracias por leer, comentar y valorar y, como siempre, no os olvidéis de dejarme saber vuestra opinión.

¡Besos a todos!