Ayúdame a recordar 6

Abrí los ojos y la descubrí mirándome, no le dije nada, tan solo me acerqué a ella buscando calor humano, su fragancia invadió mis pulmones sacándome una pequeña sonrisa de la que no se percató.

Cuando me di cuenta de lo que iba a suceder en un instante u otro no pude soportarlo más y me metí en el baño. Apoyé mis manos en el lavabo extendiendo mis brazos y agachando la cabeza. Empecé a llorar y a jadear fuertemente al intentar coger aire. ¿Por qué? ¿Por qué a mi? ¿Por qué me dolía tanto? ¿Por qué me dolía que se besara con su novio? Levanté la cabeza y me miré en el espejo, tenía las mejillas manchadas de negro ya que las lágrimas habían echo que se me corriera el maquillaje. Estaba completamente roja por las partes en las que el maquillaje no había llegado. No podía ser, no podía aceptarlo era imposible. No había manera humana para que en aquel momento mi cerebro aceptara que me había enamorado de mi mejor amiga.


No no no, no podía ser, no podía aceptarlo “¿No puedes o no quieres Ainhoa?” Está bien, no quería aceptarlo. ¡No podía haberme enamorado de una chica! No estaba bien, no estaba bien. ¿Por qué de ella? ¿Era acaso lesbiana? No podía ser posible ¡Antes yo había salido con Sergio! “Como bien has dicho, antes, ahora ni siquiera te acuerdas de el”

Me estaba empezando a encontrar muy mal, me dolía la cabeza y estaba ardiendo así que salí del baño y me fui directamente fuera de la fiesta. Di un par de pasos y me senté en el suelo contra un árbol mientras lloraba descontroladamente. Me dolía el corazón, literalmente, me dolía mucho. Era una sensación nueva a la que no sabía como actuar, aunque no estaba del todo segura de que se pudiera actuar de ninguna manera en esos casos.

Me tiré así no supe cuanto tiempo, tan solo lloraba sin poder contenerlo, necesitaba desahogarme después de tanto tiempo reprimiendo mis sentimientos. En ese momento salió Marta de la fiesta y, al verme, fue corriendo hacia mi.

Marta: ¿Qué te pasa Ainhoa?- me preguntó preocupada mientras se agachaba.

Yo: Me encuen-tro fat-tal- murmuré sollozando.

Ella se apoyó en el árbol y puso su mano en mi frente.

Marta: Dios mío estás ardiendo- comentó ella.

Aunque ella dijese que estaba ardiendo yo justamente estaba sintiendo todo lo contrario, estaba completamente helada, estaba tiritando.

Marta: Vamos a avisar a los demás, vamos a irnos a casa- me anunció intentando levantarme.

Pero no pude dar ni dos pasos, mi cuerpo estaba presente pero mi mente estaba perdida, apenas era consciente de lo que ocurría a mi alrededor pero podía escucharla perfectamente.

Marta: Está bien, te dejaré en el coche, en seguida vuelvo- me avisó sentándome en la acera apoyada contra el coche.

Yo tan solo me rodeé las rodillas con los brazos en un intento de calentarme y seguí llorando, no había nada en ese momento que pudiera calmarme. A los pocos minutos vi a un grupo de personas acercándose a paso rápido hacia mi, eran los chicos.

Alicia: ¿Qué pasa Ainhoa?- me preguntó ella preocupada.

Tan solo la miré sin contestar, tenía el pelo alborotado, su pintalabios estaba completamente esparcido alrededor de los labios y su vestido estaba mal colocado, todo eran pruebas de lo que había estado ocurriendo en aquella habitación, mi llanto fue en aumento.

Alicia se metió en el coche, no sé quien me metió a mi también, después el coche arrancó. Mi cabeza estaba en las rodillas de Alicia, ella con sus manos me acariciaba la cara y me masajeaba la cabeza, ella probablemente no era consciente de que así lo único que conseguía era hacerme daño, no físico si no sentimental. Alguien me puso una chaqueta por encima para calentarme, no hubo mucha diferencia.

Al fin llegamos a mi casa, abrieron la puerta y me sacaron, pude reconocer que era Javi el que me tenía agarrada.

Marta: ¡Mierda se ha dejado las llaves en casa!- exclamó mientras observaba mi bolso.

Alicia: ¿Qué hacemos?

Javi: ¿Y si la llevamos al médico? No deja ni de llorar ni de tiritar, y eso que está ardiendo, y respira muy levemente- comentó el.

Marta: ¿Pero no ves como está? Lo que necesita ahora es estar en cama tapada hasta arriba y con un medicamento que le baje la fiebre, no creo que aguante hasta que lleguemos al médico- contestó ella.

Alicia: ¿Y si me la llevo a mi casa? Si mañana no mejora llamamos a sus padres y al médico- propuso.

Sergio: ¿A tú casa? No creo que sea buena idea- habló después de toda la noche sin oírle.

Andrés: Tiene razón, no creo que sea una buena idea mi amor- apoyó a Sergio.

Marta: Pues a mi me parece una idea estupenda, y puesto que soy yo la que la va a tener que llevar se irá con Alicia- concluyó ella.

Javi: A mi también me parece mejor así.

Marta: Pues ya está, metedla en el coche- dijo.

Javi me metió en el coche y como antes estaba en las piernas de Alicia, no sabía si alegrarme o deprimirme.

Marta: Os iré dejando en vuestras casas, Andrés como tu casa es la que más cerca está serás el primero en bajarte- indicó.

Andrés: Pues yo creo que sería mejor que me quedara en su casa para ayudarla si necesita ayuda.

Sergio: Es verdad, tiene razón- comentó.

Alicia: ¿Qué ayuda voy a necesitar? ¿Tú crees que tal y como está se va a mover?- preguntó.

Andrés: No, pero si necesitas cambiarla o algo va a ser peso en muerto- comentó.

Marta: ¿Y crees que la va a poner en ropa interior delante tuya?- reprochó.

Andrés: No pero...

Alicia: ¡Da igual! Ven conmigo si tanta ilusión te hace- exclamó irritada.

Era ya lo único que me faltaba, tener al imbécil ese más cerca todavía, de cada vez no podía evitar deprimirme más. De ese momento no supe nada más, tan solo recordaba el escaso aire que conseguía recoger y lo difícil que se me hacía respirar al tener una gran opresión en mi pecho. Cuando abrí los ojos estaba tumbada en una cama, apenas podía moverme del frío que tenía así que tan solo pude recostarme un poco apoyando mi brazo debajo de mi cuerpo. A lo lejos pude escuchar unas voces.

Alicia: Ainhoa está en la otra habitación, no podemos hacerlo ahora.

Andrés: ¿Cómo que no? Venga, será rápido.

La rabia que sentí en ese instante era indescriptible, me sentía una gran idiota. Para ella era nada más que una carga, una gran molestia y, además, enferma. Como pude me levanté y fui caminando hasta la puerta, me agarré al marco de la puerta y intenté encontrar la puerta de su casa. Mi intención era largarme de allí con el máximo silencio posible, pero mi llanto que ya se había echo presente al escuchar aquella conversación no ayudaba mucho.

Cuando encontré la puerta intenté abrirla pero las fuerzas me fallaron y caí de rodillas al suelo haciendo un gran estruendo, Alicia llegó al lugar donde me encontraba en menos de cinco segundos.

Alicia: ¡Ainhoa! Ainhoa ¿Estás bien?- preguntó corriendo hacía mi y agachándose.

Yo: Es-estoy bien- contesté sollozando.

Alicia: ¿Pero qué haces?

Yo: M-me voy a c-casa- contesté intentando levantarme, ella me lo impidió.

Alicia: ¡Cómo que te vas a casa! ¿Estás loca?- exclamó alarmada.

Yo: Tan solo soy una molestia para ti- respondí llorando.

Alicia: ¿Pero tú estás tonta? ¿Cómo vas a ser una molestia?

Me levantó como pudo y me tumbó de nuevo en lo que supuse que sería su cama, en ese momento apareció Andrés, tenía puesta la camiseta pero faltaban sus pantalones, tenía puesto sus gallumbos que marcaban la erección de su miembro, no pude evitar querer morir.

Alicia: ¡Vístete! ¡Vístete y lárgate de aquí!- gritó enfurecida.

Andrés: ¿Quieres que me vaya?- preguntó sorprendido.

Ella salió de la habitación, cogió toda su ropa, abrió la puerta de su casa y la tiró fuera. Después se puso detrás de el y le sacó de su casa. Volvió a la habitación donde estaba y se puso de rodillas mientras me hablaba, pero mi mente estaba desconectada de ese cuarto, jamás pensé que una sola persona pudiera hacer tanto daño.

Alicia: ¿Ainhoa? Ainhoa por favor contesta- me suplicó ella al borde del llanto.

No me gustó verla así pero ¿acaso ella se había preocupado por mi al verme llorar? “No puedes ser tan egoísta, ella ni siquiera sabe el por qué estás así, no lo sabes ni tú misma” Tenía razón, no podía ser así con ella, así que dije lo primero que se me vino por la mente.

Yo: Tengo frío- murmuré.

Hasta ese momento no me había dado cuenta de que había vuelto a tiritar. Alicia se levantó rápidamente, sacó un pijama y me miró nerviosa. Después de unos segundos se acercó y temblorosa me empezó a desvestir hasta dejarme en ropa interior para después ponerme el pijama. Me tumbó en la cama tapándome con los edredones y se fue unos segundos, cuando volvió traía un vaso con una pastilla que me tragué.

Cerré los ojos con intención de dormir, los abrí momentáneamente y vi que Alicia se estaba cambiando, de cintura para arriba no tenía ninguna prenda. Mi mirada se encontró con la suya y aunque me fijé en que se ruborizó no hizo ningún movimiento para taparse, aunque yo tampoco la había mirado, tan solo me quedé observando sus ojos hasta que los volví a cerrar. Al cabo de un par de minutos sentí como ella se tumbaba junto a mi bajo los edredones. Abrí los ojos y la descubrí mirándome, no le dije nada, tan solo me acerqué a ella buscando calor humano, su fragancia invadió mis pulmones sacándome una pequeña sonrisa de la que no se percató.

Cuando abrí los ojos sentí como si hubiera pasado un camión sobre mi cuerpo, en especial sobre mi cabeza. Cuando me incorporé me di cuenta del calor que hacía así que me destapé ya que estaba chorreando de sudor. Me percaté de que Alicia estaba durmiendo a mi lado por lo que me levanté sin moverme mucho para no despertarla. Cuando estuve de pie me faltó poco para caerme, gracias a unos reflejos casi inhumanos conseguí agarrarme a una mesa.

Hice memoria de lo que había ocurrido la noche pasada, tan solo recordaba el malestar en mi cuerpo y el gran dolor que sentía en el pecho. ¿Por qué me había afectado tanto que Alicia se acostara con Andrés? “Eso si que es una gran escena de celos” ¿Celos? ¿Por qué iba a sentir celos yo por ella? “Porque estás enamorada de ella” Yo no estoy enamorada de Alicia, no, me niego a aceptarlo, es una tontería pasajera tan solo “¿Estás completamente segura de lo que has dicho?” Por supuesto “Bien, me encantaría poder hacer una apuesta, pero sería imposible ya que estoy dentro de ti” Desgraciadamente si.

Mientras yo mantenía una discusión con mi conciencia Alicia se despertó y empezó a mirarme.

Alicia: ¿Estás bien Ainhoa?- preguntó un poco temerosa.

No le contesté, simplemente porque ni siquiera la oí pero si que la veía.

Alicia: ¿Te encuentras bien?- volvió a preguntar acercándose a mi ya preocupada.

¡Empanada que te están hablando!” En ese momento giré la cabeza bruscamente hacia donde estaba ella como cuando te dan un susto.

Yo: ¿Eh?

Alicia: ¿Estás bien?- volvió a preguntar mirándome.

Yo: Si, ya estoy mucho mejor- contesté.

Puso su mano en mi frente para comprobar mi temperatura.

Alicia: Creo que aún tienes un poco de fiebre, estás bastante caliente- me contestó.

Yo: ¿Si? Pues me estoy muriendo de calor, fíjate como he dejado el pijama- le dije mientras le señalaba el pijama que estaba empapado de sudor.

Alicia: Puedes ducharte si quieres, avisé a tus padres por la mañana de que estabas aquí- me ofreció sonriendo.

Yo: Normalmente rechazaría la oferta ya que me parece abusar demasiado, pero estoy echa una cerda así que, si me enseñas tu baño, estaré encantada- respondí devolviéndole la sonrisa.

Ella se levantó y me guió a su cuarto de baño.

Alicia: Ahora te traeré algo de mi ropa, espero que te venga bien- me dijo.

Yo: ¿A tus padres no les importará que me duche?- pregunté para asegurarme.

Alicia: Mis padres están de viaje en Italia, no vuelven hasta la semana que viene así que deja de entretenerte y ve a ducharte ya- contestó.

Le sonreí y me metí en la ducha. Tardé unos quince minutos, salí, me sequé y al no ver la ropa me envolví en una toalla y salí.

Yo: ¿Alicia?- la llamé.

Alicia: Toma, creo que esto...- dijo saliendo de una habitación.

Al verme se quedó un poco sorprendida, quizás un poco avergonzada y no entendía el por que, supuestamente tendría que ser yo la que estuviera así, cosa que tampoco era.

Yo: ¿Creo que esto...?- dije para que continuara.

Alicia: C-creo que esto puede v-venirte bien- contestó nerviosa.

Me acerqué a ella y cogí la ropa.

Yo: ¿Te encuentras bien?- pregunté.

Enseguida se sonrojó y bajó la mirada.

Alicia: Si si, tranquila. Ve a desvestir...osea a v-vestirte- dijo rápidamente mientras se iba a su habitación.

Me quedé unos segundos con la boca abierta y parada en el mismo sitio. No entendía a que se debía tanto nerviosismo. Dejé ese tema de lado y entré al baño para cambiarme. Cuando salí oí ruido en la cocina así que fui allí. Entré y estaba Alicia cocinando.

Alicia: Al final si que te ha quedado bien mi ropa- comentó cuando notó mi presencia.

Yo: Si, aunque los pantalones me vienen un poco ajustados. ¿También son tuyos?- pregunté.

Alicia: Si, solo que se los puso una vez mi madre y me los hizo grandes. Si quieres puedes quedártelos- me ofreció.

Yo: Me encantaría pero me gustan más los pantalones que me dejan respirar- contesté riendo- Gracias de todas formas.

Ella sonrió y se volvió a lo suyo. Me senté en una silla apoyando la espalda contra la pared.

Yo: Alicia- la llamé, ella se giró- Quería agradecerte que te hayas tomado las molestias de ofrecerte para cuidar de mi- le agradecí.

Alicia: De nada, no hace falta que lo agradezcas. Si que me has complicado un poco la noche intentando marcharte pero bueno, no ha sido nada- contestó sonriendo.

Lo recordé, pero también recordé como estaba Andrés cuando me llevó a la habitación haciendo que me desanimara.

Yo: De todas formas gracias, has dejado que me duche y me has cuidado, eso es lo que importa- le dije.

Ella me sonrió y siguió cocinando. Al cabo de pocos minutos me dio dinero para coger un taxi y volver a casa. Cuando llegué Antonio y Lucía me acribillaron a preguntas, no me quedó más remedio que contestar hasta que se quedaron tranquilos. Después de leer y escribir un poco comí y vi la tele. Pasé la tarde en mi casa, seguí leyendo y escribiendo y estuve un rato en mi portátil. Cuando llegó la hora cené, me cambié y fui a dormir.


¡Hola a todos! Como véis he subido la continuación más rápido, esta semana si que tenía tiempo libre jejeje. Sé que este capítulo os habrá podido resultar un poco aburrido, pero os aseguro que el siguiente tendrá un poco más de acción.

Gracias a los que me leeis, a los que valoráis y comentáis, me complace mucho leer los comentarios, muchos me sacan algunas sonrisas jajaja.

¡Besos y abrazos desde España!