Ayúdame a recordar 39

-Lo siento, lo siento, lo siento- susurró mi padre cogiéndome y sentándome en la silla, él se había contenido pero mi madre no había podido evitarlo y también empezó a llorar-Cariño, ahora más que nunca tienes que ser fuerte- dijo mi madre mientras recostaba mi cabeza en su hombro.

-¿Qué?- murmuré sintiendo que me faltaba la respiración.


-Ahora no puedo hablar, cuando vengas te explicaremos todo, estamos en la Policlínica Miramar.

-Pero ¿qué tipo de complicaciones? ¿Qué problemas?

-Ainhoa- se quedó unos segundos en silencio- Ven rápido.

-¡Joder Marta, dime qué…- en ese instante cortó la llamada- ¡Mierda!

Me coloqué los zapatos en dos segundos y busqué mis llaves entre la oscuridad. No podía dejar de pensar en lo que había dicho Marta, ¿Alicia tenía problemas? ¿Qué problemas? ¿Era grave? ¿Estaban ella y el bebé a salvo? Dios mío, tenía el corazón en un puño. Abrí con brusquedad la puerta de mi cuarto y corrí por el pasillo, por el camino mi padre salió de su cuarto frotándose los ojos.

-¿Qué pasa Ainhoa? ¿Por qué gritas?

-Alicia se ha puesto de parto- le respondí rápidamente.

-¿Cómo?- murmuró sorprendido.

-Me ha llamado Marta, me ha dicho que tiene problemas, que hay complicaciones.

-¿Problemas? ¿A qué se refiere?

-No lo sé, no me ha dicho más- contesté buscando las llaves del coche.

-Espéranos, despierto a tu madre y salimos- me avisó entrando rápidamente a su cuarto.

-No voy a esperar, yo me voy ya- le dije lo suficientemente alto como para que me oyera y abriendo la puerta de casa.

-¡Al menos dime dónde está!

-En la Policlínica Miramar.

Dicho esto cerré la puerta y bajé las escaleras corriendo, no iba a esperar al ascensor. Subí a mi coche y arranqué a una velocidad de vértigo, la policlínica no estaba a más de diez minutos. Al llegar me entretuve unos segundos en recepción preguntando a qué planta debía ir, subí corriendo por las escaleras cuatro pisos y al final del pasillo divisé a Marta y a Javi sentados y a un doctor, corrí hacia ellos. Cuando me vieron se pusieron de pie y me miraron, la expresión de sus caras no me reconfortó en lo más mínimo.

-¿Qué pasa? ¿Dónde está Alicia? ¿Está bien? ¿Y el bebé?- pregunté sin aliento y desesperada.

-¿Cuál es tu nombre?- me preguntó aquel hombre.

-¿Para qué quieres saber mi nombre? ¿Dónde está Alicia?

-Se llama Ainhoa- contestó Javi por mí.

-Bien Ainhoa, ahora siéntate y tranquilízate- dijo poniéndome una mano en el brazo y señalándome la hilera de sillas que había, pero moví mi brazo rápidamente evitando el contacto.

-¡No quiero tranquilizarme, quiero saber dónde y cómo está mi novia!- exclamé perdiendo los nervios, luego al pensar durante unos instantes las lágrimas empezaron a invadir mis ojos- Marta, no me digas que ha…que ha…- no fui capaz de decir aquella palabra.

Marta y Javi miraron al doctor, él les devolvió la mirada y luego me miraron a mí.

-No, no ha muerto, pero está en un estado bastante grave y complicado- me contestó aliviándome y angustiándome a la vez.

-¿Qué le pasa?- pregunté con un nudo en la garganta.

-Ha habido un desprendimiento de placenta, por lo tanto está perdiendo bastante sangre. No sabemos exactamente a qué se debe este desprendimiento, pero consiste en la separación total o parcial de la placenta de la pared del útero, en este caso parcial. Además Alicia no está dilatando, ya sea porque tiene miedo, está tensa o nerviosa, lo cual es un gran problema. Cuando ocurre esto normalmente es suficiente con dejarlas solas para que se tranquilicen y relajen, pero con ella no funciona. La cesárea es nuestra última opción, y tan solo recurriremos a ella en caso de que la vida de la madre o el bebé peligren, hasta entonces no nos queda más que esperar a ver si dilata o no y pueda tener un parto natural.

Cerré los ojos con fuerza y al fin las lágrimas que había estado conteniendo se deslizaron por mis mejillas. De todas las mujeres que había en el mundo ¿por qué ella? ¿Por qué tenía que ser ella?

-Quiero verla.

-Me temo que eso no va a ser posible.

-Dejadme verla por favor- supliqué sollozando- Necesito decirle que la amo, necesito disculparme por la pelea que tuvimos hace unas horas. Por favor.

-Lo siento, de momento no puedo hacer nada más por ti- se disculpó levantándose- Cualquier cosa que pase os avisaremos.

Se dio la vuelta para entrar a una sala pero le detuve.

-Saldrá de esta ¿verdad?

Él se dio la vuelta y me miró.

-No lo sé, puede que la situación mejore y que dentro poco tenga al niño o puede que todo se tuerza en dos segundos y acabe mal. No quiero dar una respuesta precipitada- volvió a dar la vuelta y se fue.

No pude contenerme más y empecé a llorar como una niña pequeña, Marta me abrazó con fuerza y Javi me acarició la rodilla afectuosamente. Pero en ese momento no quería que me abrazaran, ni que me acariciaran la rodilla, quería a Alicia, quería que saliera de ahí sana y a salvo.

-Ya verás que sí que saldrá de esta Ainhoa- me dijo Javi para animarme.

Quería creer en sus palabras, de verdad que quería hacerlo, pero me era realmente difícil habiéndome dicho todo lo que le estaba ocurriendo. Lo único que me reconfortaba mínimamente era que si no le habían hecho la cesárea era porque su vida no corría peligro, pero aun así no podía estar cagada de miedo de perderla. Pensar que podía morir de un instante a otro hacía que mi corazón se saltara algún que otro latido. No podía ni quería imaginarme la vida sin ella.

En ese momento aparecieron mis padres, al vernos caminaron rápidamente hacia nosotros.

-Ainhoa, ¿qué le pasa a Alicia?- preguntó mi padre.

-Papá- murmuré levantándome, tirándome a sus brazos e hinchándome a llorar, el me abrazó con fuerza.

-¿Qué tiene?- preguntó mi madre a Marta y a Javi.

-Tiene un desprendimiento de placenta parcial, está perdiendo mucha sangre y además no dilata. No quieren hacerle la cesárea hasta que no sea estrictamente necesario- le resumió Marta.

-Dios- murmuró mi madre acercándose a mí y abrazándome también sin saber qué decir, cosa que agradecí, en ese momento me importaban más los actos que las palabras.

Los minutos fueron pasando, poco a poco dejé de llorar y me calmé un poco gracias a la ayuda de mis padres, Marta y Javi, me estaban intentando hacer pensar en positivo. Pasó más de una hora en la que entraba y salía gente de donde se suponía que estaba Alicia, pero nadie decía nada, estaba perdiendo los nervios y de nuevo volví a estar alterada.

Caminaba rápidamente dando vueltas y de un lado a otro completamente nerviosa e impaciente. Mi corazón latía frenéticamente y yo de cada vez me encontraba peor. Tenía sueño, estaba cansada, me dolían los ojos y todo el cuerpo en general, y además no podía evitar sentir una gran culpabilidad al recordar constantemente la discusión que habíamos tenido. ¡Tonta Ainhoa, tonta! ¿Cómo pude haberle dicho todo eso? ¿Cómo me atreví a denigrarla de aquella manera con esa última frase? Tenía ganas de arrancarme la lengua y pisotearla. No me quería ni imaginar qué pensó de mí, lo que sintió, lo que estaría pensando en ese mismo instante. ¿Cómo estaría? Joder, ¿por qué mierda no le cogí el móvil? ¡Puto orgullo! A veces me daba asco a mí misma.

Pasó una media hora más cuando al fin el mismo doctor salió rápidamente de aquella sala, me acerqué a él nada más verlo.

-Quiero ver a mi novia, me da igual lo que digas, voy a entrar- le informé pero sus brazos me detuvieron.

-¡No puedes entrar ahí!- exclamó.

-¡Dejadme verla!- traté de zafarme de sus brazos empujándolo violentamente, chocó contra la pared y mi padre me agarró de la cintura.

-¡Ainhoa tranquilízate!- me dijo mi padre.

-Mira, no puedo perder el tiempo con estas tonterías, la estamos preparando para la cesárea.

Esas palabras fueron suficientes para que dejara de forcejear con mi padre, él me soltó también sorprendido entendiendo lo que significaban esas palabras. El doctor miró con cara de culpa.

-P-pero eso significa que…

-Sus constantes vitales bajaron muchísimo de golpe, estaba perdiendo tanta sangre que apenas las transfusiones le servían para algo. No podemos esperar más.

Me llevé las manos a la cabeza mientras las lágrimas volvían a invadir mis ojos con fuerza renovada.

-Antes de proceder debemos saber una cosa, y como Alicia no está en condiciones de responder no me queda más remedio que preguntártelo a ti ya que eres su pareja. Siento muchísimo tener que ponerte en esta situación, pero si la cosa se complica más aún tengo que saber a cuál de los dos salvar.

Aquellas palabras hicieron que mi corazón se detuviera por completo, no podía ser, ¿acababa de oír lo que acababa de oír?

-Como ella muera porque no habéis querido hacerle la cesárea antes te juro que te mato, te lo juro- le amenacé con rabia, dolida y deshaciéndome en lágrimas.

-¿No hay ninguna posibilidad de que se salven los dos?- preguntó mi madre temiendo la respuesta.

-La hay, pero para seros sinceros si no mejora hay muy pocas posibilidades para los dos.

Empecé a temblar y a sentirme muy mareada, mi padre me rodeó entre sus brazos brindándome apoyo.

-Dios mío- sollozó Marta sin poder contener por más tiempo su llanto. Javi, que también tenía lágrimas en los ojos, la abrazó con fuerza. A pesar de que lo habían intentado ya no podían seguir siendo fuertes por mí.

-Ainhoa, sé que esto es difícil para ti, pero necesito una respuesta- me apremió.

Lo miré a los ojos, veía su casa borrosa por mis lágrimas.

-Me da igual qué hagáis, cómo lo hagáis, cuánto tiempo estéis o qué utilicéis para conseguirlo, pero sacad a mi novia viva de ahí por favor, te lo suplico- le rogué.

-No puedo prometerte que salve a los dos, pero lo que sí puedo prometerte es que haré todo lo que esté en mi mano para intentarlo.

Dicho esto se dio la vuelta y desapareció.

-Se va papá, se va y me va a dejar, la voy a perder y ni siquiera he podido disculparme con ella, decirle que la amo, besarla por última vez… Se va a ir- murmuré con los ojos cerrados y la cara apoyada contra su pecho, mojando su camiseta.

-No digas eso Ainhoa, aun no lo sabemos, no pierdas la esperanza- trató de reconfortarme.

-Lo presiento, si ella muere yo… yo me muero con ella papá, me muero con ella, lo es todo para mí, es mi vida entera, y se va a morir, se va a morir- repetía incesablemente.

Mi padre me soltó al ver que Marta y Javi se habían acercado a mí, no dudé en abrazarlos a los dos con fuerza.

-Vivirá, tiene que vivir, lo sé, a mí no me quita a una de mis mejores amigas tan pronto ni Dios- murmuró Marta convencida.

-Dentro de poco tendrás a vuestro hijo en brazos, y Alicia estará bien, ya verás- intentó animarme Javi.

No lo demostraba, pero agradecía sus palabras enormemente. Esos minutos fueron los más largos de mi vida, no sabía cuánto tiempo había pasado, cuánto tiempo quedaba por esperar, pero se me hizo eterno. Estaba sentada, con los codos en mis rodillas y mi cabeza apoyada en mis manos, como si estuviera rezando, y realmente lo estaba haciendo. Era atea, que hubiera un dios ahí arriba se me hacía inconcebible, pero llegué a tal punto que si realmente había alguien o algo le imploré y rogué que la dejara vivir, que no se la llevase. Joder, que solo tenía veintiún años, le quedaba toda una vida por delante. Una vida que yo quería vivir con ella, una vida de la cual yo quería formar parte, una vida que quería que se convirtiera en mi vida también. Habíamos pasado demasiado poco tiempo juntas, casi un año que se me había pasado sin darme cuenta apenas, pero sin duda alguna el mejor año de mi vida. No me la podían arrebatar así sin más de un día a otro.

Entonces salió el doctor de aquella sala, inmediatamente nos levantamos todos y lo miramos. No hizo falta que dijera nada, su mirada me lo dijo todo. Mientras se acercaba a nosotros con una cara larga y entristecida negó con la cabeza mientras me miraba fijamente. Mi corazón se paró y sentí que el pasillo daba vueltas y el suelo temblaba, pero en realidad eran mis piernas.

-Hemos podido salvar a la niña, pero… no hemos conseguido estabilizar a Alicia. Lo siento muchísimo.

Esas palabras perforaron mis oídos, hicieron de mis ojos dos cataratas, se agolparon en mi garganta y pecho impidiéndome respirar, rompieron mi corazón en un millón de trozos y debilitaron mis piernas de tal manera que si no hubiera sido por Javi que estaba a mi lado me habría desplomado al suelo.

-No, no, no, no, no- murmuré negando con la cabeza sintiendo cómo mi vida entera se venía abajo y se reducía a cenizas- No puede ser, mi niña, no por favor, ¡no!

Lloré como no había llorado en mi vida, grité hasta la afonía, tenía ganas de vomitar, tenía un nudo en la garganta que me dolía muchísimo ¿Por qué ella? ¡Maldita sea!

Javi se debilitó también y me dejó en el suelo, yo me aparté el pelo de la cara y me dejé las manos en la cabeza, llorando descontroladamente y sollozando como un bebé recién nacido. En ese momento lo que menos me importó fue el bebé, es más, lo maldije mil veces. El dolor que sentí no se lo deseaba ni a la persona más cruel del mundo, algo murió dentro de mí, algo más profundo que mi corazón se rompió, incluso algo más que mi alma, que también estaba completamente destruida. Me rompí yo misma, de arriba abajo, no literalmente obviamente, pero yo lo sentía así.

-Lo siento, lo siento, lo siento- susurró mi padre cogiéndome y sentándome en la silla, él se había contenido pero mi madre no había podido evitarlo y también empezó a llorar.

-Cariño, ahora más que nunca tienes que ser fuerte- dijo mi madre mientras recostaba mi cabeza en su hombro.

-¿Fuerte? Acabo de perder al amor de mi vida, la persona que más he amado, amo y amaré nunca, la persona que me daba ilusión de vivir, de levantarme cada mañana y la que me quitaba las ganas de dormir al no poder dejar de mirarla cuando ella cerraba los ojos por la noche, la que le ha dado sentido a mi vida. La persona con la que quería compartir mi vida ha muerto. ¿Cómo puedes pedirme que sea fuerte? Acabo de morir con ella- conseguí decirle entre sollozos.

-Te lo pido porque debes hacerlo, debes hacerlo por el bebé.

-¡Me importa una mierda el bebé, no quiero a esa maldita niña!- grité fuera de mí- La quiero a ella mamá, la quiero a ella, y no está, ya no está.

Al levantar la vista pude reconocer la silueta de Marta abrazada a mi padre y a Javi también a su lado, acariciándole la cabeza. Ya no podría volver a ver aquellos preciosos ojos verdes que tanto me encandilaban, ya no podría acercar mi nariz a su pelo e inhalar aquel aroma que tanto amaba, ya no podría volver a besar aquellos labios carnosos y perfectos que tan loca me volvían, ya no podría volver a contemplar aquella sonrisa que tanto me enamoraba, ya no podría hacerle el amor a ese cuerpo que tanto me descontrolaba. ¿De qué me servía estar viva si vivir sin ella no era vivir? Eso era morir de la manera más lenta y dolorosa que existía.

Cuando recobré las fuerzas me levanté, me acerqué al doctor y lo miré fijamente.

-Tú… Por tu culpa ha muerto, tú la has matado cabrón- le dije completamente enfurecida.

-Yo…

-¡Mateo, ven enseguida! Hemos conseguido reanimarla, tenemos pulso. ¡Corre!- le gritó una mujer haciéndole señas desde la puerta donde había salido él con anterioridad, llevaba unos guantes completamente ensangrentados.

Mateo, que al parecer así se llamaba el doctor, no se lo pensó dos veces, corrió para entrar de nuevo a esa sala.

-Espera, ¿qué significa eso?- le pregunté esperanzada, pero me ignoró- ¿Qué significa eso?

Cruzó la puerta sin contestarme y esta se cerró. Impulsivamente corrí hacia esa puerta para pasar al otro lado, pero los brazos de Javi me lo impidieron.

-Son las seis de la mañana y en tres horas tienes un examen de recuperación en el que te juegas repetir curso o no. Javi, Marta, llevadla a casa, que descanse y aseguraos de que vaya al examen por favor- les pidió mi padre a ellos.

-¿Qué? No, yo no me muevo de aquí hasta saber si está viva o no- me negué, pero no pude discutir, Javi me cogió en brazos y empezó a caminar a la salida- ¡Javi suéltame, te digo que me sueltes! ¡No me hagáis esto!

-Ainhoa, te juro que en cuanto sepamos algo te enviaré un mensaje, pero ahora por favor vete- me pidió mi madre.

Por más que pataleé, grité y supliqué no me hizo caso, me sacaron a rastras de la policlínica, me metieron en el coche y él empezó a conducir.

-Por favor Javi, da la vuelta, necesito saber si ella está bien o no, por favor- le supliqué desesperada.

-Lo siento Ainhoa, pero tu padre tiene razón, tienes que descansar para el examen. Lo que tenga que ser será, tu presencia no va a cambiar que ella muera o no, pero que asistas al examen sí que puede cambiar las cosas, tanto como para perder un año o no- me contestó Javi suavemente.

-¿Y crees que voy a poder aprobar sabiendo que ella está a un paso de no despertar nunca más?

-Creo que vas a poder aprobar sabiendo que han conseguido reanimarla. Ella es fuerte, no se rendirá tan fácilmente.

-No puedo más- exploté a llorar de nuevo- No puedo más, estoy agotada. Lo único que quiero es despertar de esta pesadilla, girarme de lado en la cama y abrazarla con fuerza.

Marta, que estaba a mi lado, se sentó en la otra punta del coche.

-Ven aquí- me indicó palmeándose los muslos para que pusiera la cabeza ahí.

Le hice caso, me tumbé poniéndome en posición fetal y apoyé mi cabeza suavemente sobre sus piernas.

-Ahora vas a tranquilizarte, ¿de acuerdo?-yo asentí cerrando los ojos- Todo saldrá bien.

Llevó sus manos a mí cabeza y empezó a darme un pequeño masaje, jamás podría hacerle saber lo agradecida que estaba por todo lo que estaba haciendo por mí, tanto ella como Javi. Al cabo de unos minutos sentí que el coche se detenía, abrí los ojos y me incorporé lentamente, de nuevo volvía a tener el edificio de mis padres enfrente. Cuando subimos en el ascensor al fin pude darme cuenta realmente de cuál era mi estado al verme en el espejo: tenía los ojos hinchados y rojos, unas ojeras algo marcadas y estaba bastante pálida. Me dolió verme así, podía notar perfectamente mi sufrimiento en mi cara.

-Ve a tu cuarto e intenta dormir un poco, te despertaremos a las ocho- me dijo Marta cuando entramos.

-No tengo ganas de dormir.

-Pues lo intentas- dijo Javi serio- ¿Cuánto habrás dormido en total, dos, tres horas? Necesitas descansar, y si no duermes al menos cierra los ojos y relájate.

-¿Y vosotros?

-Nos quedaremos aquí, ya encontraremos algo que hacer o quizás durmamos un rato en el sofá.

-Id al cuarto de mis padres si queréis, a ellos no les importará, ni siquiera se darán cuenta.

-Vale, tú ve a tu cuarto, no te preocupes.

Me acerqué a ellos y los abracé a los dos con fuerza, ellos me devolvieron el gesto.

-Muchísimas gracias por todo, en serio, no sé qué haría sin vosotros. Soy muy afortunada de teneros como amigos.

Javi me besó la cabeza cariñosamente y Marta acarició mi espalda.

-No agradezcas nada, necesitabas apoyo y aquí hemos estado. Tú habrías hecho lo mismo por nosotros- me contestó Marta.

Me separé de ellos, les sonreí y me metí en mi cuarto. Mis apuntes y mi libro aún estaban abiertos encima de la cama, los cerré y los dejé con suavidad encima del escritorio. Me tumbé en la cama, cerré los ojos y suspiré, las ganas de llorar de nuevo me invadieron pero me obligué a mí misma no hacerlo. Tal y como supe desde un principio no conseguí pegar ojo, mi mente no podía dejar de dar vueltas a un mismo tema: Alicia. ‘¡Ya basta! Deja de pensar en ella y torturarte Ainhoa, no ha sido culpa tuya, esto habría ocurrido contigo y sin ti’

Sacudí mi cabeza, busqué unos cascos en los cajones del escritorio, los conecté a mi móvil y me puse a escuchar música, no encontré otra manera mejor para distraerme. Pasó el tiempo, poco a poco conseguí calmarme y relajarme, tanto que cuando sentí una mano en mi hombro di un brinco sobresaltada. Abrí los ojos y cuando me acostumbré a la oscuridad vi a Javi.

-Son las ocho- me susurró suavemente.

-¿Ya?- pregunté sorprendida.

Él asintió, yo me estiré, apagué la música y me senté.

-¿Han llamado mis padres o algo?- pregunté esperanzada.

-No, no sabemos nada.

Bajé la mirada y suspiré.

-Eh, seguro que todo está bien.

Le sonreí tristemente y me levanté.

-Voy a darme una ducha.

Tardé veinte minutos en ducharme, estuve varios minutos debajo del chorro de agua fría para despejarme, por más que lo había intentado no había conseguido dormirme, y eso me estaba pasando factura. Sentía los ojos pesados y adoloridos, como si tuviera pequeñas piedrecitas dentro, algo realmente molesto.

-Vaya, realmente el maquillaje hace milagros- comentó Javi al verme, había hecho mi mejor trabajo maquillándome.

-¿Sí? Pues yo la veo igual de destrozada- dijo Marta con tristeza.

-Podré borrar las marcas de mi cara, pero no cómo me siento- contesté sentándome.

Me habían preparado el desayuno, dos tostadas con mantequilla y un café con leche.

-Me sorprende que aunque sepáis que no voy a comer me hayáis preparado esto.

-Me sorprende que aunque sepas que por más que no quieras comer te obligaremos a hacerlo hayas dicho eso- dijo Javi, sonreí por primera vez en las últimas veinticuatro horas.

-Tan solo me lo como por las molestias- dije antes de dar un mordisco a la tostada.

-Ya ya, seguro- rió Marta- ¿Te sabes el examen?

-Por saber me lo sé de memoria, otra cosa es cómo me vaya.

Cuando terminé de desayunar me llevaron en coche hasta el instituto donde hacía el FP. Me dejaron en la puerta, volví a darles las gracias y después de que me pidieran que ocurriese lo que ocurriese les llamara al acabar el examen se fueron. El instituto parecía desierto, apenas había gente, odiaba que hubiera tanto silencio. Llegué al aula donde me tenía que examinar, como aún faltaban diez minutos para las nueve me senté en el pasillo. Puse todo mi esfuerzo en mantenerme distraída, empecé a tararear una canción mentalmente, lo cual fue un error en un principio pues la primera que se me vino a la mente fue la de Sabes de Alex Ubago, canción que ella me cantó un día estando en un parque cuando hizo una reserva en aquel hotel, canción que me dijo que recordara siempre que estuviera triste o alegre, enfurecida o aburrida para que recordase todo lo que me amaba. Me hizo bien recordar aquello último, y sin nada más que hacer empecé a reconstruir aquel fin de semana. La cara que puso cuando me vio con el corsé, las ganas de sexo irrefrenables que tenía en esa época, como casi por poco mata a aquel pobre hombre al mirarme por accidente cuando estaba desnuda, cuando se quedó en el ascensor al yo besarla apasionadamente, la tarde que tuvimos con aquel niño perdido y lo feliz que se veía… Entonces recordé que me dijo que había una cosa de mí que le gustaba por encima de todo, aún seguía sin saber cuál era. La verdad es que no tenía ni la menor idea de qué podría tratarse, aunque conociéndola probablemente sería la cosa más tonta y estúpida, pero de gran importancia para ella.

-Hola Ainhoa, siento llegar tarde, había muchísimo tráfico- se disculpó Carmen, mi profesora, llegando agitada y abriendo la puerta.

-No te preocupes, no pasa nada.

Pasamos dentro del aula y cerró la puerta.

-¿No ha venido nadie más?- preguntó, no se veía sorprendida al verme tan solo a mí.

-No.

-Siempre he pensado que eres la única de tu clase que se toma en serio esto- comentó dejando varias carpetas en la mesa.

-Tanto que soy la única junto a otras tres personas que estaban aquí por no estar en casa rascándose el temilla que ha suspendido la asignatura más importante del curso.

-Te cuesta más estudiar que a otros pero eso no muestra que no tengas interés, el hecho que estés aquí lo prueba- dijo buscando entre una carpeta de plástico verde el examen.

-Bueno.

-¿Te encuentras bien? Te veo con mala cara.

Joder, ¿tanto se me notaba?

-Sí, es solo que esta noche no he dormido mucho- contesté con una pequeña sonrisa frotándome los ojos.

-Esperemos que haya valido la pena- murmuró pensando que lo decía por el examen. Ojalá fuera por eso, ojalá.

Me senté justo en frente de ella, dado que tampoco me habría dejado ponerme más lejos, y saqué un boli azul y negro.

-¿Para qué sacas los dos?- preguntó curiosa- Solo necesitas uno.

-Me gusta poner mi nombre, mis apellidos y la fecha en azul y contestar las preguntas en negro. Manías mías- contesté sonriendo.

Me respondió a la sonrisa y al fin sacó el examen. Me agradaba mucho su forma de ser, siempre tan sonriente y alegre, además de que no debía tener más de treinta años y por eso al ser tan jovial se le tenía un poco más de confianza. No por nada era mi profesora favorita.

-¿Estás preparada?- preguntó pasándome el examen.

-Bueno, eso lo comprobaremos ahora.

Empecé a escribir mis datos mientras ella se sentaba en la silla.

-Dado que eres la única puedes tomarte el tiempo que necesites. No corras, lee bien las preguntas y piensa bien las respuestas.

-Lo haré.

¿Lo haré? Y una leche, a la media hora ya estaba que me cagaba en todo. Me había quedado completamente en blanco, preguntas tan simples y fáciles de repente se convirtieron en las más complejas. Al cabo de una hora tan solo había completado la mitad del examen, y tenía más rallajos y tachones que palabras. Y para más inri toda la desesperación de no saber qué demonios había ocurrido con Alicia me embargó de la nada. De tanto en tanto Carmen levantaba la vista de su cuaderno y me miraba durante unos instantes, luego volvía a lo suyo. Después de media hora más tan solo me quedaban dos preguntas que contestar, pero yo ya no podía más. La ansiedad y el dolor habían vuelto a mí, se me había formado de nuevo un nudo en la garganta y mi respiración se había tornado rápida e irregular.

-Ainhoa ¿estás bien?

Sin más empecé a llorar y negué con la cabeza.

-No.

Cogí el examen, me levanté y lo dejé en la mesa.

-Agradezco muchísimo que te hayas tomado la molestia de venir sabiendo que sería la única que asistiría, pero no puedo más- le dije entre sollozos recogiendo mis cosas.

-Pero…

-Muchas gracias por todo, adiós- la interrumpí marchándome de la clase rápidamente.

Me fui corriendo al baño, dejé la mochila en el suelo y me lavé la cara con abundante agua quitándome todo el maquillaje que me había puesto. Me senté en el suelo con la espalda apoyada en la pared y revisé la bandeja de entrada por si acaso había recibido algo y no me había dado cuenta, pero nada, no había nada. Entonces ahí me di cuenta de que tenía dos mensajes en el buzón de voz de Alicia. Sabía que no debía escucharlos pero lo hice de todos modos. El primero me dolió, pero el segundo me dejó completamente destruida.

Mi amor, siento muchísimo haberte gritado y sobretodo haberte pegado, no sé qué me ha pasado, pero por favor ven a buscarme, estoy sangrando y me duele muchísimo la barriga, algo va mal. Sé que ahora mismo lo último que querrás será hablar conmigo, pero te lo suplico, si escuchas esto ven a casa, apenas puedo moverme. Te amo, no tomes en serio nada de lo que te he dicho cuando discutíamos por favor’

Al escuchar esto no pude controlar más mi llanto y empecé a llorar descontroladamente. Ella estaba llorando, apenas se le podía entender cuando hablaba, y su voz ocultaba una angustia y un dolor descomunal que me oprimió el pecho impidiéndome respirar con facilidad. Sonaba desesperada, tan desesperada como lo estaba yo en ese instante. ¿Por qué? ¿Por qué había dejado que nuestra discusión llegara tan lejos? ¿Por qué no le cogí el móvil a pesar de tener un mal presentimiento? ¿Por qué? ¿Por qué? Me sentía tan culpable... Si ella llegara a morir cargaría con la culpa durante toda mi vida.

Sentí que la puerta del baño se abrió, levanté la vista y vi a Carmen, sorprendida de verme así de mal y sin el maquillaje.

-¿Hay algo que pueda hacer para ayudarte?- preguntó lentamente, yo negué con la cabeza.

Entró, dejó sus cosas en el lavamanos y se agachó a mi lado. Se tomó la confianza de ponerme la mano en la rodilla.

-Sé que no debería meterte en tu vida y en tus asuntos privados, pero ¿qué te ha pasado? ¿Qué ha ocurrido?

Al igual que ella se había tomado la confianza de ponerme una mano en la rodilla yo me abracé con fuerza a ella, hizo lo mismo y pasó sus manos por mi cintura.

-Mi novia se ha puesto de parto, pero las cosas han salido mal y tan solo el bebé está fuera de peligro. Cuando me fui del hospital habían conseguido reanimarla después de haberme dicho que no habían podido hacer nada por ella, mis padres me prometieron que en cuanto supieran algo me avisarían pero todavía no me han dicho nada- le expliqué sollozando.

Ella se quedó en silencio, no sabía si le habría impactado más saber que tenía novia y no novio, que estaba embarazada o que estaba a punto de morir.

-Lo siento, lo siento muchísimo- murmuró ella acariciando mi espalda.

-No sé si está viva, no sé si está muerta, y me da miedo saberlo, porque si ella muere… Si ella muere me muero yo.

-No digas eso- dijo separándose de mí y mirándome con lástima- Ven, te voy a comprar un agua en el bar de enfrente y vas a calmarte ¿de acuerdo?

-No, no- negué con la cabeza, pero ella se levantó y me ayudó a hacerlo a mí.

-No me lo puedo creer, Ainhoa Salazar negándose a hacer algo que le dice su profesora, me pensaré si esto lo tomaré en cuenta para el curso siguiente- dijo tratando de animarme un poco, cosa que consiguió. No lo entendía, pero esa mujer era capaz de levantar el ánimo hasta en un funeral- Vamos, no seas tonta, no me importa. Yo de todas formas iba a tomarme un café.

Sin poder seguir negándome le hice caso, salimos del instituto y entramos al bar. Nos sentamos en una mesa y ella pidió mi agua y su café. Cuando los trajeron y di un par de tragos me sentí bastante mejor, su compañía ayudó muchísimo a que me calmara.

-Dios, me da vergüenza hasta que me veas, estoy horrible- comenté con una pequeña sonrisa.

-Estás como una persona que tiene miedo de perder a la persona que ama. No te avergüences de tu estado exterior, sino del interior.

Asentí y miré mis manos mientras un silencio algo incómodo se formó entre nosotras. Era la primera vez que hablábamos fuera de algo que no tuviera relación con los estudios.

-Así que tú con una mujer, admito que me sorprende mucho. Me habían llegado rumores de que eras lesbiana pero nunca les di la mayor credibilidad hasta hoy.

-Oh, no soy lesbiana, al menos yo no me considero así. No me gustan las mujeres. Solo ella.

-¿Cómo es eso?- preguntó divertida, pero luego hizo una mueca extraña- Lo siento, me estoy metiendo donde no me llaman, perdona mi atrevimiento.

-No, no te preocupes, no me importa- dije con una pequeña sonrisa- Nuestra historia es algo rara. Yo estaba saliendo con un chico, pero tuve un accidente en el que perdí la memoria. Desde entonces poco a poco fui enamorándome de ella, me dolía muchísimo verla con su novio, pero lo que descubrí bastante más adelante es que ella llevaba dos años enamorada de mí y que salía con él tan solo para sacarme de su cabeza y que sirviera como su tapadera dado que ella sí que es lesbiana. Conseguí recuperar la memoria y un año después ella se atrevió a besarme en un arranque de celos, jamás olvidaré su cara cuando la besé yo también segundos después- recordé eso riendo.

-Vaya, parece incluso una película- dijo riendo un poco- ¿Y lo de su embarazo? ¿Lo buscasteis vosotras?

-No, estaba embarazada de su ex novio antes de salir conmigo, solo que ella no lo sabía. A los pocos días de empezar a salir le pillé una mentira muy gorda que tenía que ver con mi accidente, estuvimos separadas por ello un mes entero. En ese tiempo ella descubrió que estaba embarazada y cuando yo ya no soporté estar más tiempo sin ella y decidí ir a decirle que la perdonaba me dijo que no me amaba y que no me acercara a ella, lo cual nos hizo estar separadas otro mes más. Yo iba a ir a estudiar psicología a Barcelona y ella sabía que si me decía que estaba embarazada yo jamás aceptaría dejarla sola así que optó por tratar de hacerme creer que no le importaba. El mismo día que me iba a ir a la península ella les dijo a nuestros mejores amigos lo de su embarazo, y estos, al ver lo mal que lo estaba pasando por no estar con ella, no dudaron en hacérmelo saber. Desde entonces estamos juntas.

-Es una historia muy bonita- admitió sonriendo con ternura- ¿Cómo se llama ella?

-Alicia- respondí sonriendo también.

-Debéis amaros mucho después de todo lo que habéis hecho la una por la otra.

-La amo por encima de todo, es lo más importante para mí. Ella es mi vida. Es por eso que el solo hecho de imaginarme que ella pueda morir, que lo esté ahora mismo hace que se me vayan las ganas de vivir- contesté mientras se me quebraba la voz a lo último.

Noté que se arrepintió de preguntar eso ya que de nuevo volví a sentirme bastante mal.

-¿Por qué te enamoraste de ella? ¿Qué es lo que hace que ella sea especial para ti?- preguntó rápidamente.

-Son tantas cosas. Ella me conoce tal y como soy, y me acepta y me ama con mis defectos y virtudes. Me cuida, me mima y se preocupa muchísimo por mí. Es detallista, simpática, cariñosa, amable, divertida, muy inteligente, tierna, muy dulce y más aún vergonzosa, a veces un poco infantil y muchas otras veces muy muy celosa- ante esto reímos las dos- Además de que es la mujer más hermosa que existe en este mundo. La pregunta no es por qué me enamoré de ella, sino cómo no podría haberlo hecho.

-Nos has salido sentimental ¿eh?- yo reí.

-Cuando se trata de ella me vuelvo la persona más boba de este mundo- admití.

Continuamos hablando durante unos pocos minutos más, aquella charla con ella me vino de maravilla. No me fue muy difícil darme cuenta de que si me preguntaba tanto el por qué me gustaba Alicia, por qué la amaba, por qué estaba enamorada de ella era para que recordara todo lo bueno que tenía, consiguiendo así que mi ánimo subiera bastante.

-Muchísimas gracias por todo, hablar contigo me ha ayudado mucho- le agradecí dándole un fuerte abrazo para despedirnos.

-No agradezcas nada, espero que no te haya importado que me haya metido tanto en tu vida personal.

-En absoluto, lo que te he contado te lo he contado porque yo he querido- le dije separándome de ella y mirándola- Lo que sí me gustaría pedirte es…

-Tranquila, lo que hemos hablado se queda entre nosotras, puedes confiar en mí. No sería favorable para ninguna de las dos que se enteren de esta conversación, luego podrían pensar que tendría cierto favoritismo contigo y paso de estos problemas.

-Ya.

-Te deseo muchísima suerte, espero que todo salga bien y que pronto podáis volver a casa juntas.

-Yo también lo espero- admití suspirando.

-Sé que tendrás más amigos y más confianza con ellos, pero si algún día necesitas hablar con alguien puedes contar conmigo. Los alumnos tienden a pensar que soy una cabrona por lo estricta y perfeccionista que soy, pero me gustaría que vieran que no solo soy una profesora, puedo intentar ser vuestra consejera si vosotros queréis y me dejáis. Yo siempre estaré más que encantada en poder ayudaros con lo que pueda.

-Lo sé, de otra manera no te habría dicho nada de esto.

-Bien. Bueno, espero que tengas suerte y que todo te vaya bien- volvió a decirme.

-Gracias, igualmente.

Nos dimos dos besos en la mejilla y ella se fue por su camino, yo fui a la parada del bus para volver a casa. Por el camino tal y como me pidieron llamé a Marta.

-Hola Ainhoa, ¿ya has acabado el examen?

-Sí, lo he acabado.

-¿Y qué tal?

-Me he dejado dos preguntas, no pude aguantar más y tuve que irme al baño corriendo.

-Joder, cuando te dejamos estabas bien.

-Ya, pero no pude evitarlo- respondí desanimada- ¿Por qué queríais que os llamara después del examen con tanta urgencia?

-Bueno, espero que no te enfades por esto, no te lo dijimos antes para que te centraras en el examen.

-¿Qué ocurre?- pregunté mientras se me aceleraba el corazón.

-Alicia está bien, está fuera de peligro. Consiguieron estabilizarla por completo tan solo media hora después de que nos fuéramos, pero tus padres nos prohibieron que te lo dijéramos dado que habrías sido capaz de saltarte el examen tan solo para poder verla.

Me quedé en completo silencio, sintiendo cómo el alma y la calma volvían a mí. Una lágrima solitaria se deslizó por mi mejilla.

-¿Ainhoa?- me llamó Marta preocupada.

-Está viva- dije sin poder evitar reír.

-Está viva- afirmó ella- Pero quiero que vayas a casa y duermas, ella está sedada así que por mucho que vayas a verla no podrás hacer nada. Y hazme caso por favor, cuando despiertes iremos los tres a verla, te lo prometo, pero primero duerme algo.

-¿En qué habitación está?

-No pienso decírtelo, no soy imbécil, si te lo dijera te pasarías por el forro lo que te he dicho e irías.

-Está bien, está bien- me resigné- Gracias por avisar, y por todo.

-No hay de qué. Nos vemos esta tarde, descansa.

-Lo haré.

Nos despedimos y corté la llamada. Empecé a reírme sola, la gente que pasó por mí lado me miró extrañada, pero me dio igual, estaba viva. Por supuesto que a Marta no le hice caso, aunque ella ya sabía que de ir a casa poco, fui a la parada más cercana en la que pasara el bus que necesitaba y al cabo de media hora ya estaba en la policlínica. Hice un par de preguntas y esperé bastantes minutos que se me hicieron eternos hasta que al fin me dieron el número de su habitación, la quinientos quince. Subí los pisos por las escaleras, caminé durante unos segundos y al encontrar la habitación entré. Me recordó a cuando yo estuve en el hospital un año atrás, me pareció algo muy irónico por parte de la vida que ahora fuera ella la que estuviera en una cama de hospital y yo fuera la desesperada por saber cuál era su estado. Cerré la puerta con cuidado, di unos pocos pasos y la busqué con la mirada. Cuando la vi mi corazón latió desbocado.

Estaba dormida, con la cabeza girada hacia mí, respirando muy suavemente. Estaba extremadamente pálida, muchísimo más de lo normal debido a la pérdida de sangre, también tenía ojeras. No me gustó nada verla así. Me acerqué a ella llorando y con una sonrisa acaricié con delicadeza su pelo rojizo, me agaché un poco y besé por largo rato su frente. Luego acerqué mi nariz a su pelo e inspiré con fuerza queriendo que su aroma quedara incrustado por siempre en mis pulmones. La calma y tranquilidad que conseguí al hacer eso fue indescriptible.

Acerqué una silla a su cama y me senté, cogí su mano izquierda y me la llevé a los labios, besándola miles de veces.

-Te amo, te amo, te amo.

Al tener los brazos sobre su cama, mi cabeza recostada sobre estos, con la mano de Ali entrelazada a la mía, sintiendo su débil pulsación, sintiendo esa paz que solo lograba cuando estaba junto a ella al fin después de horas despierta pude dormirme sintiéndome la mujer más afortunada del mundo, dando las gracias a la vida por poder tener un día más que disfrutar al lado de la mujer de mis sueños.

Cuando desperté abrí los ojos lentamente dado que los tenía algo adoloridos, sentí como si hubiera estado durmiendo durante una semana entera, y aun así me sentía cansada y fatigada. Noté que no estaba en la misma posición en la que me dormí, estaba tumbada de lado en una especie de sofá bastante cómodo. Mi padre estaba sentado a mi lado en el pequeño hueco que dejaba mi cuerpo, Javi y Marta en dos sillones y mi madre en una silla cercana a mí. Los cuatro me miraron sonriendo, y yo no entendía nada, estaba bastante desorientada y adormecida. Entonces, al ir recorriendo el cuarto con la vista, pude ver a Ali tumbada en su cama, mirándome con una pequeña sonrisa también.

Inmediatamente recordé todo, el corazón empezó a batirme con velocidad.

-Alicia- murmuré levantándome y yendo hacia ella rápidamente.

-Hola- me saludó con voz débil.

-Mi amor, mi vida- puse mis manos en sus mejillas y besé su frente diversas veces- Mi niña- no pude evitarlo y comencé a llorar desconsoladamente, pero de felicidad esta vez.

Sin dejar de acariciar sus mejillas la besé en los labios al fin, ella posó su mano derecha en la mía izquierda, respondiendo al beso. Un escalofrío me recorrió la columna vertebral y me puso los pelos de punta. Me sentí viva de nuevo.

-Estás bien, estás bien- reí sin poder contenerme, ella sonrió también mientras me miró fijamente a los ojos.

-Estoy bien.

-Me prometiste que no te iba a pasar nada, me lo prometiste.

-Bueno, parece ser que tienes una novia mentirosa.

La abracé con fuerza y delicadeza a la vez y metí mi cabeza en su cuello, desahogándome y llorando mientras que ella acarició mi cabeza con su mano.

-Tenía tanto miedo, tanto miedo de perderte Alicia, estaba muerta de miedo. Cuando me dijeron que no habían podido hacer nada por ti simplemente quise morir, lo he pasado tan mal que esos dos minutos de agonía en los que pensaba que ya no estabas conmigo los cambiaría absolutamente por cualquier otra cosa, no hay dolor mayor que perderte. No quiero vivir sin ti, no sé vivir sin ti, no puedo vivir sin ti- mientras le decía esto me aferré con más fuerza a ella.

-No llores más mi amor, me estás rompiendo el alma- me pidió ella con la voz rota, queriendo llorar también. Pero ignoré su petición, necesitaba aquello.

-Te amo con locura, te amo con mi vida entera, te amo mi amor. Eres lo más importante que tengo, eres mis ganas de vivir, eres lo que más quiero en este mundo y pensé que te había perdido. Por un momento pensé que ya no volvería a tenerte, a abrazarte, a tocarte, a besarte, a decirte cuanto te amo y que no quiero que te separes de mí, que te quiero en mi vida y que me da igual si me tengo que poner a trabajar, tengo que estudiar o tengo que hacer las dos cosas a la vez mientras te tenga conmigo porque mi vida no tiene sentido sin ti-le dije sollozando.

-Estoy contigo mi vida, estoy contigo y no me voy a separar de ti.

Me mantuve abrazada a ella un buen rato sin poder parar de llorar. Casi la había perdido para siempre y ahora que ya la tenía entre mis brazos de nuevo no quería separarme de ella ni un segundo, empecé a temblar al pensar que si las cosas hubieran sido de otra manera en esos mismos instantes ella no estaría ahí. Alicia acarició mi cabeza y mi espalda intentando calmarme, pero en esos instantes lo único que me haría dejar de llorar sería sacar todo el dolor y la desesperación que había almacenado en mi interior en tan solo dos ridículos minutos que para mí habían sido los dos minutos más largos de mi vida.

-No sabría qué hacer, si murieras no sabría qué hacer con mi vida, qué sería de mí, no soy capaz ni de imaginármelo.

-Ainhoa- murmuró cogiendo mi cara con sus manos y apartándola de su cuerpo para que la mirara, ella también lloraba- Ya basta, no llores más por favor.

-Perdóname mi vida, perdona todo lo que te dije anoche, te juro que no pienso ni siento nada de lo que te dije. Ni estoy harta de ti, ni me molesta el haber tenido que ponerme a trabajar, ni tener que haber cuidado de ti. No me ha importado nada nunca, estaba estresada por el examen y simplemente exploté y lo pagué contigo, pero te juro que no sentía nada de lo que te decía. Me arrepiento tanto de todo, no pensé lo que decía, no lo sentía, te lo juro- le expliqué desesperada y mirándola para que me creyera.

-Perdóname tú a mí, no debí gritarte, ni insultarte, ni echarte las cosas encara y sobretodo no debí pegarte- se disculpó acariciando la mejilla en la que me había abofeteado- Lo siento.

-Me la merecía, me merecía mil bofetadas más y mil veces más fuerte por ese último comentario. Sabes que no pienso así de ti, jamás podría hacerlo, sabes todo lo que te respeto, soy muy chula cuando discuto y suelto burradas como esas. No me lo tengas en cuenta por favor.

-Lo sé, lo sé, no tengo nada que perdonarte.

La acaricié y la besé con intensidad, pasión y por encima de todo la besé con amor.

-Te amo tanto- junté mi frente con la suya y la miré fijamente a los ojos- Te amo. No vuelvas a hacerme esto nunca, ¿me oyes? Nunca más- ella asintió.

-Yo también te amo- susurró limpiando mis últimas lágrimas.

Volví a besarla esta vez algo más calmada, si fuera por mí jamás dejaría de hacerlo.

-¿Y la niña?- le pregunté cayendo en la cuenta, en esos momentos también me arrepentí de pensar que me importaba una mierda, de maldecirla y decir que no la quería. Cuando las emociones me dominaban mi boca era un auténtico peligro.

-La tienen en observación, mañana la dejarán aquí. Ni siquiera la he visto- comentó desanimada.

-Mañana mami impaciente, mañana- ella sonrió ampliamente y me abrazó.

-Aun no puedo creérmelo, soy madre. Somos madres.

-Pues créetelo, porque mañana la tendrás en brazos y será igual de preciosa que tú.

-Perdonad que interrumpa este momento tan emotivo, pero tengo una pregunta que me tiene con mucha intriga- dijo mi padre, yo al fin me giré y los miré. Todos nos miraban sonrientes.

-¿Qué pregunta?

-¿Cómo se va a llamar mi nieta?

Giré mi cuello y miré a Alicia al no estar del todo segura de la respuesta. Habíamos hablado de varios nombres pero aún no lo habíamos decidido. Todos los que habíamos pensado me gustaban, así que era cosa de ella.

-Sandra- contestó Ali sonriendo, yo la miré sorprendida. De ese nombre no habíamos hablado- Se llamará Sandra.

-¿Sabes que ese era el nombre que mi madre quería ponerme antes de que mi padre la convenciera para Ainhoa?- le pregunté ante la coincidencia.

-Sí, lo sé, tu madre me lo dijo. Por eso lo he elegido- respondió sonriéndome y cogiéndome la mano- Sé que te encanta, tu madre me dijo que te habría gustado mucho llamarte así, y a mí también me gusta mucho. No creo que haya otro nombre mejor para que nuestra hija tenga un poco de mí y de ti.

Le sonreí y le besé la mano.

-Gracias.

-Tendríamos que ir yéndonos ya- me dijo mi madre mirando el reloj.

-¿Por qué?- pregunté desanimada.

  • El horario de visitas acaba a las nueve, y ya es la hora.

-¿Qué? ¿Tantas horas he dormido?- exclamé sorprendida.

-¿Y te extraña? Ainhoa, llevabas más de un día sin dormir, habiéndote pasado la mayor parte del tiempo llorando y en tensión, eso desgasta muchísimo. Ni siquiera sé cómo has podido aguantar.

-Puedo pasar la noche aquí- dije mirando a Alicia.

-Mi amor, te ves horrible, debes ir a casa.

-Tú no estás mucho mejor que yo- comenté sonriendo, ella rió.

-Necesitas descansar.

-Aquí también puedo descansar.

-Pero no como deberías- volvió a negarse- Ya nos veremos mañana, puedes estar aquí todo el día si quieres, pero ve a casa.

-No quiero volver a separarme de ti- murmuré con inquietud.

-Solo serán unas horas. Yo voy a estar bien, aquí no puede pasarme nada, lo peor ya ha pasado.

-Está bien- acabé por resignarme con mala cara.

Mis padres, Marta y Javi se fueron despidiendo de Ali, yo fui la última en hacerlo. Acaricié su cabeza y la besé con lentitud, saboreando sus labios.

-Un par de horas- me repitió para calmarme- Vete a dormir pronto para que se te pase más rápido.

-No sé si podré dormir sin tenerte a mi lado, no tendré a nadie a quien abrazar.

-Abraza la almohada y piensa que soy yo.

-No funcionará, eres irremplazable.

Ella sonrió con dulzura y me besó de nuevo.

-Te amo- murmuró mirándome.

-Yo también te amo, mucho mucho mucho.

Con mucha fuerza de voluntad me separé de ella y antes de salir de la habitación le mandé un beso. Ella sonrió, hizo como si lo cogiera y se llevó la mano al corazón. Al cerrar la puerta sentí una angustia tremenda.

-Ella estará bien- me dijo mi madre notando mi malestar.

-Ya lo sé, pero es que he pasado tan poco tiempo con ella…

-Ya te lo ha dicho, mañana podrás estar todo el día con ella, pero debes ir a casa, comer algo y dormir bien.

-Si la señorita me hubiera hecho caso en un principio y hubiera ido a casa cuando se lo dije esta noche la habrías podido pasar con ella, pero como eres así de terca ahora no te queda otra que fastidiarte- comentó Marta.

-Tienes razón, debí haberte escuchado.

Salimos de la policlínica y nos dirigimos a los coches.

-Creo que tendríamos que acompañarte a casa- habló Javi.

-¿Por qué?

-Alicia rompió aguas en la cama así que empapó todo, y además con lo del desprendimiento de placenta sangró bastante. Podemos ir a ayudarte a limpiar.

-¿Cuánta sangre?- pregunté con cautela.

-Bastante.

Hicieron bien en decírmelo, pues sabían que si veía mucha sangre junta me mareaba.

-Está bien- accedí.

-¿Quieres que vayamos nosotros también?- quiso saber mi padre acercándose a mí.

-No, no hace falta, estaréis cansados del trabajo y tampoco habréis dormido mucho. Id a casa.

-¿Segura?

-Sí, ya me acompañan ellos.

-Está bien.

Me despedí de mis padres con dos besos a cada uno y un largo abrazo y fuimos Marta, Javi y yo a mi casa en su coche. Al entrar noté que todo estaba exactamente igual, pero luego al fijarme en el suelo vi pequeñas gotas de sangre seca a lo largo del pasillo que salían de nuestro cuarto. Sacamos el cubo de la fregona, lo llenamos de agua, le echamos un producto de limpieza y al fin entramos al dormitorio.

Las sábanas estaban revueltas, y en el centro de la cama había una mancha de sangre enorme, húmeda en algunas partes y en otras seca. Había una cantidad de sangre exagerada, al ver eso no me sorprendió en absoluto la gravedad con la que había ingresado, era una barbaridad. El olor de la habitación era muy fuerte y repulsivo, eso llevaba ahí casi un día entero y la ventana estaba cerrada ya que a pesar del calor infernal a Alicia no le gustaba dormir con la ventana abierta así que la habitación no se había ventilado. Saber que toda esa sangre era suya me puso muy mala, sentí náuseas.

-Se está poniendo pálida, sácala de aquí Marta- le ordenó Javi.

Ella obedeció, me llevó a la cocina y me dio un vaso de agua fresca.

-¿Te encuentras mejor?

-Algo- respondí asintiendo- Ese colchón es muy duro y chirría demasiado, creo que es una oportunidad muy buena para tirarlo y comprar otro.

-Voy a ayudar a Javi, cuando hayamos retirado las mantas y se haya ido un poco el olor entras ¿vale?

-Vale.

Ella me sonrió y se fue. Terminé de beberme el agua y dejé el vaso en el fregadero. Pensé enviarle un WhatsApp a Alicia pero deseché la idea al ver su móvil sobre la barra, también estaba algo ensangrentado. Cogí una servilleta, la mojé un poco y empecé a limpiar la pantalla y la parte trasera, como era blanca se podían notar perfectamente sus huellas dactilares. Cuando acabé observé con una sonrisa la foto de pantalla que tenía. Estábamos sentadas en unas escaleras, yo la abrazaba por la espalda y ella tenía girado su cuello para poder besarme. Recordaba ese día con claridad, fue la primera vez que convencí a Ali para ir a ver al cine una película de miedo, la foto la hicimos antes de entrar. Aquella noche me llamó a las dos de la madrugada para que fuera a su casa y durmiera con ella ya que tenía demasiado miedo, no me quedó más remedio que ir. Se abrazó a mí toda la noche.

Empecé a pensar que ella y yo no pegábamos ni con cola. Ella era alta y yo un retaco, ella pálida y yo morena, ella pelirroja y yo tenía el pelo más oscuro que la noche, sus ojos eran verdes y los míos azules. Lo único en lo que nos parecíamos era en el físico, ella estaba buenísima y la verdad es que yo tampoco estaba mal. Aparte de eso, ella y yo éramos como el día y la noche. Ni siquiera nuestra forma de ser ni nuestros carácteres se parecían. Y aun así nos complementábamos a la perfección.

-Hey- Marta chasqueó los dedos en frente de mi cara- ¿Me has escuchado?

-¿Qué? Lo siento, me he quedado un poco empanada- murmuré mirándola y dejando el móvil de Ali en la barra.

-Decía que qué quieres que hagamos con las sábanas y el colchón.

-Tiraré todo, no creo que pudiese dormir a gusto sabiendo toda la sangre que había, además de que quedarían manchas.

-¿Y dónde vas a tirar el colchón?

-Pues lo dejaré al lado del contenedor de la basura.

-Al lado del contenedor de la basura- repitió.

-Sí, ¿qué pasa?

-Pasa que tirar un colchón completamente ensangrentado a la vista de todos no me parece muy buena idea.

-Bueno, pues se mete dentro y listo. ¿De verdad crees que tengo la cabeza para pensar dónde tirar el dichoso colchón?

-No, pero creo que deberías relajarte un poco. Alicia está bien así que no sé de dónde viene esa cara y ese tono de voz- comentó ella mirándome con la ceja levantada.

Suspiré, me llevé las manos a la cara y me froté los ojos.

-Lo siento. Es que estoy cansada, tengo sueño, hambre y la echo de menos, hacía mucho que no pasábamos tanto tiempo separadas- me disculpé.

-¿Hacía mucho que no pasabais tanto tiempo separadas? Pero si os habéis visto hace una hora- dijo divertida.

-Me refiero en general. Es un día entero, y aunque sigue siendo poco yo no lo siento así.

-Alicia y tú siempre me habéis dado algo de envidia- admitió.

-¿Por qué?- pregunté extrañada y frunciendo el ceño.

  • A pesar de que amo a Javi con toda mi alma, mi corazón y mis fuerzas creo que jamás sería capaz de amarle tanto como os amáis vosotras dos. Viendo tal y cómo te pusiste cuando te dijeron que había muerto y cómo habéis reaccionado las dos esta tarde puedo afirmar que vuestro amor es el más pasional, puro y fuerte que he visto nunca.

-Estoy segura que amas a Javi tanto como yo a Alicia, solo que quizás no lo demostráis tanto- respondí con una pequeña sonrisa- Dime, ¿tú qué harías si te dijesen que Javi ha muerto?

-No lo sé, no quiero ni imaginármelo.

Entonces apareció él por la cocina y la abrazó por la espalda.

-Yo sí que lo sé, me moriría con ella- contestó besándole la cabeza, ella sonrió, giró el cuello y lo besó.

-¿Qué queda por hacer en el cuarto?- pregunté cambiando de tema.

-Nada, sacar las sábanas y el colchón, lo del suelo ya lo he fregado y he tirado el agua.

-Muchas gracias, yo no habría podido hacerlo- les agradecí mirándolos- ¿Puedo pediros un último favor?

-Todos los que quieras- dijo él.

-¿Podéis ayudarme a tirar todo? No quiero que pase ni un segundo más aquí.

-Claro.

Metimos las sábanas en una bolsa de basura, Marta se encargó de bajarlas y yo ayudé a Javi con el colchón. Lo menos que pude hacer para agradecerles todo fue invitarles a cenar, aunque cocinó Javi, no iba a arriesgarme a envenenarles con mi comida. Cuando acabamos después de volver a agradecerles todo se fueron, me sentí más sola que nunca. Me puse a fregar y al ver que eran casi las once decidí acostarme, dormiría en la cama que estaba en la habitación de nuestra hija, de Sandra. Me puse un pijama de Alicia para sentirme mínimamente un poco más cercana a ella, cambié la almohada por la suya y tal y como me dijo traté de dormir abrazándola imaginando que era ella. Por muy estúpido que me pareciera en un principio funcionó, y al cabo de poco rato caí rendida.

La mañana siguiente me sentí extrañamente bien y de buen humor, era cierto que me hacía falta descansar bien y toda la noche. Eran las nueve así que para hacer tiempo desayuné y limpié un poco la casa. Al acabar me duché, me arreglé un poco, cogí un par de cosas de Ali que estaba segura que le harían falta y salí de casa. Primero pasé por el súper a comprar la caja de bombones que tanto le gustaban y me dirigí al hospital. De camino a su habitación al ir bastante distraída choqué con un doctor tirando los papeles que llevaba al suelo.

-Perdón, lo siento- me disculpé rápidamente y agachándome para recoger todo.

-No te preocupes- escuché una voz familiar y al levantar la cabeza me llevé una sorpresa al ver a Mateo, aquel hombre que tanto dolor y alegría me había causado en tan poco tiempo.

Él también me reconoció, se fijó en la bolsa que llevaba colgada del brazo.

-¿Qué, consintiendo un poco a la novia?- preguntó muy agradable y sonriendo.

Me levanté y le tendí aquella carpeta.

-Sí, seguro que se vuelve loca al verlo- le respondí a la sonrisa.

-Gracias- dijo por los papeles.

-De nada, culpa mía- se formó un silencio algo incómodo, antes de que se fuera decidí hablar- Quisiera disculparme por cómo te traté el otro día, por empujarte, la amenaza e insultarte, y también agradecerte que las hayas salvado a las dos.

-No te preocupes, no esperaba que te pusieras a dar saltos de alegría habiéndote dicho que tu novia acababa de morir. Es completamente normal.

Sonreí a su respuesta.

-Si no voy mal dejarán a la niña en su habitación después de comer, teníamos que asegurarnos de que no había ningún problema con ella. Estaréis deseando verla ¿no?

-Tenemos unas ganas locas.

-Es una niña preciosa- me aseguró- Bueno, yo me voy que tengo cosas que hacer.

-Lo siento mucho, y de verdad gracias. No sé si los médicos seréis conscientes lo que cambiáis la vida de la gente salvando otras.

-No podemos jugar a ser Dios, pero lo intentamos. Ese es nuestro trabajo- respondió- Adiós.

-Hasta luego.

Ambos reanudamos nuestros caminos, a los pocos pasos ingresé en la habitación de Ali, pero me llevé una sorpresa al ver que no estaba en su cama.

-¿Alicia?- la llamé dejando la caja de bombones y el neceser donde estaban sus cosas en una pequeña mesa.

-Me estoy lavando las manos, ya salgo- escuché que dijo.

A los pocos segundos se abrió la puerta del baño y salió caminando de una manera un poco extraña y cómica, suponía que era por la cesárea.

-Hola mi vida- la saludé abrazándola con delicadeza.

-Hola mi amor- me respondió dándome un gran beso- Te he echado de menos.

-Yo también- volví a besarla con ganas, no quería despegarme de ella.

-Te ves mucho mejor- me dijo mirándome.

-Lo estoy- afirmé- Te he traído dos cosas.

Me separé, cogí el neceser y se lo di.

-He metido tu cepillo y pasta de dientes, cuatro cosas más y tú móvil, que por cierto, ¿desde cuándo tienes esa foto mía desnuda durmiendo?- le pregunté mirándola con los ojos entrecerrados, ella rió levemente.

-¿Y tú qué haces cotilleando mi móvil?

-Lo vi en la barra con un poco de sangre, lo limpié y quise mirar fotos nuestras, pero no contestas a mi pregunta.

-Joder mi amor, ¿pero te has visto? Habría sido un pecado no haberte sacado esa foto, estabas preciosa dormida con el sol pegándote en la cara y muy sexy.

-Ya, sobretodo te fijaste en que estaba preciosa ¿no?

-Pues aunque no te lo creas sí- dijo cambiando de postura, al hacerlo soltó un pequeño quejido.

-¿Te encuentras bien?

-Si te soy sincera la verdad es que no- comentó yendo hacia la cama y sentándose lentamente- Esta cesárea del demonio duele mucho.

-Tengo algo que seguro que levanta tu ánimo.

-¿Más que tu presencia?- preguntó intentando tumbarse, pero al levantar las piernas su cara fue un poema.

-Espera mi amor, te ayudo- me apresuré en ir a su lado, noté que realmente le había dolido.

-Espera, espera- me detuvo levantando la mano.

La miré entristecida, no me gustaba que estuviera así.

-¿No pueden darte algún analgésico para el dolor?- le pregunté mirándola con pena.

-Ya me lo han dado, tengo que esperar a que me haga efecto- me contestó suspirando, al ver mi cara sonrió- ¿Por qué si es a mí a la que le duele tú te pones tan mal?

-Me sorprende que me preguntes eso, detesto verte sufrir, no hay cosa que aguante menos que tu dolor- le contesté cogiéndole la mano.

-¿Ni siquiera mi muerte?- preguntó sonriendo, al ver mi cara larga su sonrisa se esfumó- Dios, lo siento mi vida, ha sido automático, ni siquiera me ha dado tiempo a pensarlo- se disculpó completamente arrepentida- Yo y mis meteduras de pata de siempre.

-No he dicho lo de tu muerte porque se sobrentendía que no hay cosa que aguante menos que eso- respondí con malestar.

-Ainhoa- me llamó para que la mirara- Estoy bien, estoy viva. No moriré hasta dentro de muchos años, cuando haya pasado toda mi vida a tu lado. Una vida bien larga, preciosa, maravillosa y perfecta. Nunca te dejaré, incluso si muero, siempre estaré contigo, cuidando de ti así como tú has cuidado de mí. Junto a nuestra hija- recalcó lo de ‘nuestra’- eres lo más bonito que me ha pasado nunca. Te amo.

Eso me emocionó muchísimo, tanto que incluso se me mojaron los ojos pero me prohibí a mí misma seguir llorando, tenía que dejar de lado tanta sensibilidad.

-Tú también eres lo más bonito que me ha pasado nunca, y yo también te amo- le dije besándola- Quiero que vuelvas ya a casa, todo está muy silencioso sin ti.

-Yo también quiero volver a casa, pero me temo que aún me quedan tres días más aquí.

-¿Tres días?- pregunté desanimada.

-Es lo que me han dicho- se encogió de hombros- También me han dicho que antes de volver a mantener relaciones sexuales tengo que esperar como mínimo seis semanas. ¿Crees que podrás aguantar o tendrás que ponerme los cuernos para poder satisfacerte?- preguntó en broma.

-Jamás, nunca haría eso, ni siquiera se me pasaría por la cabeza- respondí rápidamente a pesar de saber que lo decía de coña- Si tuviera que estar un año entero sin sexo lo estaría con tal de que tú te pusieras bien.

-Qué novia más fiel y buena que tengo.

-Y seguro que después de que te enseñe esto te pareceré más buena aún- le aseguré levantándome.

Me acerqué a la mesita, cogí la bolsa y volví a sentarme. Se le iluminaron los ojos al ver la gran caja de bombones que le había traído, pero luego se puso seria y me golpeó el brazo suavemente.

-¿Se puede saber qué te pasa ahora?- quise saber sorprendida ante su reacción.

-Pasa que sé perfectamente lo caros que son estos bombones. ¿Por qué me los has comprado?- me preguntó regañándome.

-Porque sé que te vuelven loca.

-Pero son muy caros.

-¿No los quieres?-ella negó con la cabeza- Pues nada, ya me los como yo.

Rasgué el film que envolvía la caja y la abrí, el olor a chocolate seguro que le llegó hasta a ella. Retiré el trozo de espuma que estaba encima de los bombones, elegí mi presa y lo mordí sensualmente mirando a Alicia.

-Mmm, qué bueno está- murmuré para tentar a Alicia- ¿En serio no quieres?- ella volvió a negarse- Mejor, más para mí.

Estuve los siguientes minutos dándole envidia, volviendo a ofrecerle los bombones y volviendo a obtener su negativa. Cogí el último bombón que tenía previsto comerme ya que ya estaba algo empachada y lo dirigí a mi boca.

-¿Me pasas e…- se calló al ver que ya me lo había metido en la boca.

-¿Quieres?

-Sí- se rindió finalmente.

Me acerqué a ella, la besé y abrí la boca lo suficiente como para con mi lengua pasar el bombón de mi boca a la suya.

-Este es el mejor de la caja sin duda alguna- murmuró, yo sonreí- Te has manchado.

-¿Dónde?

-Aquí- se acercó a mi boca y me lamió parte del labio y la comisura- Y aquí- hizo lo mismo en el otro lado- Y aquí también- me besó con intensidad.

-Si sigues haciendo eso no sé si duraré esas seis semanas- la advertí sonriendo.

-¡Pero si has empezado tú!

-Sí, pero solo pasándote el bombón, no lamiéndote y besándote así como me has besado.

-¿Acaso no te gusta?

-No me gusta que lo hagas y que no pueda tocarte, así que mejor continuamos con los besitos normales, ¿te parece?

-Síp- contestó sonriendo con inocencia.

Pasamos toda la mañana juntas, hablando, besándonos, haciéndonos cariñitos y divirtiéndola para no dejar de ver aquella sonrisa tan preciosa que tenía. Cuánta razón tenía aquel dicho de ‘No sabes lo que tienes hasta que lo pierdes’. En mi caso sí que sabía lo que tenía, una mujer maravillosa a mi lado, pero saber lo que era perderla me hizo valorarla muchísimo más aún.

Sobre las dos empezó a entrarme el hambre así que decidí ir a comer.

-Voy al bar, me pido un bocadillo, me lo como y subo corriendo ¿vale?- le dije mientras miraba cuánto dinero tenía en mi cartera.

-No comas rápido y mastica todo bien- reí pensando que con ella a mi lado tenía dos madres en vez de una- Yo no me voy a mover de aquí.

-No es exactamente por eso por lo que quiero darme prisa.

-¿Entonces por qué?

-Ya verás- le dije sonriendo.

-Si no me lo ibas a decir podrías haberte callado- se quedó picada por la curiosidad.

-Un poco de misterio a la vida no viene mal- contesté acercándome a ella y besándole la frente- Vuelvo en seguida, que te aproveche por si cuando llegue ya has comido.

-Gracias, igualmente- me estiró del brazo haciendo que me inclinara hacia ella y me besó- No pensabas que ibas a irte sin darme uno de estos ¿no?

-Claro que no, tampoco iba a irme sin darte otro de estos- murmuré volviéndola a besar- Estoy aquí en diez minutos.

Me dirigí a la puerta y la miré.

-Hasta luego.

-Adiós- me despedí guiñándole un ojo.

Fui al bar de la policlínica y estuve un rato pensando de qué pedirme el bocadillo, al final me decidí por uno sencillo de jamón serrano con tomate y aceitunas. Cuando me lo trajeron y me lo comí subí de nuevo a la habitación de Ali, le acababan de traer la comida.

-Que aproveche- le dije al cerrar la puerta.

-Gracias.

-¿Está bueno?- pregunté sentándome en el sillón que estaba al lado de la cama, le habían traído algo de verdura hervida y una carne que identifiqué que era lomo.

-Ya sabes cómo es la comida de hospital, más sosa imposible- murmuró revolviendo un trozo de brócoli.

-Come- le ordené al ver que no se había comido más que un trozo de carne.

-Ya voy, ya voy.

Se tomó su tiempo para comer, realmente la comprendía, la verdura probablemente no sabría a nada y la carne estaría dura y seca. Vinieron a buscar la bandeja de comida bastante más tarde de que ella acabara, y yo no paraba de pensar que de un momento a otro nos traerían a la niña, hasta que al fin entró una enfermera que la llevaba en brazos.

-¿Quién quiere ver a su mami?- preguntó acariciándole la nariz, aquello llamó inmediatamente la atención de Alicia.

Su cara fue simplemente indescriptible, llena de emoción.

-Ten, al fin podrás cogerla. Tienes que hacerlo así- le dijo aquella mujer a Ali poniéndosela en el regazo e indicándole cómo agarrarla.

Me puse a su lado y observé a nuestra hija. Tenía los mofletes rosados, una nariz muy chiquitina y una pequeña mata de pelo pelirrojo claro. Desvié mi mirada a Ali, me di cuenta de que había empezado a llorar. Le besé la cabeza afectuosamente y limpié sus lágrimas.

-No es tan fea, no deberías llorar- bromeé, ella rió- La verdad es que a mí los bebés al nacer siempre me han parecido feos, pero debo admitir que esta niña es una preciosidad.

Ella me sonrió y pasó un dedo por las facciones de la pequeña Sandra, mirándola con un amor infinito.

-Hola preciosa, soy mamá- le susurró sin dejar de sonreír, la niña removió la boca de una forma que nos hizo reír a las dos.

-Mi amor, como salga a ti lo siento mucho pero tendré que dejarte para irme con ella.

-Tan solo por esa vez te lo perdonaría- respondió mirándome, se recostó un poco y acercó su cara a la mía para darme un tierno beso.

-Si tienes pensado darle el pecho puedes empezar ahora si quieres- le dijo la enfermera una vez nos hubimos separado.

-Sí- no dudó en asentir.

Se las arreglaron con la bata para destaparle su pecho izquierdo y le enseñó cómo debía colocar a la niña para que en un futuro pudiera hacerlo ella sola. Sin nada más que decir salió de la habitación dejándonos a las tres solas.

-¿Qué se siente?- pregunté con curiosidad.

-Es bastante extraño, pero creo que nunca me había sentido tan bien- admitió mirando a Sandra con ternura.

-Me voy a poner celosa.

-¿Por qué?- preguntó mirándome extrañada.

-¿Cómo que por qué? Eso que está succionando, lamiendo o lo que sea que esté haciendo es mío- repliqué señalando sus pechos con una mano, ella rió levemente.

-¿Crees que podrás compartirlo con ella? Tan solo serán unos meses.

-Mmm, supongo que tendré que hacer el esfuerzo- murmuré acercándome para besarla.

-Epa, parece que ya no quiere más de este- comentó ella al ver que había dejado de mamar- Mi amor, ¿me ayudas a ver si quiere con el otro?

Me levanté, tapé su pecho izquierdo y luego destapé el derecho. La niña no dudó en volver a aferrarse a ella para continuar bebiendo leche, no pude evitar sonreír al ver esa escena. Habíamos esperado tanto tiempo para que naciera y finalmente ahí estaba, al alcance de nuestras manos y de todo nuestro amor.

-¿Quieres cogerla?- me preguntó Ali cuando acabó de comer.

-Llevo deseándolo desde hace mucho.

Me incliné un poco sobre la cama y me la dio con delicadeza, yo la cogí tal y como la enfermera nos había enseñado.

-Pues no viven como reyes los bebés, comer y dormir. Se ha quedado frita- dije sonriendo.

La observé detalladamente, realmente deseaba con todas mis fuerzas que saliera a Alicia. Primero, porque si fuera así aquella niña de mayor sería una rompecorazones, y segundo,  ni Alicia ni yo soportaríamos que se pareciera a su padre.

-Tan solo podía ser hija tuya- elogié su belleza, y acto seguido me acerqué a su diminuta y rosada cabeza y le besé la frente.

Al levantar la vista vi que Ali nos miraba con un afecto infinito.

-¿Qué?- pregunté sonriendo ampliamente.

-Nada, simplemente observo a las dos personas que más amo en mi vida. Soy feliz- contestó encogiéndose de hombros.

-Yo también lo soy, gracias a ti.

Al poco rato volví a darle la niña a Alicia, en ese momento ella estaba mucho más ansiosa que yo por tenerla en brazos. Mis padres, Javi y Marta vinieron por la tarde, a todos se les cayó la baba al ver a Sandra, no dejaron de decir lo guapa que era inflando a Alicia de un orgullo que tan solo podía ser propio de una madre.

Pasaron tres días en los que compré un colchón, unas sábanas nuevas y ropa para la pequeña, evidentemente Ali dio el visto bueno antes de comprar nada. Cuando fui a buscarla para llevarlas a casa al fin la noté bastante extraña y fría conmigo.

-¿No te alegras de volver a casa?- le pregunté desconcertada por su actitud.

Ella clavó su mirada en mí poniéndome los pelos de punta.

-Ayer por la noche unas señoras que estaban en el pasillo hablando bastante fuerte estaban comentando que hace tres días una mujer lesbiana se puso de parto y que su novia gritó muy enfadada que la niña le importaba una mierda, que no la quería- me explicó con un hilo de voz y mirándome fijamente- Se quejaban de lo poco humana que eras y estuvieron debatiendo durante largo rato el cáncer que era la homosexualidad en la sociedad de hoy en día.

Inmediatamente me puse tensa y maldije todo lo que se me pasó por la cabeza.

-Sabías lo que la quería, lo ilusionada que estaba con ella y las ganas que tenía de ser madre, y cuando te dieron a escoger entre ella y yo me escogiste a mí. Desde entonces no puedo dejar de pensar qué habría ocurrido si tan solo me hubieran salvado a mí, si podría mirarte a la cara o no sabiendo que tú decisión la había matado.

Bajé la mirada incómoda, inspiré y volví a observarla, su mirada me intimidó muchísimo. No sabía qué decir dado que no sabía qué es lo que pensaba o qué estaba sintiendo.

-Yo…. Estaba desesperada Alicia, lo único que quería era que me dijeran que estabas bien, que estabas viva.

Me brindó una pequeña sonrisa que no llegó a sus ojos, se levantó y cogió a Sandra en brazos.

-Llévanos a casa.

Con un pequeño empujón de mi cuerpo me separé de la pared en la que me había apoyado, abrí la puerta dejándola pasar a ella primero y después salí yo. Ambas nos metimos en el coche y conduje a casa con el llanto de la pequeña, que se asustaba con los pitidos de los demás coches, pero con un silencio abrumador entre Ali y yo.


¡Hola a todos! ¿Qué tal estáis? Bueno, aquí os dejo la continuación, un poco más corta pero habiéndola subido bastante antes. Estoy retocando el final, y puedo afirmar que el próximo capítulo que suba será el último, por eso os agradecería mucho que me diérais vuestra opinión porque esto se acaba en nada. No me gusta mucho como lo he escrito así que probablemente siga retocándolo, borrando partes y volviéndolas a escribir, así que si tardo lo siento pero hasta que no quede satisfecha no publicaré. Como siempre estoy más que abierta a vuestras opiniones, lo que penséis es muy importante. Muchas gracias a todos por comentar, leer y valorar, es realmente importante. Me gustaría agradecer especialmente a:

Tarim: Me alegra que pienses que la espera vale la pena. Jajaja ya, ya sé que lo dejé en un momento crítico, pero es para dejaros con las ganillas, pa que os pique el gusanillo. Creo que esta espera no dejará a nadie con un infarto, o al menos eso espero yo jajaja. Espero que te hay agustado. ¡Saludos!

ElAmorDeMiVida: Jajaja no, no podría matarlos, he intentado haceros ver eso para crear emoción pero no los mataría. Creo que nadie se ha creído que iba a hacerlo xD. Espero que te haya gustado. ¡Besos!

Bubbly: Me alegra que cada capítulo te pareciera mejor que el otro, es algo bastante satisfactorio. Nah, no iba a matarlos a los dos, pobrecitos, he intentado que lo creyerais para poneros un poquito más de los nervios pero no podría acabar esta historia de esa manera. Espero que tú también estés bien, y que te haya gustado. ¡Besos desde España!

Silvia: Jajaja bueno, la inspiración como que se me ha acabado, la historia no da más de sí, el próximo capítulo será el último y espero darle un final digno. No agradezcas que me tome tiempo para contestar a los comentarios, es lo mínimo que podría hacer. Jajaja bueno, siento que tade tanto en publicar como para que me extrañes, intentaré que el próximo esté acabado lo antes posible, así aprovecharé que no tengo exámenes para subirlo de inmediato. Espero que te haya gustado. ¡Besos!

Aurora la Diosa: Bueno, pues allá voy, a contestarte con una gran sonrisa en mi rostro. Jajajajaja, ya me haces reír con la primera palabra que leo de tu comentario, echaba de menos verte tan desesperada. Sí sí, tanto cuidar y consentir para esto, qué cosas ¿eh? Pelea sin sentido no, déjame decirte que por no saber qué comer al día siguiente se puede formar una buena, vamos, que mi hermana, mi madre y yo pasamos por una situación similar un día jajaja. No me corto con bordes de pasta de dientes pero discuto por comida. Te perdono todo Adi, exprésate como quieras, deja fluir tus emociones xd. No no no, no tienes derecho a reclamar, yo te dije que no pasaría nada en el embarazo, lo que ocurriera después ya es otra cosa. Jajaja al igual que tú sabías que tanta calma no era posible yo sabía que tú no creías en mi bondad, y bien que hiciste, por suerte para ti tan solo te queda un capítulo más que soportar, luego ambas seremos libres jajaja. Bueno, no sé si el problema que ha tenido Ali entar dentro de la calificación "chorrada" así que yo por si acaso me pongo protecciones en el cuello, por si acaso... Dije que nunca accedería a darte mi cuello, es cierto, pa que veas lo pesadita que eres en ese temita que me has hecho ceder jajaja. Claaaaro que me quieres mucho y que me tienes mucho cariño, tanto que nunca buscarías hacerme ningún mal al tirarme de un edificio alto para hacerme daño pero bajo para no matarme. Espero que no tengas novia porque como sea así se va a poner celosa de lo mucho que me aprecias y de lo que me cuidas xD.

Jajaja bueno, me alegra saber que no estoy sola y que no he sido la única en recibir tus mega amenazas. Hija mía pues pensaste bien, porque al ver dos comentarios tuyos todo lo que tú has sufrido de piedritas en los riñones, diabetes, infartos y demás cosas me dio a mí todo de golpe, qué mal que lo pasé. Me siento orgullosa de ser la única que ha conseguido que me dejes dos comentarios, en serio, cada día me supero más jajaja. Por desgracia a mí también se me da mal resumir, cuando me toca estudiar realmente me pongo muy mala, siempre acabo por pedir los apuntes de mis majas compañeras porque sino no acabaría de estudiar nunca.

Que sí, que sí que sufro, y también me duelen los dedos y te aseguro que igual que a ti, pues hay veces que toco mucho el piano y claro, eso se nota. Porque por supuesto, si tanta melodía de piano escuchaba por algo era ¿no? Quizás no soy tan buena como a los pianistas que escucho, pero desde luego pongo todo mi empeño en tocar. Incluso hubo una vez que de tanto que forcé la mano al intentar tocar una pieza (tengo la mano pequeñita, qué se le va a hacer) no podía ni escribir, y aun así yo continuaba. Ya ves tú de donde sale tanto masoquismo en mis historias jajaja.

Nonono, ni se te ocurra agradecerme que ame y aguante tus comentarios, por Dios, yo lo hago con todo el gusto del mundo. Y ahora hablo en serio, digo aposta que me es un coñazo contestarte pero no es así en absoluto, me es muy entretenido y me ayuda a relajarme aunque te parezca difícil de creer jajaja. Por supuesto que me siento muy realizada de contestar a la Biblia con otra Biblia, seguro que compartes mi opinión.

Sí claro, ¿acaso tú por complacer a los retoños dejarías que te dieran una señora patada en todas las entrañas? Mira que el amor de una madre debe ser lo más enorme que existe en este mundo, pero no creo que llegue a ese extremo jajaja. Bien, si no hay problema con que use palabras de mi léxico mejor que mejor, yo escribo cómoda y tú aprendes cosas nuevas. Me parece perfecto, una espléndida foto de Alicia para la palabra nueva dedicada a ella, sí sí, yo lo veo. Eso de que os hago sufrir sin que me tiemble la mano no es del todo cierto, que cuando me tocó escribir la parte en la que Alicia "moría" debo decir que me angustié bastante aunque no te lo creas. Me imaginé que eso en verdad le podría ocurrir a cualquiera, a mí o a ti, y yo también tengo sentimientos aunque no lo parezca jajaja. Y más con la cancioncita que me puse de fondo, casi se me saltaban las lágrimas y todo.

Aish, y dale qué pesadita, que no saco esas escenas de otros lados. ¿Acaso esperas que te diga que saco esas escenas por que las he probado yo? Que mira que quizás indirectamente me estás queriendo sacar cosas mías, pervertida Adi muy pervertida. O eso o quizás también esperas que te diga que lo escribo porque lo he visto en algún video. Dime, ¿cuál de las dos era la correcta? Qué digo, quizás hasta te piensas que son las dos juntas. Te agradezco que te tomaras las molestias de escuchar el álbum entero, y debo decirte que para mí sí es suficiente como para poder escribir escenas de ese tipo, porque claro, con tanta creatividad me basta jajaja. Porque es creatividad, ¿Capisci? Mira, después de dos años se me pegan cosas tuyas y todo jajaja. Quizás en un futuro podría probar qué tal se me da escribir esas escenas con música "sensualona", depende si sigo escribiendo o no. Lo haría en la última despedida sexual de estas dos mujerzuelas, pero como entenderás cuando lo leas en su momento lo que importa en esa escena es el amor que se tienen, no la lujuria y el deseo, y entonces si me pusiera a escuchar esa música, que por cierto tendría que buscarla, me saldría de una manera distinta a lo que yo quiero.

Tranquila, tu querida autora malignilla (me ha gustado el mote, lo admito, me hace gracia jajaja) tampoco juega contigo, pero no me puedes quitar la posibilidad de que al mejor padre del mundo y el hombre más bondadoso de la historia, osease el señor Andrés, le de por ser padre. ¿Si me quitas eso qué me queda entonces? Jajaja. De todas formas te haré feliz y no lo haré. Jajaja eso sí es cierto, si son personajes ficticios no tengo ningún problema en hacer sufrir a nadie.

No, no me parece que lleves una cuerda, sería dejarme a tu merced de una manera muy exagerada y yo no soy tan fácil jajaja. En serio intentaré salir del paso ahora con estos problemas que tengo en casa, no creo que deje de escribir porque me gusta mucho, pero quizás si que tarde algo. "Y si no escribes más, pues bueno, ni modo" Eso seguro que lleva detrás un: ¡Seré libre de Peke, dejaré de leer sus desesperantes relatos, no conoceré más protas locas, desquiciadas, histéricas y torpisulis y sobretodo no tendré que ponerle la Biblia! Seguro que sí, no me lo niegues jajaja.

¿Causo más rabia de la que alivio? Por eso mismo deberías usarme de saco de boxeo, pero cuidadín que quizás el saco sabe de pelea y te devuelve los golpes....  Jajaja pues déjame decirte que me sorprendí cuando leí que yo era tu sucesora. No amenazo naturalmente, es que aprendí de una muuuuuy buena maestra :) Sí sí, aprendí de ti, maestra de las amenazas y de meter pavor con los comentarios.  Gracias, tú también eres muy buena compinche. Juntas hacemos un buen equipo, ¿y sabes qué te digo? Si tu te jubilas yo dejo de escribir, si te vas tú nos vamos las dos por la puerta grande, a la mierda todo. Para que veas la alta estima que te tengo.

Fui mala con Ali y podría haber sido peor, pero como me daba miedo tu reacción decidí dejar vivir a las dos, que no hay nada peor que una mujer-loba jajaja. Espero que te haya gustado. ¡Besos desde España!

PD: Bueno, no me extraña que dediques tanto tiempo en mí, leerme será cosa de una hora y contestarme pues andará casi casi que por lo mismo jajaja. Pero no te dejes engañar, no me molesta responderte ni me parece tragedia, para nada, tan solo me entra un yuyu al ver la extensión de tu comentario pero se me pasa en seguida :)

Artwork: Bueno bueno, ¿os pondréis de acuerdo? Unos me dicen que si tardo mucho, otros que si contra más largos haga los capítulos mejor, nunca os haré felices a todos jajaja. Me alegra que te gustara mi anterior historia, cierto es que creó rechazo a mucha gente en un principio por el tema pero poco a poco se fue suavizando un poco más. Como bien decías, lo que les viene a estas dos mujerzuelas es bastante peor. He estado dándole bastantes vueltas a la reacción que va a tener Alicia y creo que he llegado a un punto de hacerme tantas preguntas y de ponerme en su situación que creo que se le podría entender, aunque me veo que más de una va a decirme de todo jajaja. Conque eres una "jodida controladora". Bueno, no creo que sea tanto a lo que yo me refería, no siempre dar tanta atención a alguien significa ser un controlador. Espero que te haya gustado, y a ver si hay otro comentario de Bubbly que te alegre. ¡Besos desde España!

Patysalaz: Anda anda no me digas que soy yo la mala que ahora mismito vengo de leer tu historia, ¡de qué te quejas tú! Jajaja. Me ha hecho gracia lo mucho que se han parecido nuestras continuaciones, supongo que tendrán un final distinto. Eso de que el galardón de mente maligna me lo llevo yo no sé eh, están dudando de dártelo a ti ¬¬ Pero no, yo no soy tan mala y he hecho que las dos estén bien, bien sanitas, lo que venga luego ya es otra cosa jajaja. Te he complacido y no he tardado con la continuación, no como otras ajam ajam... Espero que te haya gustado. ¡Besos desde España!

Karin9: Bueeeno, ya echaba de menos que me dijeran mala jajaja. En nueve meses de relación pueden salir a flote muchas cosas, y más si una está de los nervios por el embarazo y la otra estresada por un examen. Y a ver si comemos más pescado para la memoria, que un día de estos te olvidas hasta de donde vives jajaja. Lo siento, me sería imposible continuar más la historia, tendría que revivir a los ancestros de estas dos para darle algo de lo que hablar jajaja. Espero que te haya gustado, aunque siga siendo mala. ¡Un beso!

Zagala: Bueno, crees que el final será color de rosa, a mí personalmente no me gustan los finales tristes así que siempre trataré de buscar un final feliz. Que Alicia se reconcilie con sus padres y que la ayuden es una opción posible, o quizás no, eso ya se verá, habrá que ver si he conseguido dar un final emocionante, pero si te soy sincera con todo lo que he escrito y llevo de historia ya el cajón de la emoción se me ha quedado bastante vacío, así que intentaré darle el mejor final posible. Uh, no lo dudes, si no hago final bonito al día siguiente tendrías mi cabeza clavada en lo alto de la Plaza España jajajaja, en ocasiones da miedo enfurecer a los usuarios de por aquí. ¿En serio parezco una chica conflictiva? Vaya, mi abuelita no diría lo mismo jajaja. Intentaré hacer un buen final con lo que tengo, no sé si marcará, dudo mucho que se trate de un cambio brusco, no sé, le daré vueltas al coco a ver si se me ocurre algo más y si no tan solo me queda que estés satisfecha con lo que me salga. Espero que te haya gustado. ¡Saludos!

Patriciasnow: Al leer tu comentario te imaginaba con cara de: ¿¡A ESTA QUÉ COÑO LE PASA!? Jajajaja. ¿Es bueno o no es bueno que sea igual de cruel como tú? Sea como sea no me queda mucho más para ser cruel, ahora te toca a ti, a ver si conseguimos ver tu historia por aquí de una vez. Tú sí que eres una lianta, que quiere más lío dice para que la reconciliación sea bestial, anda que jajaja. Muy majas tus amigas sí, tanto como las mías, que estuvieron toda una temporada llamándome la "Oraculos", sí sí, con la sílaba tónica en la "u", ya ves tú qué risitas se echaban a mi costa jajaja. Bueno, supongo que querías decir que es muy intenso lo que llevas escrito de tu relato, porque eso de muy intento no sé muy bien a qué podría referirse jajaja. ¡Da igual que sea corto, lo que quiero es leerlo! Y probablemente cuando lo hagas tendré que leerme por encima la historia entera para refrescar la memoria, que ya apenas me acuerdo. Espero que te haya gustado. ¡Besos desde Mallorca!

Puropogo: Sí, ya sé que son largos los comentarios de Aurora, dímelo a mí jajaja. ¿Por qué tienen que ser tan jodidamente orgullosas? Quizás porque yo lo soy, y de tal palo tal astilla jajaja. Es algo que me gustaría mucho quitar de mí, me viene de familia, todos somos unos orgullosos. Jajaja bueno, no todas las mujeres somos locas por naturaleza eh, tenemos nuestros momentos, y vosotros los hombres también, que hay cada uno que vaya telita. ¿Por qué peleaban? Si no voy mal recuerdo haber puesto que era porque Ainhoa le preguntó a Alicia qué quería comer al día siguiente jajajaja. Jo, ¿tan solo un cinco? Tendré que esforzarme para hacerte feliz y que me pongas el diez jajaja. Espero que te haya gustado. ¡Saludos!

PD: Ya decía yo que eso de la broma no me encajaba mucho hasta que leí el otro comentario que pusiste jajaja. ¿Aun sigues bravo? Venga, no te enfades conmigo, que esta vez sí que te he mencionado y con mucho gusto :3

Labrys28: Jajaja no, no me atrevería a tardar por el suspense, que luego antes de que me de cuenta vuelvo a tener los exámenes y otra vez vuelvo a estar sin tiempo. Oh, mi ego agradece tus palabras, en serio, las tuyas y las de todos vosotros jajaja. Claro claro, lo mejor de toda pelea es lo de después, el sexo-reconciliación jajajaja. ¿Será que lo dices por experiencia? Yo lo dejo caer... jajaja. Ala ala, ni que fuera una bruja la pobre Ainhoa, tuvieron la culpa las dos, una por el embarazo y la otra por el examen, que yo la entiendo a la pobre, que me he pasado dos semanas enteras estudiando y en esos momentos le decía de todo hasta a un pobre abuelete.  Jajajajaja me mató eso de: "O sea deja de llamarme que me aburres", me lo he imaginado con voz de pija y el típico movimiento de mano jajajajaja. Ya veo ya que te vuelves sádica, deja a los zombies un poquito y relaja tu mente. ¿Segura que no la perdonarás? Mira, si hasta escribiendo la parte en la que se moría Alicia me entró la angustia hasta a mí, y además con la música muy acorde con la escena que estaba escuchando. ¿No me dirás que no te dio lástima? Y si no te dio lástima pues... pues... ¡ahí te quedas! Jajaja sí, tranqui, es una nena, dejo tu ilusión intacta, Sandra se llama la pequeñina. Jajaja yo también tengo una amiga que es tan delgada que cuando hace mucho viento le digo que no salga, y que si sale lo haga con un paraguas a lo Mary Poppins, qué cruel soy. Jajajaja bueno, tu madre creyó que habías tenido sexo porque se te ensancharon las caderas, la cosa es si tenía razón o no jajaja. Final feliz con Ainhoa en la hoguera creo que no será posible, lo siento, por muy mala que sea no es mi estilo ir quemando a mis protas así porque sí. No, vil mentirosa no, y ya verás que de alguna manera encontraré la manera para ser joven por siempre, sin ayuda de ir en tu perla negra, o quizás sí, ya veremos, depende de mi estado de ánimo jajaja. Uh sí, muy poquito medir 1.71 eh, casi nada, yo te supero con creces. Anda no te me quejes, ya hasta enana me dices y eso que no mido ni uno sesenta xD, ¡ahora hago un final malo! ¡Quita quita con el ventilador! Que aquí hace un fresco que no veas, y más a las once menos cuarto de la noche que es. Ocho graditos, ni más ni menos, ha venido tarde el frío pero el cabroncete que bien que aprieta... Menos mal que tengo a mi gata aquí a mi lado que me da calorcete, la pobre tiene las orejas congeladas, ahora me pongo la estufita y nos calentamos las dos jajaja. Mmmm, ¿mi nombre? Me lo han preguntado varias veces y me he negado por malas experiencias, pero quizás para satisfacer la curiosidad de todo el mundo lo pondré al final de esta historia. Tan solo diré que ya lo sabes, porque ha salido en esta historia :3 Espero que te haya gustado. ¡Besos desde España!