Ayúdame a recordar 37

Acaricié su espalda desnuda, pues la manta se había bajado hasta su cintura, y le besé la cabeza, la mejilla izquierda y el cuello. Entonces noté una tercera cosa que tendría que haber notado en primer lugar: mis padres estaban en el marco de la puerta, mirando todo con asombro.

-Adiós mi amor- me miró y antes de cerrar la puerta con lentitud y delicadeza me brindó una pequeña sonrisa que me hizo no querer irme de allí.


El camino a mi casa fue tranquilo, como no había mucho tráfico llegué enseguida. Justo cuando estaba por salir del coche recibí un mensaje de Alicia preguntándome si había llegado bien, no pude evitar sonreír con ternura al ver todo lo que se preocupaba por mí. Le contesté indicándole que estaba bien (también le hice saber lo que pensaba de su preocupación) y al recibir su respuesta y leerla subí finalmente a casa.

-Hola- saludé al entrar en la cocina, mis padres estaban haciendo la cena.

-Hola ca… ¿Pero qué te ha pasado en la nariz?- me preguntó mi padre horrorizado.

‘Oh nada, es solo que me metí entre las piernas de mi novia para lamerle todo el encanto mientras se masturbaba sin saber que estaba ahí y del susto me metió todo el pie en la napia’ ¿Sabes? Últimamente no es que estés siendo de mucha ayuda.

-Me han pegado- dije lo primero que se me vino a la mente.

‘Deberían darte el premio del año a la mejor improvisación’

-¿Te han pegado?- preguntó mi madre preocupada y sorprendida.

-O sea, Alicia- añadí, lo cual no mejoró mucho la situación.

-¡¿Alicia te ha pegado?!- exclamó aún más sorprendida.

-Dios no- negué frunciendo el cejo- Cuando llegué a su casa esta tarde estaba dormida, me acerqué a sus pies para despertarla haciéndole cosquillas y del susto me pegó una patada sin querer.

-Anda que vaya dos- comentó mi padre- ¿Te duele?

-Algo- respondí lavándome las manos para ayudarles.

-Ese jersey no es tuyo ¿verdad?- averiguó ella.

-Es de Ali, mi camiseta estaba manchada de sangre, me la ha puesto en remojo para que se le vaya.

-Yo, desde mi punto de vista masculino, la tendría bien contenta. Si te ha hecho eso sin querer no quiero imaginarme lo que te haría queriendo- bromeó riendo.

-Alicia jamás me pondría la mano encima por muy enfadada que estuviera, ni siquiera para darme una bofetada- afirmé.

-¿Cómo estás tan segura?- preguntó con curiosidad mi madre.

-Pues porque la conozco, estoy segura que preferiría autoflagelarse antes que tocarme un pelo.

-Muchas veces la he visto pegándote en el brazo.

-Jajaja bueno, eso sí, pero no cuenta-expliqué- Nunca la verás alzarme la mano, simplemente sería incapaz- volví a asegurarles. No imaginaba a Ali pegándome una bofetada, y si algún día lo hiciera tendría que haber hecho algo realmente grave.

Continuamos cocinando y finalmente nos sentamos a la mesa a cenar.

-Hay algo que quería preguntaros- dije, ellos me miraron- Dado que mañana os vais y no volvéis hasta el sábado, ¿puede Ali quedarse a dormir el viernes? Es para cambiar un poco los planes.

-Si no te pega otra patada accidentalmente yo no tengo ningún problema- volvió a bromear mi padre, yo le sonreí.

-Yo tampoco tengo ninguna pega- agregó mi madre.

-Muchas gracias. Hoy me ha contado que el otro día la invitasteis a que viniera por la tarde, y hasta que no aceptó no la dejasteis en paz, cosa que no sé por qué no me he enterado antes- dije sonriendo- No sabéis lo mucho que os agradezco que seáis tan buenos con ella, muchísimas gracias de verdad- dije verdaderamente agradecida.

-No des las gracias, lo que hacemos lo hacemos con gusto. Alicia es una chica encantadora- dijo mi padre.

-Os quiere mucho. Para ella siempre habéis sido como unos padres, tanto el tiempo que hemos sido amigas como ahora que somos novias. Esto que hacéis, lo de tratarla bien y preocuparos por ella lo agradece muchísimo, aunque no os lo diga por vergüenza. El hecho de que no la hayáis juzgado con el embarazo, de que no la hayáis repudiado como sus padres ha sido muy importante para ella- les expliqué, pues sabía que todo lo que había dicho era lo que Ali sentía, me lo había hecho saber en varias ocasiones.

-Oh, vaya, esto es realmente halagador- admitió mi madre.

-Tan solo quería que lo supierais.

Terminamos de cenar después de charlar sobre diversas cosas y me fui a dormir. La mañana siguiente, como había empezado a hacer desde hacía dos días, me levanté temprano para seguir buscando trabajo. El día anterior no tuve la suerte de encontrar nada, pero aquella mañana había conseguido dejar otros dos currículums. Ya me daba igual dónde fuera: en un bar, en un restaurante, en una panadería, en una tienda de ropa… Lo único que quería era tener el maldito trabajo para poder irme a vivir con mi chica, y si para ello tenía que recorrerme la isla entera lo haría, y de hecho lo estaba haciendo. Cogía mi coche e iba a diferentes barrios, me movía por todo.

Siguiendo su curso los días fueron pasando hasta que llegó el viernes. Habíamos quedado Javi, Marta, Ali y yo en un bar a las seis para tomar algo como siempre solíamos hacer, luego iríamos a cenar a casa de Marta ya que su madre nos invitaba y para finalizar iríamos a jugar a billar. El plan de aquella semana me atraía bastante.

Iba a ir a casa de Ali a las cuatro y media, para estar un rato juntas y luego ir al lugar donde habíamos quedado, pero como había acabado unos recados antes de lo previsto decidí ir con una hora de antelación. Dado que tenía la llave que ella me dio, que ya le había dado un buen uso, no me hizo falta tener que llamar al timbre.

-Hola cielo, ya estoy aquí. He acabado antes eso que tenía que hacer así que he decidido pasarme prontito-dije nada más abrir la puerta, pero lo que vi me partió el alma.

Alicia estaba recostada en el sofá, con una caja de pañuelos al lado y llorando descontroladamente, tenía los ojos rojos. Ella al verme trató de ocultar su rostro sin éxito.

-¿Qué pasa mi amor?- pregunté preocupada yendo a su lado rápidamente, ella se abrazó con fuerza a mí, desahogándose- Shh no llores, no llores.

Su cabeza quedó al lado de la mía, tenía la barbilla apoyada en mi hombro. La abracé con el brazo izquierdo y la mano derecha se dirigió a su cabeza, acariciándola para tratar de calmarla. Estaba realmente preocupada, no tenía ni idea del por qué estaba así, escuchar su llanto me angustió muchísimo.

-Te echo tanto de menos Ainhoa, no te puedes imaginar todo lo que te extraño- me explicó al fin sollozando-Todo el rato cuento las horas que me faltan para poder verte, cuando llego a casa de clases estoy deseando que pase el día para poder volver y no estar aquí encerrada- me separé un poco de ella para mirarla a los ojos y limpié las lágrimas que bajaban por sus mejillas con mis pulgares- Me siento tan sola, cuando me voy a dormir la cama está tan fría y vacía sin ti que hay veces que no puedo dormir al no sentir tu respiración en mi cuello y tu brazo abrazarme y descansar tu mano en mi barriga.

Sentía que tenía el corazón en un puño, sabía que me echaba de menos pero nunca imaginé que se sintiera tan mal. Me enfadé conmigo misma por no haber intuido que al vivir sola evidentemente se sentía peor que yo. Entonces lo entendí, aquella era la razón por la cual tenía tanta urgencia de que fuera a vivir con ella. Un gran sentimiento de culpa floreció en mi interior.

-Dios, debes pensar que soy estúpida por llorar por esto- dijo frotándose los ojos avergonzada.

-No lo pienso en absoluto. Ahora mismo estoy pensando que eres increíblemente dulce, preciosa aun con el maquillaje corrido- dije esto limpiándole un lado de la mejilla- que no me gusta para nada verte llorar y que te amo cada día más.

Ella sonrió al fin, se acercó y me besó poniendo sus manos en mis mejillas, acariciándolas.

-Perdóname- dije al separarnos.

-¿Por qué?

-Por no darme cuenta de cómo te sentías, debería haberlo imaginado.

-No es culpa tuya mi amor, aunque lo hubieras sabido no habrías podido hacer nada.

-Oh, sí que podría haber hecho algo- le aseguré sonriendo.

-¿El qué?- preguntó con inocencia.

La empujé suavemente haciendo que se tumbara en el sofá, me puse entre sus piernas y me acerqué a ella.

-Podría haberte besado así- murmuré besando y lamiéndole el cuello, ella reía- Así- seguí besándola ahora por su quijada- Y así- dije habiendo pasado a besar sus labios.

Ella reía por la situación mientras nos besábamos, pero de pronto dejó de hacerlo, así que me separé y la miré.

-¿Pasa algo?

Me miró con los ojos muy abiertos, como si estuviera sorprendida por algo. Se quedó unos segundos así hasta que hizo una mueca que no supe identificar.

-Me está…me está dando patadas- me comunicó incrédula.

En un momento no la entendí pero al cabo de unos segundos supe que se estaba refiriendo al bebé. Arqueé mis cejas también sorprendida, no me esperaba eso. Cogió mi mano y la llevó a su vientre, dejando la suya encima de la mía. Ambas estuvimos esperando un rato en silencio a que lo volviera a hacer, entonces justo cuando ya iba a retirar la mano sentí un pequeño golpecito. Miré a Ali con una sonrisa igual de enorme que la que tenía ella. Sin quitar la mano de ahí me acerqué a ella y la besé con pasión, emocionada.

Me tumbé un poco más abajo, dejando mi cabeza a la altura de su vientre, le levanté la camiseta dejando su piel expuesta y pasé mi mano sobre su abultada barriga, acariciándola como muchas veces me gustaba hacer en los momentos de relax entre ella y yo. Pero lo que hice a continuación no lo había hecho jamás, pude notar la sorpresa en el rostro de Ali.

-Debes estar de lujo ahí dentro ¿verdad? Calentito, cómodo, sin preocupaciones y siendo el hijo de la mejor madre del mundo- dije esto último mirándola, ella me devolvió una mirada llena de ternura y amor- Voy a decirte algo que te ayudará cuando nazcas, pero es secreto eh, como se entere tu madre me mata. Deberás tener mucho cuidado para no enfadarla porque tiene un mal de genio de mucho cuidado, no querrás que te deje la mejilla de un tortazo como a mí la nariz, aunque lo que me dio ella fue una señora patada.

Pude notar el rubor de Ali en sus mejillas pero a pesar de todo comenzó a reír. Continué hablándole a su barriga durante los siguientes minutos, en ningún momento dejé de acariciársela  y de tanto en tanto le daba pequeños besos. Podría haberme quedado así toda la tarde, pero decidí prestar mi atención a otra zona de su cuerpo. Me incorporé un poco y me acerqué a sus labios para besarla. Podía asegurar que jamás me cansaría de hacerlo. Bah, ¿para qué engañarme? No es que no me cansara de besarla, es que no me cansaría de ella nunca.

Cuando nos separamos besó mi frente, yo me quedé unos segundos con los ojos cerrados hasta que separó sus labios de mi piel. Entonces me miró y me sonrió.

-Hay un pequeño problema con el plan de esta noche- le dije jugando con su pelo.

-¿Cuál?

-No sé jugar a billar- confesé con una sonrisa de niña pequeña.

-Bueno, no es ningún problema, yo encantada te enseño.

-Me da que por el tono de voz que has usado vas a hacer de todo menos eso- le dije mirándola.

-No por Dios, ¿por quién me tomas? No tengo otra intención más que enseñarte- me aseguró, pero su sonrisa hizo que su afirmación no me fuera muy convincente.

-Ya veremos.

Pasamos parte de la tarde muy acarameladas en el sofá, abrazadas, besándonos y hablando de cualquier cosa. También le ayudé a hacer la maleta, ya que había vuelto a hablar con mis padres y me propusieron que Ali pasara el fin de semana en casa, así que preparamos una pequeña mochila con un poco de ropa y poca cosa más. Cuando llegó la hora salimos de su casa y conduje hasta el lugar donde habíamos quedado, Javi y Marta ya nos esperaban. Nos saludamos, nos sentamos en una mesa y empezamos a ponernos al día. Lo primero que hicieron fue preguntarme qué me había pasado en la nariz. Ali se mostró nerviosa, pero yo, que ya había tenido esa conversación con mis padres, les solté en mismo discurso.

Al cabo de un rato como el camarero no venía a atendernos fueron Ali y Javi a pedir a la barra, y en ese tiempo Marta no tardó en ir al grano.

-Vamos Ainhoa, cuéntame que no he querido preguntarle nada a Ali porque no sabía si le habías dicho que te había ayudado y no quería crearte ningún problema. ¿Qué tal os fue en el hotel?- preguntó con interés y ansias, no pude evitar reír.

-Fue maravilloso. Romántico, divertido, relajante, tranquilo y a la vez muy, muy movido- dije esto con una gran sonrisa, ella entendió enseguida a lo que me refería- Simplemente fue perfecto.

-Me alegro mucho. ¿Le gustó el corsé?

-¿Que si le gustó? Le encantó Marta, se quedó muda. Casi le llega la mandíbula al suelo al verme- contesté, ella rió.

-Habría pagado para ver su cara.

-Desde luego que no se lo esperaba- le aseguré- Y luego lo que ocurrió después fue asombroso. Con ella todo siempre es de esa manera.

-Nunca te había visto así- comentó ella mirándome.

-Será porque nunca me había sentido así.

-No sabes lo feliz que estoy de que por fin estés con alguien a quién merezcas y te merezca. Las dos estáis hechas la una para la otra.

-Gracias. Ella…ella es lo que siempre he buscado.

Marta sonrió a modo de respuesta y se preparó para la última pregunta.

-Así por curiosidad, ¿cómo es nuestra Ali en la cama?- preguntó sin rodeos.

-¿Es necesario que conteste a eso?- le dije riendo.

Ella me miró levantando la ceja, sonreí al recordar que en su momento yo le hice la misma pregunta de Javi.

-Es…- murmuré pensando cómo describirlo- Es insaciable, es sin duda alguna la diosa del sexo- Marta rió ante mi explicación- Es tierna, dulce y delicada pero agresiva y pasional a la vez. Todo esto junto hace que llegue al orgasmo de una manera que ni te imaginas.

-Y parecía una mosquita muerta- dijo sonriendo y algo sorprendida.

-Oh no, puedo asegurarte que no- afirmé riendo- Si tuviera que definirla en una palabra probablemente escogería experta.

-¡Ainhoa!- escuché su voz detrás de mí.

Me giré y la vi con los ojos muy abiertos y la cara completamente roja. Javi estaba a su lado, tratando de contener la risa ante mi descripción. Él ya había dejado las bebidas que tenía en sus manos en la mesa, y como veía que Ali no reaccionaba cogió las suyas y las dejó.

-¿Acaso no me dijiste que lo que hacíamos en la cama se quedaba en la cama?- me preguntó completamente avergonzada, no pudimos evitar reír los tres.

Cogí sus manos e hice que se sentara en mis piernas.

-No, si en la cama se ha quedado, no he dicho absolutamente nada de lo que hacemos. Aunque si quieres que les diga eso que me haces con la leng…

-Ya ya ya, ya vale, no digas nada más- se apresuró a interrumpirme poniendo sus manos en mi boca. ¡Me encantaba tanto hacerla sonrojar!

-Según me han dicho la tienes contenta- comentó Marta apropósito para avergonzar más a Ali.

-¿Por qué habláis de estas cosas?- preguntó mi pelirrojita tratando de levantarse, pero se lo impedí abrazándola.

-Somos como hermanas, Marta y yo hablamos de todo- contesté cogiéndole la mano a Ali.

-¿De todo?- preguntó Javi alarmado.

-De todo sin entrar en detalles- afirmó Marta besándolo.

-¿También de…de lo que estabais hablando pero de mí?

Asentí mirándolo, la cara que puso nos hizo reír a Marta, a mí e incluso un poco a Alicia.

-No te pongas así que yo al menos no he escuchado lo que decían de ti- dijo esta última levantándose, esta vez permití que se sentara al lado mía.

-No sé de qué te quejas, después de lo que me ha contado deberías estar orgullosa.

-Eso no significa que quiera que os lo diga- dijo mirándome un poco resentida.

-Oh vamos Ali, descartando esto último después de escuchar lo que ha dicho Ainhoa sobre ti no puedes estar enfadada con ella. Hasta a mí me ha sacado una sonrisa- comentó Javi dándole un golpe suave en el brazo, ella no pudo evitar sonreír.

-¿A qué se refiere?- le pregunté a Ali haciéndome la tonta.

-Escuchamos la conversación entera- confesó ella.

  • ¿Y qué escuchasteis? Es que no me acuerdo- le dije a posta para que lo repitiera.

-Que qué tal nos había ido en el hotel, que Marta habría pagado por ver mi cara al verte con el corsé, que ella no te había visto así nunca, que está muy feliz por nosotras y…

-Y que eres lo que siempre he buscado- completé por ella mientras le cogía la mano cariñosamente.

-Sí- apretó su mano contra la mía.

-¿Y estás enfadada conmigo?

-Un poquito.

-¿Me perdonarás?- le pregunté haciendo un puchero, ella sonrió.

-¿Cómo no podría hacerlo?- dijo antes de besarme.

La tarde se nos pasó en un abrir y cerrar de ojos, la verdad es que podría acostumbrarme a aquello. Empezó a anochecer así que cuando nos entró el hambre fuimos a casa de Marta. Nada más entrar Laura vino corriendo hacia nosotros.

-¡Ainhoa!- exclamó saltando hacia mí, yo ya me había agachado y estaba con los brazos abiertos esperándola.

-Madre mía, ¡estás enorme!- le dije asombrada abrazándola con fuerza.

-Es que hace mucho que no vienes a verme- me miró haciendo un puchero a modo de reproche.

-Ya, lo siento peque- me disculpé mirándola un poco entristecida, apenas podía recordar la última vez que la vi- Es que este año ha sido algo complicado y novedoso para mí- dije esto último mirando a Alicia, ella sonrió como diciendo: ‘Culpa mía’

-¿Por qué?

-El amor-contesté suspirando.

-¿Ha sido Sergio?

-No, hace mucho que ya no estoy con él- dije negando con la cabeza.

-¿Por qué?- volvió a preguntar.

-Pues porque han pasado cosas, cosas que han hecho que me enamore de otra persona. Alguien mucho mejor- le contesté haciéndole la pelota a Alicia indirectamente, que no era tan pelota porque era la más pura y dura verdad.

-¿Y ese alguien te trata bien? Porque si no te trata bien se las va a ver conmigo- dijo mirándome muy seriamente, no pude evitar reír.

-Me trata mejor que a una reina- respondí acariciándole la mejilla.

-¿Me voy a tener que poner celoso?- preguntó Javi agachándose un poco para llamar la atención de Laura, ella negó con la cabeza con una sonrisa y corrió hacia él.

Durante nuestra conversación la madre de Marta también había venido para saludarnos. Cuando me levanté fui al lado de Alicia.

-Ya has oído a la peque, me tendrás que tratar bien- le susurré a Ali.

-Eso siempre- me contestó acariciándome la mano en vez de besarme, pues habíamos acordado que delante de la niña no nos mostraríamos muestras de afecto muy evidentes.

-Aún me cuesta creer que estéis saliendo juntas, sabía que Alicia no amaba a  Andrés pero jamás me imaginé que estuvierais enamoradas- nos dijo Elena, nosotras sonreímos.

-Y aún no has visto nada, cuando se ponen mimosas da potera- bromeó Marta.

-Como si tú no te pusieras melosa con Javi, madre mía- comentó Ali.

-Pues no tanto como tú y Ainhoa.

-No te va bien que estemos peleadas, y que estemos bien tampoco- le dije- Decídete chica.

  • No es que no me vaya…

Marta se calló al notar que su hermana se había acercado a Alicia y le había estirado de la mano. Ella sonrió.

-Pensaba que ya te habías olvidado de mí.

-Uhum- negó la pequeña con la cabeza.

Los siguientes minutos se los pasó Laura acariciando el vientre de Ali y haciéndole todo tipo de preguntas que ella tan sonriente y encantada contestaba. Definitivamente a Ali se le caía la baba con los niños, de eso no cabía duda alguna. El embarazo era una etapa muy bonita, tanto para la embarazada como para la pareja, pero las ganas que tenía de que al fin naciera ya nuestro hijo eran insoportables. Nuestro hijo… Sonaba tan raro pero tan maravilloso a la vez, y entonces era ahí cuando me ponía a pensar. A veces todo me parecía tan irreal, pensaba que no era verdad lo que me estaba ocurriendo: que Ali estuviera embarazada, que fuéramos novias, que ella me amara e incluso que yo lo hiciera, porque la amaba tanto que a veces pensaba que no era posible.

-¿En qué piensas?- me preguntó su delicada voz angelical sacándome de mis pensamientos.

La miré y le sonreí tiernamente.

-En nada, me he quedado un poco empanada- le respondí cogiéndole las manos-¿Y los demás?- pregunté al ver que estábamos solas, podía jurar que hacía tan solo unos pocos segundos estaban todos.

-Están preparando la mesa, vamos a cenar ya. ¿Tienes hambre?

-Tengo hambre de ti- le susurré al oído.

Ella rió y me miró.

-Ahora no es el momento ni el lugar.

Ella se dio la vuelta, pero estiré su brazo para que volviera a quedar enfrente de mí.

-Ali, sabes que te amo ¿verdad?- le pregunté mirándola fijamente.

-Pues claro que lo sé, yo también a ti. ¿Por qué lo preguntas?- me preguntó sonriendo y algo confundida.

Me encogí de hombros para darle a entender que no había ninguna razón en especial, simplemente tenía ganas de decírselo.

-Me encanta cuando te pones de esta manera y me dices estas cosas, pero la mayoría de las veces me dejas muy desconcertada- admitió ella.

-Tan solo recuérdalo cuando me eches de menos, y piensa que lo mal que lo pasas cuando no estamos juntas en un futuro se verá recompensado.

Se acercó a mí y me dio un largo beso en la mejilla, cerré los ojos.

-Te adoro- me dijo al separarse.

Miré a la puerta por encima de su hombro, le di un corto beso en los labios al comprobar que no estaba Laura y estiré de su mano empezando a caminar para evitar que reprochara. Entramos en la cocina, ayudamos a terminar de poner la mesa y preparar todo y al fin nos sentamos a cenar. Como era obvio, Ali y yo nos sentamos juntas, Marta y Javi de la misma manera enfrente de nosotras y Elena y Laura en los extremos de la mesa.

Durante la cena lo máximo que hicimos fue hacer manitas por debajo de la mesa, aunque por supuesto no faltaron las sonrisas cómplices y algún que otro comentario ingenioso que Laura por su corta edad no captó.

-Esto sí que es comida, no como los macarrones que me preparó Ainhoa una vez- dijo Ali recostándose sobra la silla una vez acabó de comer, todos rieron.

-Oye, ya me disculpé por ello. ¿Qué voy a hacer si la cocina no es lo mío?- dije sonriendo al recordarlo.

-No volver a acercarte a un fogón, eso es lo que vas a hacer.

Le eché una mirada asesina mientras que ella me sonrió y me apretó la mano. Recogimos la mesa y atacamos el postre. Cuando cada uno tuvo servida su porción de pudding que había hecho la madre de Marta Laura se levantó y se acercó a Alicia y a mí. Separamos nuestras manos rápidamente. La pequeña se paró al lado de Ali y la miró fijamente.

-¿Qué ocurre?- quiso saber, todos teníamos nuestra mirada sobre ella.

-Tú eres ese alguien del que se ha enamorado Ainhoa ¿verdad?- preguntó con cierto aire de inocencia e incluso alegría.

Tanto Alicia como yo pusimos los ojos como platos.

-¿Por qué lo dices?- le preguntó sorprendida.

-Porque he visto cómo te mira cuando tú no te das cuenta, cómo te sonríe, la atención que pone cuando le hablas… Por más que os hayáis esforzado no podéis ocultar que os queréis- nos explicó ella dejándonos a nosotras con la boca abierta.

Ali y yo no sabíamos qué decir, no se nos ocurrió otra cosa que mirar a su madre.

-A la porra, creo que es lo suficientemente mayor e inteligente como para asimilarlo y no confundirse- decidió Elena- Además, ni que fuera nada malo, vuestro amor es tan normal como el de Javi y mi hija.

-¿Entonces es verdad? ¿Estáis saliendo?- volvió a preguntarnos Laura.

-Sí, estamos saliendo- afirmé cogiéndole la mano a Ali, la pequeña observó esta acción con una sonrisa.

-Me gusta mucho más ella para ti, tú eres muy buena y Sergio era raro- confesó mirándome, no pude evitar sonreír. Al parecer Sergio y yo no hacíamos tan buena pareja como pensaba.

-No eres la primera que me lo dice.

-Y seguro que no seré la última- añadió- Tan solo una cosa, ¿tú no la embarazaste verdad?- me preguntó con cara rara, no pudimos evitar reír.

-No, yo no puedo dejar embarazada a nadie. Solo los hombres pueden- le contesté sonriendo.

-¿Y entonces no te molestó que un hombre se metiera en la cama con ella y la embarazara?

-¡Laura!- exclamaron Elena y Marta a la vez ante su atrevimiento, había que admitir que había sonado algo brusco pero sabía que no lo había hecho con la intención de ofender.

Noté a Ali algo incómoda e incluso entristecida con esa pregunta, bajó la vista y evitó mirarme. Podía jurar que aún se pensaba que le tenía rencor por ello, y aproveché esa oportunidad para tratar de dejarle claro que se equivocaba y que nunca fue así.

-No, no la regañéis, no pasa nada- les dije, luego volví a dirigirme a la pequeña- La verdad es que no es bonito saber que la persona de la cual estás enamorada ha estado en la cama con otra persona, y es más impactante aún ver que por ello se ha quedado embarazada, pero no me molesta. Probablemente te estarás preguntando el por qué, ¿verdad?- le pregunté sonriendo.

  • Sí- afirmó asintiendo.

-Pues es muy sencillo, hay varias razones. La primera es que cuando eso ocurrió ella y yo no estábamos juntas, por lo tanto no podría reprocharle nada. La segunda razón es que sé que eso ocurrió por ciertas cosas y que ella ahora me ama a mí, y no tiene ningún sentido que me torture con eso. La tercera razón es simple, no podría molestarme jamás por lo más bonito que le ha pasado a la persona que quiero. Y la cuarta y última razón, que es la más sencilla y pura, es que la amo. La amo tanto que ni siquiera me hizo falta perdonarla porque cuando me enteré no me enfadé, ni me cabreé, ni me molesté, simplemente entendí que ocurrió porque ocurrió y tuve bien claro que eso no iba a hacer que la amara menos o dejara de hacerlo, sino más bien todo lo contrario.

-Eso último es algo confuso- admitió rascándose la cabeza.

-Es normal que ahora no lo entiendas, pero cuando encuentres a alguien que haga que el pulso te vaya a mil, que te haga faltar el aliento, que te ponga nerviosa tan solo porque te mire o esté cerca de ti, que te haga sentir increíblemente bien, que te haga estremecer al besarte, que te haga sentir invencible, que te haga no querer irte nunca de su lado y que te haga ser capaz de dar absolutamente todo y más entonces, y solo ahí entonces me entenderás, pues no hay sentimiento más bonito que querer. Querer a un hijo, a un padre, a un amigo, a ese alguien tan especial sea hombre o mujer, incluso a un perro o a cualquier otro animal, poder querer es lo más maravilloso del mundo. Si te soy sincera, si no fuera capaz de querer preferiría morir, pues el simple hecho de imaginarme que yo podría no querer a Alicia hace que vivir no tenga sentido para mí. Habiéndote dicho esto, ¿sabes que es lo único más grandioso y excepcional que querer?

Laura se encogió de hombros, no esperaba que supiera la respuesta, pero otra voz habló en su lugar.

-Lo único que puede superar el sentimiento de querer es ser querido- dijo Ali antes de que yo hablara.

-Exacto- afirmé mirándola.

-Eso ha sido muy bonito- admitió Laura.

-¿A qué estás esperando? ¡Bésala en los morros de una vez!- le dijo Javi a Ali.

Ella rió, se acercó a mí y al fin pude probar sus labios como Dios mandaba.

-¿Lo decías por mí?- quiso saber ella, no para que le subiera el orgullo, sino para saber realmente si eso era lo que pensaba o lo había dicho pensando en ella.

-¿Por quién lo habría dicho sino?- respondí a su pregunta con otra- Desde que empecé a salir contigo es lo que pienso y siento.

-Vale Marta, te doy toda la razón, cuando se ponen melosas es difícil verlas y no ir al baño- bromeó Elena haciéndonos reír.

-¿Verdad que sí? Es insoportable.

-Eso, preciosa, es envidia- le dijo Ali a Marta sonriendo.

Ella iba a contestarle, pero me adelanté.

-¿A quién llamas tú preciosa?- le pregunté con la ceja levantada.

-A ti mi amor, tan solo a ti- me respondió riendo- Preciosa.

-Así me gusta.

Cuando nos giramos todos estaban sonriendo ante nuestro evidente amor. Laura volvió a su sitio y terminamos de cenar comiéndonos aquel delicioso pudding. Ayudamos a recoger todo y finalmente nos despedimos agradeciéndole a la madre de Marta aquella estupenda cena. Fuimos al bar al que habíamos escogido ir por separado, Ali en mi coche y Javi y Marta en el de él, no tardamos más de diez minutos en llegar. El lugar no estaba vacío, pero tampoco lleno, había un ambiente muy agradable. Nos instalamos en un trozo de la barra que estaba justo al lado de una mesa de billar.

-¿Qué quieres para beber Ali?- le preguntó Javi antes de ir a pedir, pues no queríamos esperar a que vinieran a pedirnos nota.

-Un nestea, por favor- pidió ella amablemente.

-¿Y tú Ainhoa?

-Ehh…- dudé. A pesar de que me apetecía algo con alcohol no quería beber delante de Ali, quería empezar a dar ejemplo y comportarme- Pídeme una Coca-Cola por favor.

  • ¿Una Coca-Cola sola?- preguntó Marta.

-Sí.

  • Vamos Ainhoa, hace tiempo que no salimos, bebe algo en condiciones- me instó Javi.

Alicia, que entendió mi elección y sus razones, se acercó a mí.

-Mi amor, si quieres beber algo con alcohol pídelo- me animó ella.

-Pero es que…

-La que se tiene que cuidar soy yo, que no pueda beber no significa que tú tengas que contenerte. Bastante estás sacrificando ya como para no poder beber lo que quieras cuando salgas.

-Que quede claro, sacrificios ni uno, ¿entendido?

-Sí- asintió.

Le acaricié la mano y le di un corto beso.

-Que sea un cubata- le dije a Javi.

-Marchando- me sonrió y fue a pedir las bebidas de todos.

Al cabo de un par de segundos vino junto con el camarero, que le ayudó a llevar los vasos. Después de que cada uno bebiera un poco y habláramos un rato metimos un euro en la mesa de billar y empezaron a salir las bolas. Ali y Javi, que eran los que más sabían, empezaron a colocarlas sobre la superficie verde mientras que yo cogía un taco.

-Aviso de que no tengo ni idea de cómo va esto- les hice saber.

-Oh, no te preocupes, te enseño en dos segundos- dijo acercándose a mí.

Como estaba de espaldas a Javi y Ali Marta me guiñó el ojo. Ni siquiera había llegado a mi lado y ya sabía lo que tenía en mente. Sonreí pensando que nunca cambiaría su forma de ser.

-Colócate aquí- me dijo poniéndome enfrente de la bola blanca y se puso detrás de mí, tenía el taco cogido con su mano izquierda, la cual apoyó en la zona de juego e hizo que mi mano ocupara su lugar- Ahora coge el extremo del palo con tu mano derecha- ella acompañó mi movimiento, por lo tanto su mano quedó encima de la mía. A estas alturas ella ya estaba completamente pegada a mi espalda, y Javi y Alicia empezaron a mirarnos alucinados- Pon tus dedos así- indicó haciendo que cogiera correctamente el palo con la mano izquierda- Y lo único que tienes que hacer es dar un golpe-hizo el movimiento, pero como era yo y mi puntería era asquerosa no le di.

-¿Probamos otra vez?- le pregunté mirando por el rabillo del ojo a Ali y a Javi, que aún no daban crédito a tanto acercamiento entre Marta y yo.

-Las veces que quieras cariño- me susurró al oído lo suficientemente alto como para que ellos nos escucharan- Pero esta vez trata de darle tú.

Asentí y volví a colocar mi mano izquierda como tocaba, entonces justo cuando fui a dar el golpe pude sentir los labios de Marta en mi cuello, empezando a besármelo y ascendiendo. Cuando Marta hizo esto cerré mis ojos y suspiré, y la bola, aunque le di, se fue al quinto nardo. No pude evitar que se me pusiera la piel de gallina y que un escalofrío me recorriera el cuerpo, no porque me gustara Marta, ni mucho menos, sino porque el cuello era mi punto débil por excelencia. Y para mi mala suerte, se había notado demasiado que aquello me había descontrolado.

-Ya vale, ¡basta!- exclamó Ali celosa separándonos.

Marta me miró sorprendida, no esperaba que yo reaccionara así. Ali también nos miró a las dos agresivamente.

-Yo, mi amor… l-lo siento. Era una broma- le expliqué nerviosa, me había metido en un lío realmente complicado de resolver.

-¿Una broma? ¿Una broma?- me preguntó algo brusca- Te ha gustado ¿verdad?

-N-no mi amor, te lo juro. Sabes que tengo una sensibilidad fuera de lo normal en el cuello, y no me esperaba que fuera a llegar a besármelo- traté de hacerla entrar en razón, pero no me escuchaba.

-No tengas la cara de mentirme, sé perfectamente cómo funcionas y cómo reaccionas cuando te tocan.

-Por Dios, ¡esto es de locos!- exclamé- Marta por favor dile que yo jamás podría verte de esa manera, e-es imposible, te considero mi hermana- le pedí alterada.

-Yo también te considero mi hermana Ainhoa, y de verdad me gustaría poder decir algo, pero estoy tan sorprendida como ella- admitió mirándome raro.

‘Esto no puede estar pasando, no no no’ pensé horrorizada. Alicia me miró decepcionada y empezó a alejarse.

-¡Ali!- le cogí de la muñeca y evité que se fuera- Por favor, tienes que creerme, sabes que solo te amo a ti, no podría mirar a otra mujer que no fueras tú ni mucho menos excitarme- le dije desesperada, pero ella trató de soltarse de mis manos.

-Déjame- murmuró seria.

  • Mi amor, por favor- se me empezaron a aguar los ojos- ¿Acaso no significa nada para ti todo lo que te he estado diciendo este tiempo, los momentos que hemos estado juntas, las veces que hemos hecho el amor? Te amo Alicia, perdóname por intentar ponerte algo celosa, siento que te haya molestado pero es que solo era una broma, y te juro por mi vida que lo que me ha hecho Marta no ha significado nada para mí, que no he pensado en ella como mujer. Mi vida, te lo juro, te…

Me callé al ver que Ali estaba mirando a Javi y a Marta, ellos tenían una pequeña sonrisa.

-¿Paramos ya? Se me está rompiendo el corazón al verla así- les preguntó mirándome con pena.

-¿Qué?- murmuré confundida, pero entonces lo entendí- No me lo puedo creer.

La misma broma que Marta y yo habíamos empezado me la había devuelto Ali sin yo saber que desde un principio la intención de Marta era hacerme creer que éramos nosotras las que les estábamos engañando.

-Disculpadme- solté las manos de Ali y me dirigí al baño.

Al llegar me miré en el espejo, tenía todo el maquillaje corrido. Cogí un trozo de papel, lo mojé y empecé a limpiarme la cara. Al poco rato entró Alicia, y seguida de ella Marta.

-Mi amor, ¿te has enfadado?- me preguntó con cautela.

Levanté la vista y la observé, me miraba algo entristecida.

-No- le contesté terminando de limpiarme.

-¿Entonces?- se hizo escuchar Marta.

-Tú eres muy perra- la señalé- Y tú…- murmuré mirando a Ali- Entiendo que te hayas querido vengar de todas las veces que Marta y yo hemos bromeado para molestarte, pero hacerme creer que ibas a cortar conmigo…

No pude continuar hablando, aún tenía el susto en el cuerpo.

-En ningún momento dije que fuera a dejarte.

-Pero podrías haberlo hecho.

-Sabía que ibas a tratar de explicarte, pero jamás imaginé que ibas a ponerte así de mal-dijo a modo de excusa acariciándome la mejilla.

-¿Cómo querías que me pusiera?

-Pues así, pero no creí que lo hicieras tan rápido- me contestó con una pequeña sonrisa.

La acerqué a mí y la abracé con fuerza, metiendo mi cara en su cuello.

-Me has hecho pasar un muy mal rato- le reproché.

-Pero sabes que en el fondo te lo merecías. Quizás no una experiencia tan fuerte, pero te lo merecías.

-Lo sé. Te juro que no volveré a molestarte con ninguna broma pesada, pero por favor, no vuelvas a hacerme esto, que por poco me da algo al pensar que iba a perderte.

-Te lo prometo- me susurró al oído- Nunca me perderás.

Le besé el cuello cariñosamente, ella se separó y me sonrió.

-Y tú, so cabrona- me separé de Ali y me acerqué a Marta- Has disfrutado con todo esto ¿verdad?

-Que conste que ella fue la que me dijo que te hiciera pensar que íbamos a molestarla- se excusó sonriendo.

-Da igual, la cosa es que has aceptado a hacerlo. Eso es traición- la señalé con un dedo.

-Bah, tonterías, eso ha sido actuación- rió- Y vaya actuación, te ha salido realmente bien Ali, te juro que aun sabiendo que era una broma me he acojonado con la mirada que me has echado cuando nos separaste.

-Ya. Que te haya dado permiso para que te le acercaras tanto y que le besaras el cuello no significa que me haya agradado verlo. No me gusta que toquen lo mío.

-Y así es como pasa de víctima a dominante en menos de diez minutos- le susurré a Marta siendo consciente de que Ali me había escuchado.

-Sí sí, lo que tú digas, pero este cuerpo solo lo toco yo, ¿está claro?

-Está muy claro- asentí mirándola.

Me sonrió y se acercó a besarme.

-Bueno, ahora que está todo arreglado tu pelirroja puede enseñarte a jugar abrazándote todo lo que quiera, besándote el cuello, apretándote contra ella y demás sin que yo me meta de por medio, más que nada porque no me interesa en absoluto hacerlo.

-Porque no me interesa en absoluto hacerlo dice- repitió Ali- No sabes de lo que hablas, no tienes ni idea de lo que te pierdes con esta mujer.

-No, no lo sé ni quiero saberlo. Con mi Javivi tengo más que suficiente- afirmó sonriendo llamándole con un mote que él odiaba pero que a nosotras nos parecía muy gracioso.

Salimos del baño y llegamos a la mesa en cuestión de segundos, Javi nos esperaba ahí.

-Que conste que era el único que estaba en contra de esa broma, si es que así se le puede llamar. Era demasiado cruel- me dijo mirándome.

-No te vi muy por la labor de detenerlas- le contesté sonriendo.

-Dos mujeres contra un hombre, no tenía nada que hacer.

-Te entiendo, con lo manipuladoras que son era imposible que no se salieran con la suya.

Marta y Ali me miraron fijamente por lo de manipuladoras, yo hice una mueca y les saqué la lengua.

-Bueno, creo que podemos hacer ya una partida ¿no?- preguntó Marta frotándose las manos- Venga Ali, elige tú. ¿Con quién quieres empezar a jugar?

-Por favor, eso no se pregunta- le contestó abrazándome por la espalda y besándome- Jugaré la primera partida con ella para guiarla un poco y ayudarla.

-Está bien. Como ella no sabe empezad vosotras- nos dijo Javi.

-Sabes que vamos a perder ¿no?- le dije a Ali.

-No des nada por perdido.

-¿Quieres darle tú o lo hago yo?- me preguntó mirándome.

-Dale tú, que soy capaz de matar a alguien.

Ella sonrió, cogió el taco, le pasó una tiza azul por la punta y se colocó para golpear, al hacerlo metió una bola lisa marcando nuestros objetivos: Javi y Marta irían a por las rayadas y nosotras a por las restantes. Ali volvió a golpear metiendo otra bola que estaba a huevo, pero a la tercera vez no tuvo tanta suerte, por lo tanto el turno pasó a ser de Javi y Marta. Ella golpeó metiendo dos bolas al principio también, pero la suerte también se le acabó y al tercer intento falló como nosotras. Yo de mientras me entretuve pasando la tiza azul cuadrada sobre la punta del taco. ‘No tengo ni puta idea de para qué sirve, pero por si acaso tú dale más azul’

-Mi amor, te toca.

Levanté la vista y vi que Ali me estaba mirando sonriendo.

-¿Sabes para qué sirve la tiza?- me preguntó como si hubiera leído mis pensamientos.

-Ssseee- contesté con una vocecita aguda, levantó la ceja- No- ella rió.

-Sirve para no desgastar el taco y conseguir un mejor agarre con la bola.

-¿Y no sirve para nada más?

-No.

‘Pues vaya timo, toda la vida pensando que de ella dependía la jugada maestra para ganar…’ Sí ¿eh?, qué decepción.

-Vamos Ainhoa, ¿te ves capaz de poder hacerlo tú sola?

-¿Si te digo que ni siquiera recuerdo cómo poner los dedos queda tu respuesta contestada?

-Esa cabecita- sonrió dándome pequeños golpecitos en la sien con sus dedos índice y corazón- Venga, yo te ayudo.

Nos colocamos exactamente igual que Marta y yo antes, pero había dos enormes diferencias: la primera era que a pesar de todo el tiempo que llevábamos juntas el sentir a Ali tan cerca de mí me ponía realmente nerviosa, y la segunda era que ella era mi novia y evidentemente me gustaba, y la frecuente actividad sexual entre Ali y yo y sentir su respiración en mi cuello, su voz prácticamente en mi oído y sus pechos completamente pegados a mi espalda hacía que me empezara a subir la temperatura corporal y que me fuera muy difícil concentrarme en lo que ella me decía. Y, por supuesto, ella sabía lo que causaba en mí, pues me conocía a la perfección.

-Y ahora que tienes los dedos colocados así tan solo tienes que dar un golpe- me susurró al oído, mordió el lóbulo de mi oreja, me besó el cuello y escuché como se alejó de mí ligeramente con una pequeña risa.

-Si dejas de jugar conmigo de esta manera, aparte de no darle a la bola, quizás, y tan solo quizás no se me escapará el palo y le daré en el ojo al señor que tenemos enfrente. ¡Quieres estarte quietecita!

-Vale vale ya paro, pero déjame quedarme así que me gusta estar abrazadita a ti- me pidió rodeando mi cintura con sus brazos.

-Está bien.

Volví a colocarme bien, me fijé en dónde quería darle y justo cuando iba a golpearla Ali volvió al maldito jueguecito de besarme el cuello.

-¡Alicia!- la regañé girándome, de nuevo había dado a la bola sin mirar.

Pero ella no me prestó atención, estaba mirando con cara de sorpresa la mesa. También me giré y vi lo mismo que ella: faltaban dos bolas.

-No tengo ni idea de cómo lo he hecho- murmuré asombrada, mi primera vez jugando y de una jugada había metido dos bolas, y no precisamente las del contrario, y no, tampoco era la negra.

-Muy bien mi amor, muy bien- me animó besándome- Ahora solo nos quedan dos y la negra, y la amarilla es fácil de meter. Tú puedes.

-Dale tú, yo no voy a meterla- le dije mirándola.

-No, te toca a ti. Dale flojo y verás que entra.

-Vale, pero no me sueltes ¿eh? Que me das suerte.

-Y aunque te diera mala suerte no te soltaría.

-Y nada de besitos, que ya vemos lo que interfieren en el juego- bromeó Marta.

Sonreí y me preparé para tratar de meter la bola, pero no lo hice, rebotó en la puntita de la madera.

-Lo siento, ya te dije que le dieras tú- me disculpé con Ali separándome de la mesa para dejar espacio a Javi.

-No pasa nada mi amor, tan solo es un juego.

-Bueno, aún tenemos posibilidades ¿no?- pregunté dando un sorbo al cubata.

-Pues claro que sí.

-¿De verdad que no te incomoda que beba?- quise saber.

-¿A ti sí?

-Sí, y no sé por qué- admití encogiéndome de hombros.

-Mi amor, mientras no suponga un riesgo para tu salud puedes hacer lo que quieras sin tener que pedirme permiso, y no debes sentirte mal por ello- me dijo acariciándome la mano- En verdad, para mí es incluso mejor. Me encanta lo suelta, apasionada y fácilmente excitable que te vuelves cuando vas algo bebida.

-Y estoy segura de que te vas a aprovechar de ello- comenté riendo.

-No lo sabes tú bien- me susurró al oído- Voy a hacer que desees salir de aquí lo antes posible para llegar a tu casa y hacerme el amor así como solo tú sabes.

-No tendrás que esforzarte mucho-suspiré.

Ella sonrió, me besó y esperamos a que Javi y Marta terminaran, estaban tratando de hacer una jugada para meter una bola. Ambas nos quedamos algo sorprendidas: habían metido nada más y nada menos que tres bolas.

-O son muy buenos o es que era demasiado fácil meterlas.

-Las dos cosas creo yo- dedujo Ali.

Ellos finalizaron su turno habiendo fallado su estrategia y continuamos nosotras. Al final de unos cuantos minutos acabamos la partida, milagrosamente y sin saber cómo la ganamos nosotras. Nos tomamos un descanso de un par de minutos en el que aprovechamos para volver a pedir bebidas por tercera vez, pues a medida que jugábamos bebíamos más rápido por los piques entre nosotros. Jugamos una segunda partida, solo que esta vez los equipos cambiaron, yo me puse con Marta y Ali con Javi. Traté de jugar sin que nadie me ayudara, tan solo Marta me guió y aconsejó un poco, y la verdad es que no me fue nada mal pero a pesar de nuestros intentos perdimos de paliza. Tenía que ser sincera, Javi y Ali formaban un equipo excelente.

-¿Queréis hacer otra partida? ¿U os da miedo perder contra mí?-trató de convencernos Javi.

-¿Miedo? Aquí alguien se lo tiene muy creído ¿no?- dijo Marta acercándose a él.

-Me lo creo porque puedo- le contestó abrazándola y besándola- Venga ¿qué decís? ¿Tú conmigo Ainhoa?

-Por mí vale- me coloqué a su lado- ¿Ali?

Terminó de beberse de un trago lo que había pedido, dejó el vaso en la mesa y se levantó. Ella era la única que estaba completamente despejada dado que como era obvio no había bebido ni una gota de alcohol. Pero yo ya empezaba a encontrarme bastante contentilla, y probablemente ya tendría las mejillas sonrosadas como cada vez me ocurría cuando el alcohol empezaba a hacerme efecto.

-Vamos Marta, juguemos como nosotras sabemos.

Volvimos a meter un euro y salieron las bolas, las colocamos y comenzamos a jugar. Empezaron ganando ellas, pero poco a poco Javi y yo fuimos remontando. Al yo finalizar una jugada realmente buena, de la que nos sorprendimos todos, Ali se acercó a mí para animarme por ello. A pesar de que estábamos en equipos contrarios cuando hacía algo bien me felicitaba.

-Muy bien mi amor, estás jugando como una profesional- me dijo antes de besarme apasionadamente y posar sus dos manos en mis nalgas, de lo cual me quedé realmente extrañada.

-¿Qué haces Ali?

-¿No puedo tocarle el culo a mi novia?- me preguntó, pude notar que remarcó en especial lo de ‘mi novia’.

-Claro que puedes, es solo que nunca lo habías hecho en público, y no sé, te noto un poco rara. Te acercas cada vez que puedes a mí y no lo haces con la intención de ponerme nerviosa o excitarme.

-¿Acaso no puedo acercarme a ti solo porque quiera abrazarte y besarte?

-¿Sabes qué? Olvídalo- le dije cruzando mis brazos por su cuello y besándola- La bebida se me está empezando a subir a la cabeza así que probablemente serán cosas mías.

Ella volvió a besarme y apretó mis nalgas, se desvió a mi cuello y empezó a lamerlo y a besarlo.

-Para que no te me enfríes- susurró en mi oído antes de separarse.

La miré queriendo matarla dado que ya estaba empezando a necesitarla, ella me sonrió y me guiñó el ojo. Javi finalizó su turno al no meter ninguna bola, le tocó a Ali y Marta aprovechó para acercarse a mí.

-¿Ves al hombre que está en la barra con el jersey a rallas?- me preguntó en un susurro.

Miré discretamente hacia donde me había dicho y lo localicé, estaba mirando en nuestra dirección.

-Sí.

-Pues te aconsejaría que evitaras jugar dándole la espalda porque cada vez que te inclinas para golpear te mira el culo con el descaro más exagerado del mundo. Alicia se ha dado cuenta de ello y no creo que le falte mucho para que la líe parda si sigue así.

-Ahora entiendo lo de hace unos segundos, ya sabía yo que pasaba algo- murmuré- Ella piensa que no lo sé ¿no?

-Sí.

-Bien, mejor así, ya veré qué hago- le dije- Gracias por avisar.

-De nada- se alejó.

Volví a dirigir mi mirada a aquel hombre, me estaba mirando así que desvié la vista rápidamente. ‘Reza para que Alicia no pierda los nervios. Es un corderito, pero cuando se enfada se convierte en toda una tigresa’

Me acerqué a Ali, la abracé por la espalda y llené de besos su cuello.

-¿Y ahora qué te pasa a ti?- me preguntó divertida.

-¿No puedo besar a mi novia?- rió ante la semejanza de lo que había dicho ella minutos antes.

-Todas las veces que quieras mi vida- giró su cuello y me besó en los labios.

Lo único que se me ocurrió para tratar de calmar a Ali fue estar mimosa con ella. Quizás así aunque el hombre aquel me siguiera mirando ella al ver lo acaramelada que estaba decidiría dejarlo de lado. Más tarde descubriría que eso no sería así.

-Vamos Ainhoa, te toca- me avisó Javi, me separé de ella y continué con la partida.

Al final acabamos ganando Javi y yo de una manera realmente rápida, habríamos estado alrededor de cinco minutos más. Pero eso sí, aquel tipo no se cortó, aun sin mirarle podía sentir su mirada sobre mí, y tal y como en el fondo sabía que ocurriría Ali al terminar de jugar fue realmente enfadada hacia donde estaba. Gracias a mi rapidez pude evitar que montara un pollo.

-Hey, ¿dónde crees que vas? No me digas que te has enfadado- le dije abrazándola por la cintura y fingiendo no saber nada. Empecé a acariciarle la cara ya que sabía que eso siempre la tranquilizaba y pareció dar resultado- Ven aquí que te llene de besos preciosa.

Noté como ella al principio estaba algo fría y distante por su enfado, pero poco a poco se fue dejando llevar para corresponderme igual de apasionada que siempre. Qué se le va a hacer, si es que era imposible resistirse a mí.

-Ali, ¿serías tan amable de separarte de tu novia querida y acompañarme al baño?- le preguntó Marta tal y como le había indicado por signos con anterioridad.

-Mi amor, me reclaman.

-Venga, ve.

Le sonreí hasta que Marta y ella se perdieron de vista, entonces miré a Javi y nos dirigimos a la barra.

-Mira, no tengo intención de montar ningún escándalo así que por favor deja de mirarme de una vez, mi novia es muy celosa y no quiero problemas- le dije a aquel señor con la voz más seria y serena que pude poner.

-Los ojos se hicieron para mirar preciosa, y tú tienes mucho lugar para poder hacerlo- me contestó tranquilo y mirándome con lujuria de arriba abajo.

-Desde luego que estoy de acuerdo contigo, pero todo lo que se me pueda mirar es de mi novia ¿vale? Y te agradecería que lo respetaras.

-Es normal que te cele tanto, con un cuerpo como el tuyo…- murmuró- Tu novia tiene pinta de tener muy mala leche, y la verdad es que con el embarazo no le viene nada bien. A esa le echaba el polvazo de mi vida.

-Ni se te ocurra acercarte a ella, ¿te queda claro?- empecé a cabrearme.

  • ¿Y quién me lo va a impedir? ¿Una niñata de medio metro?

-¿Ella? Posiblemente no. Pero un tío de uno noventa seguro- dijo Javi levantándose del taburete para imponer más.

-No me asustas chaval.

-¿No? Pues debería. Soy cinturón negro en kick boxing y puedo asegurarte que me costaría muy poco dejarte la cara como un cuadro de Picasso- advirtió él, sonó realmente agresivo.

-Me tocas un pelo y te denuncio- le amenazó el otro un poco más tranquilo.

-Mi padre es comisario de policía mamón, tu denuncia no serviría para nada más que cortarme la paga durante un mes.

Tuve que esforzarme enormemente para no reírme en su cara. ¡Le estaba tirando un farol y el muy imbécil se lo estaba creyendo!

-Te crees muy chulito ¿verdad?- se encaró el hombre levantándose.

-¿Y tú? No sabes con quién te estás metiendo. Créeme que me sería muy fácil sacarte de aquí, llamar a mi primo el Johnny y estrenar nuestras navajas rajándote de arriba abajo, de izquierda a derecha y de todas las formas posibles- murmuró serio y acercándose más a él, la cara de aquel hombre empezó a denotar el miedo que estaba empezando a sentir, y no me extrañaba, estaba dando el pego- Dime, ¿quieres comprobar cuál de los dos es el más chulito?

El hombre retrocedió tropezándose con la silla y casi cayéndose al suelo.

-N-no- tartamudeó.

-Y dime, ¿sigues queriendo echarle el polvazo de tu vida a su novia?

Negó con la cabeza, estaba completamente pálido.

-¿Y vas a seguir mirando lo que sabes que no debes y no te pertenece?

-No, no lo ha-haré.

-Más te vale porque si no te cortaré los huevos y haré que te los tragues- puso su mano en su brazo y se lo apretó- Ahora te disculparás con ella.

-P-pero…

-Ahora- apretó más su brazo y lo fulminó con la mirada.

-L-lo siento mucho, n-no debí mirarte.

-Muy bien- soltó su brazo, el hombre se lo sobó- ¿Qué miras? ¡Que corra el aire!- exclamó golpeando la barra haciendo bastante ruido.

El hombre no se lo pensó dos veces, cogió su abrigo y salió del bar cagando leches. Cuando lo hizo Javi y yo nos miramos y nos aguantamos la mirada unos pocos segundos antes de descojonarnos a lo bestia.

-¿Cinturón negro en kick boxing, tu padre comisario de policía? - conseguí decirle entre carcajadas, ambos estábamos llorando de la risa.

-El muy idiota se lo ha tragado.

Tuvimos que sentarnos para recobrar la compostura un poco, pero era imposible, había mentido de la manera más descarada posible.

-¿Y eso de tu primo el Johnny y lo de rajarle? Por Dios Javi, ni que fueras gitano. No sé ni cómo se lo ha creído.

-¿Pero has visto la cara que ha puesto? Ese no sale a la calle por lo menos en una semana.

-Madre mía, no puedo más- exclamé agarrándome la barriga sin poder dejar de reír.

Al poco rato Marta y Ali volvieron al final del baño, y cuando vieron que nos estábamos partiendo de risa se nos quedaron mirando.

-¿Se puede saber qué mosca os ha picado?- preguntó Ali acercándose a mí.

-No es nada mi amor, Javi que es todo un personaje- le contesté sonriendo, me dolían los músculos de la cara.

-¿Y podemos saber de qué tanto os reíais?- dijo Marta sentándose en las rodillas de Javi.

-No, no podéis, son cosas entre Ainhoa y yo- miró a Marta y esta entendió que nuestra risa tenía que ver con aquel hombre, así que no insistió más.

-Secretitos en reunión son de mala educación- dijo Ali mirándome.

-Pues tu novia es una maleducada- le estiré de la mano e hice que se quedara de pie enfrente de mí.

-Ya veo, quizás tendré que castigarla.

-Mmm no, eso no- me quejé acariciándole y besándole el vientre ya que quedaba a la altura justa de mi cabeza- Con lo que yo te amo, juro que me portaré bien a partir de ahora.

Ella se agachó de manera que su cabeza quedó al lado de la mía.

-Justamente esta noche quiero que te portes mal- me susurró, reí por lo bajo.

-Mi amor, no te haces una idea de lo caliente que estoy- le contesté de la misma manera.

-Ya te dije que conseguiría hacerte desear salir de aquí.

La aparté suavemente de mi cuello y la besé en los labios con desesperación y algo de urgencia.

-Vayamos al baño- suspiré.

-¿Qué?- exclamó ella sorprendida.

-Vayamos al baño por favor- le repetí mirándola.

-¿Pero tú te estás oyendo? Marta y Javi no son imbéciles Ainhoa, se darían cuenta.

-No aguanto más Ali, llevas provocándome desde que hemos entrado- me quejé mordiéndome el labio y mirándola con cara de pena.

-Vas a tener que aguantarte hasta que lleguemos a tu casa.

-Pues vámonos ya.

-Paciencia mi vida, pídete algo más para despejarte.

-¿Que me pida algo más? Como siga así voy a cogerme una cogorza de las buenas, bastante me cuesta hablar sin trabarme. Además, tengo que conducir.

-Entonces conduciré yo, no te preocupes.

-Sí, será mejor.

Ella me sonrió y me besó la frente.

-Veamos, como esta partida que hemos jugado ha sido muy corta os propongo hacer una última, y los que pierdan invitarán y pagarán todo lo que hemos pedido. ¿Qué decís?- nos propuso Marta, se notaba que ella también estaba bebidilla porque en circunstancias normales jamás habría propuesto eso. Con el dinero era bastante reservada.

-¿Cuáles serían los equipos?- preguntó Ali.

-Pues como ya hemos jugado todos con todos si queréis podemos volver a las parejas iniciales.

-Propones esto porque vas conmigo y sabes que vamos a ganar- le dijo Javi riendo.

-Como queráis, a mí me da igual- respondió ella encogiéndose de hombros.

-No no no, así nos quedamos. Yo con Ali y tú con Javi- dije picada levantándome- Pienso bajarte los humos.

-¿Crees que podrás?- volvió a chincharme.

-Oh, por supuesto que sí.

-¿Estáis seguros de querer hacer esto?- preguntó Ali con temor, de todos ella era la única que estaba en sus cabales y por lo tanto era la única precavida.

-Uh, Alicia Ferrer Mascaró con miedo, ¿qué te ha pasado?- dijo Marta-¿Desde cuándo te has vuelto tan miedica?

-¿Miedica? ¿Miedica yo?- dijo levantándose y enarcando una ceja.

-Sí, miedica tú. Cobarde- volvió a decirle para conseguir que aceptara.

Ali se acercó a la pared y cogió un taco que había en una especie de estante.

-Mi amor, vamos a meterles la paliza de sus vidas- se acercó a mí y me besó.

-Me da tanta pena que vayáis a pagar tanto dinero por todo lo que nos hemos bebido que esta ronda voy a pagarla yo ahora mismo- decidió Javi- Venga, decidme qué queréis y ahora lo traigo.

Tomó nota de lo que pedimos, se fue a la barra y al cabo de un rato volvió con las bebidas. Entonces metimos por cuarta y última vez la moneda en el billar, colocamos las bolas y nos preparamos para tratar de ganar a toda costa pues habíamos pedido tanto que estaba segura que la cuenta sería como mínimo de veinte euros hacia arriba.

Aquella partida fue la más larga, reñida e igualada con diferencia, en momentos ganaban ellos pero luego nosotras remontábamos. Los cuatro llegamos al punto en el que tan solo nos quedaba por meter la bola negra y además en la misma tronera, pues habíamos metido la última bola en el mismo sitio. Entonces llegó mi turno, la verdad es que era realmente complicado. La bola estaba colocada un poco más abajo de la mitad de la mesa y tenía que meterla en la tronera de la derecha que estaba detrás de ella, hasta ahí todo bien. ¿El problema? La cosa estaba en que no llegaba a darle en línea recta porque la distancia era demasiado larga, así que para meterla no me quedaba otra que hacer que rebotara en el costado de la mesa, que volviera hacia atrás y se metiera. Algo que yo no era capaz de hacer. Y para colmo tenía más presión aún, porque si no la metía la dejaría lo suficientemente cerca como para que Javi le diera y la metiera él, así que la partida dependía de lo que yo hiciera.

-Ali hazlo tú, yo no voy a meterla ni de coña.

-No mi amor, es tu turno, tienes que hacerlo tú. Yo sé que puedes- me animó con voz suave y abrazándome por la espalda tal y como lo hizo para enseñarme a jugar.

-No, no lo haré, vamos a perder- insistí.

-Ainhoa, si metes esa bola esta noche te daré lo tuyo de tal manera que haré que olvides el día en el que estás, tu nombre y hasta quién eres- murmuró en mi oído, eso no pasó por desapercibido por mi cuerpo. Estaba más que necesitada.

-¿Lo prometes?- giré mi cuello y la miré seriamente.

-Lo prometo por ti- me devolvió la mirada de esa manera tan sexy que solo ella sabía hacer- Pienso hacer que grites tanto mi nombre que tus vecinos tendrán pesadillas con él.

Inhalé profundamente, mantuve el aire durante unos segundos en mis pulmones y luego fui soltándolo poco a poco.

-Voy a meter esa bola por mis santos ovarios- dije completamente decidida.

-Así se habla mi vida- me besó apasionadamente apretándome más contra ella- Venga, tú puedes.

-Dejaros de tonterías ya, si vais a perder. No lo alarguéis más- nos apremió Marta.

La ignoré, Ali se separó para que estuviera más cómoda y me coloqué. Quizás estuviéramos exagerando y pareciera que le dábamos mucha importancia a ganar, pero la cuenta no dejaba de subir a pesar de que sabíamos que cualquiera de nosotros tendría la desgracia de vaciarse el bolsillo en poder pagar todo. Miré la bola, miré el lugar donde supuestamente tendría que rebotar y me imaginé mentalmente el recorrido que haría hasta meterse en la tronera. Sin pensarlo más, golpeé.

Me separé rápidamente de la mesa para poder observar todo mejor. La bola dio justo donde quería, volvió hacia atrás al toparse con el borde de la mesa y se dirigió en línea recta a la tronera. A la mitad de camino las sonrisas aparecieron en los rostros de Javi y Marta dado que la velocidad de la bola era demasiado lenta como para meterse dentro, y entonces se paró justo a un maldito centímetro de aquel agujero. Ellos dos empezaron a gritar de alegría mientras que yo tan solo pude mirar a Ali algo avergonzada.

-Lo siento- fue lo único que pude decir.

-Era muy…- de repente se calló, me giré y me dio tiempo a ver cómo al final la bola caía dentro de la tronera finalizando la partida y convirtiéndonos en ganadoras a Alicia y a mí.

Marta y Javi se quedaron mudos, ella y yo nos miramos atónitas y levanté los brazos a la vez que dos enormes sonrisas se formaron en nuestras caras.

-¡Hemos ganado!- exclamé alegre.

-Mi amor, ¡eres una crack!

Tiré el taco al suelo sin importarme nada, Alicia saltó hacia a mí y la cogí en brazos, ella rodeó mi cintura con sus piernas. No supe cómo fui capaz de cogerla sin comerme el suelo pues con el embarazo como era obvio había engordado y el impulso con el que había saltado no fue poco.

Empezó a besarme el cuello, las mejillas y los labios, y yo estaba más feliz que una perdiz, tanto por ganar como por el premio que estaba recibiendo por ello. Cuando me cansé bajé a Ali al suelo y miramos a Marta y Javi, aún no podían creérselo.

-¿Que no iba a poder bajarte los humos decías?- le pregunté a Javi para chincharle.

-Has tenido la potra más grande de tu vida- contestó él.

-Llámalo potra, saber jugar, casualidad o lo que tú quieras, pero os hemos ganado- repetí con una gran sonrisa.

-¿Quién tiene miedo ahora Marta? Porque yo no- se mofó.

-Bah.

-Bueno, tal y como habíamos apostado tendremos que invitaros- dijo Javi- Voy a pedir la cuenta.

Se fue y volvió al cabo de un rato, su cara era de susto.

-¿Y bien?- preguntó con cautela Marta.

-Treinta y cinco con ochenta- murmuró, todos nos quedamos boquiabiertos.

Miré aquella pequeña hoja en la que salían todas las cuentas y nos dimos cuenta de que nada de lo que habíamos pedido bajaba de los dos euros, cosa que nos pareció un timo con ciertas bebidas. Alicia y yo tratamos de convencerles para que se olvidaran de lo que acordamos y que cada uno pagara lo suyo pero ellos se negaron diciendo que una apuesta era una apuesta. Así pues Javi y Marta pagaron todo, nosotras se lo agradecimos y salimos a la calle. Nos quedamos enfrente de nuestros coches.

-Hay que admitir que habéis jugado realmente bien- dijo Javi metiendo sus manos en los bolsillos de la chaqueta y sacando vaho por la boca.

-Vosotros también, lo mío ha sido como tú has dicho pura potra- admití sonriendo- Cualquiera de nosotros podría haber ganado.

-Aun habiendo sido suerte has jugado demasiado bien diría yo para ser tu primera vez- dijo Ali abrazándome con su brazo derecho y apoyando su cabeza en mi hombro.

-Ha sido una buena noche- resumió Marta bostezando- Y creo que deberíamos irnos ya, tengo muchísimo sueño.

-No aguantas nada ya ¿eh?- la empujó Javi un poco con su cuerpo.

-Si es que ya estoy vieja- bromeó.

Nos despedimos de ellos, se metieron en el coche y se fueron, yo me apoyé en mi coche.

-Si te soy sincera pensaba que ibas a fallar- confesó sonriendo.

-Ya, yo también lo pensaba, he tenido mucha suerte- admití- Soy una caja de sorpresas.

Ella se acercó y me besó.

-Pues a esta cajita le he hecho una promesa…- murmuró poniendo sus dedos índice y corazón en la zona de mi estómago y empezando a subirlos simulando dos piernas que caminaban. Al llegar a mi cuello se detuvo.

-Oh, ¿y piensas cumplirla?

-Por supuesto que sí- contestó muy cerca de mis labios- Yo siempre cumplo mis promesas.

Acorté la distancia de nuestros rostros y la besé agresivamente. Ella tampoco se quedó atrás, me aprisionó aún más contra el coche y sus manos juguetearon en mi cintura.

-Mi amor, conduce a casa, ¡ya!- le pedí impaciente separándome de ella y poniéndole en la mano las llaves del coche.

No protestó, abrió el coche y ambas nos metimos dentro. Después de ponerse el cinturón arrancó, pero yo no me lo puse, fui directa a atacar su cuello.

-Ainhoa, no creo que sea conveniente que hagas eso- consiguió decirme entre suspiros- Vamos a tener un accidente.

Sus palabras en ese momento no me importaron en lo más mínimo, continué besando y lamiendo su cuello y de tanto en tanto su oreja. Tampoco dejé quietas mis manos, con la derecha empecé a acariciar la cara interna de su muslo derecho. Del bar a mi casa no había más de diez minutos pero como le estaba dificultando mucho la conducción a Ali se vio obligada a reducir la velocidad a la que iba por lo tanto probablemente tardamos el doble.

Cuando llegamos entre besos y caricias subimos en el ascensor hasta mi piso, y en la puerta me quedé luchando con la cerradura dado que Ali no me dejaba ni respirar y yo no acertaba a meter la llave.

-Cariño, espera dos segunditos- le dije separándome de ella para poder abrir la puerta.

No es que me hiciera mucho caso pero al menos dejó mi boca libre y pasó a mi cuello. Después de dos aciertos metí la llave y la giré, conseguí librarme de Alicia unos segundos para cerrar la puerta y de nuevo la tuve encima de mí. Fuimos caminando hasta que llegamos al salón chocándonos absolutamente con todo, por el ruido sabíamos que habíamos tirado varias cosas al suelo o que alguna que otra figurita de decoración o marco de fotos se habían tumbado, pero no nos importó, en ese momento las dos estábamos desesperadas por sentirnos la una a la otra.

Volvimos a cambiar de lugar y esta vez fue Ali la que chocó contra la mesa, ella gimió. El impacto fue suficiente para desplazar la mesa un par de centímetros y que cayera una silla.

-Como continuemos así nos vamos a cargar tu casa- murmuró.

-Bueno, al menos valdrá la pena- le respondí, ella rió.

Me abracé a ella y con la mano aparté de una sola pasada lo que había en la mesa tirando varias cosas al suelo, la cargué unos instantes y la senté en el lugar donde había hecho espacio. Me puse entre sus piernas y empecé a desnudarla comenzando por quitarle su jersey. A partir de ese instante la ropa comenzó a volar, literalmente. Prenda que le quitaba, prenda que perfectamente podía caer en el sofá, encima de la televisión o en la otra punta del salón.

Poco a poco ella y yo fuimos calmándonos, dejando esa agresividad de lado para volver a la ternura, al cuidado y a la pasión de siempre, a lo que estábamos acostumbradas. Cuando estuvo completamente desnuda me centré en sus pechos, para ser más exacta, en aquellos pequeños pezones que tanto me gustaban.

-Me vuelves completamente loca Alicia, no acabo de entenderlo pero cada día me encantas más- le dije sin despegarme de su piel.

Ella en respuesta a eso gimió y apoyó sus manos detrás de ella echándose un poco hacia atrás, yo acaricié su cintura y sus costillas mientras continuaba estimulando aquella zona. Poco a poco a poco fui descendiendo hasta tener enfrente de mí ese clítoris tan hinchado y apetitoso que se asomaba ligera y tímidamente por su capuchón. Sin apartar la mirada de sus ojos me acerqué a su sexo y empecé a darle guerra a su clítoris, no fue capaz de continuar mirándome dado que cerró los ojos con fuerza y, como no, se mordió el labio con esa sensualidad matadora tan propia de ella.

Me mantuve así por varios minutos, ella había llevado su mano a mi cabeza para apartarme el pelo de la cara y que no me molestara ya que se me iba todo el rato hacia adelante. Entonces me separé, mojé dos de mis dedos en sus flujos y los froté fugazmente sobre su clítoris durante unos segundos para luego volver a utilizar mi boca y penetrarla suavemente. Sus gemidos fueron en aumento, sus caderas empezaron a moverse ligeramente y yo fui aumentado el ritmo con el que movía mis dedos en su interior hasta que conseguí hacerla llegar al punto que yo quería: el orgasmo. Apretó mi cabeza hacia ella con fuerza a la vez que sentía las continuadas contracciones de sus paredes vaginales.

Poco a poco fui ascendiendo por su cuerpo haciendo un caminito de besos hasta llegar a su boca. Rodeó mi cuello con sus brazos y me besó apasionadamente, yo acaricié su suave espalda. Ella me apartó un poco, se bajó de la mesa, me empujó suavemente al sofá y se puso encima de mí. Yo aún estaba vestida así que con lentitud empezó a desnudarme, besando cada centímetro de mi piel, sacándome suspiros, acelerándome el corazón, excitándome, enamorándome aún más. Cuando puso su mano sobre mi sexo y empezó a acariciar mi clítoris solté un quejido y pegué un pequeño salto que hizo que Ali y yo nos separásemos de nuestro beso.

-¿Te he hecho daño?- preguntó mirándome con un poco de culpa.

-No, para nada, es que tienes la mano muy fría- le contesté sonriendo.

-Lo siento- se disculpó sonriendo también y tocándome muy despacito, lo cierto es que aquello no me desesperó.

-No te preocupes.

-Al contrario que mi mano esto está muy calentito- susurró mirándome y ejerciendo más presión.

-Será que alguien hace que eso esté calentito- le contesté en un gemido y entrecerrando los ojos.

Ella sonrió y bajó a atender mis pechos durante un buen rato que agradecí enormemente.

-Date la vuelta- escuché que me dijo.

La miré un poco extrañada, pero le hice caso. Hizo que me colocara exactamente igual que aquella vez que se me quedó la pulsera enganchada en el metal del puente del parque con la única diferencia que ahora tenía las piernas ligeramente abiertas. Entonces entendí lo que quería hacer.

-Mi amor, nunca lo he hecho por detrás- admití girándome un poco y mirándola algo asustada.

Ella sonrió, se abrazó a mi espalda y me besó tiernamente. Noté perfectamente sus pechos y su barriga contra mí.

-Tranquila, no voy a hacerte nada que tú no quieras- me aclaró mirándome- Tan solo es por probar posiciones nuevas, y deleitarme de la vista que esta en concreto me va a brindar- ambas reímos- No seré yo la que te proponga hacerlo por un sitio nuevo, eso tienes que quererlo tú.

-Gracias.

-No se agradece nada, es la verdad. El sexo anal requiere ciertas preparaciones antes de ser practicado, por no hablar del cuidado que habría que tener al ser tu primera vez. Lo que menos querría sería hacerte daño.

Giré mi cuello y la besé. ¿Alguna razón más para no amar a esa mujer? No pude evitar recordar las miles de veces que Sergio me había suplicado para que dejara que me la metiera por detrás, obteniendo siempre mi negación. ¿La razón? Estaba completamente segura que tan solo lo quería para su disfrute y no para el de ambos, y con el miembro que él gastaba, pues había que admitir que el chaval estaba bien dotado, probablemente me partiría en dos. Aquella pequeña conversación me recordó el por qué estaba con Alicia y no con Sergio, él jamás me respetó de esa manera, era absolutamente mil veces mejor que él en todos los sentidos.

-¿Tú lo has probado alguna vez?- quise saber mirándola, ella se quedó unos segundos en silencio.

-Sí. Lo probé, me lo hicieron mal y fue una experiencia realmente dolorosa y horrible. Ahí me dije: nunca más- me explicó- Por eso tienes que ser tú la que quiera hacerlo, hacerlo porque tú lo has pedido y no porque yo te lo haya propuesto y aceptes por vergüenza a negarte.

Eso me enfureció y entristeció muchísimo, me juré a mí misma que si algún día me cruzaba con Andrés por la calle le daría la bofetada del siglo, pues estaba segura al cien por cien que el desgraciado que le había hecho tanto daño era él. Es que no me entraba en la cabeza, con lo frágil y delicada que era Alicia ¿cómo alguien en su sano juicio sería capaz de hacerle pasar un mal rato en la cama? ¡Si es que a mí nada más verla me entraban unas ganas locas de comérmela a besos! ‘O comértela a secas, que ya sabemos las dos que ambas opciones te gustan, pillina’

Iba a responderle pero no me dio tiempo, con rapidez deshizo el abrazo, se puso detrás de mí y sentí que comenzó a juguetear con mi clítoris y mi entrada vaginal, solté un largo gemido. Pasaba su lengua de lado a lado con rapidez, utilizando la punta o lo frotaba de arriba abajo con la lengua entera. Fuera como fuera, me estaba matando del gusto, y cuando empezó a penetrarme con dos de sus dedos ni el cojín con el que me tapé la cara bastó para acallar mis gemidos. Realmente cumplió con su promesa, me estaba haciendo el amor como nunca, y no podía dejar de gritar su nombre cada dos por tres. Y encima, como extra, una de sus manos se aventuró a pellizcar y a toquetear con suavidad mis pezones.

Continuó con eso durante bastante tiempo, yo no sabía cómo colocarme. Mi mano derecha apretaba con fuerza un cojín, el antebrazo de mi brazo izquierdo se apoyó en el sofá y mi cabeza estaba enterrada en otro cojín bastante mullido, pero a los pocos segundos volví a cambiar de postura al no saber, por decirlo de alguna manera, cómo soportar todo el placer que Alicia me estaba dando. Entonces insertó un tercer dedo, no sabía cómo había empezado a tocarme al hacerlo pero consiguió que me corriera de una manera brutal. Mordí el cojín a la vez que grité, mi cuerpo se tensó y empezó a temblar.

Ali con cuidado sacó sus dedos de mí y supe que se los lamió por el ruido que hizo. Besó y acarició cariñosamente mis nalgas y subió a besarme, mientras ella hacía eso yo me giré y me estiré, y gustosa recibí a mi pelirroja sobre mí, que buscaba que le diera algo de amor. Y es que no había cosa más mimosa que Alicia después de haber hecho el amor, y yo como buena novia que era la mimé más que complacida. Ya sabía perfectamente lo que le gustaba que le hiciera: que la besara, que le acariciara la cara, el cuello, los hombros, los brazos y sobretodo su barriga, que la mirara, que le recordara lo que le amaba, que la abrazara, que dijera algún comentario que la hiciera reír… Y desde luego ella me devolvía los cariñitos con la misma efusividad.

Las dos nos quedamos tumbadas de lado para poder caber en el sofá, ella me abrazó pasando su brazo izquierdo por mi cintura, haciendo con su dedo índice pequeños círculos, mientras que mi mano derecha estaba en su cabeza, apartándole el pelo de la cara, acariciándola. Nos miramos fijamente a los ojos sin apartar la mirada para nada más que parpadear, nuestros rostros estaban muy cerca así que juntamos nuestras narices y de tanto en tanto acariciaba la suya con la mía, o uníamos nuestras frentes, pero siempre mirándonos. Si tuviera que elegir me quedaría sin dudar ni un segundo con esos momentos. Ahí nuestra conexión era máxima, sentía su mirada atravesarme, mirándome por dentro, y esa sensación era absolutamente la mejor de todas. El estado de tranquilidad, felicidad, plenitud y calma que sentía cuando Alicia me miraba de esa forma era indescriptible, simplemente era mágico. Y lo mejor de todo era que sabía que ella sentía lo mismo.

Nuestro momento se vio interrumpido cuando ella bostezó, lo cual me hizo sonreír con ternura.

-¿Quieres ir a la cama?- le pregunté muy suavemente.

-Mmm no- se negó cerrando los ojos y acurrucándose en mi pecho.

-¿Quieres que durmamos aquí?

-Sí.

-¿Estás segura?

-Sí, así no tienes excusa para no abrazarte a mí.

Reí ante lo que dijo.

-Mi vida, espérame un minutito, voy a por unas almohadas y una manta- le indiqué para que se separara de mí.

Me hizo caso a regañadientes, fui a mi cuarto, cogí lo necesario y volví a tumbarme junto a Ali, no tardó nada en acurrucarse de nuevo en mi pecho. Nos tapé y puse las almohadas de manera que estuviéramos cómodas.

-¿Tienes frío?- quise asegurarme.

-No, estoy de maravilla- murmuró besándome la zona que estaba en medio de mis pechos ya que su cara estaba justo ahí. La niña no era para nada tonta.

-Está bien.

Ella inspiró profundamente y soltó poco a poco el aire.

-Hueles tan bien, me encanta.

Sonreí y le besé la frente cariñosamente. Volví a poner mi mano en su cabeza y empecé a acariciársela, haciéndole un pequeño masaje con el que siempre se quedaba dormida en cuestión de segundos, y de nuevo no volví a equivocarme, se durmió entre mis brazos como un bebé. Pasé mi mano de su cabeza a su espalda para abrazarla, cerré los ojos y suspiré, al poco rato me uní a Ali.

De las dos fui la primera en despertar por un rayo de sol que me estaba dando en la cara, entrecerré los ojos ante tanta luz. Cuando me hube acostumbrado lo primero que noté fue cierto dolor de cabeza, lo siguiente fue que el salón estaba hecho un asco, todo por el suelo, ciertas cosas tumbadas, la mesa movida y la silla tirada… Se formó una sonrisa en mi rostro al recordar la agresividad con la que empezamos a tocarnos al principio. Miré a mi izquierda y observé cómo Ali estaba abrazadita a mí, con cara de niña buena, que por cierto esta seguía prácticamente entre mis pechos. Acaricié su espalda desnuda, pues la manta se había bajado hasta su cintura, y le besé la cabeza, la mejilla izquierda y el cuello. Entonces noté una tercera cosa que tendría que haber notado en primer lugar: mis padres estaban en el marco de la puerta, mirando todo con asombro.


¡Hola a todos! ¿Qué tal estáis? Bueno, aquí os dejo este capítulo bastante más largo que los demás para compensar que tardé mucho en subir el anterior. Muchísimas gracias a todos por leer, valorar y comentar, desde luego que esto último es lo mejor de publicar mis historias aquí, ¡vuestros comentarios son realmente necesarios! La historia está llegando a su fin, como mucho quedarán dos o tres capítulos más, aún no lo sé del todo, pero no pasará de estos números. Sin nada más que añadir como siempre me gustaría agradecer especialmente a:

Romina: Jajajaja, ¿cómo que no es lo tuyo hablar españolismo? Se te da bien :3 Creo que a los españoles se nos puede identificar muy fácilmente por lo de 'Hostía, joder, tía/tío, coño' y demás cosas, ¿verdad? Si es que somos unos mal hablados... jajaja. Yo te las mando pa'llá, pero cuando acabe la historia, que si no la lío y me pegan. ¿Sí verdad? Un añito tiene ya, qué pesada que me he vuelto jajaja. Por supuesto que todos querían matarme, tú una de las primeras, y aun os queda un poquito, ¿no te sorprende tanta tranquilidad? Espero que te haya gustado y que comentes más a menudo, ya se echaban de menos tus comentarios :$ ¡Besos desde España!

Bonny: Jajajaja sí, creo que voy a tomarme en serio abrir un gimnasio llamado 'Alicia', seguro que sería muuuy revolucionario jajaja. Ainhoa se va a poner cuadrada. Espero que te haya gustado. ¡Besos!

Silvia: Hombre, claro que tenían que estar juntas y formar una familia y eso, soy mala pero no llego a esos extremos jajaja. ¿Ex de Ali? Jum, no se me había ocurrido la verdad, quizás haga algo, aunque lo dudo porque ya tengo la historia acabada mentalmente y no sé si tendrá algún hueco.  ¿Que de dónde saqué el nombre de Ainhoa? Aquí en España es muy común y suele usarse mucho, por allí en latinoamérica como he podido comprobar no se utiliza mucho ¿no? Bueno, espero que te hay agustado. ¡Saludos!

Labrys28: Nah, los zombies no me raptaron, más bien mis estudios, es que soy tan adorable que hasta ellos me quieren jajaja. Jajajajaja habría pagado por ver tu cara al leer que te había dicho que tenía catorce años, aunque antes de pensar que si con esa edad ya escribía tan bien yo habría pensado cómo una niña de esa edad está pululando por estas páginas jajaja. ¿Ves pillina? Ya sabía yo que sí que te identificaste con una escena sexual jajajaja, cierto es que más que excitarte por la película te excitas por la película como protagonista la chica que te pone loca perdida, llevándpte evidentemente a eso que todos sabemos jajajaja. Pues sí, la menor de edad y altura, me avergüenza un poco pues mediré uno sesenta y poco más, menos de uno sesenta y cinco. Qué se le va a hacer, no pedí nacer así jajaja. Como ves no he tardado, complaciendo suempre a mis queridos lectores. Yo tampoco entiendo lo de las solteronas y los gatos, pero bueno, yo tengo dos y solterona no creo que me quede, alguien habrá que me quiera jajaja. 'Transmitiendo desde mi poco cómodo y mullido sofá en comparación a mi calentita y acogedora cama' ¡Besos desde España!

Aurora la Diosa: ¡Oh no, ya ha llegado el comentario de Adi! Qué depresión, a estar cinco horas para contestar...Jajaja que no, que ya sabes que me gusta la extensión :) Pero lo que sí es cierto es que para contestarte mis diez minutos me lleva, un día lo cronometraré y te diré cuánto tiempo utilizo en ti jajaja. ¿Pobre Ali? Más bien pobre Ainhoa, que la chica tan solo quería ayudar a su mujercita a que tuviera un final más placentero y mira con lo que le salió la niña, patadón en la cara. Ey ¿qué pasa? ¿Tengo que inspirarme en algo para poner diferentes tipos de situaciones sexuales entre Alicia y Ainhoa? ¿Acaso no puedo simplemente ser muy creativa y escribir algo que no sea siempre el mismo trabajo? Jajajaja, tú siempre malpensando, y debo decirte que sí, melodías de piano escuché en esa parte xD. Yo también pensé eso de: Y menos mal que no viven juntas, porque si no Ainhoa en breve podría levantar a su novia hasta con el dedo meñique, a lo Hércules jajaja. Me dio por darles satisfacción carnal, pero porque probablemente esta sería la última vez en la historia que escribiría ese tipo de escenas, entonces tenía que dar una buena despedida a esa clase de momentos.

(Dices que te da igual que te escriba una parrafada entera, pero como en verdad tampoco me cuesta empezaré a separar el comentario en párrafos porque dentro de poco será incluso doloroso) ¿De dónde conoce Ali a Santi? Jum, no sé, ¿tú qué crees? Según tú la explicación no es nada creíble, pues ya se verá qué es. Quizás sea una tontería, quizás no, tú siempre desconfiando de mí ¿verdad? Ya estás a prueba de Peke jajajaja.

Tan solo a ti te habría podido hacer gracia lo del comentario jajaja, ya ves que el pobre trabajador salió de ahí con el rabo metido entre las patas, como para no temer a Ali, y además recién despierta. Yo no me metía de por medio jajaja. Bue, a mí más que pena con lo del cuestionario sobre si la ha satisfecho o no poniéndome en la posición de Ainhoa la comprendo, es su primera vez con una mujer, se entera de que su mujer ha estado con muchas mujeres y sale a flote la duda de si lo está haciendo bien o no. ¿Que te hizo gracia la bromita de mal gusto de Sergio a Ainhoa? Pues como buena escritora mi deber es complacer a mis lectores, y si hace gracia una cosa, suelo repetirla. ¡Gracias Adi, por esta información adicional que tendré en cuenta! Jajaja.

¿Despotricas a diestra y siniestra? Ala, no exageres mujer, mi talento de enrabiar a la gente no llega a tanto, pero es todo un halago que me digas eso :3 xD. Venga ya, si soy mala os quiero crear piedras en el riñón, si soy buena quiero que os de un coma diabético, ¿tan cruel me estoy haciendo ver que no podéis ver que a mí, en cuestión de hacer daño, me da mucho repelús?

Pues sí que debiste apretar fuerte el tubo de pasta de dientes, porque hasta donde yo sé, o al menos aquí en España, los bordes de la pasta de dientes no cortan jajaja. Claro claro, si tengo que darle de hostias a alguna de las dos por mis enfados hormonales que sea a Ainhoa porque Alicia está embarazada. Pues no te viene de coña la excusa del embarazo para que Ali sea intocable ¿no? Jajaja. Realmente lo es, ya te dije que no provocaría ningún problema en el embarazo, veamos si así puedo recuperar la confianza para que me creas. Ya a lo último dices que si le hago algo grave a Ainhoa le daría angustia y posibles problemas a Ali así que por eso no tendría que hacer nada a ninguna de las dos es para quedar bien y que intente creerme que realmente le tienes un poquitín de estima a Ainhoa, cosa que no es verdad, seguro que cuando viste que con la patada empezó a sangrar te regodeaste mentalmente jajaja. Solo quedan dos o tres capítulos, ¿cuánto giro a la historia crees que sería capaz de dar en tan poco tiempo?

Ah sí, los ruiditos infernales de las dichosas maquinitas. Que sea dentista no significa que me guste, de hecho a mí me gusta tan poco como a ti, lo que pasa que es muy diferente que la maquinita se acerque a ti o que tú seas la que acerca la maquinita provocando el terror en la otra persona jajaja.

¿Mal pensada? ¿Mal pensada yo? JA. A eso no te gana nadie querida, que no crees en mi palabra cuando te digo que he decidido dejar de ser tan cruel. Yo me decantaría más por la opción de que Alicia sigue siendo inocente y no se imaginaría jamás a Ainhoa con el tema sádico. Aunque, quien sabe, quizás incluso le gustaria y todo.

Ahora tienes complicado el tema de la jubilación, jum, qué pena, yo que ya me había hecho a la idea de perderte de vista... Qué se le va a hacer, dicen por ahí que no hay mal que por bien no venga jajaja. Admítelo, te daría mucha lástima no poder amenazarme y querer matarme en los momentos de estrés. Pues claro que ya voy pensando quién podría ser tu futura heredera, a pesar de que hay mucha gente que me lee puedo descartar a muuuuchos usuarios y tener por seguro que no serían esos. No tengo indicios claros de quién podría ser, pero siempre me han dicho que soy muy observadora y que pillo las cosas muy rápido.

¡Bien, por fin has querido ver que me gustan tus biblias de comentarios! ¡Bien, ahora serán más largos para que me entreenga más aún! Gracias Adi, eres grande (Lalala mecagoentó lalala mecagoentó...)

Si mis personajes masculinos te han hecho enfurecer eso significa que Javi y Sebas también y que Mike en Mi Salvación también, ¿acaso en verdad no te gustan? A mí me parecen muy majetes todos jajaja.

Bien bien, ven medio mansa, totalmente mansa o de los nervios, me gustan las emociones fuertes, creo que he estado pensando que podría irme bien en cualquiera de los tres casos. ¿Ves? Ya vuelves a mal pensar, dices que esta calma no puede traer nada bueno, ¿y por qué no? ¿Porque soy yo? Bueno, tan solo eso te da derecho a mal pensarte un poquitito de nada jajaja.

Ya ves lo que tenía planeado para este capítulo, mejor trato a mis protagonistas de la autora que mejor trata a la gente :D Bueno, iré cortando por aquí el comentario-biblia que son las ocho de la tarde, me deprime mucho que ya sea de noche y me quedan otros tantos comentarios que responder. Espero que te haya gustado ¡Besos desde España!

Linyose25: Tú siempre de parranda ¿no? Vaya vida de fiestera jajaja. No te preocupes si no puedes comentar, sé que lees la historia y eso ya es suficiente :) Espero que te haya gustado. ¡Besos!

Vane: Jajaja bueno, no creo que me meta con ellas, pero algún mal antes de acabar tendré que causar ¿no crees? ¿Para qué iba a enviar a Ainhoa a un gimnasio si ya tiene a Alicia? Ella es la equivalencia jajaja. Sí, soy buena, pero también puedo ser algo mala, lo necesito para vivir jajaja. Espero que te haya gustado, como ves he tardado poco. ¡Saludos!

Lucerla: Me alegra que haya conseguido hacerte reír nada más al principio, creo que el humor nunca viene mal así que he tratado dedejarlo entrar un poco en la historia, pero claro, una no siempre sabe si realmente cumple la función deseada. Déjame que te pregunte algo quizás algo estúpido pero que me ha llamado la atención, ¿a medida que lees la historia vas escribiendo el comentario en una página aparte? Esta frase 'Déjame leer el resto acomodada entre las nubes' me ha dado a entender eso.

Pues claro que ya la estoy liando, ¿cuándo no es así? Jajaja. Algo tenía que meter, pero en un futuro verás que realmente el tema de Santi no es lo importante. ¿Qué significa eso? Lee, tú lee y lo acabarás averiguando :) Yo también formo parte de las que piensan que expresar lo que se siente no es cursi, pues yo soy mucho de eso, y por tanto me han catalogado de 'cursi' de una manera en la que una vez dolió bastante y desde ese entonces siempre he tratado de controlar mucho mi 'cursilería' por miedo de que vuelva a ocurrir. Así que si te gusta lo 'cursi' creo que la parte de la cena en casa de la madre de Marta te habrá gustado.

¿Verdad que sí? No tengo punto intermedio, o mucho o poco, eso es una de las cosas que más me caracterizan jajaja. Ainhoa estará pensando que mejor que sobre que no que falte, y seguro que Alicia estará bien contenta con ese pensamiento jajaja. Bien, la palabra cretiva me gusta, no como Adi, que se piensa que soy una salidilla y que me tengo que inspirar en vete tú a saber qué se piensa ella que miro para escribir escenas 'creativas' jajaja. Vaya, veo que no iba mal encaminada al decir que eres 'anormal', creo que eres y serás la única persona que me pida que describa justamente la nariz de una de las protagonistas jajajaja. Pues bueno, ahí va para ti: Yo me la imagino pequeña, redonda y respingona, aletas normales y orificios nasales, que aunque no creo que quieras tanta definición te lo digo, pequeños.

Me alegra que te gustara la eliminación del nombre de quien habla, tenía pensado hacerlo pero no fue hasta que un comentario me hizo hacerlo de inmediato. Mejorando lo inmejorable, jum, contradictorio y para mí incierto, pues siempre puede mejorarse algo, por la más mínima y estúpida cosa que sea, pero aun así gracias, teniéndote a ti ¿para qué necesito yo a mi abuela? Le estás quitando el trabajo jajaja.

Pues claro que puedo escribir y quedarme sin halago, mucha gente me lee y no comenta, y yo sigo tan feliz de tan solo saber que han leído. Comentar es opcional, claro que es mucho mejor tener comentarios, pero también es muy satisfactorio ver el número de lecturas que tiene tu historia.

Bueno, sobre lo del comentario de' El que no encuentra trabajo es porque no quiere' sé pefectamente que no es así, de hecho ni siquiera lo pienso. Admito que ha sido un error que apareciera, no porque sea cruel, que también, sino porque iba acorde una escena que escribí en la que Ainhoa se tragaba sus palabras al no poder echar ningún currículum quedando por tanto esa frase descartada de toda credibilidad. Lo lamento, pues ha sido un fallo mío al pensar que había borrado esa frase, y me disculpo si tú formas parte de la gran cola del paro y te has sentido ofendida con esa parte, no iba con ninguna intención de hacer sentir mal a nadie.

Bien bien, eres observadora, a ver si consigues averiguar qué 'maldad' tengo preparada para vosotros, ya que claro, si Adi piensa que he hecho algo es que he hecho algo ¿no? Qué poco confía en mí, pero muy en el fondo hace bien. Jajaja sí, podrían añadir el 'brillante' para calificar, pero creo que aun así no quedaría satisfecha a la hora de leerte. ¿Magistral quizás? Sería una buena calificación también.

Mmm, realmente un comentario muy gratificante. Peke 1 Lucerla 2. Nunca me ha gustado perder, pero en este caso podría saborear mi dulce derrota dado que por muy largo que haya sido mi comentario, aun las palabras no han vuelto a mí. Espero que te haya gustado. ¡Besos desde Mallorca!

Patricialeon: Ya lo sé, ya lo sé, quieres que la líe, juro que aunque en poca cantidad el próximo relato habrá, como mínimo, un poco de lío, ¡lo prometo! Jajaja. Las dos sabemos la mente retorcidilla que tienes, y aunque no lo he demostrado mucho últimamente yo también tengo mi toque, y puedo asegurarte que no me despediré de esta historia sin poner tensión por última vez. Espero que te haya gustado, y con muchas muchas ansias la continuación de tu historia. ¡Besos desde Mallorca!