Ayúdame a recordar 32

Ali: Pues claro que quiero ser tu novia- me contestó cogiendo el ramo.Ella se levantó, puso sus manos en mis hombros y me besó con pasión.

Mi padre cogió las llaves, nos metimos en el coche y Alicia fue indicándole el camino a su casa. Cuando llegamos ella se lo agradeció mil veces a mi padre, nos despedimos (muy, muy a mi pesar) y volvimos a casa. Nada más tocar el colchón caí rendida, estaba agotada.


1 mes después

Poco tiempo era el que había pasado desde que afortunadamente me enteré de que Alicia estaba embarazada, pero eso no significó que no fuera el tiempo en el que más feliz había sido. Después de todo lo que habíamos vivido Alicia y yo aquel mes fue la primera vez que habíamos estado juntas de verdad. Es verdad que ya lo habíamos estado antes, aquella semana en la que fuimos amantes hacía ya tres meses en la que la hice mía por primera vez, antes de que ocurriese todo lo que ocurrió, antes de pensar que jamás iba a volver con ella, antes de querer odiarla con toda la fuerza posible. Cómo olvidar aquella semana. Pero no habíamos estado completamente juntas, no como en aquel último mes. No teníamos que preocuparnos por lo que dirían nuestros padres si se enteraran, no teníamos que sentir la furia y la rabia de los celos cuando teníamos que fingir delante de Andrés y Sergio que entre nosotras no había nada más que una bonita amistad, no teníamos que sentirnos culpables por serles infieles (a pesar de que se merecían eso y muchísimo más), no teníamos que preocuparnos en nada más que no fuera ella, el bebé y yo. Por primera vez en mucho tiempo habíamos conocido lo que era la paz y la tranquilidad, lo que era despertar por la mañana y mirarnos sabiendo que nada  ni nadie se interpondría entre nosotras (y pobre del que lo intentara, no tendría compasión alguna con nadie), que nada iba a hacer que nos separásemos otra vez, que nada iba a impedir que nos amásemos como tan solo nosotras sabíamos. Y lo merecíamos. Después de tanto sufrimiento merecíamos ser felices. Yo por mi parte podía asegurarlo, sería feliz mientras ella estuviera a mi lado. Mientras eso fuera así no podría evitar sentirme invencible.

Yo ya estaba estudiando aquel FP que había mirado y no podría irme mejor. Aunque lo que verdaderamente quería ser era una psiquiatra y no una ayudante no podía quejarme, me gustaba mucho y realmente tenía ganas de aprender. Alicia, para mi sorpresa, había entrado en la universidad. Un dato que no me había contado era que había podido entrar sin dificultad en la carrera de enfermería y que no estaba dispuesta a dejar que su embarazo la retrasara un año entero, obligándola a tomarse un año sabático. Ella sabía que cuando llegara el momento tendría que dejar los estudios durante un tiempo pero estaba convencida de que no faltaría mucho para que acabara el curso y que podría terminar el primer año de carrera. Ver que a ella le iba igual de bien que a mí o incluso mejor me alegraba mucho.

A pesar de todas las veces que nos habíamos quedado solas, tanto en su casa como en la mía, ni una vez pudimos hacer el amor. ¿La razón? No, no era que no quisiéramos, porque lo deseábamos con desespero. La razón era que siempre que lo intentábamos (que no eran pocas) siempre algo nos interrumpía, ya fuera la visita inesperada de Marta y Javi, la de mis padres o cualquier llamada urgente que hacía que una de las dos tuviera que parar (llamadas telefónicas, en efecto, pero también llamadas de la naturaleza. Que a mí me bajara la regla un día antes del previsto para estar con Alicia se me había presentado en una ocasión, y a pesar de intentar convencerla de tan solo satisfacerla a ella, se resistió). La tensión sexual que había entre ambas era palpable, y yo iba más salida que el pico de un armario. ¿Que por qué no me masturbaba y acababa con mi sufrimiento? El poco tiempo que tenía para mí sola era por las noches ya que tenía clase por las tardes excepto los viernes, y yo al final del día estaba demasiado agotada como para ponerme a darle al temilla. Así pues no tenía otra opción que esperar que al mundo le diera por ser compasivo con nosotras y que nos dejara ya de una vez hacernos gritar del gusto. Y sí, esta insatisfacción sexual hacía que tuviera un humor de perros. Y mucho más al ver a esa amiga de Alicia tan cerca de ella, se llamaba Jennifer o ‘Jenny’, tal y como la llamaba Ali en tono cariñoso. Ellas dos se conocían de antes y habían tenido la casualidad de estar en la misma clase. No era que no me gustara que ella tuviera más amigas, pero ella en especial me ponía enferma. Por suerte Alicia había aclarado a todos los de su clase sus preferencias y que tenía pareja, de hecho ella me decía que les hablaba mucho de mí y que Jenny  y Samuel, o Samu, otro amigo suyo, tenían muchas ganas de conocerme.

Lucía: Alicia no podría ser más mona y simpática- comentó mi madre al llegar a casa.

Aquella tarde habíamos quedado Ali y yo con mis padres para ir a dar una vuelta e ir a comer un helado, con alegría podía decir que se estaban empezando a llevar de maravilla.

Yo: Ya os dije que cuando pierde la vergüenza es un amor de persona- respondí mientras nos sentábamos en el sofá.

Antonio: Las dos tenéis mucha suerte de haberos encontrado- opinó mirándome.

Yo: Lo sé.

Lucía: No puedo creer que vaya a ser abuela tan joven.

Yo: Teóricamente no vas a ser abuela, no estamos casadas. Ni siquiera somos novias- le dije sonriendo.

Antonio: Y a este paso no lo seréis nunca- mi cara se puso seria- Lleváis más de un año con todo este rollo, sufriendo y pasándolo mal, y un mes en el que de verdad habéis conectado. ¿A qué estáis esperando?

Él tenía razón, ¿a qué estábamos esperando? La verdad es que no lo sabía. Había pensado bastante en ello, pero Alicia parecía muy cómoda así tal cual estábamos y yo no quería estropear lo que teníamos tan solo por poner nombre a lo que éramos.

Yo: No lo sé- contesté encogiéndome de hombros.

Lucía: ¿Ella no quiere?- preguntó curiosa.

Yo: No, no es eso. Bueno, realmente no lo sé, no he hablado de esto con ella- respondí mirándola.

Antonio: Tan solo es una etiqueta, no tenéis por qué ponerla si no queréis, pero después de todo lo que habéis pasado creo que merecéis ser algo por una vez- opinó.

Me dio un beso en la cabeza, se levantó y se fue.

Lucía: Pienso lo mismo.

Se levantó ella también dejándome sola y pensativa. Era cierto que de eso con ella no lo había hablado, y como bien habían dicho era solo una etiqueta, pero era una etiqueta que sinceramente a mí me hacía bastante ilusión obtener. Ayudé a mi madre a preparar la cena, comimos los tres juntos y me fui a la cama enseguida.

El fin de semana lo pasé estudiando a más no poder teniendo que privarme de quedar con Ali por dos exámenes que tenía el lunes. La semana siguiente estuve hasta arriba de deberes, ejercicios, trabajos y, como no, exámenes. No entendía cómo podíamos estar tan ocupados llevando tan poco curso por delante. Y lo que era peor, no podría ver a Alicia hasta el viernes de la semana siguiente (nuestro día específico para vernos eran los viernes). Al parecer le había salido un imprevisto y había tenido que cancelar nuestra salida para terminar un trabajo. Así serían dos semanas que no nos veíamos lo cual me desanimaba enormemente. ¿La razón por la cual nos veíamos tan poco? Nuestros turnos no coincidían, ella estudiaba por la mañana y yo por la tarde. No me bastaba con llamarla y escuchar su voz, quería tenerla, abrazarla, poder besarla y dormir junto a ella. Se me hacía insoportable estar tanto tiempo lejos de ella. A Marta y a Javi hacía incluso más tiempo que no los veía. Ellos dos estaban estudiando en la universidad, Marta ingeniería informática y Javi derecho, de vez en cuando Ali y ellos se veían.

Poco a poco (muy poco a poco) fueron pasando los días y por fin llegó el viernes tan ansiado. Había quedado con Alicia, y con Marta y Javi una hora más tarde, queríamos estar un poco solas ella y yo. Habíamos acordado Ali y yo encontrarnos en el parque de siempre a las cuatro y media, yo había llegado quince minutos antes. Estaba impaciente por verla. Daba vueltas, observaba el suelo y sobre todo no podía dejar de mirar la hora en el móvil. Entonces me di la vuelta y la vi a menos de diez metros de mí. Esbocé una enorme sonrisa al verla, noté que ella también y sin poder contenerme corrí hasta ella. La abracé con fuerza e incluso la levanté  un poco del suelo, ella respondió al abrazo rodeando mi cuello con sus brazos.

Yo: Hola mi niña- la saludé alegre dándole miles de besos en el cuello- Te he echado de menos.

Ali: Yo también, como no te puedes imaginar mi vida- respondió apartando suavemente mi cabeza de su cuello y besándome al fin en los labios.

Puse mi mano derecha en su nuca y la izquierda en su mejilla, ella seguía rodeando mi cuello con fuerza. Nuestro beso estuvo cargado de pasión y un poco de desespero, no nos separamos hasta que pasó un buen rato. Y al hacerlo me arrepentí al instante.

Ali: No quiero volver estar tanto tiempo sin ti, no lo soporto- me susurró volviéndome a abrazar.

Yo: Yo tampoco. Pero ya está, ya te tengo aquí- sonreí besándola de nuevo.

Nuestras lenguas se encontraron desesperadas, añoraban el calor de la otra y jugar entre sí. La estreché contra mí. No queríamos separarnos, habían sido catorce días sin vernos, hacía mucho que no estábamos tanto tiempo separadas.

Yo: ¿Cómo estás? ¿Cómo te encuentras?- le pregunté acariciándole la barriga al finalizar el beso.

Ali: Bien, estoy bien. Aún me sigo mareando pero bueno, es algo que se me pasará.

Yo: ¿Segura que es normal que te marees tanto?- quise saber preocupada.

Ali: Sí, me lo dijeron al hacerme la primera ecografía. Me advirtieron de todos los síntomas y molestias que iba a tener. Tranquila- contestó para calmarme- ¿Y tú? ¿Cómo estás?

Yo: Harta de todo. Y estamos tan solo al principio, no quiero imaginarme cómo estaremos a final de curso- me compadecí de mí misma.

Ali: Dejemos de hablar de las cosas de clase y vamos a relajarnos ahora que por fin estamos juntas- me dijo volviéndome a besar.

Yo: Te amo- murmuré acariciándole la cara.

Ali: Yo te amo más.

Le sonreí y le cogí las manos mientras nos mirábamos fijamente las dos.

Ali: ¿Te he dicho alguna vez que tienes unos ojos preciosos?

Yo: No.

Ali: Tienes unos ojos preciosos- me dijo sonriendo.

Yo: Gracias. ¿Te he dicho alguna vez que eres preciosa?

Ali: Un millón de veces- respondió suspirando.

Yo: Pues no son suficientes. Eres preciosa- repetí haciéndola sonreír.

Nos sentamos en un banco que había cerca nuestra, ella apoyó su cabeza en mi hombro y yo entrelacé los dedos de nuestras manos y con mi otro brazo la abracé. Empezamos a hablar de lo que nos había pasado durante estos días mientras nos dábamos arrumacos y besos, no podía ni quería dejar de acariciarla.

Ali: ¿En qué piensas?- me preguntó levantando la cabeza.

Yo: Hasta hoy pensaba que no tenía ningún punto débil, ya sabes que tengo un carácter muy fuerte y que no me dejo llevar fácilmente. Me acabo de dar cuenta de que sí que tengo uno.

Ali: ¿Cuál es?- preguntó con curiosidad.

Yo: Tú- respondí mirándola con ternura- Si te pasara algo con el embarazo o con cualquier otra cosa no sé qué haría.

Ali: No es un embarazo de riesgo, estoy bien. No me va a pasar nada, te lo prometo- me dijo apretándome la mano.

La acerqué a mí y la besé lentamente.

Yo: Qué te gustaría que fuera, ¿niño o niña?

Ali: Una niña- respondió sonriendo- ¿Y a ti?

Yo: También una niña, una niña como tú.

Ali: ¿Cómo te gustaría llamarla?

Yo: Creo que eso deberías elegirlo tú.

Ali: ¿Por qué? Ya te dije que es tan hijo tuyo como mío. No todo el mundo habría hecho lo que has hecho tú.

Yo: Hice lo que cualquier enamorado haría por la persona a la que ama- contesté sincera.

Ali: No Ainhoa, no cualquier persona lo haría, por muy enamorada que esté, no seas tan humilde quitándole importancia al asunto. Fuiste muy valiente y te lo agradez…- la interrumpí antes de que acabara.

Yo: Tal y como me dijiste un día poco después de que empezáramos a vernos por primera vez, no me lo agradezcas porque parece que te hubiera hecho un favor- le recordé.

Ella asintió con una sonrisa.

Yo: Paula me gusta mucho.

Ali: ¿Quién es esa Paula?- bromeó levantando una ceja.

Yo: Una de por ahí- continué con la broma.

Ali: Con que una de por ahí… A mí me gusta muchísimo Victoria.

Yo: ¿Tengo que ponerme celosa de esa Victoria?

Ali: Pues no sé yo, podría ser.

La miré con cara de incredulidad.

Ali: Podría ser si no me volviera tan loca como lo hace Ainhoa- concluyó besándome.

Yo: Los dos nombres me gustan mucho.

Ali: A mí también- coincidió- Y en el caso de que sea niño debo decirte que no te dejaré escoger, Iván me encanta.

Yo: También es muy bonito. Tenemos mucho tiempo para pensarlo.

Nos quedamos en un silencio gratificante. De repente un hombre apareció por detrás nuestra, se acercó a Ali y se abalanzó sobre ella separándonos y besándola, no le pude ver la cara.

Yo: ¡Eh, qué coño estás haciendo!- le grité enfadada.

Me levanté con la intención de empujarle, pero entonces se separó de Alicia y me miró. Me quedé probablemente con cara de gilipollas al ver a Javi sonriendo.

Yo: ¿Pero qué…?- dije entrecerrando los ojos.

Javi: ¡Ven aquí enana!- exclamó abrazándome con fuerza, pude ver que Marta iba a saludar a Ali.

Yo: ¿Acabas de besarla en mi propia cara?

Javi: Tranquila, puse la mano delante para que no gritara.

Marta: Sí, esa cosa llamada broma que tú no sabes aceptar.

Reímos las dos, me acerqué a ella y la abracé con fuerza, Ali estaba haciendo lo mismo con Javi.

Yo: Os he echado de menos.

Javi: Y nosotros a vosotras, pero vaya bienvenida me has dado. Ya sé con quién no meterme.

Yo: Viene un tío al que no reconozco, se acerca a ella y simula que la besa en mis narices. ¿Cómo esperabas que reaccionara?- le pregunté riendo.

Javi: Pues con un ‘Hola buenos días’ y un besito en la mejilla.

La pegué un pequeño golpe en el brazo.

Marta: Es que estabais tan acarameladas y juntitas que no pudimos evitar arruinar el momento.

Ali: Claro, eso siempre es una gran excusa.

Reímos todos y empezamos a caminar hasta un café para entrar un poco en calor, ya empezaba a hacer frío de nuevo. Pedimos nuestras bebidas, algo para picar y charlamos alegremente de un poco de todo para ponernos al día. Tanto a Javi como a Marta les iba de maravilla en la universidad, me alegraba mucho por ellos. Poco a poco los minutos fueron convirtiéndose en horas, y yo de cada vez estaba más nerviosa, tanto que me levanté repentinamente.

Yo: Voy al baño, ahora vuelvo.

Con el corazón acelerado salí de aquel lugar, crucé a la calle de enfrente y entré en una floristería. Estaba muy nerviosa, no había podido controlar las ganas. Estuve mirando los escaparates hasta que la dependienta me atendió, escogí el ramo de rosas que más me gustó sin importarme el precio y volví al café. Antes de entrar me miré en el cristal de la puerta, suspiré y tras ponerme el ramo detrás de mi espalda entré. Caminé poco hasta encontrar la mesa donde estábamos sentados todos.

Marta: ¿Por qué has tardado tanto?- me preguntó extrañada.

Me quedé de pie sin decir nada, tragué saliva.

Ali: ¿Qué pasa Ainhoa?- me preguntó preocupada.

La miré a ella y entonces mi corazón empezó a palpitar más fuerte aún, estaba sudando.

Yo: Nada más despertar aquel día en el hospital al verte me enamoré de ti, en un principio no lo supe ni yo pero lo hice sin poder evitarlo. Hemos pasado por mucho juntas, momentos buenos y malos, pero no cambiaría ni un segundo de ellos. Tuve una charla el otro día con mis padres, y tenían razón. ¿A qué estamos esperando? Merecemos dar otro paso más. Hemos sido desconocidas, hemos sido amigas, hemos sido enemigas, hemos sido amantes…. Y es verdad que tan solo son etiquetas, pero cada una de ellas definen nuestra historia y yo quiero tener aún más. Es por eso que quiero preguntarte aquí, ahora mismo, delante de Javi, Marta y toda la gente que nos esté mirando.

Me arrodillé y le enseñé el ramo de rosas que había estado oculto tras mi espalda. Me permití mirar las caras de Javi y Marta que estaban con una sonrisa de oreja a oreja, y luego miré la de Alicia. Se había llevado las manos a la boca pero por las pequeñas arrugas que tenía a los lados de sus ojos supe que estaba sonriendo, y yo también lo hice.

Yo: ¿Quieres ser mi novia?- le pregunté finalmente.

El bar completo se quedó en silencio, probablemente estábamos siendo el centro de atención de todos.

Ali: Pues claro que quiero ser tu novia- me contestó cogiendo el ramo.

Ella se levantó, puso sus manos en mis hombros y me besó con pasión. Pudimos escuchar como los aplausos invadían el café. Cuando nos separamos ambas estábamos sonriendo.

Ali: Te amo- me susurró al oído para que pudiera escucharla por encima de los aplausos.

Yo: Y yo a ti.

Señor mayor: ¡Esto es una aberración! ¡Va en contra de la naturaleza! Sois la vergüenza de Dios- exclamó levantándose indignado de su asiento.

Iba a contestarle respetuosamente pero se me adelantaron.

Hombre joven: Cállese abuelete y deje a estas chicas con su felicidad en paz. Modernícese un poco y deje vivir a los demás- le dijo, aquel señor se sentó indignado y el chico joven se dirigió a nosotras- No tengo ni idea de quiénes sois, pero os felicito.

Ali y yo: Gracias- le dijimos a la vez.

Marta y Javi se levantaron.

Marta: ¡Felicidades corazón!- exclamó abrazándome.

Yo: Gracias.

Javi: Ya era hora- me dijo abrazándome también.

Yo: Pensaba que me iba a dar algo- bromeé volviéndonos a sentar.

Ali: Son preciosas- me dijo oliendo las rosas.

Yo: Mi idea era llevarte a cenar y hacer algo un poco más íntimo y especial, pero no he podido aguantar las ganas. Sé que no es la mejor manera de pedírtelo pero así se ha dado.

Marta: ¿Siempre es así de imbécil?- le preguntó, me hizo reír.

Ali: Más o menos- le contestó con una sonrisa- Mi amor no te tortures, ha sido perfecto. Entiende que para mí todo lo que hagas será siempre perfecto- murmuró cogiéndome la mano.

Le sonreí y se la besé. Pasamos la tarde allí hablando de todo y de nada, Ali y yo estábamos con una gran sonrisa en la cara. Por fin ya éramos novias, después de todo lo que habíamos pasado por fin éramos algo. Pagamos lo que habíamos bebido, nos despedimos y como cada viernes fui a casa de Ali a dormir. Lo primero que hizo fue tumbarse en el sofá, estaba reventada. La pobre de cada vez se cansaba con más facilidad.

Yo: ¿Te haces una idea de lo feliz que me has hecho al aceptar ser mi novia?- le pregunté sentándome a su lado.

Dado que mis piernas estaban al lado de su cabeza hice que la pusiera sobre estas.

Ali: Sí, creo que sí. Creo que tu felicidad se puede comparar con la felicidad que siento al ser tu novia.

Empecé a acariciarle la cabeza haciéndole un pequeño masaje.

Yo: Hace bastante tiempo que tengo la curiosidad de preguntarte algo.

Ali: ¿Qué es?

Yo: ¿Cómo es que mi hermana y tú os lleváis tan bien? ¿Hay algo que no me hayáis contado?

Ella rio levemente, la miré queriendo saber la respuesta.

Ali: Verás, como ya te dijimos ella fue la primera en saber que estaba enamorada de ti y por alguna razón que desconozco nos hicimos más cercanas. Durante todo lo que nos ocurrió ella y yo seguimos en contacto, ¿y a que no adivinas qué?

Yo: ¿Qué?

Ali: Ella me venía avisando desde algún tiempo que tú también estabas enamorada de mí. Por aquel entonces se me hizo imposible creerla, simplemente lo veía imposible. Ahora empiezo a creer que tu hermana es bruja o demasiado observadora- bromeó haciéndonos reír.

Yo: Hazme caso, algo de bruja tiene.

Ali: De vez en cuando hablábamos, una de tantas veces de las que nos peleamos no pude evitar llorar delante de ella. Desde entonces se convirtió en una especie de confesora para mí, me ayudó muchísimo a pesar de saber que tú también estabas sufriendo probablemente por mi culpa.

Yo: Ahora que hago memoria me acuerdo de una vez que insinuó que tú podrías estar sintiendo lo mismo que yo. Al igual que tú no le hice caso, ¿cómo iba a creerla a ella si cuando me lo confesaste tú misma apenas pude creerte?

Ali: Durante unos instantes me lo hiciste pasar realmente mal, estaba segura de que esa era la escena más humillante del mundo- me miró con los ojos entrecerrados.

Yo: Lo siento mucho mi amor pero entiende que me quedara en shock al oírte decir lo que había estado deseando durante todo el año- me disculpé besándola.

Ali: Creo que en el fondo debo de dar las gracias a Sergio y todo. Si él no fuera así de pesado e inoportuno jamás habría cogido el valor para besarte- admitió mirándome.

Yo: Qué pena que ya no esté por aquí para poder agradecérselo- dije irónica.

Ali: ¿No has vuelto a saber nada de él?

Yo: No, ha desaparecido del mapa.

Ali: ¿Cuándo fue la última vez que le viste?

Hice memoria y lo recordé, no pude evitar reír.

Ali: ¿Qué ocurre?

Yo: La última vez que lo vi dejé su orgullo bastante tocado- sonreí maliciosamente.

Ali: ¿Y eso?

Yo: Al poco tiempo de vivir con Natalia después de todo lo que ocurrió se presentó en su casa reclamándome que le hubiera puesto los cuernos contigo.

Ali: ¿Qué te dijo?

Yo: Básicamente me quiso dar a entender que tú no me amabas y que lo mejor era volver con él ya que podría hacerme disfrutar en la cama como nadie- expliqué sin poder evitar reír.

Ali: Supongo que ahí fue cuando bajó su autoestima- concluyó mirándome.

Yo: Bajó como la espuma. En resumen, te puse como una diosa del sexo. Le dije que no te llegaba ni a la planta de los pies.

Ella se levantó un poco, me miró y sonrió.

Ali: Y eso que estabas enfadada conmigo.

Yo: Lo estaba pero eso no significaba que no pudiera decir la verdad…- murmuré empezando a besarla.

Ali: ¿Ah, sí? Así que soy una diosa del sexo- se rió mirándome.

Yo también reí y volví a besarla intensamente. Ella se dejaba hacer, no se movió. Bajé de su boca a su cuello mientras con mis manos empecé a tocarle sus pechos por encima de la ropa.

Ali: Mi amor- me detuvo.

Yo: ¿Qué ocurre?- pregunté mientras le lamía el cuello.

Ali: Es que no me apetece ahora- me dijo suavemente al oído.

Inmediatamente paré y me separé, noté que me puse roja.

Yo: Lo….siento. Pensaba que tú también querías- me disculpé avergonzada y evitando mirarla.

Ali: No es eso, por supuesto que yo también quiero, sabes mejor que nadie que me muero de ganas. Es solo que estoy muy cansada- se excusó ella.

Yo asentí con la cabeza aun sin mirarla, me sentía tremendamente cortada y ella se dio cuenta de ello.

Ali: Mi vida mírame, no tienes por qué avergonzarte- me dijo cogiéndome la cara para que la mirara- Me encanta cuando te ruborizas, te ves tan mona y tierna.

Yo sonreí tímidamente, ella me acarició la mejilla y me besó.

Ali: No te molesta ¿verdad?

Yo: No, claro que no. Sabes que quiero que te sientas a gusto y cómoda para hacerlo.

Ali: Sí, lo sé. Tengo suerte de que seas tan respetuosa en ese sentido.

Yo: Jamás se me ocurriría obligarte a hacer algo que tú no quisieras.

Ali: Eso no es verdad.

Yo: ¿Te he presionado alguna vez para que hicieras algo en contra de tu voluntad?- pregunté disgustada, si lo había hecho juraba por mi propia vida que no había sido intencionalmente.

Ali: Me obligaste a estar sin ti en contra de mi voluntad durante mucho tiempo.

Suspiré aliviada mientras la miraba con ganas de matarla, ella sonreía.

Ali: Mi amor puedes estar bien tranquila de que nunca me has obligado a nada, y sé que nunca lo harás.

Yo: Con esto no estoy queriendo decir que vaya a hacerlo ni mucho menos, pero nunca digas nunca- le dije mirándola.

Ali: A pesar de los pocos años de amistad que nos unen puedo asegurarte que te conozco como la palma de mi mano, y de ti podría decir muchas cosas poniendo la palabra nunca por delante sabiendo que no me equivocaré. De otro modo nunca me habría enamorado de ti- me contestó, esto último con una sonrisa.

Yo: Deja de hacerme un lío y ven aquí- murmuré atrayéndola hacia mí.

Ella sonrió, me cogió de las manos y me besó tiernamente recostándose sobre mi pecho. Al separarnos cerró los ojos, apoyó su cabeza en mi clavícula y suspiró profundamente, yo la abracé llevando mis manos como solía hacer a su barriga.

Yo: Entonces según tu teoría puedo afirmar que nunca me cansaré de estar

así contigo.

Ali: ¿Ves? Mis hipótesis son muy buenas- dijo sin moverse, yo sonreí.

Yo: ¿Sabes qué es lo que está más bueno que tus hipótesis?

Ali: ¿Tú?

Yo: Sí, pero en este caso no estoy hablando de eso- bromeé, ella rio.

Ali: Entonces no se me ocurre nada más.

Yo: La comida que cocinas.

Ella se levantó un poco y me miró fija e intensamente.

Ali: Eres la asesina del romanticismo.

Me lo dijo con una voz tan neutra y decidida que no pude evitar reírme a carcajadas. Ella empezó a mirarme con una sonrisa en la cara y las cejas levantadas probablemente pensando la risa tan fácil que tenía, cosa que era verdad. Era de esas que hasta en el momento más inoportuno cualquier cosa podría hacerme reír descontroladamente.

Yo: ¡Como si hablar de tu hipótesis fuera de lo más romántico!

Ali: Creo que hablar de mi hipótesis sobre las cosas que sé que nunca me harías en más romántico que hablar de comida. Si sigues así te vas a poner gorda.

Yo: Mira quién lo dice, la que se come una tarrina enorme de helado en una sola tarde.

Ali: Perdona pero lo mío son antojos muy difíciles de controlar. Tú eres una mujer, creía que me entenderías- me dijo fingiendo estar ofendida.

Yo: Mi amor si yo te entiendo, cuando a mí me baja la regla sabes que me chifla comer pipas, pero no me acabo una bolsa entera- le dije sonriendo.

Ali: Bueno, pues yo sí. No te culparé cuando me dejes por estar gorda y fea.

Yo: Ya te lo dije el otro día, te amaré igual tanto si estás gorda como si no. Y en el caso de que fueras fea, cosa que no lo es en absoluto, para mí seguirías siendo la mujer más preciosa del mundo.

Ali: Ya, eso lo dices ahora.

Yo: Eso lo digo ahora y lo diré siempre. ¿Sabes por qué? Porque nunca he sido una persona superficial y nunca lo seré- le dije usando su teoría.

Ella entrecerró los ojos y me miró.

Ali: Ahora es el momento en el que tengo que poner en duda mi hipótesis y lo que acabas de decirme.

Yo: ¿Ves? Por eso era mejor lo de la comida.

Ali: Tranquila que ahora te doy de comer puerca- me dijo levantándose.

Yo: ¿Puerca? ¿Cómo que puerca?

Ali: Si prefieres que te llame cerdita- contestó entrando en la cocina y apoyándose en la barra americana.

Yo: Sí, suena más cariñoso- respondí levantándome y yendo hacia ella.

Juntas preparamos algo para comer, cenamos y nos tumbamos en el sofá para ver una película. Ya empezaba a hacer bastante frío así que no dudamos en abrazarnos para compartir nuestro calor. La película fue transcurriendo y al acabar noté que Alicia se había quedado dormida. No tenía más opción que llevarla en brazos hasta su cama ya que dejarla durmiendo en el sofá le dejaría la espalda molida y despertarla me daba mucha pena, se veía tan mona. El problema era que no sabía si tendría la suficiente fuerza como para cargarla, ella era bastante alta a diferencia de mí, medía un poco más de un metro setenta y cinco y yo apenas sobrepasaba el metro sesenta.

Me levanté con delicadeza para no despertarla, apagué la tele y fui al cuarto para hacer a un lado el edredón, así tan solo tendría que tumbarla y taparla. Volví al comedor, me coloqué entre sus piernas, puse mis manos bajo su trasero (sí, aproveché para tocar) y con toda mi fuerza la levanté, ella apenas se inmutó. De camino al cuarto iba tambaleándome y caminando de lado, estaba segura que era una escena bastante graciosa de ver. Con el paso acelerado llegué al dormitorio y con toda la suavidad posible la dejé sobre la cama, sentía la cara caliente del esfuerzo.  ‘Creo que eso de con toda la suavidad posible te refieres a casi tirarla al colchón’

Ali: Mi amor ¿por qué tienes la cara tan roja?- me preguntó adormilada.

Yo: Jo-der, si lo sé te des-pierto an-tes- murmuré con la voz agitada del esfuerzo.

Fui al otro lado de la cama, me tumbé y nos tapé.

Ali: ¿Qué pasa?

Yo: Olvida lo que te he dicho antes, no te querré gorda, al menos no querré llevarte a la cama. Si casi nos tiro a las dos al suelo.

Ali: ¿Me has llevado en brazos?

Yo: No, he hecho un conjuro mágico y has aparecido en la cama- respondí con ironía mirándola- Pues claro que te he llevado.

Ali: Pero si eres un retaco- contestó sincera.

Yo: Yo también te quiero mi amor.

Ali: Jajaja cariño pero si sabes que es verdad, exactamente no es que destaques por tu altura. Eso sí, a mí me encanta que seas así de chiquitina para poder abrazarte así- me dijo pasando su brazo izquierdo sobre mí y acercándome a ella de manera que quedamos cara a cara.

Yo: Ya, seguro. La próxima vez te lleva a la cama quién yo me sé- dije cerrando los ojos.

Ali: Bueno, si tú no quieres llevarme a la cama no me importaría en absoluto que una jovencísima profesora de prácticas de la universidad lo hiciera. Estoy segura de que ese cuerpo ha pasado incontables horas en el gimnasio, bien sudoroso.

Enseguida abrí mis ojos y la miré, tenía una gran sonrisa en su cara. Le encantaba picarme de esa forma.

Yo: Antes de que esa tipa ponga un solo dedo encima de ti te llevo a la cama en carretilla si hace falta.

Ali: Tú siempre tan delicada.

Yo: Lo que sea para que ese cuerpo tan solo lo toque yo.

Ali: Oh, qué posesiva.

Yo: Tan solo cuido lo que es mío.

Ali: ¿Lo que es tuyo? Yo no veo por ningún lado tu nombre en mi cuerpo.

Yo: Mis labios, mis manos, mi piel y hasta mi saliva están tatuados invisiblemente en cada rincón de tu cuerpo. Con eso basta y lo sabes.

Ella rió, se acercó aún más a mí y pegó su frente a la mía, yo entrelacé nuestras manos.

Ali: Soy tuya incluso más de lo que soy mía- me susurró mirándome.

Yo: Sabes que es una forma de hablar y que en ningún momento estoy diciendo que eres de mi propiedad ¿verdad?- le pregunté para asegurarme de que no se estaba haciendo una idea errónea.

Ali: Serías incapaz de tratar de esa manera a nadie.

Yo: Entonces sí, eres más mía de lo que eres tuya- afirmé sonriendo.

Tan solo un pequeño movimiento de su cabeza bastó para que nuestros labios se unieran dada la cercanía de nuestros rostros, apreté su mano contra la mía.

Ali: Tengo sueño.

Yo: Duerme.

Ali: ¿Y tú?

Yo: Yo también dormiré.

Ella cerró los ojos lentamente y bostezó, yo le besé la frente.

Yo: Buenas noches mi vida.

Ali: Buenas noches mi amor.

A diferencia de lo que le dije me mantuve despierta mirándola, grabando en mi mente cada lunar, cada peca y hasta el más mínimo detalle de su rostro.

Ali: Me gusta que me mires mientras duermo, me hace sentir protegida- susurró con los ojos cerrados al cabo de un buen rato.

Sonreí ante la evidencia de mis actos.

Yo: Entonces no dejaré de hacerlo hasta que me asegure de que estés bien dormida.

Se acurrucó aún más en mi pecho y suspiró esta vez para dormirse de verdad. Estuve mirándola dormir todo lo que pude, pero yo también tenía mis límites y caí rendida.

Desperté al sentir algo rozar mi cuello y acariciar mi espalda, inmediatamente sonreí. Me estiré mientras Alicia subía de mi cuello a mis mejillas.

Ali: Buenos días princesa- me saludó mirándome.

Yo: Despertar así no tiene precio.

Sonrió, se acercó un poco más y me besó en los labios. Estuvimos un buen rato en la cama hablando y dándonos mimitos antes de levantarnos y prepararnos algo para desayunar. La mañana se pasó rápida, la ayudé a limpiar un poco el piso y en una revista estuvimos mirando muebles para que Alicia se hiciera una idea de cómo ir amueblando el piso. Cerró la revista y se apoyó en el respaldo del sofá.

Ali: Creo que me voy a dar una ducha.

Yo: Pues date prisa, tengo una sorpresa para ti.

Ali: ¿Una sorpresa? ¿Qué es?

Yo: Ya lo descubrirás, primero ve a la ducha.

Ali: Tan solo si te duchas conmigo.

Puso una carita con la que me fue imposible no sonreír. ¿Cómo iba a negarme si me lo pedía así?

Yo: Está bien.

Me cogió de la mano y nos metimos en el baño. En mi bolso tenía unos folletos de un restaurante bastante caro en el que casi era imposible reservar mesa y yo lo había conseguido tras mucho esfuerzo. Mi bolsillo iba a salir un poco perjudicado pero me daba igual, el sitio merecía la pena. La sorpresa de Alicia merecía la pena por encima de todo.

Ali: ¿Te vas a duchar con ropa?- me preguntó sacándome de mis pensamientos, me había quedado embelesada mirándola.

Yo: No, claro que no- respondí sonriendo.

Me desnudé y me metí con ella en la ducha, ambas no podíamos dejar de mirarnos de arriba a abajo. Antes de que me descontrolara y volviera a cometer la metedura de pata del día anterior cogí el champú, me di la vuelta y empecé a enjabonarme el pelo. Cuando me puse debajo del chorro de agua para quitarme el jabón Alicia me abrazó por detrás sacándome del agua y empezó a mover sus manos que estaban llenas de gel en mi vientre formando espuma. Fue subiendo sus manos y cada una me cogió un pecho empezando a masajearlos. Mi espalda estaba completamente pegada a ella, de manera que notaba sus tetas en mi espalda y su pubis rozar mi culo. Mis pezones se pusieron duros al instante y ella no dudó en apretujarlos con sus dedos índice y pulgar provocando que gimiera. Continuó moviendo sus manos, pasaron por mis hombros, mis brazos, mis manos y volvió a mis hombros. Me giré aún atrapada en sus brazos y alcé la vista, ella me miró con lujuria y se mordió el labio con una sensualidad que no era de ese mundo. La empujé suavemente y la acorralé contra la pared, mi boca fue directa a su oído.

Yo: No eres consciente de lo que me pone que te muerdas el labio de esa manera. Es muy, muy sexy- le susurré antes de atacar su cuello.

Ella tiró la cabeza hacia atrás apoyándola en la pared dejándome su cuello a mi merced. Lo besé, lamí y mordí tantas veces como quise, subí por su quijada, la miré con intensidad y la besé agresivamente. Estaba fuera de control. Acaricié las costillas de Ali e instalé mis manos en sus pechos como ella había hecho anteriormente conmigo, pasé mis dedos índice de izquierda a derecha sobre sus pezones en ambos de sus pechos haciéndola gemir. Ella por su parte estaba bajando su mano por mi vientre, acercándose lentamente a mi pubis cuando de repente sonó el timbre de su casa, lo que hizo que nos detuviéramos y abriéramos los ojos.

Yo: No puede ser…- murmuré.

Se volvió a escuchar el timbre, Alicia se separó de mi fastidiada y suspiró.

Yo: ¿Es que no nos van a dejar hacer el amor nunca?- pregunté mirando el techo y elevando la voz.

Ali: Shh mi vida, tranquilízate- me intentó calmar ella- Ve tú, ahora salgo yo.

Me escurrí el pelo, salí de la bañera, me envolví en una toalla atándola por el pecho y fui a abrir la dichosa puerta con un humor de perros y maldiciendo a la persona que había interrumpido nuestro momento. Observé por la mirilla de la puerta para ver quién era, mi furia acrecentó más aún.


¡Hola a todos! Sí, ya sé que he tardado en publicar, de echo hoy mismo hace un mes justo que no subo la continuación. Lo siento mucho, pero mi portátil ha decidido pasar a mejor vida a pesar que no hace ni un año que lo arreglé y he tenido que instalarme en el chiquitín que tengo, juntando eso con que he tenido algunos problemas personales se me ha hecho imposible escribir antes. Una vez explicadas las razones de mi ausencia me gustaría dedicar como siempre un pequeño espacio a:

Aurora la Diosa: Me estás volviendo loca. Si no las dejo juntas, se te forman piedras en los riñones, y si las dejo juntas me dices que tendrás que ir a un psicólogo para que te mire si tienes algún trauma ante tanta chorreada de miel. ¿Quieres aclararte ya? Haga lo que haga te perjudico jajaja. ¿Que por qué no te sorprende que la idea de que Alicia mate a Ainhoa no te resulta rara? Pues tú misma, porque yo no lo sé. Con lo buena y maja que soy me extraña mucho... (debes estar riéndote mucho ahora mismo) Puede que sea cierto que Ainhoa sea una histérica más potente que su padre, no lo desmiento jajaja. Las mujeres a veces tendemos a exagerar más las cosas, no lo niegues. Pues no sé tú, pero a mí tanto como un suegro o una suegra histérico/ histérica me dan el mismo miedo, puede ser que sea la suegra la que tenga la escopeta como el padre que tenga un franco... Las apariencias engañan.  Por supuesto que voy a intentar ponerle más intriga, otra cosa es que me salga bien y que siga siendo igual de interesante, una cosa que me da un poco de miedo pero bueno. Creo que sí, aún puedo desplegar mis armas de maldad por esta página jajaja. Incluso me he replanteado dejar la historia que tenía pensado publicar después de esta para publicarla después de otra, porque creo que repetiría un poco cierto tema en cuestión a hospitales y a la gente podría parecerle demasiado repetitivo... ¿Qué se le va a hacer si me gusta tanto poner a mis protagonistas en cualquier situación médica posible? Jajaja.  No gracias, no me gustaría que legaras tú título de amenazadora profesional a otra lectora, ya me he acostumbrado a ti y sé cómo tratarte jajaja. Ya sabía yo que me estabas mandando aquella indirecta, que por cierto diciéndome que te sorprende que te haya pillado, por mucho que jures que no me estabas diciendo nada indirectamente, las dos sabemos bien que me acabas de llamar algo así como tonta indirectamente jajaja. No te preocupes mujer, no eres la primera que me lo dice ni la última. ¿Que tú no tienes el gen cabroncín Andreusergín? (Que por cierto, eso me ha gustado jajaja) JAJAJA. Prefiero no comentar al respecto. Pues es una lástima que no seas mala para las lenguas (creo que eso ha sonado muy mal) Supongo que no me quedará más remedio que atrincherarme en mi casa y pedirle ayuda a mi familia. Ya veremos cómo me las apaño para explicar que una loca lectora obsesiva de una página en la que suelo publicar relatos lésbicos quiere matarme... Sip, lo mejor es recurrir a la mentira jajajaja. Bueno, aquí acabo con la biblia que acabo de escribir. Espero que te haya gustado. ¡Besos desde España!

Paulita800: Me alegra que te guste tanto mi historia. Tranquila, hace tiempo aclaré para los que suelen desearme la muerte que Ainhoa y Alicia tendrás su bonito final feliz jajaja. Espero que te haya gustado. ¡Besos!

Pelirrojita: Dudo que sea el mejor de los que has leído jajaja, aún así gracias por el halago :$ Pues si eres nueva bienvenida seas. Me alegra que el echo de ser española sea un punto a favor, sinceramente no le encuentro nada en especial al español que hablamos aquí pero bueno, si lo dices por algo será jajaja. Por supuesto que no es molestia responder a los comentarios, debo decir que es una de las partes que más me gusta. Espero que te haya gustado la continuación. ¡Besos desde España!

Gia: La verdad es que los padres de Ainhoa les da igual con quién esté su hija mientra sea feliz, es una lástima que no todos los padres del mundo piensen igual. A mí también me encanta eso de que Ainhoa acepte a Alicia. ¿Que por qué me encanta si soy yo la escritora y la que lo ha hecho posible? Pues porque a mí también me gusta releer lo que escribo y me enternecen mucho este tipo de situaciones jajaja. Sí, lo sé, soy rara. Si no te sale tu lado 'perra' no te preocupes, seguro que alguien vendrá en tu vida que te hará sacarlo. Hazme caso, eso ocurrirá tarde o temprano. Bueno bueno, si le hago algo a Ali o no es algo que sabrás a medida que vayas leyendo jajaja. No siempre tengo por qué ser tan mala eh, me ofendes un poco :( Espero que te haya gustado. ¡Un beso!

Romina: Jajaja pues es bueno que hayas llegado a acalorarte con lo de la ducha, eso significa que lo que escribo llega a los lectores jajaja. Es una pena que no las dejen intimar de una vez, las pobres están que se suben por las paredes jajaja. Eh, eso de

A² me ha matado jajaja. Creo que voy a pedirte que lo dejes, no se me habría ocurrido ponerlo jajaja. Realmente me ha gustado. No, no podríais ser un trio, almenos no dentro de mi historia jajaja. A mí eso de las terceras personas no me gusta para nada. Mujer calla, que me haces sonrojar con tanto halago, estuve leyendo tu comentario con una sonrisa en la cara jajaja. Gracias :$ Bueno bueno, ya veremos si quito la felicidad a

A², eso está por verse. (Creo que si quiero alargar la historia, algo tendré que poner ¿no? Ahí lo dejo :)) Tranqui tranqui, es tu comentario, si quieres poner felices y coleando estás en tu derecho, no iba a decirte nada jajaja. Bueno, tranquila que tu secreto está a salvo contigo, aunque poniéndolo en un comentario que probablemente mucha gente podrá leer no es la mejor manera de ponerlo a salvo pero bueno, de mi boca no saldrá ni una palabra jajaja. Espero que te haya gustado. ¡Besos!

Penelope: Sí que da envidia sí, a mí también me gustaría tener unos padres así. Espero que te haya gustado. ¡Un saludo!

Biittersweet: Puedo asegurarte que estoy tratando hacer que Ali sea lo más tierna y mona posible. ¿Se nota? Pues claro que no voy de malas, algo bueno tendría que tener al fin y al cabo ¿no? Jajaja. Espero que te haya gustado. ¡Besos!

Labrys28: Unas mini vacaiones nunca vienen mal a nadie jajaja. Puedo asegurarte que voy a dejar que Ali satisfaga sus antojos con Ainhoa, si sabes a lo que me refiero... Jajajaja. Eso sí, antes voy a hacerlas sufrir un poco en ese tema :) Espero que te haya gustado. ¡Un beso!

Yulianaspy: Sí, la verdad es que un poco de relax sí que se merecen jajaja. No hace falta que agradezcas que conteste a los comentarios, es justo que lo haga. Y sí, la verdad es que sí que iba a meter a Andrés y Sergio más adelante, pero shh, tú no digas nada jajaja. Ya sé que la historia es mía, pero yo siempre estoy abierta a las opiniones de mis lectores, y si puedo y me gustan, integrarlas en la historia. No pongo en duda que tu hijo sea lo más valioso que tengas en tu vida, un hijo debe de ser lo mejor que te pueda pasar. Jajaja mujer si no puedes comentar no pasa nada, sé que aunque no comentes me leerás. Espero que te haya gustado. ¡Besos desde España!

FarruKo: ¿Me estás diciendo que le has tirado tu casco a la ventana de un coche? Eso es ser suicida y lo demás son tonterías jajaja. Pues sí, déjame que te vuelva a regañar por hacer tal imprudencia, pero bueno, suerte que todo salió bien. Pues no sé, eres el padrino, ¡deberías saber si tengo hijos o no! Jajaja. No, no los tengo pero en un futuro, cuando tenga una casa propia y trabajo y pareja estable, podremos ir hablando jajaja. Pues claro que me preocupo por buscar información, ¿de qué me sivre escribir si luego nada de lo que pongo es real? Jajaja tranquilo, te lo confirmo: voy a escribir otra historia. ¿Contento? Eso sí, no garantizo que sea igual de buena que las dos que llevo ya hechas jajaja. Pues mira, me gusta que te vuelvas adicto, dentro de poco te pediré que me pagues para subir la continuación muajajaja (mentira) Madre mía, qué cosas me lleva a decir la crisis...  Pues sí, algo me has hecho reír jajaja, te lo agradezco :) Espero que te haya gustado. ¡Besos desde España!

PD: No agradezcas por algo que me encanta hacer, lo hago con gusto.

PD2: Que sí que haré otra historia, sacaré inspiración de dónde sea jajaja. ¿El echo de ser mexicano tendría que ser excusa suficiente para temerte?

PD3: Jajaja no, no beberé, ni me drogaré ni fumaré ni nada de nada. Soy una mujer bien sana que se preocupa mucho por su salud jajaja.

Tani: Siento decirte que ahora mismo no busco relacionarme con la gente que me lee fuera de los comentarios que pueda escribir en esta página, lo siento mucho. Malas experiencias que hace que la gente coja miedo a relacionarse con gente que no conoce... Espero que lo entiendas. Por otro lado, me alegra que te guste tanto mi historia, es un placer para mí complaceros :) Espero que te haya gustado. ¡Un beso!

Vane: Me alegra que te guste tanto mi historia, la verdad es que sí que es una gran responsabilidad y sacrifio tener un hijo, mucho más cuando no es tuyo. Bueno, si no te sientes preparada ya te sentirás, es normal a veces. No te preocupes por ello, el instinto maternal tarde o temprano saldrá a flote. Espero que te haya gustado. ¡Besos!

Natzi: Me alegra que te uste la historia, espero que la continuación también haya sido de tu agrado. ¡Saludos!

Patricialeon: YA HE SUBIDO LA CONTINUACIÓN, promero que no era gritando jajajaja. Pues no sé no sé, ¿casarte con alguna de las dos? ¿Después de lo mal que lo han pasado? Pobrecillas, están así bien de felices jajaja. Si algún día cortan, te aviso y te presento a la que me parezca más adecuada jajaja. Ya veo que eres adicta, eso me alegra mucho. Espero que te haya gustado. ¡Saludos desde Baleares!

Karin9: Eso de no tardar no puedo prometerlo, lo de intentar no aburrir la historia puede, pero eso no jajaja. Más que nada porque no siempre depende de mí. Puedo asegurarte que yo también amé escribir la parte esa de 'es tan tuyo como mío', más bien he amado escribir cada capítulo de esta historia. Espero que te haya gustado. ¡Besos!

Espero que os haya gustado y de nuevo muchas gracias por leer, comentar y valorar. ¡Besos desde España!