Ayúdame a recordar 31
Yo: En verdad, no sabes lo que me gusta vernos así, como una familia. Tu hijo, tú y yo.Ali: Nuestro hijo Ainhoa. Desde el momento en el que decidiste estar conmigo a pesar de las circunstancias es tan tuyo como mío- me corrigió
Ella se acurrucó en mi pecho mientras una enorme alegría me invadía. La observé dormir todo el tiempo que me fue posible hasta que Morfeo se apoderó de mí.
Desperté la mañana siguiente, de las dos fui la que lo hizo primero. Ali seguía dormida a mi lado, abrazada a mí como si nada de los últimos dos meses hubiera pasado. La única diferencia era que ella iba en camino de ser madre. Dios, aun no podía asimilarlo del todo, pensaba que estaba a punto de despertar de un sueño. El sueño más extraño y hermoso de toda mi vida. Me acerqué a ella y besé su frente, después con delicadeza quité su brazo de encima de mí y me levanté haciendo el menor ruido posible. Fui a su cocina y fisgoneé un poco en busca de algo que pudiera prepararnos para desayunar. Hice un par de tostadas, cogí un poco de zumo que había en su nevera y unas cuantas galletas y lo puse todo en una bandeja. Procurando que no se me cayera nada volví al cuarto, ella seguía dormida. Dejé la bandeja en la mesita de noche, me metí en la cama y me recosté sobre ella un poco apoyando el peso de mi cuerpo en mi brazo. Con mi nariz perfilé su rostro haciendo que ella moviera la cara, dejándola más cerca de mí todavía. Me acerqué a su cuello y fui besándolo lentamente, subiendo a su oreja y pasando por sus mejillas y boca.
Yo: Buenos días mi amor- dije mientras volvía a besar su cuello.
Ella se movió un poco y abrió los ojos lentamente, al mirarme esbozó una amplia sonrisa.
Ali: Si esto es un sueño no quiero despertarme nunca- murmuró entrecerrando los ojos.
Sonreí al escucharla decir eso y seguí dándole besitos por el cuello.
Ali: Hoy estás mimosa, ¿eh?- me dijo cogiéndome la cara entre sus manos.
Yo: Hoy estoy más enamorada si cabe de la mujer más maravillosa, preciosa, inteligente e increíble del mundo- contesté besándola en los labios.
Ali: ¿Algún día dejarás de ponerme en un pedestal?- me preguntó.
Yo: Déjame que lo piense…- dije mirando hacia arriba simulando estar pensando en la respuesta- No.
Volví a acercar mis labios a los suyos, me separé y mientras ella se sentaba apoyando la espalda contra el cabezal de la cama deposité la bandeja en sus piernas.
Ali: Mi amor, no tenías por qué hacerlo.
Yo: Lo sé, pero quería- contesté sonriendo.
Ali: Muchas gracias, aunque aquí hay demasiada comida para mí.
Yo: Lo justo y necesario para tres personas- respondí cogiendo una galleta.
Ella me miró y sonrió, cogió el vaso y bebió un poco de zumo.
Ali: Una de las razones por las que no te conté mi embarazo fue porque sabía que había muchas probabilidades de que no te marcharas, pero también temía que no lo aceptaras y que me rechazases- me confesó bebiendo el zumo.
Yo: ¿Cómo se te ocurre pensar eso? ¿De verdad me veías capaz de dejarte tirada esperando un bebé?- le pregunté un poco ofendida.
Ali: No, no, claro que no. Pero habíamos tenido una temporada muy mala y tú estabas completamente furiosa conmigo, nunca te había visto tan enfadada. Y entonces pensé: Si a mí me odia ¿cómo no va a hacerlo con el bebé?
Yo: Nunca te he odiado Alicia, he estado muy enfadada contigo pero nunca te he odiado. ¿Cómo podría hacerlo? A mis ojos eres la perfección en persona, por más que buscase no encontraría nada de ti que pudiera odiar- le contesté como si la respuesta fuera obvia.
Ali: Estoy segura de que eso no es cierto- me dijo medio riendo.
Yo: Adoro cada gesto, manía y expresión tuya. Sobre todo me parece extremadamente tierno y dulce esa manera que tienes de arrugar la nariz cuando te ríes o estás muy contenta- le contesté tocándole la punta de la nariz.
Ella me sonrió e imitó el gesto que acababa de mencionar. Me acerqué a ella y la besé tiernamente.
Yo: Te amo.
Ella me acarició la mejilla con una de sus manos mirándome con ternura.
Ali: Yo también te amo.
Entre besos, caricias y risas terminamos de desayunar y volvimos a apalancarnos en su cama. Yo estaba tumbada con la espalda apoyada en el cabezal de la cama y ella estaba entre mis piernas. La abracé con mis brazos y puse mis manos en su vientre, ella puso las suyas sobre las mías.
Ali: Añoraba estar así contigo- me dijo echando la cabeza hacia atrás quedando así más cerca de mí.
Yo: Yo también, te he echado de menos- le contesté recostando mi mejilla en su cabeza- Pero me temo que tendré que irme en breve.
Ali: ¿Tan pronto?
Yo: Creo que será lo mejor, me gustaría hablar con mi padre ahora que debe de estar más calmado.
Ali: Sí, tienes razón.
Nos quedamos en un silencio reconfortante, bajo mi brazo podía notar el calmado palpitar de su corazón.
Yo: ¿Puedo hacerte una pregunta?
Ali: Claro.
Yo: ¿Te acuerdas de aquel día en el parque en el que yo estaba con los chicos y tú con Andrés?
Ali: Sí- tardó en contestar, probablemente estaba haciendo memoria.
Yo: ¿Por qué le besaste?
Se quedó unos segundos sin decir nada, en silencio.
Ali: No le besé porque quisiera. Los dos habíamos quedado para hablar, quería decirle que estaba embarazada de él. Me dijo que no quería responsabilizarse del niño y que me daría una pequeña pensión para poder cuidarlo tal y como te dije. Empezó a ser más cotilla y me preguntó si tú lo sabías, le dije que no. Exactamente no sé por qué le conté que te había mentido con lo del embarazo para que te marcharas a Barcelona, y en ese justo instante vosotros entrasteis al parque. Me dijo que si no le daba un último beso cuando tú nos estuvieras mirando te diría todo. No tuve más remedio que hacerle caso.
Yo: No se puede ser más repelente y patético- dije con asco.
Ali: ¿Te puedo hacer una pregunta yo?
Yo: Por supuesto.
Ali: ¿Por qué te liaste con ese tío en la discoteca? Es decir, la razón creo que es más que obvia, estabas enfadada conmigo pero…- lo dejó inacabado.
Yo: Aquella noche salí a beber a un bar para poder sacarte de mi cabeza durante un par de horas, me encontré con un conocido y le conté mis penas. Luego al ir a la discoteca tú ya habías desaparecido de mi mente pero al verte se me removió todo. Me enrollé con él porque sabía que estabas mirándonos, quería ponerte celosa, quería que te sintieras tan mal como yo me estaba sintiendo- le expliqué- No te imaginas cómo me arrepiento de esa noche Alicia, lo siento mucho.
La estreché aún más a mí mientras comenzaba a acariciarle el vientre.
Ali: No te disculpes, no pasa nada. Yo en tú lugar no sé qué habría hecho.
Yo: ¿Te dolió mucho la bofetada?- quise saber.
Ali: No tanto como tu rechazo.
Yo: No te pegué porque me besaras sin mi permiso, lo hice porque no fui capaz de separarme de ti.
Ali: ¿Quién te dijo que tuvieras que hacerlo?- me preguntó moviéndose hacia la izquierda y girando su cuello de manera que quedamos a escasos centímetros.
Yo: Absolutamente nadie- respondí besándola.
Puso su mano izquierda en mi mejilla mientras que yo la puse en su nuca. Su lengua acariciaba la mía provocándome un sentimiento de plenitud que aceleró mi corazón. Nos separamos y ella se quedó mirándome, nuestros rostros aún estaban muy cerca. Con la mano que tenía libre le aparté el pelo de la cara.
Yo: ¿Por qué nos hemos hecho tanto daño?- pregunté mirándola a los ojos.
Ella se encogió de hombros.
Ali: La vida no es fácil, siempre que estás en lo más alto algo te hace caer, y mientras aún estás intentando levantarte habrá cosas que podrán volver a tirarte. Pero al llegar al final te das cuenta de que todo ha valido la pena. La mía acaba de empezar y yo ya lo siento así- me contestó apretándome las manos.
La miré y sonreí, volví a acercarme y la besé.
Yo: Coincido contigo. Todo lo que he sufrido por mi accidente, todo lo que he llorado, todo ha valido la pena por estar ahora mismo abrazada a ti.
Ali: Me cuesta creer que tan solo esto haya valido la pena por todo tu sufrimiento.
Yo: ¿Cómo que tan solo? Estar así contigo es más de lo que hubiera podido imaginar el año pasado.
Ali: Yo tampoco habría imaginado jamás que me quisieras de la misma manera que yo.
Le besé la cabeza y nos quedamos unos cuantos segundos en silencio. Comprobé en mi móvil que ya eran las doce y media, consideré que ya era hora de irme.
Yo: Mi amor tengo que irme- le dije al oído.
Ali: Podría secuestrarte, así no tendrías que marcharte- comentó sonriendo.
Yo: Mi vida, un secuestro es retener a alguien en contra de su voluntad, así que eso sería de todo menos un secuestro- le contesté sonriendo e incorporándome, ella se quitó de encima de mí.
Ali: Era una forma de hablar mujer.
Fui al salón para coger mi bolso, escuché sus pasos detrás de mí seguirme.
Ali: ¿Nos vamos a ver esta tarde?- me preguntó abriéndome la puerta.
Yo: No lo sé, te llamo luego- dije recostándome en el marco de la puerta.
Ali: Está bien.
Yo: ¿Vas a estar bien sola?- le pregunté un poco preocupada.
Ali: Ya llevo un par de días aquí y no me ha pasado nada, tranquila- me contestó con una sonrisa.
Yo: Si tienes algún problema, te duele algo, estás mareada o lo que sea, no dudes en llamarme ¿vale?- le dije para asegurarme.
Ali: Que sí, no te preocupes por nada mi amor, si necesito algo yo te llamo- me aseguró quitándome un mechón de pelo de la cara.
Yo: Bien.
Ella me sonrió, la atraje hacia mí y la besé rodeando su cintura con mis brazos.
Yo: Te amo.
Ali: Y yo a ti.
Volví a besarla con besos cortos y rápidos haciéndola sonreír.
Yo: Hasta luego- me despedí separándome de ella finalmente.
Salí de su casa y llamé al ascensor, ella me miraba apoyada desde la puerta, la había cerrado de manera que tan solo se veía la mitad de su cuerpo. Cuando llegó el ascensor ella me miró y sonrió.
Ali: Adiós.
Bajé piso por piso hasta la calle, me metí en mi coche y conduje a mi casa. Hacía minutos que la había visto y ya quería volver a su lado.
Yo: Buenos días- saludé al entrar al salón.
Estaba mi madre viendo la televisión abrazada un cojín. Aquello no podía significar más que estaba viendo uno de esos culebrones que tanto le encantaban.
Lucía: Buenos días.
Me senté junto a ella y me uní a mirar la tele.
Yo: Pero mamá, si esta serie acabó ya hace años. ¿Qué haces viéndola de nuevo?
Reconocí cuál era inmediatamente, el uniforme azul con el símbolo del colegio tan característico de El Internado.
Lucía: Tú la viste acabar hace años, yo me quedé a la mitad. Aprovecho ahora que tú padre no está para poder verla de nuevo.
Yo: ¿Papá no está?- le pregunté extrañada.
Lucía: Trabaja cariño, hoy es jueves.
Yo: Es verdad, con esto de las vacaciones ya no sé ni qué día es- respondí apoyando la espalda en el sofá.
Lucía: ¿Son las vacaciones lo que hace que no sepas qué día es o es una persona que yo me sé que empieza por ‘a’ y acaba en ‘licia’?- me preguntó mirándome con una sonrisa.
La miré y reí, no me hizo falta contestarle.
Lucía: ¿Cómo has pasado la noche?
Yo: De maravilla, simplemente ha sido perfecto- contesté recordándola.
Lucía: No hace falta que lo jures, desde que has entrado llevas una sonrisa de oreja a oreja.
Yo: La he echado mucho de menos, poder besarla y dormir junto a ella ha sido algo increíble. Al despertar esta mañana y verla dormida abrazada a mí me he sentido tan feliz mamá, después de todo este tiempo que he sufrido y lo he pasado mal puedo decirlo. Soy feliz.
Lucía: Me alegro mucho por ti- me dijo mirándome.
Yo: Y yo.
Lucía: ¿Sus padres no os han dicho nada?- me preguntó curiosa.
Me quedé unos instantes en silencio pensando si decirle la verdad o no.
Yo: Sus padres la han echado de casa, ni siquiera saben que está embarazada- confesé, no veía que hubiera nada de malo en que lo supiera.
Lucía: ¿Cómo? Pero si Alicia dijo que…- dijo sorprendida.
Yo: Mintió, nada más decirles que era lesbiana empezaron a gritarle sin dejarla terminar.
Lucía: ¿Por qué no nos dijo la verdad?
Yo: Vergüenza, supongo- respondí encogiéndome de hombros.
Lucía: Pobrecita, tan joven y tantos problemas y responsabilidades- se compadeció- ¿Está segura de que realmente quiere tener el niño? No podrá ni estudiar ni trabajar, no podrá tener apenas vida social si no tiene a alguien que la ayude.
Yo: Parece ser que sí, lo tiene decidido.
Lucía: ¿Y tú? Ayer me dijiste que sí pero ella estaba delante, conmigo puedes ser sincera. ¿Preferirías que no estuviera embarazada?- me preguntó muy seria.
Yo: Pues claro que lo preferiría, las cosas para ambas serían mucho más fáciles. Pero ella ha decidido tenerlo y yo voy a apoyarla en esto. He pensado en estudiar un FP de auxiliar de psiquiatría, empezaré a trabajar y con un poco de suerte podremos vivir juntas.
Lucía: ¿Entonces eso es lo que quieres?
Yo: Es lo que quiero desde que supe que ella sería importante en mi vida- contesté mirándola.
Lucía: Bien, pues tendrás que trabajar muy duro porque hasta que tenga al bebé y mínimo los dos meses posteriores serás tú la que tenga que hacerse cargo de los dos- me advirtió.
Yo: Lo sé, estoy dispuesta a hacer lo que sea para que no les falte de nada- respondí firme.
Lucía: Si te soy sincera jamás me imaginé que fueras a salir con una mujer- admitió después de unos segundos de silencio.
Yo: Te puedo asegurar que yo tampoco lo habría pensado, pero aquí estoy, echándola de menos habiéndola visto hace menos de una hora.
Lucía: Me lo imagino, supongo que querréis recuperar todo este tiempo perdido- contestó con un tono de voz en el que noté cierta picardía.
Yo: ¿Qué estás insinuando con ese tono de voz, mamá?- le pregunté mirándola con los ojos entrecerrados.
Lucía: ¡Oh, vamos! ¿Me vas a decir que después de dos meses no queréis...?- dijo poniendo cierto tono de voz de evidencia al dejar inacabada esa oración.
Al entender a qué se refería me puse completamente roja.
Yo: ¡Mamá, por Dios!- exclamé avergonzada.
Lucía: ¿Qué? Yo lo entiendo, aposta no te pedí más explicaciones cuando me dijiste que ibas a quedarte a dormir a su casa.
Yo: No sé qué crees que ocurrió anoche, pero lo único que hicimos en esa casa fue dormir- le aclaré rápidamente.
Lucía: ¿Esperas que me crea eso?- me preguntó alzando una ceja.
Yo: ¡Ella está embarazada!
Lucía: ¿Y qué? Estar embarazada no significa no poder mantener relaciones sexuales. Es más, puedo asegurarte que en ese estado las mujeres somos mucho más sensibles y que los orgasmos son muchísimo más placenteros. Y ya ni hablar del apetito sexual.
Yo: Vale mamá, no quería tanta información.
Lucía: Tú quéjate y sonrójate, pero cuando notes que tu chica no quiera ni saber lo que es el sexo, o bien no te deje ni respirar en todo el día, te acordarás de lo que te he dicho. Al menos no tendré que preocuparme de que te quedes embarazada- suspiró aliviada.
Yo: No mamá, puedes estar tranquila- respondí riendo.
Volvimos a centrarnos durante unos instantes en la pantalla de la televisión, no pude contenerme a preguntar.
Yo: ¿Has hablado con papá?
Lucía: Sí, después de que os fuerais.
Yo: ¿Qué tal?
Lucía: Podría haber sido peor. Intenté hacerle ver que por mucho que le pese ya no eres una niña pequeña, que ya eres lo suficientemente mayorcita para elegir con quién estar y qué hacer. A fin de cuentas, es tu vida.
Yo: ¿Y…?
Lucía: Parece ser que lo entendió, te puedo asegurar que nada más verte lo primero que hará será disculparse contigo, y no porque yo se lo haya dicho. Eso sí, con Alicia quizás tendrás que darle un poquitín más de tiempo. Entiende que para él no es fácil saber que estás saliendo con la persona que tanto nos ha hecho sufrir a todos. Pero te puedo asegurar que acabará adorando a Alicia, lo hacía antes de que salierais y lo hará ahora- me dijo tranquilizándome.
Yo: Eso espero. Yo lo único que quiero es ser feliz, y con ella lo soy mamá. Sé que lo que hizo no estuvo bien, a mí también me dolió, pero hoy en día ¿quién estaría en una relación si no se perdonaran las cosas?-
Lucía: Ya lo sé hija, lo sé.
Le sonreí, la abracé y me fui a mi cuarto. Encendí mi portátil y al abrir el explorador me salió la página de la universidad, la quité enseguida. ‘Suerte que el internet te falló en el momento más oportuno, si no ahora mismo estarías en Barcelona pegándote cabezazos contra la pared por ser tan cabezota’ Por primera vez en todos los años que llevamos juntas, puedo darte la razón. Estuve un buen rato informándome en qué institutos se hacía el FP que yo quería cursar, por fortuna encontré uno que no estaba muy lejos de casa. Lo único que tenía que hacer era comentárselo a mis padres y enviar la matrícula (esta vez de verdad) lo antes posible para no comenzar el curso ya empezado. Mientras me estaba estirando en la silla escuché la puerta de casa cerrarse indicando que mi padre había llegado de trabajar. Suspiré, me levanté y fui a hablar con él. Me asomé por el marco de la puerta del comedor, mi madre ya se había ido y él estaba sentado en el sofá.
Yo: Hola- lo saludé con voz floja pero lo suficientemente fuerte como para que me escuchara.
El giró su cuello, me miró y sonrió.
Antonio: Hola cielo.
Yo: ¿Cómo estás?- le pregunté para entablar una conversación.
Antonio: Algo cansado y sudado como podrás ver- bromeó sonriendo- ¿Y tú?
Yo: Muy bien.
Asintió con la cabeza, se movió un poco y con la mano golpeó suavemente el sofá.
Antonio: Ven, siéntate aquí conmigo.
Le hice caso y me senté junto a él.
Antonio: Quiero disculparme por cómo me comporté ayer, por cómo os traté a ti y a Alicia. Por favor, no hagas caso a lo que te dije- se disculpó, noté en sus ojos su arrepentimiento.
Yo: No te preocupes papá, no pasa nada. Entiendo que reaccionaras así, en cierto modo no puedo culparte de nada. Cuando me enteré de lo que me hizo Alicia hice cosas peores- contesté sonriendo un poco.
Antonio: Me imagino. Es que te miro, tan preciosa y mayor que estás ya, veo que estás haciendo tu vida y pienso: ¿Dónde quedó esa niña pequeña que no podía dormir las noches de tormenta sin que le acariciaran el pelo? ¿Dónde quedó esa niña pequeña a la que le aterrorizaban los fuegos artificiales? Por más que lo intente y me cueste, se me hace imposible aceptar que ya eres toda una mujer- me explicó con nostalgia.
Yo: Sigo siendo esa niña, solo que ya no tan pequeña. Lo que no puedes evitar es que crezca- le dije abrazándolo.
Antonio: Ya, ya lo sé- me besó en la cabeza- He pensado que una buena manera de disculparme con Alicia y empezar de nuevo con ella sería invitándola a cenar esta noche a casa.
Yo: ¿En serio?- pregunté sorprendida mirándolo.
Antonio: En serio. ¿Qué te parece?- me preguntó con una sonrisa de oreja a oreja.
Yo: Me parece maravilloso. Gracias, sé que no es del todo fácil para ti- lo volví a abrazar.
Antonio: Estuve pensando hoy: Si Ainhoa la ha perdonado, ¿por qué debo yo enfadarme? Mientras tú seas feliz, yo seré feliz, me da igual si sales con un hombre o con una mujer- me besó en la cabeza.
Lucía: ¿Ya habéis hecho las paces?- nos preguntó asomándome por la puerta.
Yo: Nunca estuvimos en guerra- contesté sonriendo.
Lucía: Ya podéis venir, la comida ya está lista.
Me levanté, cogí la mano de mi padre y le estiré para que se levantara. A duras penas conseguí moverle, incluso casi caí al suelo en el intento. Con una sonrisa se levantó, estiró de mi brazo, se agachó un poco y cuando su empujón hacia él me había acercado lo suficiente me levantó del suelo, yo lo abracé con mis piernas y brazos. No pudimos dejar de reírnos durante un buen rato mientras mi madre nos observaba desde la puerta con una sonrisa también. Cuando por fin pude tocar el suelo comimos los tres envueltos en una más que agradable conversación, no hacía falta pensar mucho para darse cuenta de que aquello que me había dicho mi padre había alegrado mi día por completo. Pasaron un par de horas en las que me dediqué a leer un poco y a hablar sobre la matrícula del FP que había mirado con mis padres, no les pareció mal. Después de eso me arreglé un poco y cogí un par de cosas, entre ellas, algo de dinero.
Yo: ¿A qué hora vengo con Alicia?
Lucía: Sobre las ocho y media.
Yo: De acuerdo. Hasta luego.
Antes de ir a su casa hice una parada en el súper para comprar un pequeño detalle, estaba segura de que por lo menos le alegraría un buen rato. Cuando estuve enfrente de su puerta toqué el timbre impaciente por volver a verla de nuevo. Cuando la puerta se abrió vi a una sorprendida Alicia, la cual probablemente no se esperaba verme allí.
Yo: Hola mi amor- la saludé besándola- Ya te echaba de menos.
Ali: Y yo- dijo dejándome pasar y cerrando la puerta- ¿Qué haces aquí? Pensaba que ibas a llamarme.
Yo: Quería darte una sorpresa. ¿Te molesta?
Ali: No, en absoluto, de hecho me encanta. Tan solo no me lo esperaba.
Yo: Te he traído esto- dije sacando una gran tarrina de helado de vainilla con caramelo y nueces de Pecán.
Ella al verlo abrió los ojos, lo cogió, me abrazó y sonrió.
Ali: No sabes (beso) cuánto te amo (beso) en este mismo (beso) instante (beso).
Yo: No, pero puedo hacerme una idea- dije sonriendo.
Ali: ¿Quieres un poco?- me ofreció.
Yo: Claro.
Fue a la cocina, cogí una silla y me senté enfrente de la barra americana, ella hizo lo mismo pero en el lado de la cocina.
Ali: Mmmm, cuánta falta me había hecho- murmuró al llevarse una cucharada a la boca.
Yo: Vaya, ya veo lo que me necesitas, creo que aquí sobro- le dije fingiendo estar molesta y ofendida.
Ella abrió los ojos inmediatamente (que los había cerrado al probar el helado) y me miró con angustia.
Ali: Mi amor ya te he dicho todo lo que te he echado de menos, lo que te amo y lo agradecida que estoy por tener una segunda oportunidad contigo- aclaró rápidamente y casi desesperada.
Yo: Ali tranquila, era una broma, no pasa nada- le contesté al ver lo afectada que estaba, pude ver en sus ojos su terror.
Ali: Yo… lo siento, no sé qué me pasa- sollozó mientras dos lágrimas resbalaban por sus mejillas.
En seguida me levanté y fui a su lado.
Yo: Eh, no te pongas así mi vida, ya está, no pasa nada- le susurré abrazándola.
Ali: Es que… me aterra la idea de volver a perderte, no quiero- murmuró en mi oído apretándome con fuerza en sus brazos.
‘Sí que está sensible’ pensé. ‘Será por el embarazo o algo. Más te vale tener mucha cautela los próximos seis meses’
Yo: Shh no llores, sabes de sobra que no soporto verte llorar- le dije acariciando su espalda- No me vas a perder, no me perdiste nunca ¿me has oído?
Ella se separó un poco de mí y asintió con la cabeza, yo le sonreí y la besé con toda la ternura que fui capaz.
Yo: Al final he acabado yo sintiéndome mal- reí limpiándole las lágrimas con mis pulgares.
Ali: Lo siento de verdad, no sé qué me ha pasado.
Yo: No te preocupes Alicia, ya está. Tan solo no me obligues a verte llorar otra vez ¿de acuerdo?- le dije mirándola a los ojos.
Ali: De acuerdo.
Le sonreí y volví a besarla, ella rodeó mi cuello con sus brazos. Su lengua estaba fría por el helado, pero al juntarse con la mía no tardó en volver a tener la temperatura correspondiente, incluso más caliente aún.
Yo: Aparte de que estaba deseando verte he venido aquí para informarte de una cosa- le dije separándome un poco de ella.
Ali: ¿Vas a ir a Barcelona?
Yo: No, no es nada de eso. Ya te he dicho que no pienso dejarte sola.
En sus ojos noté desilusión y alegría a la vez.
Yo: He hablado con mi padre.
Ali: ¿No te deja verme más?- me interrumpió angustiada.
Yo: Que no. ¿Quieres dejarme acabar?- le dije riendo ante su impaciencia.
Ali: Es que me asustas Ainhoa- se defendió.
Yo: No tienes que asustarte de nada bobita. Mi padre quiere que vengas a cenar esta noche- le contesté cogiéndole las manos y sonriendo.
Ella se quedó mirándome pensativa, sin decir nada.
Ali: ¿Y dices que no tengo que asustarme de nada?- preguntó enarcando una ceja.
Yo: Se ha disculpado conmigo por cómo se comportó ayer y ha pensado que la mejor manera para disculparse contigo es invitándote a cenar esta noche, y yo también lo creo- le dije apartándole un mechón de pelo de la cara.
Ali: ¿Por qué no me has avisado con tiempo?- reprochó un poco nerviosa.
Yo: Me he enterado hace un par de horas. ¿Por qué te inquieta tanto?
Ali: Pues porque son tus padres, con los cuales tuve una discusión sobre si te amaba o no hace menos de dos días- me recordó.
Yo: Ya te he dicho que se ha disculpado, está muy arrepentido. Alicia, sé perfectamente que cuando des a luz ese crío va ser el niño de los ojos de mis padres. Lo adorarán, os adorarán.
Ali: Aun así no puedo evitar ponerme nerviosa al pensar que voy a cenar con los padres de mi nov…- se calló antes de acabar esa palabra, probablemente pensando que aquello no era cierto- Con tus padres.
Aquello me hizo pensar. Otra vez juntas, ¿y qué éramos? Nada, absolutamente nada. No es que me molestase, pero sí que me había hecho reflexionar un poco sobre la situación entre nosotras dos, ella parecía estar pensando en lo mismo que yo. Mi impulso en ese momento casi me llevó a pedírselo en ese mismo instante, pero me detuve. Si tenía que hacer algo, iba a hacerlo bien.
Yo: Pues deja el nerviosismo de lado, a las ocho y media tenemos que estar en casa- le informé después de unos segundos de silencio.
Ali: ¿A las ocho y media?- se quejó.
Yo: Tienes tiempo de sobra para hacer todo lo que necesitas hacer.
Ali: Voy a mirar qué ponerme, luego me ducharé.
Se dirigió a su cuarto, yo la seguí. Estaba mirando distintos cajones, sacando ropa, volviéndola a guardar, removiendo la ropa sin saber qué ponerse.
Yo: Mi amor, no tienes por qué arreglarte, te pongas lo que te pongas estarás preciosa- le dije al verla tan indecisa.
Ali: Eso no es cierto.
Me acerqué un poco a ella y la giré para que me mirara.
Yo: Sí que es cierto- le reproché besándola- Ve a la ducha, ya te sacaré yo algo.
Ali: Pero…
Yo: A la ducha- la interrumpí antes de que se pusiera a reclamar.
Haciéndome caso cogió un par de cosas de la habitación mientras yo escogía su ropa, lo cual no duró ni dos minutos. Al acabar me senté en la cama, ella me miró.
Ali: ¿Ya has acabado?
Yo: Sí, y ni se te ocurra decirme que no es lo suficientemente formal- la advertí sonriendo.
Ali: No, no es eso.
Yo: ¿Entonces?
Se quedó dubitativa durante unos cuantos segundos.
Ali: ¿Quieres ducharte conmigo?- me ofreció un poco avergonzada.
Su pregunta me dejó un poco descolocada, ¿no era que no quería que la viera desnuda? Bueno, desde luego que yo no le pondría ninguna pega.
Yo: Sí, claro.
Ella me dedicó una pequeña sonrisa y se fue al baño, yo la seguí. Mientras regulaba la temperatura del agua empecé a desvestirme. En ningún momento dejó de mirarme, lo cual hizo que me avergonzara un poco y que me entrara la risa. Ella al ver que me había dado cuenta de que me estaba mirando descaradamente se sonrojó un poco, una pequeña sonrisa apareció en su rostro. Para que no se sintiera incómoda entré en la bañera y cerré un poco la mampara dejándole un poco de intimidad. Me metí debajo del chorro de agua, cerré los ojos y disfruté sintiendo el agua fría mojar mi pelo por completo y recorrer mi cuerpo. Escuché el ruido de la mampara al cerrarse, abrí los ojos y la vi, por fin pude apreciar con detalle lo que había crecido su barriga. Aunque no era mucho, sin ropa se notaba muchísimo más. Subí mi mirada un poco sin poder evitarlo y miré sus pechos, eran un poco más grandes debido al embarazo. Esta vez fue ella la que me pilló mirándola, negó con la cabeza mientras las dos sonreímos a la vez, a partir de ese momento traté de no observarla mucho para no incomodarla. Terminamos de ducharnos al cabo de un par de minutos y salimos.
Ali: ¿Y la ropa?- me preguntó mientras se escurría el pelo.
Yo: La he dejado en el cuarto- le contesté envolviendo una toalla en mi cuerpo- Ahora te la traigo.
Salí del baño, fui a su cuarto, cogí la ropa y volví. Al entrar ella estaba enfrente del espejo, aun desnuda, mirándose en el reflejo tocándose la barriga, no se dio cuenta de mi presencia. Dejé la ropa, la abracé por la espalda poniendo mis manos en su vientre sobre las suyas y la besé en la mejilla tiernamente.
Yo: Eres preciosa. No debes incomodarte porque te vea desnuda, porque a mí no me incomoda, ni mucho menos me molesta- le dije al oído mientras nos miraba en el espejo.
Ella giró su cuello, me sonrió y me besó.
Yo: En verdad, no sabes lo que me gusta vernos así, como una familia. Tu hijo, tú y yo.
Ali: Nuestro hijo Ainhoa. Desde el momento en el que decidiste estar conmigo a pesar de las circunstancias es tan tuyo como mío- me corrigió.
La estreché más contra mí y besé su hombro.
Yo: Gracias.
Ali: ¿Por qué?- preguntó desconcertada.
Yo: Por todo. Por amarme, por no ser egoísta al anteponer mi futuro a tu felicidad, por darme una familia, por protegerme, por cuidarme, por hacerme sentir única y especial, por hacerme feliz.
Ella se giró entre mis brazos y quedamos cara a cara, pasó sus manos por mi cuello.
Ali: No hay nada que debas agradecerme, ni tan siquiera lo intentes- me susurró besándome.
Crucé mis brazos en su estrecha cintura mientras aquel beso, que había comenzado siendo tierno e inocente, se estaba tornando apasionado y lujurioso. Su cuerpo, al estar tan pegado al mío, fue rozando la toalla que me cubría llegando al punto en el que se cayó al suelo dejándome desnuda. Sus besos se desviaron de mi boca a mi cuello, acelerándome el pulso al instante. El llevar tanto tiempo sin satisfacerme sexualmente, tener a Alicia desnuda, enfrente de mí, besándome el cuello y sentir sus pechos rozar los míos hizo que pasara de cero a cien en cuestión de segundos. Estaba extasiada, sintiendo cómo reaccionaba mi cuerpo ante sus caricias cuando recordé que mis padres nos esperaban para cenar. Sabía que si no la detenía en ese mismo instante perdería el control y entonces no habría nada que pudieran hacer para evitar que la llevara a la cama y le hiciera el amor como nunca antes. En ese momento me mordió el cuello levemente, entonces me corregí a mí misma. No me había hecho pasar de cero a cien, me había hecho pasar de cero a un millón.
Yo: Ali- la detuve con un gemido aun con los ojos cerrados, intentando calmar mi respiración para no abalanzarme sobre ella.
Ali: ¿Te he hecho daño? ¿He hecho algo que te moleste?- me preguntó angustiada.
Abrí los ojos y la miré, en seguida sus ojos me mostraron su preocupación.
Yo: No, tranquila, no me has hecho daño. Créeme cuando te digo que el esfuerzo que estoy haciendo ahora mismo para no llevarte a la cama y hacerte el amor es sobrehumano, porque lo estoy anhelando, pero no podemos hacerlo ahora. Tenemos que estar en mi casa a las ocho y media- le recordé.
Ali: Tienes razón, lo siento mucho- se disculpó visiblemente avergonzada y separándose de mí.
Yo: No tienes nada de lo que disculparte y avergonzarte. Yo también tengo muchas ganas, no te lo puedes ni imaginar- le dije para que no se sintiera mal.
Ali: Ya veo ya- sonrió mirando en dirección a mis pechos.
Bajé mi vista y pude apreciar que mis pezones estaban duros a diferencia de los suyos. Me avergoncé bastante.
Ali: Déjame comprobar algo…
Se acercó a mí, me puso contra la pared y empezó a besarme otra vez. Iba a replicar, a volverle a decir que no íbamos a llegar a tiempo, cuando sentí dos de sus dedos recorrer mi entrada vaginal recogiendo mis jugos y apretando adrede mi clítoris que estaba durísimo también. No pude contener un gemido.
Ali: Si ya estás así y apenas te he tocado, no me quiero imaginar cómo te habrías puesto si hubiera continuado- me dijo separándose de mí.
Abrí los ojos y la miré, tenía los dos dedos que me habían tocado empapados de mis flujos levantados. Sin dejar de mirarme se los metió en la boca y los chupó. Aquel acto me excitó y sorprendió a la vez.
Ali: Buenísima.
Yo: ¿Buenísima? Tú sí que estás buena- bromeé dándole una pequeña cachetada en la nalga- Venga, a vestirse.
Entre un par de miradas y sonrisas conseguimos vestirnos. Dado que yo ya había acabado y el baño era pequeño nos estábamos empezando a agobiar así que la dejé sola para que acabara de arreglarse. Me senté en el sofá y esperé paciente a que terminara. Había pasado, sin exagerar, más de quince minutos y ella seguía sin aparecer, mi paciencia ya se había acabado. Justo cuando estaba levantándome apareció, embobada me levanté por completo lentamente. La ropa que tenía puesta no era la que yo había escogido, así que supuse que aquella era la razón por la cual había tardado tanto. Pero podía asegurar que la espera había valido la pena. Se había puesto unos leggins negros que marcaban bien su figura, una camiseta ligeramente ajustada y escotada. La parte inferior de la blusa era azul turquesa y a medida que iba ascendiendo el color se degradaba a un azul un poco más claro, tenía puestas unas sandalias negras con un tacón casi imperceptible. Llevaba poco maquillaje, lo habitual en ella, y se había ondulado el pelo. Cuando entró en la sala su perfume inundó la estancia. ¿En resumen? Me había dejado sin palabras.
Ali: ¿Te gusta?- me preguntó insegura haciendo una mueca con la cara.
Me acerqué a ella mirándola de arriba abajo.
Yo: ¿Cómo puedes dudarlo?
Ella se encogió de hombros y sonrió inocentemente.
Yo: ¿No te ha gustado la ropa que he escogido?
Ali: No es eso. Es que al intentar abrocharme los pantalones no pude- me contestó bajando la mirada a su vientre y sonriendo.
Yo también sonreí y puse mis manos sobre su barriga, acariciándola. Ella me miró y yo la besé sin apartar mis manos de ella. En un principio puede ser que no me contentara mucho con lo del bebé, pero tan solo habían pasado dos días y ya lo quería.
Yo: ¿Ya estás lista?
Ali: Tan solo tengo que coger una cosa.
Fue a la cocina, escuché el ruido de un armario cerrarse y volvió.
Ali: Es un vino que me dejo la chica que me alquiló el piso. No lo rechacé por cortesía y porque es de los buenos- me dijo enseñándomelo- Al menos si voy a tu casa que no sea con las manos vacías.
Le sonreí, la cogí de la mano y después de cerrar la puerta de la entrada tras nosotras conduje hasta mi casa. Al meter la llave en la cerradura ella me cogió la mano nerviosa.
Yo: Tranquila, no va a pasar nada. Tú cálmate, déjate llevar y verás como te lo pasas bien.
Ella asintió y sonrió. Di la vuelta a la llave y abrí la puerta, el olor a comida nos llegó enseguida.
Antonio: ¡Hola chicas! Sois puntuales eh, las ocho y media justas- nos saludó.
Yo: Ya sabes como soy, no me gusta atrasarme ni un minuto-le respondí dándole dos besos.
Antonio: Siempre ha sido así. Hola Alicia, gracias por venir hoy- le dijo dándole un abrazo y dos besos.
Ali: De nada, a ustedes por invitarme- le contestó con una sonrisa.
Antonio: Tutéanos por favor, que no somos tan viejos.
Ali: Lo siento, estoy acostumbrada.
Antonio: No pasa nada- le dijo separándose y mirándola- Estás preciosa, ya veo que mi hija tiene buen gusto.
Lo dijo mirándome, yo sonreí mientras ella agachaba un poco la cabeza avergonzada.
Ali: Muchas gracias. Os he traído esto- dijo dándole el vino.
Antonio: No tenías por qué. Muchas gracias- le agradeció mirando la botella.
Ali: Era lo mínimo que podía hacer.
Lucía: ¿Dónde está nuestra invitada?- dijo mi madre apareciendo con el delantal puesto.
Ali: Buenas noches- la saludó con dos besos.
Lucía: Hola Alicia, que guapa estás hoy. Bueno, que guapa lo estás siempre, pero hoy en especial- le dijo respondiéndole al abrazo.
Ali: Muchas gracias- agradeció de nuevo sonriendo, sus mejillas estaban teñidas de rojo.
Lucía: Hola cariño- me saludó a mí.
Yo: Hola mamá- dije dándole dos besos.
Antonio: Mira lo que nos ha traído Alicia- le enseñó el vino a mi madre.
Lucía: Muchas gracias, no era necesario.
Ali: No quería aparecer sin nada. Y una cosa. Yo os tutearé si vosotros me llamáis Ali en vez de Alicia- los advirtió mirándolos.
Antonio: Trato hecho- dijo extendiéndole la mano, ella se la estrechó.
Lucía: Voy a poner esto en la nevera- anunció saliendo del comedor.
Antonio: Antes que nada, quería disculparme por lo que te dije ayer. Sé que no ha debido de ser fácil para ti ser lesbiana y tener unos padres que sabes que no van a entenderlo, y que además por querer encubrir tu verdad casi hayas perdido a la persona que amas, porque no dudo que ames a mi hija. Pero entiende también que para nosotros tampoco ha sido fácil verla de esa manera, sin saber si iba a recordarnos o no.
Ali: No te preocupes, no pasa nada. Yo también me disculpo por lo que hice, lo hice con ella y ahora lo hago con vosotros- le dijo mirándolo.
Antonio: ¿Entonces estamos en paz?- preguntó abriendo los brazos.
Ali: Estamos en paz- contestó abrazándolo.
Yo no había dejado de sonreír en toda aquella conversación, estaba tan contenta de que por fin las cosas empezaran a ir bien entre nosotras dos que por un momento temí que fuera un sueño.
Antonio: ¿Y esa sonrisa de oreja a oreja?- me preguntó mirándome.
Yo: Soy feliz- contesté encogiéndome de hombros.
Cogí la mano de Alicia, la llevé hasta mí y rodeando su cintura con mis brazos la besé. Ella me respondió un poco cortada.
Yo: No te molesta ¿no?- le pregunté a mi padre refiriéndome al beso al separarme de ella.
Antonio: ¿A mí? En absoluto. ¿Y a vosotras?- nos preguntó en broma.
Ali: No, creo que no- respondió riendo y volviéndome a besar.
Lucía: Hacen buena pareja, ¿verdad que sí?- le preguntó a mi padre al volver a entrar al comedor.
Antonio: Sí, la verdad es que sí- admitió sonriendo.
Ali: ¿Hay algo que pueda hacer?- preguntó separándose de mí.
Lucía: Sí. Sentarte en la mesa y esperar la cena- le contestó sonriendo.
Ali: Me refiero si puedo ayudar- aclaró sonriendo también.
Lucía: No te preocupes, no queda casi nada.
Ali: Al menos dejadme ayudar a poner la mesa- siguió insistiendo.
Lucía: Eso sí que no te lo voy a negar. Ven que te doy las cosas- le dijo, las dos se fueron a la cocina.
Antonio: La veo bastante nerviosa y vergonzosa, ¿puede ser?
Yo: Sí, la pobre está hecha un flan, aunque sé que está haciendo todo lo posible para relajarse- le contesté haciendo espacio en la mesa, mi padre empezó a ayudarme.
Antonio: ¿Es por algo que haya dicho o hecho?
Yo: No, que va. Ella es así de tímida, a veces incluso conmigo. Ayer no quiso ni cambiarse delante de mí porque le daba vergüenza que le viera la barriga.
Luego recordé lo que había pasado esa misma tarde en el baño cuando nos duchamos juntas, y lo que ocurrió al salir, aquella fogosidad que le entró de repente a ella. Una sonrisa se escapó de mis labios.
Antonio: ¿Hay algo que podamos hacer para que se sienta más cómoda?
Yo: Tratarla tal cual como la estáis tratando ahora mismo. Al principio puede ser la persona más tímida, pero cuando coge confianza es un amor de persona.
Antonio: No lo dudo, si no estoy seguro de que no te habrías fijado en ella.
Mi madre y Alicia empezaron a poner la mesa, y al cabo de poco ya estábamos cenando. Mi padre descorchó la botella de vino y empezó a servir.
Antonio: ¿Quieres un poco Ali?
Ali: No, gracias. No puedo- rechazó con una sonrisa.
Antonio: Ostras, es verdad. Lo siento, no había caído en ello- se disculpó al caer en la cuenta de que estaba embarazada y que no debía ingerir alcohol.
Ella sonrió y nos limitamos a cenar envueltos en una charla más que entretenida y alegre. Por fin pude notar por primera vez en toda la noche como Alicia se relajaba y comenzaba a estar a gusto. Reímos, le preguntaron sobre el embarazo, bromeamos y, en resumen, nos lo pasamos realmente bien. Ver a las tres personas que más amaba en este mundo (exceptuando a Natalia que no se encontraba presente) reírse y llevarse tan bien me había dado una sensación de satisfacción inmensa. Antes de que pudiéramos darnos cuenta ya se había hecho realmente tarde así que tuvimos que acabar la velada.
Ali: Muchas gracias por invitarme, ha sido una noche fantástica- les dijo despidiéndose.
Lucía: De nada mujer, si tienes más dudas sobre el embarazo sabes que puedes contar conmigo- le dijo dándole dos besos.
Ali: No dudaré en preguntar.
Antonio: Espero que repitamos otra noche con Natalia- comentó abrazándola.
Ali: Cuando vosotros me digáis.
Lucía: Antes de que te vayas quiero decirte una cosa. Ainhoa me ha contado la discusión que tuviste con tus padres y que ahora estás viviendo sola, espero que no te enfades con ella por esto. Quiero que sepas que puedes contar con nosotros para lo que quieras y necesites, esta es tú casa- le dijo mirándola con afecto.
En ese momento me alegré de que mi madre se preocupara tanto por Alicia, pero temí que le molestara que les contara sus problemas a mis padres.
Ali: Muchas gracias, lo tendré en cuenta- le agradeció abrazándola por última vez.
Yo: Mi amor no me gusta que vayas por la calle a estas horas.
Ali: Me iré en taxi, no me pasará nada.
Yo: Puedo acompa…
Ali: A mí tampoco me gusta que vayas por la calle a estas horas y si me acompañas a casa tendrás que volver sola. Así que no- me interrumpió.
Antonio: ¿Por qué no hacemos una cosa? Te llevo yo a casa. Tú iras con nosotros, Ainhoa volverá conmigo. Todos contentos- se ofreció.
Ali: No hace falta, no quiero molestar- rechazó mirándolo.
Yo por mi parte estaba rogándole con la mirada que hiciéramos exactamente eso.
Antonio: Voy a por las llaves del coche.
Ali: De verdad que no hace falta.
Yo: Sí que hace falta Alicia. ¿Y si te hace algo el taxista? O en el peor de los casos, conociéndote, ¿y si vas andando y te pasa algo?
Ali: No te preocupes, ni me va a hacer nada el taxista ni me van a hacer nada por la calle- murmuró cogiéndome la mano.
Yo: Sí, sí que me preocupo. Es muy peligroso salir a la calle tan tarde sola. Una chica como tú, tan atractiva y llamativa no va a pasar desapercibida ante cualquier degenerado que te puedas cruzar. No quiero que te ocurra nada - susurré intranquila mirándola.
Ali: Está bien, me acompañará tu padre, cálmate- me dijo al notar verdaderamente mi angustia.
Me acarició la cara y me besó tiernamente, yo acaricié su pelo. No sabía si era porque estaba embaraza o qué, pero no podía evitar ser tan sobreprotectora con ella.
Yo: Te amo.
Ali: Yo también te amo.
Mi padre cogió las llaves, nos metimos en el coche y Alicia fue indicándole el camino a su casa. Cuando llegamos ella se lo agradeció mil veces a mi padre, nos despedimos (muy, muy a mi pesar) y volvimos a casa. Nada más tocar el colchón caí rendida, estaba agotada.
¡Hola a todos! Aquí os dejo este capítulo que ha sido largo eh, he tardado un poco pero la razón está justificada. Escribir es bastante complicado si la inspiración no está de tu lado. Además, que con todo esto del embarazo de Alicia estoy cada dos por tres mirando información en internet para no poner que no sean ciertas. Desde ya me disculpo si véis que hay algo que no cuadra, no soy madre y cuesta un poquitín xd. Bueno, antes que nada quería agradecer a los que me han dejado saber qué les parecería que alargara un poco más la historia, como no hay nadie que me haya dicho que no supongo que sí que la alargaré. Muchas gracias por vuestro apoyo en los comentarios, por leer y valorar, se anima muchísimo. Quería agradecer especialmente a:
Romina: Sí, ya me has dicho que te encanta como escribo, no es algo nuevo (modo creída on jajaja) Te entiendo, es casi imposible no enamorarse de estas dos jovencitas, yo también lo estoy jajaja. No te equivocabas diciendo que acabarían por aceptar a Ali y a su pequeñín/ina nieto/a, todavía tengo que decidirlo. Es un gran halago para mí que me digas que mi historia es la segunda que esperas después de la de EllaJ que por cierto sí conozco, he tenido la oportunidad de leerla y es una escritora estupenda. Espero que te haya gustado. ¡Besos desde España!
Natzi: Espero que tengas razón y que pueda alargar la historia sin hacerla pesada ni aburrida, es algo que me da un poco de miedo. Pero bueno, ya veremos qué sale de mi cabecita. ¡Un beso!
Gia: Mierda tienes razón, quedo mal con Andrés y Sergio jajaja. Nah, no te pienses que soy exactamente igual. Todos son una faceta mía pero bastante maximizada. Por ejemplo, no soy tan dulce como Alicia, ni tan indecisa como Ainhoa, ni tan loca como Marta, ni tan cabrona, mentirosa, cruel y demás calificaciones como Andrés y Sergio. Soy un poco de todo, pero más suave jajaja. Si fuera así creo que me suicidaría, o mejor aún, dejaría que Aurora hiciera lo que quisiera con mi cuello, que sé que tiene ganas jajaja. Bueno en resumen, normalmente soy una niña buena, pero soy una niña mala cuando me toca serlo. ¿Por qué crees que voy a hacerle algo a Ali? Ya veo que me vas avisando con antelación jajaja. Si quieres que escriba, vas a tener que leer lo que sea que salga de mi cabecita, teniendo o no drama, habiendo o no muertes, mostrando el amor de Ali y Ainhoa o no... Ya lo verás. Espero que te haya gustado. ¡Besos desde España!
HombreFX: El anterior capítulo fue largo y no te pareció aburrido, veamos si este ha sido más de lo mismo. Espero que te haya gustado. ¡Besos desde España!
Yayis: Veamos que sale de mi cabecita para continuar esta historia, gracias por dejarme saber tu opinión. Espero que te haya gustado, ¡Besos!
FarruKo: Por muy padrino que seas no tienes derecho a saber cosas adelantadas de la historia, que luego me haces spoilers por ahí y ya nadie me lee, así seguro que no escribo otra historia. Pues déjame que te regañe, porque si te han operado para quitarte unas cicatrices de la cabeza por haberte caído en la moto eso significaba que no llevabas casco (o si lo llevabas no es que protegiera mucho) Así que muy mal, estoy enfadada contigo ¬¬ (Nah, es coña, pero hay que tener más cuidado) No que va, no eres cotilla jajaja. Los hombres habláis de las mujeres, pero vosotros también tenéis vuestros cuchicheos. Sí, a Ali ya le han llegado los antojos, espero que cuando esté embarazada sean iguales que los de la regla, porque si con esta última ya me cuesta contenerme... Yo lo de la barriga la verdad es que no sé si he exagerado un poco, como es obvio no estoy embarazada ni lo he estado, así que por internet estoy buscando toda la información posible para no decir nada equivocado. ¿Cómo que es deley que siga escribiendo? No sé si lo voy a seguir haciendo y ya me preguntas que cómo se va a llamar el nuevo relato jajaja. Luego dices que no eres cotilla. Bueno, espero que te haya gustado. ¡Besos desde España!
Penelope: La verdad es que sí, el bebé va a provocar muchos momentos tiernos entre Ali y Ainhoa que las va a unir más aún. Si por algo dicen que un bebé es lo mejor que te puede ocurrir. Me alegra que creas que soy buena para dar sorpresas, espero que siga siendo así. ¡Un saludo!
Karin9: Sí, después de treinta capítulos es normal que todo salga a flote jajaja. Luego más los pocos que quedan. Eso de que no te aburrirás lo dices ahora, espero que al alargar la historia no se haga aburrida. ¡Besos!
Liz: Me alegra que te guste tanto, supongo que no me queda más remedio que la alargue ante tanta insistencia jajaja. Espero que te haya gustado. ¡Un saludo!
Yulianaspy: No te sientas mal por poner tu opinión y que no coincida con los demás. Si algo es lo que espero con los comentarios es que cada uno me diga su opinión, tanto si le gusta como si no. Bueno, sipongo que te alegrará saber que sí voy a alargar la historia, espero que no se vuelva aburrida por ello. No te cortes, ¿qué te gustaría que ocurriera? Quizás puedo poner algo, no sé, hubo un usuario que me dijo que le gustaría que apareciera un personaje con el nombre de Ángela y así lo hice, no tengo ningún problema. Todo sea por tener opciones a elegir. Sí, ya por fin vacaiones, ¡qué alegría! O.O ¿Tienes un hijo? Bastante jovencita si la edad que pone en tu perfil es la correcta, pero bueno, cada uno sabe lo que hace. Espero que te haya gustado. ¡Besos desde España!
Stephys: Sí que son tiernas sí, me derriten hasta a mí jajaja. Hay veces que pienso que quizás me paso de tierna con las escenas, no sé, es que soy muy amorosa yo jajaja. ¿Casarse? No sé no sé, lo dudo bastante, no es algo que ahora mismo me interese poner. Espero que te haya gustado. ¡Saludos!
Paulita800: Bueno, eso de tardar no sé yo, aunque tenga tiempo libre escribir capítulos largos lleva su tiempo jajaja. Espero que te haya gustado. ¡Un beso!
Puropogo: Supongo que sí que lo alargaré, veremos qué sale de todo esto. Oye, pues no me parece tan mala idea meter a Batman, seguro que le daría mucha emoción a la historia jajaja. Espero que te haya gustado. ¡Besos!
Aurora la Diosa: Pues no, el de la reacción histérica fue el padre, ya ves tú que la niña salió a él. Yo creo que los suegros son más histéricos, al menos aquí en España sí. ¿Quieres que la alargue? ¿Que siga poniéndote de los nervios si la ocasión se da? Porque piensa, si quiero alargarla algo deberé de poner que dé intriga... Pues el día en que deje de sorprenderte, ese día oficialmente dejaré de escriibir (ni siquiera sé si esta será la última historia que haga o la segunda de muchas), no tendrá sentido no recibir amenazas de la gran amenazadora de esta página, a no ser que todos se pongan de acuerdo y que me amenacen, eso sería equivalente jajaja. Claro que Ainhoa no es pan duro y mohoso, pero la indirecta con intención iba, no me lo niegues jajaja. Y que conste que por muy tercas que sean mis protagonistas todas son muy majas al final. Sí, tengo parecidos a Andrés y Sergio pero ¿quién no los tiene? Unos en mayor cantidad y otros en menor, pero todos lo tenemos. Bueno, pues si tienes gente que habla catalán será mala mi suerte, así que solo me queda que seas muy mala en esto de aprender lenguas, si no estoy perdida jajaja. 'Vete al carajo maldito imbécil' en catalán sería 'Ves-te'n a fer punyetes maleït imbècil' Si se te ocurre algún que otro insulto, o te da curiosidad saber cómo se diría una palabra en catalán, pues ya sabes a quien recurrir. Espero que te haya gustado. ¡Besos desde España!
Ana926: Bueno, si te pones así tranquila que alargo la historia, pero no hasta el capítulo cien eh, eso es mucho trabajo y demasiada imaginación jajaja. Puede ser que continúe con otra historia, lo que pasa es que no sé si habrá gente que encuentre cierto parecido con esta historia en un aspecto de la que tengo en mente. Quizás me atrevo y la publico, ya veremos. Pues sí, en esos momentos no ves quién es buena influencia y quién no, es difícil afrontar situaciones como la de Ali y Antonio por ejemplo. ¿La Paca? ¿Quieres que te mande algo? Bueno bueno, no sabía yo que a ti te iba ese vicio, cosa mala eh jajaja. Espero que te haya gustado, ¡Besos!
Anayal: Claro que sí, tú tómate tiempo, estate tranquila y ya verás como las palabras fluirán solas. Espero que te haya gustado. ¡Saludos!
Labrys28: Claro que les iba a dar un poco de tranquilidad, si de ser mala me he cansado hasta yo jajaja. Bueno, te aviso de que alargaré la historia, espero que la leas felizmente jajaja. ¡Besos desde España!
Linyose25: Me alegra que no estuvieras muerta jajaja. Pues sí que la alargaré, esperemos que no salga nada raro de ahí. ¡Un beso!
Tani: Bueno, quizás te equivocas con eso de que si no la sigo no será igual de fantástica, quizás alargándola me la cargo por hacerla pesada y aburrida, cosa que deseo que no sea así. Espero que te haya gustado. ¡Saludos!
Capricornio7: Eres igual pero distinta, me gusta esa frase jajaja. Pues sí, haré más larga la historia dado que vuestras peticiones me dejan saber que lo queréis así. Espero que te haya gustado. ¡Besos dsde España!
Angie: No pasa nada con que no hayas comentado hace tiempo, lo importante es que hayas seguido leyendo. Espero que te haya gustado. ¡Saludos!
Pingu: Sí que la lío ¿no? Jajaja. Paso de un viaje a Barcelona hasta un embarazo, qué cosas... Pues siento mucho que al final hayas tenido que ir a septiembre, ha debido de ser una putada bastante grande. Te mando ánimos chica, que todo siempre cuesta. ¿Me exiges que continúe? Jajaja, te voy a tener miedo. No me digas que soy mala anda, que ahora me estoy comportando muy bien con Ainhoa y Alicia. Joder, no me pongas caritas de pena, soy pésima intentando ser inmune a ellas jajaja. Quizás haré una historia nueva, pero si decido escribirla que conste que me tienes que comentar eh, que mucho pedir pero luego nah de nah ¬¬ Espero que te haya gustado. ¡Besos!