Ayúdame a recordar 12

En ese instante un coche salió de la nada, del frenazo que di y con la velocidad a la que iba salí volando por los aires, el coche pasó de mí y se dio a la fuga, seguramente por miedo a haberme hecho algo.

No podía creer lo que estaba escuchando, no podía ser cierto, no podía ser cierto. En ese mismo instante mi corazón se paró de golpe, la respiración me faltaba. Ella había clavado sus ojos en mí, yo intenté buscar algún signo en ella que me dejase saber que lo que Sergio había dicho no era cierto, pero no pude ver nada. Sentí como mi corazón volvía a ser apaleado, por la misma persona, del mismo modo, por la misma razón.


Marta: ¿De verdad?- preguntó asombrada.

Javi: ¿No es coña?- la secundó el.

Todos la mirábamos a ella, queríamos oírlo de su boca.

Ainhoa: Es cierto, estoy saliendo con el- nos afirmó.

Sergio sonrió, la atrajo hacia él y la besó, ella le cogió la cara con sus dos manos. Marta, Javi y yo nos quedamos boquiabiertos, enseguida aparté la mirada de ellos dos y la clavé en el suelo, no podía soportaba verlo.

Marta: Bueno, supongo que os deseo suerte- les dijo rascándose la cabeza.

Javi: Felicidades- dijo con una media sonrisa.

Sergio y Ainhoa me miraron, esta última lo hizo fijamente a los ojos. Yo tragué saliva.

Yo: Os felicito- dije secamente.

No tuve tiempo de escuchar si me lo agradecieron o no, me fui rápidamente antes de que pudieran decirme algo.

Marta: ¡Ali!- escuché que gritó detrás de mí.

La ignoré, subí a mi moto y me marché a una velocidad que hizo temblar el suelo mientras las lágrimas empañaban mis ojos. Había conseguido estar dos meses sin llorar por mucho que había tenido unas ganas increíbles pero no podía aceptar que Sergio volviera a salir con Ainhoa, no después de lo que hizo aquella noche. Por desgracia ella no lo recordaba. Tendría que ver como se besaban a diario y se mostraban muestras de afecto, no podría soportarlo.

En ese instante un coche salió de la nada, del frenazo que di y con la velocidad a la que iba salí volando por los aires, el coche pasó de mí y se dio a la fuga, seguramente por miedo a haberme hecho algo.

Yo: ¡Mierda!- exclamé adolorida mientras me retorcía en el suelo con una mano en mis costillas, me había dado un buen golpe.

Ainhoa: ¡Ali!- escuché que gritó

Abrí los ojos y la vi corriendo hacia mí. ¿Qué hacía allí? Por detrás vi como del coche de Marta Javi y ella también salían corriendo hasta donde estaba yo, Sergio iba caminando.

Ainhoa: Alicia, ¿estás bien?- me preguntó arrodillada al lado mía.

Me había cogido y había colocado mi cabeza en sus piernas, era el primer contacto y la primera frase entera que me dedicaba en mucho tiempo, no pude evitar un escalofrío.

Marta: Dios mío, te has hecho sangre- comentó tocándome un lado de la cabeza.

Yo: ¡Ah! No toques, no toques- le pedí alejando su mano.

Ainhoa: ¿Pero estás loca? ¡Cómo se te ocurre ir a esa velocidad, podrías haberte matado!- me gritó enfadada, ya decía yo que no podíamos estar sin gritarnos mucho tiempo.

Javi: ¿Queréis dejar de pelearos como niñas pequeñas? Hay que llevarla al hospital- la reprendió él.

Yo: No, al hospital no, odio los hospitales- contesté poniéndome de pie- Estoy bien.

Cuando fui a dar un paso sentí un fuertísimo dolor en las costillas que me dejó de rodillas.

Yo: ¡Ahh!- volví a gritar con mi mano en el costado izquierdo.

Javi: ¿Estás bien?- me preguntó.

Yo: ¿A ti que te parece?- le contesté un poco violenta- No puedo caminar.

Javi: Ponte de pie- me indicó.

Forzosamente le hice caso, sentí sus brazos pasar por debajo de mi cuerpo cogiéndome, con cada respiración que daba me dolía mi costado. Me llevó hasta el coche y me sentó de la manera más delicada posible.

Ainhoa: ¿Qué hacemos con su moto?- oí que preguntó.

Javi: Toma, quítale las llaves y apárcala en ese espacio, ponle esto- le indicó, supuse que se refería al candado que tenía para evitar que la arrastraran. Al cabo de un par de minutos Marta y Ainhoa se pusieron a mi lado, Javi al volante y Sergio de copiloto. Cerré los ojos, me estaba empezando a marear.

Marta: Dadme algún trapo o prenda, hay que detener la hemorragia- pidió.

Ainhoa se movió, sacó una bufanda de su mochila y la apretó contra mi herida, emití un ruido de dolor.

Ainhoa: No cierres los ojos- me indicó mirándome.

No entendía su comportamiento, ¿no se suponía que me odiaba, que no me quería ver? Sus actos me dejaban muy confusa y con una extraña sensación en el pecho, no sabría decir si negativa o positiva. Mis párpados querían cerrarse, pero ahí estaba Ainhoa, dándome pequeños golpecitos en la cara para despertarme. Al cabo de media hora Javi aparcó en el parquin del hospital, me cogió en brazos y me llevó a la sala de espera, me atendieron enseguida.

Cerré un momento los ojos y cuando los volví a abrir vi a una enfermera a mi lado haciéndome algo en la cabeza que me dolía mucho, yo estaba tumbada. Marta, Javi y Ainhoa estaban sentados en una camilla que estaba enfrente mía, de Sergio no había ni rastro. Tardé poco en darme cuenta de que la enfermera me estaba poniendo puntos, al parecer sin anestesia ya que podía sentir cada vez que la aguja se clavaba en mi piel y como el hilo se deslizaba.

Cerré los ojos y los puños fuertemente, no quería gritar y esa fue la única manera que encontré para intentar soportar el dolor. Posiblemente no estuvo más de cinco minutos tratándome la herida, para mi fueron años, años eternos. Por fin se separó de mí y cogió la bandeja que estaba en una mesita al lado de la camilla en la que me encontraba tumbada.

Enfermera: Ahora vendrá el doctor a revisarle para ver si tiene otro golpe o herida- nos anunció saliendo por la puerta, los demás contestaron por mí, yo no tenía fuerzas ni ganas de hablar ni moverme.

En la habitación se hubiera hecho el silencio de no ser por mi fuerte respiración, me costaba y dolía mucho coger aire. De repente entró el doctor.

Doctor: ¿Señorita Ferrer?- preguntó.

Marta: Es aquí- le confirmó.

El doctor cerró la puerta, dejó una carpeta con varios papeles asomándose y se dirigió a mí.

Doctor: ¿Qué le ha ocurrido?- me preguntó, era un hombre joven, no pasaría de los treinta.

Yo: Iba con mi moto a gran velocidad, de repente un coche se puso en mi camino y no tuve más remedio que frenar cayéndome por delante de ella- contesté con dificultad y pensativa.

Doctor: ¿Le duele un sitio en concreto?- me preguntó.

Yo: Las costillas.

Doctor: Tendré que quitarle la camiseta, ¿le importa que estén sus amigos?- me preguntó antes de proceder.

Yo negué con la cabeza, lo único que quería era acabar con eso lo antes posible. El doctor me sentó y con su ayuda conseguí quitarme la camiseta quedándome con el sujetador, estaba de frente a Ainhoa, Marta y Javi, sinceramente no sentí vergüenza.

Doctor: Uff, vaya golpe se ha dado- me comentó.

Bajé la mirada y vi que tenía un enorme morado en la zona izquierda.

Doctor: ¿Le cuesta respirar o le duele al hacerlo?- me preguntó.

Yo: Si, me cuesta y me duele. También antes he intentado caminar y del dolor no he podido- le indiqué.

Doctor: Esto le dolerá un poco, le aviso.

Me tocó justo en el punto que más me dolía, solté un gran grito. Siguió inspeccionándome durante unos segundos en los que lo único que deseaba era que acabar de una vez. Me dolía tanto que hasta no pude evitar llorar un poco.

Doctor: Puedo afirmar con toda seguridad que tiene como mínimo una costilla fracturada, para saberlo con exactitud le haremos una radiografía- me anunció.

En la misma camilla me llevaron a otra sala en la que estuve un par de minutos para hacerme la prueba, después me puse la camiseta y volví a la misma sala de antes.

Doctor: Si hacen el favor de esperar aquí a que pueda traerles la radiografía, no tardará mucho.

Quizás estuvimos unos quince minutos hasta que volvió el doctor en los que ninguno dijimos nada.

Doctor: Bien, como les había comentado la señorita Ferrer tiene dos costillas fracturadas. Le recomiendo una semana entera de reposo, después puede empezar a moverse pero evite hacer esfuerzos, es muy importante esto ya que no ha tocado el pulmón de milagro, no debe hacer nada que pueda agitar su respiración ya que de este modo la caja torácica se movería mucho poniéndola en un grave peligro. La curación es bastante larga, algo más de un mes ya que los huesos tienen que soldarse por ellos mismos, por ahora lo único que podemos hacer por usted es darle estos medicamentos y ponerle unas vendas que deberá ir cambiando cada dos días, tan solo será la primera semana- nos dictó el médico.

Me puso las vendas, me dio las recetas de los medicamentos y nos marchamos, yo andaba muy lentamente.

Marta: ¿Te encuentras mejor?- me preguntó ella caminando a mi velocidad.

Yo: Sí pero aún así duele- le respondí- Oye, ¿podéis dejarme a solas con Ainhoa? Quiero intentar hablar con ella.

Marta: ¿Segura?

Yo: Sí.

Ella le hizo un gesto a Javi, discretamente se fueron alejando hasta que tan solo quedamos Ainhoa y yo, ella estaba por delante mía.

Yo: Ainhoa- la llamé, ella se giró- Tengo que hablar contigo.

Miró por todas partes en busca de Marta y Javi, al comprobar que estábamos solas pareció asustarse.

Yo: Por favor- le pedí antes de que pudiera decirme nada.

Pensaba que iba a negarse y a inventarse algo, pero para mi sorpresa me hizo caso y caminó hacia mi.

Yo: Explícame de verdad que es lo que te pasa conmigo, pero se sincera por favor. No entiendo como un día dices que me odias, nos pasamos dos meses enteros sin contacto y cuando ves que estoy mal vienes, me ayudas y hablas como si no pasara nada. ¿Qué te ocurre?- le pregunté.

Ella no me contestó, clavó su mirada en el suelo lejos de la mía, no parecía estar dispuesta a contestar.

Yo: Ainhoa por favor- le rogué impaciente poniendo mi mano en su antebrazo.

Por debajo de su pelo que tapaba sus ojos pude ver como dos lágrimas se deslizaban por su mejilla.

Yo: Hey, ¿qué pasa?- le pregunté pasando mi mano de su brazo a su mejilla.

Ella giró su cabeza, posó su mano delicadamente sobre la mía y la apartó de su rostro, no obstante nuestras manos siguieron unidas.

Ainhoa: No continúes con esto, por favor- me pidió susurrando.

Yo: ¿Qué no continúe con que?- le pregunté confusa.

Ella separó nuestras manos y se dio la vuelta, volvió a girarse y me miró directamente a los ojos.

Ainhoa: Me haces daño Alicia, me haces mucho daño- me contestó, yo de cada vez estaba más confusa. ¿Qué le había hecho?

Yo: ¿He dicho, echo o insinuado algo que te haya molestado o dolido? Por favor, si es así dímelo, no sé qué es lo que he hecho- le pregunté.

Ainhoa: La culpa no la tienes tú, la única culpable soy yo- contestó negando con la cabeza.

Yo: ¿Entonces qué es lo que has hecho? No entiendo nada.

Ainhoa: ¿Que qué es lo que he hecho? Me he condenado a sufrir- dijo riendo tristemente- Lo único que me queda por hacer es odiarte.

Yo: ¿Pero por qué? ¿Qué ha ocurrido? Sigues sin responder a mi pregunta- le dije exasperada.

Ainhoa: No hagas esto más difícil de lo que ya es, por favor. Hazme caso, es mejor que nos odiemos, tanto para mí como para ti. Si en algo me aprecias deja de insistir- argumentó con la voz quebrada.

Yo: Pero Ainhoa- en ese momento echó a correr, lo último que pude ver fue su cara empapada y sus ojos irradiando una gran tristeza.

Yo: ¡Ainhoa!- grité llamándola a pesar del dolor que me causó coger el aire.

No me hizo caso, siguió corriendo por todo el parquing hasta que la perdí de vista. No había entendido absolutamente nada, había decidido hablar con ella para aclarar las cosas, lo único que había conseguido era enredarme más todavía. ¿Qué era lo que había hecho para que tuviera que odiarme? ¿Por qué el echo de que hubiera hecho algo significara que tuviera que alejarme de ella? Y, lo más importante, ¿estaría dispuesta a hacerle caso e ignorarla?

Sabía que le importaba, ella misma me lo había confesado, y eso mismo me causó el sentimiento de no querer volver a apartarme de ella. ¿Entonces por qué me había mentido dos meses antes cuando tomé la decisión de odiarla también? Me estaba llenando de preguntas, tenía la cabeza a punto de explotar.

Marta: ¡Eh eh eh!- me decía zarandeándome levemente.

Yo: ¿Eh? ¿Qué pasa?- contesté asustada.

Javi: ¿Qué te pasa a ti? ¡Llevamos dos minutos intentando hablarte mientras que tú estabas con la mirada perdida!- exclamó.

Yo: ¿En serio?- le pregunté sorprendida.

Marta: Sí. ¿Te ha hecho algo? ¿Te ha dicho algo?- me preguntó rápidamente.

Javi y ella me miraron todo el rato en el que estuve callada con la cabeza un poco ida, de verdad que estaba muy confundida y, añadiendo los medicamentos, un poco drogada.

Yo: Creo que es mejor que vayamos a mi casa a buscar mi ropa y después, en tú casa, os lo contaré- decidí, ellos asintieron un poco decepcionados.

Nos subimos a su coche, Javi me ayudo a hacerlo ya que era un todo terreno y estaba un poco alto, y condujo hasta mi casa. Allí me enfrenté con mis padres, quienes se mostraron muy preocupados por mí al contarles el accidente. Disolví el agobio en el que me estaba metiendo diciéndoles el ofrecimiento de Marta de quedarme las navidades con su familia y mi aceptación, se alegraron mucho de que no pasara la navidad sola. Me ayudaron con la maleta, me despedí de ellos con un gran abrazo (aunque con cuidado) y les deseé un buen viaje y unas felices navidades, ellos a mí también.

Estaba ya muy cansada y cuando llegamos a casa de Marta, gracias a Dios, pude tumbarme a descansar.

Yo: No quiero imaginarme las navidades que me esperan con las costillas rotas, estoy molida, nunca mejor dicho- dije riéndome, enseguida se pudo apreciar en mi cara el dolor que me provocó causando las risas de Marta y Javi.

Javi: Pero mira que eres bestia jajaja, no creo que puedas aguantar mucho sin reír, con la risa fácil que tienes- me dijo riéndose.

Yo: No tiene gracia- contesté mirándole con los ojos entrecerrados.

Javi: Eso te pasa por irresponsable. Mujer, ¿por qué reaccionaste así?- me preguntó, Marta y el estaban sentados en el sofá junto a mí.

Yo: Me cabreé mucho, no sé cómo Sergio puede tener la conciencia tranquila- contesté rápidamente.

Marta: Pero Ali, tú sabes que todos...

Yo: Ya lo sé, no hace falta que me lo recuerdes, no hay día que no me arrepienta- la interrumpí.

Javi: Yo también, es muy incómodo estar con ella fingiendo como si no hubiera pasado nada- comentó tristemente.

Marta: Pero, ¿acaso teníamos alguna opción?- preguntó con la voz baja, ninguno de nosotros contestó.

Yo: Yo sí, yo sí tenía opción, por eso me siento la más culpable de todos- admití bajando la mirada.

Javi: Oye, no pienses eso. El único culpable de lo que pasó es el, ¿de acuerdo? Nos obligó a hacerlo- me reconfortó poniéndome la mano en la rodilla.

Marta: Sí Javi pero por mucho que nos hubiera obligado nosotros podríamos haberlo evitado. Quien más quien menos, todos somos culpables- rechistó ella con un dejo de arrepentimiento.

Un escalofrío me recorrió todo el cuerpo al recordarlo dejándome un mal sabor de boca, la culpabilidad me invadió.

Yo: Por eso estoy tan cabreada, no entiendo cómo puede salir con ella después de lo que le ha hecho sin sentirse culpable- espeté con rabia.

Marta: Se está aprovechando de ella- reconoció.

Javi: ¿Creéis que deberíamos contárselo?- propuso después de unos segundos de silencio.

Marta: ¿Para qué? Sergio aún puede cumplir sus amenazas, te lo recuerdo- le advirtió a Javi.

Yo: Tan solo nos ganaríamos su odio, y yo ya he tenido suficiente últimamente- respondí suspirando.

Javi: Por cierto, ¿qué es lo que te dijo en el hospital?- me preguntó interesado.

Yo: Pues al parecer realmente no me odia.

Marta: ¿Entonces qué problema tiene contigo?- preguntó desconcertada.

Yo: Me dijo que había hecho algo y que la única culpable era ella, no yo. Es decir, tiene un problema conmigo pero yo no tengo la culpa, al menos es lo que me ha dado a entender- contesté encogiendo los hombros.

Javi: ¿Y por qué te dijo que te odiaba?

Yo: Me ha dicho que la única solución era odiarme, que le hacía mucho daño y que era mejor así, me lo dijo llorando- conté recordando la escena.

Marta: ¿Y si intentas averiguar que ha hecho?- me propuso.

Yo: Me pidió que si en algo la apreciaba que no insistiese más.

Javi: ¿Entonces qué harás?

Esa era la pregunta del millón, la que me llevaba torturando desde que abandonamos el hospital. ¿Qué haría? Me costó decidir la respuesta, pero una vez la hube supe de inmediato que no era lo más correcto que podría hacer.

Yo: Supongo que le haré caso y la satisfaré, la dejaré de lado tal y como me ha pedido- contesté con dificultad.


Aquí lo dejo, disculpadme por el retraso. Gracias por tomaros las molestias de leer, valorar y comentar, en especial a:

Gia: A mí también me caen mal Andrés y Sergio, ¡tan solo saben pupular por ahí en medio y fastidiar! Jajaja Y bueno entiendo que no quieras comerte la cabeza intentando averiguar lo de la conversación, el sueño para mí también es sagrado jajaja. Es cierto que Ainhoa ahora mismo se merecería unos buenos golpes, pero pobrecilla, esta sumida en la desesperación, hay que darle un margen de confianza ¿no crees? Me encanta hacer sufrir a la gente, es mi especialidad jajaja. Espero que tú también hayas pasado una buena Navidad y un buen fin de año. ¡Besos guapa!

Hombre FX: Jajaja, bueno quería compensar el tiempo que no había publicado en hacerlos más largos de lo normal, muchas gracias por tú opinión. Espero que hayas pasado un buen fin de año. ¡Un saludo muy grande!

Romina: Si te sorprendí, entonces significa que he conseguido mi cometido jajaja. Los cambios inesperados en las historias son mi especialidad, hazme caso xd. Espero que hayas pasado un buen fin de año. ¡Besos para tí!

Aurora la Diosa: Buff, el jurado ha hecho bien, las dos se merecían el premio de las masoquistas. Ainhoa tiene un defecto y es que hasta que no ve bien claro las cositas, no para, por eso es que se quedó bebiendo como una gran imbécil masoquista. Y ya pues la única opción que ve es alejar a Alicia siendo una jodida borde, como tu has dicho xd. Pero no hay mal que por bien no venga, así que tranquila que te adelanto que la cosa no va a quedar así, lo que sí que va a quedar es muy gracioso ver a Andrés y a Sergio en plena faena, todavía no sé quién será el que ofrezca el pompis, tendré que pensarlo jajaja. De nada por el regalo doble, es un placer. Gracias, te deseo un buen 2013 a tí también. ¡Besos para México guapa!

Sandokan: Sí, ya he tenido algunos comentarios diciéndome que era mejor haberlos puetso por separado o que eran demasiado largos, lo tendré en cuenta para un futuro. Gracia spor tu aportación. Espero que tengas un buen 2013. ¡Saludos!

Karina: Me alegro que te hayan gustado, espero que hayan tenido un buen fin de año. ¡Besos!

Bittersweet: Ainhoa no es que esté en su mejor momento y como todo humano se equivoca. Veremos si Alicia decide esperar a la insegura Ainhoa o intenta rehacer su vida olvidándola. Que tengas un buen 2013. ¡Saludos!

Maya: Muchas gracias, tus palabras me halagan. Aquí te dejo este capítulo, ya no tienes que esperarlo más jajaja. ¡Besos desde España!

Paulita800: Vaya si son las reinas del drama, no lo sabes tu bien jajaja. ¿Las reconciliaré? ¿No las reconciliaré? No sé no sé, tengo que pensarlo xd.Espero que tengas un buen 2013. ¡Besos desde España!

Yulyanaspy: Sobre mi nombre real tengo que decirte que no quiero hacerlo público. Espero que no te lo tomes a mal, pero prefiero mantenerlo en secreto nada más que por seguridad, espero que me entiendas. Aún así muchas gracias por comentar, de evrdad que siempre me haces sonrojar, creo que te pasas un poco jajaja. Espero que tengas un muy buen 2013. ¡Besos guapa!

Shane23: ¿Me quieres matar? ¿Cómo que tres capítulos? Jajaja, mira lo que he tardado en escribir uno, ¡ímaginate tres! Jajaja. Espero que te haya gustado y que tengas un buen 2013. ¡Saludos!.

Rocket8: Muchas gracias por tu opinión. Y coincido contigo, todos los Sergios que conozco no es que sean malos, son traviesillos... ah, que me desvio del tema jajaja. Siento que esperaras tres o cuatro capítulos, pero como he escrito en otro comentario, hbiera muerto en el intento jajaja. ¡Besos desde España!

Os deseo a todos un muy buen 2013.