Ayúdame a recordar 10 y 11.

¡Buenas! Como ya sabemos todos, hoy es Navidad, y yo estoy muy generosa, por lo tanto he decidido hacer una mini maratón y poner dos capítulos seguidos, que aparte como llevo mucho tiempo sin publicar compensa la espera, ¿no creéis?

Pocos minutos después nos despedimos todos y cada uno se fue a casa. No sabía por qué tenía la extraña sensación de que no tenía que asistir a aquella salida, decidí hacer caso omiso y seguí la tarde tranquilamente.


Lucía: Ainhoa ya han llegado- me anunció dejándose ver por el marco de la puerta.

Yo: Diles que ahora bajo- le pedí.

Ella asintió y se fue, yo terminé de arreglarme. Aquella noche tenía en mi pecho una sensación no muy agradable, había estado todo el día replanteándome si sería buena idea inventarme cualquier excusa tonta para dejarlo para otro día, o simplemente cancelarlo y no sacar el tema nunca. ¿La razón? Mi cerebro no tenía la más mínima idea del por qué ese repentino cambio, pero más abajo mi corazón estaba ya destrozado, y pedía clemencia para que dejaran de herirlo.

Si iba a esa salida tenía la entera certeza de que no lo soportaría, no soportaría ver como Alicia pasaba por una especie de metamorfosis: Primero en la cena estaría muy atenta y serena, sería como siempre había sido. Después de la cena y con unas copitas de vino nos dirigiríamos a la discoteca y ahí ocurriría la fatalidad que mi corazón evitaba a toda costa.

Ella comenzaría a beber y poco a poco se iría desmadrando, bailaría como si fuera la última vez que lo fuera a hacer y después allí estaría Andrés para poner la guinda al pastel, los dos empezarían con besos agresivos y pasionales, toqueteos por parte de Andrés y ellos tendrían su final en la cama de ella o de él. Yo no podría soportar los celos y la cosa podría acabar de tres maneras: Me tragaría todos mis celos, y mi autoestima y moral acabarían por los suelos, acabaría haciendo cualquier tontería o, simplemente acabaría sufriendo las consecuencias de las dos cosas. Sabía que esa última opción era la correcta.

Pero ya era tarde para echarme atrás, ellos estaban ahí y podía escuchar perfectamente a Lucía decirles que esa noche estaba radiante y preciosa, no tenía escapatoria. Así pues salí de la habitación después de ensayar una sonrisa falsa y me dejé ver ante los demás. “Perfecto Ainhoa, has pasado de sufrir por ocultar lo que sientes para sufrir por saber lo que sientes, enhorabuena.” 'Es la verdad, prefiero sufrir con eso que con una mentira'

Tal y como había pensado, el tiempo de la cena Alicia estuvo de lo más relajada y sobria, llegué incluso a pasármelo bien. Habíamos elegido un restaurante italiano cerca del paseo marítimo, corría una brisa muy reconfortante. Minutos después nos encontrábamos ya dentro de la discoteca no muy lejana del restaurante, brindando por la felicidad de saber que recuperaría mi memoria.

Javi: ¡Por Ainhoa!- exclamó alzando su vaso.

Marta, Sergio, Alicia y Andrés: ¡Por Ainhoa!- gritaron.

Bajaron sus vasos y bebieron de un solo trago el chupito, yo también les acompañé. A partir de ahí los chupitos y bebidas fueron yendo y viniendo, las risas, el barullo, los bailes etc. Yo hasta el momento me lo había estado pasando fenomenal, en ningún momento me había girado para ver que hacían Alicia y Andrés aunque me moría de ganas por hacerlo. En un momento en el que descansaba sentada sola en la mesa en la que nos habíamos instalado un chico se acercó a mí.

Chico: ¿Qué hace una preciosidad como tú sentada aquí sola?- me preguntó, él se había sentado junto a mí.

Yo: Estoy descansando un poco- le contesté sin inmutarme.

Chico: ¿Podría esperar a que te recuperaras para que vengas conmigo?- me preguntó lascivamente mientras ponía una mano en mi rodilla.

Eso me enfureció mucho. Le quité la mano bruscamente y cogiendo el valor que sabía que tan solo tenía por estar bebida iba a decirle mil cosas y a echarle con las palabras más obscenas que os podáis imaginar, pero para mi asombro no me hizo falta, Alicia estaba ya a mi lado.

Alicia: ¿Me acompañas afuera?- dijo a modo de excusa, me había caído del cielo en ese mismo instante para salvarme.

Chico: Oye ¿no ves que estamos hablando?- espetó el un poco irritado.

Alicia: Ya, que pena. Pero ella viene conmigo- soltó mirándolo.

Chico: Lo dudo mucho- rio.

Ella se quedó estática, sin saber que responder para alejar a aquel baboso. Entonces dijo lo primero que se le pasó por la cabeza.

Alicia: Perdona pero ¿podría MI novia acompañarme afuera, por favor?- exclamó cogiéndome de la mano y llevándome lejos de él.

Aquel tipo al escuchar su respuesta no se molestó en seguir insistiendo y se marchó decepcionado. Yo en cambio estaba exaltada. Había sido solo para salvarme, pero ¿había dicho que era su novia? Mi corazón no puedo evitar agitarse.

Yo: Gracias- le dije agradecida.

Alicia: No hay de que- contestó aún con el cejo fruncido.

Ella aún no había soltado mi mano, tampoco quería que lo hiciese, sentir su mano rodear la mía me llenaba de júbilo y nerviosismo a la vez. Mentiría si dijese que no me hubiera gustado ser su novia aun sabiendo que ella estaba enamorada de Andrés. Si habiendo sido un hombre hubiera sido casi imposible conquistarla, siendo mujer era algo impensable.

Me llevó a la pista de baile y bailamos unas cuantas canciones seguidas, acabamos reventadas. Volvimos a nuestra mesa y hablamos un poco, yo fui al baño ya que tenía unas ganas inmensas de mear, estuve diez minutos haciendo una cola enorme, cuando por fin me tocó a mí bendije a Dios y hasta a Mahoma. Volví a la mesa pero ya no estaba, no es que esperara que ella siguiera ahí pero me sorprendió.

Cinco, diez, quince minutos y ya habían pasado todos por donde yo estaba menos ella y Andrés, mi corazón se encogió y me imaginé lo peor. Agitada me levanté y fui a la barra, de mientras fui buscándolos con la mirada hasta que los encontré. Efectivamente los dos estaban bailando muy pegados y como se dice ''perreándose''. Me senté en la barra y me orienté hacia ellos, no despegué mi mirada.

Poco a poco y con la calentura aumentando empezaron a besarse, sin dejar de mirarlos empecé a pedir y a pedir mientras veía el espectáculo que estaban montando. Puede que Andrés estuviera con ella, pero mis ojos tan solo la enfocaban a ella, a cada gesto suyo, como unía sus labios con los de él, como se acariciaban... aun así no dejé ni un solo instante de mirarlos mientras el número de bebida que pedía subía de cada vez más. Yo ya me encontraba llorando.

“Ainhoa por favor deja de mirarlos, los celos te están matando ¿no te das cuenta? Te estás destruyendo” Pero yo no hacía caso de lo que me decía, seguía mirándolos con tristeza, con celos, con rabia, con furia. En ese momento me bebí de un solo trago el chupito de tequila que tenía en la mano, dejé un billete de veinte a modo de pago y me dirigí deshecha en lágrimas hacia ellos.

“¿Qué haces? No lo hagas, vete ¡vete antes de que cometas alguna tontería!” Cuando estuve enfrente de ellos cogí con fuerza la muñeca de ella y los separé, me llevé a Alicia lo más lejos posible de él mientras su mirada de incertidumbre y sorpresa buscaban mis ojos. Cuando la gente a nuestro alrededor era menos densa la solté quedándome de espaldas a ella y desatando mi llanto.

Alicia: ¿Qué te ocurre Ainhoa?- me preguntó ella acercándose a mí.

Me giré y la observé. Tenía ganas de gritarle que la amaba, que me moría de celos al verla con él, que quería dormirme y que al despertar en mi cama ella estuviera a mi lado dándome un beso de buenos días, que no soportaba el dolor que me provocaba amarla, que me estaba volviendo loca por ella, que mi corazón moría por tenerla.

Alicia: ¿Ainhoa?

Pero no le dije absolutamente nada de eso, empecé a caminar y la dejé atrás. Sabía que la amaba y lo aceptaba, pero eso no significaba que me resignara a ello. Si algo me propuse esa noche fue sacármela de la cabeza y de mi corazón, no estaba dispuesta a sufrir ni un segundo más por una persona que jamás podría ser mía. ¿Cómo había logrado enamorarme de alguien que pasaba completamente de mí?

Cuando encontré al que había estado buscando lo cogí del codo y le di la vuelta para que me mirara, me reconoció rápidamente.

Chico: Vaya. ¿Qué quieres?- me preguntó desconcertado.

Estuve unos segundos sin contestar, pasé mis manos por su cuello y me acerqué a él.

Chico: Espera, ¿y tú novia?- me detuvo.

Giré el cuello y divisé a Alicia a menos de 5 metros mirándonos asombrada, volví a girar el cuello y le miré a los ojos.

Yo: A mi novia que le den- contesté firmemente mientras le besaba.

El tardó un poco en responderme pero cuando lo hizo nos envolvimos en un beso agresivo. Estuvimos alrededor de unos 2 minutos besándonos desenfrenadamente, tuvimos que separarnos agitados para recuperar el aliento. Observé por el rabillo del ojo como Alicia se acercaba a mí y me cogía del brazo alejándome de aquel chico como yo había hecho con ella minutos antes.

Alicia: ¿Me puedes explicar que es todo esto Ainhoa?- me preguntó cabreada.

Yo: ¿Qué es el que?

Alicia: Me coges y me apartas bruscamente de Andrés llorando desconsoladamente, te pregunto si estás bien y no me contestas. De repente te vas sin decir nada y empiezas a darte el lote con un tio al que una hora antes te había estado acosando. ¿Qué te ocurre?- volvió a preguntarme.

Yo: Para empezar aquel chico no me estaba acosando, has sido tú la que ha venido a echarle, cosa que podría haber hecho yo. Y lo que yo haga o deje de hacer no te importa, si me quiero liar con este tio me lo lio, si me quiero tirar a ese otro me lo tiro. ¿Algún problema?- inquirí enfadada.

Ella se quedó sin palabras, se había quedado con la boca abierta ante mi respuesta.

Yo: Mejor vete con tú novio, te estará esperando en la cama. Ahora si no te importa, voy a salir a divertirme un poco, que me hace falta- le dije pasando por su lado.

Alicia se había quedado de piedra. Me dolió haberle hablado así pero no conseguía apartar de mi mente todas las escenas que había visto antes poniéndome furiosa. Volví a encontrar a aquel chaval y nos volvimos a besar, desde ese momento no volví a saber de Alicia y de los demás.

Lo que pasó después de la discoteca lo recordaba muy escasamente, sí que recordé estar en casa de aquel chico en su dormitorio. Yo tan solo llevaba puesta mi ropa interior, él tenía aún sus pantalones. Me besaba el cuello agresivamente y fue bajando hasta mi sujetador. Cuando me abrazó para quitármelo no pude evitar llorar como una niña pequeña y empezar a decir el nombre de Alicia.

Julio (me enteré que así se llamaba): ¿Ainhoa qué te ocurre? ¿No te encuentras bien?- me preguntó preocupado.

Envuelta en lágrimas negué con la cabeza, el pobre chico estaba que no sabía lo que ocurría. Me tapó con una sábana, se puso la camiseta y se fue a no sé dónde, yo no podía dejar de pensar en ella. '¿Por qué Alicia, por qué?' me repetía todo el rato. Llegó Julio con una taza de café, me la ofreció y se sentó a mi lado, yo le conté todo lo que me ocurría y el por qué estaba así.

Julio: Pero Ainhoa no estés así, no vale la pena, te dolerá pero por mucho que la llores y que grites su nombre ella tiene novio. Deja de auto destruirte y apártala.- me dijo compasivo.

Yo: No puedo, no puedo. La amo demasiado como para echarla de mi vida, me moriría sin ella- reconocí sollozando.

Julio: Pero aun estando contigo sufres, lo harás si está junto a ti tanto como si no- contestó acariciándome la mano.

Yo: Entonces me declaro masoquista, porque no quiero que se aleje de mí. Pero lo lograré, juro que lograré sacarla de mi corazón cueste lo que cueste- sentencié seriamente.

Pasados unos cuantos minutos, una media hora, Julio me llevó a casa en su coche. La verdad es que me había caído muy bien, no aparentaba ser el chico de la discoteca, realmente era un trocito de pan, ya que me enteré que su novia le había dejado y que estaba destrozado también, que cosas. Sentí como el coche paraba y abrí los ojos, ya estábamos enfrente de mi casa.

Julio: Bueno, ya estamos- dijo apagando el motor.

Yo: Muchas gracias por todo Julio- le agradecí.

Julio: De nada mujer, espero que arregléis las cosas- me dijo.

Yo: Eso espero yo...

Le sonreí pero cuando giré mi cabeza para abrir la puerta miré mi portal, la sonrisa se desvaneció enseguida.

Julio: ¿Qué te pasa?- me preguntó el al ver que no salía del coche.

Yo: E-es ella, esta aq-quí- le informé sintiendo como el corazón latía a mil por hora.

Ayúdame a recordar 11.

Yo: E-es ella, esta aq-quí- le informé sintiendo como el corazón latía a mil por hora.

Noté como Julio giró su cuello para mirar hacia mi portal. Yo me encontraba muy nerviosa, estaba hiperventilando. Podría sonar muy exagerado pero después de como la había tratado, de cómo estaba con Andrés y de que además ella supiera que me había ido con Julio (me había encargado de que se diera cuenta) el encontrarme con ella me ponía los pelos de punta.

Julio: Ainhoa cálmate, no va a matarte- intentó tranquilizarme el.

Yo: No puedo, seguramente vendrá de haber estado con él, no quiero- empecé a decir negando con la cabeza, se me mojaron los ojos de pensarlo.

Julio: Oye no, Ainhoa tranquilízate- me dijo cogiéndome la cara con sus dos manos- No sabes si eso es cierto.

Yo: Sí, sí que lo es- insistí cerrando los ojos.

Julio: Entonces sal afuera y ve a ver que quiere- me dijo.

Yo: No, no por favor. Llévame a otro sitio, por favor- le rogué.

Julio: ¿Y piensas dejarla ahí en la calle? Puede pasarle cualquier cosa- me advirtió.

Tenía razón, no podía dejarla ahí, me daría algo si le llegara a pasar algo.

Yo: Tienes razón.

Una sonrisa de victoria apareció en su cara.

Julio: Me voy, tranquila que no pasará nada- me aseguró el.

Yo: De acuerdo- sentí.

Nos despedimos y bajé del coche, el arrancó y se fue. Con el corazón en la mano me acerqué a mi portal, ella se giró para verme, estaba o había llorado, no pude saberlo del todo.

Yo: ¿Qué pasa?- le pregunté preocupada.

Ella se levantó y se puso enfrente de mí, entonces se acercó a mí y pegó su cuerpo al mío. Metió su cabeza en mi cuello y aspiró profundamente manteniendo el aire en sus pulmones durante unos segundos, después poco a poco fue soltándolo.

Ali: Te has acostado con el- me susurró en forma de pregunta y afirmación a la vez, en ese momento supe que lloraba ya que una lágrima cayó en mi hombro descubierto, también supe que iba bebida ya que apestaba a alcohol.

No sabía que contestarle, ¿qué no me había acostado con el porque me puse a llorar y a gimotear su nombre?

Yo: Sí- le afirmé- Y tú te has acostado con Andrés- dije con la voz temblorosa.

Se quedó callada como yo había hecho antes, en el mismo instante que dije la pregunta me arrepentí, no quería saberlo.

Ali: Sí.

Inspiré fuertemente y aguanté la respiración, cerré los ojos. Quise morir, fue como si me hubieran dado una patada en el corazón. Me sentía ridícula, mientras yo me iba desmoronando a cada palabra que ella decía, Alicia continuaba pasándoselo bien y continuando su vida, ahí iba a acabar todo.

Me separé de ella bruscamente y le di la espalda, luego volví a girarme y la miré.

Yo: ¿Qué quieres?- le pregunté intentando mantener la calma.

Ali: ¿Por qué te has comportado de manera tan extraña?

Yo: No me he comportado de manera extraña- contradije.

Ali: ¡Sí, sí que lo has hecho! ¿Por qué me separaste de Andrés?

Yo: Porque en ese momento me sentía mal, me dolía la cabeza y tú eras la que más cerca estaba- improvisé rápidamente, no podía creer lo rápido que había reaccionado en contestar.

Ali: Ya y, ¿no te dolía la cabeza cuando te pusiste a comerle la boca a aquel tio?- preguntó con la ceja levantada, Dios como me encantaba que lo hiciera.

Yo: Pues sí, pero como todo el mundo se lo estaba pasando genial pensé que había sido una tontería molestarte y acabar la noche de todos por mi culpa, así que fui a divertirme- volví a mentir, exteriormente aparentaba estar firme y seria pero por dentro estaba mi yo interno con una sonrisa enorme, eso de mentir no se me daba tan mal.

Ali: Y no pudiste escoger a otro, tenía que ser aquel que te había molestado antes.

Me acerqué a ella y puse mi cabeza al lado de la suya, mi boca quedaba en su oído.

Yo: Lo que yo haga o deje de hacer es algo que no te importa lo más mínimo- le susurré- Bueno yo me voy ya, estoy cansada y tengo sueño.

Alicia se quedó ahí de pie, ni me dijo nada ni hizo nada, tan solo observó cómo abría la puerta de mi portal y me sumergía en la oscuridad del edificio. Tras la puerta dejé que las lágrimas que me habían amenazado con dejarse ver antes salieran, lo sabía, sabía que se había acostado con él. Me puse contra la pared y me senté en el suelo.

Estaba cansada de sufrir, estaba cansada de llorar, estaba cansada de amargarme, estaba cansada de los celos, estaba cansada de amarla... Iba a hacerla desaparecer de mi memoria de una vez por todas.

Alicia

Ainhoa: Lo que yo haga o deje de hacer es algo que no te importa lo más mínimo- susurró- Bueno yo me voy ya, estoy cansada y tengo sueño.

Se alejó de mí, abrió la puerta de su portal y desapareció de mi vista. Cuando escuché el ruido de la puerta cerrarse sentí las lágrimas deslizarse por mi mejilla, me acerqué a la pared y me senté apoyando la espalda contra esta.

Se había acostado con ese tio, se había acostado con él. Evidentemente yo no era nadie para impedirle que lo hiciese, pero no podía evitar querer morir al saber que unas manos y unos labios que no eran los míos la habían tocado. Cuantas veces deseé yo besar sus labios, cuantas veces deseé hacerle el amor como nunca nadie se lo había hecho, cuantas veces deseé poder despertarme por la mañana y que la primera imagen que recibieran mis ojos fuera la de su rostro, ese sería el más preciado de los tesoros que podría obtener jamás.

¿Si la amaba? La amaba con todo mí ser y más, la amé desde el primer día que la conocí aquel afortunado día de clase, nunca pensé que repetir un curso me daría la mayor felicidad posible, la felicidad de conocerla, pero que gran tristeza saber que su corazón ya estaba ganado por Sergio, llevaban un año de relación cuando la conocí.

¿Que por qué no me arriesgaba y le decía que estaba perdidamente enamorada de ella? Sabía que era algo imposible, yo era una mujer, jamás podría fijarse en mí y además mis padres no lo aceptarían jamás, les asquearía tener a una hija lesbiana.

Por mucho que intenté sacarla de mi cabeza me fue imposible, así que intenté odiarla, fue lo peor que podría haber hecho. Intenté buscarle defectos, nunca le encontré ninguno y a mis ojos era de cada vez más perfecta, cada día iba amándola más. Fue entonces como acabé así, con un novio al que sí quería mucho pero no amaba, pensé que quizás podría llegar a sentir algo por él, después de nueve meses de relación aún esperaba ese amor repentino.

Sabía que estaba mal jugar con los sentimientos de Andrés de esa manera, pero el llevaba mucho tiempo detrás de mí pidiéndome una oportunidad, ¿por qué no iba a hacerlo? Amarla me destruía, quizás era por eso que cada vez que los celos o la tristeza de saber que no podría ser mía me superaban me acostaba con él para intentar sentirme un poco mejor. Primero lo conseguía, después no podía evitar sentir que estaba traicionándola, una estupidez.

Limpié mis lágrimas, me levanté y fui caminando hasta mi moto, de nuevo otra vez me iba con el corazón partido en mil pedazos, tendría que conformarme con tener su amistad e intentar no ver cosas que me dolieran mucho.

Llegué a mi casa, todo estaba en gran silencio. Ya me había acostumbrado, mis padres no hacían más que viajar de un lado para otro, era normal quedarme sola. Fue grande mi sorpresa al ver que Andrés aún seguía allí.

Yo: ¿Qué haces aquí?- le pregunté extrañada.

Andrés: Quería esperarte- contestó el- ¿Dónde has ido?

Yo: A dar una vuelta, ya te lo he dicho antes- le mentí.

Andrés: Entonces podremos acabar lo que hemos comenzado antes- me susurró agarrándome por atrás y besándome el cuello.

Yo: No Andrés, hoy no me apetece- le aparté de mí.

Andrés: Venga Ali, tengo muchas ganas- volvió a insistir el cogiéndome un pecho.

Yo: Andrés basta, te he dicho que hoy no me apetece, vete por favor- le indiqué abriéndole la puerta.

Él se quedó un poco extrañado pero cogió sus cosas, me besó y se fue, yo ni ganas de cambiarme tenía, me tiré en la cama así tal cual. ¿Que por qué le había mentido a Ainhoa diciéndole que sí me había acostado con Andrés? ¿Qué iba a decirle, que no había podido porque su recuerdo no dejaba de atormentarme? Cerré los ojos y suspiré al pensar de qué manera me había complicado la vida al enamorarme de una persona que jamás podría corresponder mis sentimientos, no me di cuenta cuando me quedé dormida.

La mañana siguiente me levanté con un dolor terrible de cabeza, me tomé una pastilla y no salí de la cama en casi todo el día, apenas tenía fuerzas para acomodarme en la cama. Andrés no dejaba de llamarme, y yo no dejaba de rechazar todas las llamadas entrantes. Al final pareció cansarse y desistió. El domingo decidí hacer algo de provecho y salí de la cama, al caminar me crujieron todos los huesos, no me extrañaba en absoluto. Desayuné, comí y me puse a estudiar, cosa rara. Después salí a dar una vuelta y se me pasó toda la tarde, cuando quise darme cuenta ya estaba metida en la cama poniendo en marcha el despertador para la mañana siguiente. Odiaba mi vida tan monótona y simple, sentía que me faltaba algo, hiciera lo que hiciera no podía dejar de lado la sensación de insatisfacción que llevaba desde años, quizás fueran dos.

Podía deberse a la falta de cariño por mis padres, o a la gran tensión a la que me sometían y la perfección que estos buscaban en mí cada vez que regresaban a casa después de sus maravillosos viajes. Por eso me gustaba estar con Ainhoa, con ella me sentía bien, me sentía llena, me sentía relajada, me sentía tranquila, me sentía yo misma, no como cuando aparentaba ser otra persona delante de mis padres o de la mayoría de gente. Podía dejar de fingir y mostrarme tal cual era delante de ella, quizás por eso era tan vulnerable ante su presencia.

Por todas las razones anteriores era por la que cada día me juntaba con ella, y cuando llegó el lunes eso fue lo que hice. No estaba preocupada sobre lo que había ocurrido el pasado viernes, las dos estábamos un poco bebidas así que no me extrañaba que estuviéramos un poco irritables las dos. Lo que si me extrañó fue llegar al instituto y que al intentar acercarme a ella me rehuyese. Pensé que quizás estaría ocupada pero en el patio y en las siguientes clases intenté tener algún contacto con ella, fue un gran pinchazo de angustia en mi corazón notar que efectivamente me estaba evitando.

'Quizás ha tenido un mal día y lo que quiere es estar sola' pensé ese día al volver a casa. Aunque me había convencido a mí misma de que esa era la causa de su comportamiento no dejaba de sentir un poco de tristeza al rememorar como había pasado de mí.

Había pasado una semana, una semana en la que ni una sola palabra intercambié con ella. Bueno realmente sí, pero lo único que obtuve fue su indiferencia hasta que me quedé sola hablando. No lo entendía, no entendía que era lo que había hecho mal. ¿Se habría molestado por lo del viernes? Yo había intentado hablar con ella para pedirle disculpas si había dicho o echo algo que la hubiese molestado, pero me giraba la cara y se marchaba a paso rápido.

Yo: Es que no entiendo qué ha pasado, no sé qué he hecho mal- exploté a llorar en los brazos de Marta, estábamos en su casa.

Marta: Yo tampoco tengo ni idea de lo que le pasa, conmigo se comporta igual que siempre- me dijo acariciándome la cabeza.

Al final de esa semana no había podido soportarlo más y fui a casa de Marta en busca de alguna explicación, pero al parecer a la única que no le dirigía más la palabra era a mí y a Andrés.

Yo: ¿Tú crees que le he hecho algo? ¿No te ha dicho nada?- le pregunté sollozando.

Marta: No Ali, le he preguntado y me contesta con evasivas, no quiere hablar del tema ni por asomo. Cuando le pregunto cambia la expresión completamente, no sé qué le ha ocurrido- me contestó ella desalentándome.

Me siguió consolando durante unos cuantos minutos, tanto ella como yo estábamos perplejas ante su cambio repentino de actitud.

Yo: Muchas gracias por escucharme, me hacía bastante falta- le agradecí cuando me calmé.

Marta: De nada mujer. No te sigas torturando, quizás esté pasando por muchos problemas en casa con lo de la memoria y está mosqueada y quizás lo paga contigo, ¿no te parece?- me dijo acariciándome la mejilla.

Yo: Puede ser- reconocí.

Marta: Pues ya está, tú dale tiempo y ya verás cómo poco a poco se irá acercando a ti a medida que su estrés se disipe- contestó con una sonrisa.

La abracé y volví a agradecerle su ayuda, por lo menos me quedaba ella, que me sentía exactamente igual que con Ainhoa, sin tener que ocultar mi verdadera personalidad. Aquella tarde volví a casa un poco reconfortada, Marta tenía razón, esa semana habíamos tenido muchos exámenes y sí a mí me había costado a ella no quería ni imaginármelo. Así pues decidí darle espacio y no atosigarla tanto en las siguientes semanas. Pensaba que al cabo de una semana me hablaría, no fue para nada como Marta me había dicho. Se había alejado más de mí si cabía y si antes me miraba de vez en cuando, ahora ni siquiera conseguía contacto visual con ella.

Decidí ser un poco más paciente y esperar un par de días más, pero de ninguna manera conseguía que me hablase. Un poco desesperada intenté ir acercándome poco a poco, al tercer intento me di cuenta de que por las miradas que me echaba era mejor no seguir intentándolo, parecía incluso que se me echaría encima a pegarme.

Yo: Ainhoa, ¿qué te he hecho? Dímelo por favor ¿Te he molestado? ¿Te he ofendido?- le pregunté en el que decidí que sería el último intento.

Pero ella me ignoró y siguió caminando, en ese momento me enfadé, fui detrás de ella, la cogí bruscamente del brazo y la giré para mirarla.

Yo: ¡Dímelo joder!- le grité fuertemente.

No lo vi venir, tan solo sentí un zumbido antes de que su mano impactara contra mi mejilla propinándome una bofetada, una bofetada de las grandes. Giré mi cuello lentamente para mirarla con mi mano en donde me había pegado, ella tenía los ojos un poco abiertos como si  estuviera sorprendida, enseguida cambió su rostro.

Ainhoa: No me grites, no me sigas, no me toques- dijo esto soltándose de mi bruscamente- No me mires, ¡déjame en paz!- gritó antes de marcharse.

Me quedé estática en el mismo lugar, no pude evitar derramar mis lágrimas. ¿Qué había pasado para que llegásemos a ese punto? ¿Cómo habíamos pasado de reír a carcajadas hasta echarnos las más agresivas miradas? En ese momento vi como Javi y Marta se dirigían a paso rápido hacia Ainhoa, la cogieron de los hombros y la entraron dentro de los baños, yo los seguí.

Marta: ¡¿Qué coño te pasa?¡- le grito realmente enfurecida- ¡¿Puedes explicarnos a que se debe tu jodido comportamiento?!

Ainhoa: ¡Soltadme!- intentaba zafarse pero los finos aunque fuertes brazos de Javi se lo impedían.

Javi: Tú no te vas de aquí sin que nos hayas dicho que es lo que te pasa con Alicia- aseguró.

Yo: Dejadla, dejadla por favor- les pedí, los tres me miraron.

Marta: No, hasta que no hable no se marchará.

Ainhoa: ¡¿Queréis dejarme?!- gritaba.

Yo: Javi por favor- le pedí mirándolo.

Pero se negó, siguieron con el interrogatorio, ella de cada vez se empezaba a calmar más y su expresión cambió, pude ver en sus ojos que tenía miedo.

Javi: ¿Qué pasa? Tú antes no eras así Ainhoa- le dijo el también más calmado.

En ese momento Ainhoa movió los brazos tan bruscamente que se soltó de Javi.

Ainhoa: Está bien, ¿queréis saber qué es lo que me pasa? Lo que me pasa es ella- dijo dirigiéndose a mí, se puso delante de mí y se calló.

Mi corazón latía muy rápidamente, no tenía ni idea de lo que me iba a decir. Para mi asombro no me miraba con agresividad ni con desprecio, parecía más bien ternura, me dejó muy desconcertada. Estaba meditando su respuesta, parecía que hablaría pero siempre se quedaba en movimientos con la boca sin sonido.

Ainhoa: Lo que me pasa eres tú, siento un sentimiento terriblemente fuerte hacia ti, no puedes imaginarte cuan fuerte es. ¿Que qué es lo que siento?- preguntó dejándolo al aire.

Tardó un par de segundos, estaba muy insegura. Finalmente se decidió a hablar

Ainhoa: Siento un tremendo odio, un odio tan fuerte que cada día que pasa lo que quiero es no verte la cara nunca más. No lo recuerdo, pero estoy segurísima de que jamás he podido odiar a alguien con tanta fuerza como lo hago contigo. ¿Lo entiendes? Lo que me pasa es que te odio y quiero que desaparezcas de mi vida, para siempre- concluyó antes de salir corriendo fuera de los baños.

Me quedé asimilando lo que me había dicho. Me odiaba, me odiaba...Miré a Javi y a Marta, ellos estaban igual de perplejos que yo. Salí de allí corriendo para que no me vieran llorar, llegué a una zona en la que no había absolutamente nadie, justo lo que buscaba. Caminé hasta la pared, me senté sobre la gravilla y apoyé mi espalda. Entonces eso era lo que le pasaba, que me odiaba. La pregunta era, ¿Por qué? ¿Por qué me odiaba? Yo no le había hecho absolutamente nada, no entendía la razón de su odio.

Sonó el timbre indicando el final del patio, hice como si no lo hubiera escuchado y seguí con lo mío. Tenía que buscar una solución, no podía seguir así, viendo como pasaba de mí, destrozada. Entonces se me ocurrió algo. No me la quitaría de la cabeza, ni mucho menos, pero por lo menos intentaría que sus reacciones me afectasen lo mínimo posible.

¿Ella me odiaba sin motivo alguno? Entonces yo también la odiaría sin ningún motivo. La idea al principio me pareció buenísima, poco a poco no lo era tanto, pero lo haría. No podía seguir sufriendo de la manera en que lo hacía, iba a caer enferma.

Me levanté del suelo, me limpié mis lágrimas, recogí mis cosas y me marché alegando que tenía dolor de cabeza, en parte era cierto, estaba que no podía con mi vida. Llegué a casa, abrí la puerta y me dirigí hacia mi cuarto, una voz me detuvo por el camino.

Carla: ¿Alicia?- me llamó.

Con gesto extraño me asomé por el comedor, me llevé una gran sorpresa.

Yo: ¿Mamá, papá?- dije sorprendida.

Ricardo: Hija mía, te he echado de menos- me abrazó fuertemente, mi madre también se levantó a abrazarme.

Carla: ¿Qué haces que no estás en clase?- me preguntó mirándome fijamente.

Yo: Me duele la cabeza, no me encuentro muy bien- les dije poniendo mala cara.

Carla: Así que nosotros nos vamos y ya vas faltando a clase y mintiendo, ¿quieres bajar de las nubes ya? ¡Cómo repitas este año también te enteras!- me advirtió.

Yo: Mamá, acabas de llegar y ya me estás regañando. Además, va enserio, no me encuentro bien- le contesté.

Carla: ¡A ti lo que te pasa es que eres una cuentista! A saber cuántas horas de clase has perdido, vamos, ¡al instituto bien derechita!- me dijo señalándome la puerta.

Ricardo: Carla...- la llamó con tono de voz de reproche.

Yo: ¡Mamá te repito que no me encuentro bien! No siempre tengo por qué mentir, estaría bien que comenzarais a confiar en mí, bueno, que comenzaras a confiar en mí, parece que papá es algo que ya ha aprendido- le respondí enfadada mientras me iba a mi cuarto.

Carla: ¡A mí no me gritas! Eh, ¡que te estoy hablando!- la escuché gritar, yo la ignoré, me metí en mi cuarto y cerré la puerta.

Pude escuchar de fondo como mi padre intentaba hacer entrar en razón a mi madre, de verdad que acababa de llegar y estaba deseando que se marchara. Sabía que me querían, al igual que yo a ellos, solo que me exigían demasiado con los estudios y eran demasiado estrictos, bueno, tan solo mi madre era estricta.

Me quité los zapatos y me acurruqué entre las sábanas de mi cama. Mi menté empezó a divagar y se centró como siempre en ella, no podía dejar de pensar en ella, en lo que me dijo en los baños, por un momento parecía que me iba a decir otra cosa, o eso era lo que yo deseaba. Pero no, tenía que intentar quitármela de la cabeza, por mi salud y orgullo, no iba a permitir que me humillara más de lo que ya lo había hecho. ¿Ella me odiaba? Entonces yo la odiaría más aún.

Dos meses después

Era el último día de clase antes de las vacaciones de navidad, que lento se me había pasado. Mis padres en todo ese tiempo no viajaron, incluso me prometieron que pasaríamos las navidades juntos. Yo me sorprendí mucho, ya que la última vez que habíamos pasado unas navidades juntos si no recordaba mal fue cuando yo tenía seis años. Pero como yo sospechaba no tardaron mucho en romper la promesa, ''viajes de trabajo'' decían ellos. No tenía ni idea de lo que hacían en esos ''viajes de trabajo'', sinceramente tampoco me importaba. Un año más celebrando navidad y año nuevo sola, ¿y qué? Era algo a lo que ya estaba acostumbrada.

¿Qué es lo que ha pasado con Ainhoa estos dos meses? De cada vez nos alejamos más, habíamos intercambiado palabras, palabras realmente ofensivas por su parte y por la mía, ella no quería dar su brazo a torcer, y yo muchísimo menos. Aunque admitía que cada palabra que decía me hería en lo más profundo de mi ser, a ella las mías no parecían ni hacerle cosquillas. Me había enterado por Marta y Javi que había recordado absolutamente a todos y todo, mi alegría no podría haber sido más grande. Me hubiera encantado poder compartir mi felicidad junto a la suya, porque se notaba muy alegre, pero las dos éramos muy cabezotas, creo que la palabra que nos definiría mejor sería orgullosas.

La echaba de menos, la echaba mucho de menos. Sentía una enorme brecha en mi pecho, como si me faltara algo de mi ser, no había noche en la que no me durmiera sin pensar en ella. Me hacían falta sus sonrisas, su voz, su risa, sus gestos, sus abrazos...me hacía falta ella. Que dichoso era el mundo, ¿no podía dejarme ser feliz? ¿Tan mala persona había sido en otra vida para sufrir de esa manera? Todos habían notado en mí una ligera depresión, yo no creía que se me notara tanto pero al parecer no era así.

Incluso hasta Andrés me atosigaba con el tema, no había día en el que no me preguntase si dormía y comía bien, ¡qué pesadilla! Le quería mucho pero a veces no soportaba su compañía. Con el me sentía bien, me divertía y me relajaba mucho, pero jamás podría verle como algo más, era imposible. Por lo menos me reconfortaba mucho cuando se ponía cariñoso conmigo, me hacía sentir querida y eso subía un poco mi autoestima.

Marta y Javi estaban un poco cabreados conmigo por mi actitud, decían que era una niña pequeña por seguirle el juego a Ainhoa, si tan solo hubiera podido contarles la mitad de lo que sentía hacia ella, el dolor que tenía cada vez que pasaba de mí, me comprenderían. Me hubiera gustado mucho haber podido contárselo pero el miedo al rechazo o a la humillación era más grande de lo que había imaginado, y el hecho de quedarme sola me aterrorizaba. En el grupo se había integrado Sebas, nos caía a todos muy bien pero yo no podía evitar sentir un poco de celos al ver lo bien que se llevaba con Ainhoa, temía de que sus intenciones no fueran tan solo para una amistad.

Profesor: Podéis salir, feliz navidad- indicó levantando el brazo en señal de aprobación.

Todos: ¡Feliz navidad!- exclamaron todos, todos menos yo.

De repente se formó un enorme tumulto en la puerta, nunca lo entendería, ¿por qué tanta prisa por salir? ¿Acaso se quemaba el edificio o algo?. Cuando la puerta estuvo despejada recogí mis cosas y salí por la puerta.

En el pasillo me esperaban Javi y Marta, estaban hablando muy animadamente.

Marta: ¿Tienes algún plan para estas navidades?- me preguntó ella.

Yo: Me parece increíble que nunca te canses de preguntar lo mismo sabiendo que siempre vas a escuchar la misma respuesta- le dije sonriendo- No, mis padres se vuelven a ir de viaje.

Marta: ¡Perfecto! Estas navidades las pasas conmigo- anunció.

Yo: No no no, ni hablar. Tienes que estar con tú familia, yo tan solo sería un estorbo- le contradije.

Marta: ¡No seas tonta! Si a mi madre le encantas, le pregunté el otro día si podías pasar las navidades con nosotras, estuvo encantada con la propuesta. Claro, siempre y cuando tú quieras venir, no eres una molestia en absoluto- me sonrió, tan solo estaríamos su madre, ella, su hermana pequeña y yo, ella no sabía nada de su padre.

La miré asombrada, ella estaba con una sonrisa de oreja a oreja. Le sonreí también y la abracé fuertemente.

Yo: Pues claro que quiero boba, muchas gracias- le dije aún abrazada a ella.

Marta: De nada, es un placer- me susurró.

Javi: Me voy a poner celoso, ¡yo también quiero abracitos!- dijo sonriendo con voz de niño pequeño, noté como Marta lo miraba de una forma en especial, no supe identificar muy bien de qué se trataba.

Yo: ¿El nene quiere abracitos? Yo te doy un abracito- contesté con voz de niña pequeña también.

Javi: ¡Bieeeeen!- exclamó atrapándome entre sus brazos y moviéndome de izquierda a derecha.

Nos separamos y miramos a Marta, se estaba riendo.

Javi: ¿Y tú, no me das un abracito?- le preguntó mirándola fijamente con una sonrisa.

Ella se puso un poco roja, se acercó y se abrazaron muy cariñosamente. Después él le susurró algo en su oído haciéndola reír y se separaron.

Marta: Venga, vámonos ya- me dijo.

Caminamos fuera del instituto, por fin, un par de semanas de relax. Estábamos caminando hacia el coche de Marta cuando aparecieron Sergio y Ainhoa abrazados de la cintura, ella evitaba mirar a cualquiera de nosotros mientras que él estaba con una gran sonrisa.

Sergio: Tenemos una gran noticia que daros- nos indicó.

Javi, Marta y yo nos miramos dubitativamente, intentamos buscar la mirada de Ainhoa pero como antes ella tenía la vista baja.

Sergio: Ainhoa y yo volvemos a ser pareja- afirmó estrechándola en sus brazos, ella por fin se dignó a mirarnos con una leve sonrisa.

No podía creer lo que estaba escuchando, no podía ser cierto, no podía ser cierto. En ese mismo instante mi corazón se paró de golpe, la respiración me faltaba. Ella había clavado sus ojos en mí, yo intenté buscar algún signo en ella que me dejase saber que lo que Sergio había dicho no era cierto, pero no pude ver nada. Sentí como mi corazón volvía a ser apaleado, por la misma persona, del mismo modo, por la misma razón.


¡Aquí lo dejo! Bueno, como he ido diciendo unos días antes, por fin he escrito lo que piensa Alicia que creo que todo el mundo tenía claro que ella también estaba coladita por Ainhoa. Puedo permitirme agradecer especialmente a:

Cantodecuna: Me alegra saber que te gusta esta historia, muchas gracias pos las molestias.

Viviana: ¿Es mucha intriga o se puede soportar? Jajaja. Besos para ti.

Romina: Menos mal que me haces saber que voy bien con el relato, muchas veces me pierdo yo sola jajaja. Y sí, Marta es un poco loca, me recuerda a mí jajaja. ¡Besos!

Paulita800: Uff, acción entre las protagonistas habrá, pero seguramente no de la que esperas jajaja. Un beso.

Gia: Mujer acaba con tu vida ya, ¡entre las dudas dudosas y las intrigas intrigosas muy pero muy intrigantes no tienes nada que hacer! Jajaja Nah, es coña. La conversación de sus sueños mñas adelante se verá a qué se debe, veamos si tu excelente cerebro puede adivinar de que se trata, ¡de acuerdo? Jajaja. ¡Besos y abrazos!

HombreFX: Gracias por leer, me alegra saber que siempre estás al tanto de mis escritos y que te gustan. Un beso muy grande.

Sandokan: ¿Te ha parecido interesante este capítulo? Yo creo que algo debe de haber tenid, ¿o no? Jejeje. ¡Saludos!

Lupita: ¿Has leído en una tarde todos todos todos? Por que mira que Mi Salvación tiene capítulos, ¿eh? Bueno, eso significa que es muy adictiva jajaja. Un beso.

Biittersweet: ¡Síii volvíiii! Jajaja. Su accidente, como he dicho anteriormente, saldrá más adelante. Si tienes paciencia, sigue leyendo y lo descubrirás jajaja. Un abrazo.

Karina: Aish chica, que me vas a sacar tu los colores, pero los de las mejillas jajaja. Es un placer para mí ver que os guste lo que escribo y sobre todo leer los comentarios. Saludos.

Aurora la Diosa: Mmm ya lo veo, Andresito torradito con limón y sal, se me hace la boca agua jajaja. Pero sintiéndolo mucho, tendrá que esperar, por mucho que queráis (yo también lo querría xd) que lo eche ya del relato, aún le queda bastante por dar por culo y joder. La conversación es algo que se resolverá en un futuro, sigue leyendo y lo descubrirás :P. Y sí, Ainhoa se va controlando, ha conseguido no mirarle el pandero a Alicia jajaja. Yo si hubiera sido Marta al tío ese la cara precisamente no se la hubiera partido, pero me se de dos cosillas que más abajo sí que le hubiera cascado...jajaja. Un besazo para México guapa.

Abbey22: Que suerte que seas paciente, sintiéndolo mucho aveces tardo demasiado jejeje. Espero que te haya gustado.

Clauxs: Bueno, me alegro que te haya gustado mi historia, aunque no sé si te refieres a Ayúdame a recordar o a Mi Salvación. Si Mi Salvación no la has leído, date una oportunidad y hazlo, creo que te podría gustar y así me cuentas que tal (publicidad...xd) ¡Un beso!

Yulianaspy: Otra que me hace sonrojar, no creo que sea para tanto, me gusta escribir y lo disfruto más todavía sabiendo que a la gente que lo lee le gusta, pero muchas gracias mujer, ahora me has dejado con una sonrisa tonta jajaja. ¡Un beso!

Rocket8: Aquí tienes la conti, espero que te haya gustado, muchas gracias por leer. ¡Besos!

Espero que hayáis pasado un buen día en estas fechas de estar con la familia. ¡Feliz Navidad a todos!