Ayuda a domicilio VI

Al día siguiente a primera hora cuando se despertaron mis “invitadas” procedí a las presentaciones dejándole claro a Pe que Claudia era desde ese momento su tutora y se encargaría de su educación para su nueva vida, debería de obedecerla en todo y procurar aprender lo máximo posible ya que de ello dependerían sus condiciones de vida en el futuro.

AYUDA A DOMICILIO VI

Al día siguiente a primera hora cuando se despertaron mis  “invitadas” procedí a las presentaciones dejándole claro a Pe que Claudia era desde ese momento su tutora y se encargaría de su educación para su nueva vida, debería de obedecerla en todo y procurar aprender lo máximo posible ya que de ello dependerían sus condiciones de vida en el futuro.

Tras esta presentación les comunique que me ausentaría durante al menos una semana y que quedaba todo a su cuidado.  Cogí  la maleta y me despedí de ellas dándoles una palmada en el culo.

A mi regreso Claudia me detallo como habían transcurrido las cosas durante mi ausencia:

Según te  marchaste comencé con mi tarea. Lo primero fue entrar en el baño e iniciar lo que sería la rutina a partir de ese día. Para empezar sentarse en el wc y hacer las necesidades fisiológicas (mear y cagar), esa debía de ser su primera acción después de levantarse. Seguidamente meterse en la ducha donde lavaría su zona genital y procedería con lavativas tanto de su recto como de su vagina hasta que únicamente saliera de sus orificios agua limpia y para que no se hiciese la remolona ni la vaga en lo que a su limpieza se refería debía de beber el agua que expulsase cuando considerase que había finalizado. Ese sería un buen método para que se preocupase de hacerlo correctamente. Terminaría duchándose.

Claudia fue la primera en realizar la rutina mientras Pe la observaba sentada en un taburete, al final cuando Claudia lleno un vaso con el agua que salía de su culo y comenzó a beberlo, la cara de Pe demostraba el asco que sentía. Claudia le ofreció el vaso para que bebiera a lo que Pe se negó, le dijo que si era así de remilgada lo pasaría mal y que ahora se lo consentiría pero a partir del siguiente día debería beber y desde ese mismo día debía beber el líquido procedente de su cuerpo. Eso no admitía discusión. No se podían rechazar los “caprichos” de los señores.

Después del aseo matutino se dirigieron a la cocina para desayunar. El mismo consistió en algo de fruta fresca, cereales y zumo. Terminado el desayuno volvieron al dormitorio para vestirse y salir de compras. Claudia fue la primera en vestirse mientras Pe esperaba mirando al suelo la ropa que le daría su tutora. Después de mirar en el armario Claudia le dijo que no tenía nada adecuado que ponerse, debía de cambiar sus planes e irían a comprar ropa. Cogió una de sus braguitas de colegiala y se la guardo en un bolsillo para que se la pusiese cuando probara la ropa, no quería que la manchase con los fluidos que destilaba su sexo en todo momento.

Al final le dio un par de zapatos de tacón y una chaqueta de ¾ que apenas la cubría por debajo de las nalgas. Así salieron a la calle. Ya en el exterior tomaron dirección a la mercería que ya conocía Pe donde fueron recibidas con mucha amabilidad ya que ambas eran conocidas.

En la mercería les enseñaron una selección de lencería que creía que sería la más adecuada para realzar las cualidades de Pe. Las sugerencias fueron aceptadas por Claudia y quedaron en que les serian llevadas a última hora de la tarde. Al salir se dirigieron a una peluquería de la cual Claudia era cliente.

Nada más entrar saludaron a Claudia educadamente y le preguntaron que era en lo que podían ayudarla. Les presento a su acompañante y les dijo quien era y lo que necesitaba.

En ese momento de una de las salas salió una mujer que al ver a Claudia se dirigió a ella y la saludo con dos besos y le dijo:

Cuanto tiempo sin vernos, has cambiado de peluquera o ya no te arreglas tu jardín. A lo que Claudia respondió: últimamente estoy muy ocupada con el trabajo y debo de arreglármelas yo misma. Pero ya que hoy estoy aquí vamos a darnos un capricho, pero lo importante es mi pupila, va a necesitar mucho trabajo.

Pe te presento a Mila es mi peluquera, estaticen, masajista y otras cosas que ya descubrirás.

Mila aquí tienes  a mi pupila y ultima incorporación del “señor”.

No sabía nada de esta chica nueva, no me comento nada y estuvo aquí la semana pasada cortándose el pelo.

Eso no importa, debemos de prepararla para su próxima vida. Pe quita la chaqueta y deja que Mila vea a lo que debe enfrentarse.

Mila, ya puedes ver que necesita arreglar esa melena, hidratar la piel, manicura, pedicura, depilación  y podrás hacer algo con el felpudo de su sexo, rasca como un estropajo. Cuando arrimas la cara parece una lija.

Joder Claudia, no sabía que fueras tan delicada. No me jodas Mila, compruébalo tú misma, intenta comerle el coño y ya me diras.

Tienes razón, es como un cepillo de raíces de esos que  usaban nuestras abuelas para fregar el suelo. Leo  tenemos más citas hoy en la peluquería.

Leo: no jefa, nada concertado.

Mila: ok, cierra la puerta y apaga el aire acondicionado. Hoy no nos va a hacer falta, tenemos trabajo duro y será mejor ponerse cómodas.

Tras cerrarse la puerta y bajar la persiana tanto Mila como Leo se desprendieron de sus uniformes de trabajo quedando totalmente desnudas.

Claudia: si que os gusta la comodidad, bonitos diseños los que tenéis hechos en vuestros pubis, ¿son nuevos? No los vi en el book.

Leo: si, hay que innovar sino la repetición aburre.

Mila: Leo  empieza por lavar la cabeza de Pe con el champú hidratante y suavizante, puedes ponerle también los pies a remojo y que introduzca las manos en agua.

Leo: de acuerdo jefa.

Después comenzaron con nosotras, el cambo de Pe fue total como puedes apreciar a simple vista y lo que no puedes ver te gustara. Tanto en su caso como en el mío el bello de nuestros pubis son una verdadera obra de arte. Te los mostraremos mas tarde, hay que dejar alguna sorpresa para el final.

Tras salir de la peluquería era ya tarde, había oscurecido por lo que llamamos a un taxi para que nos trajera a casa.

Ya en casa cenamos una ensalada y al terminar Pe fregó y limpio la cocina. Cuando vino al salón donde yo me encontraba la hice sentar en el sofá a mi lado y le dije que tendría en  ese momento una clase teórica después de la cual le pondría un control de conocimientos sobre la clase.  Le puse en la televisión diversos videos donde se veía a mujeres realizando comidas de coño a otras mujeres, mamadas a hombres y alguna cosa más. La muy guarra se excitaba solo de verlo en la pantalla, su sexo brillaba por los jugos que destilaba, en diez minutos el salón olía a puta en celo. La reprendí por lo que sucedía amenazándola con dormir desnuda a la intemperie en el balcón si ensuciaba el sofá.

Se sitio acobardada y me suplico piedad ya que no lo podía evitar puesto que era incapaz de controlar su cuerpo. Apague el televisor y le ordene que fuera a su dormitorio y esperara a que llegase, la iba a evaluar de la teoría. Debería de comerme el coño como nadie y tendría que conseguir llevarme al clímax o de lo contrario sufriría las consecuencias.

Me demore en ir más de media hora puesto que quería que sufriera esperando y se diese cuenta de que ahora ella ya no importaba y debía de asumirlo. Su vida ya no era importante, era solo un objeto de disfrute.  Cuando llegue a su dormitorio la encontré frente a la puerta delante de la cama, estaba de rodillas, piernas separadas, brazos a la espalda, pecho fuera y vista al suelo. Una  esclava de libro. Sin dirigirme a ella fui a un lado de la cama y me senté a observarla. No se movió ni me dirigió la palabra en ningún momento, estaba asustada y excitada a la vez, la delataba su profunda respiración.

La tensión que estaba soportando era visible al ver como gotas de sudor descendían por su espalda. Me dirigí a ella pidiéndole que me demostrara que había aprendido de los videos que había visto. Se levanto y me pidió permiso para poder tocarme, la autorice y comenzó a demostrarme lo que aprendiera.

Empezó por soltarme  los botones de la blusa uno por uno lentamente para después abrir la blusa y separarla hacia los lados dejando mis pechos al descubierto e iniciar a besármelos suavemente pasando de uno a otro. Su siguiente paso fue lamer mis pezones y chuparlos hasta lograr que estuvieran firmes y duros, en este estado comenzó a morderlos aumentando la presión progresivamente evaluando mi respuesta y capacidad de soportar el dolor la cual era bastante elevada y quedo sorprendida así que al mismo tiempo los estiraba elevando mi cuerpo de la cama. Mi excitación iba en aumento aunque procuraba que no se notase puesto que no quería darle esperanzas.

La siguiente parte de mi cuerpo a la que prestó atención fue al pubis, se entretuvo recorriendo con la yema de sus dedos el vello púbico que habían recortado en la peluquería dejándolo con la forma de una manzana. Sus dedos se deslizaron hacia mi entrepierna buscando y encontrando mi clítoris el cual ya sobresalía fuera de su capuchón. Llevo hasta el su boca y empezó a besarlo, chuparlo e incluso morderlo. La zorrita sabía bien lo que hacía, me estaba llevando hacia un punto sin retorno. El “ORGASMO”.