Ay , papito

Un hombre maduro, heterosexual , casado y presuntamente feliz , conoce a un joven pariente polìtico lejano, que le mueve el piso, y lo lleva al extasis sexual.

Ay, Papito

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"No estamos locos, que sabemos lo que

queremos, vive la vida igual que si fuera

un sueño , pero que nunca termina…"

Ketama.

Cierro los ojos y te veo desnudo, completamente despojado de tantas cosas que suelen cubrir a las personas. Estás ahí en pelotas, con tu cuerpo de gimnasio y pecho de tabla de lavar. Con tu pelo rizado, largo hasta los hombros, con tu nariz aquilina y tus labios de mamador secreto de pijas, con tu pequeño vientre aplanado, cubierto por una fina senda de vellos que se desplazan hasta tu garcha gorda y grande, hasta el objeto de mi deseo, hacia tus huevos húmedos y tibios, hacia tu orto que me vuelve loco. Y aunque quiero gritar tu nombre no puedo. No puedo decir amo a ese muchacho hermoso que tantos otros desean, amo a ese machito divino cuyas tetas chuparía dia y noche, como si quisiera que acabase su leche tibia por alli. Amo a ese pibe grande que dice amarme locamente mientras juega con mis piernas, que acaricia mi pelo escaso, que se envuelve en mi cuerpo, que rie conmigo las risas que nunca reí antes. Y me das tu orto, tu culo , y me entregás tus nalgas gordas, redondas duras, tu cola de sueño , y te penetro y creo morir y me decis calmate, te va a hacer mal y yo suspiro…….

Tengo en mi boca todavía, el sabor de tu leche, tu esencia casi amarga y casi dulce, almendra casi pistaccio y miel, tu leche querida, tu lava que quema mi lengua, mi garganta, que hiere mis labios, que aniquila mi conciencia. Me siento valiente, único, especial, pues te he mamado, te he bebido por primera vez, como si al hacerlo, te quitara el elixir de tus jóvenes veintidós años, mientras yo me muero de deseo, de dolor, de desesperación.

Veni, me dijiste, acostate a mi lado y yo como un niño obediente, me tiré en tu cama de soltero, en tus sábanas con motivos incaicos, en tus brazos , en tu pecho que olía a un perfume francés que no pude identificar, y me largué a llorar como nunca creí que pudiera.

Vos no sabías que yo era aquel pariente polìtico de tu madre , marido de una prima segunda, que vivía en Rosario, burguesmente feliz con su mujer , hijos y nieto. Una empresa en marcha, socios, proveedores, contratistas, un verdadero ejecutivo del interior. Cincuenta y cinco años bien llevados, de esos que parece que conservaron su juventud escondida, en un torrente de su sangre o debajo de las axilas, o alli donde las ingles se hacen sexo y que en plena madurez se dan cuenta que no han vivido y que no han sido felices y que su vida hogareña familiar barrial y ciudadana no es lo que parece y que estás cada vez mas solo, mas desorientado, mas confuso, y que frente al espejo quisieras tapar aquella arruga que te sonrìe con sorna cuando te ponés los anteojos y aquella cana que se desliza por tu cabeza de adulto, por tu pecho maduro.

Y a los 55 me di cuenta un día, que mis posibilidades escaseaban, que mis años se acumulaban y que estaba encerrado en una vida que no había querido, que no me daba placer, que no tenía sentido.

Y en aquel casamiento de familia , te conocí sin saber que ibas a entrar en mi vida, derrumbar mi mundo, enloquecer mi sangre, y destruir sin querer , poco a poco, mis treinta y pico de años de familia ejemplar….

Lo primero que noté de vos, y perdoname si soy morboso, fue tu culo. Es uno de esos culos que dicen "atrevete si sos valiente", un culo gordo musculoso, de deportista, redondo, sensual, de esos que estiran las telas, destiñen los colores, atraviesan la brisa primaveral con deseo y sexo. Un culo que aquel pantalón negro ajustado, destacaba especialmente y que tu caminar tan pero tan pesado resaltaba aún mas. Luego nos miramos a los ojos y según contamos después, esa mirada nos causó erecciones simultáneas, que a vos gay asumido aunque secreto, no te pareció raro, pero que a mi hetero confeso y desafiante, me llenó de confusión.

Aun no recuerdo lo que hablamos aquel primer día , ni que pasó en nuestra cita de dos días después, salvo que desde la noche en que te conocí, me olvidé de mi mujer, y comencé una seguidilla de pajas adolescentes mientras me duchaba y recordaba lo bueno que estabas, lo sexy que eras, lo malditamente seductor y atractivo que te recordaba.. Cuánta leche derramada por tu causa perdida, por tu amor imposible, por tu piel y mi calentura : esas ganas locas de coger con vos.

Te esperé en aquella esquina medio perdida frente a un locutorio, a dos cuadras de tu casa y subiste a mi auto, y sin saludar me preguntaste adonde íbamos y yo te dije hola y vos acercaste tu boca a mi mejilla bien afeitada, y me diste un beso con aliento a pastillas de mentol, a pasta con brocolis, a deseo bien disimulado y ganas de volar, partir, soñar, en un carrousel de locuras varias, esas ganas de vivir una historia conmigo.

Terminamos en un hotel por horas que olía a desodorante perfumado a jacinto y a jazmin, pero que parecia un desinfectante contra las hormigas, y apenas cerré la puerta, frunciste la nariz, oliste el ambiente y te largaste a reir y te pusiste en bolas para mostrar tu belleza, tu juventud, tu falta de temor al presente porque tenes todo por delante y yo todo vestido me acerqué a vos y te toqué el culo , esas nalgas preciosas y suaves , tus nalgas redondas lampiñas y gordas que se hicieron manteca en mis manos y suspiraste y me tiraste desde el cuello del saco hacia la cama donde nos dimos aquel beso increíble, aquel beso de labios quemantes, lengua y saliva, aquel beso macho que me hizo retorcer las tripas, que me hizo calentar como una llamarada, a mi , el señor casado y hetero `por vos el gay demasiado hermoso que me habia seducido con la mirada.

Me saqué como pude la ropa, y la hice caer sobre el suelo discretamente alfombrado, y nos seguimos besando. Comeme papito me decías , comeme y yo te comí todo, con hambre con devoción, con sed… Te comí esa lengua larga y rosada que tenés , te comi esa boca que pide besos a los gritos, te comí las tetitas gordas y dulces y el orto que palpitaba como un corazón bajo mi lengua, y te chupé los huevos gordos grandes, húmedos, que olían a lustre de muebles con aroma a limón no se porqué, y finalmente me diste tu pija para que me la chupara si tu pija de estatua de carne bien caliente y me cogiste la cara como nadie en mi vida lo había hecho y yo pedía mas , y vos me dabas pija, y gritabas, querías pija papi , aquí la tenes papito mi pija es tuya, chupala, comela, sacame toda la lechita que es tuya papi comeme todo, ahhh siiiiiiiii, y yo chupaba tu verga gloriosa, mientras vos despeinabas mis canas, y encontrabas un rincón remoto y fragante de mi cuello para lamerlo con tu boca mojada y tus labios ardientes, y lo acaricabas con tus manos tibias e infinitamente suaves , ay amor

Y me acabaste tanta leche sobre la cara, el cuello, el pecho, y tu leche era como una loción humectante sobre mi piel reseca, como una lluvia largamente esperada sobre mi cuerpo, tierra seca, tierra de nadie, campo sediento, desierto de soledad y abandono. Te levantaste y en la oscuridad del cuarto apenas la luz de la luna iluminó tus espaldas anchas tus caderas estrechas, tu culo redondo y parado y esas piernas largas gruesas, piernas de macho que me enloquecieron….

Al volver del baño, te acercaste a la cama y pusiste tu pie grande, tu pie de hombre en mi cara y yo sin que pudieras sacarlo comencé a chupar tus dedos, uno a uno y vos gemías de deseo, porque sabias que cada uno de ellos eran en mi calentura como pequeñas pijas que me daban placer

Y brutalmente caiste en la cama con tu metro y ochenta y nueve y me buscaste , con tu piel enfriada por el invierno, y te recibi en mis brazos, y te calenté con mi cuerpo, mi cuerpo de hombre maduro y curtido que cubrió tu piel suave y casi sin vello, tu piel que se entregó tan facilmente a la mía que me puse a temblar. Y temblé cuando te sentaste en mi pija erecta mirando hacia mi, y cuando con dolor mi pija se hacía camino por tu orto maravilloso, y temblé con cada uno de tus gritos , con tus ayyy ahhh me duele aiiii y luego con tus gemidos mientras subias y bajabas, con tu piel de terciopelo y seda por mi verga dura y gorda, por mi raíz de cincuentón enamorado que coje por primera vez un culo de machito, mmmm mmm que placer papá decías y me pedías que siguiera que siguiera, cogeme papa cogeme con todo, decías y yo hubiera querido seguir poniéndotela por horas para sentir ese placer de penetrarte hasta los tuétanos y bombearte mientras mi leche madura , mi leche añejada en cubas de piel , hervía impaciente en mis huevos, y con cada embestida , con cada golpe que mi verga daba en tu culo , creía acabar o morir que es casi lo mismo, y seguia martillando, bombeando en tu orto hasta que me venció el orgasmo y me hice líquido, me hice llanto, me hice leche y me hice lágrimas. Porque supe en ese momento que no era un sueño y que te amaba deseperadamente.

Ahora sabes la verdad, somos casi parientes, somos casi familia, soy un padre de familia bien chongo. Perdidamente enamorado de vos loco de deseo por tu cuerpo, muerto de pasión, que jamás reconocerá que es lo que siente, que nunca podrá decirlo a los cuatro vientos, que pretenderá que esto que nos toco vivir fue un sueño, la fantasía de un loco que desvariaba, un hombre mayor que deberá conformarse con verte partir, con perderte mientras la vida, esa vida cruel que me tocó vivir, sigue su curso.

galansoy

En mi relato Nro 80 para esta página, un saludo a todos y cada uno de mis lectores. Siganme escribiendo y valorando mis cuentos. Besos, g.