Avería en casa

Patricia tiende una trampa al fontanero

Para Patricia el verano estaba pasando rápido. África había acabado sus vacaciones y su vida había perdido un poco de emoción. Seguía disfrutando de la piscina y de no llevar ropa el mayor tiempo posible y había prescindido por completo de la ropa interior cuando iba por la calle. Con África habían quedado en seguir viéndose, pero entendía que tenía una vida complicada y que no tendrían tanta actividad como los pasados días.

Pese a que seguía masturbándose casi a diario, la actividad no resultaba suficiente y andaba bastante cachonda, a cada rato se sorprendía recordando momentos en la piscina o aquella sorprendente noche con David, la pareja nada convencional de África. Incluso rondaba por su cabeza si alguno de los chicos del barrio que estaba prendado de ella habría cumplido los 18 para pegarle un polvo y que se le bajase de paso la calentura.

Ese día recibió la llamada de María, una amiga de toda la vida, que hacía ya un tiempo que no se veían y que si le apetecía quedar con ella esa tarde. Patricia la invitó a la piscina que cuidaba y decidió terminar las labores por la mañana y dejar la piscina para la tarde. Al menos estaría bien acompañada y se pondrían al día con las novedades de una y de otra, siempre era agradable hablar con ella.

Después de comer se disponía a salir de casa cuando se dio cuenta de que hacía tanto tiempo que no usaba bikini que iba a salir sin nada debajo. Buscó uno y se lo puso, no sabía si María se incomodaría si estaba desnuda, al menos podría tomar un poco el sol y pegarse un baño para refrescarse.

María era una chica que tenía bastante éxito con los tíos, pero tenía una vida sexual desastrosa, podíamos decir que tenía buen gancho, pero por una u otra razón, no llegaba a tener experiencias satisfactorias. A Patricia le encantaba escuchar sus peripecias porque muchas veces las cosas que contaba terminaban por disparar su imaginación y se excitaba por las situaciones que se presentaban.

-El otro día estuve tonteando con Juan el tubería.

En el pueblo todo el mundo tenía un mote, le pesase al que le pesase. Juan era un chaval que antes de empezar el bachillerato había estado trabajando con su padre que era fontanero, y que al jubilarse este, había seguido con el negocio. Hasta los 17 años había estado bastante gordo, y era muy callado. Ahora estaba bastante bien, parecía que el trabajo lo había convertido en un tío cachas.

-¡Pero qué me dices! Si es tan tímido que cuando lo saludas por la calle agacha la cabeza y ni devuelve el saludo… ¿Lo emborrachaste?

-Bueno, la verdad es que estábamos en el bar a última hora, solo quedábamos unos pocos y lo invité a una copa, el me invitó a otra y bueno, se soltó un poco y pudimos hablar.

-Pero eso de tontear… venga cuenta.

-Pues nada, que andaba un poco caliente y bueno, era de lo mejorcito en el bar, y ya sabes lo que dicen… que lo de el tubería no solo es por que trabaja de fontanero…

-Pero bueno, yo siempre he pensado que era un bulo que andaba por aquí.

-Pues parece que no, me lo contó mi primo, que cuando jugaban al fútbol, en los vestuarios se liaba bastante. Y parece que con lo inseguro que es, pues al final terminaba duchándose en su casa o con un bañador puesto.

-Joder, vamos que querías catar si era cierto o no. ¿Qué pasó al final?

-Bueno, pues estuvimos hablando sin más. Me interesé por su trabajo y por las cosas que le gustan, la verdad es que hasta conseguí que me mirase a la cara un par de segundos seguidos, y hasta creo que un par de veces estaba mirando mi escote.

-!Oh, vaya! Menudo ligoteo ehhh…

-Pues eso fue sin más, estuvimos hablando un rato, y le dije un par de veces si se venía a casa “a seguir con la charla”… pero se ve que o no le apetecía o se cortó y ya nos fuimos cada uno para su casa.

-Pues vaya faena.

-Ya te digo, no se yo si me lo encontraré otra vez en una situación como esa.

-Bueno, a lo mejor se va soltando el chaval.

-O se vuelve mas introvertido...

La tarde siguió con la cháchara, Patricia puso al día de sus aventuras con África, y le contó de forma suavizada el encuentro con David, como si hubiera sido un trío sin más. A María se le salían los ojos con los detalles. Hacía preguntas sobre como se habían desarrollado los hechos e incluso le preguntaba cuanto le medía a David, si no le había hecho daño tanta polla dentro.

Cuando ya se despedían María le dijo:

-Si ya andaba caliente, ahora voy a tener que buscarme alguna solución, si quieres venirte esta noche saldré de caza a ver quien se viene a casa conmigo.

-Ya sabes que si es ese plan al final me quedo sola rápido… Si me apunto te llamo, ¿vale?

-Venga, pues ya hablamos.

Patricia se fue para casa. Se puso fresca y se le fue la mano imaginando el tamaño que tendría la polla de Juan. Como siempre, su imaginación iba a mil por hora y en menos que canta un gallo había tenido 3 orgasmos.

Se le ocurrió que podía intentar engatusar a Juan, en casa tenían un par de desagües que de vez en cuando olía fatal. Lo llamaría y vería si podía quitar esa timidez de encima. Cogió el teléfono y quedó con el para la mañana siguiente.

Se fue a la ducha y su cabeza seguía dándole vueltas al plan del día siguiente. Su ducha es de esas que tienen diversas posiciones y presiones y para lavarse el pelo le gusta usar la que sale 3 chorros fuertes. Después de aclararse el pelo enchufó el agua hacia su coño. Al principio dio un respingo por la brusquedad de la presión, pero en menos de dos minutos estaba apoyada contra la pared disfrutando del enésimo orgasmo de la semana.

Para después de la cena ya tenía su plan en mente. Ya solo quedaba que Juan contribuyese al buen desarrollo.

Por la mañana se despertó temprano y desayunó. Después de haber recogido la cocina se puso un picardías que contenía a duras penas sus tetas y que le llegaba justo por debajo del culo. La verdad es que dejaba poco a la imaginación, pero su plan consistía en que si Juan no tenía imaginación, las imágenes se le aparecieran directamente, sin dejar poco, precisamente a la inventiva.

Estaba esperando tirada en el sofá y estaba conteniéndose por no masturbarse, estaba bastante mojada porque la situación le ponía demasiado. Esperaba que Juan no tardase mucho. Cogió un libro para pasar la espera, a los 20 minutos sonó el timbre. Se levantó de un salto que casi se le sale una teta, después de colocarse un poco y respirar profundamente fue a abrir la puerta.

Juan iba cargado con una bolsa de tipo bandolera con un puñado de herramientas. La cara que puso fue increíble. Entre que no le salen palabras normalmente y que se puso rojo como un tomate, se quedó ahí plantado mirando a Patricia.

-Buenos días, Juan.

-Buenos…

-Te estaba esperando, venga, pasa, que te cuento.

Dicho esto se dio la vuelta y se encaminó hacia la cocina meneando el culo de forma provocativa. Cuando llegó a la puerta de la cocina Juan estaba todavía en la puerta de entrada, mirándola de cintura para abajo. Le dedicó una amplia sonrisa y le dijo:

-Pero bueno, ¿entras o no?

-Mmmssi…

Juan la acompaño a la cocina y Patricia comenzó la explicación. Le fue contando que los desagües cada pocos días olían fatal, sobre todo el aseo y la cocina. Juan le preguntó si había notado si los olores subían directamente del desagüe. Patricia aprovechó esta pregunta para abrir los armarios de debajo del fregadero e inclinarse hacia dentro para señalar que a veces el armario olía fatal por dentro, señalando las tuberías que salían de la pared. En esa postura su culo y su coño estaban al descubierto. Sus pezones se habían puesto durísimos y parecía que iban a atravesar la tela que los cubría. Estuvo en esa posición meneando el culo mucho más de lo que la explicación hubiera tardado, pero estiró esta para poder exhibirse mas ante Juan. Notó como éste daba un paso para atrás… podría ser para ver mejor el interior del armario… o para tener mejor ángulo de su culito. Cuando se levantó vio que Juan estaba mirándola fijamente. Parecía que su plan iba viento en popa, porque Juan parecía que usaba la bolsa para cubrirse la entrepierna, posiblemente fruto de la erección que le estaba provocando.

-Ven, que te enseño por donde huele en el aseo. Suelta esa bolsa hombre que no te la voy a robar.

Agarró de la cinta la bolsa, este movimiento pilló desprevenido a Juan, que no supo que hacer entre taparse el bulto que tenía en el pantalón o agarrar las herramientas. Patricia se quedó mirando su paquete y al parecer si que iban a ser ciertos los rumores. Lo cogió de la mano y se lo llevó al aseo.

-Mira, por aquí suele oler también un montón.

Se agachó otra vez, esta vez para separar la alfombrilla que tenían delante del lavabo y cubría el bote sinfónico. Para acrecentar el movimiento no dobló nada las rodillas quedándose totalmente en pompa. Al levantarse pudo comprobar que Juan estaba cada vez mas rojo, notaba como estaba sudando posiblemente de puro nerviosismo. Esta vez estaba con las manos cruzadas delante de la erección. Patricia decidió seguir con su plan, y aunque los olores solo salían de los desagües se subió a la taza del water para señalar a la cisterna. En esta posición no dudaba que Juan estaba teniendo una visión privilegiada de su entrepierna. Fue cargando el peso de una pierna a otra para mostrar “sus encantos”. Se giró y vio que Juan no le quitaba ojo de encima. Confirmaba que su plan estaba estaba surtiendo efectos.

Alargando una mano hacia atrás preguntó:

-¿Me ayudas a bajar?

-Claro

Entonces en vez de sujetar la mano que Juan le estaba ofreciendo decidió dejarse caer hacia atrás. Si Juan no la sujetaba iban a darse un buen golpe. Por suerte éste tuvo reflejos y la sostuvo, sujetándola como si la estuviera abrazando desde atrás, sus manos estaba justo en la parte baja de sus tetas. La estaba abrazando de una forma firme, sin apretar demasiado, pero con el movimiento una de sus tetas se había salido lo suficiente para mostrar el pezón completamente duro por fuera del picardías. Patricia tenía sus manos hacia atrás y al girarse un poco pudo notar que la polla de Juan parecía que iba a reventar por encima del pantalón.

-Vaya, no se lo que me ha podido me he mareado un poco, será de estar agachándome con este calor. ¿Tu también tienes calor?

-Si, un poco.

-Eso lo arreglamos ahora, vamos a la cocina a por un poco de agua. -Patricia se abanicaba con una manó haciendo que sus tetas se bamboleasen sin control ahora que una estaba fuera.

Patricia salió del aseo, iba a colocarse un poco la teta, pero decidió hacerse la distraída, fue a la cocina y cogió dos vasos del armario, para lo cual tuvo que ponerse un poco de puntillas y enseñar otra vez sus encantos, abrió el frigorífico y apoyada en la puerta se agachó otra vez para provocar otra vez a su invitado. Sirvió los dos vasos y le dio el suyo a Juan, que se quedó de pie bebiendo. Ni corta ni perezosa ella se sentó en la encimera y el picardías al subir se le quedó por la cintura. Juan intentaba no mirar, pero de vez en cuando sus ojos lo traicionaban, quedándose un par de segundos mirando su coñito. Al tener el vaso en la mano había dejado de cubrir su erección. Patricia estiró una pierna y acercó el pie a la polla. Estaba durísima quizá por efecto de estar atrapada en el pantalón. Comenzó a acariciar la polla por encima del pantalón, mientras Juan no dejaba de mirar a su escote, posiblemente porque llevaba una teta fuera. A sabiendas de que la respuesta sería que no, preguntó.

-Te incomoda.

-No… pero…

Se adelantó a lo que fuera que iba a decir y lo atrajo, rodeándolo con sus piernas. Le desabrochó el pantalón y metió la mano dentro de sus calzoncillos. Ahora podía confirmar que lo que decían era cierto. Tenia una polla descomunal. Tiró del elástico hacia abajo y la dejó al aire.

-Menuda polla te gastas, seguro que te lo han dicho muchas chicas.

-Esto… Bueno… no tengo mucho éxito… La verdad…

-No me digas que aun no has follado con una mujer.

Ahora estaba mas colorado que antes. Con la mano detrás de la cabeza como si se rascase dijo:

-Pues la verdad es que no.

-Oh, vaya! Pues mira eso lo vamos a solucionar ahora mismo. -Patricia lo miraba fijamente, con una sonrisa entre coqueta y de pilla.- Primero vamos a ver como vas de lengua. Cómeme un poco el coño antes.

Juan dudó un instante, pero Patricia lo agarró de la camiseta para que se agachase mientras ella abría un poco más las piernas, para facilitar la labor. El sacó la lengua y la puso a trabajar. Tenía movimientos un poco toscos, pero parece que se sabía lo básico. Al acercarse a su clítoris un escalofrío recorrió la columna de Patricia de arriba a abajo. Ella estaba ya muy mojada de antes por la excitación de la situación así que no tardó en correrse mientras Juan seguía lamiendo y chupando su coño. Al cabo de un rato decidió bajarse de la encimera para hacerle una buena mamada. Se puso de rodillas delante de Juan y ahora pudo observar la pedazo de polla que tenía. Comenzó dándole unos lametones de arriba a abajo y luego se centró en el glande, rodeándolo con la lengua y jugando con el frenillo.

Juan resoplaba fuertemente, parecía que la polla le iba a reventar. Al intentar metérsela en la boca pudo comprobar que no solo la tenía larga, sino que además tenía un dinamitero considerable, incluso mas gorda de lo que la tenía David. Le estaba costando metérsela en la boca, pero comenzó a chupársela con ansia. Desde esa posición miraba hacia arriba y veía que Pedo estaba como mirando para el techo. Con una mano le masajeaba los huevos y con la otra comenzaba a masturbarlo mientras se la chupaba.

No llevaba ni dos minutos cuando la respiración de Juan se volvió mas rápida y lanzó un gemido. Patricia no pensaba que iba a durar tan poco y esto la pilló desprevenida, llenándose su boca de la generosa corrida que salió de Juan.

-Uhhhggmmm. Perdona no quería…

Patricia lo miró a los ojos y como había aprendido con David, se tragó toda la corrida que tenía en la boca. Lanzándole una sonrisa de descaro.

-No pasa nada, ven aquí que te la limpio entera.

Patricia siguió chupando y pudo comprobar que la erección de Juan no bajaba. Le terminó de quitar los pantalones y los calzoncillos y le agarró la mano llevándoselo al salón. Lo empujó hacia el sofá y se puso de rodillas sobre el asiento para meterse la polla en el coño. La agarró primero y la pasó un par de veces para que se lubricase bien de los jugos que salían de su interior y se la metió de golpe. Un gemido de placer salió de ambos. Aprovechó el momento para sacarse el picardías de encima. Estuvo así un par de segundos simplemente para acostumbrarse a su tamaño y comenzó a cabalgarlo. Esta vez parece que le iba a durar mas, después del primera asalto parece que estaba más calmado. Cada vez que la polla llegaba hasta lo más profundo de su coño, Patricia lanzaba un grito de placer. Las tetas de Patricia iban botando acompañando al movimiento de cada penetración.

-Mmmmm Siiii. ¡Pellízcame los pezones!

Las manos de Juan se abalanzaron sobre las tetas y se puso a pellizcar. Sus movimientos eran rudos y apretaba fuertemente haciendo que incrementase el placer que experimentaba Patricia.

-Me corro, Juan, me corroo.

Juan como si no fuese la cosa con el la cogió por las axilas y comenzó a sostenerla para luego dejarla caer sobre su polla, en menos de un minuto había encadenado otro orgasmo y con esta actividad no sería el último, Juan resoplaba, pero en esos momentos estaba ella mas cachonda que el, consiguiendo otro orgasmo que hacía que las piernas empezaran a temblarle. El lanzó un grito y se corrió dentro del coño de Patricia, inundándola de la misma manera que antes en la boca.

Siguieron un poco más mientras ella se volvía a correr y se levantaba.

-Bueno Juan. ¿Cual es el diagnóstico, pues?

-¿Cómo?

-Jaja, de los desagües.

-Ehh pues bueno, tendré que venir otro día para revisarlos.

-Bueno pues cuando tengas un hueco quedamos y me los arreglas.

Juan comenzó a vestirse mientras Patricia se quedaba desnuda apoyada contra la pared del salón. De su coño iba goteando toda la corrida con la que Juan la había llenado.

Se despidieron y Patricia llamó a María.

-Hola María. Hoy he tenido una emergencia en la casa y ha venido Juan… Y si, te confirmo que tiene una buena tubería el chaval.

-¡Qué guarra eres! ¿Te lo has follado?

-Solo un poco, ehh.

-Jaja, no tienes remedio

Patricia le contó con pelos y señales como había urdido el plan para follarse a Juan y se sintió orgullosa de poder ser ella la que tuviera una historia caliente con alguien que ella no había podido llevarse a la cama.