Aventuras gracias a papa II
Tras follarme a una mujer con mi padre ahora vuelvo a repetir con ella, pero yo solo
Allí estábamos mi padre y yo, comiendo en el salón en la misma mesa que mi madre, cuando hace un rato nos estábamos follando a otra mujer entre los dos. Tenía una sensación rara viendo como mi padre se portaba con total naturalidad con mi madre cuando hacía un rato tenía su polla metida en el culo de María, mientras ella me follaba a mí sobre mi cama. Me sentía un poco mal por mi madre, aunque tenía muy claro que yo no estaba haciendo nada malo. Yo me había follado a una mujer gracias a la ayuda de mi padre, pero en realidad el problema era que él también se la había follado estando casado y a saber cuanto tiempo llevaba haciéndolo.
Después de comer ayudé a mi madre a recoger la mesa casi sin cruzar una palabra, en cambio mi padre dijo que estaba agotado y se fue a dormir un rato la siesta. Menudo cabrón, estaba agotado de haberse follado a otra mujer durante toda la mañana. Yo la verdad es que también me tumbé un rato y a las 5 y media de la tarde decidí que tenía que salir a la calle y despejarme un poco para analizar lo que había pasado, me había follado a una tía con mi padre. Llamé a mi mejor amigo del instituto para salir a dar una vuelta y airearme un poco hablando por el centro.
A las 6 estábamos en la calle hablando de cualquier cosa que me quitase lo que había hecho esta mañana de la cabeza: fútbol, baloncesto, la universidad… Estuvimos dando una vuelta por la zona de Plaza de España y Gran vía y decidimos entrar a tomar algo a una cervecería. El cabrón de mi amigo estaba bastante salido y cada vez que nos cruzábamos con una chica mi le ponía nota y eso lo único que hacía es que a mi mente volviesen las tetas de María botando mientras me follaba esa mañana. Allí estuvimos un buen rato tomando unas cervezas y como yo quería llegar a cuando mis padres estuviesen ya acostados para no cruzarme con mi madre, le comenté de ir a un pub irlandés cerca de la Puerta del Sol. Cuando llegamos allí la mayoría de las personas que había eran turistas, para variar. Nos sentamos en una mesa antes de pedir nada, justo al lado de otra llena de mujeres extranjeras. Mi amigo se levantó y fue a pedir unas pintas a la barra mientras yo esperaba a que volviese, y cuando ya regresaba con las cervezas le asaltó una mujer del grupo que teníamos al lado. Los dos empezaron a hablar y pronto se añadió otra mujer a la conversación. Al rato los tres se dirigieron a nuestra mesa y cada una de las mujeres se sentó al lado de uno nosotros. Mi amigo me presentó a las dos mujeres. La que se sentó al lado de mi amigo se llamaba Laura y era de Estados Unidos, mientras que la que se sentó a mi lado se llamaba Stephany y era canadiense. Laura era un bombón de mujer, era rubia, blanca y tenía un cuerpo de modelo, quizás un poco delgada para mi gusto. Por su parte Stephany era también rubia y blanca, aunque era una mujer más ancha, tenía sus curvas y eso me gustaba. Las dos mujeres nos sacaban como diez años y por lo que parecía las dos tenían bastantes ganas de jugar. Empezamos a hablar cada uno con la chica que tenía al lado y Stephany me contó que eran profesoras que estaban estudiando español en Madrid y por eso lo hablaban tan bien. Cuando Stephany y yo quisimos darnos cuenta, Laura y mi amigo ya se estaban comiendo la boca y se fueron a un lugar más oscuro del pub, ya que todas sus amigas estaban mirando hacia nuestra mesa. Nosotros seguimos hablando y la conversación cada vez fue girando más en torno a nuestra vida social, cada vez estábamos más cerca y como era inevitable ya también comenzamos a liarnos. Ella no quería ser el centro de todas las miradas del bar, por lo que decidimos salir a la calle a enrollarnos en un portal después de pagar nuestras cervezas.
Fuimos andando hasta un portal de la acera de enfrente y comenzamos a liarnos, pronto me di cuenta de que ella tenía tantas ganas de fiesta como yo creía y empecé a tocarla el culo. Lo tenía bastante duro y llevaba un tanga bastante suave. Dejé de besarla en la boca para hacerlo en el cuello y viendo como estaba ella de excitada pasé a meter mi mano por la parte delantera del pantalón. Llevaba el coño depilado y lo tenía chorreando, estaba más caliente que una perra en celo. Mientras volvía a comerla la boca empecé a hacerle un dedo. Metía y sacaba de su raja mi dedo índice lo más rápido que podía y ella cada vez me comía la boca con más lujuría y con más ganas. Pronto ella también empezó a sobarme la polla por encima de los pantalones, palpando lo dura que estaba. Yo ya había metido dos dedos más y la hacía disfrutar masturbándola, estaba cachondísima y no habría puesto ningún inconveniente si hubiese intentado follármela en medio de la calle. Ella también quiso pasar a la acción y me bajó la bragueta para meter la mano en mis calzones, sin que yo parase de hacerle el dedo. Ella me sacó el capullo y se puso a sobarme la polla y los huevos. En eso estábamos cuando Laura y mi amigo salieron del pub de la mano. Yo saqué mi mano de sus pantalones y me subí rápidamente la bragueta tratando de disimular. Cogí a Stephany por la espalda tocándola el culo y nos dirigimos hacie ellos. Según dijeron se tenían que ir pronto para que no les cerrasen la casa y no se habían dado cuenta de la hora que era. Stephany y yo intercambiamos los teléfonos y nos dimos un buen morreo, nos habíamos quedado los dos más calientes que otra cosa con grandes ganas de echar un polvo. Tras despedirnos y quedar en vernos otro día cada uno se fue por su lado.
Yo y mi amigo fuimos a ópera a coger el metro y de camino me contó que se la había follado en el baño. Él había bajado al baño, ella bajó detrás de él y se metió con él en el baño y le pidió que la follase. Me contó como ella le había follado encima de la taza y todo lo que habían hecho, incluso me enseñó el tanga negro que le había dado Laura, estaba empapado. Laura además se la había mamado antes de que se la follase y como después de hacerlo con condón por el coño le había dejado darle por el culo sin preservativo. Su relato me había puesto cachondo. Al rato nos tuvimos que separar para ir cada una a su casa y quedamos en vernos los cuatro otro día para que Stephany y yo pudiésemos rematar. Nada más llegar a casa estaba empalmado como hacía un rato y tuve que hacerme una paja con el olor de Stephany todavía en mis dedos. No tardé demasiado en correrme y así me quedé dormido.
Al día siguiente era sábado y tan pronto como me levanté, me di una ducha y me fui a la biblioteca a estudiar todo el día, no tenía demasiadas ganas de hablar con mis padres. Todavía no comprendía que mi padre engañase a mi madre y me sentía incómodo. Tras pasar la mañana estudiando quedé con algunos amigos de la facultad para comer y dar una vuelta por la ciudad, estuvimos tomando unas cervezas y ya cansado a las 9 y algo de la noche decidí volver a casa.
Al llegar no había nadie, así que decidí ponerme un rato en el ordenador y al rato meterme en la cama sin nada que hacer. Así pasé el domingo y cada vez iba recuperando más la normalidad con mis padres, tanto que pasé un principio de semana bastante normal. El miércoles por la tarde llamé a mi amigo y juntos quedamos con Laura y Stephany para el domingo tomar algo en su piso. Yo ya estaba caliente con ganas de echar un buen polvo y no sabría si podría aguantar hasta el domingo por la noche.
Al día siguiente estando en el baño me llevé una sorpresa que cambió mis planes para esa semana. Fui a mear y al ir a lavarme las manos me fijé en el cesto de la ropa sucia. Encima del montón de ropa había algo que no había visto nunca antes en casa. Era un tanga rosa bastante pequeño, que obviamente tenía que ser de mi madre ya que no había más mujeres en la casa. Nunca había visto a mi madre como una mujer de verdad hasta entonces, solo era mi madre, pero al ver ese tanguita noté algo raro. La verdad es que nunca hubiese imaginado que mi madre llevase ese tipo de ropa interior tan sugerente y tan pequeña. Pensándolo bien mi madre no estaba nada mal y era una mujer a la que cualquiera se follaría sin ningún problema. No entendía que mi padre se follase a María teniendo las 24 horas a una jaca como mi madre a su disposición. Ese tanga había despertado algo en mí y creo que ya no iba a volver a ver a mi madre como lo había hecho hasta ahora, era toda una hembra.
Me había puesto cachondo pensando en mi madre y no me gustaba. Para sacarme a mi madre de la cabeza decidí llamar a María para intentar quedar al día siguiente en mi casa, ya que según había oído mi padre tendría que dar clases en la universidad toda la mañana. Hablé con María y los dos quedamos en vernos al día siguiente en mi portal para pasar una buena mañana juntos, ya que ella trabajaba por la tarde. Todo era perfecto, ya que mi madre los únicos dos días que no estaba en casa por la mañana eran jueves y viernes. A pesar de lo excitado que estaba con el tanga de mi madre y la voz de María por teléfono no quise masturbarme y me fui a mi habitación a prepararlo todo para el día siguiente.
Nada mas levantarme, desayuné, me duché y salí a comprar unos preservativos porque el único que tenía lo había usado el viernes anterior con María. Aún quedaba hora y media para mi cita con mi amiga, así que me puse a ver la televisión para hacer un poco de tiempo. Tal era mi excitación que me imaginaba follando con cada mujer que aparecía en la pantalla, fuese quien fuese.
Llegó la hora y decidí bajar a esperarla al portal, 2 minutos más tarde apareció ante mí. Llevaba unos jeans bien apretaditos y un abrigo muy elegante. Cuando llegó a mí, sin siquiera saludarme, me besó en los labios. Fue simplemente un pico y rápidamente le agarré de la mano y subimos a casa. Ya en el ascensor le comencé a besar en la boca y la ayudé a quitarle el abrigo. Debajo llevaba una camiseta de tirantes de color blanco que la marcaba perfectamente sus pechos bajo el sostén. Por fin llegamos a nuestro destino y con todas la prisas del mundo abrí la puerta. Ella conocía la casa y le hice pasar al salón mientras cerraba la puerta y colocaba nuestros abrigos. Cuando llegué me hizo sentarme en el sofá y ella se sentó sobre mí. No teníamos nada de lo que hablar, los dos sabíamos para que habíamos quedado y no teníamos ningún interés en retrasarlo, los dos teníamos ganas.
Comenzamos a besarnos y yo, que no quería perder el tiempo, empecé a sobar su precioso trasero por encima de sus vaqueros. Ella me agarraba la nuca y no paraba de jugar con su lengua en mi boca. Definitivamente esa mujer me estaba volviendo loco y quería demostrarle que era mucho más macho que mi padre, aunque no tuviese su herramienta. Le hice levantarse y le quité la camisa. Seguimos besándonos mientras mis manos habían dejado de jugar con su culo para hacerlo con sus grandes senos aún con el sujetador. Ella sin dejar de besarme se lo quitó y lo dejó caer al suelo dejando esos hermosos senos ante mí. No quería mostrarme como un desesperado inexperto por lo que seguí besándola sin hacer caso a sus pechos desnudos ante mí. Tuvo que ser ella la que me pidiese que se los chupase y así lo hice. Empecé con su seno derecho metiéndome su pezón ya duro en la boca, mientras con la otra mano le apretaba el izquierdo. Así fui jugando con mi lengua e intercambiando los pechos en mi boca. Ella cada vez estaba más excitada y yo lo notaba, la tenía donde yo quería, cachondísima y casi suplicando que la tocase. Yo estaba igual, aunque quise hacerla disfrutar todo lo que pudiese antes de penetrarla y correrme. Me quité la camisa y mientras ella me besaba el pecho le ayudé a quitarse los zapatos y los vaqueros. Se quedó sola con un tanga rosa que se le metía por el culo y mi pene, lógicamente, reaccionó aun mas ante esa visión tan maravillosa. Allí estaba yo mirándola como embobado cuando me dijo “papi, comémelo”.
Yo dicho y hecho, la senté en el sofá y aparté su tanga, que estaba empapado. Tenía el coñito bien depilado a mi entera disposición. Empecé recorriendo su raja con mi lengua para luego chuparla el clítoris, ella gemía de manera profunda y eso no provocaba otra cosa que no fuese que yo pusiese mucho más empeño en mi trabajo oral. Comencé a meter un dedo en su coñito, mientras con mi boca seguía absorviendo su clítoris. Así estuvimos un rato y ella empezó a agarrarme del pelo y entonces empecé a meter mi lengua en su coñito. Estaba cada vez más empapada y gemía cada vez más, en ese momento aproveché y metí dos de mis dedos en su culo. Al notarlos dentro ella se corrió sin poder remediarlo en mi boca, llenándome la boca de sus jugos. Sabían a gloria y me sentía perfectamente tras haberla hecho correrse.
Ella tras correrse seguía igual de caliente y lo primero que hizo tras acabar fue ir a buscar lo que tenía debajo de mis pantalones. Me ayudó a quitarme los pantalones y los calzones y comenzó a pajear el mástil que tenía ya bien duro. Me hizo sentarme en el sofá para poder montarme y se quitó el tanga. Saqué un condón de mis vaqueros y me lo puse. Ella se subió sobre mí y empezó a morrearme. Después agarró mi rabo y lo llevó hasta su coño y fue metiéndoselo poco a poco, estaba empapada y al penetrarla sentí un escalofrío por todo mi cuerpo. Estaba en la gloria sintiendo como mi pene entraba en su cueva. Se la metió entera y se quedó quieta para notarla bien dentro mientras nos besábamos. Entonces empezó a moverse para que mi polla entrase y saliese de su coño, lo hacía bien despacio y me estaba matando de gusto al hacerlo así. Mientras ella se movía yo le comía las tetas, no le chupaba los pezones, si no que literalmente le comía sus tetazas. Como me estaba matando de placer puse las manos en sus caderas para llevar yo el ritmo y que no parase de darme gusto. Ella también estaba disfrutando y trataba de morderme una oreja si no nos estábamos besando. Así estuvimos un rato sin que parase de moverse hasta que ella comenzó a acelerar sus movimientos y los dos acabamos corriéndonos como nunca. Después de corrernos comenzamos a enrollarnos sin sacarse mi polla de dentro, así hasta que ella se levantó y quiso que nos duchásemos juntos antes de que se tuviese que ir.
Al entrar a la ducha comenzamos a enrollarnos y a toquetearnos todos y fue entonces cuando le pedí volver a hacerlo allí. Nos salimos de la ducha y yo fui a mi cuarto a por otro condón de los que había comprado esta mañana, pero entonces ella me gritó “no papi, ahora quiero que me lo hagas sin gomita amor”. Volví corriendo al baño y le puse de cara a la pared, al lado del cesto de la ropa sucia, y le coloqué mi polla a la entrada de su coñito húmedo y caliente. Yo me moría de gusto al notar mi polla a la entrada de su coño sin ninguna protección de por medio. Estaba empapada y su coñito presionaba mi polla dentro de ella, lo estaba disfrutando de verdad. Ella agarró mi pene y se lo metió dentro para empezar a follar. La penetré por detrás hasta el fondo y comencé a moverme e iniciar la penetración mientras ella no paraba de gemir y de decirme que era mi hembra. Yo la embestía poco a poco mientras trataba de aguantarme todo lo que podía, tenía que dejarla bien satisfecha a la que a partir de entonces iba a ser mi hembra y no la de mi padre. Yo comencé a embestirla con todas mis fuerzas y cada vez notaba que me quedaba menos para acabar. Tras llevar un rato así, agarrándola por las caderas y dándola bien Ella me dijo que se iba a correr, que le encantaba mi polla y que era mucho mejor que mi padre. Sabía como excitarme y hacer que durase más follándomela. Al rato de seguir bombeando ella acabó explotando en un gran orgasmo mojando toda mi polla dentro de ella. Tras acabar entre gritos me pidió que me corriese dentro de ella, que quería notar mi leche calentita dentro. 3 minutos más tarde de que ella acabase y de que siguiese metiéndola y sacándola fue mi turno y me corrí en su coño, sin duda fue el mejor orgasmo que había tenido en mi vida. Su coñito bien prieto y lleno de mi semen y sus flujos fue unas de las mejores sensaciones que había sentido en mi vida.
Después de eso nos duchamos juntos sin dejar de besarnos y meternos mano, pero no teníamos tiempo para mucho más antes de que llegase mi madre del trabajo. Terminaos de ducharnos y ella salió de la ducha y se fijó en un tanga que había en el cesto de la ropa sucia. Me dijo “¿Es de tu mamá?”, cosa que me calentó al oírlo de su boca, pero no le di mas importancia. Le dije que sí y ella no dijo nada más y fue hacia el salón para recoger su ropa y vestirse. Yo salí desnudo de la ducha y fui al salón para ver como se vestía. Lo primero que hizo fue coger su tanga y ponérselo de la manera más sugerente que pudo, notando mi presencia detrás de ella. Luego se puso sus ajustados vaqueros y así siguió con su sujetador cuando sonó la llave de la puerta porque alguien estaba abriendo. Ella rápidamente se vistió y yo cogí mi ropa para hacer lo mismo. Estaba seguro de que no era mi padre porque hoy había dicho que vendría tarde, así que no había otra opción que fuese mi madre. Me dio tiempo a ponerme los pantalones y esconder los calzones debajo de un sofá y encender la televisión. Mi madre preguntó que si había alguien en casa y yo tuve que responder que sí, que estaba con una amiga en el salón. Rápidamente me puse la camisa a tiempo de que ella apareciese en el salón y nos viese a los dos sentados en el sofá.