Aventuras en el trabajo 3

Continuamos con nuestros juegos en el trabajo y fuera de él.

Después de la ocasión en la que lo hicimos en el trabajo, la vida en la oficina no volvió a ser la misma. El trato con Paula era correcto y nadie en el trabajo sospechaba de nosotros, pero su carácter había cambiado, como decían también mis compañeros, Paula no estaba tan arisca, se la veía más contenta. En los comentarios del café decíamos, entre bromas que por fin venía bien follada de casa, ay, si ellos supieran.

En los descansos en los que íbamos a tomar café y coincidía con ella en la cafetera, yo intentaba acercarme y pasarle un dedo por la espalda, acariciarle el culo con delicadeza y sin que nadie lo notase al pasar a su lado. En la sala de descanso nuestras conversaciones eran triviales, que si el trabajo, que si el tiempo, que si la economía, pero el mail, el mail era otra cosa.

Nada más llegar a la ofi nos saludábamos mediante el mail y conversábamos.

-Hola, ¿cómo estas, Paula?

-Bien, ¿y tú?

-No tan bien como tú, se te ve guapísima con ese vestido y esas medias negras, seguro que traes una lencería preciosa.

-Bueno, pues la verdad es que hoy estreno un conjunto muy bonito.

-Ummmm, como me gustaría verte sólo con el puesto, desabrocharte el sujetador y comerte entera.

-No empieces por favor, que me lo imagino y me pongo nerviosa.

-Nerviosa?, lo que quiero es que te pongas cachonda, cachonda y puta para mí. Quiero que me complazcas, quiero lamerte, besarte, follarte y que te guste, que te guste ser mi perra.

-Eres un cabrón, ¿lo sabes?

-Un cabrón que te hace palpitar, seguro que empiezas a estar mojada y sin quererlo, quieres reprimirte pero en realidad te excita.

-Lo dicho, eres un cabrón…. pero tienes razón.

-Y tú eres una princesa mimada que merece un castigo.

-¿un castigo? ¿Pero qué dices, tú estás loco o qué?

-Claro que estoy loco, loco por complacerte otra vez. Mañana te haré un bonito regalo.

-¿un regalo?¿qué clase de regalo?. !No me fastidies!

Así que esa tarde me acerqué a un sex-shop y compré unas preciosas bolas chinas, un vibrador de doble estimulación, un antifaz de terciopelo negro, unas esposas, un collar y una correa de cuero negras. En otra tienda compré una figurita pequeña de un cerdito.

Al día siguiente por la mañana llegué más temprano a la oficina, antes de que llegase nadie y dejé el paquete con las bolas chinas discretamente envueltas en el cajón de la mesa de Paula y la figura del cerdito sobre la mesa. Lo segundo fue enviarle un correo:

-Buenos días princesa. El cabrón insensible que dices que soy te comprado un regalo. Está en tú cajón. Espero que te guste y quiero que te las pongas esta mañana. Ya verás cómo te gustan. También te dejé un cerdito, para que pongas de adorno en tu mesa y te recuerde al cerdo cabrón que te excita y te folla cuando quiere porque eres su puta.

Al poco rato llegó ella a la oficina, vistiendo un bonito traje chaqueta entallado, con una camisa blanca, medias negras y unos zapatos negros a juego, con un ligero tacón que le estilizaban aún más las piernas. Tras mirarme de reojo y devolverme una sonrisa de niña mala, encendió el ordenador y contestó a mi correo:

-Buf, no empieces cabrón, por favor. ¿Pero qué son?

-Son una sorpresa. Quiero que vayas al baño y te las pongas. Vas a estar todo el día con ellas puestas.- Observé como Paula abría el cajón de su mesa y discretamente abría el paquetito.

-Oye, yo nunca me he puesto nada parecido, no sé si quiero, además parecen muy grandes.

-Levántate ahora mismo y vete al baño a ponértelas!. Quiero que te las pongas, me gustará mucho saberlo y a ti te gustará más, ya lo verás…ah, y quítate las bragas…sí, como lo oyes, vas a estar en la oficina sin bragas. - Le contesté.

Para mi sorpresa nada más leer el correo cogió el regalo y visiblemente azorada enfilo el camino del aseo. Tardo algo más de la cuenta, o eso me pareció a mí, pero cuando volvió, caminaba de forma apresurada, intentando disimular….para empeorar las cosas una compañera de trabajo le preguntó medio en broma si se encontraba bien, pues estaba un poco colorada. Yo tuve que hacer esfuerzos para contener una carcajada y le escribí otro mail:

-Princesa, eres fantástica, me encanta que me hagas caso a lo que te mando, como una niña buena…o como una niña mala. Me gusta este juego. ¿Cómo te encuentras?

-Eres un cabrón. No sé cómo lo haces pero acabo haciéndote caso. Me anulas la voluntad y me gusta. Al verte por la mañana no puedo evitarlo y me excito. Es como si mi coño no fuese mío. Y lo de estas bolas…esto es espantoso…me estoy muriendo de gusto…creo que se me va a notar…me dan placer y unas ganas terribles…estoy mojada y sin bragas es peor…ay, no sé qué hacer.

-No te preocupes princesa, que yo estoy aquí para ayudarte. Además como tú has dicho, tu coño es mío y puedo follarlo cuando quiera. ¿Quién es mi puta?

Tardo en contestar, pero finalmente recibí un correo

-Yo

-Yo...¿qué más?—contesté.

-Yo soy tu puta y puedes follarme el coño cuando quieras.

-Muy bien, princesa, muy bien. Así me gusta, me haces muy feliz. ¿Qué vas a hacer hoy?

-Pues tengo una reunión a las 10 en la sede de un proveedor y estaré fuera toda la mañana.

-Eso es perfecto, per-fec-to.

-¿Y no me lo vas a contar eso que es tan perfecto?

-No, princesa, será una sorpresa, pero no se te ocurra quitarte las bolas, o me enfadaré.

Así que a eso de las 9 ella salió hacia su entrevista con el proveedor y yo me las arreglé para salir con una excusa a las 10 ½ . En menos de media había aparcado en las cercanías de su destino y la estaba esperando cerca del coche. Marque su número de teléfono y tardó un poco más de la cuenta en contestar.

-Hola, princesa .- le dije, .- supongo que estas en la reunión….supongo que me has hecho caso y supongo que no puedes hablar tranquilamente.

-Efectivamente .-contestó.- todos esos puntos han sido ya analizados.-dijo para disimular.

-Bueno, princesa, seguro que te gustaría que estuviese debajo de la mesa, lamiéndote ese coño que es mío…seguro que esas bolas no te dejan estar tranquila….seguro que ahora mismo te estas poniendo más cachonda mientras intentas disimular….pero arréglatelas cómo sea pero quiero que salgas en 10 minutos.

-Eso va a ser más complicado, todavía quedan temas que tratar.

-Quiero follarte, princesa. Ven.

Y colgué, esperando que me hiciese caso. Estaba un poco nervioso pero a la vez excitado y dudando si finalmente me obedecería o no. Era una sensación extraña, de osadía y de ternura, de arrogancia y de compasión.

Al poco rato la vi venir caminando hacia el coche. La verdad es que estaba impresionante, un poco sonrojada, pero despertaba en mí y en mi polla un deseo de follarla allí mismo. Intentaba aparentar seriedad pero en sus labios y en su cara se dibujaba una sonrisa de complicidad y morbo que nunca olvidaré.

Sin darle tiempo a pedir explicaciones le pedí las llaves del coche y le dije que subiese en el asiento del acompañante. Arranque el coche y ella me preguntó a donde la llevaba, pero le dije que sería una sorpresa…que le gustaría….le di el antifaz y las esposas mientras conducía por la autopista hacia un motel cercano, discreto y bien amueblado.

-Póntelas, le dije….para mi sorpresa se puso el antifaz y las esposas, sin rechistar, quedando esposada con las manos en el regazo, sin una protesta. Pude adivinar una sonrisa en sus labios de complacencia. Así que empecé a improvisar un juego.

Poniendo voz de mafioso ruso empecé a decirle que la había secuestrrrado…que la íbamos a venderrr a unos árrrrabes que pagan mucho dinerrro por chicas españolas….que si se porrrrtaba bien no le pasarrrrría nada….que sólo la íbamos a follarrrrr unos hombrrrres y después la dejarrrrriamos marchar con un buen dinerrrrro….que serrrrría nuestrrrrra puta por unas horrrrras.

Ella no decía nada, pero notaba como se estremecía mientras hablaba y sabía que en su interior estaba visualizando mis amenazas….y le gustaba!!!. Con la mano derecha y sin dejar de conducir, le desabroché un par de botones de la blusa y podía apreciar sus buenas tetas apretadas en un sujetador blanco que realzaba sus ya de por si grandes pechos.

Al llegar al motel solicité una buena habitación doble, sin bajar del coche. La recepcionista nos miraba a través del cristal espejado, pero creo que no se sorprendió mucho de ver a la chica con un antifaz…estarán acostumbrados, pensé. Así que entregué el DNI, recogí la llave y conduje el coche hasta el garaje en la parte baja de la habitación. Cerré la puerta del garaje y ayudé a bajar a Paula, pues no veía nada.

Al verla así, atada y con un antifaz, con la blusa desabrochada sentía un morbo brutal. Notaba a Paula un tanto asustada pero excitada a la vez. La giré y la apoyé contra el maletero del coche, ella soltó un breve quejido y dijo:

-¿dónde estamos?

-Cállate, zoooorrrrra, soy yo el que hace las preguntas-le dije,

-Por favor, por favor, no me haga daño.-.a lo que yo respondí.

-Ya te dijjjje que no te harrrré daño si te porrrrrtas bien. Solo querrrrrremos pasar un rrrrato contigo y que seas buena. Nos gustan las chicas españolas. .-Mientras le decía esto le desabrochaba la blusa y le subía la falda hasta la cintura. Pude comprobar que seguía sin las bragas puestas y de su coño colgaba el extremo del tirador de las bola chinas.

-. ¿¿Perrrrro esto que es??...¿cómo es que no llevas brrrrragas y que llevas en el coño, rrrrramera?? Y además estás chorreando!!!.

-.Es que me mando un compañero de trabajo ponerme así y no me puedo negar, es un cabrón que hace conmigo lo que quiere-.Contestó Paula, muy excitada.

-.Me parrrece a mí que eres una buena puta así que te tendrrrrré parrrra mí sólo. Voy a sacarte una foto y coger tu número de teléfono. Cuando quiera te voy a llamar y harrrras o vendrrrrás a donde yo diga, o si no le enviarrrrré la foto a tu marrrrrido.

-.Oye, tampoco te pases-.dijo Paula.

A lo que respondí dándole una buena palmada en aquel culo desnudo,.- cállate o serrraa peor para ti. Le saque las bolas chinas de un tirón y se las puse en la boca,

-. Chúpalas bien , mira como estas de mojada.

Paula empezó a lamer las bolas que yo el aguantaba delante de su boca, con las manos esposadas y el culo respingón no pude contenerme, así me baje la cremallera del pantalón y apunte mi polla en la entrada de aquel coñito que lo estaba pidiendo a gritos y empuje de un golpe. A pesar de lo mojada que estaba noté un poco de resistencia y ella se estiro y se puso de puntillas soltando un suspiro y un ahhhhhh que no olvidaré nunca.

Mientras continuaba con la follada no dejaba de decirle cosas a Paula…-.¿te gusta zoooorrrrra?. segurroo que sí. ….y más te va a gussssstar cuando te follemos enttrrre varrrios….¿a que errres una puta?

Ella no contestaba, sólo jadeaba como una loca y me estaba mojando el pantalón con sus flujos, jamás había visto a nadie mojarse así. Empezó a no poder estar de pie y se iba bajando, apoyando las manos contra el coche, arqueando la cintura y dejando que sus tetas colgaran y se movieran a cada embestida.

La verdad es que me estaba poniendo muy cerdo y como ella no contestaba le di otra sonora palmada y le volví a decir:

-dime que eres una puta, que te gusta ser una puta.

-soy lo que tú quieras, pero no pares, por favor

Zas, otra palmada….quiero oírte decir que eres una puta, cada vez que te de una palmada en el culo….zas, otra palmada

-.soy una puuuuta,-. Me dijo

-.!Más alto! -. le ordené sin dejar de follarla y de acariciarle el clítoris con los dedos.

-. SOY UNA PUTA:…SOY TU PUTA, CABRÓN!!!....ME COOOOOORRRROOOO…..SÍÍÍÍÍÍÍ....gritó, de una forma que tuvieron que oírlo en la calle.

A mí me estaba dejando tan sorprendido su reacción que seguía sin parar,

-.Me voy a correr…te voy a llenarrrrr el coño de leche……mi leeeeeeche calentita…..o mejorrrrrr aún….quierrro hacerlo en tu boca, princesssssa.

-.Hazlo donde quieras, pero acaba por favor, no aguanto más!!!!

Así que la giré y la sujetándola la ayudé a ponerse de rodillas, ella abrió la boca y metiéndole la polla en ella me corrí como un animal, moviéndome…parecía que le estaba follando la boca…..era muy morboso, estar así, en el garaje del motel.

-.No quieeeeerrrrro que te dejes una gota, golosa….

Ella lamia y tragaba con desesperación, con los ojos vendados, parecía otra, una mujer desbocada, gozando con el sexo….

Me quedé un rato así quieto y con mi polla en su boca, que ella tampoco soltaba hasta que la ayudé a levantarse, le quité las esposas y el antifaz y dándole un beso le dije,

.-Ven princesa, vamos a la cama.

continuará....