Aventuras en el colegio (2)
Despues de lo sucedido en el camión las aventuras continúan.
Aventuras en el colegio 2
Por Fardok
Primeramente quiero agradecer a todas las personas que se tomaron la molestia de valorar mis relatos. ¡Sigan haciéndolo!
Después de lo sucedido en el camión, Carlos y yo nos dirigimos a los baños del gimnasio. Cruzamos las instalaciones de la escuela cruzando solo mirandas de vez en cuando. El silencio era enorme. Yo no me atrevía a decir nada, aún no podía creer lo que había pasado. Cuando llegamos allá estaba todo vacío, al parecer los chicos que frecuentan esos lugares estaban en su entrenamiento de fútbol americano.
Carlos rompió el silencio y dijo:
"me gustó mucho la mamada que me hiciste, pero no estoy de acuerdo que yo haya sido el único que disfrutó, además lo hiciste muy bien, te mereces tu recompensa"
Dicho eso, Carlos se dirigió hacia mí. Me miró con esos ojos que me habían impresionado desde la primera vez que lo vi. Me tomó por los hombros, me empujó hacia la pared y sin perder ni un segundo más, me besó.
A pesar de ya haber tenido un fuerte calentamiento previo en el camión, el estar solos en los baños nos calentó mucho y rápidamente nos comenzamos a desnudar. Con delicadeza, Carlos se iba despojando de cada una de sus prendas. Yo por mi parte hacía lo mismo, con la misma desesperación, con esa misma ansia que me incitaba a no dejar escapar ni un solo segundo en estar con él.
En menos de un minuto, Carlos y yo ya estábamos en un fuego ardiente que nadie podría detener. Aún era muy temprano. Carlos se separó un instante de mí y me dijo:
"Hace tiempo que había soñado con estar en una situación como ésta, es muy excitante, pero te propongo que vallamos a las regaderas para continuar ¡alguien puede venir!"
Yo no dije nada, solo acerté con la cabeza e inmediatamente me dirigí hacia las regaderas del fondo, él me siguió y de nuevo unimos nuestras bocas en un ardiente beso. Esta vez, el tiempo parecía que pasaba lentamente y que nada podría detenernos.
Sin decir nada, comenzamos a acariciarnos. Cabe decir que al parecer Carlos iba mucho al gym, ya que aunque su cuerpo no era escultural, tenía bien definidos los músculos y unas muy buenas nalgas que pude acariciar.
El tiempo paso rápidamente y no sabía cuánto tiempo había pasado, entonces miré mi reloj (que fue lo único que tenía sobre mi cuerpo) me llevé la sorpresa de que faltaba poco para ir a clase. Carlos se percató de que miré mi reloj y dijo:
"¿Tienes clase verdad?, pero no te voy a dejar ir "
Lo que dijo me sacó de onda por un momento, sin saber a que se refería, pero inmediatamente continuó diciendo:
hasta que no te haya vaciado por completo"
Y de inmediato Carlos se acercó a mí, se puso de rodillas y con suma suavidad tomó mi verga que estaba completamente erecta por tanta excitación y se la introdujo en la boca. Era un experto haciéndolo. Recorría cada centímetro de mi falo, se detenía unos instantes chapando mi glande y regresaba a tragárselo completo. No duré mucho y tuve que avisar mi venida rápidamente, pero Carlos hizo caso omiso a mi advertencia y solté tres chorros de leche espesa sobre su boca y la cual tragó sin dejar escapar ni una sola gota. El placer era demasiado grande. Era la primera vez que sentía una sensación así, y aunque en muchas ocasiones me había venido, ninguna se comparaba con la que ese día experimenté.
Posterior a eso, nos enjuagamos en la ducha para no dejar ni un rastro de lo que en aquella mañana sucedió. Para despedirme le dije:
"espero que se repita"
Me acerqué a él y le di un beso en agradecimiento. Carlos me contestó:
"Seguro que se repetirá, solo depende de que estés dispuesto"
A lo cual asenté con mi cabeza. Nos comenzamos a cambiar y de repente la conversación tornó a la escuela, entre los profesores y las clases, nada en particular. En ese instante entraron los jugadores de americano y Carlos y yo solo nos miramos y reímos. Después me dirigí a clases, no sin antes intercambiar horarios, para ver las horas que teníamos libres y ver si coincidíamos, pero no. Quedamos de vernos en otra ocasión para continuar con lo que ese día inició.
Cada una de las clases me la pasé pensando lo que esa mañana había sucedido el camión, las regaderas del gimnasio. Aparenté estar poniendo atención, pero verdaderamente estaba perdido recordando lo sucedido.
A la salida de las clases encontré a Carlos en una de las bancas haciendo su tarea con otros compañeros, me miró un momento fijamente y lo saludé como si no lo hubiera visto antes para después preguntarle si se iba a ir en el camión de la escuela, a lo cual me dijo que sí. Solo dije que lo veía en el camión.
Seguí muy feliz mi camino, tenía que ir a la biblioteca de la escuela a buscar un libro que necesitaba para hacer una investigación que ya me habían dejado (que fastidiosos son los profesores que no saben otra cosa mas que dejar investigaciones).
De regreso, me dirigí al camión de la escuela, me senté en uno de los lugares al fondo del camión, pensando que ese día fue uno de los más excitantes que había tenido.
Cerca de la hora en que parte el camión de la escuela, subió Carlos saludó a algunos compañeros conocidos de él y siguió su camino hacia donde yo estaba. Él y yo comenzamos a platicar de cosas sin importancia, pero siempre con la idea de lo que habíamos pasado. Entonces en un cambio de plática le dije:
"Sabes, hoy fue un gran día, no me la había pasado tan bien desde hace ya mucho tiempo"
Y Carlos con una sonrisa picarona aseguró:
"¿y quien dice que ya terminó el día?
Por lo que dijo pude inferir que se refería a que podría haber más, que eso fue solo una reunión y que lo que continuaría sería lo que mejor. Y entonces Carlos continuó diciendo:
"podemos ir a mi casa para que te enseñe algunas cosas que te serán útiles para un futuro y además será muy divertido"
Lo dudé un segundo porque tenía que llegar a casa temprano, pero rápidamente se me ocurrió llamarle a mi mamá por el cel y decirle que aún estaba en la escuela poniéndome de acuerdo con mi equipo de clase para una investigación y que llegaría más tarde.
"Me parece un muy buena idea"
Posteriormente tomé mi cel y llamé a mi mamá para avisarle que llegaría tarde.
Ya no podía esperar a lo que pasaría. Me moría de ansias por llegar a su casa y disfrutar de ese cuerpo que tenía bien marcado, de besar esos labios rosados y carnosos, y sobretodo de palmar esas nalgas perfectas que parecían hechas por encargo.
Pasó como una media hora platicando, sobre todo, de que ambos nos habíamos visto por los pasillos de la escuela pero que nunca nos imaginamos que llegaríamos a compartir tantas cosas. Pero en fin, llegó el momento en que teníamos que bajar, para lo cual avisó:
"aquí bajamos, tenemos que caminar una calle más y llegamos a mi casa"
Asenté con la cabeza y por dentro estaba muy nervioso, porque nunca había estado en una situación parecida, en dirección a una casa de una persona que comenzaba a tratar.
Al llegar a su casa me dijo que esa tarde no había nadie en su casa y por lo cual era perfecta para divertirnos a lo grande sin preocupaciones. Y aunque al llegar a su casa, la mamá de Carlos iba saliendo y nos alcanzó a saludar porque iba un poco apresurada, entramos a la casa, subimos al segundo nivel y entramos a su recámara, muy decorada.
Me invitó a tomar asiento mientras traía tres vasos con refresco porque según dijo, hacía mucho calor. Inmediatamente pregunté porque el vaso extra y me respondió:
"Lo mejor del sexo es que no hay limitaciones para realizarlo, por ello, dentro de 10 minutos llegará mi amigo Fer que viene a disfrutar con nosotros; pero no te preocupes, si no quieres puedes retirarte, yo no me voy a oponer"
Me agrado la idea de un tercero en nuestra reunión y dije:
"si yo no me opongo, pero es que me sorprendió la idea"
Dicho y hecho, como a los 10 minutos llegó Fer. De inmediato no lo vi, pero al volver la cara me sorprendió que fuera un antiguo amigo de la secundaria yo no lo podía creer. Nunca imaginé que Fer también fue gay.
No sabía que hacer, me sentía extraño, pero no me negué y para la cual Carlos me dijo:
"Mira te presento a mi amigo Fer, por lo que veo ya lo habías visto antes pero no de esta manera"
Respondí:
"si, lo he visto un par de veces"
Hacía mucho calor y de inmediato Carlos repartió los vasos con refresco.
Sin perder el tiempo Carlos me besó profundamente, recostándome en su cama. Sin embargo, fue extraño porque sentí mi cuerpo exaltado y con mucha ansiedad pero continuaba la acción. No pasaron más de cinco minutos cuando relacioné los efectos con la bebida.
Al parecer Carlos tenía todo bien planeado, deseaba pasarla en grande.
Y si que tenía razón
La historia continúa en el relato "Salvaje dominación"