Aventuras en Amsterdam 1

Un fin de semana en Amsterdam da para mucho, espacios públicos, trío, interracial, un desenfreno de sexo en varias partes que vivimos a través de las palabras mi pareja y yo.

Somos una pareja joven de España, somos lectores de la web desde hace años y ahora nos animamos a contaros los nuestros.

Nos encanta jugar en la cama y lo que contamos a continuación es una fantasía recurrente que tenemos y nos encanta.

Estamos algo entrados en carne pero somos muy sexis, nos gusta provocar y que nos provoquen.

Habíamos conocido a un chico interesante a través de internet, una vez compartimos fotos e incluso vídeos nos planteamos coger un vuelo para pasar un caliente fin de semana o puente, tardamos varios meses en prepararlo todo, cuadrar agendas y demás, ni que hablar de las buenas folladas que nos dábamos Crimson y yo imaginando cómo sería tener a un tercero en la cama, lo que ella disfrutaría de dos hombres y por consiguiente yo.

Nos excita mucho fantasear mientras hacemos el amor, incluso de vez en cuando usando algún juguete para simular un excitante trío.

Llegó el día, un viernes de Julio teníamos que coger el vuelo a medio día, nos pasamos toda la mañana calientes haciendo la maleta, ella escogió sumamente bien lo que iba a ponerse para el encuentro, además de una deliciosa lencería que estrenaría en nuestra aventura.

El vuelo fue tranquilo, lo pasamos leyendo cada uno nuestro libro y echando una cabezada, una vez llegados al aeropuerto cogimos el tren hacia el centro de la cuidad, llegamos tarde al hotel, en esta ocasión cogimos uno bien céntrico, apenas a un par de calles del barrio rojo de la ciudad, soltamos las maletas nos aseamos y fuimos a cenar, ya que sería el sábado cuando quedamos con nuestro anfitrión.

Ella decidió ponerse un vestido que le hacía un escote impresionante, de quitar el hipo, fuimos a cenar a un restaurante italiano que había cerca del hotel, nuestras miradas eran puro fuego imaginando lo que iba a ocurrir próximamente, al terminar de cenar nos dimos una vuelta por la cuidad en cada esquina nos parábamos a besarnos, en una de las veces empezó a tocarme la entrepierna por encima del pantalón haciéndome enloquecer, por lo que volvimos al hotel rápidamente y nos metimos en la ducha, que era bastante amplia.

Comencé por enjabonar su voluptuoso cuerpo besándola en cada rincón, primero ella de espaldas hacia mi, besándola en su cuello, bajando por la espalda, llegando a sus nalgas, no deje lugar sin recorrer por mis labios. Una vez bien calientes ella decidió ponerse en cuclillas y comenzar a hacerme una grandiosa y espectacular mamada como solo ella sabía hacer, era capaz de meterse mi pene hasta bien adentro, lamia sin cesar y me masturbaba con esa carita de no haber roto un plato, le pedí que parase ya que quería follarla un poco, se subió a mi altura y nos besamos en un profundo beso, a lo que yo aproveché para empezar a tocarla y acariciar su clítoris, la ducha era muy grande lo que nos permitió desatar nuestra sexualidad, se puso a cuatro patas, era una visión realmente excitante ver su cuerpo con esas caderas de infarto, empecé a bombearla, le gusta la caña en esa postura, lástima que no durase demasiado y acabe dentro en esa postura, ella aún no había terminado y con mi miembro dentro de sí empezó a masturbarse teniendo un gran orgasmo, terminamos de ducharnos y nos besamos durante bastante tiempo, estábamos agotados por lo que nos fuimos a la cama y quedamos rendidos, nos dormimos antes de darnos cuenta.

Había llegado el día, fuimos a desayunar a una cafeteria del centro de la cuidad, ella estaba radiante nos sienta genial un buen orgasmo, concretamos hora y lugar con nuestro amigo durante la mañana, decidimos quedar en un pub que abría temprano para conocernos y saber si había feeling, pasamos el resto de la mañana paseando por la ciudad, llegando al medio día fuimos a almorzar algo ligero y fuimos al hotel para cambiarnos y acicalarnos, mientras se vestía me quede embobado viendo la lencería que se estaba poniendo, unas medias a medio muslo que enmarcaban sus preciosas piernas, una braguita de encaje negro que era una delicia y un sujetador también de encaje negro que se veían perfectamente sus blancos pechos y sus bonitos pezones, tras quedarme embobado mirándola le pedí que me hiciese una mamada antes de salir a lo que ella sonrió y obedientemente se arrodilló frente a mí, lamiendo y metiéndose mi miembro en su preciosa boca, tuve un gran orgasmo, ella sonrió y siguió vistiéndose, se puso un vestido cruzado naranja, muy vaporoso que si no tenía cuidado dejaba ver sus piernas completamente y sus pechos.

Salimos del hotel en dirección al pub, estaba apenas a 300m no queríamos que estuviese muy lejos, íbamos de camino haciendo bromas y riéndonos de la situación.

Llegados al pub ahí estaba el, coincidía con la persona de las fotos, un hombre negro, grande, 1,80 y mucho de estatura, fuerte, que no musculoso, tenía una sonrisa bastante divertida, al vernos llegar resopló y sonrío al ver el trofeo de mujer que íbamos a compartir, nos hizo hueco en una mesita que había cogido, era una mesa con dos bancos a los lados donde cabían 2 personas por banco, para jugar un poco más accedí a que ella se sentase a su lado, dejándome a mi justo enfrente de ella.

Estábamos nerviosos, hablamos del vuelo, de las cervezas que estábamos tomando, y del buen tiempo que hacía, en cuando el alcohol empezó a actuar nos fuimos desinhibiendo más, empezamos a hacer bromas y a remarcar la suerte que íbamos a tener los tres con el polvazo que íbamos a tener. Entre risas ella me miró y abandonando el inglés con el que manteníamos la conversación me dijo que el había empezado a meterle mano tocando sus piernas y su entrepierna, a lo que yo me reí para que el no pillase lo que hablábamos, le dije a ella que subiese la temperatura metiéndole mano a el como hizo ayer conmigo en la calle, el pub estaba prácticamente vacío y nadie iba a darse cuenta, por lo que ella bajo su mano a la entrepierna de el y comenzó a acariciar su miembro por encima del pantalón; fue muy divertido cuando le miro a el y le preguntó si no iba a dejar de crecer, a lo que el riendo dijo que eso lo conseguiría ella, el me miró y me pidió permiso para ir al servicio y pedirle a mi mujer que le acompañase, para que ella viera de primera mano y no en fotos su pene en su plenitud. Titubeé por un momento, la mire a ella que estaba roja y con la mirada encendida de lo caliente que estaba y dije que adelante, pero que no tardasen mucho.

El fue primero y ella poco después, le dije que lo pasase bien y la despedí con un largo beso. Pasaron unos cinco o siete minutos y llegaba el, disimulando cómo podía una enorme erección. Ella salía del cuarto de baño poco después con una cara de felicidad y con el pinta labios algo gastado en la parte más interior de su boca, lo cual me excito muchísimo, al llegar a la mesa nos besamos y le pregunté si había ido bien, a lo que ella sonriendo me dijo que si, que las fotos no eran un montaje y que había sido divertido, ella después me contaría lo que sucedió en ese cuarto de baño.

Pagamos las cervezas y salimos del pub, fuimos rápidamente al hotel y cogimos el ascensor para ir a la habitación. En el ascensor hicimos un sándwich con ella, le metimos mano y la besamos por todo su cuerpo en el minuto que tardó en subir, llegamos a la puerta y la bese, abrimos y nos sentamos en la cama, dijimos de comenzar en la ducha que tan bien rato nos hizo pasar la noche anterior, cabíamos los tres perfectamente, por lo que nos desvestimos y empecé a hacerle bromas a ella de que no iba a poder meterse ese aparato en ningún lugar, a lo que ella me respondió con que no la retase que en su boca ya había estado, con lo que mi pene creció un poco más.

Estando en la ducha nos enjabonamos los tres, ella se encargó de enjabonar nuestros miembros a conciencia, nosotros por nuestra parte nos dividimos el trabajo, el que estaba detrás de ella comenzó a frotarle la espalda y pechos, yo por mi parte le frotaba en sus pechos también y su entrepierna, después de ponernos a tono y ella decirme que estaba como una perra con el pene de el entre sus piernas decidimos pasar a la cama.

Nos sentamos los dos y ella se arrodilló entre nuestras piernas, y comenzó a acariciarnos las pollas con sus dedos humedecidos de saliva. Luego acercó sus labios primero a mi miembro, rozando y lamiéndolo. Cuando más caliente me tenía, apartó s boca y empezó a hacer lo mismo con nuestro invitado, mientras me miraba a los ojos con su cara de zorra.

Fue subiendo la intensidad, nos estaba haciendo una mamada de campeonato, pasaba de un pene a otro, la mía de la podía meter entera ya en su boca, bien acostumbrada a mi polla. La de el le costaba meterse algo más de la mitad pero la jodía se esforzaba enormemente.

De cuando en cuando juntaba las dos en su boca jugando con su lengua, le tuvimos que pedir que parase o la tarde iba a ser corta a lo que ella rió levantándose y yendo a buscar los preservativos, cogio uno y lo puso en la punta del pene de el bajándoselo con la mano hasta el final de su miembro, se sentó a horcajadas encima de el, introduciéndose poco a poco el pene de el, le puso sus pechos en la boca y se dedicó a lamerlos, mientas agarraba con fuerza su culo.

Ella gemía como una posesa, estaba disfrutando follandose a aquel tipo.

Yo le pedí que siguiese pero que se diese la vuelta, quería lamerle el clítoris y sus pechos mientras montaba a aquel semental, a lo que ella giro sin sacarse el pene de el de dentro de sí.

Me arrodillé frente a sus piernas y lamí su clítoris, mientras ella bajaba y subía por esa barra de acero que tenía por pene nuestro cómplice.

Subí hasta sus pechos y los besé y la bese a ella acallando sus gemidos, ella me pidió que subiese a la cama para que pudiese comérmela, lo hice sin rechistar ya que me moría de ganas.

Me puse de pie, encima de la cama, quedando mi polla a la altura de su boca, ella empezó a lamérmela, metiéndose mi capullo en su dulce y caliente boca. No dejaba de gemir mientras me hacía una perfecta mamada, solo se la sacaba para pedirle mas y mas caña a nuestro amigo.

Ella estaba tan cachonda que cada vez se movía más fuerte, hundiendo mi polla en su garganta y clavándose la otra más adentro a cada movimiento. Estaba tan mojada…

Comenzó a pajearme duro mientras me la comía, y bajo su otra mano al clítoris, moviéndola al mismo ritmo. De pronto ella me soltó la polla, arqueo su espalda hacia atrás, y volvió los ojos mientras bajaba su pelvis hasta clavarse hasta lo más profundo el rabo de nuestro compañero, grito y le temblaban las piernas. Se acababa de correr, y aun estremecida por el placer, con una sonrisa lasciva lamió de nuevo mi polla como agradecimiento. Siempre lo hace cuando se corre con mi polla en la boca.

Él le aviso que no le quedaba demasiado, ella se bajó de encima suya, nos pidió que nos pusiésemos de pie para terminar en sus pechos, ella le quitó el preservativo a el y comenzó a chupársela y a masturbarnos hasta que terminamos corriéndonos en sus pechos. Ella siguió lamiéndonos y dejándonos los penes bien relucientes, hasta que se tumbó exhausta entre nuestras piernas.

El invitado nos avisó que se tenía que ir, pero que más tarde a la noche podría volver si queríamos o mañana, o cuando fuese, nosotros le dijimos que ya veríamos que hacer.

Nos quedamos tumbados besándonos hasta que nos quedamos dormidos en una apacible siesta.

El fin de semana no termino ahí, os lo contara ella en la siguiente parte para que no se haga tan extenso,  espero que hayais disfrutado tanto como nosotros.