Aventuras de Virginia una mujer casada 1 y 2

Viki una mujer casada y de su casa siente necesidad en ser follada por un compañero de clase de su hijo casi de la misma edad de su hijo.

Hola, me llamo Viki, mujer casada desde hace 19 años, española de 1'70, 50 kg, morena. Os paso a relatar cómo surgió todo. Verano 2019.

Al regresar de vacaciones a mediados de agosto junto a mi marido y mis dos hijos, mi marido ya empezó a trabajar y yo por las tardes salía al parque con el pequeño. Empecé a hablar con unas madres del parque.

Una tarde estando sola en un banco mirando el teléfono, se acercó una chica con un carrito. Charlamos un rato. A la tarde siguiente volvimos a coincidir, se acercó y se sentó junto a mí.

Ella, una joven de unos 25 años, llamémosla Mar, con un niño de unos 2 añitos. Todas las tardes bajaba a esperar a su chico ahí sentada.

Esa tarde conocí a su chico, tendrá unos 25 años también, llamado Jorge. Después de un rato llegó su chico y él le dijo que había quedado con Karam, un amigo suyo. A eso de los 10 minutos llegó ese chico y se fue junto a Jorge. Karam, un jovencito de 18 años, alto, moreno de piel y cabello, cuerpo de gimnasio, de unos 80 kg, guapísimo y marroquí. El caso es que yo le miré y miré porque me sonaba mucho, pero no sabía de qué. Al rato aparecieron los dos de nuevo.

  • Te conozco de algo y no sé de qué... -le pregunté presentándome-

  • Sí, tú eres la madre de (....) -dijo refiriéndose a mi hijo mayor-

  • Sí, -contesté-

  • Yo iba al colegio que él va dos cursos más mayor -dijo-

  • Aaaahh, vale, sí sí, tu madre es... -respondí-

  • Sí, exacto -me contestó-

Ahí quedó la cosa. Mi marido llegó y nos marchamos.

Al día siguiente volví al parque un poco más tarde de lo normal, y estaba Mar con su marido y Karam sentados. Me sente allí y charlamos los cuatro. Así pasó la tarde. Karam y Jorge se fueron no sé donde, y yo y Mar hablamos de Karam: de qué estudiaba, de sus amigos,.... que tenía que recuperar un par de asignaturas...

  • Yo le podría dar clases de apoyo de esas 2 materias -comenté a Mar-

  • Te gusta Karam, se te nota -me dijo Mar-

  • Qué dices, tengo 43 años y él poco más que mi hijo, jijiji -respondí sonrojada-

En eso apareció mi marido y nos callamos. Al ratín nos marchamos.

Por la mañana, a eso de las 10, recibo un whatsapp:

  • Perdona, soy Karam. Mar me comentó anoche que me podrías ayudar en los estudios y le pedí tu número, espero que no te moleste.

  • Sí, no me importaría y no te preocupes por pedir mi número -contesté al rato-

  • Pues cuando tú me digas, estaré encantado, quiero aprobar y esas dos asignaturas me cuestan mucho.

  • Lo miro y te digo -dije-

Esa noche le comenté a mi marido de dar unas clases de apoyo. Le mentí diciéndole que era un chico de la clase de mi hijo mayor y que su madre era quien me había contactado, y que cobraría por hora. Él lo vio bien.

Mi hijo pequeño se marchó al pueblo con mi madre, y mi hijo mayor se iba todas las mañanas a eso de las 11 a la piscina de la urbanización de otro amigo y no regresaba hasta las 14.30 de la tarde.

  • Karam, soy Viki, lo he estado mirando, puedo de lunes a viernes de 11.30 a 14.00 horas.

  • Perfecto, ¿mañana te va bien? -dijo-

  • Sí, perfecto, a las 11.45 en (...) -respondí-

Ese día me eché la siesta y fantaseé, no sé porqué me dio en sueños con un encuentro con el joven. Me levanté muy excitada, me masturbé en la ducha pensando en él. Por la noche volví a fantasear con el joven. Ya por la mañana, se marchó mi marido a trabajar, al rato mi hijo a la piscina. Me arreglé un poco con un vestidito de verano, llamaron a la puerta, era Karam.

  • Entra, entra, siéntate en la terraza, estaremos mejor -le dije-

Venía en pantalón corto y camiseta. La verdad, estaba guapísimo, bien peinado y el olía fenomenal.

Dimos la clase, y a las 14.00 le llamaron. Le dejé solo hablando. Escuché desde el salón la conversación. Cuando colgó, salí.

  • Bueno, mañana más -exclamé-

  • Sí, muchas gracias -contestó despidiendose-

Por la tarde, le escribí estando sola en el sofá, tumbada en tanguita por el calor del agosto madrileño.

  • Hola Karam.

  • Hola, perdona, estaba durmiendo la siesta -respondió al rato-

  • Te oí hablar por teléfono y se te veía triste -le dije-

  • No te preocupes, era mi ex, que no quiere verme más. Estoy triste.

  • Jo, no lo sabía, siento haberme metido en lo que no me llaman -contesté-

  • No, no, no te preocupes, te lo agradezco -respondió-

  • Ok, jijiji, pero vamos, con lo simpático y guapetón que eres, tendrás mil chicas.

La conversación se fue animando.

  • Jaja, ojalá, la verdad es que alguna hay, y gracias por lo de guapo, pero tú si que eres guapa y tienes un cuerpazo... -dijo-

  • Graciasss, podría ser tu madre -dije-

Ya no me contestó más. Empecé a darle vueltas por si le había espantado, no paré de pensarlo en toda la noche.

  • ¡A las 11.45 clase! -le escribí por la mañana para ver qué decía-

  • Sí, ahí estaré, guapa -respondió-

Me arreglé un poco, decidí ponerme un pantaloncito cortito que se transparentaba un poco y una camiseta de cuello ancho sin sujetador que al inclinarme dejaba ver mis grandes pechos.

Llamó a la puerta y fue directo a la terraza. Dimos la clase. Me contoneaba, me exhibía y reclinaba para que me viera. Le veía nervioso y excitado.

Al acabar la clase se despidió dándome un beso en la mejilla. Uff.. tenía unos calores... y sabía que él se fue muy excitado .

  • Perdona por decirte lo guapa que estás hoy -me escribió-

  • Gracias, guapetón -respondí-

  • Debo decirte que te he visto las tetas todo el rato. No te cabrees por decírtelo, por si no te has dado cuenta -me escribió-

  • ¡Oohhh! perdona, no me di cuenta, jijiji, no me cabreo, tranquilo guapetón.

  • Pues te lo digo por si te sientes incómoda.

  • Yo no me siento incómoda, si tú te sientes incómodo me pongo sujetador -respondí tirándosela-

  • No por favor, no lo hagas por mí, yo encantado -respondió-

  • Bueno guapo, mañana más.

  • Sí... ¡mañana máaasssssss! por favor -me respondió-

Ya no contesté más. Al día siguiente di un paso más, "me excita este juego", pensé .

Me puse un vestidito de tirantes ancho y cortito, sin nada de nada debajo, que dejaba ver todavía más mis tetas y si me inclinaba se me veía desnuda completamente.

Llamó a la puerta, y a clase. Me incliné frente a él a explicar varias veces varios minutos, me fijé y en su pantalón se le notaba un gran bulto.

De espaldas a él me agaché a recoger un lápiz que dejé caer, el vestido se me subió y le dejé ver mi culo y mi coño. Al girarme no quitaba la vista.

Al acabar la clase se levantó. Ahí vi que estaba empalmado, se le notaba un bulto enorme, y fantaseé con su tamaño. En la puerta se despidió y al ir a darme un beso en la cara giré y me lo dio en los labios. Sonrojado, se marchó.

  • Perdona por el beso, ha sido sin querer -me escribió-

  • ¿Perdón por qué? ¿Es que no querías? -pregunté-

  • Sí, la verdad que sí quería y quiero, pero ha sido sin querer -contestó-

  • Ah, vale, por cierto, se te han olvidado los cascos y la calculadora -escribí-

  • Jo, es cierto, y me hacen falta -escribió-

  • Sube a por ellos -respondí-

Llamó. Le abrí.

  • Toma -le dije-

Se acercó y no parábamos de mirarmos. Al llegar a mí le agarré el cuello y nos besamos. Un morboso morreo. Le puse las manos en mis tetas, empezó a sobarlas, le veía muy cortado y cachondo.

Jadeaba arrimándome su polla. Mi mano se metió en su pantalón y se la toqué. Era grande, ancha... Le acaricié los huevos y él pasó su lengua por mi cuello, bajando a mis pezones. Gemí.

  • Para, para, para , mi hijo llegará ya. Toma, vete -le dije dándole sus cosas-

Él se marchó.

Me había puesto muy cachonda, mi coño empapado y mis pezones con el olor a su boca.

  • Perdona, no sé que me ha pasado, de verdad, perdona -me escribió por la tarde-

  • No pasa nada, tranquilo -respondí-

Mi hijo me comentó que al día siguiente no iría a la piscina, que saldría a mediodía a comer y a casa de un amigo y se quedaría a dormir.

  • Karam, mañana la clase no puedo por la mañana, tiene que ser a las 16.00h de la tarde, ¿ok? -escribí-

  • Vale, vale -respondió-

Ese día comí pronto, me encontraba confusa... ¿Qué coño hacía yo con ese chico? Le saco 25 años, me repetía una y otra vez.

Me vestí para ir a hacer compras. Un vaquero, tacones y una blusa roja. Regresé justo a las 16.00h. Él estaba en la puerta con sus libros. Cogió y me ayudó a subir las bolsas a casa. Las dejé en la cocina. Él en la terraza.

Le llamé, entró a la cocina, se acercó y empezamos a morrearnos de pie en medio de la cocina, así unos 10 minutos. Me desabroché la camisa y me la quité. Me quité el sostén también, quedándome desnuda de cintura para arriba. Le quité la camiseta.

  • Lame mis tetas, ¿te gustan? Lamelas -le pedí-

Así hizo. Empezó a agarrarme, sobarme y lamerme los pechos, los pezones... Ummmm... suspiré varias veces.

Le desabroché el pantalón dejándolo caer al suelo, no tenía puesto calzoncillos. Con mi mano se la agarré acariciándole los huevos. Su polla crecía poco a poco en mis manos.

  • Vamos a acabar con esto de una vez -le dije yendo al salón agarrándole la mano-

Él siguió comiéndome el cuello, agarrándome las tetas, restregándome su polla en mi trasero. Al llegar le senté en el sofá, me arrodillé y ahí sí vi perfectamente su polla. Unos 19 gruesos centímetros de polla mora. La agarré y masturbé con las manos mientras nos besábamos.

  • ¿Quieres que te la chupe? -pregunté-

Él dijo sí con la cabeza. Ahí arrodillada le pasé la lengua por el capullo, luego la restregué en mis pezones y empecé a mamársela. Intentaba tragármela pero por su tamaño era imposible. Mamé ansiosamente.

Al buen rato de mi mamada, y ya con su pollón bien duro, me levanté, me desabroché y bajé el pantalón sacándomelo de una sola pierna y aparté a un lado mi tanga. Él se colocó un condón que traía en el pantalón, me senté encima de él y noté su polla cómo entraba dentro de mi húmedo coño.

  • Lámeme los pezones, amor -le dije mientras continué introduciéndome esa polla en el coño-

Él me comía las tetas, el cuello, la boca... agarrándome las caderas y el culo. Yo botaba encima de él sin parar, arriba y abajo, arriba y abajo. Empecé a correrme sobre él.

  • Aaaummmmm... ass... sigue...asaaaa... me corroooo..aaaahhh -gemí acelerando mis caderas-

Luego le dije que se tumbara en el sofá, y me subí sobre él un rato, cabalgué sobre su polla.

  • Me resulta incómodo, así no cabemos bien -me dijo-

  • ¿Quieres que me ponga a 4 patas, amor? -dije-

Me levanté y me coloqué a 4 patas para él. Se acercó por detrás y empezó a embestirme. Uffff... me llegaba al estómago, me llenaba por completo el coño. Ummmm... ummmmmm gemía sin parar .

  • Me cooorrroo, aaaaahhhh, más fuerte, dame, aaaaahhh -grité-

Él aceleró su follada. Me corrí sin parar.

  • Córrete en mis tetas, amor -le pedí-

Siguió un rato follándome por detrás, fuerte, rápido, le acaricié los huevos por debajo.

  • Gírate, gírate -dijo sacándomela-

Le quité el condón arrodillada ante él. Empezó a pajearse en mi boca. Yo me masturbaba mi coño mirándolo.

  • Ummmm... ummmmm... yaaaa... aaaaassssaas -dijo-

Empezó a correrse en mis tetas. Semen abundante, caliente, espeso... Yo me corrí en mi mano al notar su leche sobre mí.

  • Aaaaaahhhhh.... aaaaaahhhh... -gemía-

Al acabar lamí el capullo. En ese momento sonó el timbre. Me asusté.

Él se vistió y salió corriendo por las escaleras. Contesté.

  • ¡Cartero comercial!

Uffff, se me salía el corazón...

*Esa misma tarde...*

  • Hola mi niño, ¡vaya susto el timbre! -le escribí-

  • Hola mamá, ya ves, creía que era tu marido o hijo, he llegado a casa con el corazón en la mano -respondió al rato-

  • Bueno, ¿qué que me cuentas? ¿qué opinas, nene? -pregunté-

  • Ufff... llevaba días pensándolo, soñándolo, ha estado... ufff, estoy confundido -respondió-

  • Confundida estaba yo también esta mañana, pero mira, me lancé y no me arrepiento, me da igual la edad... -escribí-

  • Yo lo tengo que asumir aún, me gustas muchísimo, estás cañón, pero debo pensar, ¿lo entiendes? -contestó-

  • De acuerdo, cuando te apetezca, me escribes, y ya me dirás de las clases. Chao -contesté la verdad cabreada-

Puto niñato, ¡será gilipollas!, pensaba constantemente.

A los dos días sin saber nada del niñato, no paraba de darle vueltas a la cabeza, me decidí a escribirle.

  • Hola -escribí-

Pasadas casi dos horas...

  • Hola, perdona, estaba en el gimnasio.

  • ¿Qué tal? ¿qué te cuentas? -pregunté-

  • Bien, ¿y tú? Quiero verte hoy -dijo-

  • ¿Cómo que hoy? Si mi marido llega en 15 minutos... Imposible -contesté-

  • Pues tú misma, yo estaré a las 22.30 h en la plaza de mi casa un rato solo, si quieres venir, bien, si no tú misma -escribió-

  • Ok, 22,15 h, mejor en tu portal -respondí-

No sabía cómo hacer, pero necesitaba ir a verle.

A las 21,45, nerviosa en casa con mi marido al lado, me levanté, fui al baño, llevaba puesta una minifaldita de volante de verano, un top minúsculo sin sostén y me puse unas cuñas de esparto con tacón.

Le dije a mi marido que salía a tirar la basura a la plaza y a mirar quién había, que no tardaba mucho. Le dejé tumbado en el sofá. Bajé y me dirigí para allí.

  • Niñato, ya estoy llegando aquí -le escribí-

Lo vio y no me contestó. Yo llegué y no estaba allí. Esperé un ratín. A eso de los 5 minutos le volví a escribir.

  • ¿Dónde estás? Joder... -escribí-

  • En 5 minutos bajo, hemos quedado a las 22.15 h -respondió-

  • Joder, vengaaaa... -contesté-

  • Has dicho 22,15 h, ok. Yo también tengo cosas que hacer, ya bajo ves a mi portal, y espérame en las escaleras que bajan a los trasteros -respondió-

Yo entré en el portal y bajé al rellano de la escalera, donde él dijo. La luz del portal se encendió y sentí a alguien esperar el ascensor, me medio escondí, el ascensor llegó, oí a Karam saludar al vecino que cogio el ascensor.

  • ¡Mamá! -dijo-

  • Sí, abajo -respondí-

Él bajó. Nada más encontrarse conmigo, me agarró y me puso contra la pared. Me agarró la cabeza y me comió la boca. Ufff... yo ya estaba entregada a él por completo.

Le subí la camiseta y le desabroché el pantalón, él me subió el top sacándome las tetas y empezó a sobarlas y a lamerme. Agarré su polla y empecé a meneársela mientras nos comíamos la boca en esa escalera, escondidos.

La luz volvió a encenderse y nos quedamos parados en silencio, otra vez el ascensor. Noté su mano quitándome la minifalda.

  • No hagas ningún ruido -me dijo en voz baja-

Cogió los hilos de mi tanga y me lo bajó hasta los tobillos, me separó las piernas y por fin sentí su lengua en mi coño. Yo me abrí más en silencio ofreciéndole mi coño bien abierto, él me lamió, de pronto se apagó la luz de nuevo, a oscuras noté que se levantó.

  • Mamá, chúpamela un poco -me pidió-

Me puse en cuclillas y empecé a mamar.

  • Siii ahhh, chupa mamá -me decía-

No se porqué pero me ponía mucho que me llamara mamá. Le comí la polla y los huevos.

  • Ven, levanta y gírate -dijo-

Cara a la pared me agarró por detrás, y su polla directa a mi coño.

  • Uummmm, aaah, ummmmm...

Me corrí nada más sentirla dentro.

  • ¿Te gusta, mamá? -preguntó-

  • Siiiii... aaaaaaaa... -susurré-

  • No llevo condón, mamá, no tenía ninguno en casa, mamá -dijo-

  • No te corras dentro, por favor te lo pido -dije-

  • Paro mamá, la saco -susurró a mi oido-

  • Nooo, no pares, fóllame y no te corras dentro, niñato -contesté gimiéndole-

Noté cómo aceleró su follada .

  • Sácala, no te corras dentro, sácala, sácala -le pedí-

Él aceleró más aún, sin hacer caso.

  • ¿Te gusta, mamá? Di, ¿te gusta? -preguntaba follándome duro-

  • Si, niñato, sí... Sácala, por favor, no te corras dentro -le volví a pedir-

  • Vale mamá, me correré en tu boca mejor, agáchate -dijo sacándome la polla-

Me arrodillo y empezó a follar mi boca agarrándome del cabello.

  • Ummm mamá, toma yaaa aahhh ¡bebe mamá, aaaaahh! -dijo-

Empecé a notar su semen en mi boca.

  • Así mamá, bebe, traga, aaaahhh... -decía con su pollón eyaculando en mi garganta-

Acabó y se apartó vistiéndose rápidamente.

  • Mamá, me llevo tu tanga de recuerdo -dijo cogiéndolo del suelo-

Sin despedirse ni decir más, se marchó corriendo por las escaleras.

Me puse la minifalda y me coloqué el top, y salí del portal sin que nadie me viera, y fui a casa directamente. Eran cerca de las 23,30 h.

Entré y mi marido se había quedado dormido en el sofá. Sin hacer ruido, en el baño me lavé y me metí en la cama sin despertar a mi marido.

Por la mañana, ya en sábado, me preguntó mi marido que donde había estado, y que había tardado en venir, que no se enteró. Yo le comenté que no tarde casi nada en subir, que me había encontrado a una amiga y estuve hablando con ella en la plaza, y que cuando subí estaba dormido en el sofá, y que le llamé pero no se enteró. Se quedó convencido.

El domingo por la noche, estando en la cama con mi marido dormido al lado, a eso de las 12 de la noche, escribía Karam.

  • Hola niñato, ¿qué haces, cariñito? Te fuiste el viernes corriendo y sin un beso siquiera -escribí-

  • Hola mamá, tenía prisa, ahora aquí en la cama hablando con unos amigos -respondió-

  • ¿Con quién, con tu morita? -dije celosa-

  • Pues no, ¿y si fuera así? -respondió-

  • Pues me enfadaría, niñato -contesté-

  • ¡¿Y me enfado yo por que duermas con tu marido?! -dijo-

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