Aventuras de una niña bonita (4)
Domingo en la oficina: con el vigilante
Miluska logró al fin un trabajo relativamente estable en una firma de ingenieros donde trabajaba Daniel y por ello estaba feliz y dispuesta a demostrar que podía ser muy útil como trabajadora, por lo que acudía inclusive los días domingos y feriados a laborar.
Sucede pues que uno de dichos domingos Miluska estaba sola en la oficina, mientras Daniel había viajado por negocios, por lo que únicamente se acompañaban vía mensajes y una que otra por videollamada..
Entraron en una conversación muy caliente y Miluska empezó a tocarse, levantando una pierna en el escritorio y aprovechando que estaba en falda, se hizo a un lado el calzoncito blanco y empezó a frotarse con su dedo medio su clítoris, para luego dar paso a hundírselo en su coñito, el que ya estaba muy húmedo. Daniel seguía de manera virtual y también se masturbaba, ambos sumidos en su mundo, sin saber ni querer saber nada del mundo exterior.
Jorge, el vigilante de turno, alrededor de las seis de la tarde se dispuso a hacer el recorrido de las oficinas para ver que todo esté en orden, subiendo piso por piso apagando luces y cerrando puertas.
Cuando llegó al segundo piso, vio la oficina de Miluska y, como era su rutina, abrió de frente la puerta para apagar la luz.
Grande fue su sorpresa al encontrar a la nena semidesnuda con una pierna en la mesa del escritorio y con un dedo introducido en el coñito.
Miluska ni siquiera se había dado cuenta que Jorge se había detenido a ver el espectáculo, frotándose la pinga sobre su pantalón, mientras con su otra mano le sacaba fotos desde su celular.
En eso, Miluska abrió los ojos para ver la conversación vía chat con Daniel, quien ya se había desconectado, encontrándose con Jorge de frente, quien, parado en la puerta, ya se había sacado su pieza grande y filuda, jalándosela frenéticamente.
Qué está haciendo??? Gritó Miluska tratando de cubrirse nerviosa.
Lo mismo digo yo señorita, dijo Jorge decidido.
Váyase inmediatamente de aquí, replicó la nena.
Bueno, me voy, pero déjeme decirle que he preparado un informe con fotografías de lo que Ud. ha estado haciendo en su centro de trabajo.
Miluska se aterró, dado que ello podría generarle el despido inmediato del trabajo y se puso a rogarle al vigilante para que no presente el informe.
Jorge se acercó a ella, con la pinga en la mano, sin decir nada, hasta que se la puso justo en los labios de Miluska y le dijo: convénzame que no debo presentar el informe.
Miluska se dio cuenta de las intenciones de Jorge, por lo que no le quedó más que abrir su boquita, lo que fue aprovechado por Jorge para meterle hasta la garganta su pinga caliente, haciéndola toser de lo profundo que se la hundió. Jorge empezó un mete y saca constante de su pinga a la boquita de la nena, mientras le agarraba la nuca para que se la trague todita.
Buena niña, sabe lo que tiene que hacer, le decía Jorge totalmente excitado ante la mamada que le estaba dando la muñeca.
Después de unos minutos, el vigilante paró a Miluska de su silla y la desvistió rápidamente, apreciando por primera vez ese cuerpo delicioso que se había imaginado cada vez que la veía entrar a trabajar.
El hombre presa de la excitación no se contuvo y empezó a besar cada centímetro del cuerpo perfecto de Miluska, haciendo que la nena se estremezca ante dicho contacto.
Luego, Jorge puso en cuatro a Miluska, apoyada sobre el escritorio y con la cola al aire, apuntando su pinga gruesa en su entrada jugosa, empezando a empujársela. Como era habitual, el coñito de Miluska estaba cerrado y apretado, lo que no detuvo a Jorge, quien seguía empujando y hundiendo su pinga poco a poco dentro de la rica muñeca.
Ya cuando la tuvo adentro, empezó el mete y saca con fuerza, haciendo gemir a Miluska.
Así la quería tener señorita, desde que llegó a esta oficina me he masturbado pensando en su rico culito, le dijo.
Las palabras de Jorge excitaban más a Miluska, al sentirse deseada.
Él se agarraba de sus nalgas y caderas para embestirla, no desaprovechando ni un solo segundo para gozar de ella.
Luego, sacó su pinga y la puso en la entrada del culito de Miluska, quien se paró intempestivamente y le dijo: no, por allí no. Jorge insistió pero ella no cedía, por lo que se resignó a seguir bombeándola por delante.
Miluska empezó a gozar nuevamente, Jorge la taladraba con fuerza mientras le decía: seguro que ese culito sólo se lo da a reventar al señor Daniel no?
Y ella, que no era consciente del todo producto de la excitación, le dijo que sí, que ese culito era exclusivo de Daniel, que sólo él lo perforaba.
Y Jorge siguió: cuántas veces le habrá hundido su pinga en ese culazo?
Muchas veces y en todas las poses, respondió Miluska sabiendo que si seguía con los detalles sobre eso lo iba a hacer terminar rápido.
Una vez hasta me sacó sangre, de lo fuerte que me dio, cuando me mete su fierro caliente se vuelve loco, le dijo la nena volteando a mirarlo, lo que ocasionó, tal y como ella lo había planeado, que Jorge se corra encima de sus nalgas.
Luego salió de ella, se vistió y salió raudamente de la oficina, dejando a Miluska agitada, sin ni siquiera asegurarle si iba o no a presentar el informe.
Minutos más tarde, revisando las cámaras de seguridad, Jorge se dio cuenta que todo había sido grabado, lo que le hizo maquinar algo como para sacar un poco de dinero extra....