Aventuras de una niña bonita (1): Turbulencias en
Este es el inicio de una serie de relatos que describen la historia de Miluska, una preciosa jovencita, en un nuevo país, en busca de nuevas aventuras.
Luego de un vuelo tranquilo de su país hacia el Perú, en busca de nuevas oportunidades laborales, Miluska tomó el vuelo de conexión rumbo a su destino final, sin esperar que el vuelo iba a ser turbulento pero a la vez.... excitante.
Miluska era una chica despampanante, un cuerpo precioso que se asemejaba a una guitarra, con una cintura de avispa y unas caderas que eran la envidia de muchas de sus amigas, terminando por un culito que cualquiera al verla pasar pagaría por morderlo.
Por mala (o quizás buena) suerte, en el vuelo de conexión a Miluska le tocó sentarse en medio de los tres asientos de la última fila del avión. No tenía mucho que reclamar dado que había comprado un vuelo de oferta así que al llegar a su asiento no le quedó más que acatar la disposición. Pocos minutos después se dio cuenta que quizás viajaría sola en toda la fila, ya que no llegaba persona alguna a ocupar los asientos laterales.
No duró tanto su encanto ya que un minuto antes de terminar el embarque llegaron dos muchachos altos y fornidos, pertenecientes a un equipo de fútbol local, a quienes les tocaba sentarse a los costados de la inocente Miluska.
Al estar sentados, ella no podía evitar mirar de reojo las piernas y brazos perfectamente cuidados de aquellos dos muchachos, ya que viajaban en pantalones cortos y polos deportivos sin mangas.
Lo que ella no se dio cuenta es que los muchachos también miraban sus preciosas piernas, ya que la nena estaba viajando con un short muy corto que dejaba ver sus contorneados y deliciosos muslos, lo que no pasaba desapercibido para ellos.
Antes de alzar vuelo, Miluska tuvo que hacer uso de los servicios, así que pidió permiso amablemente al que se encontraba en el pasadizo, quien adrede únicamente inclinó un poco sus piernas para que ella pase, lo que ocasionó que al pararse y pasar de espaldas a él, ambos vieron con deseo su rico culito que se marcaba de forma perfecta en su short, llegando incluso a verse la parte baja de sus ricas nalguitas que salía del diminuto shorcito.
Ella se dirigió al servicio dejando totalmente empalmados a los muchachos, quienes se quedaron comentando de lo deliciosa que debería ser su vecina de viaje.
Al regresar Miluska, los muchachos cesaron la conversación, mas no se percataron que producto de la excitación de la conversación por debajo de sus pantalones cortos deportivos se les marcaba unos bultos prominentes, lo que no pasó desapercibido por Miluska al sentarse.
Inició el vuelo y a mitad del mismo empezó una turbulencia fuerte que asustó a la pequeña Miluska, quien aterrorizada se puso a llorar, mientras escuchaba que anunciaban que estaba prohibido totalmente el caminar por los pasillos y desplazarse al servicio.
Miluska lloraba inconsolable ante la mirada atónita de sus vecinos de viaje, hasta que uno de ellos con cierto nerviosismo la abrazo y llevó su cabecita a su hombro. Miluska, en medio de su miedo por la turbulencia, se apoyo y abrazó a él, sin tomar en cuenta que era un total desconocido. Él acariciaba su cabellera y trataba de calmarla mientras su compañero miraba sus ricas piernas que se quedaban al descubierto debido a que ella estaba totalmente arrecostada a su amigo. Este último al ver que se estaba calmando, le dijo a Miluska que con confianza se acueste en sus piernas, lo que la nena tomó como una cortesía y acostó su cabecita en el regazo del muchacho. El otro, ni corto ni perezoso le levantó los pies a Miluska y los puso sobre sus piernas, quedando la nena totalmente acostada en los tres asientos.
El muchacho que estaba consolándola continuaba acariciando su linda cabellera mientras el otro se animó a acariciar con cierto temor las pantorrillas de la linda Miluska, quien ya se había calmado y hasta empezaba a sentirse consentida por sus compañeros de viaje.
De pronto, naturalmente al tener a tan hermosa muñequita cerca a su paquete y al ver que se estaba dejando acariciar por su amigo, la pinga de quien la consolaba empezó a crecer, siendo ello advertido por Miluska, quien instintivamente quiso apartarse, pero algo la llamaba a mirar atentamente como iba creciendo y abultándose el pantalón corto del muchacho. Él se dio cuenta de la mirada atenta de la nena y se arriesgó a llevarle la manito hacia su paquete, el cual estaba muy abultado por la presencia cercana de su carita. Miluska no podía creer que se estaba dejando llevar por la situación, le excitaba tocar tremendo paquete que se le había formado a su compañero de vuelo, en unos minutos ya lo estaba meneando por encima del pantalón corto; mientras tanto el otro ya tenía las manos recorriendo las preciosas piernas de la nena y de vez en cuando se animaba a meter su mano por el shorcito para apreciar la redondez de su culito.
El que tenía a Miluska acostada entre sus piernas se animó a sacarse la pinga al ver que ella lo meneaba sin hacer oposición alguna, quedando la nena con la boquita abierta asombrada por el tamaño de tan venoso miembro.
El muchacho le llevó la cabecita con su mano para que empiece a chuparla, Miluska, que seguía con la boquita abierta, no dudo en metérsela toda y empezar a saborearla. Al ver esa escena, su otro amigo le desaprovechó y bajó el shorcito y luego la minúscula tanguita a Miluska, quedando totalmente expuesta su conchita que ya lucía sus primeros jugos destilando calientitos, los cuales fueron aprovechados por el muchacho, quien se acomodó de tal forma que pudo pasar su lengua áspera y larga por la conchita de Miluska, quien lanzó un gemido que mostraba que empezaba a gozar. Así estuvieron un buen rato, uno lamiéndole la conchita y el otro hundiéndole la pinga en su boquita caliente, todo mientras que en el vuelo la turbulencia seguía y nadie tenía orden de pararse.
Estando tan calientes los tres, la pequeña Miluska se incorporó y trepó encima de la pinga de su compañero que previamente había preparado con su rica lengüita. La nena sabía lo que hacía, bajó lentamente disfrutando el contorno y grosor de la pinga que estaba comiéndose. El otro, logró ponerse de rodillas en el asiento de al lado para que la nena se la chupe, no dudando ella en saborear ese nuevo trozo de carne caliente, chupándole primero la cabecita rosada haciéndolo estremecer.
Así la nena estaba siendo atravesada por aquellos dos fornidos futbolistas, quienes disfrutaban de las deliciosas curvas de Miluskita, quien los trepaba de manera alternada, haciendo venirse a uno de ellos dentro de su conchita, disfrutando de como la llenó con su espesa leche.
El que quedó aún en la faena al cabo de unos minutos empezó a jugar con el culito de Miluska, metiéndole el dedo medio entre tan ricas nalguitas, lo que le gustó a la pequeña por ser la primera vez que sentía una incursión por ese agujerito. Estaba dispuesto a destrozarle el culito, intento que tuvo que dejar ya que la señal de prohibición para pararse había cesado. Ante eso, Miluska bajó de él y, tapándose con una pequeña colcha de viaje, se lanzó a chupársela hasta que logró hacerlo venir en su boquita, tomándose la caliente leche de su compañero de viaje sin dejar gota alguna fuera de ella.
Finalmente, concluyó el viaje y Miluska se despidió de sus dos nuevos amigos, quienes se quedaron con las ganas de romperle ese rico culito.