Aventuras de un vidriero

La historia que contaré se trata de una experiencia que tuve a los 19 años, cuando trataba de ganarme la vida trabajando como ayudante de vidriero, en un negocio muy cerca de mi casa.

Hola, mi nombre es Jorge. La historia que contaré se trata de una de las diversas experiencias que tuve a los 19 años, cuando trataba de ganarme la vida trabajando como ayudante de vidriero, en un negocio muy cerca de mi casa.

Tengo un problema. Resulta que por un desequilibrio hormonal en mi adolescencia tengo desarrollado el pene en forma anormal; lo que se llama gigantismo peneano. A muchos les parecerá una exageración, por que mide 18 cm. en reposo y 27cm. en erección, con un diámetro de 5.5 cm.. Digo que para mi es un problema, por que es difícil realizar en forma normal el acto de hacer el amor y contadas son las veces que he podido tener una mujer que pueda tolerarlo completamente.

Bueno, lo que sigue es una experiencia que tuve:

Era viernes y me encontraba en plenas labores y con mucho trabajo, debido a que mi jefe estaba de viaje y el otro ayudante estaba con descanso médico por que se había cortado la mano; cuando llegó a la vidriería una señora de unos 40 años que necesitaba que le instalen en su casa los vidrios a una ventana que da a la calle, por que sus sobrinos la habían roto jugando pelota.

En vista que me encontraba solo, le pedí su nombre y los datos de su domicilio con el fin de ir a tomar las medidas de la ventana y le dije que si podía ir a las 6.30 pm. después de cerrar la vidriería, a lo que ella contestó que no había problema.

Finalicé mis labores y como todos los días me di un baño; luego tomé un lápiz, papel y la medida, busque la dirección del domicilio de la señora y me enrumbé hacia allá. A primera vista la casa era bastante grande y se veía por fuera un poco descuidada, antes de tocar el timbre traté de localizar donde estaba la ventana rota y no la ubicaba; pensé que había tomado mal la dirección por que no veía mas ventanas. Ya que estaba ahí, toqué el timbre y salió un niño a quién le pregunté:

  • Hola, soy el vidriero y estoy buscando a la señora Lupe. ¿Puedes llamarla?

  • ¡Tía Lupita..... te buscannnnnnn!... gritó el niño.

  • ¡Hazlo pasar a la sala! - respondió la mujer

Una vez dentro de la casa dejé mis herramientas en la mesita de centro y me puse a ver unos cuadros, que me dispuse a enderezarlos por que estaban fuera de sitio (es algo que no soporto); en eso que siento que me llaman desde el segundo piso:

  • Holaaaaa.... sube por favor!

  • Enseguida señora

  • Bueno ya que vas a estar aquí un par de días por lo menos, que te parece si me dices tu nombre y dejas lo de señora para otro momento... llámame Lupe.

  • Me llamo Jorge, señ.... perdón ... Lupe - respondí.

Me pareció raro que me diga eso de estar dos días por que lo mucho que calculé estar aquí era una hora como mucho. Le pedí que me dijera donde estaba la ventana rota y me llevó a su dormitorio, señalándome una ventana que solamente estaba rajada. Tomé las medidas y le dije que regresaría al día siguiente (sábado) por la mañana. Ella estaba dándose un baño, así que desde la puerta le dije:

  • ¿Eso es todo, Lupe?

  • ¿Jorge puedes hacerme un favor?. No sé si te habrás dado cuenta que en la casa no hay ningún hombre y hay varias cosas que hacer... ¿Te gustaría ganarte unos soles extras este fin de semana?

Mi respuesta fue positiva e inmediata, por que justo andaba bajo de fondos y me caía a pelo la propuesta

  • ¿Qué debo hacer, Lupe?

  • Mira lo que hay que hacer es mover unos muebles, son pequeños, no te asustes ... jaja.

  • Ufff... me la hiciste- dije, rompiéndose el hielo entre ambos y tomando confianza.

Ya eran como las 8:00 pm. Y le dije que ya me iba y que mañana podía hacer lo que ella quisiera.

En eso se abre la puerta del baño y la veo salir con una bata de seda transparente que permitía ver sus erguidos pezones.

  • Jorge, te tomo la palabra...has dicho lo que yo quiera... ah - me dijo con un tono pícaro.

  • Así es Lupe, lo que tu quieras y más- contesté de la misma manera, sin dejar de mirarla.

Era evidente que se me estaba insinuando y me gustaba el juego. Me acerqué para darle la mano y despedirme. Pero ella se alejó como evitándolo y dándome la espalda. Entonces le dije:

  • Bueno Lupe, ya me retiro, mañana, a qué hora debo venir?- pregunté

  • ¿Por qué te vas? ¿Tienes algo que hacer más tarde?. Te pregunto por que me gustaría que vayamos avanzando un poco con las cosas.

  • No, no tengo nada que hacer.

  • Entonces quédate por favor. Espérame abajo que me cambio y empezamos. Si? Si gustas tomar algo, sírvete lo que quieras. El bar está debajo de la escalera. Sírveme un whisky con hielo y un poco de agua. Gracias.

Bajé y me dirigí al bar e hice lo que me dijo. Yo me preparé otro, a pesar que soy muy poco de beber.

Cuando Lupe llegó me acerqué a ella con su vaso y se lo alcancé. Ella tocando mi mano lo asió y me dijo para sentarnos un rato, con el pretexto de que yo descanse un poco.

Nos fu.imos a su terraza - ¡Qué tal mansión que era! ¡Hasta piscina había! - No entendía como podía vivir sola ahí. Me senté en una banca, de esas que uno se balancea y ella se sentó a mi lado y riéndose dijo:

  • Ojalá que no se rompa ...jaja

  • No, que va. Se ve que está fuerte- dije

  • Tienes novia?

  • No

  • Y como es eso posible, si eres un muchacho apuesto y bien educado?

  • Gracias por eso. Y tu?

  • Yo perdí a mi marido hace un año, en un accidente aéreo.

  • Oh. Lo siento.

Mientras iniciábamos la charla, tragos van, tragos vienen; ya estábamos más sueltos de la lengua y sobre todo yo.

En ese momento ya estaba decidido a mandarme con ella y la tomé de la mano y le dije:

  • Me permites que te diga que eres la mujer más sensual que he conocido y me gustas mucho

Me acerqué a ella y pasando mi brazo por su espalda la pegué más a mi. Ella entendió el mensaje y juntó sus labios a los míos dándonos un profundo beso. Nos pusimos de pie sin separar nuestras lenguas, pegando nuestros cuerpos como si quisiéramos ser uno solo. Me comenzó a pasar su mano por mi pecho y la fue bajando hacia mi miembro que estaba duro como un palo y totalmente aprisionado por mi jean. Cuando llegó, suspiró y me dijo:

  • Quiero que me hagas el amor aquí mismo.

No esperé más y comencé a desnudarla. Le quité la camiseta y aparecieron sus majestuosos pechos con sus encumbrados pezones. Ella me empezó a quitar la ropa con cierta fogosidad; cuando quiso bajarme al pantalón, dijo:

  • Que tienes en el bolsillo que no me deja bajártelo?

  • Espera, te ayudo .... aaaeegg... ggg. Ya está.

Quedé totalmente desnudo y ella se alejó un poco ... no podía creer lo que sus ojos veían!!!

  • Pero que es eso!!??-estaba sorprendida contemplando aquel pedazo- ¿Es de verdad?

  • Claro, tócalo y siéntelo, vamos no temas.

Se acercó a mi y empezó a besarlo con mucha pasión, sus mano no llegaba a sujetarlo y su boca apenas podía con el glande. Pero su excitación era tanta que deseaba tenerlo en su ardiente sexo.

Me hizo echar sobre una colchoneta y ella se puso encima mío y puso su sexo en mi boca mientras continuaba lamiendo el fastuoso miembro, en un 69 perfecto.

Luego de hacerla convulsionar con un orgasmo se volteó y se puso encima de mi estaca, fue bajando lentamente hasta tocarla con sus labios vaginales completamente mojados por la mezcla de sus jugos con mi saliva. No dejaba de gemir, a pesar que todavía no entraba. Como es de suponer, mis manos sujetaban mi pene para que no se doble, pues es muy doloroso cuando esto sucede; cuando siento que es tragado por su vagina. Ella entraba poco a poco y luego se levantaba para ir adaptándose al grosor, un poco más adentro, luego otro poco, haciéndome retirar mis manos y dándome mucho placer.

Ahhhhh... ahhhh... me muero de gusto! - decía y seguía bajando. ¡Estaba totalmente adentro de ella!!!

Se empezó a mover hacía adelante, hacia atrás, a los lados. Como se movía esta linda mujer. Yo estaba en la gloria, ella no dejaba de gritar: ¡Ahh... siii....sii ... así...!!.

Sentí como se le ponía la "piel de gallina", era una inequívoca señal de que tenía otro orgasmo y en ese mismo instante le dije:

  • ¡Me vengo! ¡Me corro!

  • Si, córrete dentro, quiero sentir tu semen... ahhh... ahhhh...ahhhh

Me corrí con tal abundancia que sentía resbalarse por los lados; fue sin lugar a dudas la mayor corrida de mi vida. Que gusto!

Nos quedamos quietos y mi pene empezó a aflojarse, pero para ella era como si estuviera erecto por que por momentos sus caderas iniciaban ese movimiento tan delicioso que me volvía loco.

No dejaba que lo retire de su mojado sexo; cuando lo hacía, ella se pegaba más. Así estuvimos como media hora, tiempo que fue suficiente para que empezara a tener otra erección y ella lo sintió.

  • Eres maravilloso, Jorge. Quiero que te quedes a dormir. Quiero tenerte toda la noche para mi solita.

Claro que me quedé y no sólo una noche; durante 2 años estuvimos juntos y con su apoyo puse mi propia vidriería, la cual nos permitió vivir holgadamente. Al fin de cuentas había encontrado la "horma para mi zapato".