AVENTURAS DE UN ADULTERO. V Irene

Último relato de esta serie.

V . IRENE

Irene es posiblemente con la que peor me he portado de todas, posiblemente la única que realmente le he hecho daño y la que mas dolor me produce el recordarlo.

La conocí en uno de mis trabajos, en el que estuve con Andrea, al que me dirigia cuando pasó lo de Celia, la primera vez que coincidimos ya la noté frágil, muy frágil, insegura de si misma y con millones de traumas, no se como fue pero me sentí obligado a protegerla desde el primer momento, no paraba de preguntarme dudas sobre el trabajo y me hacía especialmente gracia como anotaba cada una de mis palabras en su libreta.

Físicamente no estaba nada mal, con el aliciente de tener un pelo muy bonito, hay que decir que es pelirroja, y siempre he tenido una debilidad hacia las mujeres pelirrojas, pecosa, con una cara agraciada y un cuerpo increíble, 1,72 de estatura, 52 kilos y un trasero maravilloso, por poner alguna pena, andaba algo escasa de pecho, aunque su forma de vestir, modernita, informal siempre resaltaba su hermoso trasero.

Los primeros meses de nuestra relación solo hablábamos de tema de trabajo, ella siempre tan responsable, concentrada en su trabajo, también es bastante religiosa y recatada, al principio no me atraía excesivamente aunque reconozco que me enamoré de su trasero, conforme iba controlando el trabajo ya empezamos a hablar de otras cosas, de su novio, pero ella tan recatada siempre siempre descartaba el tema sexual, que no le gustaba hablar de eso, no se sentía cómoda, eso causaba en mi mayor morbo, por lo que siempre que podía insistía en el tema, pero ella sabía como cambiarme de tema al instante.

Un día encontré de casualidad un remedio con el cual me acerqué un poco mas a ella y pude acceder a su mente y empezar a manipularla, en esta relación, la verdad, creo que ha sido eso lo que he hecho, manipularla para poder poseerla, aunque el resultado final ha sido todo lo bueno que pensaba. Ese día, ese punto de inflexión fue una tontería, una conversación banal que a partir de ahí, me dio juego para intentar y finalmente conseguir hacérmelo con una recatada religiosa.

Estando trabajando me enseñó una foto de su novio, yo no se porqué pero lo primero que se me ocurrió, a parte de que lo encontré horroroso al tio, fue decirle.

  • Irene, este tio no te rinde en la cama, pobrecita lo que estaras sufriendo.

Irene abrió los ojos de par en par, se puso nerviosa e intentó negármelo, noté que estaba nerviosa por lo cual insistí con el tema hasta que pude conseguir que me lo confirmara, había acertado, tenía razón, por lo que me contó, siempre sin detalles y de la forma “light” que podía, que su novio la rechazaba mucha veces y su regularidad era muy escasa y se extrañó que solo con la foto yo lo adivinara.

Se me ocurrió decirle que veía y notaba cosas, que era una especie de “médium” pero de pueblo y descubrí que le encantaba ese tema, el tarot, los adivinos, etc. etc. así que continué con el rollo y de vez en cuando le hacía alguna predicción, tuve suerte y acerté unas cuantas.

La tenía sorprendida, con mis poderes esotéricos, y no paraba de preguntarme que pasará, como veía a su novio, etc, etc, poco a poco las conversaciones iban tocando el tema sexual y empecé a decirle lo guapa que era, que seguro que era una máquina en la cama, que “dios da pan a quien no tiene dientes”, yo también le conté mis problemas con mi mujer, nos lamentábamos pero nunca pasábamos de eso, ella siempre me salía con las tipicas consignas, “ no hagas lo que no quieras que te hagan”, “no seas infiel”, etc. etc,

Luego aparció otro compañero de trabajo, amigo mio, y empezamos a juntarnos los tres, hizo muy buenas migas con ella, y empezaron a tontear, claro para Irene era mas fácil tontear con el que con migo ya que para entonces yo ya tenía mis hijos y mi vida hecha, ella no dudaba en contármelo, enseñarme los mensajes que le escribía, por entonces los dos tenían pareja.

En esa época Irene estaba radiante, mas guapa que nunca y sonreía, hasta entonces pocas veces la había visto sonreir, empecé a fijarme mas en ella, ya no me parecía la modosita, la verdad la veía mucho mas bella, y con un morbo especial, siguieron los tonteos entre ellos hasta que un dia en el que Irene no paraba de preguntarme que iba a suceder con su relación y con el otro, y le di una respuesta de brujo, lo que ella esperaba.

  • Irene, tranquila, antes del día treinta va a pasar algo gordo – vaticiné

  • ¿Pero que’ - me insistía

  • No lo sé, pero algo ya veras.

Efectivamente, supongo que sería la sugestión que ejercía mi influencia sobre su cerebro pero paso, el mismo día treinta ella y el se besaron, no tardó en contármelo., estaba muy emocionada pero se sentía fatal por su novio, le había engañado, era una mala cristiana, por un beso, solo un besos, estaba fatal por ello.

Al poco tiempo, mi amigo empezó a cansarse, porque no sacaba lo que quería, que era acostarse con ella y empezó a tontear con otras con las que tenía mas posibilidades, Irene entones tuvo un bajón increíble, volvió a ser la niña oscura que se escondía de todo, lloraba cuando nadie miraba y estaba triste, hasta que habló con su novio y le contó lo del beso, no paso nada todo se arreglo.

Yo continuaba con mi estrategia, resaltando siempre su belleza, dándole predicciones que por suerte iba acertando, y yo iba taladrando su cerebro poco a poco, diciéndole cosas como que debería probar otro hombre, que era una pena desperdiciar ese cuerpo, que si me dejara yo le haría arañar las paredes de placer, etc, y quitándole importancia a lo de su desliz con el amigo, ella poco a poco se iba abriendo un poco mas y contaba ya algunas cosas, aunque cuando intentaba profundizar un poco mas se enfadaba y cortaba enseguida la conversación.

Unos meses después, otro amigo distinto cambió de residencia y se fue a la capital de la provincia que linda con la mía por el sur, Irene y yo planeamos un viaje sorpresa para ir a verle y pasar el día con el y así lo hicimos, pasamos un día muy agradable y por primera vez estuvimos mas cerca que nunca, en el coche, ella estaba muy contenta, y cuando lo estaba realmente era maravillosa, me abrazó muchas veces, de una forma muy cariñosa y me besó, eso si, siempre en la mejilla, cerca de la boca, pero yo me conformaba, para ella eso era lo mas cercano al pecado capital de la historia, desde ese día estuvimos mas unidos todavía.

Estábamos muy unidos, pero solo era amistad, una amistad muy sana, yo insistía porque aunque coincidió el momento con otros escarceos que tuve con Andrea y Celia ella nunca se enteró, aunque si se mostraba celosa cuando hablaba con alguna de ellas, en la cena de empresa que tuve el lio con Andrea, tuvimos unos instantes muy eróticos cuando Irene borracha como una cuba me abrazaba con una ternura increíble, pero no paso nada mas que eso.

Entonces llegó el día que cambié de trabajo, aunque nunca perdimos el contacto, hablábamos todos los días por teléfono y quedamos en varias ocasiones, todo seguía igual, yo adulándola y ella ya preparando su boda cuando ocurrió lo que estaba cantado y esto si que me lo esperaba, por lo que empecé a creerme que si tenía algo de brujo.

Ese día recibí un mensaje en el móvil, era Irene, que me pedía por favor hablar conmigo, que me necesitaba, en cuanto pude la llamé y me dio la noticia. Su novio la había dejado a cinco meses de la boda, lo habían visto con otra y así fue poco después se descubrió que tenía otra persona.

Irene estaba destrozada, lloraba a todas horas y yo me encargué de animarla, en esa época yo ya no pensaba en acostarme con ella, lo pasó muy mal y yo ayudé en todo lo que pude, y ella me lo agradecía constantemente, fueron cuatro meses en los que hablamos mas de cuatro horas diarias por teléfono y yo cada vez que podía me escapaba a verla. Poco a poco se fue aclarando todo, el reparto del piso, devolver los muebles, etc. etc, y ella fue saliendo del pozo y yo empecé a increparla de una forma sutil pero siempre incitándola a cometer locuras.

Insistía en que cambiara de actitud, que disfrutara de la vida, que se “tirara a todo lo posible”, que tenia un cuerpo espectacular y debería disfrutarlo al máximo, ella siempre se tiraba para atrás, un día hablando por teléfono le dije que necesitaba datos de su vida sexual para intentar adivinarle el futuro y ella tragó, y por primera vez hablamos de sexo sin tabúes, yo me quedé un poco sorprendido pero sus respuestas aumentaron mas el morbo que ella producía en mi:

  • ¿Cómo es tu ex en la cama?- empezó mi interrogatorio.

  • Supongo que bueno, no he probado otro – contestaba ella nerviosa.

  • ¿Lo hacíais muchas veces? – continué

  • No mucho, una vez cada tres meses mas o menos, el siempre me ponía escusas.

  • ¿Le has hecho alguna felación alguna vez?- subí el tono.

  • ¿Qué es eso? – pregunto sorprendida, como ya he dicho era muy inocente y casta.

  • Una mamada Irene, eso es.

  • No, yo no soy de esas – esta respuesta me puso a mil.

  • Entonces de sexo anal nada ¿verdad?- continué investigando.

  • No, ya te he dicho que yo no soy de esas.

Seguimos durante un buen rato con el interrogatorio, y cuando terminó empecé con mi sermón, que no sabía lo que se perdía que si su ex no tenía ni idea de cómo hacer feliz a una mujer, que había desperdiciado su vida, etc, etc, etc,

Después de esta conversación fue cuando yo ya tenía claro que quería tenerla, quería hacerle gritar de placer y sobre todo quería romper con todos sus tabúes, ser el primero que la volviera loca, ella poco a poco se encontró mas suelta hablando de sexo y ya no escondía que lo hechaba de menos, habían pasado ya seis meses desde su ruptura y yo continuaba insistiendo en que empezará a salir de casa y que tenía que encontrar a alguien, para entonces ya éramos uña y carne.

Ella empezó a preparar oposiciones y me pidió que le comprara un ordenador y que se lo instalara, y yo lo hice, estuve con ella en su habitación y me volvía loco como se acostaba en su cama con su bonito trasero y sus camisetas cortas dejaba ver parte de su espalda y las primeras curvas de su culo, yo seguía insistiendo y lanzando frases como:

  • Si no estuviera tu madre en el salón te hacía una mujer ahora mismo.

Lo cogía a risa pero yo ya empezaba a notar algo raro en su mirada, empezaba a gustarle este juego y yo sentía que el momento estaba cerca, y así fue, mas cerca de lo que esperaba.

Fue un sábado por la mañana, me cogí esa mañana libre para ir a formatearle el ordenador, tenía un problema y me presente allí a las nueve y media de la mañana, apareció su madre y el perro como siempre, mas tarde llegó ella, estaba guapísima ese día y me extraño encontrarla maquillada, cuando ella normalmente no lo hace, llevaba una camiseta sin mangas amarilla que resaltaba su vientre plano y sus pequeños pechos, dejaba al aire su bonito ombligo, unos pantalones vaqueros bajitos, que hacían que su perfecto trasero resaltara mas, olía muy bien y su pelo estaba maravilloso, rojo natural, la verdad que me quedé con la boca abierta al verla le dije lo guapa que estaba y ella me lo agradeció con dos besos, besos distintos a los que me había dado hasta el momento, besos mas largos, con mas contacto, sabía que iba a pasar y empecé a excitarme.

Comencé con el formateo del ordenador y ella volvió a echarse sobre la cama a escasos 20 centímetros de mi, tumbada boca abajo con la camiseta un poco subida, dejaba media espalda al aire, su piel blanca constrastaba con el fondo negro del cubre de la cama, de vez en cuando le daba un beso casto en la cabeza y la abrazaba, poco a poco los abrazos iban durando mas, de repente entró su madre y dijo:

  • Irene, nos vamos al chalet, cuando termines vienes – añadiendo las típicas invitaciones hacia mi persona, que si quería ir a comer etc, etc.

Nos quedamos solos, el ambiente estaba enrarecido e Irene, aunque recatada, supo como hacer para que yo deseara tocarla, y así fue, con la excusa de un masaje comencé a acariciar su espalda por encima de la camiseta, bajando poco a poco hasta llegar a su baja espalda desnuda, al mas mínimo contacto con su piel noté como se le ponía la carne de gallina y como su mejilla derecha, que era la que tenia a la vista se ruborizaba, fueron momentos tensos, me estaba jugando un tortazo, pero como veía que me dejaba hacer decidí emprender una acción directa.

  • Irene, así no puedo hacerte un masaje como dios manda, ¿tienes crema

o loción para la piel?- pregunte esperando una respuesta afirmativa.

  • Si, ahora vuelvo- me dijo con una sonrisa pícara.

A los pocos minutos volvió con un frasco de crema hidratante “ nivea “ me dijo que solo había encontrado eso y fue cuando le dije quítate la camiseta. No sin pudor y tumbada boca abajo lo hizo, no pude ver nada, solo los tirantes y la parte trasera de un sujetador amarillo chillón, que mas tarde vería lo bonito que era, empecé a echarle crema por la espalda y continué con su masaje, su espalda era muy bonita, salpicada de innumerables pecas, le daban un tono moreno que contrastaba con el blanco de su piel, ella no hablaba, suspiraba y disfrutaba del instante, hice un gesto de disconformidad y le dije que me molestaba el sujetador y lo desabroché, y lo abrí lo mas posible, luego empecé a masajearle los brazos y hombros hasta que conseguí que se lo quitara del todo, notaba su acelerada respiración y que decir que en esos momentos yo ya tenía una excitación increíble, poco a poco fui bajando muy despacio, hasta llegar a su baja espalda, era un momento tenso y decidí volver a probar

-         Necesito que te bajes un poquito el pantalón, o si lo prefieres y quieres que el masaje sea de cuerpo entero, te lo quitas.- le dije casi babeando ya.

  • Jolines , si me apetece pero no se si esto esta bien.

  • Tranquila, somos amigos, y solo te estoy haciendo un masaje.

  • Bueno vale, pero yo me desabrocho y tu lo estiras, no quiero que me veas los pechos.

Mi corazón empezó a bombear sangre, y serguro que sabéis donde iba a parar toda, con un gesto y alzando un poco su hermoso trasero se desabrochó el botón del vaquero, y me dijo que ya podía estirar, y así lo hice y cual fue mi sorpresa cuando descubrí dos nalgas perfectas separadas por un casi inexistente hilo dental o tanga, también de color amarillo, puedo asegurar que es el trasero mas bonito que he visto en mi vida, para entonces ya tenía una erección de caballo pero sabía que tenía que ser paciente y eso hice.

Comencé con el masaje de piernas, no eran feas sus piernas pero estaba muy fibrosa de tanto deporte que hacía, empecé por los pies, tobillos pantorrillas y por fin sus muslos, cada vez iba subiendo un poco mas acercándome a su sexo lo mas posible, con otro gesto de fastidio le abrí las piernas con la excusa de hacerle mejor el masaje y descubrí que su tanguita estaba un poco mojado, pero aun sabiendo que estaba excitada no quería fastidiarlo por lo que tenia que ser muy cuidadoso.

En una de estas mis dedos rozaron su sexo, y noté como ella aguantaba su respiración, no me dijo nada, no se quejó y lo volví a hacer cuatro o cinco veces, siendo la última ya una caricia en toda regla, por encima del tanga pero ya pude notar lo excitada que estaba, de pronto como si le encendiera una luz, se levanto y se sentó en la cama apoyando la espalda en la pared y con el brazo tapándose los pechos y dijo:- Esto no esta bien, estas casado, esto es pecado para por favor – decía con los ojos muy abiertos y casi con lágrimas en los ojos.

  • Confía en mi, Irene, somos adultos, es solo sexo, tanto tu como y lo necesitamos y esto no implica nada, seguiremos siendo igual de amigos, y además creo que esto te vendrá bien.

  • No, por favor, déjalo – me suplico.

  • Vamos a ver, seamos sinceros, ¿a ti te apetece?, ¿estas excitada?, entonces, ¿cuál es el problema? – le interrogaba mientras ella asentía con la cabeza a cada una de mis preguntas.

  • No se, pero estoy muy nerviosa y me da mucha vergüenza.

  • Mira Irene, te lo voy a poner mas fácil, tu solo te vas a relajar y a disfrutar, y si te parece bien para ponértelo mas fácil te voy a vendar los ojos, ¿vale?.

  • Bueno, lo intentamos- por fin dijo Irene.

  • Pero antes déjame ver tu hermosos cuerpo-

Empezó a bajar su brazo y empecé a ver sus bonitos pechos, no estaban nada mal, pequeñitos, pero muy sexy, pero lo que mas morbo me dio fue ver su cara, era increíble, esa mezcla de excitación, miedo y nerviosismo me volvía loco, me recordaba a uno de esos “castings” en el que una chica hace el amor por primera vez delante de una cámara, me acerqué a ella y la besé, tardó en responderme pero ese primer beso fue muy dulce, sus carnosos labios provocaban una sensación maravillosa, me levanté y me fui al armario siguiendo las indicaciones de Irene no tardé en encontrar un pañuelo tipico de

“Mango” negro con el logotipo en blanco, hice que se girara y lo anude en sus ojos, entonces le dije que se acostara y que se relajara, que quería que disfrutara en todo momento, que solo tenía que preocuparse por disfrutar, nada mas, de lo demás me encargaba yo.

Me acosté a su lado y comencé a besarla con suavidad, muy lentamente, trataba de que se sintiera a gusto, acariciaba sus mejillas y su cuello sin dejar de besarla, poco a poco mis manos iban recorriendo su cuerpo, hombros espalda, costillas, siempre evitando ser directo por miedo a que se asustara, sin dejar de besarla mis manos se posaron en su vientre, hasta ese momento no me había percatado de o hermoso que era, lo acariciaba y en cada movimiento de mis manos veía como se le erizaba la piel, cuando separé mis labios de los suyos vi con extrañeza como sus mejillas habían adquirido un color rojizo que hacía que tuviera un alo especial, ella respiraba muy rápido y empezó a abrir las piernas, era la señal, empezaba a estar impaciente, y eso, es lo que me encanta, que me deseen, comencé a bajarle el tanga que todavía llevaba puesto, aunque me lo imaginaba me quedé sorprendido al ver el rojo de su bello púbico, aunque muy escaso, bien recortado y depilado, no dejaba de ser rojo, su sexo brillaba por la excitación, pero no le hice caso, volví a besarla en los labios, los besos ya no eran dulces, ella comenzaba a impacientarse y sus besos tenían mucha mas intensidad......

Empecé a besar y lamer su cuello, sus hombros siempre muy despacio, y llegue a sus pechos, los rodeé con mi lengua hasta llegar a su aureola, la besé con dulzura comprobando lo rápido que se endurecían, mientras lamía una, con la mano rozaba la otra, consiguiendo el mismo resultado, para entonces Irene ya suspiraba muy fuerte, se notaba que necesitaba una buena ración de sexo que nunca había tenido, que para ella el sexo había siempre sido sucio y por desgracia su novio no era todo lo “potente que ella necesitaba”, continué acariciando y besando sus pechos pero mi mano empezó a bajar hasta llegar a su sexo, lo acariciaba introduciendo solo la yema de mi dedo corazón entre sus labios vaginales, recorriéndolos de abajo a arriba y luego haciendo movimientos circulares en su clítoris, soltó el primer gemido de placer, lo estaba consiguiendo, a los pocos minutos era Irene la que movía sus caderas para intentar dar un poco mas de ritmo a mis caricias, fui bajando mi cara y todo mi cuerpo hasta quedar mi cabeza entre sus piernas, cuando comencé a saborear su sexo, Irene dio un respingo y su primera intención fue apartarme con sus brazos, no podía verme así que fue fácil agarrarla por las muñecas y continuar lamiendo su precioso sexo, ella gemía cada vez mas fuerte, yo de vez en cuando la tranquilizaba diciéndole:

  • Recuerda, solo tienes que disfrutar, olvídate de todo y solo siente tu cuerpo.

Seguiamos en esa posición pero a los pocos minutos, ella estalló en un orgasmo, aunque intentó silenciarlo por todos los medios, noté sus contracciones en mi boca y como apretaba sus muslos contra mi cabeza, decidí dejarla descansar, y por fin, comencé yo a desnudarme.

Irene me comentó que su ex nunca le había hecho lo que yo, y que se sorprendía que solo con la boca había conseguido provocarle tanto placer, todo esto con los ojos vendados y con ese color rojo en sus mejilla que me ponía cardíaco. Una vez desnudo le cogí su mano derecha y la acerqué a mi pecho, para que comprobara que estaba desnudo, comenzó a acariciarme, aunque tuve que acompañar su mano, me tocaba con suavidad, vi como sacaba su lengua y se mojaba los labios, comenzó a masturbarme, lo hacía torpemente, se notaba que no era ninguna experta, para evitar sus miedos decidí acariciarla yo a ella al mismo tiempo, dio resultado, su tensión disminuyó y seguía acariciándome ahora mas relajadamente, la tumbé de nuevo en la cama, y acerqué mi pene a su cuerpo, comencé a darle golpecitos con el en la cadera, y fui subiendo hasta llegar a sus pechos, daba golpecitos con mi pene en sus pezones pero noté como apretaba su mandíbula, de nuevo sus miedos se agolpaban en su cerebro.

Por lo que me contaba sabía que el sexo oral para ella era un tabú pero yo estaba dispuesto a conseguirlo, poco a poco con mi pene continuaba acariciando sus pechos y decidí subir, a todo esto, no dejaba de estimularle el clítoris con mi mano libre, ella gemía entrecortada e intentaba acariciarme el pene, yo no la dejaba, le apartaba la mano, ella no paraba de gemir, mi pene ya rozaba su barbilla, dio un respingo cuando lo notó, la tranquilicé y empecé a rozar con mi glande sus rojas mejillas, ella notó humedad en su mejilla y me preguntó que era, tuve que explicarle que era mi propia lubricación, de la excitación que tenía, con mi dedo índice, recogí algo de ese liquido preseminal y acerque el dedo a sus labios, ella en un principio hizo gesto de desagrado, seguramente pensó que era mi pene, pero cuando descubrió que era mi dedo no dudo en dejarle paso y lamerlo, no sabia que mi dedo tenía sustancia pero noté como esta situación la excitaba mas, para entonces ya había dejado de estimularla, y deseaba con todas mis fuerzas conseguir su primera felación, ser el primero en penetrar su boca inmaculada.

Saqué mi dedo de su boca, ella, se apresuró a cerrarla entonces deje caer todo lo largo de mi pene sobre sus labios, ella intistivamente los apretó, yo acaricié su pelo con cariño, y le repetía una y otra vez, confía en mi, no te voy a hacer daño, poco a poco conseguí que relajará los labios, pero no que los abriera, comencé a rozar con mio glande sus labios intentando abrirlos, cuando lo conseguí, tropecé con sus dientes hasta que por fin cedió, mi glande entro en su boca, solo el glande, ella comenzó a rozarlo con

su lengua, mi excitación era bestial al igual que su torpeza, me hizo un poco de daño con sus diente hasta que comprendió que debía abrir mas la boca, poco a poco le giré el cuello para que mi pene pudiera entrar y salir con mas facilidad, tubo dos conatos de arcadas pero al final conseguí que mi pene entrara y saliera de su boca my dulcemente, ella ya había comprendido la mecánica, su lengua ya jugaba con mi glande e incluso empezaba a gemir, en el fondo no le desagradaba.

La levante e hice que se sentara en la cama., yo me acerqué a ella y deje mi sexo a pocos centímetros de su cara, ya no hubo que guiarla, ella solita lo cogió y lo engulló, al principio tuve que marcarle yo los ritmos, pero pronto siguió ella solita, lo hacía dulcemente, para ser la primera no estaba mal, pero yo seguía incontrolado por el morbo que me producía saber que era el primero, que estaba rompiendo todos los tabúes de esa mojigata recatada que era Irene.

Al rato decidí parar, no quería terminar, el susto que se hubiera llevado la habría traumatizado durante años, la levante, la besé dulcemente y me acosté yo en la cama, la hice subirse encima de mi, y le dije que se insertara, ella mismo, cogió mi pene y lo acompañó hasta la entrada de su sexo y luego se dejo caer poco a poco, su sexo ardía, no te un calor increíble en el mío, ella empezó a moverse, primero lentamente pero no tardó ni treinta segundo es incrementar el ritmo, era frenético, le encantaba, ya no disimulaba su jadeos, cada saltito que daba se convertía en un gritito, ahogado que cada vez subía el volumen, poco después apretó sus muslos contra los míos y arañó mi pecho mientras apretaba las mandíbulas para después abrir la boca y soltar de golpe todo el aire, había tenido otro orgasmo, y en menos de cinco minutos, esto prometía............

Se dejó caer sudorosa sobre mi pecho, pero yo quería alargar este momento lo mas posible, y empecé mis embestidas desde abajo, primero lentamente, ella no tardó en reaccionar y a los pocos segundos comenzó de nuevo con los jadeos, le gustaba, seguía apoyada en mi pecho, respirando entrecortado y jadeando, incremente el ritmo, poco a poco, al mismo tiempo subía la intensidad de sus gemidos, no pasaron mas de tres minutos cuando volvió a estallar, no salía de mi sorpresa, ya llevaba tres y comprendí que mi preciosa e intima amiga Irene, iba a pasar un buen rato.

Decidí cambiar de postura y que se relajara, la puse a cuatro patas y la penetré desde atrás, ella mantuvo la posición durante unos minutos, mis embestidas cada vez eran mas

fuertes y ella poco a poco iba inclinándose hacia delante, hasta dejar la cabeza apoyada en el cojín, esta vez tardó un poco mas, pero alrededor de los diez minutos tubo otro orgasmo, esta vez los espasmos fueron menos fuertes, pero sus jadeos y gritos dieron paso a un momento de calma, decidí dejarla descansar unos instantes, pero yo tenía otros planes, había conseguido muchas cosas de ella, pero todavía quedaba algo mas, y creía tenerla en mi poder...................

Fui hasta la cocina y prepare un par de vasos de agua, volví a la habitación y allí estaba, desnuda, con la venda en los ojos tumbada boca abajo, las mejillas sonrojadas y una media sonrisa en la cara, le ofrecí el agua que bebió con ansia, la estuve abrazando un largo rato, en ese momento ella no estaba bien, supongo que estaba pensando en todo lo que había sucedido y lo sucia que se sentía, la tranquilicé acariciándola dulcemente, posando mis labios en su hombro derecho, ella agradecía mi tacto y mi dulzura, pero yo ya estaba otra vez excitado, y decidí comenzar de nuevo.

Mis caricias fueron acercándose a sus zonas erógenas, cuello, pechos, muslos, cogí su mano y la acerqué a su sexo, estaba enseñándole a masturbarse, sabía que eso tampoco nunca lo había echo, le cogió el truco rápido, y al instante se estaba masturbando delante de mi y comenzó a jadear, el pañuelo en sus ojos le daba tranquilidad, acerqué mi sexo a su cara y rocé sus labios, inmediatamente ella abrió la boca y dejo que mi glande entrar, esta vez era ella la que movía su cuello para intentar darme placer, era increíble comprobar como aprendía, esta vez ya no era torpe, me encantaba como lo hacía, era dulce, recorría todo mi pene con su lengua, lo engullá una y otra vez, cada vez mas profundamente mientras seguía tocándose, entonces decidí dar un paso mas, el paso que mas miedo me daba, le quité la venda de los ojos.

Ese ha sido uno de los instantes mas eróticos de mi vida, cuando comprobó lo que estaba haciendo, cundo abrió los ojos, miro hacia arriba y nuestras miradas se cruzaron, no pudo sostener la mirada y pronto se apartó de mi, estaba avergonzada de lo que estaba haciendo, tuve que abrazarla de nuevo y tranquilizarla, me costó unos minutos, pero conseguí que siguiera haciéndome esa dulce mamada, sin decirle nada continuó tocándose, ella estaba muy excitada, jadeaba a cada enbestida de mi pene contra su garganta, yo quería mas, me agache y la besé con pasión mientras la volvía a colocar a cuatro patas, ella escondió la cabeza en la almohada, como un avestruz, su hermosos trasero quedo frente a mi, alargué mi brazo y cogí su mano, volviéndola a llevar a su sexo, me gustaba ver como se tocaba, y así lo hizo, ahora Irene se sentá protegida por la almohada.

Lamí y ensalivé lo mas posible mi dedo índice, y comencé a acariciar su ano, estaba cerradito, redondito, era hermoso, tranquilizando a Irene con susurros, diciéndole que confiara en mi, que disfrutara, que tenía que ser feliz aunque solo fuera unos minutos, y comencé a introducir el dedo, al principio costo, pero poco a poco se fue abriendo paso, Irene comenzó a gemir de una forma extraña, contenía la respiración y expulsaba el aire con un jadeo, corto y fuerte, para entonces mi dedo entraba y salía ya con facilidad, comencé la operación con dos dedos, una vez dentro de su ano los abría para intentar dilatar ese objeto del deseo, en ese momento Irene gemía mas alto y mas fuerte que hasta entonces, me levante, con mi polla mas dura que en la vida y ataqué desde arriba, me encanta ese momento, la expectación en la cara de Irene, mi miembro, intentando abrirse camino por esa estrecha cueva, poco a poco entró, primero el glande, mi dedos habían echo bien su trabajo, luego poco a poco entro todo hasta que desapareció en

su interior, Irene ya no se tocaba, ya no escondía su cabeza en la almohada, era como mi pene hubiera atravesado toda su espalda y evitara que la pudiera doblar, estaba tiesa, a cuatro pata, la mandíbula desencajada, no se movía, de su boca solo salía un ¡hay! Hay, hay, hay, hay.

-Irene, ¿estas bien?, ¿te hago daño?- pregunte por cortesía.

-No, no, hay, hay, hay- me contesto ella

-¿Qué pasa entonces?- pregunte sorprendido

No hizo falta ninguna respuesta, al ver como comenzaba a moverse, supe que le estaba encantando, nunca en toda mi vida he tenido una experiencia anal tan satisfactoria, muchas veces no ha podido ser por dolor, o por varios motivos, pero Irene, parecía concevida exclusivamente para el sexo anal.

Ella iba aumentando el ritmo, yo parado de rodillas en la cama y ella se movía hacia delante y hacia atrás, lentamente, como queriendo comprobar y notar cada centímetro de mi polla, empecé a moverme yo también, era increíble como gemía, estaba disfrutando, se le notaba, nunca me habría imaginado que ella, la mojigata recatada, disfrutara mientras le petaban el culo, de repente pare y me salí de allí, aunque estaba en la gloria, mis rodillas se resentían del esfuerzo, me tumbé en la cama e Irene no dudó en volver a insertarse ella solita mi miembro en su ano, subía y bajaba como una loca, sus jadeos ya no eran jadeos, eran gritos, le llamé la atención en un par de ocasiones, pero estaba fuera de si, esta vez, no solo sus mejillas estaban sonrojadas, toda su piel adquirió un

color rojo, sus movimientos eran tan salvajes que llegó a hacerme daño, pero aguanté como un jabato, en esos momentos me costo un mundo, pero pude aguantar la eyaculación que me la notaba ya fuera, a los pocos minutos, Irene estalló con un grito, mi pene quedo aprisionado por su esfínter de forma que me dolió horrores, y el grito que salió de su boca fue increíble, casi sin fuerzas, salió de mi y se quedo tumbada en la cama, rendida, agotada, con una media sonrisa en su rostro rojo por la excitación y el cansancio, respiraba con dificultad, me miraba con asombro y vergüenza al mismo tiempo, y a mi se m acababa el tiempo, si la dejaba respirar y reposar, sabía que iba a ser duro tratar de razona con ella, conocía demasiado sus traumas.

Me acerque a ella de nuevo, estaba tumbada en la cama boca abajo, piernas abiertas y la cabeza cerca casi caía por el lateral, no pedí permiso, simplemente le inserte la polla en su boca, y comencé a entrar y salir, al principio suavemente, con mi mano derecha acariciaba su hermoso pelo rojo, acariciaba su espalda, sus nalgas y rozaba su enrojecido y abierto ano, subí la intensidad ella gemía de nuevo, con los ojos cerrados, hasta que sucedió lo inevitable, de mi sexo comenzó a salir el esperma, dentro de su

boca, se unía a su saliva, ella con el primer impacto abrió sus ojos de par en par, tenia mi miembro muy al fondo de su boca, vi como por la comisura de sus labios empezaba a brotar esa mezcla de esperma y saliva, haciendo una estalactita casi hasta el suelo, cuando termine de eyacular saqué poco a poco el pene de su boca, Irene no se atrevía a cerrar la boca, su expresión era medio de asco, medio de asombro, con mi dedo indice, le empujé la barbilla para que cerrara la boca, ella al momento lo entendió, y no sin esfuerzo tragó lo poco que le quedaba en la boca, para ser una recatada se había comportado como una auténtica campeona, pero entonces empezó lo peor.....

Cando reaccionó después de lo ocurrido, empezó a llorar, estaba fatal, me dio mucha lástima, me acerque a ella, la abracé, intenté calmarla, cosa que conseguí con mucho esfuerzo, la pude tranquilizar, pero ella no paraba de repetir:

  • Soy una puta, soy una guarra, esto no puede haber pasado.

  • No, Irene, solo eres una mujer, que ha pasado un buen reato- conteste yo.

  • Esto no ha estado bien, no, - decía entre lloros.

Cuando la hube calmado me fui, pero empezó a llamarme a todas horas, ella y yo teníamos un pacto, nunca me llamaba cuando estaba con mi mujer, pero empezó a romperlo, y siempre me llamaba por el mismo motivo, lo sucia y guarra que se sentía, pude tranquilizarla en varias ocasiones, hasta que al final ocurrió lo inevitable, nos enfadamos y dejamos de hablarnos.

Hace meses que no se de ella, le he enviado unos cuantos e-mails que no me contesta y he tenido que cambiar mi numero de teléfono, fue una experiencia intensa y fantástica, pero ha costado un precio realmente caro, siento y presiento que no acabará bien esta chica, tan débil, tan pura, tan buena en el fondo, y siento no poder seguir ayudándola, ya que esta vez, mi polla ha ganado a mi cerebro, solo le deseo lo mejor, y espero recuperar algún día esa amistad tan maravillosa que mantuvimos.