AVENTURAS DE UN ADULTERO. III Julia
Tercer relato de mis infidelidades
III. JULIA.
Julia es una ricura, una preciosidad de niña, simpática, agradable, bien educada y sobre todo guapísima. Ella es morena, con una preciosa melena ondulada, aunque se empeñe en alisarla, da lo mismo, sus facciones perfectas, su ojos negros, su piel morena y ese lunar justo donde se unen la barbilla y el cuello la hacen irresistible, es la típica mujer que cuando la ves, la quieres como esposa, para toda la vida, no para tener un lío con ella, nunca ha llegado a tener el morbo de Celia, pero reconozco que Julia siempre ha sido mucho mas mujer y mucho mas hermosa.
Recuerdo perfectamente cuando la conocí, tenía quince años, por aquel entonces yo frecuentaba el chalet de un amigo, curiosamente cercano al de Celia, y fue el quien cuando empecé a subir en verano con mi moto, me comentó que habían un par de chicas con chalets cerca que siempre se habían juntado en vacaciones para jugar y divertirse. Por aquel entonces y en plena adolescencia, con las hormonas revolucionadas no me importó conocerlas, mi sorpresa fue cuando vi a Julia, era lo mas hermoso que jamás había visto, pero no tarde en desistir, no me consideraba a su altura y ni siquiera intente ser noviete, y mucho menos robarle un beso, lo máximo que pude conseguir, y con eso tuve material suficiente para unas dos mil masturbaciones fue sentir sus pechos en mi espalda mientras la llevaba con la moto de chalet a chalet.
Pronto comenzamos a hacer planes los cuatro, pero nuestra sorpresa fue cuando me comentaron que la próxima vez subiera a otra amiga que tenían en el pueblo, esta chica era mas normalita, no era tan espectacular, pero tenía algo y decidí intentarlo con ella, tampoco hubo forma, no conseguí nada, mientras tanto yo me quedaba tonto cada vez que hablaba con Julia, pero seguía convencido de que jamás conseguiría nada con ella, pero no podía dejar de desearla. Empezamos las excursiones, y encontramos una piscina abandonada cerca de allí, decidimos ir a bañarnos todos juntos, éramos cinco, Julia, sus dos amigas, mi amigo y yo. Por entonces si yo estaba medio lelo por la edad, mi amigo estaba tres cuartos de lelo, así que nos limitábamos a mirar y después comentar lo acaecido, recordaré siempre la figura de Julia cuando salió del agua, aparte de guapa, tenía un cuerpo de escándalo, increíble, posiblemente la imagen mas sensual de mi vida, era una diosa, perfecta, vientre plano, unos pechos generosos y bien moldeados, y una cara preciosa que continúa teniendo. Así pasamos el verano, babeando detrás de Julia e intentado hacer algo con sus amigas, ya que con ella no nos atrevíamos.
Pasaron los meses y yo seguí insistiendo con ellas, no quería perder el contacto, acudía a buscarlas donde solían ir los fines de semana, o llamaba por teléfono otras tantas veces, para entonces mi amigo ya había desaparecido, una vez volvía a su domicilio y empezaba el instituto, dejaba de existir. Por aquel entonces mi grupo de amigos no era muy agraciado físicamente, al igual que yo, por lo que no hicieron buenas migas con las amigas de Julia, claro esta que yo tampoco lo era, pero siempre he sido bastante amable y simpático y lo que conseguían otros con su belleza, yo lo conseguía con mi labia y mi buen hacer.
Una vez empezada la rutina del curso, conocí a dos amigas nuevas de Julia, a cada cual mejor, no llegaban a su nivel pero la verdad estaban bastante apetecibles, pero seguían sin acercarse al nivel supremo del que hacía gala Julia. Seguía siendo dulce, razonable, discreta, no le gustaba destacar mas que las amigas pero no podía impedir ser el centro de todas las miradas, envidiada por todas y deseada por todos.
Un año mas tarde, después de pasar el verano igual que el anterior, mirando a Julia de reojo, deseándola en secreto y sin hacerme ninguna ilusión, la cosa cambió, nos juntamos con otro grupo de amigos, los que hoy siguen siendo mis amigos, pero sucedió lo inevitable, Julia se enamoró del guaperas, y yo gilipollas de mi, hice de casamentera y les arregle la relación, ellos eran felices, una pareja perfecta, el guapo deportista y trabajador, ella elegante, guapa, simpática, lo tenían todo pero gracias a mi ayuda me convertí en una especie de confesor para ellos, tanto para Julia como para mi amigo y así pasaron los años.
Coincidimos con los estudios, no en la misma clase, pero si estudiábamos lo mismo, por lo cual comenzamos a quedar para estudiar, no es que fuera tonta, ya que al final ella terminó y yo no, sino que le costaba un poquito asimilar los conceptos, no me costó mucho explicarle las cosas poro ocurrió una cosa curiosa, después de seis horas estudiando con ella y otro par de amigos, en el examen aprobaron ellos pero yo no, cuando fui yo quien les explicó los pros y los contras de cada punto de la materia.
Como podéis imaginar a partir de ahí empezaron las bromas y los sarcasmos por lo ocurrido, que si la profesora era lesbiana y por eso Julia había aprobado, que si se había “tirado” a la profesora etc. etc, por suerte, en septiembre logré deshacer mi entuerto y aprobar el examen. Al año siguiente ocurrió algo semejante y las bromas empezaron a ser mas reiteradas, aparte de eso, yo empecé a trabajar pero empezamos a coincidir los fines de semana, aunque teníamos vidas totalmente distintas ya que ella seguía saliendo con mi amigo, y yo solo me dedicaba a emborracharme e intentar ligarme a la chica de turno, cosa que pocas veces conseguía.
Un par de años después, conocí a la que actualmente es mi mujer, me enamoré al instante de ella y empezamos a salir, a los pocos meses y como es natural empezamos a hacer planes con otras parejas, viajes de fin de semana, salidas en verano etc, etc. Comenzamos haciéndolo con una pareja amiga de mi mujer pero pronto surgieron los malos rollos, así que empezamos a coincidir con Julia y mi amigo. Hicimos varios viajes juntos y yo notaba que su relación no iba todo lo bien que cabía esperar, yo que creo que tengo un sexto sentido para eso, noté cierto problema sexual entre ellos, al igual que me pasaba a mi, mi amigo me contó que Julia no era lo que digamos muy activa en la cama, y que lo pasaba realmente mal. Hasta ese momento yo ni siquiera me había imaginado como sería tener sexo con Julia, como ya he dicho anteriormente, su belleza era tal, que si por alguna
casualidad, fuera mía, solo me dedicaría a exibirla. Poco a poco comencé a interesarme por sus problemas, de lo cual me costo mucho que Julia comenzara a confiar en mí, pero poco a poco iba abriendo sus sentimientos y sus temores. Ella provenía de una educación ultra-católica, colegio de monjas, padres severos etc etc, y por esa razón le costaba tanto hablar de sexo o de cualquier cosa mal vista por la citada religión.
Poco a poco me contaba mas de su vida, sobre todo la sexual, que era la que a mí mas me interesaba, decía que Víctor, su pareja, le insistía muy a menudo para tener relaciones y que ella se sentía incapaz de llevar su ritmo, mas adelante me comentó que las relaciones eran casi inexistentes, ya que la frecuencia era una vez cada dos o tres meses, lo cual enfadaba mucho a Víctor, en cuanto a las prácticas, nada fuera de lo común, lo que era la penetración y poco mas. También me comento que estuvieron saliendo mas de dos años para que lo hicieran por primera vez, cierto es que ella era joven cuando empezaron pero me pareció mucho, ya que Víctor venía de otra relación mucho mas activa
Como era previsible, la relación terminó entre grandes dramas, fue Julia la que puso fin, y yo tuve que recoger los trocitos de Víctor, ella lo dejó por otro, mas guapo todavía, pero le salió rana, muy guapo, muy agradable, pero como todos un putero empedernido, encima por su trabajo viajaba mucho con lo que ella nunca estuvo tranquila. Por esa época las llamadas ya eran mucho mas frecuentes y por fin pude hablar con ella de sexo sin tapujos, por primera vez se abría completamente a mi y yo empecé cada vez mas a interesarme por ella. Por primera vez la atracción que ejercía en mi, paso de ser solo física y bella, a ser sexual y sucia.
Comencé a subir el tono de las conversaciones, a hacerle preguntas mas fuertes que ella primero reía y luego contestaba, descubrí que el nuevo novio le había enseñado a hacer felaciones y que esa práctica no le desagradaba, pero que no le gustaba el esperma, eso hizo que perdiera pocos puntos pero ya me dio un tema con el que atacarla. Como me convertí en un apoyo para ella, cuando se sentía mal, tenía algún problema o simplemente se aburría siempre me llamaba.
Mi táctica fue, siempre de broma pero insinuarle cosas, como decirle que era frígida porque no me había probado, que si con un polvo mío cambiarían las cosas, pero ella solo reía, y si me pasaba mucho me cortaba o cambiaba de conversación, como conocía a mi mujer ella también se metía conmigo, era una relación amor odio, pero siempre terminaba buscándome para cualquier cosa, me convertí en un amigo intimo suyo, y eso me gustaba, aunque yo preferiría haber sido otra cosa.
Dos años mas tarde, su nueva relación con el guaperas terminó, y esta vez fue ella la que sufrió mas, fue una larga temporada sin bromas y sin conversaciones picantes, ella seguía guapísima, aunque había cambiado un poco su cuerpo, ya no era perfecto, había cogido unos kilitos que se le habían puesto todos en su trasero,
pero aún así su belleza llamaba la atención por donde pasábamos. Empezó a salir mas, con un grupo nuevo de amigas, como siempre ella era la que se llevaba la palma, incluso mas de una vez dijeron si ella era el cebo para que ligaran las demás, y yo empecé a insistirle que debía de ser mas salvaje en la cama y tener menos prejuicios.
Ella me dijo que quería cambiar, que ya había perdido bastante el tiempo, y así fue............. Un domingo por la mañana, pocas semanas después, sonó mi teléfono, yo todavía estaba en la cama, con mi mujer al lado, era temprano, sobre las ocho de la mañana, decidí levantarme para que mi mujer siguiera durmiendo, la voz de Julia sonó al otro lado diciendo:
Lo he hecho, si de verdad, lo he hecho – me decía con mucha excitación
¿Pero que pasa Julia?, ¿estás bien?- pregunte asustado
Muy bien, pero te tengo que colgar, esta durmiendo.
¿Quién?, ¿dónde estas? – pregunte.
No hallé ninguna respuesta mas, había colgado, quedé intrigado y le volví a llamar, pero el teléfono estaba apagado, me lo imaginé en seguida, pero no me esperaba lo que pasó. Por aquel entonces Julia rondaba una discoteca de moda en la capital de donde soy, donde tenían zona V.I.P. y ella acudía casi semanalmente, me contó que había pasado la noche con un famoso, y que acabó en su casa haciendo el amor como nunca se lo habían echo, que estuvo mas de tres horas en la cama con el y que acabó rendida, ella, la bella mojigata había despertado de su letargo, a partir de ahí, Julia ya nunca volvió a ser la misma.
El famoso, jugador famoso del equipo de la capital, nunca la llamó, si que coincidieron alguna vez pero ella sabía que no iba a trascender así que lo olvidó y se quedo con el recuerdo de la noche que paso con el, claro yo fui el único que se enteró, ni siquiera mi mujer sabe nada de esto, y con eso obtuve otro tema con el que chantajearla, aunque no lo hice, porque las cosas vinieron de otra forma, yo ahí ya había decidido que quería acostarme con ella, e iba a intentarlo de todas las formas posibles, nuestra relación era solo amistad, aunque yo le hacía bastantes favores y ella sabía que me debía muchas cosas. Mis bromas iban cada vez mas directas.
Julia, si quieres que te ayude en estos, me tendrás que hacer “ la mamada del infierno” bromeaba con ella
Si claro, y no me duras ni dos minutos- me contestaba ella
Pues si no quieres, no te ayudo.
Y así fueron pasando los meses, Julia conoció a otro chico con el que pronto se puso a salir, este no era tan guapo como los demás, incluso un poco feo diría yo, pero Julia se veía muy feliz, en cuanto al tema sexual, me decía que este era una
caña, que no tenía ni punto de comparación con ninguno, excepto con el famoso, pero que era increíble, me comentaba que ella misma estaba irreconocible, que le apetecía a menudo y que en su vida había imaginado que sería capaz de ser como me decía ella tan puton, entonces aprovechaba yo y le decía que por fin cobraría mis mamadas del infierno, y reíamos, eran tiempos felices para Julia.
Pero como todo en esta vida todo termina. La relación terminó y Julia se vino unos días a casa conmigo y mi mujer, ella no estaba bien, porque según decía a este chico si que lo apreciaba y quería, estaba bastante echa polvo con lo que se vino por no estar sola, entre mi mujer, mis crios y yo la animamos y pronto retomó los estudios y se fue a vivir con su hermana, recién separada, pero claro esto no podía quedar así, seguíamos hablando, y cuando empezó a encontrarse mejor empecé a atacar, sabía que si no lo conseguía en los tiempos muertos entre sus relaciones no lo conseguiría nunca, tenía decidido acostarme con ella.
Gracias a sus estudios tuve la oportunidad, primero me pidió que le hiciera un trabajo, que hice gustosamente, no es que yo estudiara lo mismo que ella, pero me las ingeniaba para que quedara bien, mas adelante me pidió que fuera a casa de su hermana a ayudarle con otro trabajo, lo hice, y fue bastante excitante ya que ella me recibió en pijama, un pijama blanco de hombre, pantalón y camisa de seda, la camisa desabrochada dejaba ver a forma de escote el interior de sus preciosos pechos, que abultaban de una forma muy sensual, sus pezones no se si estaban duros o simplemente eran así, luchaban con la seda por salir fuera, esta imagen hizo que al instante tuviera una erección que me afané a disimular como siempre, sacándome la camisa fuera. Esa noche le lancé varias indirectas, de las cuales acepto con sonrisas y de buena gana, algo había cambiado en nosotros, se le notaba mas interesada, mucho mas sexy de lo habitual, sensual, quizás sería el tacto de la seda en sus pechos desnudos o igual el tono de la conversación, por primera vez me comentó sus gustos, y como le gustaba que le hicieran el amor, nunca dijo follar o joder, ella era mucho mas fina, ese día quien sabe como habría acabado si no llega a volver su hermana justo minutos antes de terminar, nos despedimos con un gran abrazo, nunca antes me abrazó así y me besó en los labios, un piquito, fue muy erótico, simplemente con eso me conformé y soñaba que la situación volviera a repetirse algún día.
Seguimos en contacto, hablábamos casi a diario, ella empezó a hablarme ya sin que yo insistiera de sus gustos sexuales, y parecía que las conversaciones le excitaban, y yo como comprenderéis estaba encantado con la situación, yo seguía insistiendo en que me debía mucho, que si había terminado sus estudios gracias a mi, que si estaba aprobando la carrera gracias a mis trabajos, a ella la notaba a gusto con la conversación y le gustaba por lo que hablábamos ser sumisa, así que empecé a hablarle con autoridad, ya no le pedía las cosas si no que las exigía, alguna vez, me propasé un poco entonces ella se defendía amenazándome con decírselo a mi mujer, pero yo sabía perfectamente que esa era una maniobra de escape, porque sabía que si seguía así al final lo conseguiría.
Seguíamos hablando cuando un día me comentó que estaría una temporada sin llamarme, ya que tenía los exámenes finales y debía estudiar, la renovación en su trabajo dependía de que se sacara el título, yo lo comprendí y no le di importancia, pero maldije mi suerte de no haber conseguido nada con ella, ya que después de los exámenes se iría fuera del pueblo, tenía piso cerca del lugar de trabajo, a unos sesenta kilómetros de aquí. De repente una noche sonó el teléfono, lo cogió mi mujer, yo no le di importancia ya que compartimos muchas amistades, pero me extrañó las risas que llevaba, al final me pasó el teléfono, era Julia, me había pedido prestado a mi mujer...... Simplemente porque tenía el examen final de Informática y no conseguía realizar unos ejercicios, hay que decir que no eran a nivel programación si no lo básico de ofimática, por lo cuál le pregunto a mi mujer si podía ir a darle unas clases rápidas, así fue, a los diez minutos estaba con mi portátil llamando al timbre de casa de su hermana.
Hola Julia, ¿follamos ahora o después de estudiar? – pregunté haciéndome el gracioso
La oferta es tentadora pero, primero la obligación y luego el placer- contesto indiferente como tantas veces lo hacía.
Acabada esta pequeña conversación yo ya había tenido mi primera erección de la noche solo con verla, estaba espectacular, hay que decir que era verano y hacía bastante calor, abrió la puerta con unos pantalones cortitos rojos muy monos que dejaban ver sus piernas excesivamente morenas pero fantásticamente torneadas, camiseta de tirantes a rayas, cortita, que dejaban al aire su plana barriguita y su tatuaje de letras japonesas que apenas se veía por lo oscuro de su piel, no llevaba sujetador, y al igual que la vez anterior, aparte de desafiar la ley de la gravedad, sus pezones peleaban con la camiseta, como si quisieran escaparse, llevaba el pelo suelto, hacía tiempo que no la veía con su pelo natural, últimamente le había dado por alisárselo, pero a mi siempre me gusto con todos sus rizos, ya que parecía una especie de leona.
Transcurrió la noche entre bromas y sus esfuerzos por comprender los menús del office xp, del cual no me costó mucho después de hacerle tomar apuntes que lo dominara casi a la perfección, tres horas después acabamos y le dije que me tenía que marchar.
Bueno Julia, me voy, que mi mujer estará esperando – le dije
Otro favor, déjame el portátil y así repasare esta noche- me pidió Julia
Esta bien, pero me tendrás que pagar alquiler- reí maliciosamente.
Vale, te haré la mamada del infierno – me dijo jocosamente-
Me acerqué a la puerta casi derrotado, no me atrevía a intentar nada con ella, encima de que se había convertido en intima de mi mujer, le tenía un poco de respeto aunque el morbo que me provocaba casi me impedía pensar, cuando estuve en la puerta me giré para despedirme y sin que yo me lo esperar se lanzó a mi cuello y empezó a darme besitos en la mejilla mientras reía escandalosamente.
Julia déjalo o no respondo
Pues no lo hagas tonto – me dijo ella
Te lo advierto, luego no me llores ¿eh?- insistí
Entonces lleve mis manos hasta su hermoso culo, esperando su reacción, fueron unos segundos terribles, ya que no sabía por donde me iba a llegar el bofetón, pero me equivoqué, sobre quince segundos después reaccione, casi ni me lo creía y de repente se me iluminó la mente, si quería que esto acabara bien sabía como hacerlo, lo único que debería hacer era comportarme como siempre, y hacerla reir para que no tuviera tiempo de pensar en lo que estaba pasando y así empezó el “show”.
- Tu te lo has buscado Julia .........¡¡¡ ACCIÓN!!!
Ella no podía parar de reír y yo aproveché para sin despegar mis manos de su trasero obligarla a dar un saltito y que rodeara mi cintura con sus piernas, entré de nuevo en el domicilio de su hermana y con mi espalda cerré la puerta, en ese momento ya tenía mi lengua dentro de su boca, a ella le costaba respirar pero no me repelía el beso, le costaba respirar porque seguía riendo mientras nuestras lenguas jugaban en el interior de su boca.
- A ver si me muerdes, joder Julia, hasta para follar te ríes como una pija.
Ella tuvo otro ataque de risa, mientras tanto yo continuaba, la tenía sentada en la mesa y yo ya había empezado a acariciar sus enormes pechos, cuando le quité la camiseta me quedé asombrado, nunca me había imaginado que los tuviera tan grandes, y esos pezones oscuros y completamente redondos, ella seguía riendo, mientras yo ya empecé a besarlos y morderlos, esto pareció calmarla un poco, cuando dejé de oírla reír me asusté, pensé que todo se iría a la porra pero pude capear el temporal:
- Pareces una vaca, vaya tetas, para navidad te regalaré un cencerro.
Esto provocó otro ataque de risa, yo sabía que lo importante es que Julia no reaccionara a lo que estaba pasando, debería darme prisa en empezar a calentarla, si no, seguro que el que se iría caliente a casa sería yo y encima tendría problemas con mi mujer. Empecé a acariciarle el interior de sus muslos y tocar su sexo por encima del corto pantalón que llevaba, el tacto de su piel era maravilloso, ella ya no reía tanto y mis caricias empezaban a surtir efecto, cuando pude sortear sus braguitas por el lateral y rozar sus labios, noté que estaba empapada, entonces dejé de besar sus pechos y empecé a bajar poco a poco por su plano vientre hasta llegar a su sexo, tuve tiempo de tener otra pequeña conversación con ella:
¿Te habrás lavado no?
Calla imbécil y sigue ostia- me dijo enfadada pero en tono de burla
A ver si me vas a pegar algo- insistí en la broma
No lo dudé y comencé a saborear sus sexo, no estaba nada mal, un poco demasiado bello para mi gusto pero no le hice ningún asco, Julia estaba disfrutando, vi como echaba la cabeza hacia atrás mientras empezaba a dejar escapar algunos suspiros entrecortados, seguí un buen rato ella ya no disimulaba su placer yo para entonces tan excitado estaba que me quité bermudas y los boxers sin que ella lo notara, para entonces mis dedos jugueteaban con su clítoris, mi lengua hacía de falo e intentaba insertarla lo mas hondo posible dentro de ella, ella estaba muy mojada se la veía disfrutar y al momento tuvo su primer orgasmo, no, no fue un orgasmo húmedo, mas bien fue silencioso, solo noté contracciones y como se ponía rígida apretaba los ojos y se encorvaba un poco hacía arriba. Me hizo gracia y no pude contenerme:
Tia, no sabes ni correrte, vaya mierda de amante- me reía yo
Joder tio, que máquina eres – me miraba sorprendida
Pues esto no acaba mas que empezar, así que preparate
Estoy impaciente por comprobarlo- me contesto ella.
Por nuestras innumerables charlas sabía que le iba el royo sumisa, así que como ya no se me iba a escapar empecé con un juego distinto, sabía que le gustaba, no, no es sadomasoquismo, solo que sabía que le gustaba sentirse usada y que le insultaran mientras estaban con ella, eso solo lo sabía yo.
Ven aquí, que te voy a enseñar como se hace, que no tienes ni puta idea- le dije haciendo el papel de enfadado
Vale- Contesto sumisa Julia
Fuimos hasta la habitación la tenía completamente desnuda, le hice que se colocara a cuatro patas encima de la cama, que me apuntara con su hermoso trasero y que me mirara , era increíble, ese cuerpo, y esa cara, tan bella como siempre, con un brillo especial en los ojos, me acerqué lentamente y empecé a acariciarle la espalda, desde los hombros, bajando lentamente hasta llegar a sucintura, ella me miraba, me acosté a su lado, colocando mi pene a escasos cetímetros de su cara, con la mano derecha le cogía del cabello de forma que su cabeza la tenía totalmente dominada, y con mi mano izquierda no paraba de juguetear con su clítoris, continuaba excitada y sus jadeos iban en aumento, cada vez que intentaba bajar la cabeza, yo se lo impedía, cuando intentaba acariciarme yo le estiraba del pelo hacia arriba y ella desistía, tenía mi pene a escaso diez centímetros de su cara, a escasos veinte de sus manos, y veía en sus ojos como deseaba tocarlo, lo miraba con deseo pero decidí que esperara un poco mas, así lo adoraría mas, cada vez, lo intentaba con mas frecuencia, llegar hasta mi pene era su obsesión, pero la disuadía con los tirones de pelo, yo mientras seguía introduciendo mis dedos en su sexo, y ella ya no disimulaba su placer entonces llegó el momento.
- Quiero que te sientes encima de mi zorra- le ordene ya completamente con el control.
Por fín contestó ella
Venga date prisa.
No lo dudó, intentó tocarme el pene, pero no le dejé, simplemente dejo que lo insertara en su sexo, ella quedó encima de mi, e intento apoyar su pecho con el mio y besarme, no la dejé, la obligué a mantenerse erguida, haciéndo con su cuerpo un ángulo de noventa grados perfecto, le dije que cabalgara, cosa que hizo sin rechistar, yo sentía un placer increíble, sentía mucho calor en mi pene, realmente Julia ardía por dentro, ella seguía con sus movimientos, me encantaba ver el movimientos de sus pechos y como apoyaba sus manos en mi barriga para acompañar sus movimientos, de repente se me ocurrió pasar a la acción:
- Si que eres mala en la cama joder, ahora vas a saber lo que es bueno.
A Julia le cambió la cara, pero no de mal rollo, oír esto creo que la excito mas todavía y abrió mas los ojos esperando que yo reaccionara. Mi reacción fue un poco brutal, me alcé con rapidez, la rodeé con mis brazos y la atraje hacia a mi, quedando yo acostado y ella encima de mi, apretaba con fuerza sus caderas hacia a mi, lo que obligaba a que levantara un poco su hermosos culo, entonces empecé, a atacar desde abajo, con enbestidas bestiales, mi movimiento de caderas hacía que ella notara como entraba con fuerza desde atrás, ella empezó a gemir con mas fuerza y no puedo evitar estirar su cuello, yo agaché el mío y comencé a besar sus pechos con fuerza mientras ella comenzó un gemido largo que con cada envestida mía se entrecortaba.
Te gusta zorra de mierda, a ver si aprendes de una puta vez lo que es un hombre de verdad, y dejas de tirarte a esos guaperas que no tienen ni medio polvo
Si, si, si, - es lo único que lograba articular Julia.
Con mis manos en su trasero, seguía penetrándola con fuerza desde atrás cuando le di la vuelta, la cogí por los tobillos y alcé sus piernas hasta situar la parte posterior de sus rodillas apoyadas en mis hombros, la penetré nuevamente, con fúria y un ritmo infernal, ella no podía parar de gemir y soltaba grititos, cada vez mas fuertes, yo sudaba como un cerdo por el esfuerzo y por el calor, ella ladeaba la cabeza hacía un lado, cuando me di cuenta, la cogí por la barbilla y le obligué a mirarme, y le dije:
- Quiero que veas como te follo, no te atrevas a apartar los ojos de mi cara
Notaba como le gustaba, ese brillo especial en sus ojos, le encantaba que la dominaran, ese era su tabú, el tabú que nunca había dicho a nadie, solo a mi, a su amigo, a su confesor, que estaba aprovechando todos sus secretos para aprovecharse de ella, pero al fin y al cabo, ella lo estaba disfrutando, decidí cambiar, mas que nada porque estuve a punto de terminar en un par de ocasiones, y como comprendereis no quería que esto sucediera, decidí volver a ponerla a cuatro patas, y empecé a penetrarla al estilo perrito, ella seguía jadeando, cuando posé mis manos en sus pechos y empecé a estrujarlos con fuerza, su tacto y su blancura con respecto al resto de su piel, le daban un aspecto de flan que me excitaban de sobremanera entonces ella lanzo un grito que me asustó, y me hizo taparle la boca con la mano, tuvo mas espasmos, pero esta vez si que tuvo un orgasmo sonoro, se dejó caer en la cama y se quedó mirándome asombrada, respiraba con dificultad y sus ojos eran una mezcla de terror y placer.
- Venga ahora si, veamos tu famosa mamada del infierno- le dije desafiándola
Ella volvió a reír, llevaba rato sin hacerlo y mientras lo hacía no para de repetir:
Joder tio, que calladito te lo tenias- decía sorprendida
¡Cállate y al tema! – le ordené.
Sin rechistar se puso manos a la obra, yo acostado comodamente y ella rozó mi pene por primera vez, empezó a masajearlo y poco a poco fue acercando su bonita cara hasta el, solo de ver mi pene y su cara detrás estuve a punto de correrme, pero pude evitarlo, saco su lengua y empezó a pasarla por mi glande, primero por la rajita y luego por donde se une con el resto del pene, luego con sus labios, empezó a jugar con el hasta que empezó a introducirlo lentamente en su boca, notaba como sus labios cada vez abarcaban mas trozo de mi miembro totalmete duro, pero sabía que no podía dejarla hacer, tenía miedo de que se aburriera y lo dejara, decidí volver a tomar el mando.
- No esta mal, pero voy a enseñarte- le dije yo intentando disimular el placer que me estaba proporcionando.
Aferré su cabeza con ambas manos y empecé a marcarle el ritmo, ella no protesto, simplemente miró hacia arriba y nuestros ojos se encontraron, notaba como se excitaba cada vez que tomaba la iniciativa, empecé a obligarla poco a poco a que engullera un poco mas, hasta que al final la tuvo entera en su boca, notaba como le tocaba la garganta, pero me encantaba, ella me miraba y disimuladamente, se fue colocando para iniciar un sesenta y nueve, no lo rechacé pero al poco decidí volver a cambiar, me puse en pié, y la atraje otra vez hacia mi, la agarre de su bonita melena rizada y le volví a marcar los ritmos, esta vez, estaba follándole la boca directamente cuando le dije:
- Y ahora te voy a petar el culo
Sabía perfectamente que nunca lo había probado, y que no le hacía ninguna gracia, pero aun así decidí intentarlo, la puse a cuatro patas, parecía que estaba por la labor, y empecé con el ritual, primero bese su sexo, comprobé que estaba húmedo y con su propio flujo empecé a lubricar su ano, comencé a introducir un dedo mientras con la otra mano no paraba de estimular su clítoris, me costó entrar pero al final pude, ella gemía, esta vez era una mezcla de placer y de dolor, intenté introducir otro, y aumentaron sus gemidos, parecía que le gustaba, estaba disfrutando, aunque de vez en cuando daba algún que otro respingo, llegó el momento, estaba a punto de iniciar en el sexo anal posiblemente a la mujer mas guapa que jamás estaría conmigo, mi excitación era increíble. Me coloqué a su espalda, y me decidí a entrar por arriba, lo hice muy despacio, sabía que le podía hacer mucho daño, apoyé mi glande contra su ano, estaba rojo, muy rojo y comencé a empujar, todo fue bien, hasta que lo ancho de mi glande por fin entró.
- ¡Para, para, por dios! – me suplicó Julia.
Ten paciencia pronto dejará de doler – intenté tranquilizarla.
No de verdad, me duele mucho- .
Cuando pude ver su cara, me asusté, le caían dos lagrimas de sus negros ojos, por lo que comprendí que no había ido bien y decidí desistir, cuando saqué mi pene de su enrojecido ano, Julia volvió a gritar, y se quedó encogida en la cama en posición fetal, la abracé con fuerza y la besé dulcemente primero en la frente, luego en las mejilla y finalmente en la boca, ella me devolvió el beso, dulcemente, nuestras lenguas parecía bailar un vals de Strauss, me abrazó y me dijó que no podía mas, pero que quería algo mas, yo ya me lo imaginaba, porque en una ocasión se le escapó y conociéndola sabía que nunca se lo habría dicho a nadie, sus secretos sexuales eran exclusividad mía,.
Porfa, correte en mi cara- me imploró
Por supuesto, ¿puedo en tu boca?
No, sabes que me da asco, pero si en mi cara ¿vale?.
Efectivamente, como de costumbre no me equivocaba, ella permaneció tumbada y yo decidí darme un último homenaje con ella, cogí con ambas manos cada uno de sus pechos e introduje mi pene entre ellos, moviendo mis caderas el tacto de la piel de sus pechos y mi glande golpeando sus labios me puso a mil, ver su cara, a la espera de mi semen me excitaba muchísimo mas, sus ojos apretados, su boca también apretada para evita que nada entrara me dio tanto morbo que no lo pudo soportar, mi primer disparo pasó de largo y fue a parar a su melena, el segundo dio de lleno en su frente, ella al notarlo ladeó la cabeza con lo que el tercer disparo rozó su ceja pero calló en su mejilla, los demás yo fui repartiéndolos por el resto de su cara, cuando hube terminado ella abrió los ojos, estaba preciosa, nunca olvidaré esa cara sucia, me encantan, y mucho menos olvidaré como nos levantamos y fuimos al espejo para que ella se viera, le encantaba y no dudó en esparcir mi semen por toda su cara, eso si, no quiso probarlo, pero nos reímos un buen rato. Mas tarde ya mas tranquilos le pedí perdón por el dolor provocado en su ano, le quitó importancia pero me dijo que no lo intentara mas, decidimos que lo mejor era no contarlo jamás, y así fue, este es nuestro secreto.......
Julia aprobó el examen gracias a mi, yo sigo gastándole las bromas pesadas, sobre todo delante de mi mujer, sospecharía algo si dejara de hacerlo, y ella marchó a su nueva residencia, nos vemos algunas veces, ahora tiene pareja, otro guaperas, que por lo que me cuenta es un poco “pésimo en la cama”, pero que va aprendiendo, de vez en cuado bromeamos por lo ocurrido y yo sigo haciéndole favores, quizás algún día pueda repetir, no será por ganas, porque sigue siendo una hermosa mujer, pero, con menos tabúes sexuales que alguien aprovechará.