Aventuras de Torrente

¿nos hacemos unas pajillas? ¡pero sin mariconadas!

Torrente tenia que vigilar a una muchacha que pertenecía a una inmensa red terrorista que tenia intenciones de arrasar la raza humana y.....

(¡Mierda! Este billete de 500 es falso ¡será!)

Rectifico, simplemente seguía a una inmigrante para hacerle fotos en bolas y si era inmigrante ilegal, chantajearla para que se lo haga con el a condición de que no meta sus fotos en Internet.

(¿Ese sabe lo que es Internet? ¡Milagro!, aunque creo que conseguiría mucho más amenazando con poner las fotos de SU desnudo)

Torrente no se molestaría tantas molestias con una chica, nada le apartaría de su deber de proteger España (¡¿a que vienen esas risas?!)

Prosigamos, el nunca abandonaría su puesto por una chica, pero es que ella y sus cuatro hermanas estaban como para parar una guerra.

(El jurado de Colombia tenia problemas para escoger quien de ellas seria mis Colombia)

el estaba aparcado frente a una casa que la joven entró recientemente, la espera, ese tramo de la vigilancia que se hace largo y aburrido, se acomodó en el coche e intentó pensar en aquella chica, desnuda, abierta de piernas para el, pero la imaginación no era su fuerte, así que decidió usar su amuleto.

Una revista guarra de 1979, acartonada por las manchas de lefa de tantos años de antigüedad, Torrente miraba las imágenes de la revista, las chicas desnudas en posiciones provocativas, mientras que con la mano izquierda sostenía la revista, la derecha acariciaba su potente y majestuoso rabo.

(¿8 centímetros en erección es potente y majestuoso? Yo me hubiera cambiado de sexo si tuviese esa medida)

los dedos de Torrente apretaban el tallo de su verga y subían y bajaban en un masaje lento pero placentero estimulado por las imágenes de la revista, lentamente el placer se apoderaba de el, sentía que su semen estaba preparado para dispararse en un gran orgasmo cuando de repente.

Unos golpes se notaron en la ventana.

Torrente soltó la revista y buscaba su arma en la guantera, entre bocatas de chorizo, revistas guarras, fotos de Franco y una rata.

(mas que una guantera parece un basurero)

pero al fijarse en el que golpeaba el cristal, dejó de buscar el arma y bajó la ventanilla con la manivela.

(Si, el coche es antiguo y para bajar la ventanilla se usa manivela no un botón).

-¡Torrente! ¡Me debes 6000 pesetas de güisqui! ¡Me debes 6000 pesetas de güisqui!

-joder chaval, te dije que lo pagare el mes que viene – decía Torrente alterado.

-¡que estoy muy cabreado! ¡Me debes 6000 pesetas de güisqui desde hace 10 años! Que son con los intereses del 2% anuales, a ver 6120, 6242, 6366, 6493, 6622, 6754,  6889, 7026, ¡7166 pesetas de güisqui! Que con el cambio al euro son........

La conversación duró media hora con cálculos matemáticos y métodos contables, Torrente era las matemáticas como superman a la kriptonita, así que sacó su cartera y le pagó 50 euros sin importarle lo que era en pesetas, solo quería hacerse la pajilla, se aseguró de que no venia nadie, se acomodó y empezó a mirar la revista.

(Porque leerla, no creo que se lea con todas esas manchas)

de nuevo lentamente su pequeño champiñón empezó a levantarse, su mano acariciaba el pequeño órgano con el mismo masaje placentero, subiendo y bajando los dedos, sentía que el orgasmo estaba próximo cuando de repente sintió algo en el estomago, algo muy familiar muy potente.

PRREEEEEEEEEEEEEEEEEEETTTTTTTTTTTTTTTTTTT.

(¿Hay todavía algún lector vivo? Joder menudo pedo se ha tirado y, y, ¡como apesta!)

Torrente aspiraba el aroma de su obra con una sonrisa mientras decía.

-mejor fuera que dentro.

Su mano derecha volvió a coger el pequeño champiñón que podía declararse reserva natural de ladillas y microorganismos patógenos de todo tipo.

Se masturbó con fuerza para ver si de una pajotera vez (nunca mejor dicho) podía eyacular, pero

yo descargo el contenido de un camión de basura sepultando el coche, yo bajé y fui a ver al cerdo, eh, esto, al protagonista de la historia y le dije.

-¡estos 500 son falsos!

-pero coño chaval, que son un autentico lila de 500, auténticos – me decía Torrente.

-¡es un billete de monopoly! ¡Yo no me chupo el dedo! ¡Dame el dinero ahora!

Tal vez sea por las continuas interrupciones, pero Torrente sacó un revolver, yo me tuve que ir escuchando las burlas de Torrente.

(Los lectores que me conocen sabrán que esto no va a quedar así, ;))

Torrente se volvió a acomodar en su asiento y, a pesar de mirar y remirar la revista ¡no se le levantaba!

-¡coño! ¿Qué pasa? ¿Mi campeón no se levanta?

Unas risas sonaron de detrás de la ventana del coche, cuando Torrente miró a través de ella, vio tres chicos de trece años de muy corta estatura.

Torrente, con la chorra al aire, fue a por ellos y ¡milagrosamente alcanzó a uno! El tiránico e inútil detective privado agarró la mano del niño y le fracturó el dedo meñique, el chaval se fue sin mostrar lagrimas y aguantando el dolor, con su chaleco amarillo y negro y una corona de cinco puntas (¿de que me sonará eso?)

Con una sonrisa en la cara Torrente se fue hacia su coche y tan pronto como se sentaba y cerraba la puerta, un bate de béisbol destrozaba los cristales de su coche, Torrente veía con horror que decenas de latinos con prendas negras y doradas le rodeaban con muy chungas intenciones, lo sacaron del coche y lo patearon, pero Torrente pudo zafarse y huir, a medida que huía, su enorme panza subía y bajaba de forma rítmica (vale, dejo de escribir esta parte tan asquerosa)

Llegó hasta otra pandilla cuyos componentes eran corpulentos y rapados y les pidió ayuda, ellos estaban de buenas y decidieron ayudarle, en cuanto los latinos llegaron, los rapados se prepararon para la pelea, pero Torrente (con esa boca tan grande que tiene) les dijo a los latinos.

-¡eh monos! Mirad a los grandes de la derecha, los mejores, los hijos de Franco, los que aplastan a izquierdistas fracasados que se arrastran por el fango desde la guerra, los......ups.

Torrente interrumpió sus burlas al ver que ellos le miraban con ojos inyectados de sangre, lo entendió cuando se quitaron las chaquetas y mostraron sus camisas.

Muerte a los nazis, Franco castrado, Red power.

Torrente se fue corriendo del lugar, ahora no era un grupo que le perseguía, sino dos, notaba que el corazón le iba a toda velocidad intentando salvar la vida, pero de repente, se chocó contra otro latino, este iba con sus amigos vestidos de rojo, blanco y azul, la única chica del grupo señaló a Torrente mientras gritaba.

-¡ese fue el que me cogió aprovechándose que estaba borracha!

Sobra decir que ya hay tres pandillas que competían por agarrar a Torrente, a medida que corría, se encontró con los ultra sur del Real Madrid, que le reconocieron, Torrente les quitó el liquido de frenos al autobús que les llevaba a ver el partido Real Madrid-Barcelona e inmediatamente fueron a por el.

Tras una larga persecución que siempre va bien para rebajar unos kilitos, Torrente se quedó atrapado en un callejón sin salida, las cuatro bandas eran diferentes, pero tenían ahora algo en común, a medida que avanzaban, Torrente suplicó de rodillas mientras se orinaba en los pantalones, en cuanto llegaron a donde estaba el, se abrió la caja de galletas y empezaron a llegarle al detective privado ondaradas de hostias.

Después de cinco horas de palizas (seguro que dormirán bien esta noche) las bandas se fueron y llegó la ambulancia que lo llevó al hospital.

Totalmente vendado enyesado y alimentándose en vena, ahora nuestro héroe no puede moverse, necesita tu ayuda, algo que tu puedes hacer.

¿Le haces una pajilla?