Aventuras de sylvie ((1)

Me fuí a acostar con un negro y termine forzada por él y sus amigos

Mí hermana Stephany lleva días animándome para que os cuente algunas de mis experiencias mas curiosas. Me ha dicho que es muy excitante recordar los detalles mientras comparte sus aventuras en todorelatos. Me ha convencido.

Después de mi primera experiencia, que ya os relató Stephy, mi mundo dio un giro de 180 grados.

Pasaron unos dias hasta que conseguí ordenar en mi mente lo que había ocurrido. No podía dejar de pensar en todo lo que sentí aquella larga noche. Cuando al terminar el día estaba en la cama, los recuerdos y sensaciones volvían a mí con tal nitidez que no podía evitar humedecer mis braguitas.

Todas esas sensaciones eran nuevas y fueron tantas a la vez que mi mente no podía asimilarlas y quede como en un estado de semiinconsciencia pero notando todo lo que le pasaba dentro y fuera de mí. Los penes que destrozaban todos mis orificios, el semen cubriendo mi pecho y bajando por mi garganta, todas esas manos recorriendo cada centímetro de mi cuerpo.

Todo lo que ocurría llegaba a mi cerebro mezclado y se agolpaba en mi cabeza sin poder decir si esta polla me gusto más o cual era el sabor del semen.

Aclarado esto decidí que mi próxima experiencia la controlaría yo para poder disfrutar  de cada postura, de cada sabor, de cada olor y de todas y cada una de las caricias.

Ahora se presentaba un problema, después de haber tenido esos enormes rabos en todos mis agujeros, mis amigos y compañeros de la facultad no me atraían lo mas mínimo. Les miraba y sabia que su inexperiencia y sus, probablemente pequeños penes, no serian capaces de satisfacer mis expectativas.

Empecé a salir de noche con mi grupo de amigos más de lo habitual. Yo no iba a divertirme, como ellos, yo buscaba al semental que me hiciese sentir todo lo que quería.

Esta búsqueda también fue infructuosa. Todos los que me gustaban tenían algún “pero” y para lo que yo quería no tenia que existir ningún “pero”.

Casualmente un día acudí al supermercado y al ir a aparcar el coche me fije que en la puerta se encontraba uno de los negros que aquella noche se aprovecharon de mí. Por vergüenza no quise pasar por delante de él y me fui rápidamente para casa.

No podía quitarme de la cabeza al dichoso negro. Me preguntaba cual de todas las pollas que tuve en mi interior seria la suya. Después de pensarlo mucho llegue a la siguiente conclusión: lo que me hicieron él y sus amigos fue desagradable y doloroso pero me gusto y él ya conocía mi cuerpo y mis limitaciones y como dicen “mas vale lo malo conocido…”

Empecé a ir al supermercado todos los dias pero no me atrevía a salir del coche. Ahora no era por vergüenza, era porque no sabía como entrarle y pedirle que saciara mis necesidades. Mientras le contemplaba desde el coche me di cuenta que sus ojos siempre seguían a las señoras de buena posición social, sobre todo a las que vestían mas elegantes y menos informales.

Comencé a trazar un plan.

Yo cuido bastante mi cuerpo pero necesitaba darle un toque especial.

Solía salir al jardín de mis padres después de comer para tomar el sol. Lo hago porque no me gustan las marcas del bikini y aquí estoy libre de miradas indiscretas. Empecé a alargar las sesiones para que mi bronceado habitual fuese mas oscuro resaltando así mis ojos azules y mi cabellera rubia.

Mi cuerpo no es superdelegado como el de una modelo, además eso no me gusta. Me dan pena cuando veo esas piernecitas superflacas, que parecen patitas de pollo, y esos escotes marcados de costillas.

Tengo los labios carnosos, pero no demasiado. Siempre he tenido complejo de tener la boca grande, en el colegio me hacían bromas, pero desde que me convertí en una mujercita estoy muy orgullosa de mi sonrisa y se que a los chicos les encanta.

Stephy siempre me dice “cuida tu espalda, no se como esa cinturita puede aguantar el peso de esas tetas”. Es cierto mi pecho es grande pero esta muy bien formado. Cada pecho es redondito, duro, simétrico al otro y con unos pezoncitos que apuntan siempre hacia arriba. Además mi tripita es planita y sin los músculos marcados que quedan tan feos.

Llevo depilado todo el pubis, me molestaba la pelusita que tenia y decidí quitármela con láser. Me gustaría tener el chochito como Stephy, ella tiene unos labios menores que asoman sobre los mayores y cuando se los coloca, parece como si tuviera una flor entre las piernas. Yo casi no tengo labios menores en mi vagina. A la vista es como una línea recta que termina en mi agujerito. Cuando hago pilates y tengo que separar las piernas noto como mis labios mayores se separan y se abre mi agujerito. Eso si el interior de mi vagina tiene un color rosa precioso que contrasta con mi piel bronceada.

Por ultimo mis piernas son fuertes pero no gruesas y tampoco marcan músculos, y cuando me pongo tacones se estilizan un montón.

Decidí utilizar este cuerpo para llamar la atención sobre el negro.

Rescate del armario un trajecito que me habían regalado mis padres cuando jugaba al tenis. La falda era cortísima y si andaba dando saltitos permitía mostrar la parte baja de mis nalgas. El polo presionaba con fuerza mi pecho que trataba de salir por el centro sin permitirme abrochar los botones. En dos años ciertas cosas pueden crecer mucho.

Esta indumentaria me permitiría pasar por una niña bien como a él le gustaban. Me pasaría el jueves o el viernes por el supermercado. Seguro que se asombraría de verme y de que hablase con él. Aprovecharía la ocasión para hacerle la propuesta y quedaría con él el sábado por la noche. PLAN PERFECTO.

Tal y como había planeado el jueves a la hora de la siesta, que es cuando menos afluencia de publico hay me presente en el supermercado.

Primero entre a comprar algo para ver su reacción al verme pasar delante de el. En el reflejo de la puerta de cristal comprobé como me miraba y en sus ojos aprecie que me había reconocido y que lo que veía le gustaba. Era justo lo que yo quería.

Compre una botella de agua y al salir me dirigí directamente a él. Se sorprendió e incluso note que esquivaba mi mirada y que también evitaba mirar mi cuerpo.

Directamente le dije que al entrar no me había dado cuenta que estaba allí pero que al salir le había reconocido. Que lo que me hizo el mes pasado me había gustado mucho y que podríamos repetirlo. Mirándome de refilón me contesto, en muy mal castellano, que a él también le gusto y que podría intentar repetirlo.

Me molesto un poco esa respuesta. ¿Un bomboncito de 20 años se le ofrecía en bandeja y él ponía reparos? Aun así continué con mi actitud sexy y le pregunte que si el sábado por la noche le venia bien.

¡Se puso a pensar antes de contestar! ¿Qué cosas tan importantes tenia que hacer para pensarse tamaña oferta? Bueno, la fugaz visión de su polla en mi cuerpo me hizo esperar la respuesta sin largarme de allí.

Le dije que podíamos ir a un hotel y me dijo que no, que vivía en una casa alquilada cerca de allí. Quedamos para el sábado después del cierre del supermercado en la zona de los muelles de descarga. Desde allí iríamos andando a su piso que estaba cerca.

Viendo que no había nadie por allí, me despedí acariciándole la cara y le dije que fuese limpio y que me llevase alguna sorpresa. Le di la espalda para dirigirme a mi coche y me aleje dando saltitos para que pudiese admirar mi culito que asomaba bajo la falda.

El sábado me arregle para él y para la noche en que iba a ser dueña de mis sensaciones.

Fui a la peluquería y pedí que me hicieran un recogido con unos mechones de pelo sueltos a los lados de la cara, dejando así mi cuello descubierto. Pinte mis labios con carmín rojo intenso y mis ojos con rimel y sombra muy negra para que resaltaran. Me compre una falda de tubo negra y cortita, con unos zapatos de tacón negros a juego. Me puse unas braguitas también negras con una abertura en el centro que permitían acceder a mi sexo. Aunque hacia calor me puse unas medias negras con un encaje en la parte alta del muslo y un lacito atrás.

Después de buscar algo adecuado para ocultar mis grandes pechos encontré una blusa espectacular. Era corta, se sujetaba en la parte mas baja rodeando la cintura, dejaba toda la espalda y los laterales de mi cuerpo al aire, justo donde rozan los brazos al caminar. El cuello de la blusa comenzaba en la nuca y bajaba por delante hasta prácticamente el ombligo. Esto me permitía, en primer lugar, no llevar sujetador. En segundo mostrar ampliamente mi precioso escote. Y en tercer lugar colocar hacia delante los lados de la blusa para dejar a la vista por ambos lados las redondeces de mis pechos.

Justo antes de la cita rocié todo mi cuerpo de un perfume muy sensual, me vestí y comprobé ante el espejo hasta donde debía subir la falda y como colocar la blusa para mostrar mis voluptuosas tetas (que así vestidas eran realmente IMPRESIONANTES).

Cuando mis padres estaban ensimismados viendo la tele Salí de la casa despidiéndome a voces para que no me viesen. Baje mi falda, cerré mi escote y procure tapar todo lo que podía por si me cruzaba con alguien.

Fui andando al supermercado muy despacio porque a cada paso que daba con esos tacones mis pechos sin sujetador saltaban hacia fuera y cuando bajaban chocaban y hacían un ruido que sonaba como una palmada. Menudo espectáculo si hubiera tenido que ir corriendo.

Antes de doblar la última esquina me pare un momento. Acicale mi pelo, subí la falda mostrando el encaje de las medias y por ultimo cogí los laterales de la blusa y los coloque para que solo taparan mis pezones, sabia que cuando fuera andando irían cubriendo mi pecho pero aun así quedarían al descubierto los laterales y buena parte de mi escote.

Gire la esquina y allí estaba él. Nos saludamos y me mostró el camino hacia su casa. Durante todo el recorrido no cruzamos palabra. Él caminaba a mi lado y aunque no me miro a los ojos ni una sola vez no perdió oportunidad de mirar mis pechos saltando prácticamente fuera de la blusa y mi culito apretado dentro de la falda.

Su casa estaba en un barrio humilde y había varios inmigrantes, a juzgar por su aspecto sudamericanos y africanos, tomando el fresco en la calle. Temí que comenzaran a decirme piropos subidos de tono pero no fue así. Allí cada uno iba a lo suyo.

Pasamos a un portal con la pintura vieja y desconchada y comenzamos a subir las escaleras. El se situó detrás de mí. Comencé a sentir que mi agujerito empezaba a mojarse. Sabia que estaba escrutando con la vista cada rincón de mi culito, que se contoneaba por los tacones, y la falda no podía ocultar. Mis pulsaciones subieron. ¿Qué estabas haciendo Sylvie? Aun podías dar la vuelta y regresar a casa. Sí, podía pero la lujuria desbocada me empujaba escaleras arriba.

Al llegar al segundo piso me adelanto y abrió una de las puertas. Me indico que pasase dentro. Me pare en el pequeño hall de entrada mientras él cerraba la puerta. A continuación abrió la siguiente puerta y me invito a acceder a una habitación grande muy iluminada aunque con signos de estar muy descuidada aunque limpia. En el centro había un tresillo con manchas y descolorido en algunas zonas pero que se veía limpio. Frente al tresillo como a 2 metros un pequeño televisor viejo sobre una mesilla destartalada. Junto a la puerta que habíamos traspasado había otra y pude contar un total de cuatro puertas más en el resto de las paredes.

Me gire para mirarle y en ese momento me dio un pequeño empujón. No muy fuerte lo justo para que perdiese el equilibrio y quedase sentada en el tresillo. Este era muy blando y me hundí en el, mis piernas se separaron al caer y yo las abrí, descuidadamente, un poco más haciendo que la falda subiese casi hasta mi cintura y mostrándole mi sexo a través de la abertura de las braguitas.

Escruto cada curva de mi cuerpo durante unos segundos y yo gire mi cabecita hacia un lado y contonee mi cintura sugestivamente.

Entonces él dijo unas palabras en un idioma desconocido para mí. En ese momento se abrieron todas y cada una de las puertas y comenzaron a salir negros desnudos con sus enormes rabos flácidos golpeándoles en las piernas al andar. Mientras le gritaba que no lleve mis manos hacia delante para indicárselo también por señas que no era eso lo que quería. Intente levantarme, pero estaba tan hundida en el sillón y con esos tacones me resultaba imposible.

Él dijo algo a uno de los negros que se encontraba detrás de mi y este cogio mis manos por las muñecas y las llevo por encima de mi cabeza, tirando de ellas con fuerza, hasta detrás del respaldo del sillón.

En esta postura mi pecho derecho abandono el refugio de la blusa completamente.

La adrenalina hacia que mi cabeza funcionase a una velocidad de vértigo. En unos segundos pensé: “¿que ha entendido este tío que quería? ¿lo de la otra vez? Claro no me explique bien, tenia que haberle dicho que deberíamos estar solo los dos. Por eso parecía tan indeciso a la hora de contestar cuando se lo propuse. ¿Qué van a hacer ahora conmigo? ¡no quiero que se repita lo de la última vez! Quiero que sea algo sencillo y agradable, simplemente dos personas teniendo sexo”

Junte mis rodillas, patalee con fuerza y retorcí mis muñecas intentando zafarme del tipo que las sujetaba. Mientras esto ocurría los negros intentaban agarrarme, me cogían de las tetas, del culo, de las piernas… de todas partes. Continué forcejeando y desprendiéndome de las manos que podía con vigorosos golpes de cintura. Gritaba con fuerza que ¡NO! Que me soltasen y me dejasen ir. Cuando podía les lanzaba patadas pero ellos las esquivaban y reían.

Comencé a cansarme y mis gritos eran cada vez más bajos. En ese momento algunos también se cansaron del juego y agarraron mis piernas para inmovilizarlas. En un esfuerzo por soltarme arquee mi espalda hacia arriba, ellos tiraron de mis piernas y quede en el aire. Solo me sujetaba la cabeza apoyada en la parte alta del respaldo del sillón, mis brazos que ahora estaban totalmente estirados y sujetos por un negro y las piernas de las cuales tiraban otros dos negros estirándolas y separándolas.

Mi sexo se encontraba expuesto a sus miradas a través de la abertura de las braguitas. Empezaron a tirar de la falda intentando arrancármela y note como las costuras comenzaban a fallar pero aguanto así que la dejaron recogida en mi cintura. Las bragas no aguantaron tanto, varios se pusieron a tirar de ellas a la vez haciéndome daño en las caderas, incluso pude notar como arañaban uno de mis muslos en el forcejeo. Las braguitas sucumbieron rompiéndoseme por el lado izquierdo así que quedaron colgando de mi muslo derecho.

Mientras esto ocurría otros amasaban mis tetas con fuerza. Ni siquiera se molestaron en sacar la izquierda que continuaba dentro de la blusa. La apretaban con fuerza y jugaban con el pezoncito marcado en la tela.

Me pusieron una mano en la boca para que acallase mis gritos pero yo me zafaba y continuaba gritando. Entonces me amordazaron fuertemente con un paño de cocina con sabor a comida rancia especiada.

Me bajaron al tresillo dejando mi espalda sobre el asiento, la cabeza apoyada contra el respaldo y echada hacia delante con una posición un poco forzada. Mi culito en el aire con todo mi sexo expuesto porque continuaban sujetándome las piernas hacia arriba y muy separadas. Mis manos continuaban atenazadas por un negro que las sujetaba en la parte alta del respaldo.

En esta postura tan forzada pude ver mí clítoris y mí rajita abierta, mostrando un poco de su colorcito rosa, durante un segundo, antes de que un montón de manos comenzasen de nuevo a explorarla.

Contemplando mí rajita, a la que había colmado de cuidados para recibir al apuesto príncipe azul con el que todas soñamos, pensé un “lo siento” dirigiéndome a ella como si fuese una buena amiga que se iba a llevar una gran decepción por no recibir a ese príncipe azul y que sufriría maltrato y dolor. Comenzaron a escapárseme lágrimas de tristeza, rabia e impotencia.

Me amasaban las tetas y pellizcaban mis pezoncitos produciéndome dolor. Yo no paraba de moverme doblando las rodillas y moviendo las caderas intentando inútilmente de soltarme y huir de allí.

Mi monte de Venus suave y depiladito les debía llamar la atención porque pasaban sus manos sobre él con fuerza pero no violentamente, esto hacia que rozasen mí clítoris que comenzó a ponerse duro.

Alguien metió un dedo en mi agujerito, entro y salio un par de veces. A continuación metió dos dedos que comenzaron a entrar y salir a la vez que giraban dentro de mí intentando dilatármelo. Conseguí zafarme un par de veces pero volvía a meterlos y me inmovilizaron sujetándome por el interior de los muslos y abriéndome un poco más las piernas.

Ahora mientras se turnaban en explorar mi vagina metiendo y sacando los dedos con rapidez y golpeando con sus nudillos mí clítoris, alguien metió su dedo gordo en mí ano. Doblo el dedo dentro e hizo una exploración en círculo produciéndome un dolor… ¿agradable?

En mi vagina entraban ya varios dedos de dos manos y estaban comenzando a abrírmela. Sentía el dolor que producía la tensión de los músculos de la puerta de mi agujerito que me estaban dilatando a lo bestia sin ningún tipo de estimulo.

Estaba agotada de intentar soltarme apoye mi cuerpo en el sillón sin fuerza. Al ver que era más dócil redujeron un poco la tensión que realizaban sobre mis muñecas y mis piernas cosa que agradecí porque notaba un dolor intenso en brazos y piernas que fue desapareciendo al volver a circular la sangre.

Pero mí docilidad les llevo a trabajar con mas intensidad sobre mis pechos y agujeritos. Me agarraban con fuerza las tetas y tiraban hacia arriba hasta que separaban mi espalda del sillón y luego las dejaban escurrirse entre sus manos cayendo de nuevo al tresillo. Y mí coñito y mí culo ya eran espacios públicos los dedos entraban y salían sin compasión. Aunque mí vagina estaba ya bastante lubricada el paso de los dedos me molestaba y mí culito, que no estaba nada lubricado, era el que me producía la sensación mas dolorosa. Debían haber conseguido meter varios dedos y lo abrían y cerraban sin saber lo que dolía.

Los preliminares se habían terminado porque vaciaron el ano y la vagina de dedos y vi una polla negra enorme dirigida por una mano también enorme lanzarse directamente al interior de mí coñito. Entro el capullo y lo hizo con facilidad. La mano volvió a lanzarla dentro de mi rajita y esta vez entro un poco más. El negro la soltó, la saco un poquito y con un golpe de cadera la metió hasta el fondo y se quedo parado con su pubis apoyado sobre el mío.

Lo primero que sentí es que se me desgarraba el coño arquee mí espalda a la vez que apretaba fuertemente los ojos de los que se escaparon un par de lagrimas. A continuación sentí un intenso calor que estaba quemando mi vagina por dentro. Pensé en decir “¡quema, quema!” mientras abría los ojos intentando ver lo que tenia dentro de mí. Justo en ese momento vi que empezaba a dar marcha atrás y contemple como salía de mi agujerito, despacio un enorme trozo de carne negra, dura y muy caliente. Me relaje un poco cuando note que desaparecía la presión de mi interior, pero solo un poco porque no había terminado de sacarla cuando con otro fuerte golpe de cadera la volvió a hundir en mí coñito hasta los huevos.

Ahora si que gritaba “¡despacio, despacio!” porque el calor y el dolor se mezclaban de forma insoportable. El trapo de mí boca amortiguaba mis suplicas.

La enorme polla comenzó a entrar y salir con más ritmo. Note como los bomberos de mi cuerpo fueron a atender el fuego que me ardía dentro y mí coñito se lubricaba cada vez mas. Ahora era menos doloroso y me permitió relajar un poco mí cuerpo que soportaba mudo los fuertes golpes que le movían adelante y atrás con violencia.

Cuando el dolor comenzaba a desaparecer la gorda polla negra salio de mi cuerpo para dejar paso a otra que directamente se metió hasta el fondo.

Vi como a mí alrededor comenzaban a arremolinarse enormes pollas negras esperando su turno. Los que me sujetaban los muslos me soltaron porque yo ya no podía oponer ninguna resistencia. Mientras unos turnaban a los otros para sujetarme las piernas que al relajarme cada vez estaban más abiertas. Así también facilitaban la entrada de los gordos rabos por mi coñito.

Se iban turnando con rapidez, me la metían cinco o seis veces y dejaban paso al siguiente.

Las embestidas eran brutales y me dolía el cuello de la postura en la que estaba. Además mis tetas saltaban  golpeándome la cara y ellos entre risas en ocasiones las ayudaban empujándolas.

Mi coño chorreaba y el dolor se estaba convirtiendo en intenso placer. Me excitaba sobre manera cuando veía salir una polla de mi agujero húmeda de mis jugos y dar paso a otra para que entrara también a mojarse.

Mis manos continuaban siendo sujetas por un negro que aprovecho la coyuntura para ponerme la polla entre ellas y comenzar a masturbarse. Con rítmicos movimientos se rozaba entre mis dedos como si la tuviese dentro de mí. Supe que ya había probado mí coñito porque estaba húmeda y suave.

Volvían a saltárseme las lágrimas de pura impotencia viendo mí situación. Tumbada boca arriba en un sofá con mi cuello dolorido por una posición forzada que me obligaba a ver como un montón de negros se turnaban para colocarse entre mis piernas, abiertas a la fuerza, y follarme con violencia. Y mientras mis manos llenas también de polla.

Pensé que esto no podía ser peor cuando un negro enorme se sentó sobre mis tetas. Tenía su polla en la cara mientras soltaba el trapo que me amordazaba la boca. Solté un grito y el se agarro la polla. Pude darme cuenta de sus intenciones así que cerré la boca y la aparte de la punta de su polla. Él empujaba el enorme aparato contra mis labios pero yo movía la cabeza zafándome de la presión. Entonces me tapo la nariz con dos dedos y no podía respirar. Aguante todo lo que pude pero su peso sobre mis tetas y las embestidas que recibía procedentes de mi vagina me hicieron abrir la boca.

Intente coger el aire con fuerza pero me lo impidió la polla que entraba en mí boca. Pensé clavarle los dientes pero las consecuencias podían ser muy malas. Intente apretar los labios para no ponerle fácil la entrada a mi boca. Con su mano libre me soltó una bofetada que me hizo eliminar la presión. No quería llorar mientras metía su grueso miembro hasta mi garganta pero las lagrimas volvieron ha hacer su aparición.

Hasta hacia un momento pensé que si me soltaban las manos aun podría escaparme de allí. Pero después de la bofetada perdí toda esperanza.

Ahora el que apretaba mis manos lo hizo con más fuerza moviendo su pene entre ellas con más rapidez. Se detuvo apretándolas con fuerza cuando estaba a punto de correrse porque note como palpitaba su miembro.

El que se sentaba sobre mis tetas saco su pene de mi boca y dio paso al siguiente. Intente apartar la boca de su polla pero me coloco la cabeza a suaves cachetes, me la metió dentro y comenzó a entrar y salir sin que apenas pudiese oponer resistencia.

Mientras en mí coño se continuaban turnando las pollas, como antes cinco o seis embestidas y dejaban paso al siguiente. Seguro que estaban muy excitados porque sus huevos golpeaban contra mí cada vez con más vigor y rapidez.

Con una polla deslizándose ahora suavemente entre mis manos otra saliendo y entrando de mi boca, un enorme rabo abandono mi vagina y sentí que uno de esos negros escupía en mí culito. Comencé a apretarlo viendo lo que me esperaba ahora.

Separo mis nalgas y metió la punta dentro. La saliva había hecho su efecto, apenas me dolió. Empujo un poco mas y note su duro tronco empezar a perforarme, tuve una sensación algo dolorosa. El siguiente empujón lo metió hasta el fondo despacio pero con fuerza. Aquí llego el dolor.

De nuevo unas lágrimas comenzaron a escaparse de mis ojos, note que el rimel se me habría corrido porque me comenzaron a escocer un poco.

Se volvió a turnar otro en mí boca y ya no opuse ninguna resistencia. En mí culito un enorme pene se movía cada vez con mas vigor mientras varios dedos dentro de mi vagina estiraban de ella hacia arriba dilatándola mas, si cabe.

Así estuvieron turnándose dentro de mí por todos mis agujeros durante un tiempo que me parecieron horas pero no debía ser tanto porque no había notado a nadie eyacular. Incluso fueron turnándose para poner pollas entre mis manos.

A veces alguno de los que salía de mí coñito venia y me la metía en la boca porque notaba el aroma y sabor de mis jugos en la boca.

Pasado un tiempo todos abandonaron mí cuerpo y me soltaron las manos. Las deje caer a mis costados, las notaba dormidas por la presión que habían ejercido sobre ellas. Al estar hundida en el sillón con el culito hacia arriba cuando soltaron mis piernas estas no cayeron al suelo, quedaron dobladas  por las rodillas apoyadas junto a mis tetas.

El panorama que se ofrecía ante mí era desolador. Estaba extenuada y dolorida. Con todo el rimel negro corrido sobre mí cara. Solo tenía un pecho a la vista, el otro continuaba oculto por la blusa y se apreciaban los dedos marcados en él en forma de líneas coloradas. Las braguitas rotas colgaban de mi muslo derecho. Mí lindo coñito rosa ahora estaba también colorado, dilatado y mojadito. También se veía húmeda la cara interior de mis muslos. Y en el horizonte solo veía gordos penes negros que apuntaban hacia mí.

Estando así se acerco uno de los negros y cogiéndome de las nalgas me levanto de golpe. Mis piernas descansaban sobre sus antebrazos y con sus manos, separando las nalgas, estaba abriendo mis dos agujeritos.

Aleje mi cuerpo del suyo con mis brazos pero era una tontería, sin tener los pies en el suelo y tal y como aferraba mis glúteos no podría zafarme de él. Soltó su mano derecha y acompaño la punta de su pene a la entrada de mí coñito. Metió la punta dentro. Me volvió a agarrar del culo separando de nuevo las nalgas y me dejo caer sobre su polla. Mi eso hizo que se me clavara hasta el fondo.

Un súbito calor recorrió mí espalda y levante mí cabeza cuando el apretó hincándome su polla un poco mas. Un gemido salio de mis labios.

Me levanto de nuevo y volvió a soltarme. Con esto mi cabeza callo sobre su hombro y allí me quede apoyada mientras repetía esta acción un par de veces más.

De repente antes de dejarme caer otra vez sobre su pene se detuvo. Note como la punta de otra polla y un dedo buscaban el agujerito de mí culo. Cuando lo encontró metió la punta y me agarro con fuerza de las tetas. El que me mantenía en vilo me soltó de nuevo y esta vez note dos gruesos penes entrando hasta el fondo dentro de mí.

Ahora los dos tiraban de mí hacia arriba, uno de mis nalgas separadas y el otro de mis voluminosos pechos para dejarme caer clavándome las dos pollas a la vez.

Debían de estar ya muy excitados porque las metidas y sacadas se desarrollaban con vigor y cada vez mas rápidamente.

Pararon un momento y otro ocupo mi culito, este se agarro también de mis nalgas dejando mis tetas libres saltando en mí pecho. El de delante se quito y el de mi culito giro a su alrededor ofreciendo mí coñito dilatado a quien quisiera ocuparlo. No tardo en aparecer un voluntario al que la sola visión de mi coñito tan abierto le debía haber excitado sobremanera.

Se agarro la polla y vino directo hacia mí coño antes siquiera de cogerme me la hundió hasta los huevos y comenzó a moverse rápidamente y con fuerza sin llevar el compás con el que la tenía metida en mi culo.

Entonces note un chorro caliente que inundaba el interior de mí coñito. Se quedo ahí sin sacarla mientras en mi culo el otro me golpeaba con fuerza y cada vez mas rápidamente, con su cadera, las nalgas. Note otro chorro de liquido caliente que me llenaba el culito y comenzaba a salirse de el.

Los dos me sacaron sus pollas a la vez y el semen salio de mis dos agujeros. Mire hacia el suelo y vi el charco de leche que se había formado y las gotas que continuaban cayendo de mis agujeritos.

Otros dos ocuparon los agujeros que habían dejado sus compañeros y ahora que estaban bien lubricados comenzaron a entrar y salir de mi con violencia y descompasadamente. A veces notaba como chocaban las pollas dentro de mí. Enseguida se corrieron. Cuando sacaron sus penes otro charquito se formo junto al anterior.

El de mí culito me soltó y el de delante me llevo en volandas de nuevo hacia el sillón y  pensé que me iba a depositar en el pero según me acercaba al sofá note como otro pene se metía en mí culito húmedo de semen.

Cuando ya había entrado hasta el fondo otro vino de frente, separo mis piernas y me metió la polla con violencia hasta los huevos y no paro de cabalgarme con fuerza hasta que se corrió. El del culo la metía y la sacaba como podía pero con menos ritmo. Otro ocupo mí coñito y enseguida se corrió también. Un tercero entro dentro de mí con tal violencia que la polla de mí culo se salio y sin darle tiempo a volver a meterla ya se había corrido. Intente recoger algo del líquido caliente que salía de mi rajita con mis manos y me lo lleve a la boca.

El de mí culo me dio la vuelta puso mi abdomen sobre la parte alta del respaldo del sofá colocándome en la posición del perrito mientras mis tetas y mis brazos colgaban por la parte de atrás del tresillo me metió la polla en el culo y se corrió. Se acerco otro que ocupo mí coñito mientras otro comenzó a follarse mí boca. Él sujetaba mí cabeza y yo intentaba alejarle de mí porque se movía con rapidez y cada vez me la hincaba más dentro.

Uno jugaba a sacarla de mí coño y meterla en mí culo, de mí culo al coño y así hasta que se corrió, creo que en los dos agujeros.

El que me follaba la boca me apretó la cabeza contra el y me la metió tan dentro que casi me hace vomitar. Justo en ese momento comencé a recibir chorros de un líquido caliente, salado y espeso que entro directamente a la garganta. Cuando la saco de mí boca comencé a toser e hilos del líquido espeso colgaban de mí boca hasta su pene.

Continuaba siendo follada con violencia por todos mis agujeros. El semen ya chorreaba por mis piernas, se habían formado pequeños charquitos que hacían que mis rodillas se resbalaran sobre el sofá se plástico. Intente no tragarme la leche que recibía de las folladas en mí boca pero a veces se corrían tan dentro de mí que la leche bajaba directamente por mi garganta.

Esto no terminaba nunca ya no podía contar las veces que se habían corrido dentro de mí.

Entonces alguien decidió cambiarme de postura. Yo ya era una muñeca de trapo. Pusieron mi cabeza en el suelo y mi espalda vertical apoyada en el sofá. Así dejaron mi culito y mi coñito arriba abiertos y expuesto. Mi cara, saliendo de entre mis tetas, mirando hacia mi coñito. Y mis brazos rodeando por detrás mis rodillas que descansaban junto a mis tetas.

En esta postura comenzaron a follarme de nuevo los que quedaban y algunos que ante esta visión se excitaban y me follaban de nuevo.

Algunos se follaban mi culito. Otros se follaban mi coñito. En ocasiones me follaban los dos agujeros a la vez. Mientras otros se agachaban rozando sus huevos en mis tetas y me follaban la boca.

Esta fue la primera en recibir una gigantesca corrida. Todo lo que no entro en la boca me salpico la cara y el pelo. Uno me abrió el coño y el culo con las manos. Todo el que quiso se fue corriendo en mis agujeros. Algunos metían la polla en el agujero que querían y se corrían dentro otros la sacaban y se corrían desde fuera intentando llenar mis agujeritos de leche espesa y caliente. Otros disparaban su leche directamente a mis tetas y mi cara intentando acertar en mi boca. Todo lo que no caía en mis agujeros terminaba cayendo en mi cara y mis tetas.

Sintiendo y viendo este baño se leche creo que corrí yo también.

Yo estaba otra vez semidesmayada por el agotamiento y mis ojos ahora estaban mas tiempo cerrados que abiertos.

Notaba mi cuerpo empapado en leche que bajaba desde mi coñito. Al final ya nadie me la metía hasta el fondo a veces solo la puntita entretenidos en apuntar y no fallar con el chorro de esperma que iba llenando mis abiertos agujeros. Entonces un negro de estos metió primero su polla hasta dentro en mi culo haciendo que se desbordase todo el esperma que había dentro por mi espalda y cayendo sobre mis tetas y mi cara. Saco su enorme polla de mi culo y la metió hasta el fondo en el coñito que también se desbordo salpicándome de nuevo y cayendo gran parte del esperma directo a mi boca.

Iba a paladearlo un poco notando las distintas texturas que tenia dependiendo de la polla que lo había lanzado dentro de mí, cuando la polla cubierta de esperma desde el pubis hasta el glande se hundió en mi garganta. Se detuvo cuando los huevos se apoyaron en mi barbilla. Unas nuevas lágrimas brotaron de mis ojos esta vez por el esfuerzo. Se quedo palpitando dentro de mí unos segundos y salio sin una gota del esperma que la cubría y que recogí con mi boca.

Se agacho un poco con su polla sobre mis agujeros y se corrió durante tanto tiempo y con una abundancia tal que volvió a llenar mi coñito y mi culito de una leche caliente, muy blanca y muy espesa, apenas salía con presión pero salía sin parar y copiosamente. Todo el semen que me estaba regalando lleno mis cavidades sin que ni una gota cállese fuera. Luego acerco la polla a mi boca la apretó desde los huevos hasta el glande. Con mi lengua recogí el chorrito de semen espeso, caliente y casi dulce que pase a repartir por toda mi boca antes de tragarlo.

El que me abría el culo y el coño me soltó despacio para que no se saliera ni una gota.

Comencé a acariciarme las medias que también tenían salpicaduras de esperma. Subí hasta mi culito mientras algún rezagado aun se corría sobre mis tetas salpicando mi cara. Mi culito estaba tan abierto que se metieron en él dos dedos de cada mano sin esfuerzo. Nada más entrar en él moje mis dedos en el líquido espeso que llegaba hasta el borde. Se empezó a salir y lo dirigí hacia delante intentando que me cállese en la boca. Ahora que habíamos terminado me daba igual todo. Lo mismo hice con mi coñito que estaba todavía más dilatado que mi ano. Metí dos dedos de cada mano en mi coño y otros dos en mi culo abriendo los dos orificios con fuerza. Sentí como cuando te estiras al levantarte pero abriendo mis agujeros. Los abrí al máximo y ni siquiera sentí dolor. Les obligue a cerrarse para que cállese de nuevo el esperma caliente en mi boca. Recogí todo lo que pude lo saboree y me lo trague.

Baje mis manos por mi cintura y mis tetas recogiendo todo el esperma que podía y me lo lleve a la boca para tragármelo también. Estaba como en un éxtasis de orgasmos. No sentía que pasaba a mí alrededor, solo disfrutaba de mis manos acariciando mi piel y del salado pero agradable sabor de todo el semen que me estaba tragando. Notaba el aire fresco que se metía por mis dilatados agujeritos y me refrescaba. Metí casi toda la mano en mi boca sin esfuerzo y note como los labios me colgaban flácidos.

No cambie mi posición y el hecho de llevar aun los zapatos puestos me ayudo a dejar colgando mis piernas sin esfuerzo. Mi blusa había desaparecido y ni siquiera recuerdo en que momento.

Baje mi culo al suelo, me puse de lado con las rodillas recogidas contra mi pecho, con mi mano derecha apoyada en el suelo sujetando mi carita. Mojando mis deditos en un charquito de semen que había en el suelo y jugando con el antes de llevármelo a la boca.

Me estaba quedando medio dormida. Alguno todavía tenía ganas de guerra y metió su polla en mi culo corriéndose inmediatamente. Note alguna salpicadura mas en la cara pero ya ni me fijaba en ver de donde caía.

El último acerco su polla delante de mi cara casi hasta tocar el suelo con los huevos. Separe mi mano derecha y la puse debajo de su pene para que se corriera en mi mano, cosa que hizo. Era un chico jovencito y su semen era tibio y espeso, casi con grumos. Con mi lengua lo recogí poco a poco y fui saboreándolo antes de tragarlo.

Mire a mi alrededor y había entre quince y veinte negros. Supongo que no vivirían allí todos pero ninguno se molesto en vestirse. Algunas de sus pollas estaban de nuevo en erección. Tenia que irme rápido si no quería sufrir otra sesión.

Me levante renqueante, cogí mi blusa del suelo e intente bajar mi faldita. Me metí en la cocina pensando que era el baño. Con un áspero papel de cocina trate de recoger todo el semen que continuaba fluyendo de mi culo y mi coñito. Y de limpiar de mi cara, mi pelo y mis tetas los rastros del esperma seco. Las braguitas seguían colgando de mi pierna y me las quite. Me puse la blusa y coloque mis tetas en su interior. Llevé mis bragas en la mano para no dejarles ningún recuerdo.

Cuando salí de la cocina algunos me esperaban en la puerta masturbándose y me hicieron señas para que continuara les dije que no por señas alguno me intento sujetar por las manos pero me solté y mientras me dirigía hacia la puerta note que me salpicaban la espalda desnuda y las piernas. No quise mirar atrás. Atravesé la puerta y baje las escaleras lo más rápido que pude. El barrio estaba desierto y ya cerca del supermercado me sentí segura limpie el semen que me corría por la espalda, las piernas y que había empapado la falda con las braguitas que llevaba en la mano.

Cuando llegue a mi casa eran casi las cinco de la mañana. Me duche y me fui a la cama. Esa noche dormí profundamente.

A la mañana siguiente me di cuenta que durante la noche había continuado saliendo algo de esperma que me había manchado la entrepierna. Me dolían las comisuras de los labios. Mis dos agujeritos continuaban dilatados y era fácil penetrar en ellos, pero los dos me dolían. Y mis enormes tetas estaban llenas de cardenales.

Después de que se me pasase el dolor comencé a tener fantasías con lo que había ocurrido y me llamo mucho la atención lo que se podían dilatar mis agujeritos y comencé a jugar, de vez en cuando, con juguetes de gran tamaño…pero esa es otra historia.

No volví a acercarme al supermercado.

Bueno después de esta historia hemos hablado Stephany y yo de que entre las dos hemos pasado por muchas de las categorías eróticas de todorelatos y que si queréis conocer alguna en especial nos lo digáis. Mi hermana estará encantada de contárosla y yo la ayudare si es necesario. Hasta pronto chicas. XOXO