Aventuras de Marta (8)

Esta vez en un cine. Y os regalo una sorpresa. Espero que os guste.

Hola amigos,

Aquí estoy otra vez. Os diré para tranquilizaros :-) que en mi última aventura, me confesó Jorge que hizo aquello porque a Jose María lo habían destinado fuera e iba a marcharse para no volver. En el fondo me alegro porque si me ve alguien de forma tan directa, prefiero que sea un desconocido. Y eso que tuvo su morbazo.

En fin, aquí tenéis otra aventura. Esta vez dentro de un cine (solemos hacerlo con frecuencia).

Por cierto, al final del relato hay una sorpresa para mis admiradores. Es para que os podáis imaginar mejor como ocurrieron las aventuras que os cuento. Espero que os guste. La tomó Jorge en una especie de pinar que hay delante de unas casas cerca de donde vivimos. Generalmente me bajo completamente desnuda del coche y luego me gusta jugar a ir escondiéndome si viene alguien, pero por este pinar paseaba bastante gente y tuve que coger el abrigo por si las moscas, aunque luego casi todo el rato lo llevé en la mano :-)

Bueno, la aventura:

Como sabéis solemos ir al cine entre semana por la noche a alguna película que no sea de estreno para ver si surge alguna oportunidad.

La semana pasada fuimos el Martes. Había poca gente y la sala era bastante grande. Cogimos sitio arriba del todo (hay unas 25 filas de butacas y habría unas 10 personas. Vamos, que estaba medio vacío).

Dejamos que empezase la película para ver que no entraba nadie más. Y no entraron. Entonces, tal y como nos gusta a Jorge y a mí, me fui quitando la ropa y metiéndola en una mochila que solemos llevar para la ocasión, hasta que me quedé completamente desnuda. No me dejé puesto ni el reloj. Entonces jugueteamos un poco, Jorge me sobaba, yo le masturbaba un poquito, me ponía de rodillas en la butaca, me ponía de pie arriesgándome a que me vieran (¡qué morbazo!),

Entonces Jorge cogió la mochila y se fue con ella como seis o siete filas más adelante. El resto de la gente estaba todavía más adelante pero yo me quedé totalmente desnuda en medio del cine y con la ropa a varios metros. Me estaba empezando a empapar. Tal y como me había dicho Jorge antes de irse, me empecé a masturbar poniendo las piernas abiertas sobre la butaca de delante con todo al aire. Después también me masturbé de rodillas en la butaca pero mirando hacia atrás, enseñando el culo a todo el cine y sin saber si me miraban. Creo que fue la primera vez que me corrí (diréis que soy muy floja porque me corro enseguida pero es que cuando hacemos estas cosas me pongo a mil y no aguanto nada, me da muchísimo morbo).

Luego vino lo peor (o mejor, según se mire). Antes de que apagaran las luces nos habíamos fijado en un señor mayor que había entrado solo y que se sentó de los que más atrás en la parte izquierda del cine. El plan era que yo tenía que acercarme lo más que me atreviese, o que pudiera, a aquel señor. Completamente desnuda, claro. Jorge me dijo que lo hiciera como quisiese, que me podía quedar a 4 ó 5 filas de él, en la de al lado, lo que me atreviera a hacer. Jorge estaría vigilando porque dependiendo de cuánto me acercase, luego habría un premio (eso ya os lo contaré otro día).

Yo estaba empapada y decidí arriesgarme a tope. Poco a poco fui moviéndome de butaca y avanzando filas hasta colocarme a dos filas del señor. Si se volvía me vería totalmente desnuda (uufff). Entonces reuniendo el valor que me quedaba, salte la fila que me separaba de él y me coloqué justo detrás. Se giró un poco instintivamente pero no del todo, así que no me vio. Ahora estaba completamente desnuda con todo al aire, justo detrás de un señor de unos cincuenta y tantos años, que no conocía de nada. Miré a Jorge y estaba alucinado. Alucinado y masturbándose. Yo estaba tan caliente y tan morbosa que no sé si me volví loca o qué pero me acomodé bien en la butaca y empecé a masturbarme a conciencia. Me sobaba las tetas, me daba pellizquitos en los pezones, sacaba la lengua apuntando al señor que tenía a escasos centímetros, me metía los dedos, me tocaba el culo,… Fue demasiado, me corrí entera delante (bueno, detrás) de aquel señor. Joder, vaya orgasmo, todavía me acuerdo. Fue bestial. Me corrí como una perra auténtica. No sé como pude contenerme y no gritar ni gemir. Cuando terminé me temblaba todo y la butaca estaba empapada. Me seguí sobando un rato.

Después Jorge se acercó sigilosamente detrás de donde estaba yo y me dio la ropa para vestirme junto con un beso. "Evidentemente has ganado el premio", me dijo. Sonreí y le besé yo también.

Espero que os haya gustado. Fue uno de mis orgasmos más intensos y morbosos.

Besos.

-Marta-

( puromorbo@wanadoo.es )