Aventuras de Marta (15)
Hola después de algún tiempo. Espero no decepcionaros con el relato más morboso hasta el momento.
Hola chicos y chicas,
Mucho tiempo sin poneros morbosos, ya iba siendo hora. Jorge y yo no hemos parado de tener aventuras, como veréis, pero si de escribir durante un tiempo. Bueno, ahora mismo vamos a arreglar eso.
No sé si recordaréis uno de mis relatos anteriores titulado "Esclava en Pelotas por un Día". Se trata de algo que, con caracter mensual (más o menos), hemos decidido hacer Jorge y yo. En esta ocasión el morbo se disparó muchísimo (¿y cuándo no?).
El caso es que para esta edición de "Esclava en Pelotas por un Día" Jorge quería hacer algo extramorboso. Así que tras un pequeño "casting" (y algunas discusiones entre él y yo) terminó quedando con una pareja a través de un chat. La idea era que yo sería su esclava exhibicionista durante una mañana (un domingo, concretamente), durante la cual podrían obligarme a desnudarme en cualquier sitio y a quedarme en pelotas el tiempo que les diera la gana. Además tendría que ponerme donde y como ellos dijeran. La única condición es que no tendrían ningún contacto sexual conmigo. Como podéis suponer, durante los dos o tres días que esperamos desde quedar con ellos hasta la mañana en cuestión, estuve empapada de continuo imaginando "escenitas".
Llegó el día en cuestión y fuimos a su casa. Eran bastante más mayores que nosotros (cincuenta y tantos, cerca de sesenta) y con una cara de morbosos que nos encantó nada más conocerles. En adelante los llamaré Juan y Rosa.
Jorge les dijo que era toda suya y se desentendió. Lo primero que hicieron fue obligarme a quedarme solo con el sujetador. Simplemente desnudarme en el salón de aquel matrimonio mayor de desconocidos y enseñarles a los dos el culo y el coño, me puso a más de mil. Luego me hicieron salir a la escalera y así me tuvieron un rato mientras le contaban a Jorge dónde iríamos. Yo estaba excitadísima delante de aquel matrimonio mayor que no conocía de nada, en medio de las escaleras donde podía verme cualquier vecino y solo con un sujetador. Se notaba que no era yo la única que estaba mojada. Tanto él como ella se veía que estaban morbosísimos de poder exhibir a una mujer casada, a la que no conocían de nada, de aquella manera.
Me dieron un abrigo (no era cuestión de que la aventura terminase antes de empezar) y bajamos a la calle y nos montamos en su coche. Un monovolúmen monísimo, no me preguntéis de qué marca porque soy muy despistada para esas cosas.
Jorge y Juan se sentaron delante y Rosa y yo detrás. Rosa me ordenó que me quedara completamente desnuda, ni zapatos, ni nada. Le fui dando mi ropa y la metió toda en una especie de bolsa de viaje. Tanto Rosa, como Juan que parecía que se le iba a romper el cuello de tanto mirar para atrás, me estuvieron observando a conciencia con cara de querer comerme allí mismo. Como podréis imaginar, estaba empapada. Además ya se estaban animando al ver que aquello iba en serio y me decían, "Gírate un poco y enséñale a mi marido el culo", "Ponte con las piernas abiertas para que te veamos bien el coño",...
Al final llegamos a una especie de parking de un centro comercial. Como era domingo no había casi ningún coche (solo un par de ellos que debían ser de algún vigilante o algo).
Me obligaron a salir del coche completamente desnuda como estaba y a ponerme a cuatro patas al lado suyo. Tuve que andar a cuatro patas por el suelo un rato. Estaba a punto de morirme de la excitación. Rosa y Juan (y por supuesto Jorge) empezaron a sobarse por encima de la ropa. Yo estaba que me moría. Entonces Juan le preguntó algo a Jorge y después de hablar un poco vi que Jorge asentía. Me empezaron a temblar las piernas. Rosa sacó de su bolso un consolador y me dijo, "Mastúrbate ahi delante donde pueda verte cualquiera que pase". ¡Joder! Miré a Jorge y ví que asentía con la cabeza con esa mirada suya de morbazo total.
Decidí darles un buen espectáculo y me alejé un poco más del coche para estar todavía más expuesta. Empecé a masturbarme a conciencia ayudándome con los dedos de la otra mano y gimiendo. La verdad es que no tuve que fingir nada porque estaba caliente como pocas veces. Entonces Rosa se subió el vestido, se bajó las bragas hasta las rodillas y empezó a masturbarse mientras me miraba con una cara de vicio que me pusó todavía más caliente. Juan se sacó la polla y empezó a hacerse una paja y Jorge lo mismo. Me corrí por lo menos dos veces hasta que oi a Rosa que me decía, "Ya está bien, zorrona. Deja de masturbarte y sube al coche". Ellos creo que no se corrieron (por lo menos los hombres). Debían querer reservarse para más tarde. Lo que estaba claro es que iba a ver como se corría aquel viejo excitándose con algo morboso que me pediría hacer. Me senté otra vez al lado de Rosa completamente desnuda y completamente empapada. Ya tenía ganas de hacer la próxima parada para volver a masturbarme otro poco.
A continuación nos condujeron hasta una estación de servicio que había en una carretera secundaria. Más de un camionero nos dio un bocinazo porque Juan y Rosa me obligaban a ir sentada de manera que lo enseñase todo.
Paramos en la parte de atrás. Solo había un par de camiones aparcados, posiblemente con los camioneros dentro durmiendo.
Entonces Juan me dijo que iba a ir a mear y que tenía que acompañarle. Miré a Jorge pero el muy cabronazo seguía diciendo que sí a todo. Yo la verdad es que estaba chorreando. La idea era salir completamente desnuda con Juan e ir los dos al servicio de tíos, el cual estuvimos vigilando un rato hasta cerciorarnos de que débía de estar vacío. Entonces él mearía mientras yo permanecía desnuda de pie a su lado. Si había algún peligro Rosa haría una señal al móvil de Juan. Salimos, Juan vestido y yo completamente desnuda y nos metimos en el servicio de los tíos. Evidentemente era un paripé porque Juan la tenía tan tiesa que era imposible que pudiera hacer pis. Solo quería experimentar el morbo de la situación. Estuvimos como dos o tres minutos conversando en el servicio de tíos mientras me miraba por todos lados a conciencia a la vez que se sobaba la polla. Me hizo enseñarle bien el culo, el coño, las tetas, TODO. Por último me pidió que fuera yo la que mease en el suelo. Lo hice y le excitó tanto que estuvo a punto de correrse. Luego se guardó la polla y volvimos al coche. Yo no podía más de morbo otra vez.
Pero lo peor (bueno, lo mejor) estaba por llegar. Pasados unos minutos me llevaron Rosa y Juan otra vez a los servicios y Jorge se quedó en el coche. Pero antes de salir del coche me pusieron una venda en los ojos, de modo que no veia nada y tenía que dejarme guiar por ellos sin saber si alguien me veia o no. ¡Qué morbazo!. Me llevaron hasta los servicios otra vez y anduvimos hasta el otro extremo del edificio. Desde allí según me dijeron se veía una especie de parking y los dos camiones. Me dejaron apoyada en la pared y se retiraron un poco. "¿Qué te parece, Juan, crees que si la dejamos aquí sola sabrá volver al coche o irá directa hacia los camioneros? ¿Qué crees que harían con esta zorra si la pillan así?" Los cabrones me estaban poniendo a tope. Entonces Rosa dijo, "Anda Juan, ve a inspeccionar un poco a ver si el camino está despejado. Yo me quedo aquí con ella".
Oi que Juan se alejaba. Al cabo de un momento dí un respingo porque noté una mano en mi coño. "Tranquila cariño, soy yo", dijo Rosa. "Se como estás de excitada, déjame relajarte un poco, cielo". "Pero...", dije yo, recordando que el acuerdo había sido que no me tocara ninguno de los dos. Antes de darme tiempo a decir nada más, Rosa me tapó la boca. "Y no se te ocurra gritar mucho, guarra, que pueden venir algunos camioneros". Entonces empezo a sobarme el coño con la mano que tenía libre mientras me excitaba diciendo cosas morbosas. "¿Te excita que una vieja que casi no conoces te esté tocando el coño aquí delante donde podrían vernos?" "¿Sientes como meto los dedos en tu coño empapado?" "¿Notas como los muevo?" "Mmmmm, mmmm", decía yo con su mano tapándome la boca. La muy cabrona no debía ser la primera vez que hacía aquello porque con una sola mano consiguió empezar a hurgarme el culo con un dedo mientras seguía masturbándome con los otros. Paró un momento y gemí pidiendo que siguiera, lo que ella hizo. "Mmmm, mmmmm" Me corría entera en la mano de aquella vieja que había conocido hacía solo unas horas desnuda en aquella estación de servicio. Era más de lo que nadie puede soportar. Demasiado morbo. Me corri en su mano por lo menos tres veces. Me tamblaban las piernas, creí que no podría parar de correrme.
"G-gracias", dije a duras penas cuando me quitó la mano de la boca. "De nada, cariño".
Por si esto os ha dado poco morbo, os diré que hace unos días chateando con ella me confesó que fue un truco y que Juan realmente lo estuvo viendo todo mientras se masturbaba. De hecho, la muy cabrona dejó que Juan me masturbase la parte final. Ni que decir tiene que me masturbé mientras me lo contaba. ¡Vaya par de cabrones! No cabe duda de que quedaremos más veces con ellos y seréis informados puntualmente de nuestras aventuras.
Besos para todos de vuestra morbosa amiga,
- Marta -