Aventuras de Hospital (1)
La primera entrega de cómo estudiantes de medicina disfrutan en el hospital. En ésta entrega, descubor lo puta que puede ser mi novia.
Hola, mi nombre es Javier, soy estudiante de medicina y tengo 22 años, y esta es una de tantas historias de lo que ha ocurrido en mi facultad y en el hospital en estos años que llevo de carrera.
Curso quinto año de la carrera, y desde primer año que estoy de novio con María Jose, que por problemas personales decidió tomarse un año sabático y entonces va en cuarto año. Ella mide 1,65, de pelo negro, blanca, pechos normales, pero con una cintura espectacular que realza su rico culo, que siempre le gusta mostrar con jeans y pantalones apretados. Además, su cara es bastante linda, lo que hacen de ella una chica apetecible, sin ser una modelo.
Desde que dejamos de ser compañeros que ella comenzó a vestirse de manera mucho mas provocativa, con poleras mas escotadas, pantalones mas sexies y con faldas mas cortas, lo que a mi me calentaba mucho, y le hacia el amor con más ganas. Yo, por mi parte, siempre le había sido fiel, y estaba seguro que ella también lo era conmigo.
Un día me sorprendió. Se puso una falda café muy corta, que solo cubría el inicio de sus piernas, y no era para nada ajustada ni mucho menos, era una falda bastante amplia, que mostraba espectacularmente sus muslos, y que atrás, debido a lo respingón de su culo, hacían que estuviera para comérsela. Ese día ella no me había visto, ya que yo la vi subirse al metro en el mismo carro que yo, pero con tanta gente que había no pudo verme. Comencé entonces a acercarme lentamente, ya que en la primera estación casi no pude acortar ni unos metros, sin embargo, algo me hizo detenerme y esperar. Ella tenía la cara como extraña, como agitada levemente. Ella estaba de espaldas a mi, y no podía verme, asi que trate de buscar un mejor angulo para mirar, como si sospechara lo que ocurría. Y mi sorpresa fue grande, al ver que un sujeto que estaba detrás de ella le estaba tocando descaradamente el culo por encima de la falda. Yo siempre he sido muy caliente a pesar de serle fiel a mi novia, y me encantan los relatos de fajes y manoseos en el metro, y debo reconocer que la situación me excitó bastante, así que decidí aguardar a ver que ocurría con todo esto.
El tipo le tocaba suavemente, primero con el dorso, para luego dar vuelta la mano y tocarle con la palma, y agarrarle esas nalgas que a mi me volvían loco. Ella no parecía no darse cuanta de lo que pasaba, y por algún momento alcancé a tener la duda de que tal vez no le gustaba lo que ocurría y estaba asustada, lo que se disipó cuando tuvo la oportunidad de moverse a un lado y dejar al tipo, que tendría unos treinta, y que iba vestido bastante formal, cubriendo con su maletín (para casi todas las miradas, salvo la mía y la de un viejito que no atinaba a mirar) lo que ocurría. Sin embargo, no se movió un milímetro. Un poco después, el tipo comenzó a bajar su mano por su falda, jugueteando con el borde de ella, y lentamente puso sus dedos en sus piernas, e intento meterle la mono debajo de la falda, a lo que la muy puta contesto levantando ligeramente la cola. Sin embargo, algo ocurrió y ella bruscamente decidió bajarse en la siguiente estación, aunque faltaban dos para llegar al hospital. Yo obviamente no la seguí.
Al llegar al lugar que la universidad tiene anexo al hospital, no podía dejar de sentirme excitado por lo que había visto, y algo en mi decía que quería ver más, así que me propuse no decirle a mi novia que la había visto. Cuando ella llegó, pude notar que la mayoría de los hombres se la quedaba mirando, especialmente sus piernas. En el hospital acuden alumnos de tercero, cuarto y quinto año, mas los internos (que trabajan en el hospital y no tienen ya clases en la facultad), unos treinta alumnos y alumnas por curso (la universidad nos reparte en distintos hospitales). Saludé a mi novia, y ella me do un acalorado beso, por lo que supuse que había quedado excitada. Esa mañana, mientras estaba en clases, no podía dejar de pensar en ella, y no podía concentrarme, así que me salí de la clase y comencé a caminar por el hospital. Estaba en eso cuando la vi, y decidí seguirla sin que me viera. Llegó hasta un ala del hospital que estaba en reparaciones, pero ese día no habían personas trabajando. Llegó hasta la oficina del Doctor Flores, un tipo de unos 35, que según muchas chicas del hospital estaba muy bien, y tocó, pero nadie respondió, por lo que se fue.
El instinto me hizo actuar. Fui a buscar al cuidador del hospital, y conseguí usando unas mentiras que me prestara su juego de llaves, y me dirigí rápidamente a la oficina del Dr. Flores. Entré, y busqué un buen lugar para esconderme dentro de un armario, que tb. Tenía llave, pero que no me costó encontrar, a la espera de lo que pudiera ocurrir, incluso que no fuera a pasar nada y que de repente llegara Flores con otros doctores a una reunión. Sin embargo, acerté, y en unos diez minutos entró Flores seguido de mi novia.
Bueno María José, preparaste el caso clínico que te pedí
Si Dr.- contestó ella
Ella comenzó su exposición, todo era muy normal, y yo me estaba sintiendo mal por haber dudado de ella. Pero en un momento, ella empezó a escribir en una pizarra, dándole la espalda al Dr., que se puso de pie y caminó hasta ponerse detrás de ella, y sin mediar aviso, le levantó la falda (su delantal era corto y no la cubría) y comenzó a masajearle el culo.
Doctor, no, por favor le dijo ella, aunque su voz fue mas de "siga, por favor, siga"- Tengo novio
Y tu crees que me importa que tengas novio-dijo él- Además, me has coqueteado todo el semestre, y sabes que me excitas. El otro día te resististe, pero hoy viniste vestida para mi, puedo verlo
Se acabó la conversación. El la giró y comenzó a besarla, a lo que ella contestó sin problemas, entregándose con fogosidad. Las manos de él acariciaban sus senos y rápidamente le quitó el delantal y la blusa que llevaba. Comenzó a lamer sus pechos, y ella solo gemía débilmente. Mientras lamía sus pechos, metió ambas manos dentro de la falda, y le sacó hábilmente las bragas, ella tocaba su espalda, aun que luego llevó sus manos hacia su pantalón, lo desabrochó y le sacó la verga.
No era enorme, sólo normal, como la mía, pero ella se la comió con una pasión que yo nunca le había visto. El doctor lo disfrutaba, y le decía cosas como "que rico señorita alumna, lo chupa mucho mejor que muchas de las putas doctoras e internas de éste hospital", "eres una golfa", "te vas a tragar toda mi leche". Y así fue, con un gran alarido, el doctor comenzó a llenar de leche la boca de mi novia, que no perdió nada, lo juro. "Puta", dijo él "que bien lo chupas".
Ella estaba como en celo, y el doctor lo sabía, la puso en cuatro patas sobre la mesa, y le levantó la falda, para ese momento ya la tenía dura de nuevo. Ni siquiera se puso condón, y ella no dijo nada, siendo que a mi, a pesar de que ella toma anticonceptivos, me pide que use condón. Ella dijo "por el culo no, soy virgen", y era cierto.
Entonces el culo para otro día. Hoy voy a follar ese coñito
Y le metió la verga sin esfuerzo. "Mmmmm, que mojada estas", dijo el doctor, y comenzó un frenético mete y saca. Se notaba que el tipo tenía experiencia. Ella no dijo nada, sólo gemía, y gemía, y gemía, como nunca lo había hecho conmigo. Se lo metió mas lento, mas rápido, a veces mas fuerte, dosificando. Pronto ella llegó al orgasmo "MMMMMMMMMM, Ahhhhhhhhhhhhh" y se contrajo como si fuera a morir. Pero el no paró, y ella casi inmediatamente alcanzó un segundo. El doctor Flores ni se inmutó. Le dijo suavemente "Veo que te gusta", y ella dijo "nunca lo había hecho tan rico". Entonces él comenzó a penetrarla suavemente, casi diría yo con cariño, y ella lo agradeció, gimiendo y dando a entender que lo estaba disfrutando más aun. Yo por mi parte estaba empalmado, y me sobaba mi pene por encima del pantalón, pero cuando ella comenzó a gemir así, me masturbé sin reparos. Luego de unos 20 minutos de penetración seguida, dónde el le sobaba las tetas y le lamía la espalda, sin haberla cambiado de posición, el empezó a moverse más rápido, a lo que ella respondió con un "Uyyyyyyy", que pareció calentarlo más. "Me voy a correr en tu coño, me corro, ayyyy", y comenzó a tener su orgasmo, eyaculando en el coño de mi novia. Ella, que nunca había recibido leche en el coño, al sentirla, tuvo un tercer orgasmo, bastante alargado "AHHHHHHHHHHHHHHHHHH", dijo, y ambos se desplomaron.
Luego se vistieron, y él le dijo. "Eres increíble. Lo he hecho con chicas quizás mejor dotadas, pero ninguna como tu, y te juro que no es cumplido". Y luego sonrió y dijo en tono de burla "Estás aprobada, cuando quieras vuelve". "Si, volveré, pero no sé cuando", dijo ella. Ella estaba por salir y él le dijo. "En el hospital siempre puede haber buen sexo, aprovéchalo". Ella no dijo nada. Al rato Flores se fue.
Mientras me iba a mis clases yo pensaba en lo que había dicho el doctor. Si, tal vez en el hospital se podía pasar muy bien, y yo iba a comenzar a probarlo, tal como mi novia.