Aventuras de groupie 1
Sexo en el cuarto escondido. (Un poco largo, pero vale la pena)
Mi sudada musculosa de tirantes calló en el sucio piso de aquel baño público la noche del viernes. Apurada, desabroché mi también hediento sostén dejando que mis pechos se bambolearan transpirando en la oscuridad mientras buscaba las toallitas húmedas en mi mochila. Debía apurarme.
Bingo! Ahí estaban. Las aparté del camino mientras con dificultad el corto short de modal negro con el que había asistido al concierto rodaba sobre mis largas piernas. El bronceado que heredaba de mis vacaciones en la polinesia aún perduraba sobre mi piel, pero veíase pálido comparado con la oscuridad del sucio cubículo. Bajome mi pequeño culotte y empezome a pasar aquellas toallas por el cuerpo. Mis pezones ya estaban erectos con el sólo pensamiento de lo que podría pasar esa noche. Iba a tenerlo frente a mi. Al fin! Estaba decidida a enfrentarlo y a poder obtener eso que tanto me había quitado el sueño en fantasías nocturnas. Mis dedos juguetearon un poco con mi clítoris cuando era su turno de ser aseado, y aunque mis gemidos no tardaron en llegar, hice mi mayor esfuerzo para guardar esa energía para más tarde.
Calzome el nuevo sostén, de encaje blanco sobre mis bronceados senos, y abrochole por mi delgada espalda, muy pequeña en comparación con mis atributos delanteros, gracias a una anterior operación que siempre guardaré en secreto. Unas finas bragas completaron el conjunto, y sobre eso una ajustada pollera negra tapaba desde mi cintura hasta tres dedos por debajo de mis nalgas. Una fina musculosa blanca abotonada al frente y metida dentro de la pollera como todo abrigo, completaba mi vestimenta junto con unas hermosas medias bucaneras negras, que llegabanme justo al límite con la pollera, y rodeaban mis pies bajo mis infartantes tacones aguja negros. Luego de soltar mi largo cabello lacio castaño profundo de su rodete sobre mi espalda y de maquillarme, salí de aquel apestoso lugar, escondiendo previamente la mochila en un lugar en el que luego pudiera encontrarlo.
Sólo una cuadra tuve que caminar para llegar al lugar en el que se decía que él y la banda iban a estar esa noche. Estarian de vacaciones para componer en mi ciudad por Dios sabe cuanto tiempo, y esta era la primera noche que salían, pero sólo me importaba uno de los tres: David.
El hombre de la entrada me dejó pasar con sólo una mirada de mis ojos color verde ahumados, y en sólo cinco minutos vislumbré en dónde estaban. Coqueteé con un muchacho cualquiera hasta que me compró un trago, y sorbiendolo subí decidida las escaleras hacia el VIP. Ya había estado allí muchas veces, por lo que James, con sólo acercarme un poco a él me dejó pasar. Pellizcome una nalga en cuanto lo hice y pidió verme más tarde, a lo que guiñé un ojo.
Sin rodeos me senté en el apollabrazos del sillón de David, frente al cual dos chicas se besaban ardientemente, ante su mirada, con tal de llamar su atención. Sus ojos celestes se clavaron en mis piernas, justo entre mi pollera y mis medias, y lo saludé. Él no dijo nada, pero al cruzarme de piernas y subir unos cm. más mi pollera, comenzó a desviar la mirada de las lesbianas. Me acerqué a su oído y susurré un 'Hola', rodeando con mi mano su cuello. Giró su rostro y éste quedo sóo a cm del mío. Puso una mano sobre mi rodilla y descrucé las piernas, abriéndolas. Sus dedos avanzaron justo hasta el límite por el interior de mis muslos, y supe que estaba bienvenida. Con un leve movimiento me senté sobre él con mis rodillas abiertas, la falda subióseme hasta las caderas, dejando parte de mis nalgas a la vista, y con mi lengua junto a la suya, acaricié su pecho mientras él se aduelaba del mío.
Comenzamos a besarnos cada vez más intensamente, sus manos recorriendo públicamente mis piernas y nalgas, y las mías posadas sobre su entrepierna, frotando levemente hasta que noté que la dureza crecía. Me separé para tomar aire y, agarrandole las manos, lo guié hacia un recoveco que conocía bien. Justo al lado de los baños dela sección VIP, una cortina recta del color de las paredes escondía un pequeño cuarto de sólo 2*2mts con un sillón en él. Lo guié recostándolo en dicho sillón y continuamos besandonos, su lengua jugueteaba en mi boca, alternando con suaves mordiscos sobre mis labios, mientras mis manos frotaban más y más salvajemente su entrepierna. Comencé luego a acaiciar su kilométrica espalda, caliente bajo su fina remera blanca, mientras el subía más y más mi pollera, cuando me senté nuevamente sobre él y comencé a frotar mi sexo con el suyo a través de la ropa. Dejé escapar un par de gemidos en su oído mientras él sin hacer nada tan sólo se entregó a mis servicios. tan sólo un minuto después, sentía su sexo tan duro y caliente bajo mi que ya no pude resistirme a desabrochar su pantalón, a lo que se negó. Me arrojó a un lado y parose de un salto, ebrio pero lo suficientemente lúcido comopara ver a dónde iba esto. Me estabilicé y le grité antes de que terminara de abandonar la habitación 'Tienes miedo, David, huh?' con tal competitividad y reto que diose vuelta en seguida y aprisionome contra una pared, besando y mordiendo mi cuello salvajemente mientras dejabame sentir su sexo tan apretado al mío que podría penetarme incluso con su ropa puesta. Sus vaivenes me dejaban entre su sudado torso y la pared, sin dejar un sólo cm de mi superficie sin rozar contra él. Rapidamente agarró mis ambas manos sobre mi cabeza y con su otra mano desabrochose el pantalón, dejando a su miembro erguirse pegado a mi vientre. Gemí con ese sólo contacto. Mis rodillas temblaban cuando apartó mis bragas del camino y acariciome con su cabeza justo ahi. Mi humedad hubiera bastado ya, pero siguiome acariciando fuertemente con su sexo en el mío hasta que por mis muslos rodaba mi escencia, y tuve que gritarle que me poseyera. Y así lo hizo. De un sólo golpe metiose todo él dentro de mi, aún con mis manos sujetadas contra la pared, y comenzó a entrar y salir salvaje y rápidamente en mi, mientras su mano libre acariciaba mis pechos y su boca trazaba su camino por mi cuello.
'Te gusta, o no perra?' me susurró en el oído, pero yo extasiada de placer de tenerlo a él al fin dentro mío no podía responder aún. Mis gemidos debían sonar más alto que la música de la disco, o al menos asi lo era para él, ya que con la mano con la que me acariciaba me tapó la boca. 'Callate, puta' me repetía. Sacó su mano y me dejó mordiendo mis propios labios para controlar mi placer.
Sacó su pene de dentro mío y observó mi cuerpo semidescubierto con lujuria, luego soltó mis manos, y comenzó a desabotonar los botones de mi musculosa, hasta bislumbrar mis pechos y sostén libremente. Metió sus manos por debajo de la tela y desabrochome el sostén, arrojandolo lejos de mi alcance. Comenzó a besar mis pechos, abriendo más mi blusa, mientras sus manos jugueteaban en mi zona sur, mojándose y chorreando conmigo.
Luego, tomome por la cintura y arrojome sobre el sofá, boca abajo. Mirando hacia la pared me incorporé y apoyé mis codos en el apoya cabeza y mis rodillas en los almohadones, teniendo él visión de miparte trasera erguida. Se paró detrás de mi y bajó más mis bragas hasta que calleron hasta mis rodillas, totalmente mojadas. De mi sexo aún caían gotas. Me dió una fuerte palmada que me hizo gritar, y luego lamió mis líquidos desde mi rodilla hasta mi sexo, en el cual se detuvo y comenzó a besarlo y comerlo suavemente. Mis rodillas estaban cerradas, pero con sus manos las abrió para ayudarse manoseando mi clitorís, dejándome en un sumo mar de gritos y gemidos imposibles de detener. yo con mis manos acariciaba mis senos, y mordíame los labios sin encontrar cura a tanto deleite.
Empezó él a mover su lengua dentro de mi vagina, presionando y luego besando, lamiendo mis labios y mi interior. Oh, era demasiado bueno. Separaba mis labios con sus dedos y luego me comía alocadamente, como nunca nadie había hecho, haciéndome estremecer.
Mi estómago temblaba ante tanta exitación, y no pude contenerme de llegar a un orgasmo dentro de su boca. Lancé un poderoso grito de placer, luego del cual mi cuerpo pareció etéreo, mientras se retorcía de gusto. De un momento a otro, dejó de lamerme y sentí la cálida cabeza de su pene otra vez acariciando mis labios mayores, y con movimientos de mi cadera lo acerqué más a mi. Él comprendió lo que le decía y posando sus manos en mi cadera me acercó bruscamente y comenzó a penetrarme nuevamente, pero esta vez mis movimientos ondulantes maxificaban al cien por siento las sensaciones.
Su mano izquierda asió mi cabellera con fuera y brutalidad, y levantó mi cabeza junto con la suya de un tirón, mientras con sus penetraciones me golpeaba cada vez más fuerte por detrás, haciendome temblar y saltar despegando mis rodillas levemente del sillón cada vez. 'Te gusta, perrita?' me dijo al oído otra vez, todavía tirándome del cabello y pellizcando mis pesones con su otra mano. 'Oh' gemía yo como toda respuesta. Me gustaba, me gustaba, me encantaba, quería más. Sus fuertes y musculosos brazos me asían con una fuerza casi animal, y el dolor de sus tirones de cabelo que arqueaban hacia atrás mi espalda se convertía en placer cada vez que de un salto me hacía volver a aterrizar mis nalgas en su cadera.
Su mano derecha soltó mis pechos y separó aún más mis muslos mientras seguía rebotando en aquel sofá, y comenzó a acariciar, mejor dicho, a manosear bruscamente mi clitorís, hasta que comenzó a gritar de placer tan fuerte como yo. Soltó mi cabello Y me empujó, poniendo sus manos y mi cara contra la pared que tenía enfrente, y su pene hasta el fondo de mi vagina. Una sensación de calidez me embriagó y su espeso y blanco liquido corrió desde mi vagina hasta mis rodillas por el interior de mis muslos.