Aventuras con papa I

En varios relatos voy a contar como mi padre me descubrió un mundo que no conocía hasta entonces.

Hola, tengo 20 años, vivo en Madrid con mis padres  y en varios relatos voy a contar como con la ayuda de mi padre se me abrió un nuevo mundo entorno al sexo hace tres meses. Mido 1,89, tengo un cuerpo normal, aunque siempre me ha gustado cuidarme y de vez en cuando voy al gimnasio. No he tenido ninguna novia serie, por lo que mis relaciones sexuales han consistido en algún polvo con alguna amiga especial o en algún parque o discoteca con alguna chica que hubiese conocido ese día. Nada comparable a lo que me iba a pasar.

Todo comenzó un viernes que decidí saltarme las tres últimas horas de clase en la universidad para tomar unas cervezas con los amigos. Estuvimos tomando una cerveza por el centro de Madrid y yo fui el primero que decidió irse, ya que llevaba una semana bastante cansada y tenía ganas de tocarme un poco los huevos solo en casa. Debido a eso llegué a casa a la 13:30, una hora antes de lo habitual ese día de la semana. Lo primero que me sorprendió es que la llave no estuviese echada, ya que cuando suelo llegar no hay nadie en casa y como soy el último en salir por las mañanas sé como dejo la puerta. No me asusté , solo me sorprendió que alguno de mis padres hubiese llegado antes que yo, pero para nada me esperaba lo que me iba a encontrar dentro.

Nada más entrar por la puerta pude escuchar perfectamente unos gemidos que venían del salón y solo se me ocurrió que serían mis padres aprovechando para echar un polvo antes de que llegase. Pero en cuanto escuché con un poco más de atención desde el recibidor me di cuenta de que la mujer que gemía no era mi madre.  Con mucho sigilo me fui acercando  a la puerta del salón dejando en la entrada mi abrigo y mi cartera. Me asomé y allí me encontré a mi padre totalmente desnudo penetrando desde atrás a una mujer que estaba apoyada contra la pared. Ella tenía los pechos grandes y era bastante nalgona, en cierta manera se parecía a mi madre, pero estaba seguro de que no lo era. Pronto me di cuenta de quien era, era una camarera sudamericana de un restaurante al que solía ir a cenar con mis padres algún día que teníamos vacaciones. Tendría como unos 37 años y tenía el pelo moreno y largo, no estaba nada mal, aunque nunca me había fijado demasiado en ella. Mi padre por su parte tiene 49 años y no se conserva mal, aunque ha empezado a echar un poco de barriguilla. Él la penetraba por detrás y marcaba el ritmo de la cogida sujetándola de las caderas mientras la besaba y chupaba la espalda. Los dos gemían como locos y tenían la respiración entrecortada, por lo que imaginé que llevaban ya un rato pasándolo bien.

En ese momento debería de haberme sentido mal porque mi padre engañase a mi madre, pero en cambio tenía una sensación muy rara. Cuando me di cuenta estaba totalmente empalmado viendo como mi padre se follaba a una mujer que no era mi madre, estaba como una moto.  Tenía el pene durísimo y seguía observando y disfrutando de como ellos seguían a los suyo sin darse cuenta de que yo les estaba mirando. Ella le llamaba “papi” y le daba sus deditos para que los chupase. Eso fue demasiado para mí y me la saqué en medio del pasillo. Yo llevaba dos meses sin echar un polvo y aquello me había puesto supercachondo, por lo que empecé a hacerme una paja viendo a mi padre follarse a esa mujer.  Ella cada vez gemía más fuerte y le pedía más. Mi padre por su parte cada vez se la enterraba más al fondo. Yo estaba con un calentón que no era normal y sabía que no iba a durar demasiado, estaba apunto de correrme. Justo en ese momento a ella le llegó el orgasmo y al oírla gemir y como le gritaba a mi padre “vamos papi, monta a tu hembra” acabe explotando y corriéndome  en el suelo del pasillo como nunca lo había hecho, solté más leche que nunca. Mi padre también estaba  a punto de acabar, la agarró los pechos desde detrás y comenzó a penetrarla  con tal fuerza que parecía que la estaba violando.  Por fin mi padre se corrió y empezó a respirar de manera exagerada por la boca, estaban sudando como cerdos y se quedaron reposando así un rato, ella sobre la pared y mi padre sobre ella con su polla todavía dentro. Tras estar así como un minuto, mi padre le sacó el pene y ella se dio la vuelta para besarlo. Se comenzaron a comer la boca con tal lujuría que me la pusieron dura otra vez, pero antes de que me pillasen así tenía que huir en silencio a mi habitación. Allí me quedé sin hacer ningún ruido esperando a que los dos se fuesen a la calle.

Fue entonces cuando escuché a mi padre decirle que “tenían tiempo para hacerlo otra vez” y que fuese al baño a por otro preservativo.  Con tal mala suerte que al salir del salón y dirigirse al pasillo pisó toda mi corrida. Ella llamó a mi padre, que fue corriendo, y comenzaron a cuchichear. No podía escuchar nada y me mantenía sentado sobre mi cama sin hacer ningún ruido esperando a que pasase algo, sin que me hubiese dado tiempo a subirme los pantalones. De repente pude escuchar como ella se iba hacia el salón y mi padre venía por el pasillo hacia mi cuarto.

Esperaba que mi padre se sintiese avergonzado de que lo hubiese pillado  y lo primero que hiciese fuese pedirme que no contase nada a mi madre sobre eso.  Pero no pasó nada de eso. Cuando apareció por el marco de la puerta  llevaba puestos solo unos bóxers y lo único que me dijo al verme con los pantalones bajados fue “¿te ha gustado lo que has visto, verdad?” mientras me sonreía. Llamó a la mujer, de la cual hasta entonces nunca había oído su nombre. Se llamaba María y pronto apareció en mi habitación llevando solo un hilo negro y un sostén del mismo color. Mi padre la agarró y la beso en la boca antes de preguntarme “¿te gusta lo que ves?” mientras le hacía que diese una vuelta. Viendo como mi pene se puso en un segundo dio por hecho que me gustaba y mucho y entonces le preguntó a ella  “¿tienes ganas de más?”, a lo que ella respondió “sí, déjame un ratito”. Tras eso mi padre salió por la puerta dejándome solo con María, a la cual se acaba de follar mi padre.

Yo estaba flipando, no me podía creer lo que estaba pasando, aunque entendía que era una manera de que mi padre me pudiese tener la boca cerrada. Solo de verla en ropita interior se me había vuelto a poner como una piedra. María me pidió que me acercase y me preguntó “¿quieres hacerme el amor como tu papá?”, eso fue la gota que colmó el vaso y empecé a comerle la boca como si me fuese la vida en ello. Ella aprovechó para agarrarme la verga por primera vez, cosa que hizo que me diese un escalofrío por todo el cuerpo. Yo le agarraba las nalgas con las dos manos y casi no podía abarcarlas, mientras ella ya había empezado a masturbarme. Después de sobar sus nalgas subí mis manos hasta su sostén liberando su senos. Eran grandes, como había adivinado cuando estaba contra la pared,  no estaban demasiado caídos y sus pezones eran grandes y oscuros.  Dejé de besarla y meterla la lengua hasta la campanilla para pasar a chupar y lamer sus dos pezones. En cuanto pasé una vez mi lengua por ellos se pusieron duros como dos chinchetas y pasé a lamer los dos como si fuese un bebé, si lamía uno pellizaba y sobaba el otro con mi mano. Me estaba deleitando con esa mujer. Todas con las que había estado eran de mi edad, nada comparable a una hembra como María. Ella seguía masturbándome despacio. Tras deleitarme durante un rato con sus pechos, bajé mi mano hasta su entrepierna y palpé por encima de su hilo, estaba empapada. Volví a besarla para a continuación hacer que parase de masturbarme. La quité el tanga y por primera vez pude verla el coño. Era maravilloso con dos labios grandes y todo depiladito. Estaba bien mojado, por lo que estaba ya preparado para que la penetrase.

Me agarró del rabo, me puso un condón que saqué de uno de los cajones de la mesilla, me llevó hasta mi cama e hizo que me tumbase boca arriba. Así lo hice, con el pene mirando hacia arriba como un palo, y después ella se subió encima. Iba a montarme.  Primero me besó mientras me tocaba el pelo, para después ponerse de cuclillas y ayudar a mi polla a introducirse en ella.  Se la fue metiendo poco a poco, yo estaba entrando en el cielo y lo único que me preocupaba era no correrme antes de tiempo. Ella se dejó caer y mis 18 centímetros quedaron encajados hasta el fondo de ella, se echó sobre mí y comenzó a besarme a la vez que comenzaba a mover las caderas para empezar a follar. Yo la agarraba sus anchas caderas para marcar un ritmo y en esas estaba cuando mi padre entró en la habitación. Iba bastante empalmado y lo que hizo me dejó bastante descolocado, cogió la silla del escritorio, la colocó mirando hacia nosotros y se sentó para masturbarse viendo como me follaba a su amiga. Su pene era como 6 centímetros más largo que el mío, aunque no tan gordo. Comenzó a subir y bajar su mano, mientras María comenzaba a cabalgarme de verdad sin que yo quitase las manos de sus caderas. Estaba en el cielo con una hembra como esa sobre mí metiéndose mi pene hasta el fondo de sus entrañas. Así estuvimos un rato hasta que mi padre se levantó y se acercó a nosotros. No me creía lo que estaba a punto de hacer, iba a meterle la polla a María por el culo mientras yo me la follaba.

Ella cuando se dio cuenta de lo que iba a hacer sonrió y mi padre le colocó su pene en la entrada de su culo mientras ella botaba follando conmigo. Mi padre se la ensartó de un golpe y estaba tan cachondo que en 5-6 embestidas se corrió dentro de su culo. Cuando ella notó toda la leche brotar de su culo comenzó a montarme de manera salvaje, su orgasmo estaba cerca. A mí también me quedaba poco y en cuanto ella subió y bajó unas veces más me corrí, en cuanto ella lo notó también se corrió agarrándome del pelo y mordiéndome los labios. Había echado el mejor polvo de mi vida y todo gracias a mi padre.

Cuando nos quisimos dar cuenta él se había ido de la habitación y estaba en la ducha. En cuanto él terminó salió de casa para aparentar que llegaba del trabajo delante de mi madre, mientras que María y yo teníamos 20 minutos para ducharnos y salir de casa. En la ducha no paramos de besarnos y de acariciarnos, pero eramos conscientes de que no teníamos tiempo de seguir porque mi madre estaba al llegar. La acompañé a su casa y allí me despidió con un buen beso húmedo que me dejó con ganas de pedirla entrar, pero no lo hice. Regresé a casa aparentado normalidad y me puse a comer con la mesa ya servida sin tener la mínima oportunidad de comentar lo que había pasado con mi padre.

Si alguna mujer o pareja tiene interés en conocernos a mi padre y a mí o por separado puede enviar un mail a barnaman21@hotmail.com Los comentarios también serán agradecidos.