Aventuras con mi amiga dominante I
De como conocí a Silvia y como empezamos a tener una relación de dominación femenina...
AVENTURAS CON MI AMIGA DOMINANTE (I)
Soy Javier, una abogado de provincias, de 44 años, divorciado hace 6 años y con una vida tranquila, sin pretensiones, que abarca desde una vida profesional entre juicios y despacho y algo de deporte (3 veces por semana al gimnasio y padel), y con alguna carencia de vida afectiva que sustituye con su imaginación, alguna cita con amiga o alguna conquista ocasional.
Por las noches cuando llego del trabajo, sobre las diez de la noche, aparte de prepararme algún sándwich, me entretengo con la televisión hasta la hora de acostarme o chateando, buscando alguna charla que a la vez que intranscendente, tenga algo picante, con alguna chica de mi edad o similar.
Pues bien, entablé una amistad en el chat con una chica de 39 años, madrileña, alta ejecutiva de una entidad financiera, soltera aunque ha tenido varias relaciones más o menos duraderas pero sin llegar al matrimonio, y que chateaba también a esas horas por aburrimiento. Nos caímos bien el primer día entre charla seria y medio en broma y nos emplazamos para seguir en las noches sucesivas con la charla, lo cual ocurrió y nos fuimos contando nuestras vidas, aficiones y comentarios de la vida ordinaria y de la situación del país, hasta que fuimos derivando a temas más banales y frivolizamos con los temas sexuales, y fue entonces cuando nos fuimos contando nuestras fantasías sexuales.
Yo le confesé como me separé de mi mujer, y mi tendencia a la dominación femenina desde joven, comprando revistas y ahora por internet sobre temas sado y de dominación femenina, sobretodo en páginas de relatos, y que mi fantasía es ser dominado por una mujer, estar a sus pies, a su servicio, a sus caprichos y darle placer con mi lengua, y siendo castigado cuando ella lo considerara oportuno.
Tanteé el terreno hasta explicarle todas estas fantasías, y vi que ni se asustaba ni me tenía por un vicioso maniático, sino más bien tenía curiosidad y me confesó que aunque no lo había practicado con sus parejas anteriores siempre había fantaseado con ello y que le excitaba dominar a un hombre, humillarlo, castigarlo y tenerse de objeto sexual.
Ya más tranquilo con su reacción, seguimos charlando sobre este y otros temas en días sucesivos, y le fui ampliando mis experiencias tanto físicas con amigas como mis fantasías, compartiendo con ella relatos en la red, videos….
Dado que por mi profesión viajo a menudo a Madrid, al tener reuniones con algunas empresas a las que presto mis servicios profesionales, empezamos a quedar en Madrid, algunos fines de semana (viajaba los jueves para tener las reuniones los viernes), primero para conocernos en persona, charlar, ir a cenar, y más adelante iniciamos sesiones de dominación femenina en su casa.
Las primeras noches fueron de iniciación en lo básico, conocimiento del cuerpo, adoración, humillación, sexo violento y castigos suaves, incrementándose el grado con el tiempo.
Ahora os cuento, y en sucesivas entregas contaré más, algunas de nuestras últimas aventuras. En concreto, uno de los últimos fines de semanas que hemos pasado juntos, tras cenar una noche del jueves espléndidamente en un gastro-bar de moda de Madrid, en la cual actuamos como amigos, nos encaminamos a su casa, conduciendo ella su vehículo, y una vez acomodados ambos en el mismo, me indicó que a partir de ese momento estaba a su servicio para todo lo que ella mandase, asintiendo yo con la cabeza y besando la mano que me extendió. Inició la marcha a su vivienda, que es un chalet adosado en una colonia residencial situada cerca de Arturo Soria, con tres plantas, una de ella garaje, por lo que allí nos encaminamos esa noche de jueves, cuando al parar en un semáforo, me bajó la bragueta y agarrando fuertemente de los huevos, me sacó la polla y los huevos del pantalón, ciñendo un aro con cierre en la base de los mismos, de manera que los huevos quedaron muy apretados, duros y gordos y expuestos al aire, a la par que me daba varios golpes en el prepucio de manera que la polla osciló de un lado a otro, ya fuertemente excitada, aprovechando para pasar su mano por mi boca a fin de limpiarla, y arrancando de nuevo el vehículo, llevándome de tal forma hasta su casa, dándome de vez en cuando golpes en la polla y huevos, cada vez que paraba en un semáforo o le apetecía.
Una vez llegamos e introdujo el coche en el garaje, se bajó y me indicó que me desnudara, dejara la ropa en el coche y me encaminara de rodillas al salón de su casa, donde me esperaba, marchándose y dejándome con esa labor, aún con el aro puesto en la base los huevos, lo cual me producía cada vez más dolor a la vez que excitación.
Una vez desnudo y libre de todo aditamento en mi cuerpo, mi dirigí a su salón a cuatro patas, observándola mientras me acercaba al subir por las escaleras que daban acceso al garaje, ya que se encontraba sentada en un sillón de su salón frente a mí, siendo mi visión maravillosa conforme me acercaba, ya que se estaba desnuda, abierta de piernas, dejando ver si silueta hermosa, sus pechos generosos, con su aureola oscura y grande coronada con un pezón voluminoso, y su coño abierto, depilado…. Esperándome…
Conforme me acerqué, me indicó que bajara la cabeza y empezara por lamer sus pies, los cuales alzó para que pudiera lamer sus plantas, frías por el contacto con el suelo de mármol, cosa que realicé excitado como estaba, lamiéndolas y observando su coño depilado y abierto…. Lamiendo seguidamente sus dedos….mientras bajaba los pies y sobaba mis huevos apretados por el aro y mi polla muy excitada con el empeine de sus pies, y agarrándome del pelo dirigió mi cabeza a su coño para que lo lamiera a su gusto, despacio, dándole lamidas profundas con mi lengua, lamiendo sus labios, introduciendo la lengua, mientras jadeaba, se acariciaba sus grandes pezones, y me daba pataditas en mis huevos con su empeine, hasta que inundó mi cara con un gran orgasmo que la dejó postrada.
Una vez limpiada su corrida con mi boca, me indicó que era tarde y que debía marcharme, dejándome excitado, dándome la llave para que me quitara el aro en el hotel, y que mañana viernes, después de mi jornada laboral me persona en su casa, sobre la siete de la tarde ya que tenía una sorpresa para mí.
Pasé el día en reuniones de trabajo, entretenido, si bien excitado al no dejar de pensar en la sorpresa que me tendría preparada mi amiga Silvia.
Así que tras coger un taxi, me encontré a las siete en punto de la tarde ante la puerta de la casa de mi amiga y señora, la cual me hizo pasar al salón y me indicó la sorpresa que me tenía preparada y que si no estaba conforme me podía marchar, para no volver.
Me indicó que consistía en que en media hora llegarían sus dos amigas más intimas, una de ellas su hermana Marta, un año mayor que ella y su amiga más cercana desde el colegio, Paloma, ambas divorciada y algo alocadas desde entonces, a las que había contado algo sobre mí y nuestras aficiones, y que era el momento de ser presentado como su esclavo a ellas. Que me presentaría como lo que soy y que aquella tarde y noche debería estar al servicio de todas ellas.
Tras un momento de confusión y de vergüenza al tener que ser descubierto y exhibido como esclavo y sumiso ante un círculo mayor que la simple relación personal con Silvia, acepté ya que también me excitaba la idea de servir a más de una mujer, siempre bajo las órdenes de ella.
Así pues, me indicó que en quince minutos llegarían y que fuera la cocina para preparar un refrigerio para ella y sus invitadas y que ya le llamaría cuando fuera necesario. Así que se encaminó a la cocina y empecé a preparar unas bandejas con las viandas y bebidas que estaban ya medio dispuestas, esperando el momento en que fuera avisado por su amiga, ahora ama y señora.
Al rato llamaron al timbre, y escuché como Silvia abría la puerta, llegándome los ecos de risas y tacones que se encaminaban al salón, subiéndome cada vez más la excitación, hasta que pasados unos minutos Silvia se personó en la cocina y me indicó que fuera con ella al salón que quería presentarme a sus amigas, y así lo hice yendo un paso por detrás suyo, y personándome delante de ellas que estaban sentadas en el sofá, entre excitado y vergonzoso por lo inesperado de la situación. Una vez allí Silvia se sentó en un sillón junto al sofá, y que dijo que me quedara quieto en el centro del salón, me presentó a sus amigas, por un lado su hermana Marta, de 40 años, de cuerpo parecido al de Silvia, morena de pelo corto, no muy alta y con algo más de caderas y pechos que su hermana, y por otro lado su amiga de la infancia, Paloma, de la misma edad que Silvia, rubia, más alta que mi ama, y esbelta, menuda aunque con pechos generosos y culo pequeño y respingón. A ambas me presentó como amigo , sirviente, y como sumiso siendo esta tarde mi estreno delante de sus más intimas amigas a las cuales debería tratar igual que a ella. Para empezar me indicó que me desnudara delante de ellas, ya que un perro sumiso como yo lo era debe estar siempre desnudo y dispuesto ante las mujeres que siempre son superiores, y luego empezara a servirlas en lo que te mandemos y queramos. Con algo de vergüenza empecé a obedecer, y quitarme la ropa que llevaba, que al ser casi verano no era mucha: un polo, los vaqueros y unos mocasines sin calcetines, deteniéndome a la hora de quitarme los calzoncillos, por lo que Silvia, se levantó y agarrándome de una oreja me dijo que obedeciera y quedara completamente en pelotas delante de sus amigas, propinándome una sonora bofetada seguidamente, que caldeó el ambiente, y provocó una sonrisa en la cara de sus amigas, por lo que me bajé los calzoncillos, quedándome sin nada, y ella una vez vuelta a su sillón me indicó que abriera las piernas y colocara mis manos sobre la cabeza, y que diera vueltas sobre mí mismo a fin de que sus amigas me conocieran bien.
Una vez realizado lo anterior, y ya con una considerable erección, me indicó que me acercara a ellas, y agarrándome de los huevos y exhibiéndome delante de ellas les dijo que esta tarde estaba a disposición de ellas para todo lo que se les antojase, debiéndome arrodillar delante de ellas, descalzarlas y besar sus pies, lo cual hice empezando por su hermana, a la que quité sus sandalias dejando sus bellos pies al descubierto y besándolos, mientras observaba la mirada de incredulidad de ambas, al principio y luego de lascivia, si bien la mirada de Paloma tenía un deje de envidia que fue de inmediato captada por Silvia que desde atrás observaba la escena, por lo que dirigiéndose a ella le interpeló con dureza indicándolo que si estaba más a gusto lamiendo y sirviendo que siendo adorada, lo dijera y se arrodillara también…, por lo que tras unos momentos de indecisión Paloma se levantó y se arrodilló y empezó a lamer el otro pie de Marta, por lo que tanto Marta como Silvia empezaron a reír, comentando que callado se lo tenía después de tantos años de conocerla, si bien algo sospechaban por su carácter más débil y que lo iban a pasar muy bien con los dos sumisos a su disposición.
Silvia tomó asiento en el lugar dejado por Paloma, y me indicó con siguiera con lo mío y lamiera bien los pies de Marta y que Paloma lamiera los suyos, pero primero como sumisa debía desnudarse por completo y luego arrodillarse ante ella. Yo cada vez estaba más excitado viendo la situación y mi pene estaba totalmente erecto y lamía con ganas viendo como ambas hermanas gozaban con la situación, mientras veía por el rabillo del ojo como Paloma se despojaba del vestido veraniego que llevaba, se despojaba de sus deportivas y tras una indecisión se despojó de su sujetador y bragas, lanzándolo todo fuera del alcance y arrodillándose a los pies de Silvia, que ya estaba descalza, y empezando a lamer sus pies, primero tímidamente y luego con más decisión, mientras yo continuaba con lo mío y la veía al lado mío, de rodillas y con sus tetas de buen tamaño bamboleándose mientras lamía los pies de Silvia…
Tras un momento en ese estado, Silvia se recompuso, e indicó que había mucha tarde por delante y que los sumisos se levantaran y fueran a la cocina y les sirviera a las dos hermanas las bandejas que allí estaban y las bebidas…así que nos levantamos y nos encaminamos a la cocina, mientras ambas quedaban en el salón charlando sobre lo que había pasado. Una vez allí, y con la vergüenza inicial sobre la situación por parte de ella, pude observar con detenimiento a Paloma, desnuda y espléndida y ella a mí, y le pregunté sobre lo que había pasado, contestándome, ya si intención de taparse nada, que siempre le había atraído la sumisión y que cuando Silvia le había invitado esta tarde sabiendo a lo que veía sintió curiosidad, pero que esa curiosidad se había transformado primero en envidia y luego en un sentimiento irrefrenable de sentirse sometida, y de gozar con la situación.
Agarramos las bandejas con la merienda y las bebidas y nos encaminamos al salón, donde ya estaban las dos hermanas, aún descalzas, sentadas a la mesa del comedor, sirviéndolas entre Paloma y yo, y quedando cada uno a la vera de una hermana, que continuaron con la charla, comentando nuestros cuerpos y tocando, a mí dándome pellizcos en el culo, la polla, los huevos, y a ella igual, en el culo y el coño que llevaba depilado.
Cuando terminaron nos propusieron seguir con el juego…
Continuará….