Aventuras antes del concierto
Volviendo pasivo a mi mejor amigo de la infancia antes de uno de los conciertos más importantes Chanbaek ship
Los focos se apagaron, las fans gritaban mi nombre como si sus gargantas fuesen a desgarrarse en cualquier momento.
Una sonrisa amigable se escapó entre mis labios al ver al ver al pequeño Baek escondido tras otro compañero del grupo.
Me acerqué a él lentamente y un abrazo a su espalda acompañó a mi saludo.
-¿Qué tal llevas eso de ser famoso?-pregunté en un susurro acercándome a su oído.
Su calor corporal aumentó al instante y sus mejillas hicieron un inutil intento por no enrojecer, logrando que mi sonrisa tome una punzada maléfica, pero nuestra conversación se vio interrumpida por el flash impertinente de una fan alocada, al cual gritaba sobre el shippero ChanBaek.
Rápidamente me separé sonriente y, colocando mi traje, miré de reojo a mi compañero para depositar momentos después un rápido beso en su mejilla y mirar a la cámara de la joven con una sonrisa.
Tras bajar del escenario y firmar un par de autógrafos conseguimos hacernos paso hasta los camerinos, yo por suerte lo comparto con el joven ya nombrado hace un rato,Baekhyun.
-¿Crees que esto me queda bien? Chanyeol.
El pequeño Baek interrumpió mis pensamientos apareciendo frente a mis ojos con uno de mis antiguos trajes.
-Claro que te queda bien, pero un poco grande, ¿no crees?
Me acerco a él para posar mis manos sobre sus hombreras para intentar ajustarlas a sus hombros, de pronto siento como su cuerpo da una ligera sacudida y su aumenta la profundidad de su respiración unos decibelios debido a nuestro inocente roce.
Mi sonrisa maléfica volvió a escena, reflejándose en el brillo ardiente de sus ojos.
Podemos ser amigos o como sea, pero si alguien nos viese así diría que hay algo más que una simple amistad.
Deslizo las yemas de mis dedos sobre la piel desnuda de sus brazos comenzando el juego.
Él se petrifica cuando llego a sus manos y suelto una de ellas para levantar su mentón suavemente y acerco mi rostro al suyo hasta que mi nariz roza con la suya, sus ojos se cierran a cada centímetro que acorto entre nosotros.
Luce tan... nervioso... sonrojado... ardiente... sumiso...
Con una imagen así cualquiera de nosotros se lanzaría a la piscina.
Y eso hice, me lancé a la piscina cuando choqué con flaqueza mis labios contra los suyos, su piel se adueña de la mía incluso noto como se derrite cuando mi lengua recorre algo tímida pero bastante segura la comisura de sus labios y esta comienza a abrirse guiada de una electricidad magnética, dejándome el espacio justo para invadir su interior y adueñarme de él.
Un gemido se escapa de su garganta, mis ojos se abren en su totalidad frente a su ruido y de un movimiento rápido atrapo sus muñecas entre una de sus manos, con la otra simplemente me encargo de llevarle de un golpe seco contra la pared, él se deja guiar, no sabe cuan peligroso puede llegar a ser dejarme el control...
-Se que lo estabas deseando-le susurro acercándome a su oído.
Sus jadeos aumentaron cuando decidí que sería divertido llevar mis labios hasta su cuello para dejar varios mordiscos suaves a medida que recorría la longitud entre su mandíbula y el final de la clavícula a la vez que mi mano juguetona se coló en el interior de su camisa para acariciar muy ligeramente los bultitos que formaban sus abdominales.
Su cuerpo se estremeció bajo mi tacto, solté sus manos para deshacerme rápidamente de la única tela que nos separa y acto seguido lo subí en brazos para llevarlo hasta la mesa sin dejar que nuestros labios se separen ni para tomar aire.
Le poso con cuidado sobre un montón de publicidad mientras sus manos se enredan en mi cabello con fuerza, las mías recorrían su torso hasta el borde del pantalón cuando, de pronto, alguien comenzó a golpear la puerta.
Mi pequeño Baek, asustado, se escurrió de la mesa y se sentó en una silla en décimas de segundo, yo simplemente me estiré y di el paso a la molestia. Era una simple camarera que nos traía un par de cafés, los recogí mientras el otro chico se mantenía enrojecido evitando el contacto visual con la chica.
Cuando por fin cerró la puerta dejé la bebida encima de la mesa donde había empotrado a mi compañero y me pase una mano por el pelo a la vez que cogí aire para hablar, pero esas palabras no llegaron a salir de mi boca.
Mi joven amigo se había deslizado de la silla para acercarse hasta mi e hizo lo último que me podía esperar de él.
Con los ojos vidriosos y un ardiente deseo en su mirada se agachó al llegar a mi y desabrochó mi cinturon, dejando sueltos mis pantalones.
-Oye, que..-comienzo a decir pero un jadeo corre por mi garganta y se escapa ronco hasta sus oidos cuando baja todo y besa la punta de mi miembro.
Le miro incrédulo y el mira su juguete maravillado, éste comienza a crecer a medida que me propina varios besos más por la zona.
Mis piernas tiemblan asi que me veo obligado a apoyarme en la mesa, su lengua empieza a crear círculos alrededor de mi glande y mi vista se nubla cuando me propina un pequeño y suave mordisco alrededor del tronco.
-Oh, Dios...-se me escapa cuando empieza a meterselo en la boca, no es capaz de cubrirlo entero pero aun asi sabe como subir y bajar obligándome a que, inconscientemente, comience a mover la cadera a su ritmo, como decirlo... Me estaba follando su boca.
Pero a un ritmo tan hipnótico que creí que quería volverme loco.
Apretado pero suave a la vez, rápido pero aminorando la velocidad cuando aumentaba la mia, esperando mi regalo pegajoso pero temiendo macharse, como si fuese un libro abierto pude leer todos sus pensamientos.
Y llego el punto en que no pude soportar más aquella placentera tortura.
Le empujé al suelo, se desenganchó de mi miembro y lo coloque rápidamente en 4, pecho al suelo.
Me tome un tiempo en terminar de bajar sus prendas, como castigo por mi tortura, pero cuando acabe pude notar como mi futuro juguete estaba extremadamente erecto, asi que lo agarré con mi mano izquierda y le di una fuerte embestida en la que un grito de dolor escapó de su garganta, y una divertida sonrisa afloró en mi rostro.
-No se juega con tu Amo-le reprendí empezando a moverme en su interior.
Sus quejidos rápidamente se comenzaron a convertir en gemidos leves y me agarré en su cabello para lograr más estabilidad.
Mordí mi labio inferior al sentir como crecía mi pene en su interior y comenzaba a sentirse cada vez más apretado, si no estoy en el cielo este chico se convirtio en mi shambala desde que dijo por primera vez mi nombre, con ese dulce tono que siempre me ha vuelto completamente loco, sobre todo cuando se pone en modo gemido.
-Se que te arrepientes, grítalo.
Deje que las palabras fluyesen por mis labios mientras mis manos de deslizaron por su columna vertebral haciendo que el pequeño cuerpo al que no dejaba ni respirar se contrajese durante unos segundos y saliese un grito colosal con mi nombre acompañado de su distensión total y la inundación total de su interior por parte de mi semen.
-Channy... -intentaba decir mi nombre el joven casi desmayado en el suelo mientras aun mi pene se mantenía en su interior algo erecto, no doy solo para una unica corrida, soy mejor torero que eso.
Salí de su interior y deje que se posicionase boca arriba para recuperar un poco de aliento, yo me arrodillé sobre su rostro tras antes haberle dado un par de besos, y dejé que su boca hiciese el resto a la vez que la mía empezó a agradecer su trabajo anterior del mismo modo.
Muy dulce, jugoso, mucho más de lo que os podríais imaginar, y no me estoy refiriendo a sus labios exactamente, si no a su glande, a esa zona estúpidamente apetecible, si, a esa, a esa que me estoy merendando como si fuese una fresa o un chocolate, a base de lametones, como un helado, con pequeños mordiscos y sacudidas por su parte, incluso algunos golpes contra su cara con mi polo mientras intentaba seguir mi ritmo sádicamente lujurioso.
Una, y otra, y otra, y otra... Perdi la cuenta en minutos, solo pensaba en lamer y ser lamido, tocar y ser tocado, oir sus gemidos y jadear su nombre mientras me reclama una ducha en su garganta casi atragantado por mi mástil.
Froté con fuerza lo suyo y sentí como se detuvo de golpe, chorreandome por dentro, casi atragantandome con sus liquidos pero aun asi limpiando cada milímetro de semen.
-Me has ensuciado, ojo por ojo...
Y sin previo aviso di una embestida contra su boca clavando mi punta en lo mas profundo de su garganta dejando que todo mi interior se secase en esa tan aclamada ducha interna.
Aun cuando la saqué de el chorreaba y se esparció un fino hilo por su cabello, cosa que no le iba a gustar nada pero que más da al fin y al cabo...
Cuando terminé de sacarla totalmente y mirar hacia él me di cuenta de que estaba extraño, muy rojo, sus ojos brillaban como si hubiesen visto algo extremadamente fantástico...
-El joven Baek entró por fin en mi Shamballa, el éxtasis total-