Aventura Nocturna de una Hembra en Celo
Primera entrega de una de mis noches más locas que experimente.
Los viernes por la noche son los momentos más calientes de la semana para mi. Mi rutina mensual es de agarrar un cuarto de hotel y dar rienda suelta a mi calentura femenina que habita en mi. Para serles sinceros, me considero una mujer que está abierta a cualquier tipo de fantasía sexual que se me pueda ocurrir. Yo siento que tengo la calentura diaria de un hombre en combinación con la calentura mensual de una mujer. Cuando se me juntan esas dos calenturas al mismo tiempo, pierdo el sentido de la vergüenza y me atrevo a hacer cosas que yo jamás haría en mis cinco sentidos. Y es que además de sentirme como hembra en celo, se me sube la adrenalina. Eso, amig@s míos, hace que cada movimiento diferente que haga me llene de una sensación de lujuria y placer que es imposible describir. Es como una euforia que se viene sobre mi mente y mi cuerpo y hace que quiera venirme lo más pronto posible. De estos encuentros de euforia he tenido cientos en lo que llevo de vida. A continuación déjenme relatarles uno de estos momentos que les he descrito.
Corría el mes de noviembre en el Área de la Bahía de San Francisco. Por esos días, el otoño estaba en su punto más gélido. Casi se podía sentir que el invierno estaba a la vuelta de la esquina. Hacia un frio inmenso con unos vientos huracanados que venían del Océano Pacifico trayendo consigo nubes negras cargadas de agua listas para ser derramadas por todo el área. Era el día perfecto para mi plan de vestirme de mujer y cumplir una mas de mis fantasías. Hasta ese momento todavía no sabía que sería lo que haría, pero sabía que quería hacer algo sumamente sexual y atrevido. El día lo ameritaba.
Eran las 5pm del viernes y apenas había salido del trabajo. En mi vehículo ya traía mi mochila con la ropa usual que iba a ponerme esa tarde/noche. Me dirijo hacia el motel 6 que se encuentra al sur de Fremont, CA. Este motel está cerca de una autopista local y también de unas montañas en la cual hice muchas otras fantasías que ya les contaré en relatos posteriores. Este motel es de 3 pisos y solo se puede entrar por dos puertas, la frontal y la de atrás. No tiene elevadores, así que uno tiene que subir por escaleras. Al llegar a mi cuarto, me recosté en la cama, descanse en ella por unos minutos, y acto seguido saqué la ropa que tenía disponible para ese día. Al mirarla me quedé consternada y aburrida. Ya necesitaba un nuevo cambio de ropa. Mire en internet cuales eran las tiendas de lencería más cercanas y que no hubiera gente que me podrían reconocer. Había una Victoria's Secret a 20 minutos del motel, al igual que había una Fredericks of Hollywood en ese mismo centro comercial. No lo pensé dos veces. Me meti a bañar, con jabones y shampoos con olor a rosas. Me depile la cara y el cuerpo. Después me limpie mi culo con un jabón líquido especial que usan las mujeres jóvenes para limpiarse su panocha para que huela bien. Ya después de terminar, me puse unas panties cacheteras negras, de esas que hacen que mi culo se alce y se vea formidable. Siguio el brasier deportivo y por ultimo unas pantimedias de color negro. Me enfunde mi pantalón deportivo, mi chaqueta y unos tenis sin calcetines.
Al llegar al centro comercial, me sentía super femenina. Cuánto hubiera dado por traer unos leggings con zapatillas o algo por el estilo. Pero me tenía que dar prisa, antes de que se hiciera más tarde. Me fui rápidamente a la Victoria’s Secret y para mi mala fortuna estaba repleta de gente. No me anime a entrar. Entonces decidí ir a otra tienda, la menos conocida, Fredericks of Hollywood. Al pasar por la tienda, noté que había solo unas cuantas mujeres. Así que con toda la vergüenza del mundo y con la mirada inquisitiva de esas mujeres prejuiciosas, deambule por la tienda viendo su contenido. Observe infinidad de panties, tangas, brasieres, ligueros, pantimedias, minivestidos, minifaldas, etc. Una muchacha que trabajaba ahí, se acercó a preguntarme si estaba buscando algo en particular para mi novia o mi esposa. Yo le dije que no necesariamente. Estaba buscando algo para mi. Su semblante cambió radicalmente. Antes tenía una actitud más cortante y tajante, y en cuanto le dije eso, su actitud se hizo más amena.
Ella: ¿cuál es la ocasión?
Yo: pues mira (actuando más femenina) estoy buscando algo sexy, que me haga lucir y que toda mujer y sobre todo cada hombre se me quede mirando y que me desee con muchas ganas.
Ella: (sonriendo pícaramente) ya! Te entiendo vale! Puedo ver que esta noche de viernes sera una noche de sexo. Puedo oler lo rico que hueles. Mira, lo mas sexy que tenemos aquí es este vestido que está ahí arriba.
Mire el vestido. Era un vestido corto plateado de manga larga y con un buen escote. Al bajarlo, lo sentí y era una preciosura de tela. Me había encantado. Y lo mejor, era que se estiraba. Así no tendría problema porque me quedara apretado de la cintura.
Yo: me lo llevo!
Ella: sabía que te encantaría. Yo también tengo uno de estos. Y creeme amiga, este vestido te va hacer que todos los hombres quieran cojer contigo.
Yo: en serio?
Ella: (convencida y dándome una mirada picara) si! Yo cada vez que me pongo este vestido, termino con un pene en mi vagina.
Yo: miraaaa! Quien te viera?
Ella: pero ya! No creo que solo quieras ese vestido. También necesitas otras cosas. Sobre todo con este frío que hay.
Acto seguido me llevó al área de panties, y me seleccionó cinco panties: tres tangas y dos cacheteros. Luego fuimos al area de medias y me dio unas medias color carne con tonos negros en la parte de arriba junto con un ligero negro muy sexy. Tambien me selecciono un brasier de encaje negro. Así, ella misma fue a la caja y empezó a escanear todos los artículos.
Ella: (susurrando) mira amiga, me has caído muy bien. Te voy dar mi descuento del 20%. Espero que tengas una noche de sexo loco y desenfrenado.
Yo: aaay amiga! ¡Gracias! Eres un encanto! Algun dia te voy a devolver el favor.
Ella: si encuentras a un chico con una polla enorme. ¡Hablame!
Entonces me dio su tarjeta de la tienda.
Yo: ¡Claro que sí! Es lo menos que puedo hacer por la ayuda que me has dado.
En cuanto me dio la bolsa, salí disparada de la tienda rumbo al motel. Me había excitado demasiado. Ya sabía lo que se me avecinaba. Quería tocarme, masturbarme y venirme ya, pero era muy pronto y muy temprano. Tenía toda una noche para seguir.
Llegué al motel en 30 minutos que se me hicieron eternos. Y es que en el camino pase por unas botellas de vino rojo para pasarla mas gusto esa noche. Cuando llegué al motel eran ya las 7pm. Tenía mucho tiempo. Entre al cuarto y saque las cosas de las bolsas. Me medi cada una de las panties por encima de las pantimedias que traía puestas. Me quedaban ajustadas. Justamente como me gustaban. Así las panties aplanarian mi pollita/clítoris (cabe decir que mi polla es muy chiquita. He cojido con mujeres pero pareciera que fuéramos lesbianas. Al ultima terminabamos haciendo la tradicional tijera lesbiana. Solo así nos pudimos venir las dos). Ya después me probé el vestido. ¡Ave Maria purísima! Me sentia que habia llegado al cielo. Era perfecto! Me quedaba a la medida y me llegaba a la mitad del muslo, dejando entrever mis hermosas piernas y mi cola picuda y redonda que tanto me encanta. Yo no podía quedarme sola en el cuarto con semejante belleza de vestido. Necesitaba presumirlo, que alguien más lo admirara y me admirara. Semejante diosa puta hembra en celo me sentía yo. Bebí una copa de vino y me puse a la tarea de encontrar a alguien con quien pasar la noche. Después de navegar por varias páginas, por fin encontré a un señor 10 años mayor que yo, y que vivía cerca de donde me encontraba. Pero había un problema. El no quería venir al motel. Quería que yo fuera a su departamento.
He de decirles algo acerca de mi. Yo soy sumisa. Más bien dicho muy sumisa. Yo no puedo contrariar a nadie. Así que cuando este señor me dijo que fuera a su departamento. Yo no puse peros en lo absoluto. Simplemente le dije que sí.
El: bien, llego a las 9:30pm a mi casa. Así que quiero que estés lista a las 10pm. Necesito echarme un baño, fumarme un cigarro y echarme unas chelas. Además quiero que llegues vestida lo más sexy que puedas. No quiero que te cambies en mi departamento. Entendido?
Yo: si, señor.
El: bien, ahí te mando mi dirección. Está en el 2do piso. Ah, y quiero que tengas tu culo listo para follarlo. No tengo paciencia para esperar a que tu culo se amolde a mi polla. Yo solo quiero cojerte. Ok?
Yo: ok, esta bien. Ahí estaré.
Eran las 8pm. Todavía faltaban dos horas para reunirme con él. Con esta calentura que traía, esas dos horas me parecían eternas. Entonces, me quedé pensando en cómo le iba a hacer para poder llegar a su departamento sin ser vista. Bebí otra copa de vino. Y sentía un hormigueo en mi pollita/clítoris. Quería tocarme. Pero si lo hacía, sabía que no iría a cojer con este señor, ya que toda esa calentura se esfumaria. En eso, se me vino la idea de preparar mi culo para la follada. Saqué mis dildos de mi mochila junto con el lubricante. Puse una película porno en mi celular y empecé a jugar con uno de mis dildos en mi culo. Empecé con el más chiquito, hasta penetrarme el más grueso y largo que tenía. Ese dildo era de unos 30 cms. Necesitaba tener mi culito dilatado lo más que pudiera para que no me doliera la cojida que me esperaba. Así estuve durante una media hora. Ya se habían hecho las 9pm. Ya cuando me fui a limpiar el culo nuevamente, se me vino a la mente la idea de salir vestida de mujer del cuarto de motel e irme así manejando hasta el departamento. Ya para entonces estaba lloviendo y había caído la noche. Imagine que ya no habría mucha gente afuera. En ese momento me entró la calentura y la adrenalina de la que les platicaba al principio. No lo pensé dos veces. Me puse mi nuevo brasier negro, una nueva tanga negra, las medias color carne, unas botas negras de stiletto super sexy y por ultimo mi nuevo vestido seductor. Acto seguido me coloque un maquillaje ligero, con un labial rojo. Luego agarré mi perfume de Victoria’s Secret y casi vacíe la mitad en todo mi cuerpo. Para finalizar, una peluca larga y rizada de color marron. Me miraba como toda una femme fatal que sabia lo que queria en ese momento: ser cojida y poseida por un semental.
Recibí un mensaje de este señor diciéndome que ya había llegado a casa, para que me fuera yendo con tiempo. Respire hondo y profundo. Bebi otra copa de vino para agarrar más valor. Enseguida, me puse mi abrigo que había traído para en casos de emergencias. Solo se atinaba a ver mis botas picudas. Abrí la puerta del cuarto, saqué la cabeza hacia el pasillo. Estaba vacío. En eso me percate que estaba en el 3er piso y tenia que bajar las escaleras con esas botas. Salí del cuarto. Me quede quieta en el pasillo. Tratando de escuchar algún ruido que me dijera que había gente en algún lado. No escuche nada. Cerré la puerta de mi cuarto dejando allí todas mis pertenencias. Ya no había marcha atrás. Empecé a caminar decidida por el pasillo, siguiendo el ruido sexy que hacían mis botas con cada paso que daba. Llegué a las escaleras. Mire hacia abajo. No había nadie ni se oía que venía nadie. Me quité el abrigo y decidí mostrar mi nuevo vestido a algún fantasma invisible. Fui escaleras abajo lentamente, tratando de equilibrarme con esas botas magistrales que traía. Me atreví un poco más y me subí el vestido dejando ver el encaje de las medias. En eso, escucho ruidos de unos hombres hablando abajo. Me detengo. De repente los hombres entran a las escaleras y voltean a verme. Ellos se detienen y me observan detenidamente. Yo baje la mirada al suelo y empecé a bajar un poco más rápido. Ellos empiezan a subir y en cuanto nos encontramos, ellos bloquean mi camino. No me dicen una palabra. Entonces les pedí que me dejaran pasar con la voz más femenina que pude. Ellos se hicieron a un lado. Yo camine lentamente. Al pasar junto a ellos, me tocaron y acariciaron el culo. Yo me detuve.
#1: ¿A donde vas preciosa?
#2 No quieres venir con nosotros?
#3 te va a gustar lo que te haremos?-En eso, me apretó más fuerte el culo.
Yo: (voz femenina) ahorita no puedo, voy a verme con unas amigas.
#2 pues diles que vengan? Hacemos una fiesta esta noche.
Yo: denme su número de cuarto y en cuanto terminemos, venimos a cojer con ustedes.
No se de donde salió esa respuesta que les di. Fue algo inesperado de mi parte y por la cara de sorpresa que pusieron, pareció que tampoco ellos esperaban esa respuesta. Le agarré el paquete a uno de ellos sin pensarlo. Lo tenía grande y parado.
#1 (mordiendo el labio y sacando un gemido) orale! Ya está mija! El número de cuarto es el 254. Y toma mi tarjeta para que nos llames cuando regreses. Las estaremos esperando. No se tarden.
Yo: claro papi! Me gustaría probar esa polla enorme que tienes.
#1 ya dijiste mamacita!
Me acaricio el culo y las piernas sobre las medias. Que rica sensacion senti. Pero tenía una cita pendiente. Llegue al primer piso, mire a otras mujeres entrando al motel, pero ya no me dio nada de pena. Así que pasé junto a ellas con el vestido alto, enseñando medias y piernas (quería que sintieran envidia de mi. Asi somos todas las mujeres). Me dirigí al vehículo y me fui rápido a mi cita sexual. Llegue a las 10:02pm al estacionamiento de los departamentos. Salí del vehículo sin temor a que me vieran. Subí al segundo piso caminando lo más sexy que pude. Toque a la puerta. Me abrió la puerta este señor que tendría algunos 35-40 años. Me miró de arriba a abajo.
El: llegas tarde.
Yo: tuve un pequeño percance en el camino.
El: estas mas buena de lo que yo me imaginaba.
Yo: oh si? Que bueno! Me da gusto que te guste lo que ven tus ojos.
Me agarró la mano y me dio la vuelta para mirarme y admirarme. Cuando estuve a espaldas de él, me agarró la cintura con fuerza. Me pego mi culo junto a su polla. Sentía su respiración en mis oídos. Me mordió el cuello, y empezó a decirme cosas que me empezaron a poner cachonda. Olía a tabaco y alcohol. Usualmente eso no me gusta, pero en ese momento no me importaba. Estaba hecha una hoguera y una fiera que queria sexo desenfrenado. Me levanto la falda hasta la cintura. Sentí su polla gruesa refregándose sobre mi culo. Me mordí el labio y empecé a gemir despacio. Entonces, llevó su mano a donde estaría mi pollita/clítoris. La acarició y lo que hizo me volvió loca. Empezó a darle palmadas a mi panochita. Primero suave, lentamente y luego un poco más fuerte y rápido. Tuve que separarme de él porque sentí que me venía y no quería hacerlo antes que él. Todavía quería disfrutar. Cuando me separe, me puse de frente a él y le miré la polla enorme que tenía. No lo podía creer. Estaba muy gruesa. Estaba más gruesa que el dildo más grande que tenía. Se me hizo agua la boca. Le dije que se acostara en la cama. Así lo hizo e inmediatamente me abalance sobre esa polla. Primero le lamí la punta con mi lengua, saboreando y disfrutando cada líquido preseminal que brotaba de ese mástil. Luego me la inserte todo lo que pude en mi boca. El me agarró la cabeza y empezó a masturbarse con mi boca, moviendo mi cabeza hacia delante y atrás. Intenté meterla toda, pero era tan grande que apenas entraba la mitad. Así estuvo cogiéndome la boca hasta que se vino. Yo trate de sacar la polla en cuanto sentí las contracciones en las venas, pero el no me dejó. Me mantuvo la cabeza con fuerza y yo no pude escaparme. Se chorreo todo su semen dentro de mi boca. Ni siquiera pude escurrirlo ni escupirlo. Todo el semen se fue directo a mi garganta. Era tanto que sentí que me estaba ahogando. No tuve más remedio que comerme ese semen y me lo comí todo. Ya cuando sintió que había terminado, me soltó y dejó escapar un soplido de alivio. Al soltarme, fui de nuevo hacia su polla. Quería lamerla y limpiarla completamente. Que no quedara nada de semen escurriendo por su polla. Desde que joven había aprendido que el semen es sagrado y no se puede desperdiciar ni una gota tirándolo al suelo. O terminaba dentro de mi culo o terminaba en mi boca para entrar a mi estómago. Así que lo chupe y lo succione por unos minutos hasta cerciorarme que ya no había más nada líquido.
El: que buena boquita tienes para coger eh!
Yo: gracias!
El se acomodo en la cama, listo para dormir. Y me señaló que me acercara a él. Él ya estaba desnudo. Yo todavía estaba con mi vestido a la cintura, la tanga toda mojada, y las botas puestas. Me acerque a él, me agarró, y acerco mi cabeza a su pecho.
El: aquí quiero que estés conmigo por un rato. Necesito compañía femenina a mi lado.
Yo: esta bien. Sirve que descanso un poco.
Me acerque a su cuerpo, planté mi cabeza sobre su pecho, lo abracé con mi brazo derecho y puse mi pierna derecha sobre las suyas. Él me abrazó, cerró los ojos y se quedó dormido. Yo también hice lo mismo.
Continuará...