Aventura en el gimnasio con una Milf (+18)

Unos años después de su noche de pasión en la fiesta del pueblo con una madrileña, Jaime se apunta al gimnasio y al final acaba en la cama con una mujer el doble de mayor que el. Este joven inexperto vivirá experiencias nuevas y muy calientes.

Han pasado ya algunos años de su noche mágica con Clara en la fiesta del pueblo. Pero no sería la última, ya que durante este tiempo tuvo relaciones más o menos largas, además de intensas. Jaime pudo sacar una cosa en claro, las chicas más jóvenes son pura pasión pero como toda pasión se desinfla y esta vez quería probar con alguien más mayor.

En este tiempo, el físico de Jaime no cambió demasiado, tan solo desarrolló su altura llegando a los 1,84 además de su musculatura un poco más marcada, dando una perspectiva más estilizada y varonil.

Un día cualquiera por el mes de septiembre, Jaime decide apuntarse al gimnasio y así afianzar el poco músculo que tenía por aquel entonces, con veintiún años.

El primer día tras inscribirse en el gimnasio, decide tomar contacto con en lugar. Nada más disponerse a entrar, pudo ver que allí se respiraba algo más que el simple olor a sudor y hedores relacionados con el ejercicio. Estaba rodeado de gente en proporción mayor que él, pero que tenían un punto erótico y ellos mismos lo sabían. Tras unas horas deambulando decidió irse a casa.

Al día siguiente, fue de nuevo al gimnasio temprano. Nada más entrar vio a un grupo de mujeres que según él trabajarían juntas en alguna empresa. Jaime se fijó en una en concreto, era una chica más o menos alta con una buena delantera y un culo respingón además de la piel con un toque dorado y el cabello castaño. Su cuerpo tenía una forma atlética aunque según sus cálculos tendría cuarenta años muy bien conservados. Sin ninguna duda esa chica sería su musa en aquel lugar, ella de nombre aún desconocido también intercambió alguna mirada con Jaime, o eso creyó él.

No podía dejar de pensar en ese sentimiento exhibicionista que todo chaval de veintiún años tiene, aunque él decidió tomar el camino de la cercanía, lento pero seguro. Dicho y hecho, se puso dos máquinas más a la derecha del grupo de chicas y estratégicamente pudo ver en diagonal cómo el cuerpo de aquella mujer se ejercitaba por completo. Ella vio sus intenciones y sin dudarlo se puso juguetona desde la distancia, subiendo el culo en cada pedalada e inclinando el pecho hacia delante dejando sus pechos botar y botar añadiendo un pequeño gemido de esfuerzo en cada repetición.

Jaime empezó a notar cómo se le empezaba ha ejercitar su miembro tras el roce constante contra el short mientras corría en la cinta. Hasta que se le puso tan hinchada y palpitante que tuvo que parar para disimular dicha erección, ademas estaba rojo como un tomate y no podía quitarse de la cabeza a esa mujer sin ropa. Antes de irse a la ducha para refrescarse y bajar esa excitación, pudo ver como la mujer le sonrió y le guiño el ojo derecho con disimulo.

En su tercer día en el gimnasio se planteó conocer a esa mujer y ver si tenía alguna oportunidad. Al poco de llegar él entró ella, estaba sola y Jaime no lo dudó ni un segundo. Se acercó hasta la máquina contigua a la de ella y comenzó a pedalear al son de la mujer. Con los auriculares puestos ambos cruzaban miradas de deseo y notaban como la cosa se ponía cada vez mas caliente. Él giraba la cabeza viendo el cuerpo de ella jadear sin parar.

Tras unos cuantos minutos subidos en sus respectivas maquinas ella se bajó y se fue a la cafetería, Jaime se tuvo que recomponer unos instantes antes de seguirla con la intención de preguntarle su dichoso y tan deseado nombre.

Sin nada que perder más que la vergüenza, se sentó enfrente de ella y se presentó :

  • " Hola soy Jaime, soy nuevo por este gym ¿y tú?."

  • " Buenas, yo me llamo María y no llevo mucho por aquí, suelo venir con mis amigas. "

  • " A mi no se me da muy bien esto y cada vez más me arrepiento de empezar. "

  • " No digas eso hombre, si quieres yo te puedo ayudar con algunos ejercicios. "

Jaime se quedó unos segundos bloqueado analizando esas palabras, hasta que sabía a que ejercicios se refería su nueva amiga de gimnasio. La mujer dejo mostrar su mano donde no llevaba ningún tipo de anillo en sus dedos dando rienda suelta a la imaginación del chico :

  • " Ha sido un placer María, me encantaría volverte a ver por aquí ."

  • " Lo mismo digo cariño, encantada de echarte una mano cuando me digas. "

  • " Si quieres te doy mi numero y así quedamos un día de estos, apunta 6215... "

  • " ¡Claro! Estoy deseando quedar y así conocernos más detenidamente. "

Jaime aún vivía con sus padres y sabía que si quería tener algo con María tendría que ser en otro lugar, en la casa de ella o quizás una habitación alquilada. No paraba de pensar en esa mujer, aunque era mayor que él, sabía que ella le enseñaría lo que es el sexo de verdad.

Pasado ese día, Jaime llamó a María y le dijo de quedar para tomar algo y así conocerse mejor. Él estaba muy cachondo y quería celebrar su cumpleaños por todo lo alto. A las pocas horas María y nuestro protagonista quedaron en un bar llamado "Memories" junto a la estación de tren. Se sentaron en una mesa tipo al McDonald's uno enfrente del otro. Él estaba un poco cortado como de costumbre, ella lo notó y quiso ponerle aún más desabrochándose la cazadora y dejando a la vista un top ajustado de color fucsia donde apenas le cabían sus enormes tetas.

Jaime suspirando se le quedó mirando y con una una media sonrisa le dijo :

  • "Eres una mujer increíble, ¿cómo no tienes a nadie a tu lado?."

  • "Estoy divorciada y tengo una hija de tu edad, ¿eso importa?

Cuando Jaime se disponía a contestarla, ella se quitó el zapato derecho y se lo puso sobre el paquete, quedándose paralizado. Con la voz entrecortada y una erección cada vez más fuerte por el roce con el pie, le dijo :

  • "Quiero saber lo que se siente al hacerlo con una mujer como tú."

+"Cada vez estoy más cachonda, vamos a mi casa y ahí te enseño lo que quieras. "

El piso de ella estaba a unos metros del bar. Una vez estaban subiendo la estrecha escalera de madera y antes de entrar al piso se besaron y restregaron como animales en celo. Al entrar fueron directos a la habitación de ella donde había una cama enorme y un espejo en el techo. María le dijo con voz sensual:

+"Voy a ponerme cómoda, tu haz lo mismo que ahora salgo cariño."

Jaime pensaba para sus adentros:

-"¡Dónde me he metido!, ¿quiero hacerlo de verdad? "

Cuando de repente salió María con una blusa de encaje negro antracita semitransparente que dejaba a la imaginación de cualquier pervertido sus intenciones. Ella se acercó lentamente donde él y le metió la lengua hasta la campanilla mientras bajaba su mano derecha poco a poco hacia la cremallera del chico con disimulo. Él comenzó a revolucionarse poniendo sus manos en la cadera de María y estrujándole el culo como si fueran bolas antiestrés.

María le dijo con voz cada vez mas ansiosa:

  • "Deja que te ayude a quitarte la ropa mientras tu piensas que hacerme después."

Jaime se tranquilizó poco a poco mientras veía cómo le quitaban la camiseta y le bajaban el vaquero, cuando de repente llegó al boxer. María abrió su boca y moviendo la lengua como una serpiente comenzó a lamer el paquete con el calzoncillo aún puesto. Él estaba que echaba humo de lo excitado que andaba ya, ella le separa con la mano el slip de la piel dejando colgar una más que interesante polla y sus huevos semirasurados.

María aún de rodillas mira con detenimiento ese enorme aguijón y relamiéndose antes empezar con tan suculento postre le dijo:

+"Prométeme que aguantaras como un campeón."

Sin tiempo que perder se humedece los labios y con un movimiento magistral de muñeca destapa ese hinchado capullo que le decía una y mil veces ¡cómeme!. Comienza pasando la lengua suavemente y en zigzag por la zona de la punta del glande, bajando por el frenillo y acabando en sus huevos estremecidos de tanto placer. Como colofón decide meterse el enorme miembro hasta la garganta. Él pone sus manos sobre la cabeza de María ayudando a la succión de la boca.

La cara de Jaime era indescriptible, de pronto estaba colorado como pálido al mismo tiempo y tras unos minutos de repaso culinario, el chico pudiendo balbucear unas pocas palabras:

-" ¡Para, para, que me corro, dios! "

María sabía que ya estaban a tono los dos y era el momento perfecto para dar rienda suelta la pasión. Siendo el turno de Jaime ahora, ella agarró las manos del chico poniendo una en sus tetas y la otra en su húmedo coño. Aún con el sabor del plátano de Jaime en la boca, se besaron como si fuera la primera vez.

Como un animal desatado se tratara, él le quita de una vez la fina blusa y quedándose solo con la ropa interior, ella se tumba en el extremo delantero de la cama diciéndole:

+"Cómemelo y hazme sentir una quinceañera, ¡te lo ruego! "

Jaime no lo duda ni un solo momento, tira del fino extremo del tanga hasta quitárselo del todo y divisa esa flor aun por polinizar. Con mucho tacto acerca su notable nariz frente a su mojado agujero pudiendo darse cuenta de los sucios y primarios que son los instintos del ser humano en esas situaciones.

Cada vez con más ganas de poder meterse dentro de ella y perderse, comienza a lamer de fuera a dentro con detenimiento. María que ya estaba muy excitada se estremecía por momentos y a la vez se arqueaba más y más con cada lametada, no paraba de gemir y gritar :

+"¡Más, dame más por favor. Sigue así!."

"Eres una bendición que me envía el señor."

El chico tras repasar con paciencia los labios mayores y menores decide profundizar hasta su rosada y palpitante golosina. Su clítoris le estaba diciendo a voces "¡chúpame! y ¡estrujame!". En ese momento el líquido que salía de su coño era cada vez mas espeso y con un tono perlado. Ella le pidió mas cachonda que nunca que mientras se lo comía le metiera los dedos mas largos que tuviera por el coño y también por el culo.

Tras hacerlo repetidas veces, María sabía que no tardaría en correrse y le paró en seco. Sudorosa y con un temblor por todo el cuerpo, se acercó a la mesita de noche donde guardaba un condón femenino que no tardó en meterse hasta el fondo de su agujero chorreante. Ella le dice con la voz ronca después de gritar como una perra y dejándose caer suavemente sobre la cama:

+"Soy toda tuya cariño, métemela hasta que me salga por la garganta."

"¡Quiero que me lo hagas lento y profundo por favor! "

Jaime, como un chico obediente y servicial que era, antes tantear con su miembro el orificio, se embadurnó la punta con un poco de saliva para que entrara mejor. Pone su mano derecha en forma de pinza sobre el tronco de la polla y sus huevos estrangulando su miembro para sentir un placer similar al de un anillo y así retrasar la inminente corrida.

Se ponen en la postura del misionero, reflejándose su cuerpo desnudo en el espejo que había en el techo. María podía ver cómo le penetraba poco a poco con un ritmo constante, como si el traqueteo del tren se tratase. Hasta que ella le atrapa con sus piernas fuertemente y estando cara cara ambos se dicen con un gesto en el rostro de placer indescriptible:

-"¡Me voy a correr del todo!."

+"¡Yo también cariño, hagamoslo a la vez!"

Jaime se vino el primero, teniendo el orgasmo más placentero de toda su vida. Después le siguió ella con la corrida de sus sueños salpicando todo lo que pilló a sus paso. Una vez vacíos se quedaron ambos boca arriba medio dormidos mientras se veían sus cuerpos sudorosos y jadeantes en el espejo del techo.

Fin.

(Continuará)

Espero que les haya gustado este relato, entra en detalle un poco más que el anterior. Si no lo han leído aún, les animo a que lo hagan. Esta historia de Jaime no termina todavía en esa casa. Dejen sus opiniones y valoraciones para saber que quieren la siguiente parte cuanto antes. Si quieren que escriba sobre alguna fantasía en concreto díganmelo. Un saludo.