Ave César: Eva (II)
Empieza la reconquista de mi primer amor.
Hola a tod@s !
Antes de nada agradecer a las personas que me han leído. La entrega de mi primera reconquista la haré en 3 partes para que no sea tan pesado de leer. Les entrego las dos primeras juntas. Espero que disfruten leyendo y agradezco sus comentarios, eso me orienta de si voy o no por buen camino ;)
A los que no leíeron el primer relato les dejo el link.
http://www.todorelatos.com/relato/89927
Saludos!
Al día siguiente me desperté aún con la resaca de esa idea loca que me había venido a la cabeza. Preparé café y me senté frente el ordenador.
Pude ver en las cámaras como el señor X le daba los buenos días a la señora Y. Desde luego un nutritivo desayuno rico en calcio. La señora Y le estaba pegando una buena chupada mientras se apañaba con sus deditos. El señor X leía el períodico mientras sujetaba un vaso de zumo en la otra mano. Ví como retiraba el perídico, dejaba el zumo en la mesita de noche y apretaba con las dos manos la cabeza de su mujer fuertemente contra su sexo. Intuí que la leche empezaba a fluir por su garganta por los movimientos de la cabeza de la señora Y. Aún así, el señor X no dejó que se escapara. Una vez acabado, la señora Y sorbió un poco de zumo y se fue para la ducha, el señor X se tapó con la bata y continuó leyendo el periódico. Esa visión tan caliente me hizo volver a centrarme en mis objetivos.
Aunque me considero una persona muy caliente y morbosa estuve en letargo hasta los 22 años. Hasta esa época mi vida se centraba en el baloncesto y la universidad, y en esos dos círculos los pibones más bien escaseaban. No se podrían haber hecho muchos calendarios playboy con las criminólogas y baloncestistas que me rodeaban por aquel entonces.
Pese a ser un tipo atractivo, aún no había desarrollado esa picardía necesaria que le gusta a las mujeres. Ellas me miraban como al osito de peluche que abrazar o al amigo confidente. Éso unido a que el deporte y los estudios absorbían gran parte de mi tiempo hizo de mi un pajillero empedernido en los pocos ratos ociosos que tenía.
El día en que acabe la carrera fuimos a tomar unas copas con mis amigos. Encontré en la discoteca a un primo mayor que tengo. Estuvimos un rato hablando, recuerdo vagamente que intentó encauzar mí vida, que el basket como hobby estaba bien, pero ya no iba a ser ningún Michael Jordan y que ahora que ya había acabado mis estudios tenía que abandonar esa faceta de ratita de biblioteca y sacarle jugo a la vida. Así que me presentó a la primera chica que pasó y vaya si me sacó jugo a la vida.
Era más mayor que yo, tenía 28 años, era rubia y guapa, pero tenía una belleza corrompida por el maquillaje. Estéticamente era el prototipo “Yo soy la Juani” o “la Lore de Aída” aunque físicamente me recordaba bastante a Marta Sánchez. Mediría alrededor de 1,60, delgadita, con pechos pequeñitos y un buen culete. Rubia de bote, por supuesto, y pese a que no era vulgar hablando si lo era vistiendo. Al contrario era una chica muy dulce y tierna. La llamaré Eva por ser la primera chica.
Desde siempre me he considerado un buen conversador, estuvímos hablando alegremente toda la noche, y quedamos para ir al cine al día siguiente. La tenía que recoger en el pueblo de al lado, en casa de su hermana mayor. Ahora vivía allí temporalmente con su hermana, su cuñado y su sobrinita porque hacía poco que lo había dejado con su ex novio y aún no había encontrado piso para vivir.
Nada más recogerla me dí cuenta que aquello no iba acabar en boda. Había una considerable diferencia de altura, más de 30 cm., y vestía demasiado provocativa para la época. Unos tejanos súper-ajustados y un escote más que generoso que dejaba muy poco a la imaginación. Además, ese rubio que de noche había pasado prácticamente inadvertido, ahora tenía una dura competencia con el sol por ver quién emitía más destellos. Me ponía muy cachondo, pero no era la vestimenta más apropiada para ir a ver una película.
Ya en la fila del cine me sentí observado, la chica llamaba la atención de todo ser humano con pene a 100 m. a la redonda y los respectivos comentarios groseros de las chicas modositas. Aún así me ponía muy cachondo.
Fue la clásica cita; cine, palomitas, manitas, bocata y para casa. Aunque no habíamos parado de hacer manitas durante toda la tarde aún no me había decidido a besarla. No fue hasta la llegada a la casa de su hermana y una vez aparcado el coche, que me decidí a darle un profundo y húmedo beso. Besaba muy bien. Nos separamos y le dije que era virgen. Eso despertó en ella una especie de sentimiento mezcla entre el instinto maternal y la buena profesora que quiere enseñar a su alumno.
- Eva: No te preocupes, iremos poquito a poco cariño.
Me beso de forma muy sensual y empezó a acariciarme el paquete. Yo había hecho los deberes y lo llevaba completamente afeitadito y limpio. La tenía más dura que nunca. Tengo una polla bien proporcionada, pero ese día entre sus manitas se veía monstruosa. Eso, a una chica más mayor y acostumbrada a trabajar en peores circunstancias, le dio mucho morbo, y empezó a succionarla con gusto y devoción. El placer que sentía era inmenso. La chupaba de puta madre.
Desabroché sus pantalones, llevaba un tanguita tipo de ganchillo del que hacen las abuelas, se lo quité y ví el primer coño en vivo de mi vida. Tenía el pelo negro y ensortijado. Guió mi mano hacia su entrepierna y me dijo.
- Eva: Esto es el clítoris, es una parte muy sensible y delicada de las mujeres, acaríciame despacio y ya verás como se humedece.
La obedecí como buen alumno aventajado mientras ella devoraba mi polla. Notaba como se mojaba su coño y mi mano, y le introduje 2 y 3 dedos. A la vez notaba como mi polla se fundía dentro de su boquita caliente. Ella se corrío antes que yo. Mojó toda mi mano, paró un momento como para coger aire y afrontar el último tramo de la carrera y empezó a hacerme una chupada de película.
- Yo: Me voy a correr!
Apartó su cabeza y me pajeó para que saliera toda mi leche mirándome profundamente a los ojos. Que gusto! Manché su pequeña manita y mi camisa. Nos limpiamos con cleanex y nos acomodamos en los respaldos del coche. Estuvimos un rato hablando y besándonos en la boca. Siempre me había considerado una persona escrupulosa, pero no tuve ningún reparo en besar la boca que acababa de chupar mi polla, ni tampoco en que me la chupara delante de su portal.
Durante la semana siguiente fue un contínuo devaneo de SMS. Me había encantado el rato que pase con Eva, y quería perder mi virginidad con ella, pero en sus mensajes notaba que por su parte había algo más que sexo.
El fin de semana quedamos siguiendo el mismo protocolo; cine, cena y vuelta a casa. Aparqué delante de su portal.
- Eva: No querrás que lo hagamos delante de la casa de mi hermana. Busca un sitio más acogedor.
Busqué un descampado muy tranquilo al lado de un árbol en el que se veía la luna llena,. Descampado que hoy en día se ha convertido en un polígono, pero aún cada vez que paso y veo el árbol, un pensamiento nostálgico me hace acordarme de Eva.
Saltamos a la parte de atrás del vehículo. Nos besamos y nos desnudamos lentamente. Había arreglado su jardincito y las hierbas no eran tan altas y espesas.
- Eva: Sabes ponerte el condón?
- Yo: He practicado toda la semana
- Eva: Muy bien mi niño…
Me lo puse y se sentó a horcajadas sobre mí. Me cabalgó como una amazona y me besaba con mucha ternura. Se corrió antes que yo. Noté como se empapaban mis piernas de sus jugos. Duré bastante más que ella, pero ella me cabalgaba generosamente y con esmero. Finalmente me corrí. Se separó de mí y nos besamos. Fue muy tierno.
- Eva: Tú no eras virgen!
- Yo: De verdad te lo prometo.
- Eva: No me lo creo…
- Yo: Si, es verdad.
- Eva: Bueno, ahora que ya no eres virgen, tendremos que dejar de vernos, no sea que te enamores de mi…
- Yo: Bueno vale...
Fue en ese momento mágico de mi vida que descubrí la cruda realidad de las mujeres, que siempre te están poniendo a prueba con preguntas trampa a ver si realmente juegas en serio o vas de farol. La respuesta no había sido la correcta.
Se vistió rápidamente y me dijo llévame a casa. Los cristales aún estaban empañados, pero no quería pasar ni un segundo más a mi lado. La lleve a su casa aún a riesgo de tener un accidente. Fue imposible hablar con ella. Quería explicarle que no la había utilizado pero ella se creía que yo no era virgen y todo había sido una artimaña para llevarla a la cama. Ni se despidió de mi. Un fuerte portazo y su sexy silueta es lo último que recuerdo de lo que debería haber sido mi primer gran amor. Ese día también descubrí la atracción que provoco en las mujeres y que mal utilizada podía causar heridas en los corazones ajenos. Aún así no me importó mucho, ya que había perdido la virginidad y sabía como encarar a las mujeres, para mí un dia nuevo acababa de empezar con un futuro prometedor.
Con el paso del tiempo, he reflexionado y me hubiera gustado ser más caballero y no perder el contacto ni la amistad. Los SMS que le envié disculpándome cayeron en fondo perdido y las varias llamadas que realicé encontraron un usuario dado de baja.
Este era el escenario que se me planteaba. Una chica de la cual sólo sabía su nombre, que vivía provisionalmente en casa de su hermana, que había cambiado de número de móvil y hacía 11 años que no sabía nada de ella. Además el tiempo jugaba en mi contra porque solo tenía 3 meses antes que volviera Laura. Otro en mi situación hubiera tirado la toalla pero soy muy tenaz y la idea de volver a tenerla era un gran aliento motivador.